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22 de febrero de 1994
Discurso del P. General P.H. Kolvenbach
A LA COMUNIDAD EDUCATIVA SAFA
(Escuelas de la Sagrada Familia)
Ubeda.
Siento una gran alegria de encontrarme por primera vez en las Escuelas de la Sagrada
Familia y, concretamente, en el Centro de Ubeda, que, ademàs de albergar a la Direcciòn
Central de la Instituciòn, es como el Centro que aglutina a todos los demàs.
Esta circunstancia me brinda la feliz oportunidad de poder saludaros a todos vosotros:
al P. Rector de toda la Instituciòn, en representaciòn de toda ella; a los Directores de cada
uno de los Centros; a los jesuitas que trabajàis en ellos; a los Profesores y demàs personal
de este Centro de Ubeda, cuna de toda la Instituciòn; a la representaciòn de los alumnos.
Si el factor humano, con sus cualidades, su entusiasmo y su dedicaciòn, es el principal
capital con que cuenta una institución, hay que decir con toda razòn que SAFA, al contar
con todos y cada uno de vosotros, es una instituciòn verdaderamente afortunada.
Pero este saludo tiene que ser algo mas: tiene que expresarse, por necesidad, en un
agradecimiento, sentido y vibrante, por todo lo que cada uno de vosotros habéis dedicado
y estàis dedicando a SAFA: vuestro tiempo, vuestro trabajo, vuestra competencia
profesional, vuestros afanes y vuestra ilusiòn.
Sabed de verdad que la Compaflia de Jesùs, como entidad responsabilizada de la
direcciòn general y de la animaciòn educativa y espiritual de toda la institucién, reconoce
y aprecia profundamente vuestra colaboraciòn y que cuenta con ella para, entre
todos,poder cumplir el ideal de una educaciòn de calidad al pueblo de Andalucia, tal
como la soñò y deseò vuestro fundador, de santa memoria, el P. Rafael Villoslada.
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SAFA es una sigla conocida no sòlo en Andalucia y en España entera sino en otros
ámbitos jesuíticos del mundo. En el recuento de los efectivos educativos de la Compañía
de Jesús en el mundo entero, SAFA, por su peculiaridad institucional y por sus
características, figura con nombre propio y por separado, con sus 25 (veinticinco) Centros
esparcidos por toda Andalucia, con sus 998 (novecientos noventa y ocho) Profesores,
entre los que a una gran mayoria de seglares, muchos de ellos formados en el seno de la
misma instituciòn, se suman unos pocos jesuitas, algunos sacerdotes no jesuitas y algunas
religiosas, y con sus 20.124 (veinte mil ciento veinticuatro) alumnos, que representan un
contingente bastante mayor que el del alumnado de enseñanzas bàsicas y medias de
cualquier Provincia de la Compañía.
Pero no son sòlo estos nùmeros, que hablan por si solos, lo que impresiona en esta
instituciòn. Es también su perfil institucional, sus rasgos caracteristicos, que hacen de
SAFA una instituciòn piloto, capaz de inspirar el modo de educar y de gestionar centros
educativos también por otras instituciones. SAFA fue, en su momento fundacional y en
los años sucesivos, un .factor decisivo en la escolarización de la poblaciòn rural de
Andalucia.
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para la formaci6n de su propio profesorado. Sé bien que no son solamente los programas
ordinarios y reglados de la Escuela los que sirven a esa formaciòn, sino que a elios se
suman otros muchos cursos de renovaciòn educativa que sirven a la actualizaciòn
constante del profesorado y que han ido creando un propio estilo educativo SAFA.
Ello, juntamente con la organizaciòn adecuada y el trabajo de la Direcciòn Central, es lo
que hace posible que una red tan amplia de centros mantenga la cohesiòn necesaria, hable
un mismo lenguaje y participe de una misma cultura institucional. Se ha creado asi un
movimiento educativo SAFA, con unas caracteristicas y una filosofia propia, comparable
a otros que también ha conocido esta tierra andaluza, como los creados e impulsados por
D. Andrés Manjòn y por el Padre Poveda y el representado por las Escuelas Rurales de
Málaga.
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Quiero, pues, que, a la vista de todo esto, felicitaros sinceramente, desde un aprecio
profundo por la obra admirable que realizáis y por los logros que habéis conseguido y
estáis consiguiendo y expresaros mi sincero deseo de que continuéis por ese mismo
camino.
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Como traducciòn de esa felicitaciòn y de ese deseo, quisiera primeramente alentaros a
seguir trabajando con ilusiòn y entrega en esa maravillosa tarea de la educaci6n que traéis
entre manos. Educar es trabajar por la madurez progresiva de los educandos, tratando de
forjar en ellos, en colaboracidn con sus padres y madres, las personas que en su
desarrollo humano estàn llamados a ser. Es colaborar con Dios a ir extrayendo de ellos las
capacidades que les vayan llevando progresivamente a la autoconciencia y al
autodominio para poder realizarse en su vida de acuerdo con las exigencias de la plena
dignidad de la persona humana.
Es, mucho más allà de la transmisiòn de unos conocimientos ùtiles, acompañar al niño o
niña, al joven o a la joven, en el descubrimiento y aprecio de los sanos valores que deben
inspirar y dinamizar su vida por el camino de la verdad, de la justicia y del bien y en el
aprendizaje y estima de las pautas de comportamiento humano en sociedad. Educar en un
centro de la Compañia de Jesús o animado y dirigido por ella es, como repetia en frase
feliz el P. Arrupe, ayudar a nuestros educandos y educandas a ser hombres y mujeres para
los demàs; es decir, personas que sepan superar y transcender sus egoísmos e intereses
propios y ponerse en la vida generosamente al servicio de los demàs.
Educar es lo mejor que se puede hacer en beneficio de la humanidad. Y, si esto ha sido
verdad siempre, lo es mucho màs en nuestro tiempo, en el que la juventud se siente tan
solicitada de fuerzas que la arrastran y de estimulos que la impulsan ciegamente sin saber
hacia dònde ni a qué.
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Pero como os recordaba hace un momento, el proyecto educativo de SAFA no es neutro;
SAFA pretende educar cristianamente. Sé que de esto están convencidos todos. Es cierto
que a algunos entre vosotros, a los pastoralistas y a los profesores de Religión, les
corresponde una funciòn peculiar -y muy importante- en este campo. Pero no son ellos
solos los que en la instituciòn y en los centros llevan esa responsabilidad.
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