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La Revista Blanca SOCIOLOGÍA, CIENCIA Y A P T E

Alio I miiii. 3, - Secunda época SARDAÑOLA - BARCELONA 1." de Julio de 1923

lALELUYAI

EL PASAR DEL TIEMPO


La incapacidad moral del hombre está deral. Y todos los átomos, con su peque-
en no saber contar el tie'mpo. nez infinita, son necesarios a la inmen-
,_/Nación que no cuenta el tiempo, es sidad de la vida. Con uno que falte, la
'nación muerta, lo mismo que el hom- máquina no funciona debidamente.
bre que ignora que pasa su vida. El organismo de que el hombre forma
¡ Pasar la v i d a ! ¡ Hombre, pasa tu parte como unidad, vive, pero aun no
v i d a ! ¡Generación, pasa tu v i d a ! ¡ H u - tiene conciencia de su vida.
manidad, tu vida pasa ! ¡ ¡ Gozadla ! ! La Humanidad está en la infancia,
Porque la vida de la especie humana como quizá !o esté la tierra, a pesar de
es quizá tan rápida,,en la eternidad del sus millones de años. La Humanidad
tiempK), como la del hombre lo es en la abrió sus ojos anteayer ; ayer movió los
eternidad de su especie. brazos ; hoy anda tropezando y cayen-
Pasan por la vida todos los seres. Pa- do, cual si de un niño se tratara. El hom-
san por la vida todas las especies. Luego bre ac'tual es un niño de una H u m a n i -
los seres mueren y 'las especies se extin- dad en formación ; un niño con todos
guen para dar camino a otros seres y a los sentidos imperfectos. Ve, y no sabe
otras e s p e c i e s . ' ' lo que ve ; toca, y no sabe lo que toca ;
Pasó una vida que jamás volverá a piensa, y creyendo pensar verdades no
pasar, porque mañana otras vidas cru- piensa más que quimeras. La vida se le
zarán la tierra y los mares. Y todas pa- escapa sin gozarla ; se le escapa, porque
san sin darse cuenta, y cuando se dan el hombre actual no es más que una ilu-
cuenta ya pasaron. sión de v i d a ; un principio de la vida
Humanidad que no vive su vida, es que será mañana, cuando la Humanidajl
también vida muerta, como lo es la de esté en la potencia de su juventud.
la generación, como lo es la del indi- Entonces el individuo contará el tiem-
viduo. po, gozará el m i n u t o ; sentirá la vida
El hombre es un átomo del compli- que con él pasa y se sumergerá en ella
cadp organismo humano. El protoplas- I>ara amarla con pasión de hombre cons-
ma es un á t o m o ' del complicado orga- ciente y dueño de la Naturaleza.
nismo del hombre. La Tierra misma es
un átomo del complicado organismo si- ROBERTO CALDERÓN
•y«..j-

LA UtViáTA BLANCA

E t SIIÍDICA.I.IS2WO Y t A .
ANARQUÍA
¡11 producción que el burgués, y que con
sus fábricas y sus talleres habrá de pro-
Como el sindicalismo no podHa esta- veerse a las necesidades del pueblo, jiero
blecer una sociedad de intereses gene- una cosa es aprovechar accidentalinente
rales, sino de intereses sindicales, por- los medios de la producción capitalista,
que si estableciera una sociedad de inte- y otra es elevar a los sindicatos consti-
reses generales ya no sería sindicalismo, tuidos para la lucha contra la burgue-
las cosas tendrían el valor qtie quisiera sía, en sistema y base de la producción
darles el interés de quien las produjera, futura.
lo mismo exactamente que hacen hoy El obrerismo no es un producto de la
las grandes compañías explotadoras. naturaleza, ni de la evolución política,
La única diferencia consistiría en que ni de la sociología, y, por tanto, tam-
hoy da el valor a las cosas el que las poco lo es el sindicalismo. Hay traba-
posee, y entonces se lo daría el que las jadores porque hay patronos, y hay sin-
produjera; pero en ambos casos el va- dicatos obreros porque hay sindicatos
lor no sería de interés genera], sino de burgueses; pero destruida la presente
interés colectivo o sindical. constitución social, cada individuo ha
Por otra parte, los sindicatos, como de reintegrarse a ia naturaleza, de la que
organismos de lucha, no están forma- ha sido apartado por todos los sacerdo-
dos para servir de base a ninguna so- cios, incltiso por el sacerdocio político.
ciedad nueva. Xo son más que un poder El obrerismo ha. de desaparecer con el
levantado contra otro poder, y su orga- capitalismo, y el sindicalismo con el sa-
nización responde a la organización bur- lario.
guesa y no a la conveniencia de una Los hombres no han de trabajar amon-
sociedad mejor. tonados y en locales antihigiénicos, tal
Si hacemos de esta organización anti- como lo ha dispuesto la competencia ca-
burguesa una nueva organización so- pitalista v su afán de riqueza. El tra-
cial, llevamos a esa nueva organización bajo no ha de ser un castigo social ni
todos los defectos de la vieja; organiza- una maldición de Dios.
ción que, por haber sido creada para Y el obrero, hoy, no es más que una
menguar el antiguo privilegio burgués, evolución de aquel esclavo que traba-
4ií creana el nuevo privilegio <á>rero, y no jaba como castigo social o de áqtiel Dios
es de orden superior una sociedad de que condenó a los hombres a ganarse el
interés de clases, cmno. es la presente y pan con el sudor de su frente, cuando
como seria la futura si se estableciera a los que no sudan sus frentes son los que
tMse de los Modicatos obreros. comen tu pan más blando.
Adanes, U burguesía tiene montadas El sind&aüismo doctrinal, tal como lo
sos fábricas y sus talleres conforme ha presentan sus panegiristas, gue no lo ol-
convenido.a sus intereses y no oonfomie viden loa óbf«ro* que han Ido a él cíe-
oDovenia a los intereses de los trdbaja- yendo <|tte iban a una sociedad mejor,
<loi«s ni a k» de la sociedad que se acer- a la sociedad anarquista, d sindicalismo
ca, y ai nos apodenunoa, los producto- seria, de prevalecer, lo que es el bolche-
NS, de aqudloa inomebles, nos apode- viquismo en política, la dictadura eco-
nmás át unos medios de prodticción nómica del proletariado, y las personas
qoe no responden a ningún fin moral ni liberales hemos de ir contra ttjda dase
social. de dictaduras.
Claro que durante la revohición y des- Vieron la misión dd trindicalismo k»
pués de ella no habrá medio mejor de que lo crearon. El tíndlcalimio ha de
LA REVISTA BLANCA

Mfr 1u (|ue ha sido hasta ahora, un auxi- todos para la lucha y anarquistas todos
har (itf\ ideal, no el ideal. para después de ella.
Hl sindicalismo ha de ser un auxiliar El sindicalismo, la fuerza, y el comu-
df la revolución ; no el fin de ella. nismo libertario, la idealidad que ha de
Todos ios luchadores por una socie- establecer aquella fuerza. Divididos
dad mejor hemos de ser lo suficiente op- anarquistas y sindicalistas, nada hare-
timistas para creer capaz al individuo mos, como nada haría el pensamiento
de producir por un interés general y no sin la acción y la acción sin el pensa-
sólo por un interés particular. miento. Lo tínico que conviene evitar
Todos los luchadores por una socie- es que el sindicalismo adopte la manera
dad mejor hemos de ser lo suficiente op- d'I politiquismo.
timistas para estimar que el hombre no Di' este modo práctica y teóricamente
necesitará de castigos ni de recompen- podrán ir unidas la fuerza y la idea, el
sas privadas para cumplir con sus de- brazo y el cerebro, y de este modo será
beres. jxisiblí acabar de una vez con la autori-
Y los que estimen imposible tanta per- dad y con la desigualdad.
fección humana como es menester para La sociedad que no establezca la pro-
una sociedad sin gobierno y sin propie- ducción libre y voluntaria, no será una
dad individual o colectiva, bien harán sociedad liberal.
en recordar jjue lo mismo opinaban los I-a sociedad que no establezca la so-
señores de las antiguas Grecia y Roma cialización de bienes, de todos los bie-
cuando se les hablaba de la conveniencia nes, no será una sociedad liberal.
y de la justicia de libertar a sus esclavos. La sociedad que no declare que todos
Para aquellos magnates la vida del mun- los intereses son de todos los hombres,
do era imposible sin esclavos. no logrará destruir el interés particular,
y mientras haya intereses particulares
¡ Imposible !, hubieran también contes-
habrá quien mande por no producir y
tado los señores de la Edad Media si se
quien produzca por .ser mandado.
les hubiese dicho que había de llegar
La sociedad que crease intereses eco-
un día en que aquellos siervos que ellos
nómicos colectivos no habría destruido
manejaban a su voluntad, habían de te-
la propiedad privada, y la sociedad que
ner, como los propios señores, el dere^
sostenga la propiedad privada, sea indi-
cho de elegir a sus gobernantes.
vidual o colectiva, tendrá siempre expío-
Y ahora véase si no hay más distan- tación. luchas, competencias y guerras.
cia, muchísima más distancia moral. y Sólo la igualdad económica, la ver-
mental de aquellos tiempos a los nues- dadera igualdad económica, establecerá
tros, que de Jos presentes a los que la y conservará la paz entre los hombres.
anarquía invoca. Sólo siendo cada hombre dueño de
Pero sí el sindicalismo no puede ser toda la naturaleza y de toda la obra del
el ideal, ha de ir con él en concepto de fpenio humano, será posible la paz y la
brazo. No es menester una .división en- libertad sobre la tierra.
tre anarquistas y sindicalistas, como no Sólo desapareciendo lo tuvo y lo mío,
es menester una división entre el cerebro k) vuestro y lo nuestro, tendrán razón
que piensa v el brazo que ejecuta. He y motivo los hombres de ser pacíficos
¿)u( la misión del sindicalismo y he aquí v libres.
M misión de la anarquía. Sindicalistas SOLEDAD GUSTAVO

@ @

Jila
I' ^
LA émÚeth MLANCA

El I:NDIVII>UAXISA\O
Voy a dedicar este articulo al estudio y un fondo religioso, y considero nece-
de la última tendencia, iniciada en el sario aclarar mi concepto, haciendo cons-
breve transcurso de unos años y que ha tar, ante todo, que no siento ninguna
modificado completamente el antiguo animosidad hacia él. Lejos de esto, estoy
concepto de la anarquía. Es decir, no completamente conforme con la síntesis
lo ha modificado, por cuanto todas las de su ideología, aun cuando señale los
ideas pasan por un lógico proceso de pequeños lunares que, a mi entender,
formación, proceso que no debe termi- hay, no en ella, sino en la concepción
nar hasta que el ideal se convierte «n que de ella tienen muchos individualis-
realidad. tas.
El individualismo, como primero el Es indudable que los apóstoles del in-
comunismo liberurio, es la partícula de dividualismo han sido Nietsohe y Max
perfección o selección añadida a la ideo- Stirner. No obstante, hay muchos indi-
logia del anarquismo. vidualistas distanciados de sus tesis filo-
El individualismo es la exaltación y sóficas.
dignificación de la personalidad y de la El individualismo de los dos grandes
Iflxrtad. El individualismo es el indi- filósofos alemanes, particularmente el de
vidtio no queriendo desaparecer entre el Max Stirner, es poco idealista v gene-
montón anónimo, el individuo desglo- rc«o. Es, ante todo, el individuó. És el
sando su libertad de la libertad de k>s triunfo constante, egoísta, áspero y ro-
demás. tundo del yo. El yo surge siempre im-
En esta brevísima definición concén- perativo, sobreponiéndose a la influencia
trase toda la teoría del individualismo. colectiva y universalista.
En esencia, el individualismo no es Este individualismo, o su espíritu, per-
más que la última aplicación de la anar- durando a través de la suavización o
quía dirigida a la personalidad, en vez moderación que el individualismo ha ido
de serlo únicamente a la colectividad. recibiendo al pasar por cada celebro y
El individualismo ha penetrado pri- por cada época, es lo que crea un fondo
mero en los cerebros más cultos, más religi<«so y su aislamiento aristocrático.
libertados moratmente. Este detalle pue- ,¿Constituye esto un defecto en él?
de ser la explicación psicológica del sa- Según mi opinión, si, poique lo en-
bor quizá demasiado aristocrático del cierra en lo alto de su torre die marfil y
ínifividualismo, a^ como del fondo reli- lo hace inaccesible a laamsas.
gioso que se halla en él, al encontrarse Los individualistas podrán contestar-
emt qtie es una idealidad en donde ddbe, me que el individualismo no es una teo-
Habo' inididOB e tnidadoiies. na de multitudes, de caudillos y revuel-
So valor más' reaT y más ijinnátíoo Mut, sino uii cultivo cuidadoso y sutil de
ei la valentía <me lo cafacterlza. Valen- w ifttel^acia y de la peraonafidMi del
tti'juite la BOdedad y valentía ante te ««• mnniiiio.
vrEi iadhrjdualismo quiere vMr ooo I^erfeqtmiente. Si el inidividttalismo
fábiitud f con firmeza. Un vivir aldvo quiene oontiauár siendo Ib ^ ya hi di-
y iuMte, de superioridad y ^e fa|t>éida<<» cho que tm; un rito selecto v aristocrá-
f que nrobttblemente sen el vttétátxo tico, un elegante,y desdeftoso aislamien-
modo de vida del nsaAwia. to, es derio que no necesita qué laa ma-
SM 1» comprefidaíi, dando k la palabra
w«M»todOmv«lof etimotdgioo. . ,
• • • f e t v ^ ^^ffivtdualiamo^ en Frauda,
^m^l^m 4 aitio donde más incie-
He (fidio que el Individualkno tt^te m e M i i j M d o , a^Mn a ser una idea,
un sdbm- quizá demasiado'iHftefoaitico lldad; é i i Ü i r , la mpnmiÚÉión idrotó^
LA REVISTA BLANCA

gica de la anarquía, y procura introdu- Estas masas, compuestas de ceros, si-


cir en las masas el concepto y la aspira- guen al uno hipnotizadas. Estas masas,
ción individualista. compuestas de unos, seguirían el im-
La prueba de ello está en que muchos pulso propio, ya que no son otra cosa
individualistas que habían combatido al (¡ue el individuo infinitamente multipli-
sindicalismo, considerando que era una cado.
fórmula grosera y completamente mate- Así, pues, e! mal no está ni en el hom-
rializada, sujeta a la única finalidad de bre que arrastra a las masas, ni en las
dirigir las masas primero y de apoderar- masas que le siguen. El mal está en la
se de la producción después, hoy defien- incapacidad forzosa de la mayoría.
den la necesidad de ingresar los indivi- El individualismo ya se basa en esta
dualistas en los sindicatos, para propa- premisa. Por eso quiere el solo domi-
gar entre las masas el individualismo y nio y la sola dirección de la personali-
para oponer una acción común y orga- dad de cada uno. Cada uno ha de ser
nizada al capitalismo. apóstol, pastor, juez, dios y dueño de
sí mismo.
Mas esta ¡dea soberbia y magnífica-
mente libre, ha de extenderse al indivi-
duo infinitamente multiplicado de la co-
Seguramente que, al convertirse en lectividad, porque sin la libertad de to-
idealidad colectiva, el individualismo dos es muv difícil el individualismo de
perderá mucho de su independencia y unos cuantos.
valentía moral, pero lo que pierda por La libertad en la sociedad actual es
este lado lo ganará en comprensibilidad imposible. Y, por lo tanto, ante todo
y sencillez. y sobre todo, hay que ir hacia la im-
El alma pc^ular es el crisol en donde plantación de una sociedad nueva, im-
se funden todas las teorías en una sola plantación que, sin contar con la fuerza
.aspiración, indestructible, antigua e in> de las multitudes—número incontable de
mensa como la vida : la libertad. individuos, — nunca será posible reali-
Todas las ideas, al penetrar en las zar.
multitudes, pierden en profundidad, El individualismo, mejor dicho, los
pero ganan en humanidad. individualistas, siguiendo el proceso de
^ El calor del ímpetu colectivo amen- formación de su teoría, que no es teoría,
gua sus fórmulas científícas y filosófi- sino aplicación más alambicada del anar-
cas, mas, en cambio, les da impulso, quismo, y vuelvo a repetirlo porque con-
grandeza y abnegación. sidero dé gran interés que se aclaren
Muchos sostienen el prejuicio de que tantos enredos y desaparezcan tantas se-
la» masas son siempre idiólatras y, al paraciones ; ios individualistas, repito,
«Bwno tiempo, ioMoclastas. ya se dirigen hacia ese impiescindible
Sigilen, aplaudéti y ob«deoen • la vo- resiiltado. Mas, para lograrlo, la propa-
luntad de un hombre, para después gación del individualismo ha de ser más
abandonarlo o matarlo. sencilla, más accesible a todas las inteli-
Sin embargo, yo creo que la idolatrfa gencias, más generosa y cálida.
de las masas no proviene de una I ^ psi- ¿ Buscar golpes de efecto ? ¿ Adular
c o l ó ^ a , que produce en el alma de las los defectos de las multitudes? ¿.apro-
ntailfinides raros fenómenos de sugea- vechar el inevitable fondo de emociona»
«*«. CiS» que proviene de su falu de bilidad que afortunadamente perdura en
cultivo espiritual. Su simplicidad k s las masas, y digo afortunadamente, por- >
n « * quedar deslumbradas ante el genio que sin esta tendencia sentimental OM ^^
o la oratoria arrastradora de uno. Cuan- existe siempre en los espíritus, por lar '^J
S? flS^' ""** * i « ** ««ponder a sus cultos que sean, nada se abria hecbe, «Icf
iiusionts, o deja-verdaderamente de ser. nada se podria esperar? >, Bajar al ano».
?fl* m i S T * " ' . . ' * ' ' ^«^ * dirigirUtt, yo la emancipación moral que iitipwÉIÉ,*||
^ r ^ - «««««teñan, sustituyéndolo ta el concepto individuatisót^ pttita Mj^t-é
LA JUmSth BLANCA

abusos y apostasias?, preguntarán, iró- abra un camino amplio y piadoso a los


nicos, muchos individualistas. cerebros más débiles o más cobardes,
No. Nada de esto. Procurar tan sólo menos perfectos o menos perfeccionados,
que esta emancipación moral, lograda que necesitan pastores que les dirijan
por medio del proceso evolutivo de las e (dolos a quienes adorar.
ideas y de los sentimientos, no quede
encerrada dentro de! yo propio, sino que FEDERIC.\ MONTSENY

Los conserv7adores de la resolución


Más importante que hacer la revolu- Esta verdad relativa hubiese sido ab-
ción es conservarla. soluta si sobre la espiritualidad de las
Hacen la revolución todos los factores revoluciones políticas no se hubiese le-
sociales, incluso los que son enemigos vantado, como hemos dicho antes, un
de ella ; pero sólo la conservan los ver- privilegio económico a favor de aquellos
daderamente capacitados. caudillos que hicieron y representaron
Factores de la revolución pueden con- las revoluciones políticas.
siderarse las ideas de unos y los actos Resultado de las revoluciones políticas
que otros realizan contra aquellas ideas llamadas de espiritualidad ha sido una
y sus defensores. Choques entre los ac- mejora de carácter económico a favor de
tos y las ideas producen las revolucio- los jefes. •
nes. De suerte que, a la postre, la caca-
La revolución inglesa, la revolución reada espiritualidad de las revoluciones
francesa y la revolución rusa, para no políticas se tía convertido en materiali-
hablar más qtie de las modernas, han dad para los directores del pueblo. La
obedecido a estas mismas leyes. revolución les dio el Poder v el Poder
Todas las épocas tuvieron su ideali- les dio la propiedad, como decíamos en
dad nueva y su idealidad vieja, y por nuestro artículo «Comunistas y Comu-
lo tanto sus revoluciones más o menos nismos».
violentas. Las idealidades representadas
por intereses materiales dominacbres y El hecho mismo de haber sido minis-
por intereses morales dominados, culmi- tro da a los a b í ^ d o s más dientela y
naron en una revolución. más influ<>nria para ganar sus querellas,
Y por medio de revoluciones se reali- lo cual supone una fuente de ingresos
zarán los adelantos humanos de carácter económicos cuvo origen es por completo
político y social, hasu que dejen de per- político.
a^ruirse las ideas por \\alsxx dado los Y siendo el predominio político fuente
hombres con una fonna de sociedad ^n de ingresos económicos, la política, con
la que no haya quienes vivan de dcxni- toda su espiritualidad, se convierte en
nar y quienes estén metidos a dominio. «ibsuincia material y en ud subttancia
Hasu ahora las revolticiones y quien se convertirá mientras no se establezca
dice revoluciones dice atraso humano, la impersonalidad de toda riqueza y
porque toda revoluctón supone una ti- mientras no sean abolidas las cat^^ríaús
fiynla; hafu abora, todas las revolucio- sociales, aun aquellas qtie pudieran for-
hés han tenido por objeto un .<lerecbo m a j e pctf d desempeAo de ciertas pro-
t potltioo « i d m a del cual se levantóla, fesiones, sit^jiíiera éstas surjan de una
ilMigo, un privilegio económico. Verdad pretendida superioridad de inteligencia.
ouiy relativa es que faw revohiciones po- .DecimoB pretendida, ponqué no hay
Uticas han ^do revoluciones de e^iii* sMiMriwidad de inteligencia: no hay
t taalidftd. y que las revohiciones c c o r ^
micas, «mpezadas ya, son revoluciones
mal «lúe cmdidoncs distinta de xnyAu
genc£k que en las actuales sociedades
tienen pienio diferente, a pesar de qu«
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son todas igualmente necesarias a la ar- Pero una cosa es la fuerza para im-
monía y a la justicia social. pedir que la revolución quede atrancada
Hemos exclamado: Esto de escribir en medio de los atavismos y de los in-
novelas o dramas o artículos ; esto de tereses, y otra cosa es convertir a la
inventar máquinas o de curar enferme- fuerza en la única razón de ser del nue-
dades pertenece a las profesiones más vo estado de cosas.
sabias. Pues los que las ejercen han de Si por temor a la reacción mantenemos
ser más inteligentes que los otros, y, en pie de guerra a numerosos soldados,
fKjr tanto, han de obtener más favores. (¡uiíamos a la misma revolutión su ele-
Esta es la cuenta que se hace el vul- mento de vida : el trabajo.
go, sin pensar que murhfis son sabios La revolución social, por su propia
porí)ue fueron ricos ; que otros son ig- idealidad, ha de convencer más que ven-
norantes porque fueron pobres, y que cer, y para convencer, lo que hace falta
esta casta inteligente no fHídría vivir sin no es fuerza, son medios de vida fáciles
los tontos que cultivan la tierra o cons- y abundantes.
truyen las viviendas, mientras que los Nadie o muy pocos protestarán contra
tontos podrían vivir sin los sabios de un régimen social que facilite a sus com-
cuota crecida. ponentes una vida agradable y para pro-
porcionar vida agradable son más ne-
cesarios productores que soldados.
Si la gente que en Rusia empuña las
armas empuñara las herramientas, el
Mucho se ha dicho y discutido sobre hambre, peor o mejor fabricado que han
lo que será preciso realizar para sostener sufrido algunas regiones de aquel país,
la revolución social. El tema es inagf> no se hubiera producido, y el más po-
table y si siempre fué oportuno, actual- deroso sembrador de discordias es la
mente lo es mucho -más por haberse ini- miseria.
ciado ya aquella revolución. Además, el arma es sólo un elemento
La revolución social p>odrá sostenerse de dominio y si el socialismo quiere li-
de dos maneras: una, con muchos sol- bertar a los hombres, ha de destruir todo
dados, y otra, con muchos productores. factor de sujeción.
La primera está más en consonancia con Sin armas no haya temor que se im-
las revoluciones políticas y con la men- ponga la fuerza y como la igualdad eco-
talidad presente; la segunda responde nómica en la libertad social, es la idea-
tnejor a su carácter social de procedi- lidad de nuestros tiempos, nadie podrá
mientos nuevos., impedir su afirmación si se destruyen las
Ix» hcMnbres aceptan las nuevas con- armas, si nadie las posee, si los obreros
diciones de vida por temor o por con- nos las fabrican, si los trabajadores no
vicción. En el primer caso las armas las manejan.
3ori necesanas; en el segundo, no. De consiguiente, lo primero que han
Naturalmente, que todas las modifi- de hacer los conservadores de la revo-
caciones chocan con el atavismo y con lución «s destruir todo elemento de do-
la conveniencia particular, más con el minio y crear todo elemento de vida.
primero que con ia segunda. So ha de haber ejércitos de comba-
La conveniencia particular puede con- tientes : ha de haber ejércitos de produc-
vertirse «n conveniencia general dando tores. La única manera moral y positiva
a todos los hombres el bien de que go- de afianzar la revolución, es la abundan-
2an unos cuantos; pero el atavismo no cia de medios de vida.
nos deja ver la posibilidad de aquel goce Por otra parte, asi como el trabajo'
gM«ral y no dejándonoslo ver somos moraliza al hombre, quitAndc^ quime*
refractarios a él por incomprensión. A.sí ras y malos pensamientos y hablUiáiH
se explic» la tendencia y la inclinación dolo a la ayuda y al respeto mutuo IT:,
que todas Ua involuciones tienen a vol- a la cooperación social, el ejercicio- m
ver a su punto de partida v de ahí que las armas que matan v doanÍRMí le obU>
la fuerza sea necesaria para impedirlo. ga a estimarse superKMT a k» dMute f «V
rmí

8 LA'BBVttrií BLANCA '^

a creer que los otros vienen obligados Los directores de Rusia creyeron que
a trabajar por él. necesiuban ser fuertes en armas para
Por eso no puede ser sociedad libre e triunfar y lo que requería su triunfo era
igualitaria aquella que sostenga gente riqueza ideal.
en armas. Las armas propias y tto la indiferen-
Se dirá, presentando el ejemplo de cia del proletariado, ahogó, idealmente,
Rusia, que, a veces, es necesario sos- aquella revolución, porque los procedi-
tenerla para hacer frente al enemigo ex- mientos a que obligan el sostenimiento
tranjero. Es un error. Son tan univer- de grandes ejércitos, son indignos de
sales los actuales problemas económicos ; una revolución libertadora.
inquietan tan por igual a todos los áni- Conservarán la revolución aquellos
mos y a todos los países, que urto tío que más y más abnegadamente trabajen,
podrá intervenir en otro sin que pro- y no aquellos que más obliguen a tra-
mueva en su propia casa, la agitación bajar, arma al brazo.
que pretenda sirfocar en la ajena. Con herramientas y no con fusiles se
La revolución rusa no ha tenido el afianzarán las revt^uciones futuras. To-
apoyo del proletariado universal, en este dos al taller y a las fábricas; a las fron-
caso, por sus propias culpas consisten- teras nadie, que más podrá nuestro tra-
tes en establecer una dictadura de par- bajo que las municiones, para demostrar
tido que le enajenó la simpatía de la la justicia y las excelencias de una re-
izquierda sindicalista, socialista y anar- volución social.
quista y en gastar sus energías en ar-
mamentos por no saber traducir los fe- FEDERICO URALES
nómenos sociales.

EHluvio asiático o bíblico


Este periodo está marcado por uno de dQ estos bloques, procedente de Us mon-
. k » catadismofi más terribles que ha sti- tañas de Noruega según indica su com-
frido el globo, dando nueva forma a «> posición, sirve de puiestal a la estatua
superficie y destrunrendo multitud de es- de Pedro el Grande, en Pettogrado.)
peeiea animales, de las que s ^ o ae en- Hacia esta época es attado los polos
cuentnm hof despojos que acte^tut su principian a cuDrira^ de liiek» y cuando
g«nendidad. Las aguas salidas de sus se forman los ventÜqMeros de las mon-
feOqMácttlos inva<foroo los continentes, tañas. Este cambio t « i notable del globo
arrastrando oonsigo tierras v rocas, des- <iebió ser sáWto, pues a halierse veri-
ealaiido las montaltas j d e s a m a n d o ficado gnáuaá y paulatinamente, anit^-
boaques mtiobas ««oes seculaves. lea como loa datantes, que sólo viven
Los soevos depósitos que kmaffm hoy en lospabes cálidos y ifte ae «k>
aqitefas ^piaa ae áaágam en Geologia <»«tntti en tui gran númeeo «n «atado
pO»ié^mmbn dt íerreitM dihmianós.' fósil «11 las iegtonea.{Mlaf«a4|nibieran
r . ^^íméá loa ftegos n ^ aÍgaifii:atÍvoa tenido ticoapo de reiifaüie foco a poco
'•4f aait. gnk 'áummn son b s totím tt** hacia lai «^[iones temidadla. Pero todo
• ¿•idat ^»qm** enüieét, qoe tmpeátr pnAfL to contrario, one debter<Mi ser
4K granito qMc áa liaBaa ^flMqa en bruaoHBeíae aoriM<endÍdaB por el (rio y
C inraras adbp« I M Ü M iamiíimófi «ttvnallóa en a m d a por loa bMoa.
^mm nocas pméui dfc noiitallaa di*> Biée, m e s , filé el mnlaéero <ÍÍ)mrio
IM* # wtiaa tifuÉiíaif» dii lagiBiii á^ ¿ígtlimmt que mndioa oMiftiiMie* con et
t^ltiot cft <pi« i»«lia*Mtnuu ^ dililFi» faiblieo o aaiááeo, pOMedor al
^ - '• M» IMUI pomé$ Btr
t a «M fnadesdistanciai'niás .f
/tlMA
LA REVISTA BLANCA

Sf lia comprobado, por ol estudio, que verse el suelo, rebalsaron contra la co-
las montañas de los Vosgos, de 4a Bre- rriente e inundaron la llanura ocupada
taña V de la Cosía de Oro, en Francia, hoy por el Forullo'. Ambos ríos brota-
pertenecen a las más antiguas formacio- ron de nuevt» al Oeste en un sitio muy
nes ; datan del período de transición. distante de su antiguo álveo.
El jura se formó hacia la mitad del pe- El diluvio bíblico debió ser ocasionado
ríodo secundario ; es contemporáneo de por el levantamiento de las montañas
los reptiles gigantescos. de aquel país como sucedió en Méjico,
Los Pirineos se formaron más tarde : y confirma esta opinión la existencia de
el Montbianc y el grupo de los Alpes un mar interior que se extendía en otro
occidentales son posteriores al Pirineo tiempo desde el Mar Negro al Océano
y dalan de la mitad del período tercia- Boreal, según resulta de las observacio-
rio. Las montañas del Tirol, que com- nes geológicas. El Mar Azoff, el Mar
prenden los .Mpes orientales, aparecie- Caspio, cuyas aguas stm saladas, aunque
ron a fines de este período. Estos levan- no comunican con ningún otro mar; el
tamientos han debido causar grandes lago de A ral y otros muchos esparcidos
perturbaciones e inundaciones conside- en las inmensas llanuras de la Tartaria
rables. y las estepas de Rusia, parecen ser los
El siglo XVI11 nos ofrece un ejemplo restos de ese antiguo mar.
muy notable de este género. A seis jor- En la época del levantamiento de las
nadas de Méjico había hasta 1750 un país montañas del Cáucaso, una parte de
fértil y bien cultivado. Hacia el mes de aquellas aguas fué impulsada hacia el
junií» espantosos terremotos se sucedie- Norte en busca del Océano Boreal, la
ron con frecuencia durante dos meses otra hacia el Mediodía a verterse en el
Cf»mplelos. En la noche del 28 al 29 de Océano Indico. Estas inundaron y aso-
septiembre la tierra se conmovió violen- laron la Mesopotamia y todo el país ha-
tamente ; el terreno, en muchas leguas bitado del pueblo hebreo. Aun cuando
de extensión, fué levantándose lenta- este diluvio .se extendió por una consi-
mente hasta alcanzar una altura de qui- derable superficie de terreno, está ave-
nientos pies, sobre una superficie de diez riguado que no fué general, ni menos
leguas cuadradas. El terreno oscilaba universal ; que no pudo ser ocasionado
como las olas del mar agitadas por una por las lluvias, pues por abundantes y
tormenta; millares de montículos apa- continuas que hubieran sido, no habrían
recían y se abismaban alternativamente, bastado en cuarenta días para cubrir la
y al fin se abrió una profunda concavi- .superficie de'l globo, y menos para so-
dad que me^ia cerca de tres leguas. brepujar en quince codos las más' altas
Humo, fuego, piedras calcinadas, ceni- monuñas. '
zas abrasadas brotaban de aquella cima, Todo hace suponer, pues, que el lla-
elevándose a prodigiosa altura. Seis mado diluvio universal fué de recuerdo
montañas surgieron de ellas, entre las convertido en lej-enda de una gran ca-
cuales se cuenu el volcán llamado Fo- tástrofe terráquea que. debió producirse
rullo: mas en el terreno que iba eleván- en el Asia <»ccidental, convertida por a4-
dose constantemente se abrió un pro- gún poeta o sacerdote en castigo de
fundo sumidero, en el cual desaparecie- Dios.
ron los ríos Güitimba y San Pedro, los
<|ue, en el momento de empezar a remo- ELÍSEO RECLCS
lO LA RBIMSTA BLAMCk

La herencia de los muertos


(En esta sección publicaremos lo más notable que han
producido los hombres cumbres que fa no existen).

templados, los vicios repugnantes y la


Las Reformas Y la crueldad natural de los judíos, quf no
la moderación, la templanza, la caridad
Revolución y la simplicidad inofensiva del culto
que les impuso. Sólo así se explica el
II empeño tenaz de Moisés en aislar a su
pueblo y privarle de todp roce con sus
El desorden que trabajó a las tribus vecinos y con los primeros habitan ¡es
de Israel, Ja ineñcacia de sus jueces, la del país que habían de conquistar ; «ilo
pretensión de fundar una monarquía, la así, sólo por el temor fundado y pt»r la
división del reino luego y siempre las experiencia justificada, de que la influen-
rebeliones y discordias que campearon cia de las costumbres de aquellos habi-
en Samaria y en Judea, fueron el resul- tantes anularan en los hebreos la influen-
tado de la extraordinaria superioridad de cia de su iej, puede explicarse a(|u<^lla
la ley sobre el pueblo para qué fué dic- insistencia leroz en hacer obligatorio
tada. El carácter divino que se le impuso para los conquistadores el total extermi-
no bastó a darle fuerza bastante para nio de los conquistados. Sólo atribu-
hacerla cumplir; pero sí la necesaria yendo a Moisés ese temor y el prop«'»sito
p>ara que, por respeto a ella, se impi- de evitar su realización, es dable expli-
diera el establecimiento de otra. Asi fué carse aquella serie de sangrientos man-
como de hecho los israelitas subsistie- datos y consejos, en completa discor-
ron sin ley : y cuando algún soberano, dancia con el carácter general de la le-
convencido dé la necesidad de que la gislación bebraica. Pero todo fué inútil.
hubiese y se, acatase, pretendia imponer- El total exterminio de los vencidos,
la, limitábase a resucitar Ja antigua, de aconsejado por Moisés, no se verificó,
la qt|e, aun entonces, lo que particular- y se ctMnpiieron. se hubieran cumplido
mente se adc^taba eran las formas, pero de todas maneras, los temores de este
no el espíritu de su doctrina. grande hombre, sin que basuran a im-
Moisés mismo debió comprender la pedirlo ni la previsora crueldad de sus
difliancia inmensa qtie mediaba entre su instriuxiones, ni la relativa bondad e
ptt^k} y -su le^, y la dificultad exttaor- innegable superioridad de su doctrina.
dinaria que existí» «n hermanarlos. Examinemos ahora cuál fué la con-
Conocedor de ese pueblo, debió de ducta de otro legislador ilustre, Maho-
comiMiender cuámo más fácil era que se ma, y cuáles los resultados de m legis-
entfegaae al ptriiieteno de k» extnuije- lación.
ros, que no que conservara la pureza Como Moisés, habla Mahoma én nom-
de su dogma unitario; no pudo ocul- bre de Dios y convierte en rdigión sus
társele ctiánto más oosforme estaba con leyes; como Licurgo dicta estas le>-es,
el escaso desarrollo de su baja ini^ligen- en .armonía con las condiciones genera-
tía, diviníaar la materia «pie vefa y cu- les de su época y las particulares dd
yos efectos semfa, que adorar a ttn espí- pttd>lo a qtie las destina.
ritu del que ao podía darse cueqi% y, 'JñpNítttldo y desacf«ditado el politels-
sobre todo, cuáoto má» en armonfa csta- tm Áilt^uo; robustecido en la .Arabia
haM las costumbves bárbaras y disolu- el p r i n ^ i o de la tlnidad divina por b
tas de los p u ^ k » de Canaán con tas tradidóa de Abraham y de Moisés, por
inclinaciones groseras, los apeikos des- el crecíei^ influjo de la idea cristiana y
LA REVISTA BLANCA II

por la influencia de la vecina India, Ma- pueblo de pastores, olvidado en los de-
homa pudo sin inconveniente fundar su siertos de la Arabia, se arrojó sobre el
nueva doctrina en el principio de esa mundo enseñando el Koran y empuñan-
unidad. tlo el alfange, v muy pronto los más po-
Colocado en medio de un pueblo indo- derosos iiTiperios temblaron a su presen-
lente, buscó en las condiciones de ca- cia, y los estandartes de la media luna
rácter y en el temperamento de este mis- paM-aron triunfantes por las tres panes
mo pueblo los recursos que le eran ne- ronfnidas del globo.
( -sarios para hacerle activo y celoso sec- Mas, examinemos ahora los resulta-
tario óc sus doctrinas. dos jKisleriores de esa dcHlrina y de esa
Era este pueblo de imaginación ar- legislación religiosa, y, por consiguien-
diente, y le habló el lenguaje de la JKH'- te, inmutables.
sia, y con él le predicó la generosidad y l.o (|ue allá en su tiemjjo, cuando fué
la templanza. Era el valor la primera oportuno, produjo el engrandecimiento
virtud de entonces, y él la presentó como del mahometismo, ha sido la muerte lue-
la más agradable a Dios. Eran los ára- go de los pueblos (|ue lo abrazaron.
l>es ignorantes y sensuales, y descartan- Todos los expt^dientes tan hábilmente
do de sí el inmaterial paraíso de Jesús, inventados por el profeta para combatir
les brindó con un paraíso de deleites. la indolencia de sus sectarios, sirvieron
Ouiso hacer de aquel pueblo un pueblo luego para fomentarla. Aquel paraíso
conquistador, y Jes impuso la guerra sensual, tan propio para exaltar la fan-
como un deber religioso y ofreció a los tasía de un pueblo inculto, desarrolló en
que sucumbieran como bravos y creyen- él hasta la exageración su amor al goce ;
tes la más apetecible de las recom|X'n- y cuando los musulmanes, merced a sus
sas: un cielo siempre puro, un país conquistas, alentados por la religión y
siempre fresco, mujeres siempre hermo- favorecidos por su inmenso poder y sus
sas y siempre amantes, cuanto, en suma, riquezas, consiguieron gozar en este
podía halagat sus sentidos : oponiendo mundo de los placeres que se les prome-
así a la pereza propia de su tempera- tía en el otro, la molicie y la indolencia,
mento el amor al goce, potente también a que tan predispuestos se hallaban, los
en aquella naturaleza ardiente y salvaje. dominaron por completo.
Para combatir el apego a la vida y el
desaliento en la desgracia, excitó la fan- -Vquel fatalismo destinado a inspirar-
tasía y les reveló el fatalismo: la ley su- les el desprecio a los peligros y la cons-
prema, según la cual ninguno sucumbe tancia en la adversidad, produjo luego
hasta que llega su hora, nada sucede (|ue la indiferencia más estiípida. Si nada su-
no esté escrrto en el libro del Destino. En cede que no esté'escrito, si cuanto está
una palabra, Mahoma estudió las pasio- escrito ha de suceder, ¿ a qué luchar ? El
nes de su pueblo, y, exaltando y robus- creyente comprendía, y comprendía
teciendo las que servían a su objeto, las bien, que, pues existe un poder superior
empleó para combatir las que pudieran al hombre que todo lo dispone de ante-
penudifcarle. mano, es inútil esforzarse en combatirlo.
En cuanto a Constitución política y Mahoma, al proclamar el principio fa-
social, Mahoma supo también armonizar talista, del que dedujo sólo las conse-
el objeto que se proponía con los hábi- cuencias que favorecían sus propósitos,
tos dé su pueblo. Se separó poco de sus no creyó quizás que algún día sus discí-
costumbres tradicionales, dejó subsistir pulos acabarían d raciocinio deduciendo
su organización por tribus, y se limitó las que él dejaba olvidadas.
a constituir una autoridad suprema, que Por otra parte, aquella autoridad su-
revistió de un carácter sagrado para ha- . prema y desi>ótica, civil y religiosa, om-
cerla má.s respetable. Esta autoridad le nipotente y sagrada, que tanta filena
«ra necesaria para dar a sus falanges la dio a los primeros mahometanoa, te híM
fucna de la unión, tan poderosa en la insostenible al extenderse su impCTki, JT
guerra. fué la primera causa de («lajadon y át
Mahoma consiguió su objeto. Aquel cisma.
12 LA REVISTA BLANCA

Malioma. por último, educó a sus dis- que el resultado lógico de esa tendencia
cípulos para la guerra y sólo para la instintiva en el hombre, misteriosa, in-
gutrra ; y cuando la guerra ha dejado consciente, perf) irresistible siempre : la
de ser la única misión de los pueblos ; unidad. Por ellos, |X)r la observación y
cuando las circunstancias le han hecho el análisis de los hechos, nos explicaría-
perder su importancia ; cuando la fuerza mos la consecuente disolución de estfis
ha debido ceder el puesto a la ciencia imperios, que parece contradecir esa ten-
y al talento; cuando esta misma fuerza dencia, disolución, sin embargo, n'^ce-
les ha faltado, cuando, en suma, las con- saria ; píjrque esas grandes agrupacio-
diciones generales de las sociedades han nes, fundadas y sostenidas por la fuerza,
cambiado ¡xjr completo, los maliometa- no satisfacen el ideal de la humanidad,
nos. privados de cumplir el primero de no realizan, o mejor dioho. no constitu-
sus deberes religiosos, la propaganda ar- yen el término de esa tendencia instin-
mada, organizados exclusivamente para tiva de su naturaleza : la unidad por ¡a
ella, se encuentran incapacitados de se- libertad. Viéramos que estos imperios,
guir a los demás pueblos en la marcha destruyendo las pequeñas tiranías del
progresiva, y se cfwisumen en su inac- patriarca, del señor o del caciqui", satis-
ción fatalista, y se pudren gastados por facen una necesidad inmediata, y unifi-
sus placeres paradisíacos. cando la legislación y las costumbres CÍI-
La ley de Mahoma necesita una re- rrespondían a otra necesidad superior,
forma : pero es ley sagrada, inmutable. menos tangente, menos ostensible, me-
y atentar a ella fuera un sacrilegio. Kl nos apremiante, pero no menos real.
estacionamiento, sin embargo, mata y \ ¡éramos, en fin, que los pueblos cam-
corrpmpe el vastísimo imperio sujeto a bian y deben cambiar su constitución
su influencia, y hace inevitable en él la como cambian de necesidades y de aspi-
Involución, única (jue puede saharW), raciones a medida que avanzan en la
o, mejor dicho, resucitarlo. parte que en su esfera les correspf>nde
Esta revolución se verificará. El isla- en la realización de la grande aspira-
mismo reclama un nuevo profeta, un re- ción, de la universal necesidad.
volucionario (|ue regenere aquellos pue- La constitticií'm de un pueblo debe co-
blos, reformandt) su ley ; y ese nuevo rresponder siempre a las necesidades
profeta la necesidad lo creará. Mahoma físicas y morales de sus individuos, y
. mismo pareció presentirlo. siendo estas necesidades variables con el
Si necesario fuera para la demostra- tiempo, variable había de .ser su consti-
ción del principio que sentanw>s. la his- tución. Sólo a condición de que esta re-
toria y el examen de las constituciones gla se observe se sf»meten UJS pueblos
fundamentales de todos los pueblos del dócilmente a las leves que les rigen, y
orbe confirmarían nuestra idea. El estu- su inob.ser\-anr¡a v olvido producen cons-
dio filosófico de las grar»des transforma- tantemente el malestar inmediato, y más
ciones de la sficiedad humana, consuma- o menos tarde violentos y de.sastrosí»s
das al través de los siglos, nos enseflan tra.stornos.
que estas transformaciones i>o s»jn más El que intente destruir en un pueblo
que el resultado fatal de la ley de la na- alguna de sus condiciones radical e in-
turaleza, l^ observación y el análisis de tnediatamente. o crear en él e imponerle
lot hechos nos probarían que el patriar- otras que no tiene, nunca consegíj^irá su
cado en la antigüedad, el feudalismo «n objeto, y serán las leyes siempre un ger-
la Edad Media, laa hordas o tribus en men de perturbaciones.
^ los pueblos salvajes, la constitución, en El movimiento de un pueblo hacia .su
suma, por pequeñas agrupaciones, es destino .se precave y se dirige por medio
precia de todos los pueblos en infancia de 4as reformas. La reforma, que no es
o en disolución y el primer paso forzado la revolución, pero sí una parte de ella.
a la unidad. Por ellos comprenderfaimos Una serie de reformas con.stituyen
la formación sucesiva de los grandes im- una revohición. Cuando esta serie de
perios en que se funden estas pequeñas reformas ae verifican paulatina y suce-
agrupaciones; imperios que no son más sivamente, la revolución es apenas sen-
LA REVISTA BLANCA 13

>ilile ; r u a n d o sf vt-riliran a la vez por ciones, y !).ibr;i de verificarlas i<nlavía


la fiuT/a de la necesidad, la revciliK-itm infinitas aiii«'s di' llegar a su UTniimi.
<-s entone-s violenta \- terrible. La H u -
manidad lia v<TÍ)'icadc) muchas revolu- .MíOl.FO |().\RI/.ri

La literatura española
<.V()rt//.s7</.s V dnnuíiliirf^d^)
l'n Ivspaña, llevados d<' nuestra cl.í- ilustres literatos y hombres ;i\an/at!os.
siea manía de <'nrontrar mt-jor lo del l""n (ialdf'is, íidemás de lo (|ue he lla-
extranjero, no queremos ver el mérito mado nervio analítico, profundi/ador y
de !o (jue tenemos junto a nosotros. experimental y d<'l radicalismo d<- sus
.Sin embarj^o, es preciso decir <|ue l-'s- convicciones, radicalismo (|u<' mi (.leja de
paña ha tenido \ coniintia teniendo una n>anifestars<' poco o mucho en todas sus
l)rillante literatura (\uv nada ha de en- obras, existe tambit*n el valor persona-
vidiar a la de ilos demás países. iísinio de su carácter y de su espíritu,
lis m.is, despojémonos de miras par- muy propio, muv vigoroso, mu\ «-nér-
tidistas y de juicios apriorísiicos : hoj<i'- gico y muv indomable.
mos la literatura extranjera, ¡pensando, I..1 ligura férrea, magistral y sober-
s<Tenamente. en el estado moral (|tie se biamente altiva del conde de Albrii, bas-
halla el mundo, y comprenderemos <|U<* ta para afirm.ir la p«'r.s<)n.ilidad de (ial-
l'spaña, si bien no es un jjaís ei\ ili- d<')S.
¿ado, es un país moderno, difícil delini- Todas las obras de este autor son un
ciiin y extrema paradoja «fiie. no obs- concepto V un carácter, un c<mce|)to de-
tante, sintetiza la vida española. moledor V un carácti'r firme, ind<')niiio
Kn este artículo hablaré, línicamenie. y conunirado.
de los novelistas y dramaturgos contem- La misma tendencia literaria y el mis-
pf»rán-os. que, como se supondrá, ten- mo vigor espiritual, de voluntad tirme
gan una tendencia izquierdista, procu- y bien templada, se encuentra en las
rando resumir el carácter peculiar de los obras de P í o Haroja.
más importantes. Fís decir, no citando I*ío Karoja posee también una ligura
las obras rkdaMes de cada uno. sin») «-x- bien definida, clara y enérgicamente de-
poniendo la ideología del autor <|ue cn-a finida ; claridad y energía (|ue s<' en-
y se iransparenta en la obra. cuentra en todas sus obras, que aJguien
ha acusado de desahijadas en la forma,
pero <|iie nadie ha podido censurar en
el fin. en la síntesis, en el argumento,
Kxislen en la literatura española y en siempre amplio y exuberante, lleno de
casi todas las literaturas, dos nervios calor h u m a n o .
iniciales. Así, pues, la literatura de (íaldéis y
Kl uno es el analítico, profundizado la de Pí«) Baroja, representan el primer
y experimental. Kl otn) es el impresio- nervio inicial de la literatura espartóla
nista, apasionado y temperamental, si y paralelo a él, hay el nervio, espirituál-
í* me permite vocalizar esta palabra. tnente opuesto, aunque exista entre ellos
El primero puede estar caracterizado la misma afinidad ideológica, de la li-
p<»r Galdó.s y el s e g u n d o por Dicen la, teratura d e Dicenta.
y cito principalmente a ellos, porque aun Dicenia ha sido quizá más declamda-
c u a n d o m u e r t o s , perduran todavía e n - menie rebelde q u e Galdi)S y P í o Baroja,
ire noBOtroH su.<( g r a n d e s inteligencias y pero lo ha sido inconscientemente. .Y
.sus g r a n d e s corazones, sirxiendo, ade- aquí encontramos él nervio impresioni»*
más, la preferencia de homenaje a los ta, apasionado v temoeramenial.
«4 LA REVISTA BLANCA

Es indudable que esio nada tiene que llegado a un tan antipático y antiesté-
ver en la literatura característica de cada tico mercantilismo, que su valor intelec-
uno, ya que es una cuestión psicológica tual va desapareciendo a medida que cre-
.y no intelectual. ce su valor comercial. Y hay que tener
Sin embargo, la psicología del autor .en cuenta que esto lo dice una persona
es la que da alma a la obra. Gaidós y que durante años leyó con fer\or la pro-
Pío Baroja, poseyendo una voluntad y sa vivida y candente del novelista vu-
un fin preconcebido, han dado voluntad l«'nciano, llena de alma y de realidad.
y fin a sus obras. La leyó mientras fué debida a la pluma
Dicenta, falto de ellas, pero poseyen- del novelista ameno, profundo r pen-
do un temf)eramenio exuberante. les ha sador, y dejó de leerla, cuando fué es-
dado más entusiasmo, más ímpetu, más crita por el hombre de negocios.
•irreflexibilidad, aunque menos vigor y En cuanto a Benavente, admirando su
menos ccrntorno. agudeza, su fondo filosófico, su agilidad
En resumen y personificando en Ciol- teatral incomparable, su tendencia demo-
dós. Pío Baroja y Dicenta los susodi- ledora de crítica social y de psicología
chos ner\ío5 iniciales de la literatura es- humana, no puedo substraerme a la in-
pañola, Gaidós y Pío Baroja son más fluencia personal f>oco simpática del au-
profundos, más fuertes literariamente, tor de Los int4!reses creados.
pero en cambio, Dicenta es más entu- Sin embargo, esto nada tiene que ver
' siasta y más humano. con el mérito, algo discutido, de sus
Los dos primeros ahondan y definen ; obras, hábilmente, magislralmente cons-
el segundo va a flor de pie-I y a flor de truidas, aunque yo,encuentre en ellas
alma poniendo en su literatura el amor, falta de humanidad, de entusiasmo y de
el odio, los celos y la cólera que pasa grandeza; falta que, no obstante, des-
por nuestra vida sacando de ellos con- aparece al reflexionar en el valor moral
clusiones rebeldes sin darse cuenta, sin y sbcial de su literatura, llena de amar-
buscar, sin definir psicológicamente los ga realidad y trazada por una mano tan
procesos de cada una de eslas pasiones. experta y tan poderosa que ella sola es
suficiente para atmientar el mérito y di-
simular el plagio que alguien ha que-
rido ver en sus obras.
Quizá parecerá algo brumoso el leve .Además, Benawnte da también ca-
estudio literario que acabo de hacer. racteres a su literatura. Caracteres algo
•Xo obstante, en él he r^umido lo que fríos, algo metódicos, pero firmes y bien
a mi entender forma la literatura es- definidos.
pañola.
Junto a estas figuras que convierto en • • •
tendencias literariajt, hay otras de igual
inportancia que ellas. Después de estas cinco figuras capi-
Bla.<ico IbáAez, como novelista, y Ja- tales de la literatura espaik)la, existen
cinto Benavente^ como dramaturgo, .tie- otras dos continuadoras de las tenden-
nen idéntica notabilidad. cias iniciales que be citado anteriormen-
Pero por un ineviuble fondo de af>a- te : Linares Rivas y Martínez Sierra.
iion&mieato, del que nadie puede des- Linares Rivas es como DiceMa. Sus
•» V , pokrse y i por lo tanto, yo tampoco. obras resultan demoledoras por los pen-
B a i c o iMAet y Benavente no me son samiemos y no por ta convicción. Es
fflUv stmpátioos. decir, tcsultan demoledoras espontánea-
Élasoo IbáAex, como autor de La Htf mente, sencillamenie, sin ^ue él tenga
rrofa. como narrador admirable, como tntcntíón de haoM'las. Quizá el mayor
novelista txMTccto e insigne, avaaiaulo mÉtito de la vriieldia litMarta sea éste.
r culto, de grandes argumentos r gran- Por mi parte,, lo (Mvfiero mil veces al
des catacterrs, al igual que Gaidós, na- rebuiéMniento cani slempite insípido v
da tiene de censuiwle. fatigoso.
Mat. en cambio, personalmente, ha I ^ espcmtaneidad, la t«aKdad, la moi-
LA REVISTA BLANCA «S

sar¡<')n de vida es el más grande valor La excesiva extensión que tendría este
humano y el que más impresiona y nos artículo, me obliga a ponerle término,
iiace sentir en el arte. creyendo, sin embargo, que, bien o mal,
Linares Rivas es un rebelde incons- he concentrado en mis cuartillas el as-
cii-nif, que pone en sus obras los pensa- pecto que considero más intep'sante de
mientos y las sorpresas de su espíritu, la literatura española.
convirtiéndolas, sin querer, en críticas Por otra parte, si bien existen algunos
V dramas sociales.» novelistas y dramaturgos que dan un
I-'n cambio, Martínez Sierra, delicado sabor rebelde a sus obras, no hacen más
V exquisito escritor, cuando rebasa los que continuar las tendencias de 1<^)S que
límites de. lo ligero y socialmenie in- he citado y (jue creo bastan para ron-
ofensivo, va, sabiéndolo, a una conclu- vencernos de que España merecería me-
sii'm protestataria. jores atenciones de las que obtiene, ya
I'^n El reino de Dios, por ejemplo, que en ella penetraron con gran profu-
Martínez Sierra escribió una bella pá- sión, las ideas moderjias, que choran
gina de dolor humano y de injusticia con una serio de factores retrógado< aje-
síxial. Y bajo la impresión amarga de nos a la evolución moral del intelecto
aquel trozo de vida sangrante, Martínez humano.
Sierra tejió, hábil y sutilmente, la co- Consolémonos, no obstante, pt-nsando
rona de flores de una idealidad. que. en la vida nada se pierde, y el
Linares Rivas, recio y acre, con el valor de esta literatura generosa, próvi-
alma atormentada por una protesta sor- da y olvidada, antes aumentará que dis-
da, estalla en sus obras. Martínez Sie- minuirá a medida que la evolución vaya
rra, más endeble intelectualmente, pero puliendo nuestros ivrebros v nuestros
más fuerte y acabado idealmente, las .si'ntimientos incultos.
lleva con agilidad al fin propuesto, sin
asustar a-I piíblico timorato. .AtKii'STo DF. MONTADA

BIBLIOTECA DE ../.,1 REVISTA BLANCA»

L06 GRANDES DELINCUENTES


Es una novela baioda en las persecuciones que (ufren en España los obreruc que
tienen oonci«ncU de tui derechoa y de Mi person-tlidad.
En el libro ae narran los aufrimientos morales y materiales de lo» trabajadores cons-
ciente», las penas de sus familias, las lágrimas de sus madres y las crueldades de sus per-
sef¡utd(ires.
En Loü GRANDES bM.iNct-F.NTEs un hilo de amor que sienten mujer extraordinaria por su
hermcwura y su inleliüencia y hombre butno con talento y voluntad, une la trama, dándole,
además, el interés de la abnegación y del cariAo.
La cárcel, el destierro, la bcstiaAidad de los esbirros, la ternura de Ins mujeres y la
solidaridad de los proleUrioB, todo ae cuenu en,Los «RAND» DKUNCI'ENTI», con la enioCión
Kv
que nuestro compaAero Federico Urales pone en sus novelas.
LoH CRANDca DOJNCUKimca se vende a peseta ejemplar, haciendo un descuento 4»
at por ion al que pida de diez ejemplares en adelante. La impresión es excelente. ;.fei
Se ruega que al pedido acompafle el Importe, cuando no se trate de urt compaltaro o
1^ tm eorreaponsal de absoluta conlianxa.

í*1
lé LA KCYISTA BLANCA

Alrededor ne ios problemas ne Cataluíla


Catalafla ante el problema naciooal y ante el problema social.
— Las dos idealidades. — La moral dd nuevo rico. •— Ar-
mas y lok ont. — Lucha entre dos poderes. — La astucia pa-
troaal. — Acosamiento contra los trabajadores. — La triste-
za del terror. — Su triunfo i — Los parónos a los pies de
Marte.

Sin títulos para ello, pero con volun- patronos y obreros, vamos a esiuiiiarlu
tad y buena intención para mucho más, tan imparcialinente como puede hacerlo
ruego al señor Director de L.\ REVISTA qu.en no es patrono ni obrero y ha in-
BLANCA que me deje exponer algunas 'entado descifrar !o> fenómenos sociales.
razones sobre los prcjblemas de Cata- La mayoría de los obreros <|in' en
luña, mucho más complejos, hondos e Cataluña desempeñan los cargos dirfc-
importantes que lo que cree la genera- tores de los sindicatos, aspiran a la trans-
lidad de la gente, ya que están ligados formación de la stíciedad presente i-n el
a todos los problemas españoles )• a no sentido de convertir en propiedad g'-ne-
pocos del extranjero. ral la propiedad privada, y, lo que es
Los asuntos de Cataluña s<jn de dos muy natural y muy humano, llevan a
órdenes: L'no que proviene de sus re- las luchas con sus patronos, aquella as-
laciones con Hspaña y otro que surge piración.
de la llamada cuestión social. Por el contrario, los patronos i|Uf des-
Supíjngo que las diferencias que pue- empeñan IfíS cargos más importantes de
de haber entre las aspiraciones de Cata- sus organismos, tienen la m«'ntalidad
luña y la indolencia antipatriótica de del antiguo señor que consideraba valor
los patriotas de Madrid, no habrá de de su patrimonio) cuanto vivía de su
interesar mucho a Wis lectores de esta calbera.
Revista. De ahí que los patremos catalanes se
' Más que una cuestión entre dos na- nieguen a discutir con los que moral-
cionalidades es una cuestión entre dos mente estiman una extensión de su po-
moralidades o entre dos estados psíqui- derío y de ahí que muchos obreros tra-
cos. Los poHticos de Madrid ven de dis- ten a los patronos cual si fuesen ^us
tinta manera a los de Cataluña las cues- enemigos ideales.
tiones que plantean las nuevas necesi- De esa diversidad de conciencias y de
dades de los pueblos y como Cataiufta, caracteres, ijnica en el mundo, nace el
hoy región española, tiene la capacidad encono que en nuestra tierra adquieren
económica y polflica de su antigua his- las ludias sociales. Hn otras partes, no
toria, ha de producirse necesariamente digo en todas, el obrero se limita a me-
tMia desarmoniíación que tendrá por fin, jorar de condición por medio de los sin-
o la hegemonía de la política catalana, dicatos y aquí pretenden que los sindi-
más dura, pero más activa y consciente catos sean el órgano y el brazo de la
que la. casl^Hana, o la separación ide sociedad futura.
ambas políticas por medio de un pacto, Kn todas partes, meiMis en Cataluña,
ya que, felixmenie, no son los tiempos quiaá porque aquí es donde hay más'
presentes propios para guerras civiles. ricd» qué antes de la guerra eran pobres,
Y como quiera que el problema cata- toa patronos han comprendido que sus
lán que más me intetesa y s^j^irameme privil^ios son discutibles, y cultos,
que más interesará a I ^ RIEVISTA BLANCA, comprensivos y tolerantes parlamentan
es el que establecen las relaciones entre con los trabajadores y les sacrifican parle
LA REVISTA BLANCA
n
de sus int«Tfses, ronsiderándcilos un íao- cer nada a favor del pod<'r civil, (|ue es
lor en la pr<>dinri<')n. «'I (|u.' habría de arreglar todas las ciies-
Rcfraclarios, a fuer dt' codiiiusos y liones entre españoles no militares, lian
d<' nufvos riios. la mayoría tic los pa- boicoieaí.io a los repreM-ntantes ele a(]u<'l
irónos ("Halan s a las s<>kicion«'s <]«• ar- |)oder <|ue no acvpiaron procedimienios
monía y iransiiicncia, se <ipont'n. <"on de \iolencia \' de desconsiilcracion liacia
lodos sus medios y ron toda su tcsia- 'os irabajadon's, prtH'urindc ;il mismo
rudí'z. a <\w los trabajadores ))<'n<'ireti li<'m|)o, ri'siarles lotio presliLíio \ toda
en la (')rbiia de lo (|ue estiman sus d<'ri'- fuerza mora'. V ello mien'.ras adulaban
rlios absolutos, y romo ron ij^ual H'S- a autoridades (|Ui' s(')lo tienen jiirisdic-
tarudez y (|uizá con ij^ual eefjuera (|ue cifui en ciiesiion«'s militares y d<' líuerri,
los patronos defienden los <ibreros sus >• <|ue, d<'sjj;^raeiadamenle, no se han dis-
punt(»s de vista, surjjií» entre irnos y linj^uido por la serenithnl de sus juicios
otros la <"i«'jía v abominable \iol<'ni i;i. ni jxir la prudencia de sus palabras.
r\ V <|U<'' liabia tie ocurrir con un pa-
ironismo <|ue s<')lo a la violencia v a !a
fuerza ha hado el éxito de sus causáis
La historia, M'vera. implacable, ha- y con tin <ibrero <|ue ])or sentirse conti-
blará de una huelf^a prolon^íada y en- nuamente víctima de estado d" r x ( t p -
lajada, r o m o son tmlas las luK'lpis ca- ciim, no pudo liar ni un momento en
talanas en niK'stros días ; de un j;en> ral el amparo de las U'yes ni del derecho?
'pie arm«'> a los patronos y de un lnk-nul Tenía (|ue «Kurrir lo <|Ui' ha ocurrido.
(|Ue sf divlan'i luejtjo de ser armados La discordia y la lucha p«'rpetiias.
acjuéllos.
;.<_>ué M" proponían tales medidas? So-
nn'tt-r a los obreros por el hambre y por
«'I plomo ; no c<m razones ni o«)n ley«'s. No (pieremos discurrir sobre el orij^jen
r. Acaso no vemos a<|uí un jjermen de V el sufragio de las bandas pistoleras.
(error? ¿ A c a s o no vemos aquí el propii- Ka opinión tiene ya su conciencia for-
sii«» de resolver las huelgas por medí»» mada por lo (jue sobre ello se ha dicho
tie la violencia ? Y cuando tal cosa ocu- en reunic)nes, conferencias y P«TÍ('HÍÍCOS
rría, aun no se habían- pniducido los y mayormente por lo que ella ha visto.
llamados atentados s<íciales. Son tristes para lodos estas horas que
N o habla un sectario. Ouien habla no vivimos y son trislí's y además s<in nues-
w propone enconar los ánimos ; antes tras porque las hemos formado Kxios los
daría momentos de su existencia para catalanes con nuestra ctnlicia. con nues-
acabar con el trance tráfico p<ir (|ué ¡wsa tra cobardía y con nuestro carácter vio-
Cataluña. lento ; y si aun tenemos un in.siante de
Pero hora es ya de señalar las culpas arrepentimiento, (jue, por desgracia de
contra quienes tienen menos disculpa tfKlos, nt) tendremos, hemos de llorar s<v
ante nuestras desffracias. tienen men<is bre la primera y la última víctima del
disculpa porque fueron los primeros en terror ; el <)brero del llaimado sindicato
echar leña al fuego y porque pretenden único, Pablo Sabater, echado como un
ser la representación diel orden y de la perro en la cuneta de la carretera de
legalidad. Moneada y el del somatenista Fran-
Kl IH-CIIO mismo de colocar astutamen- í|ueza.
te, maquiavélicamente, a las auioridatles I ^ s victimas que ftay del u n o al o t r o .
militares contra las civiles y ccmtra los son nuestra.s victimas. Las víctimas de
obreros. |>orque aquéllas son más dura» l« cobardía de la Prensa, que no tuvo ,
v éstas más flexibles para oon los tra- ni «ha tenido ni tiene el más pequelk» ,,
bajadores, ¿ a c a s o n o descubre una in- comentario d" protesta y ha publica<lo *
clinación a la violencia y a la dunpza? Kobre el particular indignas e iniete*»'
¿ Q u é han hecho los patronos para das 'informaciones; las víctimas <ie ! • j
apartar a IOA autoridades militares de las cobardía del público, que n o h a nabiAy ,
««««lione» civiles ? \ a d a v sobre no ha- destruir, en un instante heroico, i* p l i * .
f8 LA REVISTA KAMCA

tola asesina, v las víctimas de la parte ron por acordar que nada se hiciera y
interesada, cuyas protestas sólo eran sin- nada se hablara siquiera sobre la exis-
<:eras y vivas cuando los que caían for- tencia de aquella reunión. Todos los con-
maban entre los suyos. gregados se estimaron futuras víctimas
Dígase lo que se quiera, el terror ha del pistoletazo al divulgarse la noticia
vencido de esta alma catalana que se de su reunión, a pesar de que tenía por
eslima de buen temple. Bastaron unos objeto estudiar la manera de concluir con
cuantos anónimos para acabar c<m la esta vergüenza de Cataluña que acabará
campaña antiterrorista iniciada |X)r el con todas nuestras virtudes y con todas
Ateneo Enciclopédico Popular y para nuestras fuentes de vida.
enmudecer a los periódicos que al prin- El terror ha sido el dueño de Barce-
cipio de esta vergüenza catalana que se lona, el tínico dueño de los espíritus ca-
llamó terror, protestaron de él romo de- talanes, r^a misma retirada de Cambó
bieran haberlo hecho y continuar hacién- no es más que una victoria del terr«ír.
dolo. Barcelona ya no tiene unidad moral,
Ha sido tan grande el triunfo del te- si es que algún día la tuvo. La rompie-
rror sobre el alma catalana, que, segtín ron aquellos que, en lugar de postrarse
mis noticias, hace poco un hidalgo de a los pies de Themis, pe postraron a los
esta tierra convocó, en su domicilio, una pies de Marte, llamándole gran señor
reunión de personalidades para ver si ron el único fin de que les prestara ar-
discurrían un medio que diera fin al la- mas que defendieran intereses particu-
mentable estado de Catalufla, y. domi- lares.
nados los reunidos por el mied<i, araba- ENRIQUK I.i.Aix')

CAUSAS CÉLEBPES

EL P R O C E S O DE LYON
{Conlinuacíófi) una pequeña velada familiar y hablar un po-
co.
•9 de noviembre de 1881. Llqg^aré con mi mujer, y me reconoceréis
•Querido oompaftero: Parto mañana de en bi estación por mi larga barba, y porque,
Thoncm y pienso detenerme, como estaba al salir, esperaré a que ae me aproxime al-
oottvenido, en Lvon. Llegaré ei jueves a las guien que me diga dónde he de ir.
o d » y cuarenta oocfae. a b estación de Pe- "He escrito antes, pero Herzig me había
rracha; y agradeceré mucho qOe la misaM dicho que ya no vivíais en la calle Neyret.
noche pueda sahidar a los amigos námeio si« a dond^ os he dirigido esta ma-
•Me seria imposilde psmianecer dos «ttas ñana otra carta, fin este mometrto recibo un
«• L^ron. tanto más. cnanto que pienso vi- telegrama dindoine vuesM^ verdadera di-
aiter tMibién a tos amin^ÍM de Saint Etien- reoción. Os escribo deprisa paf« 'akanaar el
correo.
•Os rucRo, puea. qiie aviséis al compalte- •Pumo KMMVTKINK
nt'Seraafd y a lodos las amigo» que creáis •P. S.—Advertid a Lemoine que me gus-
#1
«oonmcate lovifar, para que poÁunes pa> taría verle.» '
aae jmcoa w nocnc. Al terminar bi Isclum de esta carta se
•wén» tftieammri imposible dar una oon> produjo un iiiddait& Indispnesta por d ca-
, f«MBda, qne serta eansa de a i txfmkááa lor*^ JMhne Kwpattine se dtsmayd.
tnim«B>fa} peto taayooo toijgo por \|tté A^ipea akpgMoM {Mieraii $1 Presidente
«aiitftme, y podéis kmtar a pasar juntos la que iá pwwiíJMW^mBBM' en d pratorio.
M d v a todos los que queráis, para cdebrar El PresíiaMe, qaé había perdidofaicidio-
LA REVISTA BLANCA «9

ya y la galantería durante el interrogatorio tante asejiurarse primero si la carta era de


de Knopotkine, contestó que, a pesar de su los amitjos (le los acusados, lo cual es [KH-O
buena voluntad, le era imposible conceder lo probable, pues perjudica a sus intereses.
que se le pedía ; [mes de co4icedt rio no po- Concluido este incidente continuaron los
drí;i neyarlo a otras ])ersonas <jiu' le pidie- interrojratorios.
sen el mismo favor Después de las «leclaraciones de Bordat.
Mme. Kro|)otkine se ne^ó a salir y per- Krí>fx)tkinc y (iautier, son |><x:o intcrt-santes
inanet:i«» hasta el fin del interrofjatorio de su l;is tiernas.
marid«>. que acabii coii alf^funas preg-inilas El primero de los interrf>K'ados es el lla-
•sin interés. mado BejouN. Este acusado formaba parte
Las íK-rlaracioíies de Jear Coindrc y jvilcs «le la Federaciciii lyonesa y era miembro del
I rentii, miembros de la FedfrMCÍ<'Hi Ivonesa. Consejo He administraciái del E^iatidarie
lio ofre«¡eron novetlad. Revolucionario.
l'riKlújose otro nuevo incidente. Bejoux da tliverstis detalles sobre la or^ja-
Se levantó Bordat para pedir la palabra nización del partido anarquista, y al fin de
en nombre de sus cuatro compañeros v en el su interro^•atorio. el proc-esado. que tiene
suyo. muchas condenas en su expediente judicial,
—-Arábamos — dice — de ser provocados lee una declaración en la cual dice que sien-
jjor un oñcial conde«orado con la Legitm de do anarquista desde muy poco tiem|>o. pedía
Hfinor. Este seAor nos ha dicho: «Yo arre- al Tribunal que no hiciese recaer sobre el
ijlé a vuestros amigfos de la Comutuiie. y co- partido entero la mala conducta de uno de
mo estuvierais en mi poder, o s arreiflaría SHs miembros.
también.»
Lijfeon. de X'illefranche, declara que for-
Presidente. — Va invito a Bordat a que maba parte del gr-upo anarquista de esta
prcsí-ntf la i|ueja en debida forma. «•iudad. A consecuencia de la condena de
Serís (aboq;ado). — Si es cierto, el Presi- Boutbous y de Cre.stín, escribió a los diver-
dente deberla tomar las medidas que juz^r-*' sos tírupt>s revolucionarios de Lyoii una car-
se convenientes,
ta, en la cual decía que la justicia estalxt
Sffgnerre (abofado). — Observo al seflor prostituida. FJ procesado mantiene este ca-
Presidente que un oficial fram^s acaba de lieativt) en la .Audiencia.
ba«-er públicamente la apolofrfa del asesi-
I>esffranpes, miembr») de la Federación
nato.
lyqncsa, anti(;uo Secretario de la huelf^a de
Cambíanse con este motivo varias contes-
los obreros tintorero.s de A'illefranche, oqfa-
taciones de una y otra parte y concluye el
incidemte. nizador del partido anarquista en esta ciu-
dad y fundatlor del prupo «La Espada», di-
Fueron interrof^ados Jnseph Trenta. Fe-
ce que se vio oblif^ado a salir de A'illefran-
licien Bonner. Antoine Gleizal. Jean Marie
che, donde todos los patronos le negaban eJ
Dupoizat y .su interrof^atorio no ofrece in-
trabajo.
terés.
.Al abrirw ia sesión d d l o de enero, en- El pr<Kesado rdvindica con ñmieza la res-
contró el Presidente sobre la mesa una carta ponsabilidad de sus ideas y de sus actos.
concebida en estos términos: Ribeyre ha formado ¡{(unlmente parte de
• Presidente del Tribunal correccional. Po- la Federación lyonesa, de la que es, al pa-
bre de vos si conden.-iÍ5. (Firmad9) Verdnd». recer, miembro poco influyente y dedara ha-
Esta carta, dice el Presidente, es quirf ber asistido a reuniones anarquistas,
una estúpifia y odiosa brema ; pero puede ser Potet. a n t i f ^ o ddefjfado de los cerrajei'oa
también la expresión d e loa sentimientos de en huelga en d Conf^reso de Saint Etienne,
• U ^ n a s personas. D e todo* modos, el Tri- es miembro de la Federacin lyoneaóa.
bunal no se dejará intimidar por tes amena- Habiéndole preguntado el Presidente ti'^
xa» y jujffani con arregrlo a M oonctencia. en una reunicSn piüUica insultó a la magiatrf-^ -J
Lo» abollados defensores dedararon que tura y al Gobierno, responde d p r a o Ñ H ^ ^ t^
BQMcHa carta anónima no puede ser más que — S i ^ n nuestros principios, no üaijiisiniitH
*»• maniobra rastrera, y que dios protestan la gaem a las personas; lo ^ e ^pwwÉy*^
•o •» nombre y «n d de sus defendidos. destruir no son los homl««*, sitio !•• j ü l ^ g j ^
M^^k tufmnii aftade que sería muy mipor- pios y las institudones. Si pacWcwncilMI^^^
30 LA KETISTA BLANCA

se nos deja propagar, no tendremos más re- es pre«:isamente lo que txiadena a la sucie-
medio que utilizar la fuerza. dad, puesto que se puede ver a un obrero
I ^ s declaraciones de Michaucl y Courtt)¡s joven y robusto obligado a robar <t a mendi-
carecen de importancia. gar para vivir, mientras hay una ¡xirción de
Fríuici.sco l'ejot, de la Fetieraci(>n lyone- híJgazancs que revientan de hartos sobre
s», res[K)nde con firmeza, piTo sin jactan- sus sacos de dinero.
cia. Esta respuesta produce en el bíMiro de los
Presidente. — , ; \ o habéis redactado con acusados vivas muestras de üprobam^in.
Valandier, en calidad de deleitado, un ma- Presidente.—¿No habéis dado un puñeta-
nifiesto anarquista? zo al agente Martíki?
Pcjot. — El manifiesto ha sid<i redactado Pinoy.— Eso no tiene nada que ver i-on I.!
Sipamente ix>r el polizonte \'alandier. Internacional.
Presidente. — ,; Es decir que renegáis de Jacinto .Mathon declara .ser anari|u¡sta,
\"alandier? aun cuando .sin {xrtenecer a la Federaci«»n
Pejot. — Ciertamente. Valandier es un lyonesa y añade que su mujer formaba par-
agente de (lolicia y se pasea tranquilamente te del grupo «María Ferré», afirmando des-
por las calles de Lyon. pués haber a.sistido a reuniones públicas,
El Procurador de la República.—Si salléis pero sin haber hecho uso de la palabra < n
dónde está, decidlo, y le haré prender inme- ninguna de ellas.
diatamente. .\kolás Didelín al pre.»«ntarse le pregun-
El Presidente interroga al proceado sobre ta el
diferentes conversaciones y frases que se le Presideate.—.Se o.s acusa de haber excita-
atribuyen. do la huelga de los quintos. ¿Por qué os ha-
Pejot.—Desearía saber si se me persigue béis negado a ingresar en filas los iS días
por afiliado a la Internacional, o p<jr delitos que os corresponden?
de palabra. Dídclia.—Le contestaré, por más que no
Presidente.—¿Cuándo fui.steis a Ginebra? veo lo que esto tenga de rdación con la In-
Pe^t.—Siempre que me ha sido necesa- ternacional. .\'o quise ingresar los 28 días,
rio. porque los seminaristas tampoco lo hacen ;
Presidente. — ¿Os ha visitado Elís«.o Re- porque no quiero ejércitos permanentes;
clús? p«xque quiero que desaparezcan las gue-
Pejot.— Ese es asunto que sólo a mí me rras ; porque los sr>l<lados que han fusilado
importa. al pueblo en 1871...
El procesado añade que se niega a res- Presideate (interrumpiéndole). — Estáis
ponder a toda pregunta que no se refiera a haciendo la apología de la insurrección. Los
lofi autos. hombres .sobre los cuajen hacia f u ^ o d ejér-
Oaudio Domenico Crestln, de la Federa- cito en 1871, querían derribar el gobierno
ción lyoneaa, antiguo delegado de los co- de la República.
lectivistas revolucionarios, confiesa haber Dideüa. — Lo» hombres de 1871 habían
hecho todo lo posible para oi^nizar grupos sostenido un sitio terrible, y querían. p«ir el
anarquistas. «-ontrario. fundar la República.
Fierre Pinoy. Secretario dH grupo de la PretMaata (interrumpiéndole otra vez).—
Gaidotiere, declara que se niega a respon- \ eo que hay en esta .sala quien aprueba
der a cuanto no se refiera a los autos; eit vuestras pfdabnM. El Tribunal no es de
; decir, a la acusación de afiliado a la Inter- vuestra opinión. Dejemos este asunto.
fladonal. Al terminar Diddin, dccfara que en d mo-
^—Confieso — afiade — haber ^rrc^ado en mento de ser arrestado le ha insultado un
lUM reunión pública un vaso de agtM a la agente de policia, llamándole cobarde.
eara de un periodista que no habla tenido FrwM—t«.--Eso debe ser falso; todo el
valor para soaéener sus opiniones. mundo sabe qtie los agentes están muy bien
ftMiáMit. — Me extnfia, porque fpme- educados.
;f tatmente la prensa está compuerta por hom- Esta fina ironía provoca grandes carca-
brea de arrojo. ^No haltéís sido condenado jadas.
*-* por fnendici¿KÍ? El Presidente amenaza con hacer exaouir
FiMjr (con energía.)—Es cierto; y esto la sata y hace presentiM*» a Jmieph Bruyerc.
LA MCVISTA BLANCA 21

de l;i Ffderacic'xi lyonesa, cuyo interrt>pato- a la prisi('>n, |)ara que ios acusados, que no
rio no ofrece interés. oyen lo que se dice en las audiencias. ]>ue-
l><>s ciudadanos Jean Thooias, Charlt-s dan leer los interrogatorios de sus compa-
Sourisseau, joseplí Cottaz, I>avid de flau- ñeros.
denzi y Lxiuis Líindan son interrogados su- El I'rcK-urailor de la República declaró que
cesivamente soljre hechos absolutamente había permitido la entrada d e los |)eri()dicos
ajenos al |)r<K'c«j. en la prisii'm ; recordó (|ue bajo el imperio,
fiirandon. ííinoud, Berlioz. \'iolet y Bar- los <-iuda<lanos que estaban presos tenían el
doUN no dicen nada de interesante y el úlli- «lercího de recibirlos y manifestiV su asom-
nio in<-repa d u r a m e n t e a Valandier, <|ue, se- b r o tie <|Ue la prefectura del RiWlano sea me-
{fún dice, cambia de nombre a voluntad y to- nos liberal ipie la antipua ^AdministracitVn
ma uno m á s limpio cuando ha manchado el del imperio.
que lleva. Fl Presidente censura tales pro«xtlimien
l e r m i n a t i o el interrogatorio de los pro<e- los y ruefja al I'r<x-urador de la República
sados .se suspende la sesiíWi. que use de su influencia para que no se re-
pitan.
Audición de ios testigos El I'rtK'urador de la República dijo que
«leseaba vivamente conceder lo que .se le |ie-
Al reanudarse d«; nuevo la sesi<')n levan- dia y t r a t ó de justificar aquella medida, ex-
tóse .Mr. Li),'uerre para protestar en nom- plicándola (>or abusos de los acusados que
bre de los procesados contra li>s iiwalifica- quisienín que los j^'uardias de la prisi(')n re-
bles procedimientos de la \dministración cof^'ieran los peri<)dicos.
í|ue se ha pennitido recogfer los peri<xiicos Concluye este incidente.
q u e los abopados lUvan t o d a s las m a ñ a n a s (Se coiüinuará)

bos que hicieron algo en el mundo


por la libertad y por lo ciencia
La Brújula limiiándíxse a admir;irla, ningún partido
sacaban de ella. /
Sabían que el imán alr.K- al hierro,
(í<Juién fué el inventor de la brújula? pero ignoraron sieinpre su principal vir-
No se sabe. tud, esto es, la propiedad de que goza
Hn los siglos VII y viii de nue.stra era, de dirigirse conslantemenle hacia el
los mercaderes chinos hacían largas ex- Norte ruando está suspen.so de modo
cursiones marítimas y .se tiene por cierto que pueda moverse libremente y sin oljs-
que i'l us<» de la ag^ja imantada es lo táculo.
t\w daba .M-guridad a sus navegacic»nes, Kn tiempo de las Cruzadas, los euro-
habii-ndo algunr»s eruditos llegado a sos- peos, que se bailaban en comunicación
tener que atjuéllos poseían desde el aiV> continua con los árabes, obtuvieron de
121 de nuestra era este recurso tan pn*- éstos tan preciosa revelación. l^>s ára-
CÍO.SO para la náutica. Iws. a su vez, hablan aprendido de lo*
.\o obstante, el documento más anii- indios p| manejo de la brújula, poitiu<^
^ o que se encuentra en las obras chi- merced a los navegantes del Celeste Im»
nas relativas a este asunto .sólo se re- perio, el empleo de la aguja imantaifai a*
*M>nia al siglo xi. habla extrndidr> a los mares de la India»
Ixm grief(Os y los romanos conocie- l'n documento suministrado por la
mn et imán, al que llamaban piedra, hi.storia literaria de Francia iiemttfrtf*'
í-s df^r, ta piedra por eioselencia; pero hasta la ovidení'ia oue la brtikila eáa*©*
22 LA ItlVISTA iaUMCA

nocida en Europa a últimos del siglo xii. dudar que la brújula ha recibido nota-
Hugo Bertin dice que entonces se en- bles mejoras por parte de los franceses.
cerraba la aguja imantada en un vaso El fenómeno esencial que esa aguja
de cristal con agua hasta la mitad, y que presenta, es decir, su propiedad cons-
se la hacia flotar sobre ella por medio de tante de dirigirse hacia el Norte y de
dos espiguillas. volver siempre al mismo punto cuando
La primera brújula usada por los na- se la desvía de esta dirección, se explica
vegantes se reducía a una aguja iman- fácilmente si se considera, como lo ha-
tada que flotaba sobre el agua; p>ero cen los físicos, al globo terrestre como
como los frotamientos de ésta debían pa- un inmenso imán natural.
ralizar casi por completo el movimiento La tierra, en su acción magnética, nos
de la aguja "atraída hacia el Norte, es presenta en efecto todos los fenómenos-
indudable que semejante medio no podía peculiares de los imanes naturales o arti-
suministrar ninguna indicación segura. fíciales.
¿Quién fué el hombre ingenioso a Ix)s físicos admiten en un imán dos
cuya mente se presentó ia idea de sepa- especies de fluidos que t>bran cada uno
rar la calamita (asi se denominaba en- por repulsión respecto de sí mismo, y
tonces la aguja imantada) de los apoyos por atracción hacia el otro, y cuyas re-
merced a los cuales flotaba en el agua, sultantes de acción están situadas en las^
para colocarla sobre un eje de acero pun- extremidades del imán.
tiagudo que se elevaba en el centro de
una caja, es decir, para componer la
brújula ? ' La brújula que sir\-e para guiar a los
Los italianos han reclamado el mérito navegantes al través de los mares, es la
de esta idea en favor de un capitán o aguja itnantada, que. mantenida en equi-
piloto llamado Flavio Gtoia. natural del librio sobre un eje vertical y pudiend»
reino de Ñápeles ; pero este honor les es moverse con entera libertad, se dirige
muv dbfutádo. . Gonstantem«ite hacia el polo Norte de
ÍÁ) que, sfai embargto, no puede ne- la tierra, y señala, por lo tanto, esta di-
garse, es que los italianos han d&do a rección.
,este prec»9>sistni9 instrumento el nombre La brújula sir\-e para ditigit la proa
con que M la acmafidad es cOnpCtdo. de la navie hacia el lugar a qtie le trat.i
Los ingleses han aspirado igualmente de encaihinarla.
a ia gloria del desctibrimiento de qtte se Durante mucho tiempo se creyó que-
trata, por haber afiadido a la aguja ¡man- la aguja imantada «e dirigía eti todas
otada un cartón circular diridido en trein- partes exactamente al Norte, habiendo-
ta V dps dfrecckma o vientos. sido Cristóbal Colón el primero qtte ob-
Como quiera que sea, la flor de lis que servó en 1492. en el célebre viaje en que
en todas las naciones marítimas señala descubrió «1 Ntievo Mundo, que la aguja
el Norte en d cartón en que está dibu- de la brtjjula se desvía sensiblemente diel'
jada la rosa de los riemos, no permite verdadero Norte.
iMta
t "' ' Ea a fubikarte

I.A KOVEI.A S O C l l ^
l i 4jiil*v#a a ¿Hilar kw m^orm H»átan» MpaOole* y otranje*
I-', '"

Pf*-''.
«fMiMta» M 4 arta jf «MI na
** - íá vida ndÜl matnwifiráay. "'Cmi£ «lÉMaa iia «piá^üo Mda]
Ipm^ fitcr«f». Batí» :i^ ¿A'NOVBLA SOCIAL, cuva
raf,^ «M dHítiÉtf'jMWfprfiki fvmjoaan» Uvn.

éiu y 4t iitfa guato « peculiar ea cuMitat cc»at'~"^"'" "'

i:
LA REVISTA BLANCA iS-

En 1599 los navegantes holandeses Hasta 1576 se supuso que la aguja


formaron tablas destinadas a determinar imantada debía estar perfectamente ho-
esta variación en diferentes lupares de rizontal ; y cuando se veía que bajaba
la tierra. más de un lado que de otro, atribuíase
Otros observadores advirtieron que la esia inclinación a una errónea determi-
desviación de la aguja no s<')lo variaba nante del centro de gravedad.
al pasar de un lugar a otro, sino que va- En la mencionada ép<Ka se vio. por
fiaba también al cabo de cierto tiempo medio de experimenios. (|ue tal inclina-
en el mismo lugar ; distinguióse desde ción reconocía una causa independiente
entonces la dirección variable de la agu- de la desigualdad de pesn entre los dos
ja de la dirección absoluta del meridiano lados de la aguja.
astronónijfo, y se le dio por analogía el • • •
nombre de meridiano magnético. l,a brújula es el instrumento más pre»
El ángulo que forman entre sí estos cioso para el navegante, puesto que mer-
dos meridianos se llama la declinación ; ced a sus indicaciones puede siempre
y según que la punta norte de la aguja confver con seguridad el derrotero de su
mira al Este o al Oeste del meridiano, bajel.
se dice que la declinación es oriental u Este instrumento presta algunos ser-
occidental. vicios en tierra, pues en el fondo de urr
Esta declinación varía mucho de un espesíj bosque, o en el interior de un.r
lugar a o t r ^ t es occidental en Europa mina profunda, indica al observador la
y. oriental en .América y en el Norte de dirección del Norte y le permite, por
Asia. consiguiente, reconocer el lugar que
Las auroras boreales, las erupciones ocupa, trazándole la ruta que ha d^ se-
volcánicas y los rayos turban acciden- guir para llegar al lugar que desea. Sir-
talmente la declinación de la aguja iman- ve también para levantar planos topo-
tada. gráficos, o sea para medir terrenos.

La derrota del legalismo


El obser\'ador que .vea el actual mo- legalización se agazapa el que puede y
mento .social abstrayéndose o situándo- utiliza los montones de la Gaceta como-
se, como si dijéramos, dehors de la mé- tapadera de sus incursiones por la ley,
lee, verá, aoarcando la cuestión en con- más o menos fraudulentas, y las excur-
junto, y por poco ducho que sea, eso que siones fuera de ella, cuando no de sus-
yo doy «a llamar aqui derroUi del lega- crímenes.
lismo. Claro está que ningún legislador ha
En «f^o, este fárrago de leyes—in- hecho la ley creyendo que puede pers<>.
titiles, dffide luego—que asolan al mun- - nalmente perjudicarle. Cuando directa-
do y que desde la más remota antigüe- mente no lo beneficia, es que cree posi-
dad ha ido acumulándose y transformán- ble burlar su propia ky, o pasar por en-
dose, entra en un período'de derrota. tre las mallas legales sin quedar cogido .
Al perder las leyes su valor puramen- en ellas.
te divino para tomar el humano, perdi^- Esto ha convertido a la ley en utwt
ron buena parte de su valor de respeta- especie de trinc4iera, donde se guarecéil'l^
bilidad. Porque, ¿cómo iban a respetar todos lo que, al amparo de la ley» h|m^lÍ
unos hombres los caprichos de oíros encontrado su manera de vivir, y ÓBlim^^
hombres como si fueran los de la divini- allí disparan contra los que» con.
dad nipciihumana, aunque imaginaria? innioraiidad y más justicia, hM,
Asi, d k ^ i s m o b« vaiido a parar en arriinarse a ella, teniendo I*
una coaa msfpida* que respeta quien de creer en la tan cacarentla
qaUue. Hay más: detrás de esta seudo- ante h ley.
LA REVISTA BtANCA

Ahí está el clavo, precisamente; la tínicamente los intereses personales de


igualdad ante la ley existe, pero n<> los padres de la patria, y ha fracasado.
igualdad en la ley. Los incautos henKjs El sindicalismo, apoyándose en una le-
confundido las cosas. Kxiste la igual- gislación—la ley de asociaciones—ante-
dad fuera de la ley, frente a la ley, ante rior, ha encontrado la forma de arreme-
la ley, pero no dentro de la ley. ter contra todo lo estatuido, y lo esta-
Al fin nos damos cuenta y nos que- tuido se apercibe a la defensa y legisla
damos donde han querido que nos que- una limitación al sindicalismo, sin con-
demos : fuera de la ley. Y en vez de tar si éste, que en este momento histó-
hacer esfuerzos para que las leyes nos rico es una fuerza, está dispuesto a res-
abriguen' de las intemperies de los arri- petar o no lo legislado, y como resulta
bistas, mangoneadores. estafadores, la- que no, tenemos a los padres de la pa-
drones y otras sabandijas, vamos cre- tria y a los legisladores en derrota y bus-
yerKki que lo más prudente y oportuno cando medios, que su ley no les conce-
es destruir el escondrijo legal donde se de, para hacer aquell9 que a la ley pe-
han metido y donde se guarecen. dían : destruir al sindicalismo, o redu-
!,os eternos fabricadores de leyes, que cirlo a un estado de impotencia para el
deben cumplir y respetar los demás, tie- ataque.
nen derecho a quejarse de la evolución El sindicalismo y los demás valores
natural de las ideas sociales. Antes bas- (|ue pretenden re\-oluci<>nar al mundo so-
taba fabricar la más arbitraria ley, y era cial, han comprendido mu» bien que su
respetada y cumplida, aunque, a veces, fuerza radica, precisamente, en la iletjn-
de mal grado. Despu^ fué protestada lidad. que en ella ha. radicado siempre
por- los que se consideraban lesionados, y que todo progreso legal no es otra
pero respetada también. Abora empieza cosa que ta conversión a legalidad de una
otra época de evolución social respecto cosa que el progreso convirtió en cfis-
al legalismo. Esta época la representa el tumbre. 1^ costumbre no es ley dH Es-
no hacer caso de la ley cuaniio no nos lado, pero es ley natural, es verdadera
beneficie, o en aquello qiie no lo haga. ley, que el Estado convierte en ley suya
Ya vemos a los legi^adores ponién- —modificándola siempre, sin mejoraría,
dose a compás de la época^ y antes de pero' sí bastardeándola con fines parti-
promulgar una íey examinar quiénes es- culares y partidistas—para evitar a los
tán dispuestos a' cumplirla y quiéiies ciudadanos que hayan de vivir fuera de
no, y por ahí buscar 4a consecuencia de la ley.
si la'lev es de utilidad general, o no. Los valores de renovación de que ha-
Aquí una advertencia: ef>ta utilidad blamos se dan perfecta cuenta de que su
rtMeral no puede tomarse en absoluto. radio de acción progresiva está fuera de
La le}- la hacen los poderosos de la tie- la Ie>', o. con más exactitud, más allá
rra y ha de ser de utilidad general para de la ley, y que su dpber es renovar la
k s {Miderosos, descontando como tuat, costumbre con nuevos conceptos de la
para este objek>, los que no representan vida que modifiquen y aclaren, la arcai-
Wia fuerza material de valoies represea. ' ca moralidad de los pueblos y el camino
tattixis, aunque no precisamente y siem- que deben éstos seipiir: v poco ha de
pne reales. Se tienen en menta los inte* importarles a etioa, vanguardia del Pto-
reses.de los oue representan la riqtiexa, greso, que la costumbre se convierta en
f no los de los creadotcs de la mísaM ley de Estado, o n o ; antes preferirán
rknieza. que tK>, pofX|tie saben aue habrá de su-
Y ahora llegamos al 4itgar qtie, «ir. frir, la ooMumbre heona ley humana,
viéndonos de punto de partida, nos ha una mixtificación contra el verdadero
sugerido ta idea, u orden de ideas ex. «lentido de humanidad y contra rf propio
puestas en estas cuartíflas. Progreso.
En España el Gobierno ha tenido i 1.a ^ite prognrista. pmr senthniento
Men legislar, o, quizá ineior, redudr a o por hMerfs. tomema • tiende a con.
M «nedio de acción legal al sindicalls> irertirse «I ^idlo—tín* que queramos
n o , V ha k^n^dado teniendo e« a i é m i excluir al rAaflo, ni confundirlo ctm \m
LA REVISTA BLANCA 25

verdadera élite,—o sea fuerza numérica do, sea ella buena, mala o peor, a todos
—la que más se cotiza en las luchas so- las que no contribuyan de una manera
ciales,—y acarrea tras sí un sentimiento, u otra al parto diM legalismo y a su
muy natural, de tanto se me da, respecto crianza y mantenimiento.
a la ley, que obligará al legalismo a
declararse completa y definitivamente en ERNESTO DUUCIIS
derrota. Por<|ue la lev importará un ble-

RGDnNDO POR EL MUNDO


.MODELO DE REVOLl- lidad absoluta y (.\ue la revolución se
(IONES había hecho sin ik'rrame de sítnfjre?
Verdaderamente liacíamos bien en du-
En Hulj^aria se ha llevado a cabo una dar <|ue pudiese deslizarse como una
revi>lución. seda una revoliicicm amaiíada por la
L'na revoluciíjn deliciosa, a j u z ^ r por Liga... militar, y de la que eran calíezas
las primeras noticias que de ella r^ibi- Zankoff, Vulkoff y Cristokaloff.
mos en España. Nada de sanpre. Tran- .Sin embarpo, es indudable que el fra-
<|uilidad absoluta. caso de esta nueva «la paz reina en Var-
L'nos cuantos militares — las revolu- sovia»! no será debido a aquellos nom-
ciones ahora las harán tínicamente los bres, sino a que la revolución se hizo
militares—penetraron en el icariamente sin contar con la huéspeda.
y detuvieron a los diputados y minis- Y la huéspeda, en estos casos y en
tros que en él había. pstas revoluciones, siempre es el pueblo.
.Acto seguido se nombró el nuevo mi-
nisterio, del que es Presidente un setkir EL ÍNDICE, EN PLEN.\
Zankoff, ministro de la Guerra un se- DECADENCIA
ñor Vulkoff, y ministro de Negocios Ex-
tranjeros otro señor Cristokaloff. La decadencia del índice no puede
La verdad, nosotros dudábamos que ser más visible.
udiera estarse tranquilo en un país go- Terminó el dichoso tiempo en que el
E ernado por Vulkoff. Zankoff y Cristo-
kaloff, pero el periódico decía términan-
papal y prohibitivo libro .se llenaba de
nombres augustos y universales, de
lemcnte qye sí. Es más; no tan sólo se grandes jjensadores ateos, de eximios no-
vivía tranquHo, sino que todo el mundo velistas demoledores.
era feliz. Hoy las páginas del índice, s(mb<^
Estábamos ya convencidos de que. del de uña religión, no de paz y de amor
mismo «nodo que el hábito no nace el entre los hombres, romo dicen quería el
monje, el nombre no hace el individuo, pobre jesús, sino de prohibir iones y de
ruando nuestros ojos, vagando entre las despotismos, de dominio moral y «ñate»
noticias de la afortunada Bulgaria que rial. vense obligadas a llenarse con nom-
hace revoluciones como quien hace pa- bres menos gloriosos y para #1 más la-
jaritas y sobr«» iodo mofuciones milita- mentables.
re» y /íyfuerfli—esto de |a Liga ya nos Hov en el índice no hay los nombrea
escama un poco.—enoonlraron un estu- de niievos Voltaire. Didérot, D'Alam-
pefacienie titular: «Combates sangrien- l>eri. Condorret, Vírlor Hugo. Eugienio
tos. Ha sido desarmado un regimiento Sué, Zolá. etc.. etc., pues seria inacaba-
búlgaro que se habia negado a adherirse ble la lista de los ilustres hombres <xa»
al nue>'o gabinete.—En las calles se pro. tuvieron H honor de verse estampados!
dujernn sangrientos combates, resultan* en el índice, sino que en él hay el non»»
do muertos ochenta gendarmes. •» hre de un jesuíta v acad^ica'espaM *
¿Cómo? ¿So hablamos quedado que el oadre Miguel Mir. .
^n toda Bulgaria reinaba una tranqui* Seguramente qtie no es la prii
26 LA kEVISTA BLANCA

que en el índice se pone a la ^«gente de por cierto, tiene una seductora cara de
casa». Savonarola, Campanella, Fray imbécil.
Luis de León y otros nos lo demuesr Segtin dicen en el primero y segundo
tran. round, los boxeadores se limitan a es-
Sin embargo, jesuítas ignorábamos tudiarse, j Ya veis ! ¡ Hasta estudian !
que hubiese ninguno. En el tercer round, Criquí pega un fuer-
Este distinguido padre Mir se lleva la te puñetazo a Kilbane, dejándolo mal
palma de la gloriosa prohibición, que parado. Este último se pone a la ilefen-
servirá de formidable reclamo a su obra sa. En el cuarto y (juinto round, Kil-
Historia interna, documentada, de la bane. apuñeteado de lo lindo, ya echa
Compañía de Jesús. sangre por la boca. ¡ Muy bien I
Xosfjlros no la hemos leído ni la lee- En el sexto round, Criquí pega con
remos, pero celebramos y lamentamos la izquierda a Kilbane en el estómago,
a la vez que haya sido puesta en el ín- derribándole. Kilbane intenta levantarse,
dice. Lo celebramos, por lo que dice en perf» Criquí le da con la derecha oiro
bien de los jesuítas y académicos espa- puñetazo en la mandíbula y cae des-
ñoles, y lo lamentamos, porque es prue- mayado, proclamándose vencedor por
ba de la falta de obras y de hombres knol-oul al francés.
más importantes y más radicales ; falla ¡Magnífico! ¡Soberbifil Al lado de
que prcxiuce inevitablemente esta triste esto los toros r^ullan verdaderamente
decadencia del índice, condenado a ex- un juego ^Ivaje y los toreros unos ri-
comirigar cosas suyas. nocerí»ntes.
.Ahora bien : después de enterarse de
tan ultra civilizado, ultra moderno y
LLOYD GEORGE NO CREE ultra culto espectáculo, presenciado por
EX EL PORVENIR DE LA milt*s y miles de bestias humanas, qtie
CIVILIZ.ACIÓN aplauden con frenesí al bárbaro vence-
dor, ¿hay quién no esté conforme con
En un discurso que ha pronunciado Lloyd Géorge y con nosotros, que no
en Wetsbburr»e el ex presidente del Con- podemos creer en el porvenir de una ci-
sejo de Ministros de la Gran Bretaña, vilización que en la cumbre de su refi-
ha declarado que no abriga la menor namiento, inventa brutalidades como és-
esperanza acerca del porvenir de la ci- tas, justificando asi los crímenes que
vilización actual. tolera y apoya y las preocupaciones so-
Nosotros, tampoco. Es más; tenemos bre que se basa?
el convencimiento de que está dando las IA) dudamos. Por nuestra parte, el
boqtieadas. mismo pesimismo que respecto a ella te-
Proviene esta convicción tan pesimis. nemos, nos sirve de esperanza» ya que.
ta, de la lectura de los periódicos que •ti continuaba su «proceso ^-olutivo".
nos han informado, llenos de selecto y Pegaríamos a comemos los hígados los
«doroso entusiasmo, del último mateit unos a los otros elevando el espectáculo
da boxeo, que lia dado el campeonato a la categoría de fieMa nacional.
«Mm^al de peso pluma al boxeador
Iranoéi Cri<^i.
Nuestros lectores, aunque sea sola- ESPAÑA EN EL EXTRANJERO
gwnte para divertirse o asquearse, según
,«<temperamento de cada uno. se habrán Sin embargo, los que vivimos en Es-
e m e n d o de él. parta no podemos quejamos de esta ani-
No obstante, nosotros, en apoyo de malidad de la cirilizadón actual, maní,
nuestra tesis, susienuda igualmente por festada en la gran importancia que da
JJayd George, nos tmnaremos la liber- a k» tports y demás diversiones ipás o
tid de rqfn^ucir las más inteicsantm menos agradables. Gracias a ella, Eaprn-
escenas de .este trascendental match, que Aa existe «I el mundo.
ha dbdo tan glorioso triunfo a la gran Sin nuestros equipos de fútbol — «I
Franci.i, simbolizada por Criqul—^ue. ntwttroM es un decir—en los periódicos
LA REVISTA BLANCA

extranjeros no habría la más pequeña corridas de toros se ven relegadas a se-


noticia de Espafia. g u n d o término.
De nada sirve que se nos asesine por Así pues, ensalcemos, hen<iitramos y
las calles, (|U«' llufv;m conflictos, que se divinicemos a ios fiitholisias i'spañoles
abo(|uen sacudidas sociales, (jue vivamos |X)rf|ue sin <'llos, nuestras vidas, las vi-
con el alma en un hilo, <|ue nuestras cias de los (]u.' formamos el puiiado lie
vidas sean las más accidentadas del milloiies C(mden;uios ;i vivir en este pre-
mimdí», (|u<- nintrún país se halle m tan •»idio suelto, como dijo C)'I)onnell. no
dramáiica, anijustiusa y <'\tra<irilinaria MTÍan ni áu)mo> n!el jiiéiatío inmenso
siiuacii'm c<im<» l*!spnña ; en <•! extran- di- la vida".
jero r\n sf enler;m de natía más ¡jUe de
nii slros partidos lie fútbol. Hasia las

APUNTES BIBUIOGRÁPICOS
GKNKKACIÓN C'ONSCIKNTK. — Revista |-!l número .^7 publica 7:7 Mliilista,
eclíptica mensual. Redacciiín y Admi- por Filas García.
nistración : \ u e v a , 4, .Alcoy.
KI primer niimero de esta revista, muy
bien preM-ntadf». publica el siiruienle su-
marie» :
Prcsenlación, Kl ( i r u p o editor.—ne- Biblioteca .\cR\íi\.—Sanio Domingo,
cesidad de ¡a procreación consciente y núm. ?fi, I.". I.*, T a r r a g o n a .
limitada, doctor Luis Fita Núñez.—Con- l i e m o s recibitlo de esta Biblioteca los
fidencias sexuales, Gil de la Ría.—Fa- sigiii'-ntes folletos : /:/ ideal del siglo XX.
milia numerosa, Silverio.—Palabras de |>or I'almiro de Lidia : El salariado, por
.Sócrates,—La bestia humana (dibujo).— Pedfo Krotkine : Suevas canciones re-
E¡ cuerpo humanó, dfKTtor J. Garct'-s.— beldes ; El absurdo político, por Prat
Del amor Ubre, Ca.squivano.—lut receta, Javal : IM mujer; ¿Dónde está Dios?,
Felipe Trigo.—La educación y la hi^C' por Miguel Rey : El leñador y el niño,
tie. K. Q.—Las enfermedades venéreas por F . BartÍK*; Aurorita, por J. Torres
{Secesidad de divulgar los medios hi- T r i b ó : Los poderes del capitalismo, p»>r
giénicos pretentivos.—Cómn se contraen. Ramón S e g a r r a ; y una colecciíín d e
—Cómo se evitan : cómo se curan\ P . V. tarjetas postales compuesta de Rechis,
Kakunine, .Xngiolillo. M«»rral, Lorenzo,
I'errer. Jori y los mártires de Chicago.

.SiLfETAs. — Publicación decenal. Üi-


rerrión : R o m a . 27. Madrid.
El niinKTc» ,^ publica la silueta, o me-
jor dicho, las impresiones q w Salvador De la Biblioteca de " F r k e n n t n i s und
Quemadi-s deduce de la labtir lierha co- Befreiung". de Viena, hemos recibido los
mo .«indiralista por Salvailor S e ^ ^ i . siffui 'nles folíelos :
.Sokrales und Kritnn, por Pierre Ra-
mos : Das anarchislische Síanifesl, por
Pierre R a m u s : Was ist und trí/l der
\,\ NOVELA ROJ\.—Oficina» Roma, Hund herrschaflsloser Sosialislen ?, por
n ú m . 27. Madrid. Pierre R a m u s .
tC^-wgtrr^
s»*.s
28 LA REVISTA KAMCA

Nuestra estimada publicación


Queremos dar una alegría a cuantos brado crítico de arte parisién, y la de
han de ver con agrado la prosf)eridad de Augusto de Moneada,, un joven literato
LA REVISTA BLANCA, El primero y el que, por sus muchos méritos y sus mu-
segundo número han tenido' un éxito chas ideas, aun no ocujja, en las letras
enorme. I>o han tenido a pesar de que, españolas, el lugar que por su talento
a ronsecuenoia de la huelga del transpor- merece, a pesar de ser redactor de uno
te, no pos ha sido posible imprimirlos de los más modernos y de los más im-
en el papel que nosotros hubiéramos de- portantes diarios de Madrid.
seado y esta publicación merece por «1
apoyo que ha tenido de sus lectores.
Tengan éstos la seguridad, ténganla, Teniendo en cuenta que en la prime-
también, nuestros amigos y nuestros ra época hubimos de editar de nuevo
compañeros, que los que editan LA RE- los tres primeros ntimeros para corres-
VISTA BLANCA no se proponen enrique- ponder a los lectores que iban adqui-
cerse con ella, sino hacer de ella y de riendo LA REVISTA BLANCA, ahora he-
la Biblioteca que nos proponemos crear, mos tirado mayor número de ejempla-
una obra de propaganda y de educación res que los pedidos, pero es tan grande
anarquista ; una obra que compendie to- la demanda que de ellas se no» hace,
da nuestra vida, obra que se irá mejo- que, a pesar de nuestras precauciones,
rando y agrandando asi que 4o vaya per- tememos que hayamos de reeditar tam-
mitiendo la misma publicación y los ele- bién el primero y segundo número:
mentos, que, para llevarla a término^ se cosa que haremos si es preciso. Por lo
nos faciliten. tanto no faltarán colecciones a quien
Por de pronto hemos adquirido tres las solicife.
firmas valiosas: la de William Petiy, Y ahora, mutuas felicidades por
antiguo redactor de. Frfdom, de Lmt- ntiestros mutuos éxitos, queridos lec-
dres; b de Jacques Descfeuze, renom. tores y quM'idos amigos.

maUOTECA DE mLA tÍEVISTA BLAMCA»

k.
De ^ Bbro ie catán hmdtúáo actualnMate' é» ^
:•% %é <fe LA AEVISTA MANCA, y la Mguoda por dé PuüJctdoitBs
SI , eni iiB práhgo ét m mmt eaptiautdo por i|aé lo McrtUó, conaurá de
«•rea 4e Mo pé0imr 4» IMMB paH 7 a > ^ knprtMn.
Cooted» üiiinintnte d/^Meaboli» áúe mtftone hov ca «Ua ki «dkiía de cata obra,
«ni «MMc Btlfjidne • aeátí$ñt «I fimm ét t'H pewtas ejemplar.
La « M M de loio qtfe tsaiará ai mtKaáa la eaaa «Blara PMUCACIONM UtanuL,
eootcadrá d tajta^f tnto, pao «aCAá awAarada fior uoa tfílttítm ciMarta alegdrfa, tiraiki
a trkrotnia. B pMcit» de eaia ««eUa de lab mrA t*f0 peaetae ^eaaidar.
Lw ptOlám 4e tum y otra mHáóm pmden h»mm •Srémm^Mt a nueaMi Raviata.
acoaipeAáMoloa de aa ímpetu. Coataátnmo» d H P<Waa de deaoMmo ca los pedidoe de
StB o má» Éjampiaiea.
iia^ki
mm
LA REVISTA BLANCA 29

Federico Urales

El último Quijote
N o v e l a social de
l u c h a s , aventuras
- - y amores • - (Eata • • la obra d * un hombr*
qu« ha puaato «n «lia su alma.)

Y después de algunas palabras de ven, hijo de un fiel amigo del ministro,


amor y de esperanza, y puestos de acuer- que se había distinguido, y se distinguía
do sobre ¿I sitio en que habían de verse aún, en su provincia, por lo bien que sa-
al oirn día, se despidieron. bia quitar las actas al partido contra-
Luis, cuando se hubo separado de Ca- rio, y el jefj de nuestro vivo provincia-
talina, dijo para si: no, al verse ministro, quiso premiar
"Trabajaré, luobaré. demostraré a ese aquella listeza nombrando secretario al
inglés que condenar a lodo un pueblo, en hijo del que tan excelentemente se le ha-
globo, está expuesto a muchos errores. bía portado. Y nada más que t\iíse no-
lA trabajar, a luchar 1 ¡Por ti, angelical table había en la vida del secretario del
Catalina, mi vida, mi amor, mi todo! señor ministro.
iPor ti, también. Humanidad djsgracia- —La última firma, señor ministro—
da y débil! ¡Justicia y amor será mi es- dijo su Joven secretario.
«udo y mi grito de guerral —I Bien ha lardado en llegar!—ex(ila-
mú el señor ministro.
VI —¿Saldrá usted pronto?—preguntó al
secretario, recogiendo los documentos
LA pelftlM MpftAola firmados.
—^Tan pronto despache las visitas—di-
El despacho era pequeño y colaba Jo el ministro, y después de pensar un
amueblado con muy mal gusto. Retratos momenlu exclamó:—¿Quién espera?
de personas reales, cortinajes, cuatro El Joven secretario se sentó y dijo:
pedestales, divaass y pare el lector de —SI ha de dar usted audiencia a
•contAr. cuantas personas la han pedido tiene us-
El seftor ministro de Hacienda y su ted para rato.
•eeretario despadiaban. Si ministro no —¿Qué visitas son las de más com-
luiota mis que firmar las providencias promisot ^
que al secretario le ponía delante. —esperan el Joven poeta, sobrino ásl
SI ministro era hombre á} unos se- gobernador de Cuenca; el viejo misterio-
senta j einco afios. En su vida política so, recomendado del señor marqués di
iMbfa haebo muchos y muy largos dis- Torrecaída...
cursos, y aunque sólo había pronuncia- —¿El del otro día?—preguntó el mi-
do disenrsos, lot hacía tan buenos, que nistro.
•1 Jefe de tu partido creyó coavanien- —4Í, seflor—contsstó el secretario.
ie premlarloa eon una e«rlera de mi- —¿Quién mis espera de alfuna lm«;
nistro. T nada más había de notable (sn la polrtaneiat
irida del señor mtniítro. —Rapara tambite el Joven arquite((tá|
n teeretarlo del ministro era un Jo- que ahora ha pasado tarjeta.
30 LA REVISTA UANCA

—A ese hemos de recibirle—dijo el el ministro—. Me escribió rogándome


ministro—. Yo mismo le he citado, y ha que la atendiese a usted, y como se trata
sido puntual. de un amigo, estoy dispuesto a compla-
—Así, pues—, repuso el secretario—, cerla.
hablarán con usted el joven decadente,
—¡Verá usted!—exclamó doña Ruper-
el viejo misterioso y el arquitecto; a los
ta'—. Mi primer marido que en gloria es-
demás les despacharé yo.
té, era un cacho de pan. ¡Ay, qué ma-
—Está bien—exclamó el ministro—; ndilo, señor ministro! Después casé en
pero qu" a los míos les diga el uj't-r nuo segundas nupcias con un empleado del
sean breves, porque tengo que salir. Ministerio que ahora usted desempeña.
£1 joven secretario dió unos c<iantos .Mi nuevo marido no es malo, ¿sabe us-
pasos hacia la puerta, y despaé.s retro- ted?; pero tiene un defecto; es corto...
cedió diciendo: de genio.
—Tinibién ••^pcra una .«•eñora; ,'". ella
es esta carta. —Naturalmente—exclamó el ministro.
Y 4,6 ,>1 st'úor ministro una c.irla que —Yo sé—continuó diciendo doña Ru-
fué leída con algún interés. Mientras leía perta—que en el Minií»terio todo el mundo
la uaria el mi>n<l'o, el s e c ^ ' - i o dijo: ha ascendido menos él, y no será porque
—Eí< muy bien parecida, a pesar de sus no cumpla su obligación, ¿sabe usted?
cuarenta. Desíde que usted se hizo cargo del .Mi-
—.\ nuestra edad ciertos detalles Im- nisterio, diariamente le digo que recla-
portan poco—exclamó el ministro, de- me cargo de más categoría, y es de suyo
jando de leer. tan tímido, que antes lloraría delante de
—Lo decía por mi—repuso riendo el mi que pedir nada al señor ministro. Una
jovpn secretario. tontería, ¿verdad?
—¿La quiere usted recibir?—pregun- —Naturalmente—exclamó el "ministro.
tó el ministro. —Una tontería—añadió doña Ruperta
—6i usted lo dispone... —que me obliga a visitar a todos ios mi-
Pero el ministro, después de pensar- nistros, exponiéndome a que se crea...
lo mejor, exclamó: y ¿sabe usted?
—Como de todas maneras be de dar —Nada de esto, señora—exclamó el
audiencia boy, una más, una menos... ministro—. Usted es lo suficiente respe-
Que paaa también esa sefiora. table para no temer ios efectos de cier-
El secretario desapareció, y al poco tas suposiciones.
rato entraba en el despacho del sefior —I Que pasó mi época I—dijo doña Ru-
ministro una mujer no mal parecida, ves- perta con cierto encono.
tida con cierto aire ehtileaeo. —^Al contrario, sefiora-<-se apresuró a
—May buenas tardes tenga ^l sefior decir el ministro—; esti usted en la edad
alniatro—dijo al entrar la tal sefiora« mejor. Quiero decir que su porte distin
por nombre Raperta—y qae Dios nos lo guido y su casto semblante la ponen a
eonsarve, para bien y gloria de todos. salvo de las murmuraciones.
—XueJias gracias, seflor^^xciamó el —Poe» verá usted lo que son la« co-
%inistro-—. Siéntese usted y baga el fa. sas—rqraso doña Ruperta—. Se ba mor-
nor áa decirme en qaé puedo «ervirla. murado da mf, y da ofdoa da mi marido
. —4irea mtadl—dijo Raperta, sentia- ban llegadio rafarenafas... Saarta que el
toM matf etfea d«i ••flor ministro —. pobre ea eorto.
iTo soy tma mnitt honrada! —No iMy mal qoa por blan no sea, al-
<—Ha lo dttdo, «tflora—czelamd •! mi. gana ves—«zetaatd al mbiiatro, mirando
nlatro. a dofla Ruperta aoa aiarta picardía.
—4La lia diabo al ••flor Botdn que yo Dofla Ruparta dM eoa au mano un gol-
•of ana mnjtr bonridat^-pr^tintd AQ. pacito a la did iaflor ministro y eida-
perta. md:
—^Üo tenía oeeealdad de ello—repaso —Muckaa graelaa. lAhl bien decía el
LA REVISTA BLANCA 3»

señor Botón que era usted una expelen nes, diputado años atrás, senador del
te persona. reino hoy, siempre aniign y proteolur de
El señor ministro, teniendo i-iilre las los hombres de mérito.
suyas las manos de dñua Rupt-rta. ex- —El jifñiir niarcnK-s «^Ic Tuiri'iMiila —
clamó: d;jo el ministro—súln ni<' dii'e en tu cur-
—¡Vamos a ver, vamos a ver! ¿Ctuno ta que le escuche a usted y )e atienda:
se llama el marido de usted? —N'j prelendo (.ilra cusa—exclamó el
—Bonifacio Buendia—dijo doña Ru- Rayo".
perla. —Bien, pcrinitanio usted que llame al
—¿En qué sección presta servicin?— ujií-r: tengo sisl—repuso el ministre,
preguntó el ministro. intranquilo.
—En la de Registros—contestó doña El "Rayo" se puso en medi(.i del des-
Ruperla. pacho y con gran misterio dijo:
—Perfectamente—dijo el ministro—: —-No conviene a V. E. ni ai Gobierno
veré si puedo ascendei*le. Vuelva usted que nadie nos vea juntos. Los conspira-
dentro de cuatro o cinco días. dores tienen espías en los mismos Mi-
—¿A qué hora, señor ministro?—pre- nisterios. iQuién sabe si el ujier es uno
guntó con zalamería doña Ruperta. de bis conspiradores.
El ministro pensó un momento, miró El ministro, sudando la gota gorda, di-
a ili'ña Ruperla picarescanienlo y dijo: jo en tono lastimero:
—Pásese usted por casa, de nueve a —¿De qué conspiradores habla u>ted?
diez de la mañana. —Este es el secreto de mi visita—re-
Doña Ruperta se levantó y dijo, alar- puso el "Rayo", y luego dándose aires de
gando la mano al señor ministro, con personaje, añadió—: he sido revolucio-
cierta indolencia: nario desde que nací; tomé parle en lo-
—Muchas gracias, señor ministra», mu- dos los motines que ha habido en Ma-
cha» gracias. Sov de usted en cuerpo y drid desde el año 54; fui asente de con-
alma; no faltaré. fianza de Prim, y más tarde de Zorrilla
Doña Ruperla desapareció, y al mo- Nunca he sido traidor a mi jiartido, >
mento entró en el despacho del señor ••n mis manos ha estado mil veces *l!
ministro un viejo, con traje raído y luen- suoi-te de España. Mas hoy nie he d<'*-
gas barbas. El viejo apareció con mucho engañado de los partidos de protesta
misterio. Cerró todas las puertas, hacien- porqui' no van a nintruna parte, y por-
do señas al ministro de que nada dijera que en cuanto a ios que más fuertemen
ni se asustase. Pero el ministro, alar- le protestan, si se les da un acta dejai
mado por aqueíla entrada teatral, iba a de protestar. ¡Don Juan "Rayo", revolu
clonarlo empedernido, no nació para to
lor-ir p| timbre, cuando el viejo a qtiien
lerar lanía farsa!
llnmarehn»» el "Rayo", ilijo. ahuecando
la voE y cnn trágico ademán exclamó: —¿De suerte que se arrepiente usté
—jNo llame usted! Vengo a salvarle de haber sido un enemigo del orden?-
de una muerte segura, y salvar al mis- dijo el ministro algo más tranquilo.
mo tiempo a las institución»"*. —81. señor; me arrepiento—repuso >
Luego, quitándose el sombrero, conli- "Rayo*, y vengo a prestar un gran serv
na4 diciendo: CÍO al Oobierno.
—Mire usted mi rostro; es el de un —Hable usted—repuso el ministro •
anidado curtido en las lucha» de la» ba- y cuente usted con buena recompensa, i
rrieadas. lo que denuncia es cierto e importanl
—Pero bien, ;qoé quiere usted —pre- El "Rayo" recorrió todo el despaet
guntó el ministro máa muerto que vivo. empujó todas las puertas, levantó 1
—«e lo htbrá dicho—repuso el "Ra- eortinajest miró por deba/b los divaw
yo"—i» carta que eniregué antes, del gotpeó todas las paredes y luego dijo
••flor marqués de Torr^caida, grande de oido del ministro:
Sspafta. fiel defensor de las institucio- — \ o formo parte del m^mero seiseia
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tos de la gran Federación Mundial que viejo se paró, midió con 4a mirada al
tiene por objeto cambiar las formas da ministro y después dijo, como desafian-
gobierno de todos ios Estados de la tie- do al consejero del rey:
rra y el Comité Internacional ha deci- • —iNo quiere darme usted una reco-
dido que ahora le toque a España. mendación?
—¿El qué?—preguntó el ministro con —No puedo—exclamó el ministro, di.
interés. i-ho tan débilmente que aquel parecía ni
—Bl ser la nación que cambie de go- último momento de su vida.
bierno y de ministros—dijo el "Rayo" —Pues déme usted cinco pesetas
sentenciosamente. repuso el "Rayo" para mandar un lele-
—Mire usted, señor "Rayo"—exclamó grama urgente a un^ persona que ^stá
el ministro—. Sospecho que lo que us- en relación conmigo.
ted va a denunciar es muy importante, —Esto ya es otra cosa—dijo el mi-
mas como yo no estoy enterado de estas nistro como si se echara de encima un
cuestiones políticas, le ruego que se diri- gran peso, y sacándose un duro del bol-
ja usted al ministro de la Gobernación o sillo añadió—: Tome usted y vaya us-
al Gobernador de Madrid. Tengo la segu- ted a ver afl sefior Gobernador que le re-
ridad de que en ambos sitios será usted cibirá a usted muy bien y le dará un
bien recibido. empleo, caso de que resulten ciertos los
—Los ministros de la Gobemai*ión y servicios que usted nos preste.
los gobernadores—dijo el "Rayo" con —^iCiertost—dijo el "Rayo" con im-
desenfado—están muy escamados por los perativo ademán—. ¡Tan ciertos como
"camelos" que les dan ios falsos revolu- 4os que han pagado bien los goberna-
cionarios, y «orno yo 4o soy auténtico, de dores.
toda la vida, be erefdo que debfa diri- —En este caso cuenta usted ya con
girme al ministro de Hacienda, qae en- precedentes—dijo el ministro.
tiende más de inetfpiitas. —Oiga usted—preguntó el "Rayo"—.
—Perfectamente—dijo el ministro—, ¿Y si necesitase expedir más telegramas?
pero yo no puedo abrogarme atribucio- —Mientras no baya usted visto al se-
nes que competen a otro ministerio. fior Gobernador, cuente usted conmigo—
—8! al menos me diera usted una re- repuso el ministro.
comendación para el seffor Gobernador —^Ya sabe usted que es muy diffoil ver
dijo d "Rayo", suplicando. al seftor Gobernador sin una recomenda-
—I Una recomendación! i En qué sen- ción—exclamó el "Rajro*.
Udot—«xclamtf •! aliiistro. —^Para ver al sefior Oobamador 4e da-
—Asefurándole que yo soy un revoló- . ré yo una; venga astcd mafiana por ella
^btamtflo MtteUcox-cootcctó el "Rayo*. —repaso el ministro.
M mMictro p n s d nn momnito y án- XI "Rayo" iba a marcbarse, pero al
41|« toa algún tamor: Negar a la puerta retrocedió y dijo:
«•^Ttf tto puáé 1iM«r cMit^atc afir. —^Ro aa ohride usted de poner que don
*4»méiáD. Harátüa los agentes del Oober. Joan "Rayo* es un revolncionario autén-
n ai tatttttan dcrtat las dannncfu tico da poeo aoata.
—«a fOttdri.»düo al aáialatro.
f^ái. imitad.
^^I^-Hliaa avaataa^ddl Ooternadorl—e». —4iacbas gracias, sefior ministro r—
dftMiA «Mteai»faaloal '«tt3ro*->w tFor axelamd al "ftayo"—>; f tañí* te s^iruri-
41tiiytib ühbi qoa fo no aof i » revoli. dad da «na te iaefto natad mea hoy por
i ilaairto aao toáia üa tfa k lajrt . las Inatitnaiones fue Marlfoai Campos.
ru Wl ''•«y»* 'iwv«M » giaaawa pofx al B "Rajro" daa^araeid. y al mteistro
^ i i a f afca aw> ifánin laniíadaí j tooMr qnaddsa raaeándoaa te barba satisfacho
. i^Bdo «n hmm y 4lviaia. Bl mtaiataa de M miaao. Da an aaUafiaaeldn saodla
• >u ulatfwifca raadloia f «o» 4 dado aa |4t(s iHian dUe desde la puerta:
* 4 tttAra. fliattpra la tnA var «aaiii. —iDlh y . S. parmlaof
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