la entrevista

"BOLIVIA ESTA EN PLENA EJECUCION DE INVERSIONES

PARA ABASTECER EL MERCADO ARGENTINO"
En diálogo con Tecnoil, Carlos Delius Sensano, presidente de la Cámara Boliviana de Hidrocarburos y
Energía (CBHE), realiza un recorrido de los diversos temas que hacen a la actualidad boliviana de hidrocar-
buros: entre ellos, la situación de las inversiones, la caída de las reservas de gas y las crecientes necesidades de
importación de combustibles líquidos. El directivo se refiere a su vez a la necesidad de que los cambios que se
avecinan en el marco normativo apunten a alinear los intereses de los actores involucrados y a su vez, a "vol-
ver a atraer la inversión". En el marco de un mercado de gas cada vez más competitivo y globalizado, "Bolivia,
si hace las cosas bien, podría convertirse en un punto de inyección de ese mercado", asegura Delius.

En los últimos años el sector en Bolivia ha atravesado
una serie de cambios importantes: entre ellos, el manejo
ha pasado a manos estatales. Así, la CBHE se ha visto
quizá en la necesidad de introducir cambios respecto de
sus propios enfoques. ¿Cuál es su visión del trabajo de la
institución de aquí en adelante?
Primero, hay que decir que la Cámara sigue fiel al gran obje-
tivo que es el de ser una representación técnica del sector,
y también, a la búsqueda de valor para sus asociados. ¿Y
cuál es el principal valor que estamos aportando hoy en día
a las empresas miembros? La capacitación. Pasan por las
aulas de la CBHE más de 2.000 personas al año en cursos
de alta especialización relacionados con la industria. Por
ejemplo, inspección de soldaduras, aplicación de las normas
NFPA, certificación en gerenciamiento de proyecto por
norma internacional, entre otros.
La entidad modificó recientemente su denominación:
pasó de Cámara Boliviana de Hidrocarburos a Cámara
Boliviana de Hidrocarburos y Energía. ¿Cuáles son los
alcances de este cambio?
Hoy en día ya no se puede pensar en términos petroleros
solamente; hay que ampliar esta visión a todo lo que es
energía. Es una tendencia mundial que abarca biocombus-
tible, hidroelectricidad, y otros recursos renovables y no
convencionales que forman parte de la canasta de la oferta
energética.
Asimismo, nosotros estamos preocupados en encontrar y
encaminar un debate que sea capaz de analizar las opciones
que tiene Bolivia y establecer un rumbo energético para el
país. Creemos que podemos contribuir en este sentido por-
que ya tenemos una institución formada, que tiene esta
vocación de generación de valor y de representación técni-
ca de los intereses del sector.
¿Este nuevo esquema habilita a la Cámara un mayor
campo de acción en sus actividades?
Correcto. Nuestro rubro principal sigue siendo el petrolero,
pero estamos abiertos a traer gente de otros sectores de la
energía y también a tener una participación más activa en
esas industrias. Vamos a buscar una integración bien com-
pleta; queremos crear el mismo valor que generamos para
las compañías de gas y petróleo para las nuevas empresas
que ingresen. Como decía, tratando de encontrar un rumbo
que traiga beneficios para el país.
Se viene la cuarta edición de Bolivia Gas & Energía, el
congreso organizado anualmente por la CBHE. ¿Qué
expectativas tienen, a partir de los buenos resultados de
las ediciones anteriores?
La idea que tiene la cámara al promocionar este tipo de
eventos es tener acceso a visiones de especialistas de alto
nivel que actúan en la industria, de tal modo que resulte
enriquecedor para todos los que trabajamos en el sector y
especialmente para aquellos que tienen las riendas del
negocio. En este sentido, tenemos experiencias concretas
que han sido muy buenas.
Hoy en día podemos decir que esa falsa dicotomía que plan-
teaba lo privado en contra de lo estatal o lo estatal en con-
tra de lo privado está casi resuelta en Bolivia, en este rubro.
Existe en la actualidad un modelo de gestión petrolera
totalmente estatizado; sin embargo, los servicios en más de
un 90% son ejecutados por privados, incluida la producción
de hidrocarburos.
En ese sentido, para este año, en agosto, tendremos un con-
greso dedicado a los nuevos retos y oportunidades de la
industria, en la búsqueda de la garantía de un balance ener-
gético en el continente. Para ello, los especialistas nos ayu-
darán a dar una mirada a la situación y perspectivas de la

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oferta-demanda de energía para los próximos años en las
diferentes regiones de América.
¿Cuál es su visión de la actualidad del sector de los hidrocar-
buros en Bolivia? Pensemos en temas clave como las inver-
siones, la caída de reservas y la escasez de combustibles…
Bolivia está en plena ejecución de inversiones para abaste-
cer el mercado argentino. Hay proyectos concretos que se
están ejecutando: Por ejemplo, la ampliación del tercer tren
de Sábalo o Margarita fase uno; también se está invirtiendo
en el campo Itaú. Todo esto con el objetivo de ampliar la
capacidad de producción, para poder atender a la
Argentina con los volúmenes pactados; es decir, 27 millones
de metros cúbicos de gas diarios.
Con respecto al tema de las reservas, hay que decir que
Bolivia no tiene un problema de recursos, no existe un pro-
blema "geológico", si se quiere. Aun así, hoy en día la reali-
dad es que lo que tenemos como reserva, de acuerdo a la
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definición estricta, es mucho menos de lo que en algún
momento se declaró. Pero repito y redundo, esto no quiere
decir que el recurso desapareció, el recurso está aquí.
Entonces, lo que tenemos que hacer es volver a crear las
condiciones para convertir en reserva aquello que hoy en
día es recurso. Y para poder repetir nuevamente un nuevo
ciclo de desarrollo vamos a tener que ampliar nuestros mer-
cados. De lo contrario, ¿para qué voy a desarrollar reserva a
partir de un recurso si no tengo el mercado?
Y la escasez de combustibles, ¿es una preocupación del
gobierno?
Es una preocupación para todos los bolivianos. Porque el
país ha tenido un crecimiento enorme de su parque auto-
motor y está con una cuenta de importación de combusti-
bles que es cada día mayor. Y esta subvención que se hace
hacia los combustibles líquidos, genera un gasto enorme
para el TGN. A su vez, se está subvencionando a aquellos
que lo necesitan y a los que no. Ese gasto obviamente está
quitando las posibilidades al Estado de hacer inversión
social. Es un sistema que no funciona y que el Gobierno
tiene que encontrar la forma de resolver.
A partir de una fórmula que no afecte a los inversionis-
tas que quieran explorar en busca de líquidos, dándoles
algún incentivo…
Creo que fundamentalmente Bolivia va a seguir siendo un
país gasífero, y lo que necesitaremos para atraer la inversión
es más mercado y más exportación de gas. De la mano de
una mayor producción de gas va a venir más producción de
líquidos y eso va a aliviar el problema de los combustibles.
Por otra parte, hay que dar una señal de precios correcta al
mercado, para que no sigan ingresando vehículos tan inefi-
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cientes al parque automotor y no estemos paseando más de
la cuenta. Y hay que asegurarse que los recursos energéticos
del país sean mayoritariamente destinados a la producción
y no a algún otro uso no productivo.
Hoy se habla de la creación de un nuevo marco jurídico
para el sector. ¿Bajo qué esquema usted consideraría que
el mismo permitiría una sostenibilidad en la producción?
Necesitamos una ley moderna, que sea rigurosa en sus defi-
niciones y flexible en sus instrumentos, que le permita al
país atraer nuevamente la inversión y seguir compitiendo
como proveedor de gas. Idealmente eso es lo que tendría-
mos que hacer.
En este sentido, es importante terminar de quitar trabas al
sector y definir cuáles son los roles, tanto del Ministerio de
Energía e Hidrocarburos como de la Agencia Nacional de
Hidrocarburos y de YPFB.
La Ley de Hidrocarburos actual, aprobada en 2005, estable-
ció una carga fiscal muy alta sobre todos los campos en de-
sarrollo. Si bien hace una captura de la renta muy eficiente,
quizá no sea adecuada para aquello todavía a desarrollar. Hoy
en día tenemos cuencas no exploradas que obviamente no
podrían explotarse bajo contratos con condiciones similares a
los que ya se tienen firmados para la cuenca de Tarija.
Necesariamente se tiene que buscar un alineamiento entre
todos los que actúan en el sector, y eso tiene que pasar por
un debate y un conocimiento de exactamente qué es lo que
tenemos que resolver.
Las consultas con las comunidades han sido hasta ahora
un factor problemático para la industria. ¿Qué mecanis-
mos se podrían incorporar para que esto no resulte un
obstáculo para el funcionamiento de la actividad?
Primero, creo que pasa por un reconocimiento de que la
industria de los hidrocarburos es muy importante para
Bolivia. Más del 60% de los ingresos estatales provienen de
esta actividad. Entonces, los bolivianos tenemos que ser
coherentes con esta realidad para llevar ese grado de cohe-
rencia a la nueva normativa.
Todo el mundo en el sector sabe por dónde pasan los pro-
blemas y el gobierno está en capacidad de darle una solu-
ción; si no son resueltos, la realidad nos pasará una factura
muy grande más adelante.
Hay un margen para ser optimistas: vemos que hoy existe
una comprensión mayor de la realidad y la complejidad de
esta industria y vemos que en el último año se está avanzan-
do en resolver los problemas que existen. Hoy en día tene-
mos un sector que es capaz de resolver sus problemas entre
privados y estatales. Es importante ver cómo conseguimos
darle a eso una mayor efectividad.
Los contratos tendrían que adecuarse a los principios de
la Constitución Política del Estado, que indican que ten-
drían que ser "de servicio". ¿Eso es así?
Lo que no se pueden alterar son las condiciones económi-
cas del contrato. Tampoco se puede hacer una alteración
sustancial de las condiciones administrativas de los mismos;
representaría nuevamente una muy mala señal y esto va a
repercutir en la inversión. Y hoy en día lo que necesitamos
es continuar con estas inversiones y ya mismo empezar a
pensar en cuál es el próximo mercado para Bolivia y dónde
podemos colocar nuestra producción a partir de 2019.
En esta dirección, la nueva ley nos deberá permitir luego
funcionar en otros mercados, porque se vienen años de gas
más barato, mercados más competitivos y petróleo más
caro. Este es un contexto tremendamente complejo y hay
que contar con el instrumento jurídico y una estrategia ade-
cuados para poder preservar el gas boliviano. De lo contra-
rio, nos vamos a poner una "camisa de fuerza" que nos va a
pesar mucho más adelante.
¿Cuáles podrían ser los mercados para Bolivia en estos
escenarios que se vienen?
En el mundo hay básicamente un consenso que se está
entrando a un escenario de abundancia de oferta en el gas
natural. Asimismo, se está generando un gran mercado de
gas que algún día va a ser global. El GNL y el gas no con-
vencional están cambiando los paradigmas. Bolivia, si lo
hace bien, podrá ser un punto de inyección a este mercado
mundial; ya no podemos seguir viendo el gas como un
recurso meramente regional.
Y vamos a estar en condiciones de competir en la medida
en que podamos seguir teniendo la ventaja de tener un
costo técnico bajo para nuestro gas, aprovechando las gran-
des conexiones físicas existentes con los dos principales
mercados que hay en Sudamérica, que son San Pablo y
Buenos Aires.
Bolivia goza de precios bastante preferenciales compara-
dos con los precios actuales. ¿Esta situación tendrá que
ser modificada una vez que se cumplan los contratos?
Los contratos de gas actuales probablemente sean muy difí-
ciles de replicar en el futuro. Tenemos que aprovechar
mientras duren, pero también debemos estar listos para lo
que viene a la vuelta de la esquina, que es una competen-
cia mucho más grande. Y en ese sentido, tenemos que dar-
nos cuenta que los precios no los vamos a poder dictar no-
sotros; van a ser dictados por un mercado de gas.
¿Cómo es la situación del mercado interno que ha creci-
do en los últimos años?
Necesitamos un esquema sostenible para el consumo inter-
no. Bolivia consume su gas a un precio mucho más bajo que
el gas que exporta. Y es una relación grande -aproximada-
mente de 1 a 6-. Este esquema es sostenible gracias a la
exportación de gas. Es decir, estamos viviendo de la expor-
tación y hay que ser conscientes de ello. Entonces, lo que
hacemos con el gas en el mercado interno es algo que tene-
mos que pensar muy bien los bolivianos, porque hay un
costo de oportunidad asociado con este consumo.
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