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Tobit 1
Introducción
3 Yo, Tobit, llevé una conducta sincera y honrada todos los días de mi
vida. Hice muchas obras de caridad entre mis parientes y mis
compatriotas que habían sido desterrados conmigo a Asiria, a la
ciudad de Nínive. 4 Cuando yo era joven y estaba en mi tierra, en
Israel, toda la tribu de Neftalí, a la cual pertenezco, se había
separado de la dinastía de David y de Jerusalén.[c] Sin embargo,
Jerusalén era la ciudad escogida entre todas las tribus de Israel como
lugar donde ellas debían ofrecer sus sacrificios. Allí había sido
construido el templo donde Dios habitaba y que había sido dedicado a
él para siempre. 5 En todos los montes de Galilea, todos mis
parientes, y en general la tribu de Neftalí a la que pertenezco,
ofrecían sacrificios al becerro que Jeroboam, rey de Israel, había
mandado hacer en Dan.[d]
Notas al pie:
Tobit 2
Oración de Tobit
7 Ese mismo día, una mujer llamada Sara, hija de Rag@uel, que
vivía en la ciudad de Ecbatana, en el país de Media, tuvo que sufrir
también los insultos de una criada de su padre. 8 Resulta que Sara
había sido dada en matrimonio siete veces, pero en cada caso
Asmodeo, un demonio malvado, había matado al esposo antes de que
este se uniera a ella como en todo matrimonio.
Tobit 4
Recomendaciones de Tobit
Honradez de Tobit
14 Ella me contestó:
--¡En eso pararon tus obras de caridad! ¡En eso pararon tus
buenas obras! ¡Ahora se ve claro lo que eres!
Tobit 5
3 Tobit le contestó:
El ángel le respondió:
Tobías le preguntó:
7 Tobías le dijo:
8 El ángel respondió:
Tobit le respondió:
El ángel le respondió:
Tobit le dijo:
Él respondió:
11 --Dime, amigo --le dijo Tobit--, ¿de qué tribu y de qué familia
eres?
12 El ángel respondió:
14 Tobit le dijo:
15 Luego añadió:
--Yo te pagaré una dracma[a] por día, además de darte todo lo que
necesites en la misma forma que a mi hijo. 16 Acompaña a mi hijo en
este viaje, y todavía te daré algo más fuera de tu sueldo.
17 El ángel respondió:
--Yo iré con él. No temas. Volveremos a ti tan sanos y salvos como
nos vamos. El camino es seguro.
Tobit dijo:
--Hijo, prepárate para el viaje y vete con tu amigo. Que Dios desde
el cielo los proteja y les ayude a volver a mí sanos y salvos. Que el
ángel de Dios los acompañe y los proteja, hijo mío.
Tobit le deseó:
El viaje
21 Tobit le contestó:
El pescado providencial
8 Él contestó:
--Amigo Tobías.
El ángel le dijo:
16 El ángel le dijo:
19 Cuando Tobías oyó lo que dijo Rafael, que Sara era parienta
suya, de la familia de su padre, sintió por ella mucho cariño y se
enamoró de ella.
Notas al pie:
.
Tobit 7
Ellos contestaron:
--¿Está bien?
Y Tobías añadió:
--¡Es mi padre!
Rag@uel le dijo:
Y salió.
Tobit 8
El demonio vencido
Temores de Rag@uel
Luego llamó a Tobías, y le dijo: "Te vas a tener que quedar dos
20
semanas, sin moverte de aquí. Comerás y beberás en mi casa.
Alegrarás el corazón de mi hija, que ha tenido que sufrir tanto. 21
Después podrás tomar la mitad de lo que yo tengo, e irte en paz a
casa de tu padre. Y cuando yo y mi esposa muramos, también la otra
mitad será para ustedes dos. Ten confianza, hijo. Yo soy ahora tu
padre y Edna es tu madre. Desde ahora y para siempre somos tuyos
y de tu esposa. ¡Ten confianza, hijo!"
Tobit 9
5Rafael se fue con los cuatro criados y los dos camellos a Ragues
de Media. Al llegar se alojaron en la casa de Gabael. Rafael le dio el
recibo firmado y le contó que Tobías, el hijo de Tobit, se había casado,
y que lo invitaba a las fiestas de bodas. En seguida Gabael se puso a
contar los sacos de plata, que aún tenían los sellos intactos. Luego los
cargaron sobre los camellos. 6 Al día siguiente, los dos madrugaron y
se fueron a las fiestas de bodas.
Tobit 10
1 Entre tanto Tobit iba contando los días uno por uno, y calculaba
cuánto tardaría Tobías en ir y cuánto en volver. Y cuando el tiempo
calculado pasó sin que su hijo apareciera, 2 pensó: "¿Lo habrán
demorado allá? ¿Será que Gabael murió y nadie le entrega el dinero?"
3 Y comenzó a entristecerse. 4 Ana, su esposa, le decía:
9 Rag@uel le contestó:
--¡Que te vaya bien, hijo! ¡Vete en paz! Que el Señor del cielo les
conceda un feliz viaje a ti y a Sara tu esposa. ¡Ojalá pueda yo, antes
de morir, ver a sus hijos!
Tobit 11
14 Y añadió:
18 En ese día hubo mucha alegría entre todos los judíos que vivían
en Nínive, 19 y Ajicar y Nadab, sobrinos de Tobit, fueron a felicitarlo.
Notas al pie:
Tobit 12
El ángel se da a conocer
2 Tobías le contestó:
4 Tobit le dijo:
Tobit 13
1 Tobit dijo:
2 "Alabado sea Dios,
que vive y reina por siempre.
Él castiga,
pero también tiene compasión.
Hace bajar hasta el reino de la muerte,
y salva de la gran perdición.
Nada puede escapar a su poder.
3 "Alábenlo, descendientes de Israel,
delante de las naciones.
Él fue quien los dispersó por todas ellas,
4 y quien les ha mostrado allí lo grande que es.
Denle gloria delante de todos los hombres.
Él es nuestro Señor,
nuestro Dios y nuestro Padre,[a]
y es Dios por toda la eternidad.
5 Él los castiga por sus maldades,
pero tiene compasión de todos ustedes
y los reunirá de todas las naciones
a donde los había dispersado.
6 "Si se vuelven a Dios de todo corazón
y con toda el alma,
y proceden sinceramente ante él,
él se volverá a ustedes
y no se les ocultará más.
7 Vean ahora lo que hizo con ustedes,
y denle gracias públicamente.
Alaben al Señor, que hace justicia;
den gloria al Rey eterno.
8 "Yo lo alabo en este país de mi destierro,
y muestro a una nación pecadora
la fuerza y la grandeza de Dios.
Les digo: 'Pecadores, vuélvanse a Dios,
hagan lo que es recto a los ojos de él.
Quizá sea favorable a ustedes
y les tenga compasión.'
9 Yo alabo a mi Dios, el Rey del cielo;
mi corazón se alegra en su grandeza.
10 Que todos lo alaben
y le den gracias en Jerusalén.
"Jerusalén, ciudad consagrada a Dios,
él te castigará
por las acciones de tus habitantes,
pero de nuevo tendrá compasión de los que sean buenos.
11 Da gracias dignamente al Señor,
alaba al Rey eterno,
para que tu templo sea reconstruido con alegría,
12 y cuando vuelvan a ti los desterrados,
él los llene de alegría
y muestre su amor a todos los desdichados,
por todos los tiempos hasta la eternidad.
13 "Tu luz brillante resplandecerá
por todos los rincones de la tierra.
Numerosas naciones vendrán de lejos hasta ti;
ciudadanos de todos los rincones de la tierra
vendrán a invocar el nombre de Dios, el Señor.
Traerán en sus manos regalos al Rey del cielo.
Los hombres de todos los tiempos
mostrarán su alegría por ti.
Y el nombre de la ciudad escogida por Dios
permanecerá eternamente.
14 "¡Malditos todos los que te insulten,
malditos todos los que te destruyan,
los que hagan caer tus murallas,
los que derriben tus torres de defensa,
los que incendien tus casas!
"¡Benditos, en cambio, por siempre
todos los que te reconstruyan![b]
15 Entonces te alegrarás mucho por los buenos.
Todos se reunirán
y alabarán al Señor del universo.
¡Dichosos los que te aman!
¡Dichosos los que se alegren de tu prosperidad!
16 ¡Dichosos todos los que sientan pesar
por los castigos que vas a sufrir;
pues más tarde se alegrarán por ti,
cuando vean toda tu eterna dicha!
"Alma mía, alaba al Señor, el gran Rey.
17 Jerusalén será reconstruida,
el templo del Señor existirá por siempre.
¡Qué dicha si me queda algún descendiente
que pueda ver tu esplendor
y alabar al Rey del cielo!
Las puertas de Jerusalén serán construidas
con zafiros y esmeraldas,
y con piedras preciosas todas sus murallas.
Las torres de Jerusalén y sus baluartes
se construirán con oro, con oro puro.
Sus plazas serán pavimentadas
con rubíes y finísimas piedras.
18 Sus puertas entonarán cantos de júbilo,
y todas sus casas dirán:
'¡Aleluya,
alabado sea el Dios de Israel!'
En ti[c] darán gloria a su santo nombre eternamente."
Tobit 14
1 Así terminó Tobit sus palabras de alabanza a Dios.
"Hijo, vete cuanto antes con tus hijos a Media, porque yo creo en
las palabras divinas que el profeta Nahúm pronunció contra Nínive.[a]
Todo va a cumplirse, todo va a realizarse, todo lo que los profetas de
Israel, enviados por Dios, han dicho, va a sucederles a Asiria y a
Nínive. Nada quedará sin cumplirse de todas sus palabras. Todo
sucederá a su debido tiempo. En Media habrá más seguridad que en
Asiria o en Babilonia. Yo sé, y de ello estoy convencido, que todo lo
que Dios dijo se cumplirá, y que ninguna de esas palabras fallará.
Judit 1
Derrota de Arfaxad
Judit 2
Campaña de Holofernes
Judit 3
Judit 4
Judit 5
Intervención de Aquior
Judit 6
Judit 7
El plan asirio
Judit 8
Judit interviene
1 Todo esto llegó a oídos de Judit.[a] Judit era hija de Merarí, este era
hijo de Us, este de José, este de Uziel, este de Elcías, este de
Ananías, este de Gedeón, este de Rafaín, este de Ahitub, este de
Elías, este de Hilquías, este de Eliab, este de Natanael, este de
Selumiel, este de Surisadai y este era descendiente de Israel.[b] 2 El
esposo de Judit, que se llamaba Manasés y era de la misma tribu y
familia que ella, había muerto durante la cosecha de la cebada. 3
Estando al frente de los jornaleros que hacían los atados de trigo en
el campo, le dio una insolación, cayó en cama y murió en Betulia, su
ciudad. Lo sepultaron al lado de sus antepasados, en el campo que
está entre Dotán e Ibleam. 4 Ya hacía tres años y cuatro meses que
Judit había quedado viuda, viviendo en su casa. 5 En la azotea de su
casa había hecho un cobertizo. Usaba ropas ásperas e iba siempre
vestida de luto. 6 Desde que había quedado viuda ayunaba todos los
días, excepto los sábados y las vísperas de estos días, o en los días
de la luna nueva y su víspera, o en los días de fiesta y alegría del
pueblo de Israel. 7 Era muy bonita y de bello aspecto. Manasés, su
esposo, le había dejado oro, plata, criados, criadas, ganado y
campos. Vivía de sus posesiones, 8 y como era muy respetuosa de
Dios, nadie tenía nada contra ella.
9 Judit oyó las duras palabras que la gente había dicho contra el
jefe Ozías, al verse tan desanimados por la falta de agua. Supo
también que él les había prometido entregar la ciudad a los asirios al
cabo de cinco días. 10 Mandó entonces a la criada que estaba al frente
de todos los bienes, a que llamara a Cabris y a Carmis, los ancianos
de la ciudad, 11 y cuando estos llegaron, les dijo:
28 Ozías le respondió:
Notas al pie:
Judit 9
Oración de Judit
Judit 11
1 Holofernes le dijo:
--¡Ten confianza, mujer, no tengas miedo! Yo no he hecho mal a
ninguna persona que haya querido servir a Nabucodonosor, rey de
toda la tierra. 2 Si tu pueblo, que vive en la montaña, no me hubiera
despreciado, yo no habría levantado mi lanza contra ellos. Pero ellos
mismos se han buscado esto. 3 Y ahora, dime: ¿por qué huiste de
ellos y te pasaste a nosotros? Por supuesto, al venir te has salvado.
Ten confianza, que a partir de esta noche has salvado tu vida. 4 Nadie
te hará ningún daño; se te tratará bien, como se trata a los que
sirven a mi señor, el rey Nabucodonosor.
5 Judit le respondió:
22 Y Holofernes le dijo:
Judit 12
3 Holofernes le respondió:
14 Judit respondió:
Judit 13
La hazaña de Judit
11 Desde lejos, Judit gritó a los guardias que estaban en las puertas:
Judit 14
Judit, en medio del pueblo, le contó todo lo que había hecho desde
el día en que salió hasta aquel momento. 9 Cuando terminó de hablar,
toda la gente en la ciudad se puso a gritar y a hacer grandes
demostraciones de alegría. 10 Al ver Aquior todo lo que el Dios de
Israel había hecho, creyó en Dios de todo corazón, se hizo circuncidar
y se unió para siempre al pueblo de Israel.
--¡Esos esclavos nos han hecho una mala jugada! ¡Una sola
18
mujer ha traído una infamia sobre el reino de Nabucodonosor! ¡Ahí
está Holofernes tirado en el suelo, sin cabeza!
Judit 15
1 Cuando todos los que estaban en las tiendas supieron lo que había
pasado, se quedaron aterrados, 2 se llenaron de pavor y pánico, y
hubo una desbandada general; salieron corriendo por todos los
caminos de la llanura y de la región montañosa, sin que quedaran dos
hombres juntos. 3 Los que estaban acampados en los cerros
alrededor de Betulia también se dieron a la fuga. Entonces todos los
israelitas en edad de pelear salieron a perseguirlos. 4 Ozías envió
gente a Betomestaim, a Bebai, a Cobá, a Colá y a toda la región
montañosa de Israel, para que contaran lo que había sucedido y para
que todos salieran a perseguir y destruir a los enemigos. 5 Al saberlo
los israelitas, salieron todos a una y, lanzándose sobre los asirios, los
derrotaron y los persiguieron hasta Hobá. Cuando los que vivían en
Jerusalén y en toda la región montañosa supieron lo que había
sucedido en el campamento de los enemigos, también ellos se
presentaron. Los hombres de Galaad y de Galilea llegaron hasta
Damasco y sus alrededores, se adelantaron a los asirios y les hicieron
muchas bajas. 6 Los demás habitantes de Betulia cayeron sobre el
campamento asirio, lo saquearon y se apoderaron de muchas
riquezas. 7 Cuando los israelitas regresaron de la gran matanza, se
apoderaron de lo que quedaba. También los que vivían en los pueblos
y aldeas de la región montañosa y de la llanura se apoderaron de una
gran cantidad de cosas, porque era mucho lo que había.
Honores a Judit
--¡Amén!
Canto de Judit
Israel
(2 Mac 4.7-17)
(2 Mac 5.11-20)
16 Al ver Antíoco que su reino estaba firme, decidió apoderarse de
Egipto para ser rey de los dos países. 17 Así pues, invadió a Egipto
con un poderoso ejército, con carros, elefantes y una gran flota, 18 y
atacó al rey Tolomeo, el cual retrocedió ante él y huyó dejando
muchos muertos en el campo. 19 Antíoco ocupó las ciudades
fortificadas de Egipto y saqueó el país.[d]
Destrucción de Jerusalén
(2 Mac 5.21-26)
(2 Mac 6.1-11)
Macabeos 2
--Pues aunque todas las naciones que viven bajo el dominio del
rey le obedezcan y renieguen de la religión de sus antepasados, y
aunque acepten sus órdenes, 20 yo y mis hijos y mis hermanos
seguiremos fieles la alianza que Dios hizo con nuestros antepasados.
21 ¡Dios nos libre de abandonar la ley y los mandamientos! 22
¡Nosotros no obedeceremos las órdenes del rey, ni nos apartaremos
de nuestra religión en lo más mínimo!
29 Por esa época, muchos que querían llevar una vida recta de
acuerdo con la ley, se iban a vivir al desierto 30 con sus hijos, sus
mujeres y sus animales, pues la situación se había hecho intolerable.
31 Entonces se informó a los funcionarios del rey y a las fuerzas
militares estacionadas en Jerusalén, la Ciudad de David, que los que
habían desobedecido las órdenes del rey se habían ido a esconder en
el desierto, 32 y muchos soldados fueron rápidamente en su
persecución. Los alcanzaron, tomaron posiciones frente a ellos, se
prepararon para atacarlos el día sábado, 33 y les dijeron:
Testamento de Matatías
a. .
1 Macabeos 3
18 Judas respondió:
--Es fácil que una gran multitud caiga en poder de unos pocos,
pues para Dios lo mismo es dar la victoria con muchos que con pocos.
19 En una batalla, la victoria no depende del número de los soldados,
sino de la fuerza que Dios da. 20 Ellos vienen contra nosotros, llenos
de orgullo y de impiedad, a matarnos a nosotros, a nuestras mujeres
y a nuestros hijos, y a robarnos lo que tenemos. 21 Nosotros, en
cambio, luchamos por nuestras propias vidas y por nuestras
costumbres. 22 Así que no les tengan miedo, pues Dios los hará
pedazos ante nuestros ojos.
23En cuanto acabó de hablar, se lanzó sin más sobre los enemigos,
y Serón y su ejército fueron derrotados. 24 Luego los persiguieron por
la bajada de Bet-horón, hasta la llanura, y cayeron como ochocientos
hombres del ejército enemigo, y los demás huyeron al país de los
filisteos. 25 Todos comenzaron entonces a temer a Judas y a sus
hermanos, y las naciones vecinas se llenaron de terror. 26 La fama de
Judas llegó hasta el rey, y en todas las naciones se hablaba de sus
victorias.
Invasión de Judea
(2 Mac 8.8-15)
Macabeos 4
Victoria en Emaús
(2 Mac 8.24-29,34-36)
(2 Mac 11.1-12)
(2 Mac 10.1-8)
1 Macabeos 5
(2 Mac 10.14-38)
1 Cuando las naciones vecinas supieron que el altar había sido
reconstruido y que el templo había sido edificado de nuevo como era
antes, se indignaron mucho 2 y decidieron exterminar a los israelitas
que vivían entre ellos; comenzaron, pues, a matarlos para
exterminarlos.
(2 Mac 12.10-31)
Fracasos y éxitos
(2 Mac 12.32-45)
Macabeos 6
(2 Mac 13.1-22)
40 Una parte del ejército del rey se desplegó sobre las cumbres de
los montes, y otra se quedó en la parte baja. Avanzaron con
confianza y en orden. 41 Todos los que oían el ruido que hacía este
gentío al caminar y al hacer resonar las armas, temblaban de miedo.
Era, en efecto, un ejército inmenso y poderoso.
48 Parte del ejército del rey avanzó sobre Jerusalén para atacar a
los israelitas, y el rey puso cerco a Judea y al monte Sión. 49 Hizo las
paces con los de Bet-sur, los cuales salieron de la ciudad, pues no
tenían provisiones para resistir el cerco. Era un año sabático, en que
la tierra debía descansar.[g] 50 Así el rey ocupó Bet-sur y puso allí una
guarnición. 51 Luego atacó el templo durante muchos días,
levantando plataformas de tiro, máquinas de guerra, lanzallamas,
catapultas, lanzadardos y hondas. 52 Pero los israelitas también
levantaron máquinas para responder a las de sus enemigos, y así
estuvieron luchando mucho tiempo. 53 Sin embargo, por ser aquel un
año sabático, no tenían suficientes provisiones en sus almacenes, y
los israelitas que habían venido a Judea de los países paganos habían
consumido las provisiones que quedaban. 54 Como el hambre era ya
demasiado fuerte, solo quedaron en el templo unos cuantos hombres;
los demás se fueron cada uno a su casa.
Demetrio I
Macabeos 7
(2 Mac 14.1-4)
Expedición de Nicanor
(2 Mac 14.5-36)
(2 Mac 15.1-36)
Macabeos 8
Los romanos
9Oyó también decir que cuando los griegos decidieron hacer una
campaña para exterminar a los romanos, 10 estos se enteraron del
plan y les enviaron un solo general para que les hiciera la guerra; los
griegos tuvieron muchas bajas, y los romanos se llevaron cautivos a
las mujeres griegas y a sus hijos, saquearon el país y se adueñaron
de él, destruyeron sus fortalezas y sometieron a los habitantes a
esclavitud hasta el día de hoy. 11 Supo además que a los otros países
e islas, y a todos los que se les habían opuesto, los habían derrotado
y obligado a servirles, pero que, en cambio, con sus amigos y con los
que buscaban su protección mantenían una fiel amistad. 12 Así han
dominado a muchos reyes de cerca y de lejos, y todos los que oyen
hablar de ellos les tienen miedo. 13 Los que para ser reyes reciben el
apoyo de los romanos, llegan a serlo; pero cuando estos quieren, los
quitan del trono. Así han adquirido un poder muy grande. 14 Y sin
embargo, ninguno de ellos se ha hecho coronar ni ha vestido el
manto de púrpura ambicionando la gloria. 15 Han establecido un
senado, donde diariamente se reúnen sus trescientos veinte
miembros para examinar los asuntos del pueblo y decidir lo que más
conviene para mantener el buen orden. 16 Cada año confían a un solo
hombre el gobierno y el dominio sobre todo el imperio, y todos le
obedecen, sin que haya envidia ni celos entre ellos.
Macabeos 9
10 Judas replicó:
Macabeos 11
Macabeos 12
1 Macabeos 13
Asesinato de Jonatán
Toma de Guézer
Elogio de Simón
Macabeos 16
2 Macabeos 1
Macabeos 2
Macabeos 3
de Benjamín.
Macabeos 4
Israel
(1 Mac 1.10-15)
23 Tres años más tarde, Jasón envió a Menelao, hermano del Simón
antes mencionado,[f] para llevar el dinero prometido[g] al rey y tratar
asuntos urgentes. 24 Pero Menelao, al presentarse ante el rey, se
ganó su favor haciéndose pasar por un personaje importante y,
ofreciéndole nueve mil novecientos kilos de plata más que Jasón,
logró que le diera a él el cargo de sumo sacerdote. 25 Tan pronto
como recibió el nombramiento de manos del rey,[h] regresó; pero no
mostraba reunir las cualidades de un sumo sacerdote, sino los
sentimientos de un tirano cruel y el furor de una fiera salvaje. 26 De
este modo, Jasón, que había suplantado a su propio hermano, fue a
su vez suplantado por otro, y se vio obligado a huir al territorio de
Amón.
Asesinato de Onías
35 Por esta causa, no solo los judíos, sino también muchos de otras
naciones, se indignaron y enojaron por la injusta muerte de aquel
hombre.[i] 36 Y cuando el rey regresó de Cilicia, los judíos de la ciudad
fueron a hablar con él acerca del asesinato de Onías; los griegos
reprobaban, lo mismo que ellos, ese crimen. 37 Antíoco,
profundamente afectado y movido a compasión, lloró al recordar la
prudencia y sensatez del difunto. 38 Lleno de indignación, despojó
inmediatamente a Andrónico de su manto color púrpura y le rasgó las
vestiduras, luego lo hizo llevar por toda la ciudad hasta el lugar en
que había cometido su impío crimen contra Onías, y allí libró al
mundo de semejante asesino. Así el Señor le dio el castigo que
merecía.
Intrigas de Menelao
39 Con la complicidad de Menelao, Lisímaco cometió en Jerusalén
muchos robos de objetos sagrados. Al saberlo, el pueblo se levantó
contra Lisímaco; pero para entonces ya muchos objetos de oro habían
desaparecido. 40 Viendo que la gente, enfurecida, empezaba a
rebelarse, armó Lisímaco cerca de tres mil hombres y dio comienzo a
una injusta represión, dirigida por un tal Auranos, hombre tan
entrado en años como descentrado en juicio. 41 Cuando la gente vio
que Lisímaco los atacaba, unos reunieron piedras, otros tomaron
palos pesados, otros recogieron con la mano la ceniza que había en el
suelo y, en medio de una gran confusión, comenzaron a lanzarlo todo
contra los hombres de Lisímaco. 42 De esta forma, a muchos de ellos
los hirieron y a otros los mataron, y a todos los demás los pusieron
en fuga; y al profanador Lisímaco lo mataron junto al tesoro del
templo.
Macabeos 5
Muerte de Jasón
(1 Mac 1.16-28)
Matanzas en Jerusalén
(1 Mac 1.29-40)
Macabeos 6
(1 Mac 1.41-64)
1 Poco tiempo después, el rey envió a un anciano de la ciudad de
Atenas para obligar a los judíos a quebrantar las leyes de sus
antepasados y a organizar su vida de un modo contrario a las leyes
de Dios, 2 para profanar el templo de Jerusalén y consagrarlo al dios
Zeus Olímpico, y para dedicar el templo del monte Guerizim a Zeus
Hospitalario, como lo habían pedido[a] los habitantes de aquel lugar.
3 Aun para la masa del pueblo era penoso y difícil soportar tantos
males. 4 El templo era escenario de actos desenfrenados y de fiestas
profanas, organizadas por paganos que se divertían con mujeres de
mala vida y tenían relaciones con prostitutas en los atrios sagrados.
Además, llevaban al templo objetos que estaba prohibido introducir
en él, 5 y el altar se veía lleno de animales que la ley prohibía
ofrecer.[b] 6 No se podía observar el sábado,[c] ni celebrar las fiestas
tradicionales, ni siquiera declararse judío.[d] 7 A la fuerza se veía la
gente obligada a comer de los animales que cada mes se ofrecían en
sacrificio para celebrar el día del nacimiento del rey.[e] Cuando llegaba
la fiesta del dios Baco, se obligaba a la gente a tomar parte en la
procesión, con la cabeza coronada de ramas de hiedra.
Martirio de Eleazar
18 A Eleazar, uno de los principales maestros de la ley, hombre de
avanzada edad y de presencia noble, se le quería obligar, abriéndole
la boca, a comer carne de cerdo.[i] 19 Pero él, prefiriendo una muerte
honrosa a una vida sin honor, voluntariamente se dirigió al lugar del
suplicio 20 después de haber escupido la carne. Se portó como deben
portarse los que firmemente rechazan lo que no está permitido
comer, ni aun por amor a la vida. 21 Los que presidían esta comida
prohibida por la ley, y que de tiempo atrás conocían a este hombre,
tomándolo aparte le aconsejaron que se hiciera traer carne preparada
por él, la cual estuviera permitida, y que fingiera comer de la carne
ofrecida en sacrificio, como lo había ordenado el rey. 22 Así evitaría la
muerte, y ellos, por su antigua amistad con él, lo tratarían con
bondad. 23 Pero Eleazar, tomando una decisión honrosa y digna de su
edad, de su venerable ancianidad y de sus cabellos blancos, que eran
señal de sus trabajos y de su distinción, una decisión digna de su
conducta intachable desde la niñez, y especialmente digna de la
santa ley establecida por Dios, respondió en consecuencia: "Quítenme
la vida de una vez. 24 A mi edad no es digno fingir; no quiero que
muchos de los jóvenes vayan a creer que yo, Eleazar, a los noventa
años, abracé una religión extranjera, 25 y que, a causa de mi
hipocresía y por una corta y breve vida, ellos caigan por mi culpa en
el error. Con esto atraería sobre mi ancianidad la infamia y la
deshonra. 26 Además, aunque ahora evitara el castigo de los
hombres, ni vivo ni muerto podría escapar de las manos del
Todopoderoso. 27 Por lo tanto, abandono esta vida con valor, para
mostrarme digno de mi ancianidad, 28 y dejo a los jóvenes un noble
ejemplo, mostrándome dispuesto a morir valientemente por nuestras
venerables y santas leyes."
a. Notas al pi
Macabeos 7
--¡No!
--Tú, criminal, nos quitas la vida presente. Pero el Rey del mundo
nos resucitará a una vida eterna[b] a nosotros que morimos por sus
leyes.
Macabeos 8
(1 Mac 3.38-45)
8 Al ver Filipo que poco a poco Judas Macabeo iba haciendo grandes
progresos, y que sus éxitos eran más y más frecuentes, escribió a
Tolomeo, jefe militar de Celesiria y Fenicia, para que viniera en ayuda
de los intereses del rey.[b] 9 Tolomeo escogió inmediatamente a
Nicanor,[c] hijo de Patroclo, quien pertenecía al grupo de los primeros
amigos del rey, y lo envió al mando de no menos de veinte mil
soldados de muchos países, para aniquilar a todos los judíos. Con él
envió a Gorgias, general muy experimentado en asuntos de guerra. 10
Nicanor pensaba pagar, con la venta de los judíos que hiciera
prisioneros, el tributo de sesenta y seis mil kilos de plata que el rey
debía a los romanos. 11 Inmediatamente mandó invitaciones a las
ciudades de la costa, para que tomaran parte en la compra de
prisioneros judíos, prometiendo vendérselos a razón de tres esclavos
por un kilo de plata, sin pensar en el castigo que Dios todopoderoso
le enviaría.
(1 Mac 3.46-60)
Notas al pie:
Macabeos 9
28 Así pues, este asesino, que injuriaba a Dios, terminó su vida con
una muerte horrible, lejos de su patria y entre montañas, en medio
de atroces sufrimientos, como los que él había hecho sufrir a otros. 29
Filipo, su amigo íntimo, transportó el cadáver; pero, como no se fiaba
del hijo de Antíoco, se refugió en Egipto, junto al rey Tolomeo
Filométor.
Macabeos 10
(1 Mac 4.36-61)
(1 Mac 5.1-8)
Macabeos 12
Ataques de Judas a las regiones vecinas
1 Hechos estos tratados, Lisias volvió a donde estaba el rey, mientras que los judíos se
dedicaban a sus labores agrícolas. 2 Pero algunos jefes militares del lugar, Timoteo,
Apolonio hijo de Geneo, y también Jerónimo y Demofón, a los que hay que añadir a
Nicanor, comandante de las tropas de Chipre, no dejaban que los judíos tuvieran paz ni
tranquilidad.
3 Además, los habitantes de la ciudad de Jope cometieron un gran crimen. Invitaron a
los judíos que allí vivían, a subir con sus mujeres y sus hijos a unos barcos que ellos
mismos habían amarrado allí cerca, como si no hubiera entre ellos enemistad ninguna, 4
sino como por cumplir un decreto dado por los habitantes de la ciudad. Los judíos,
deseosos de paz y sin sospechar nada, aceptaron; pero cuando salieron a mar abierto, los
de Jope los hundieron. Eran no menos de doscientas personas.
5 Cuando Judas supo de la crueldad que habían cometido con sus compatriotas, alertó a
los hombres que estaban con él, 6 e invocando a Dios, justo juez, marchó contra los
asesinos de sus hermanos. De noche prendió fuego al puerto, incendió los barcos y mató
a quienes se habían refugiado en el puerto. 7 Como las puertas de la ciudad estaban
cerradas, se fue, con el propósito de volver más tarde y exterminar a todos los habitantes
de Jope. 8 Pero al saber que los habitantes de Jabnia querían hacer lo mismo con los
judíos que vivían allí, 9 cayó de noche sobre la ciudad e incendió el puerto y la flota, de
manera que el resplandor de las llamas se veía desde Jerusalén, a una distancia de
cuarenta y tres kilómetros.
Campañas en Galaad
(1 Mac 5.9-68)
10 Judas y sus soldados se habían alejado de allí algo más de un kilómetro y medio en
una expedición contra Timoteo, cuando cayeron sobre ellos por lo menos cinco mil
árabes de a pie y quinientos de a caballo. 11 Se trabó un violento combate, pero los
soldados de Judas, con la ayuda del Señor, consiguieron la victoria. Los árabes,
vencidos, pidieron a Judas hacer las paces, y prometieron suministrar ganado a los
judíos y prestarles ayuda de allí en adelante. 12 Judas, comprendiendo que en realidad
los árabes podían serles útiles en muchas cosas, aceptó hacer las paces con ellos.
Después de este convenio, los árabes se retiraron a sus tiendas.
13 Judas atacó también a Caspín, ciudad fortificada, rodeada de terraplenes y murallas,
y habitada por gente de diversas naciones. 14 Los habitantes, confiados en la fortaleza
de sus murallas y en su provisión de víveres, se mostraron insolentes contra Judas y sus
soldados; los insultaban, y además injuriaban a Dios y decían palabras horribles. 15
Judas y sus soldados invocaron al Señor, soberano de todo el universo, que sin aparatos
ni máquinas de guerra destruyó Jericó en tiempos de Josué, y con violencia salvaje se
lanzaron contra las murallas.[a] 16 Dios quiso que tomaran aquella ciudad, en la que
hicieron una matanza espantosa, a tal punto que el estanque vecino, que tiene trescientos
sesenta metros de ancho, aparecía lleno de la sangre derramada.
17 Alejándose de allí ciento treinta y cinco kilómetros, llegaron a la ciudad de Cárax,
donde viven los judíos llamados tubianos. 18 No encontraron allí a Timoteo, pues se
había ido de aquella región sin alcanzar éxito alguno; pero había dejado en algún lugar
una guarnición bastante fuerte. 19 Entonces Dositeo y Sosípatro, generales de Macabeo,
marcharon contra la guarnición y mataron a los hombres que Timoteo había dejado en la
fortaleza, que eran más de diez mil. 20 Macabeo, por su parte, distribuyó su ejército en
compañías, les nombró jefes y atacó a Timoteo, que tenía ciento veinte mil soldados de
infantería y dos mil quinientos de caballería.
21 Informado Timoteo del avance de Judas, envió primeramente las mujeres y los niños
y todo el equipaje hacia un lugar llamado Carnáin, sitio muy seguro y de difícil acceso,
pues todos los pasos eran muy estrechos. 22 Apenas apareció la primera compañía de
Judas, el miedo y el terror se apoderaron de los enemigos, porque Dios, que todo lo ve,
se les manifestó. Se dieron a la fuga en todas direcciones, de tal manera que con
frecuencia se herían unos a otros y se atravesaban con sus propias espadas. 23 Judas los
persiguió con la mayor energía, y pasó a cuchillo y aniquiló a treinta mil de aquellos
criminales. 24 El mismo Timoteo cayó en manos de los soldados de Dositeo y
Sosípatro; pero con mucha astucia les pidió que lo dejaran libre, pues tenía como
rehenes a los padres y hermanos de muchos de ellos, a los cuales no se les tendría
ninguna consideración. 25 Por fin, tras largos discursos en que les prometió que
devolvería sanos y salvos a aquellos judíos, Timoteo los convenció, y ellos lo dejaron en
libertad a fin de salvar la vida de sus parientes.
26 Judas se dirigió luego a Carnáin y al templo de la diosa Atargatis, y degolló a
veinticinco mil hombres. 27 Después de esta victoria y de la matanza que hizo, marchó
contra Efrón, ciudad fortificada, donde vivían Lisias y gente de diversas naciones.
Jóvenes fuertes, colocados delante de las murallas, las defendían con valor, y dentro
había abundante provisión de máquinas de guerra y proyectiles. 28 Pero, después de
invocar al Señor, que con su poder destroza las fuerzas de los enemigos, los judíos se
apoderaron de la ciudad y mataron como a veinticinco mil personas que en ella había.
29 De allí se pusieron nuevamente en marcha y se dirigieron a Escitópolis,[b] ciudad que
dista ciento ocho kilómetros de Jerusalén. 30 Pero como los judíos que vivían allí les
informaron de que los habitantes de Escitópolis habían mostrado buenos sentimientos
para con ellos y los habían tratado bien en momentos difíciles, 31 Judas y sus soldados
les dieron las gracias y les recomendaron que en adelante mantuvieran las mismas
buenas relaciones con los judíos. Llegaron a Jerusalén cuando ya estaba cerca la fiesta
de las Semanas.[c]
Campaña contra Gorgias
32 Después de esta fiesta, se pusieron en marcha contra Gorgias, jefe militar de la
región de Idumea.[d] 33 Este se presentó al combate con tres mil soldados de infantería y
cuatrocientos de caballería. 34 Se trabó el combate, y cayeron algunos judíos. 35
Entonces Dositeo, un valiente soldado de caballería, judío tubiano,[e] agarró a Gorgias
por el manto y empezó a arrastrarlo con fuerza, con intención de capturar vivo a este
infame; pero un jinete de Tracia se lanzó contra Dositeo y le cortó el brazo, y así
Gorgias pudo huir a la ciudad de Maresá.
36 Los soldados de Azarías, que llevaban mucho tiempo combatiendo, estaban muy
cansados. Entonces Judas suplicó al Señor que se pusiera de parte de ellos y los guiara
en la batalla. 37 Empezó a cantar himnos en su lengua materna, lanzó el grito de guerra
y, cayendo de repente sobre los soldados de Gorgias, los puso en fuga.
Sacrificio por los muertos
38 Judas reunió su ejército y se fue a la ciudad de Adulam. Al acercarse el séptimo día
de la semana, se purificaron según su costumbre y celebraron el sábado. 39 Y como el
tiempo urgía, los soldados de Judas fueron al día siguiente a recoger los cadáveres de
los caídos en el combate, para enterrarlos junto a sus parientes en los sepulcros
familiares. 40 Pero debajo de la ropa de todos los muertos encontraron objetos
consagrados a los ídolos de Jabnia, cosas que la ley no permite que tengan los judíos.[f]
Esto puso en claro a todos la causa de su muerte. 41 Todos alabaron al Señor, justo juez,
que descubre las cosas ocultas, 42 e hicieron una oración para pedir a Dios que
perdonara por completo el pecado que habían cometido. El valiente Judas recomendó
entonces a todos que se conservaran limpios de pecado, ya que habían visto con sus
propios ojos lo sucedido a aquellos que habían caído a causa de su pecado. 43 Después
recogió unas dos mil monedas de plata y las envió a Jerusalén, para que se ofreciera un
sacrificio por el pecado.[g] Hizo una acción noble y justa, con miras a la resurrección. 44
Si él no hubiera creído en la resurrección de los soldados muertos, hubiera sido
innecesario e inútil orar por ellos. 45 Pero, como tenía en cuenta que a los que morían
piadosamente los aguardaba una gran recompensa, su intención era santa y piadosa. Por
esto hizo ofrecer ese sacrificio por los muertos, para que Dios les perdonara su pecado.
Macabeos 13
Muerte de Menelao
(1 Mac 6.28-30)
1 En el año ciento cuarenta y nueve[a] llegó a oídos de Judas que Antíoco Eupátor venía
hacia Judea con gran cantidad de soldados, 2 y que con él venía Lisias, su tutor y
encargado del gobierno,[b] con un ejército de ciento diez mil soldados griegos de
infantería, cinco mil trescientos de caballería, veintidós elefantes y trescientos carros
provistos de cuchillas en los ejes.
3 A estos se les unió Menelao,[c] quien con mucha astucia incitaba a Antíoco, pensando
no en la salvación de su patria sino en conservar su puesto. 4 Pero Dios, Rey de reyes,
hizo que Antíoco se enojara contra ese criminal. Lisias demostró al rey que Menelao era
el causante de todos los males; entonces el rey mandó que lo llevaran a la ciudad de
Berea[d] y que le dieran muerte en la forma que allí se acostumbra. 5 Hay en Berea una
torre de veintidós metros de altura, llena de ceniza, provista de un aparato giratorio,
inclinado por todas partes hacia la ceniza. 6 Cuando alguien comete un robo en un
templo o algún otro crimen muy grave, le dan muerte arrojándolo de allí. 7 De esta
manera, y privado de sepultura, murió el malvado Menelao; 8 y exactamente como lo
merecía, pues había cometido muchos pecados contra el altar, cuyo fuego y ceniza son
puros; así, en la ceniza encontró la muerte.
La paz con Antíoco Eupátor
(1 Mac 6.31-63)
9 El rey Antíoco venía, pues, con la salvaje intención de causar a los judíos peores
sufrimientos que su padre. 10 Al saberlo, Judas recomendó a la gente que orara al Señor
día y noche, para que una vez más los ayudara, pues iban a perder la ley, su patria y el
santo templo; 11 y también para que no permitiera que el pueblo, que solo ahora
empezaba a tener respiro, cayera en manos de paganos que injuriaban a Dios. 12 Todos
juntos cumplieron la orden, y durante tres días suplicaron al Señor misericordioso con
lágrimas y ayunos, e inclinados y con la frente en el suelo. Entonces Judas les habló
para animarlos, y les mandó que se reunieran con él.
13 Pero después de una reunión privada con los ancianos, resolvió ponerse en marcha y,
con ayuda del Señor, solucionar la situación, sin esperar a que el ejército del rey
invadiera Judea y se adueñara de Jerusalén. 14 Habiendo confiado al creador del mundo
el éxito de su campaña, animó a sus soldados a combatir valientemente, hasta la muerte,
por las leyes, el templo, la ciudad, la patria y sus costumbres propias; y estableció su
campamento cerca de la ciudad de Modín.
15 Dándoles como contraseña las palabras "Victoria de Dios", Judas atacó de noche el
campamento del rey con un grupo de los mejores jóvenes; dio muerte a dos mil
soldados, y sus hombres mataron al más grande de los elefantes, lo mismo que a su
guía. 16 Finalmente, llenaron de terror y confusión el campamento y se retiraron
triunfantes. 17 Al amanecer, todo estaba ya terminado, gracias a la ayuda que el Señor
dio a Judas.
18 Cuando el rey experimentó la audacia de los judíos, intentó atacar sus fortalezas
valiéndose de la astucia. 19 Avanzó hacia Bet-sur, lugar fortificado de los judíos, pero
fue rechazado; fracasó y resultó vencido. 20 Judas envió provisiones a la guarnición; 21
pero Ródoco, un soldado judío, informaba de los secretos a los enemigos. Cuando lo
descubrieron, lo arrestaron y lo ejecutaron. 22 Por segunda vez el rey entró en
conversaciones con los de Bet-sur; hicieron un tratado, en el que mutuamente se daban
garantías, y él se retiró. Entonces atacó a Judas y a sus soldados, pero fue derrotado. 23
En este momento se enteró de que Filipo, que había quedado a cargo del gobierno,[e] se
había rebelado en Antioquía. Asustado, el rey llamó a los judíos, aceptó un acuerdo con
ellos y juró respetar las condiciones justas; después de esta reconciliación, ofreció un
sacrificio, rindió honores al templo y se mostró generoso con el santuario. 24 Recibió
bien a Macabeo, dejó a Hegemónidas como jefe militar de la región, desde Tolemaida
hasta Gerra, 25 y se fue después a Tolemaida. Pero los habitantes de esta ciudad, que no
estaban contentos con el tratado, se indignaron y quisieron anular el convenio. 26
Entonces Lisias subió a la tribuna, defendió el convenio lo mejor que pudo y los
convenció, calmándolos y dejándolos bien dispuestos, después de lo cual regresó a
Antioquía.[f] Así terminó el ataque del rey y su retirada.
Macabeos 14
Pacto entre Judas y Nicanor
(1 Mac 7.1-38)
1 Pasados tres años, Judas y su gente se enteraron de que Demetrio, hijo de Seleuco,
había desembarcado en el puerto de Trípoli con un poderoso ejército y una flota, 2 y
que, después de hacer matar a Antíoco y a Lisias, su tutor, se había apoderado del país.
3 Un cierto Alcimo, que anteriormente había sido sumo sacerdote,[a] pero que en lugar
de evitar el contacto con los paganos había voluntariamente incurrido en impurezas,
comprendiendo que de ningún modo podía salvarse ni volver a oficiar en el sagrado
altar, 4 se entrevistó con el rey Demetrio hacia el año ciento cincuenta y uno;[b] le regaló
una corona de oro, una palma y, además, los ramos de olivo que era costumbre que el
templo ofreciera; y por el momento no dijo palabra.
5 Pero encontró una ocasión propicia para sus insensatos propósitos: Demetrio lo llamó
a una reunión de sus consejeros, y le preguntó sobre las disposiciones y planes de los
judíos. Alcimo respondió: 6 "Los judíos llamados hasideos, cuyo jefe es Judas Macabeo,
fomentan la guerra y la revolución, y no dejan que haya tranquilidad en el reino. 7 Así,
yo, aunque me han quitado mi dignidad hereditaria, es decir, el cargo de sumo
sacerdote, he venido aquí por dos motivos: 8 en primer lugar, por un sincero interés en
los asuntos del rey; y en segundo lugar, por el bien de mis propios conciudadanos, pues
por la falta de juicio de las personas que acabo de mencionar, todo nuestro pueblo se
encuentra en situación sumamente difícil. 9 Aconsejo a Su Majestad que se informe
bien de estas cosas, y que tome las medidas que convienen al país y a nuestro
amenazado pueblo, conforme a la bondad y generosidad de Su Majestad para con todos;
10 pues, mientras Judas viva, será imposible que el estado goce de paz."
11 Cuando Alcimo terminó de hablar, los otros amigos del rey, que veían con malos ojos
a Judas, se apresuraron a excitar aún más a Demetrio. 12 este eligió inmediatamente a
Nicanor, capitán del escuadrón de elefantes, lo nombró jefe militar de Judea y lo envió
13 con la orden de matar a Judas y de dispersar a los que estaban con él y restablecer a
Alcimo como sumo sacerdote del más grande de los templos. 14 Los paganos de Judea
que habían huido por miedo a Judas, se reunieron en masa alrededor de Nicanor,
pensando que sacarían provecho de la derrota y el desastre de los judíos.
15 Al recibir noticias de la llegada de Nicanor y del ataque de los paganos, los judíos
esparcieron polvo sobre sus cabezas y oraron a Dios, que había establecido a su pueblo
para siempre y que sin cesar se había preocupado de su heredad manifestándose
gloriosamente. 16 Cuando su jefe les dio la orden, se pusieron en marcha desde el lugar
donde se encontraban, y trabaron combate con los enemigos en el pueblo de Hadasá.[c]
17 Simón, hermano de Judas, estaba combatiendo contra Nicanor, pero a causa de la
repentina llegada de los enemigos tuvo un pequeño fracaso. 18 Sin embargo, Nicanor, al
conocer el valor de Judas y sus compañeros, y su ánimo cuando luchaban por la patria,
decidió no acudir a las armas para solucionar sus diferencias. 19 Así pues, envió a
Posidonio, a Teodoto y a Matatías para proponer la paz a los judíos.
20 Después de estudiar detenidamente las condiciones, Judas las comunicó al ejército,
que se mostró conforme y dio su aprobación al tratado de paz. 21 Fijaron un día para
que los jefes se reunieran en privado. De cada ejército se adelantó un carro, y se
colocaron asientos de honor. 22 Judas había colocado en sitios estratégicos gente
armada y preparada, por temor a que de pronto los enemigos les hicieran alguna mala
jugada. En la entrevista, los jefes llegaron a un acuerdo.
23 Nicanor se quedó algún tiempo en Jerusalén y se portó correctamente. Incluso
despidió a los soldados que se habían reunido alrededor de él. 24 Siempre tenía cerca a
Judas, pues sentía una gran estima por él. 25 Le recomendó que se casara y tuviera
hijos. Y Judas se casó y disfrutó de la vida en paz.
Se reanudan las hostilidades
26 Pero Alcimo, al ver las buenas relaciones que había entre Nicanor y Judas, y
habiendo conseguido una copia del tratado, fue a buscar a Demetrio y le dijo que
Nicanor seguía una política contraria a los intereses del estado, pues había nombrado
sucesor suyo a Judas, que era enemigo del reino. 27 El rey se enfureció, e incitado por
las calumnias de ese gran malvado, le escribió una carta a Nicanor, en la que le decía
que no podía aceptar lo pactado y le ordenaba poner preso inmediatamente a Macabeo y
enviarlo a Antioquía. 28 Al recibir la carta, Nicanor se contrarió mucho, pues no quería
faltar al pacto, ya que Judas no había hecho nada malo. 29 Pero, como no podía
oponerse al rey, valiéndose de la astucia buscaba una ocasión propicia para cumplir la
orden.
30 Sin embargo, al darse cuenta Macabeo de que Nicanor se portaba duramente con él y
que su trato se hacía cada vez menos amistoso, y sospechando que esa dureza no hacía
esperar nada bueno, reunió un buen número de partidarios suyos y se escondió de
Nicanor. 31 Al darse cuenta Nicanor de que Judas le había ganado limpiamente la
partida, se presentó en el sublime y santo templo a la hora en que los sacerdotes ofrecían
los sacrificios regulares, y les ordenó que le entregaran a Judas. 32 Ellos aseguraron con
juramento que no sabían dónde estaba el hombre que Nicanor buscaba. 33 Entonces
este, extendiendo su mano derecha hacia el templo, juró diciendo: "Si ustedes no me
entregan a Judas prisionero, arrasaré este templo de Dios y destruiré el altar, y en su
lugar levantaré un grandioso templo al dios Baco." 34 Dichas estas palabras, se retiró.
Los sacerdotes, levantando las manos al cielo, empezaron a suplicar de esta manera a
Dios, que siempre había protegido a nuestro pueblo: 35 "Tú, Señor, que no tienes
necesidad de nada, has escogido este templo como tu lugar de residencia en medio de
nosotros.[d] 36 Ahora, Señor santísimo, guarda siempre libre de profanación este
santuario, que hace poco fue purificado."[e]
Muerte de Razís
37 Entonces denunciaron ante Nicanor a uno de los ancianos de Jerusalén, llamado
Razís, hombre muy preocupado por el bien de sus conciudadanos, que gozaba de
excelente fama y que, a causa de su generosidad para con ellos, era llamado "padre de
los judíos." 38 Anteriormente, en tiempos de la rebelión, ya había sido acusado de
defender la causa judía, y él, con toda firmeza, había expuesto su cuerpo y su vida por
esa causa. 39 Nicanor, para hacer patente la hostilidad que sentía hacia los judíos, envió
más de quinientos soldados para apresar a Razís, 40 pues pensaba que arrestar a este
hombre sería un duro golpe para los judíos. 41 Las tropas estaban ya a punto de tomar la
torre donde se encontraba Razís, y trataban de forzar la puerta de fuera, habiendo
recibido órdenes de prender fuego y quemar las puertas, cuando Razís, acosado por
todas partes, volvió su espada contra sí mismo, 42 prefiriendo morir noblemente antes
que caer en manos de aquellos criminales y sufrir injurias indignamente. 43 Pero, con la
prisa de la lucha, falló el golpe; entonces, cuando las tropas ya entraban por las puertas,
corrió animosamente hacia lo alto de la muralla, y valientemente se lanzó sobre la tropa.
44 Rápidamente los soldados se retiraron a cierta distancia, y él cayó en el espacio libre.
45 Todavía respirando, lleno de ardor a pesar de estar gravemente herido, se levantó
bañado en sangre, pasó corriendo por entre la tropa, se colocó sobre una alta roca 46 y,
casi completamente desangrado, se arrancó las entrañas y, tomándolas con las dos
manos, las arrojó sobre la tropa, pidiendo al Señor de la vida que algún día se las
devolviera. De este modo murió.
Notas al pie:
Macabeos 15
Derrota y muerte de Nicanor
(1 Mac 7.39-50)
1 Cuando Nicanor supo que Judas y su gente estaban en la región de Samaria, decidió
atacarlos sin correr ningún riesgo, aprovechando el sábado. 2 Los judíos que habían sido
obligados a la fuerza a ir con él, le dijeron:
--No los mate usted de una manera tan salvaje y bárbara; respete el día que Dios, que
todo lo ve, honró de manera especial y consagró.
3 Pero aquel desalmado preguntó si había en el cielo un Señor que hubiera mandado
celebrar el día sábado. 4 Ellos le respondieron:
--El Señor viviente, que tiene poder en el cielo, es quien nos ha mandado celebrar el
séptimo día.
5 Entonces replicó Nicanor:
--Pues yo tengo poder en la tierra, y ordeno tomar las armas y obedecer al rey.
Sin embargo, no pudo llevar a cabo su perverso deseo. 6 Nicanor, en su orgullo y
arrogancia, pensaba levantar un monumento público con las cosas que iba a quitar a las
tropas de Judas. 7 Pero Macabeo no dejaba de confiar, lleno de esperanza, en que el
Señor les ayudaría, 8 y animaba a sus compañeros a no temer el ataque de los paganos,
sino que, recordando el auxilio que ya habían recibido de Dios, esperaran que también
ahora el Señor todopoderoso les daría la victoria. 9 Les dio ánimo con las palabras de la
ley y los profetas, les trajo a la memoria los combates que habían sostenido, y los dejó
aún más animosos. 10 Después de infundirles valor de esta manera, les dio instrucciones
y les hizo ver la mala fe de los paganos y su incumplimiento de los juramentos.
11 Así armó a todos más con el ardor de su elocuencia que con la seguridad de los
escudos y las lanzas. Les contó además una visión digna de crédito que había tenido en
sueños, la cual alegró a todos. 12 La visión era esta: El antiguo sumo sacerdote Onías,
hombre bueno y excelente, de presencia modesta y carácter amable, de trato digno y
dado desde su niñez a la práctica de la virtud, estaba con las manos extendidas, orando
por todo el pueblo judío. 13 En seguida apareció otro hombre, que se distinguía por sus
cabellos blancos y su dignidad; la majestad que lo rodeaba claramente indicaba que se
trataba de un personaje de la más alta autoridad. 14 Onías tomó la palabra, y dijo: "Este
es Jeremías, el profeta de Dios,[a] el amigo de sus hermanos, que ora mucho por el
pueblo y por la ciudad santa." 15 Jeremías extendió la mano derecha, le dio a Judas una
espada de oro y le dijo: 16 "Toma esta espada santa, que Dios te da; con ella destrozarás
a los enemigos."
17 Reconfortados con las elocuentes palabras de Judas, palabras capaces de inspirar
valor y de convertir en hombres fuertes a los jóvenes, los judíos resolvieron no quedarse
en el campamento, sino lanzarse valientemente a la ofensiva y, con todo el valor
posible, luchar cuerpo a cuerpo y resolver su situación, puesto que Jerusalén y la
religión y el templo estaban en peligro. 18 El temor por sus mujeres y sus hijos, por sus
hermanos y parientes, era poca cosa comparado con el que sentían por el templo recién
purificado. 19 La angustia de los que quedaban en la ciudad no era menor, con la
preocupación por el combate que iba a librarse a campo abierto. 20 Todos esperaban el
desenlace de la acción. Los enemigos ya habían concentrado sus fuerzas; el ejército
estaba dispuesto en orden de batalla, los elefantes colocados en posición estratégica y la
caballería situada en las alas. 21 Al ver Macabeo el ejército que se acercaba, la variedad
de sus armamentos y la fiereza de los elefantes, extendió sus brazos al cielo e invocó al
Señor, que hace prodigios, sabiendo que el Señor da la victoria a los que la merecen, no
gracias a las armas sino según él mismo decide. 22 Invocó al Señor de este modo: "Tú,
Señor, en tiempos de Ezequías, rey de Judá, enviaste un ángel y aniquilaste a ciento
ochenta y cinco mil hombres del campamento de Senaquerib;[b] 23 ahora también, Señor
de los cielos, envía a tu ángel bueno delante de nosotros, para que siembre el miedo y el
terror. 24 Hiere con el poder de tu brazo a estos paganos que te injurian, y que atacan a
tu pueblo santo." Así terminó.
25 Los soldados de Nicanor marcharon al son de trompetas y cantos de guerra; 26 los de
Judas se lanzaron al combate con súplicas y oraciones, 27 y luchando con sus manos e
invocando a Dios en sus corazones, dejaron tendidos a no menos de treinta y cinco mil
enemigos, y quedaron muy contentos por esta intervención de Dios. 28 Terminado el
combate, al retirarse llenos de alegría, descubrieron a Nicanor, con su armadura, muerto
en la batalla. 29 Entonces, en medio de gritos y aclamaciones, alabaron al Señor en su
lengua materna. 30 Y Judas, que se había entregado todo entero, en cuerpo y alma, a
luchar en primera fila por sus conciudadanos, sin perder el afecto que desde joven había
sentido por su pueblo, ordenó que le cortaran la cabeza a Nicanor y el brazo derecho, y
que los llevaran a Jerusalén.
31 Judas mismo fue a Jerusalén, y después de reunir a sus conciudadanos y a los
sacerdotes, se colocó delante del altar, mandó llamar a los que estaban en la ciudadela
32 y les mostró la cabeza del impío Nicanor y el brazo que él, insultando a Dios, había
dirigido lleno de arrogancia contra el santo templo del Todopoderoso;[c] 33 después le
cortó la lengua al impío Nicanor, y ordenó que la hicieran pedazos y se la dieran a las
aves de rapiña, y que colocaran el brazo delante del templo, en pago[d] de su locura. 34
Todos, entonces, mirando hacia el cielo y alabando al Señor, que se había hecho
presente, dijeron: "¡Alabado sea el Señor, que ha conservado puro su templo!" 35 Judas
colgó de la ciudadela la cabeza de Nicanor, como señal clara y patente para todos del
auxilio del Señor, 36 y todos, de común acuerdo, decidieron no dejar pasar ese día sin
recordarlo, sino celebrar como fiesta el día trece del mes doce, llamado en idioma
arameo Adar, día anterior a la fiesta de Purim.[e]
Conclusión
37 Así sucedieron las cosas relativas a Nicanor; desde entonces la ciudad ha estado en
poder de los hebreos.
Y yo termino aquí mi narración. 38 Si está bien escrita y ordenada, esto fue lo que me
propuse. Si es mediocre y sin valor, solo eso fue lo que pude hacer. 39 Así como no es
agradable beber vino ni agua solos, en tanto que beber vino mezclado con agua es
sabroso y agradable al gusto, del mismo modo, en una obra literaria, la variedad del
estilo agrada a los oídos de los lectores. Y con esto termino mi relato.
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