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RESUMEN. El propósito de este artículo es eva- ABSTRACT. The purpose of this article is to as-
luar críticamente la lectura de Giorgio Agam- sess in a critical fashion the way Giorgio
ben del ensayo sobre la violencia de Walter Agamben reads Walter Benjamin’s essay on
Benjamin, muy particularmente en sus rela- violence. I will particularly focus on the way
ciones con otras obras relevantes de Franz Agamben relates this essay to other works by
Kafka y Carl Schmitt. A partir del intento de Carl Schmitt and Franz Kafka. Given his ef-
Agamben de derivar la «nuda vida» y ciertas fort to steer Benjamin towards the concepts
determinaciones de su homo sacer del texto of «mere life» and certain qualities of the
de Benjamin, buscaré situar la crítica de la homo sacer, I will try to relocate Benjamin
violencia en el lugar que le corresponde, así where his political essay belongs and, at the
como repensar la propia obra de Agamben, same time, re-read Agamben at his strongest
tan valiosa en algunos puntos como discutible points, but also at his weakest.
en otros.
Palabras clave: violencia, Benjamin, Agam- Key words: violence, Benjamin, Agamben,
ben, escatología, excepción eschatology, exception.
esto es, interioriza su exposición a una le- sin significado, entonces tiende a coinci-
tra muerta que ha perdido valor espiritual dir con la mera vida y es indiscernible de
y que, en sus cuerpos, aparece grabada ella. La tesis octava «Sobre el concepto
violentamente en las letras de la circunci- de historia», por la que había que hacer
sión y no, por el contrario, en la escritura efectivo el estado de excepción (que ha
del corazón 4. La opacidad de la ley se sido siempre regla para los oprimidos), se
asemeja aquí a la figura del campesino de puede leer ahora como pretensión de eli-
Kafka que, perplejo ante la apertura (de minar la relación entre vida y ley, resol-
la puerta que conduce a la ley) se obse- viéndola mediante la transformación de
siona con su guardián y permanece senta- la vida en ley. Esta interpretación, de
do junto a él hasta que, ciego y agotado, cuño agambeniano, alcanza su máxima
percibe un resplandor que surge del inte- expresión en la siguiente fórmula: «A la
rior: «Pero entonces advierte en medio de impenetrabilidad de una escritura que,
la oscuridad un resplandor que, inextin- convertida en indescifrable, se presenta
guible, sale por la puerta de la Ley. Le ahora como vida, corresponde la absoluta
queda poco tiempo de vida. Antes de su inteligibilidad de una vida enteramente
muerte se le acumulan en la cabeza todas resuelta en escritura» 6. Esta relación es
las experiencias vividas aquel tiempo similar a la de escritura y vida en la co-
hasta concretarse en una pregunta que to- rrespondencia con Scholem (carta del 11
davía no le había hecho al guardián. Le de agosto de 1934) y similar a la afirma-
indica por señas que se acerque, pues ya ción de Benjamin por la que la puerta de
no puede incorporar su rígido cuerpo [...] la justicia no es el derecho que se practi-
“Todos aspiran a entrar en la Ley”, dice el ca, sino el que se estudia (el que se lee,
hombre, “¿cómo es que en tantos años el que se descifra, como la escritura que,
nadie más que yo ha solicitado entrar?”. sin su cifra, coincide meramente con la
El guardián advierte que el hombre se vida). En Kafka, la ley, como la escritura,
aproxima ya a su fin y, para llegar aún a se confunde con la vida. A su vez, el nue-
su desfalleciente oído, le ruge: “Nadie vo abogado de Benjamin 7 estudia un de-
más podía conseguir aquí el permiso, recho impotente, un derecho que, carente
pues esta entrada sólo estaba destinada a ya de vínculos con la violencia y el poder,
ti. Ahora me iré y la cerraré”» 5. La inca- sólo puede parecerse, proféticamente, al
pacidad de decidir entre la potencia-de-sí derecho mesiánicamente cumplido. Pero
y la potencia-de-no del campesino de este derecho impotente no es la justicia
Kafka ha podido ser interpretada como la misma, sino la puerta que conduce a ella.
imposibilidad crónica de discernir que Y en este ámbito nuevo, el derecho tiene
inaugura el estado de excepción. La pre- un nuevo uso que nos es desconocido,
gunta entonces, en lo que a Benjamin bajo una justicia en la que el mundo apa-
concierne literalmente, sería: ¿es asumi- rece como un bien ya inapropiable por el
ble el presupuesto kantiano de la forma estado o, incluso, indecidible jurídica-
de la ley que, en su pretensión de univer- mente. Un mundo diferente en el que el
salidad, rige con total independencia de estudioso y el jugador marcan la pauta.
su contenido? ¿No es acaso esto lo que le La impenetrabilidad, propia de la ta-
ocurre al campesino de Kafka, que la ley rea del estudioso, y la incapacidad de dis-
no les exige nada? ¿Acaso significa algo cernir, propia del jugador intuitivo, son
para él? Si la ley, en su vínculo indisolu- categorías que, a continuación, vincula-
ble con la violencia jurídica, como parece remos con la teoría de la soberanía de
sugerir Benjamin, es también vigencia Carl Schmitt. En su estudio La dictadura,
Schmitt propone una distinción entre dic- rana sobre la excepción que es aquí
tadura comisarial y dictadura soberana: la entendida como forma originaria del de-
primera, de índole pasajera, se caracteri- recho. «El orden jurídico, más que me-
zaría por la autonomía de la norma de su diante la sanción del hecho transgresivo,
aplicación. La Constitución, bajo este se presenta a través de la repetición del
modelo, se suspende por mor de su pro- mismo acto sin sanción alguna, es decir,
pia conservación. Por el contrario, la dic- como caso de excepción» 10. Esta carac-
tadura soberana plantea el problema de terización del soberano linda sustancial-
una Constitución saliente que ya no exis- mente con la tesis octava de Benjamin en
te efectivamente que, al mismo tiempo, la que, como hemos visto, Benjamin re-
no puede someterse a una nueva, ya que clama la necesidad, para luchar contra el
ésta sólo existe en forma mínima como fascismo, de producir el estado de excep-
poder constituyente. Es, por tanto, un es- ción efectivo. Estoy de acuerdo con
tado en el que la ley se aplica pero no tie- Agamben en que este paso no es sólo una
ne vigor formal. El lugar de la soberanía, radicalización de la tesis del Trauerspiel-
según Schmitt, es aquél en el que la opo- buch de la indecisión soberana. Simple-
sición entre la norma y su aplicación al- mente, Benjamin toma conciencia de que
canza su máxima expresión: el estado de la máquina schmittiana no puede funcio-
excepción. De aquí el origen de su influ- nar si el estado de excepción efectivo
yente definición de soberanía en Teología (wirklichen Ausnahmezustand) se con-
política: «Es soberano quien decide so- fundiera con la regla. Es cierto que el pri-
bre el estado de excepción» 8. El sobera- mado de la excepción, basado en ésta
no, de esta manera, traza los límites del como una posibilidad de constitución de
derecho desde fuera: «La decisión no es la esfera normal, está en Teología Políti-
aquí la expresión de la voluntad de un su- ca. Pero, ¿qué ocurre cuando excepción y
jeto jerárquicamente superior a cualquier regla se vuelven indecidibles? Este es el
otro, sino que representa la inscripción, desafío que, según Agamben, Benjamin
en el cuerpo del nomos, de la exterioridad plantea a Schmitt. La decisión soberana,
que anima y da sentido a éste. El sobera- alcanzado el paso que Benjamin reclama,
no no decide entre lo lícito y lo ilícito, se fagocitaría a sí misma, puesto que ya
sino sobre la implicación originaria de la no podría decidir sobre el estado de ex-
vida en la esfera del derecho o, en las pa- cepción sin decidir sobre sí misma. Aquí
labras mismas de Schmitt, sobre la “es- es donde, una vez determinadas las dife-
tructuración normal de las relaciones de rencias entre decisión soberana (en su de-
vida” de que la ley tiene necesidad» 9. El senmascaramiento por Benjamin como
derecho tiene carácter normativo porque mantenimiento de la opresión) y violen-
crea su propia referencia en la vida real: cia pura, hay que volver a precisar al-
la normaliza. Hay una indistinción entre gunos elementos de la crítica de la vio-
lo externo y lo interno, entre el ejemplo y lencia.
la excepción, entre la vida y el derecho, En una carta a Ernst Schoen, Benja-
entre la prioridad de la culpa y la norma min define perfectamente lo que entiende
—culpa que no se refiere a la trasgresión por Reiheit (pureza), y que no será bajo
sino a la vigencia de la ley, de ahí que la ningún concepto algo sustancial: «La pu-
ignorancia no exima de su cumplimiento reza de un ser no es nunca incondiciona-
o, incluso, que no haya culpa sin norma, da ni absoluta, está siempre subordinada
como rezan dos dichos famosos. Esta in- a una condición. Esta condición es dife-
distinción es propia de la decisión sobe- rente según el ser de cuya pureza se trate;
pero no reside nunca en el ser mismo» 11. za en diversos pasajes de su Homo sacer.
Si aplicamos esta concepción a la violen- No solamente el estatus que Agamben ha
cia del ensayo de 1921, ésta no pertenece alcanzado en el mundo académico lo
esencialmente a la acción violenta. Esto aconseja, sino también el hecho de que su
es, la diferencia entre la violencia pura y exégesis se ha convertido, en los últimos
la violencia jurídica no reside en su pro- tiempos, en una suerte de cifra canónica
pia condición de violenta, sino en algo de lectura.
que la determina desde fuera. En este En líneas generales, Agamben deriva
caso, según afirma Benjamin, se trataría su análisis de la sacralidad de la vida del
de su relación con el derecho y con la jus- concepto de mera vida que Benjamin
ticia. La violencia pura, en ese caso, no es alumbra en su crítica de la violencia. Si
medio para un fin, como lo era la violen- en el ensayo político de Benjamin la vio-
cia policial. Benjamin busca el quid de su lencia jurídica está vinculada a la incul-
crítica en la esfera de los medios, y no en pación de la vida natural y la violencia
la de los fines que estos persiguen. La pura o divina es sangrienta pero incruen-
violencia comparece como medio puro: ta, precisamente a causa de lo vivo, en la
un medio, que pese a ser considerado obra de Agamben, «de la misma manera
siempre como medio, permanece al mar-
que la excepción soberana, la ley se apli-
gen de los fines. Lo que Benjamin busca
ca al caso excepcional desaplicándose,
es una violencia que no pudiera ser nunca
retirándose de él, así también el homo sa-
medio justo o injusto de acuerdo con fi-
cer pertenece al dios en la forma de la in-
nes determinados. La pregunta es, ¿cómo
se comporta un medio así? ¿Existe otra sacrificabilidad [...] La vida insacrifica-
manera de vincular medios y fines? Igual ble y a la que, sin embargo, puede darse
que el lenguaje en el ensayo sobre el len- muerte, es la vida sagrada» 12. Así, el de-
guaje de los hombres es sólo puro en tan- sarrollo de la figura del homo sacer, inad-
to que comunicabilidad total y simple y vertidamente para Agamben, parece
esta lengua pura no es una lengua aparte, avanzar en dirección opuesta al ensayo
sino que reside en todas las lenguas exis- de Benjamin. Sigrid Weigel ha apuntado
tentes, la violencia pura sólo comparece algo similar cuando, de forma más res-
en la reelaboración de la relación entre tringida, recuerda que el propio Benja-
violencia y derecho. La violencia pura no min rechaza, tanto en la crítica como en
se vincula ya con el derecho que estable- los ensayos sobre Goethe, Franz Kafka y
ce o con el que mantiene, sino que desha- Karl Kraus, el uso de conceptos seculari-
ce el vínculo: rompe la línea existente en- zados procedentes del orden de lo divino
tre violencia y derecho. Es una violencia o, incluso, del texto bíblico, para luego
que, por tanto, no se ejecuta, sino que, ser transferidos directamente, sin ningu-
simplemente, actúa. na mediación teórica, al contexto de la
vida humana 13. Además de esta apropia-
2. La lectura de la conspiración ción indebida por parte de Agamben, nos
de Giorgio Agamben concierne singularmente su lectura espe-
cífica de la crítica de la violencia en la
Así como hemos utilizado ya algunas he- primera secuela de su Homo sacer, titula-
rramientas exegéticas de Agamben para da Estado de excepción, en la que, par-
este ensayo de lectura de la violencia y la tiendo de la dialéctica del carácter sa-
ley en Benjamin, creo que urge en este grado del hombre y el paradigma de la
momento reconsiderar críticamente la biopolítica, Agamben plantea la proble-
lectura de Benjamin que Agamben reali- mática del estado de excepción recompo-
se había traspapelado”» 15. El testimonio más Benjamin que nunca, está sin embar-
es suficientemente explícito. go aquí fuera de quicio. El argumento de
Finalmente, se podría concluir que fondo, más allá de la escritura circunstan-
Schmitt fuera un aguzado lector de Ben- cial, es que Schmitt, según Agamben, tra-
jamin no modifica, al menos sustancial- taría de devolver la violencia pura y anó-
mente, el hecho de que Benjamin adopta- mica a un contexto jurídico. Esto es, la es-
ra algunos de sus conceptos como herra- trategia inversa a la de Benjamin: «El
mientas cognitivas, al igual que la teoría estado de excepción es el espacio en que
de la confrontación Schmitt-Escuela de trata de aprehender la idea benjaminiana
Frankfurt no alcanza a explicar la fasci- de una violencia pura y de inscribir la ano-
nación de buena parte de sus miembros o mia en el cuerpo mismo del nomos. No
seguidores con la figura de Schmitt. Es puede haber, según Schmitt, una violencia
por tanto necesario separar lo propio de pura, es decir absolutamente fuera del
lo ajeno sin cercenar la palabra objeti- derecho, porque, en el estado de excep-
vamente ambigua. Esto es, resistirse a ción, está incluida en el derecho a través
que la utilización de textos de Schmitt de su propia exclusión» 17. Aquí es donde
en el Trauerspielbuch de Benjamin deter- Agamben saca las garras de la interpreta-
mine la balanza de la relación Benja- ción: aparentemente, en Teología política
min-Schmitt hacia la admiración de Ben- Schmitt abandona lo que en La dictadura
jamin por Schmitt, tanto como a leer a era la dicotomía básica: poder constitu-
Schmitt como si la crítica de la violencia yente y poder constituido, sustituyéndo-
fuera referente casi único de Teología po- la por el concepto de decisión. Agamben
lítica, libro, por cierto, escrito un año lee esto es términos de contraataque. La
después. dicotomía violencia-que-funda-derecho /
La estrategia de lectura de Agamben violencia-que-conserva-derecho sería el
consiste, en este sentido, en la inversión equivalente teórico benjaminiano a la di-
de la relación a través del análisis del texto cotomía poder constituyente / poder cons-
de Benjamin como piedra de toque. En tituido. Y más allá: Schmitt reelaboraría
cuanto al texto de Schmitt, es cierto que su propia teoría para desarrollar una teoría
Benjamin no utiliza el término estado de de la soberanía que neutralizara la figura
excepción, sino otro (Ernstfall), que en benjaminiana de la violencia pura, confi-
Schmitt sirve como sinónimo de estado de gurando a su vez la idea de una violencia
excepción (Ausnahmezustand) en Teolo- soberana, que, como la violencia pura de
gía Política. Asimismo, Agamben señala Benjamin, fuera un poder que no crea ni
con razón que Benjamin utiliza el término conserva derecho, sino que lo suspende
decisión (Entscheidung) en un momento allí donde, en el ensayo de Benjamin, la
importante: «El derecho reconoce la deci- violencia pura lo suprimía. La soberanía
sión local y temporalmente determinada pasa a ser el lugar de la decisión última, en
como categoría metafísica» 16. Agamben contra de la tesis de Benjamin de la inde-
trata de utilizar estas coincidencias como cibilidad de todos los problemas jurídicos.
elementos que tejerían por sí mismos una Sólo así Schmitt asegura la relación en un
trama entre Benjamin y Schmitt, lo cual es contexto jurídico determinado entre ano-
harto complicado si nos ceñimos a un tex- mia y derecho. La violencia pura, para
to de Benjamin particularmente singular. Benjamin, no se decide. No está sujeta a
No creo que se pueda basar un vínculo tal una decisión. Igualmente, Schmitt aprecia
en una disquisición sobre el vocabulario el problema de la indecibilidad y, ante la
de ambos puesto que Benjamin, aunque dificultad de determinar los casos extre-
parte, creo que los editores de Benjamin dría llevar como divisa cierto pasaje de
tienen razón: no hay una escatología ba- Gracián que ilustra cuán escrupulosa-
rroca. De ahí la necesidad artificial, si se mente en los Trauerspiele ha de ajustarse
quiere, de un mecanismo de reunión de el papel del príncipe al estereotipo y el
todas las criaturas antes de su final. Pero extremo: “No hay medianía en los reyes.
su final es la tesis octava, intuyo, no la Son conocidos, o por muy buenos, o por
acción directa divina-no-mediada. Que el muy malos” [...] El tirano y el mártir son
Barroco no posee una escatología, ade- en el Barroco las cabezas de Jano del co-
más, Benjamin lo propone en otros luga- ronado, las plasmaciones necesariamente
res: «Mientras que tanto el misterio cris- extremas de la misma esencia principesca
tiano como la crónica cristiana presentan [...] La teoría de la soberanía, para la que
la totalidad del curso de la historia, la his- el caso excepcional, con su despliegue de
toria universal, como historia de la salva- instancias dictatoriales, resulta ejemplar,
ción, por su parte la acción principal y de obliga a complementar virtualmente la
Estado tiene que ver con una mera parte imagen del soberano en el sentido con-
de lo que es pragmático acontecer» 22. creto del tirano, incluso en aquel caso que
Más adelante, leemos: «La constitución no lo exige la situación; exactamente del
del lenguaje formal del Trauerspiel puede mismo modo en que a la aparición en es-
entenderse como el desarrollo de las ne- cena del gobernante sólo excepcional-
cesidades contemplativas inherentes a la mente le faltarán el ornato completo, la
situación teológica de la época. Y una de corona y el cetro» 24. Cuando Agamben
ellas, tal como comporta la desaparición busca en este soberano benjaminiano una
de toda escatología, es el intento de en- tierra de nadie catastrófico-jurídica, olvi-
contrar consuelo a la plena renuncia a un da que la incapacidad de decidir del sobe-
estado de gracia en la consumada regre- rano es tal en cuanto habitante del reino
sión al estado creatural [...] Mientras que de las criaturas, en su sometimiento a las
la Edad Media exhibe la precariedad de leyes naturales, y no en su función políti-
la historia universal y la caducidad de la ca. No se justifica, ni filológica ni filosó-
criatura como etapas en el camino de sal- ficamente, la maniobra biopolítica de
vación, el Trauerspiel alemán se sume arrancar al soberano del Trauerspiel de
por entero en el desconsuelo de la condi- su escenario para situarlo en la el Despa-
ción terrena. Si reconoce una redención, cho Oval como, intuyo, Agamben aspira
ésta se encuentra más en lo profundo de a hacer con su «olvido» de la dialéctica
dicha fatalidad que en la idea de consu- entre la función política del soberano y su
mación de un plan divino de la salva- realización como criatura. Para Benjamin
ción» 23. la vida nuda, si como tal queremos consi-
La dialéctica de la escatología barro- derarla, siempre queda fuera de la ley. Su
ca existe realmente en el texto de Benja- exclusión no deja lugar a dudas.
min en forma de eschaton, de final del Es cierto, por lo tanto, que Benjamin
tiempo, pero las nociones que gravitan y Schmitt escriben en la misma constela-
alrededor de ambas citas, unidas a la teo- ción, como es igualmente plausible la in-
ría de la soberanía, no permiten afirmar la fluencia sobre éste de la definición del
existencia palmaria de una escatología soberano como aquél que decide sobre el
barroca cuya inmanencia tomaría la for- estado de excepción. Pero lo que no es
ma de una cáscara vacía. Aquí, el carác- admisible es que Benjamin y Schmitt
ter creatural de la naturaleza de la sobera- mantengan una suerte de corresponden-
nía se vuelve contra Agamben: «Casi po- cia secreta. El soberano se convierte en el
ensayo de Benjamin en el lugar donde se min—Schmitt. Esta idea se aleja del Ben-
aprecia más claramente la fractura del jamin de la crítica de la violencia tanto
poder. Por eso se puede afirmar, sin com- como el campo de fuerzas que constituye
prometer a Benjamin con el paradigma la secularización de los conceptos políti-
biopolítico, que «el paradigma del estado cos de Schmitt, a saber, la corresponden-
de excepción ya no es, como en la Teolo- cia entre las categorías Rey y Dios. En
gía Política, el milagro, sino la catástro- Benjamin, y es aquí precisamente donde
fe» 25. Pero no se sostiene, al menos en se impone el ensayo político sobre cual-
esta formulación, que las motivaciones quier otro, incluso el Trauerspielbuch, el
religiosas y la violencia mítica se hayan soberano es una criatura más. La lectura
secularizado durante ese proceso. Agam- de la conspiración de Agamben se pierde,
ben necesita de una escatología barroca paradójicamente en una recta paralela
para configurar textualmente el estado de que escamotea los antagonismos por co-
excepción en el barroco en forma de nocer en la dialéctica Benjamin-Schmitt,
catástrofe, y esto sólo puede ser porque en su contradicción objetiva, en definiti-
necesita mantener la simetría Benja- va, en su núcleo de verdad.
NOTAS
* Eduardo Maura es licenciado en Filosofía y So- 1972-1989, pp. 409-438. (traducción de R. Blatt, Para
ciología por la Universidad de Deusto y escribe actual- una crítica de la violencia y otros ensayos. Ilumina-
mente su tesis doctoral, centrada en las implicaciones ciones IV, Madrid, Taurus, 1999, p. 155). Otros textos
filosóficas y potencial cognitivo de la filosofía de la relevantes de Benjamin sobre Kafka son «Franz Kaf-
historia de Walter Benjamin. Ha publicado artículos y ka: Beim Bau der Chinesischen Mauer», en GS, II/2,
reseñas sobre estas cuestiones en revistas como La To- pp. 676-683 y la reseña «Max Brod. Franz Kafka», en
rre del Virrey (Valencia) o Logos (Madrid). Dirección GS, III, pp. 526-529.
postal: Facultad de Filosofía, Departamento Filosofía 8 Schmitt, C., «Teología política», en Carl
IV (ed. A). Ciudad Universitaria, 28040, Madrid. Co- Schmitt, teólogo de la política. Madrid: FCE, 2001,
rreo electrónico: emauraz81@hotmail.com. p. 24.
1 Szondi, P., Briefe, Frankfurt/M, Suhrkamp, 1993, 9 Agamben, G., op. cit., p. 41.
sammelte Schriften, II/1, Frankfurt/M, Suhrkamp, 12 Agamben, G., op. cit., pp. 107-108.
1972-1989, pp. 179-203. En adelante, GS remite siem- 13 Cfr. Weigel, «The Critique of Violence. Or, The
pre a Gesammelte Schriften. Salvo mención expresa Challenge to Political Theology of Just Wars and Te-
las citas pertenecen a la edición española de Jorge Na- rrorism with a Religious Face», en Telos, 135. Ger-
varro Pérez, «Hacia la crítica de la violencia», en many After the Totalitarianism (vol. 1). Summer 2006,
Obras, II/1, Madrid, Abada, 2007, pp. 183-206. pp. 61-76.
3 Benjamin, W., Gesammelte Briefe, II. Frank- 14 Citado en Taubes, J., La teología política de Pa-
furt/M, Suhrkamp, 2000, pp. 756-764 (la cita procede blo. Madrid, Trotta, 2007, p. 114.
de la edición española, Benjamin, W. / Scholem, G., 15 Taubes, J., ibid.
Correspondencia, 1933-1940, Madrid, Taurus, pp. 159- 16 Benjamin, W., GS, II/1, p. 189.
otros escritos, Barcelona, Galaxia Gutenberg, 2003, 20 Benjamin, W., op. cit., p. 269.
la nuda vida. Valencia, Pre-textos, 2006, p. 75. 23 Benjamin, W., op. cit., p. 285.
7 Cfr. Benjamin, W., «Franz Kafka», en Gesam- 24 Benjamin, W., op. cit., p. 273.
melte Schriften, II/2. Frankfurt/M, Suhrkamp, 25 Agamben, G., Excepción, op. cit., p. 84.