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Pruebas diagnósticas para los trastornos

gastrointestinales
En las pruebas diagnósticas del aparato digestivo se utilizan varias técnicas, a saber: la
endoscopia (mediante un tubo de fibra óptica que ayuda a los médicos a observar las estructuras
internas y a obtener muestras de tejido del interior del organismo), estudios de radiología,
indicadores radiactivos, ecografías y determinación de sustancias químicas. Estas diferentes
pruebas ayudan tanto en el diagnóstico, como en la localización y, a veces, en el tratamiento de
un problema. Algunas requieren que el aparato digestivo no contenga heces, otras precisan un
ayuno de 8 a 12 horas y otras no requieren preparación previa.
Los primeros pasos para diagnosticar un problema son siempre la historia clínica (médica) y la
exploración física. Sin embargo, los síntomas de las afecciones gastrointestinales son a menudo
imprecisos, razón por la cual los médicos pueden tener dificultades para determinar con exactitud
cuál es el trastorno. También las alteraciones psicológicas como la ansiedad y la depresión
pueden afectar al aparato digestivo y contribuir a los síntomas.
Durante la exploración física de una persona con síntomas de algún problema digestivo, el
médico examina el abdomen, el ano y el recto. Escucha con un fonendoscopio (ausculta) para
evaluar sonidos inusuales, realiza una palpación buscando masas u órganos agrandados,
determina si existen áreas dolorosas a la presión, examina el ano y el recto. El médico usa
guantes e introduce un dedo en el ano y el recto y obtiene una pequeña muestra de heces para
realizar una prueba de sangre oculta. En las mujeres, un examen pélvico ayuda a menudo a
diferenciar las afecciones digestivas de las ginecológicas.
El médico recomienda realizar las pruebas adecuadas, en función de cuál es el problema y dónde
se localiza.

Pruebas esofágicas

A menudo se realizan estudios radiológicos con bario, en los cuales el paciente debe tragar cierta
cantidad de papilla de bario. Para este estudio (llamado tránsito esofágico), los especialistas
tienden a utilizar la fluoroscopia, una técnica de aplicación continuada de rayos X que permite
observar o filmar el bario conforme pasa a través del esófago. La fluoroscopia permite al médico
ver las contracciones esofágicas así como los defectos anatómicos como obstrucciones o úlceras.
A menudo, estas imágenes son grabadas en una película o en una cinta de vídeo.
Además del bario en forma líquida, se pueden dar alimentos recubiertos de bario, de tal forma
que el médico puede localizar obstrucciones o ver porciones del esófago que no se están
contrayendo normalmente. La toma de ambas preparaciones al tiempo puede mostrar
anormalidades como membranas esofágicas (en las cuales el esófago está parcialmente
bloqueado por tejido fibroso), un divertículo de Zenker (una protrusión del esófago hacia fuera en
forma de bolsa), erosiones y ulceraciones, Sonda nasogástrica Endoscopia
varices esofágicas (venas esofágicas
varicosas) y tumores.
La manometría es una prueba en la cual se
coloca en el esófago un tubo con
instrumentos medidores de presión. Usando
este aparato (llamado manómetro), se puede
determinar si las contracciones del esófago
son capaces de impulsar la comida con
normalidad.
Durante la manometría se puede realizar
una determinación del pH esofágico (que
mide la acidez en el esófago). Esta prueba
se utiliza para determinar si una persona tiene reflujo de ácido (reflujo del ácido gástrico hacia el
esófago). Se pueden realizar una o más mediciones.
En la prueba de Bernstein (prueba de perfusión ácida del esófago), se coloca una pequeña
cantidad de ácido en el esófago a través de una sonda nasogástrica. Esta prueba, que en
ocasiones se utiliza para determinar si el dolor en el pecho es causado por una irritación ácida
del esófago, es un buen método para detectar una inflamación del esófago (esofagitis).

Intubación
La intubación es un procedimiento que consiste en pasar una sonda de plástico pequeña y
flexible a través de la nariz o de la boca hasta el interior del estómago o del intestino delgado.
Este procedimiento se puede utilizar con fines diagnósticos o terapéuticos. Aunque la intubación
puede provocar arcadas y náuseas en algunas personas, no causa dolor. El tamaño de la sonda
varía en función del objetivo de la intubación.
La intubación nasogástrica (pasar una sonda a través de la nariz hasta el estómago) puede
utilizarse para obtener una muestra de líquido gástrico. Los médicos pueden determinar si el
estómago contiene sangre o pueden analizar la acidez de su contenido, la cantidad de enzimas y
otras características. En las víctimas de intoxicaciones, las muestras de líquido procedentes del
estómago pueden ser analizadas para identificar el tóxico. En algunos casos, la sonda se deja
puesta, de tal forma que se puedan obtener distintas muestras a lo largo de varias horas.
La intubación nasogástrica puede también utilizarse como tratamiento de ciertos trastornos. Por
ejemplo, puede instilarse agua fría en el estómago para ayudar a controlar una hemorragia,
pueden sacarse las sustancias tóxicas del estómago o neutralizarlas con carbón activado, o
pueden administrarse alimentos líquidos a los pacientes que no pueden tragar.
A veces se procede a la intubación nasogástrica para aspirar de forma continuada el contenido
del estómago. La sonda se conecta a un aspirador, el cual absorbe el gas y los líquidos del
estómago. Esto ayuda a aliviar la presión cuando el aparato digestivo está bloqueado o no
funciona correctamente.
En la intubación nasoentérica se pasa una sonda más larga a través de la nariz y por el estómago
hasta el intestino delgado. Este procedimiento puede usarse con el fin de obtener muestras del
contenido intestinal, aspirar líquidos de forma continuada o administrar alimentos. Una sonda con
un pequeño instrumento en su extremo puede utilizarse para realizar una biopsia (obtención de
una muestra de tejido intestinal para su estudio). En el tejido se puede analizar la actividad de
ciertas enzimas, se puede observar el tejido al microscopio o se pueden llevar a cabo estudios en
otros sentidos. Debido a que el estómago y el intestino delgado no sienten el dolor, estos
procedimientos son indoloros.

Endoscopia

La endoscopia es el examen de las estructuras internas utilizando un tubo de visión de fibra


óptica (endoscopio).
Cuando se pasa a través de la boca un endoscopio, éste permite examinar el esófago
(esofagoscopia), el estómago (gastroscopia) y el intestino delgado (endoscopia gastrointestinal
alta). Cuando se pasa a través del ano, permite examinar el recto y la porción inferior del
intestino grueso (sigmoidoscopia), o la totalidad del intestino grueso (colonoscopia).
El diámetro de los endoscopios varía desde 0,5 a 1,30 centímetros y su longitud, de 30
centímetros hasta 1,50 metros. Los sistemas de vídeo de fibra óptica permiten que el endoscopio
sea flexible y a la vez se tenga una fuente de luz y un sistema de visualización. Muchos
endoscopios también están equipados con pequeños instrumentos que permiten recoger muestras
de tejido y con una sonda eléctrica para destruir tejidos anormales.
Con un endoscopio se puede obtener una buena visión del interior del aparato digestivo. Pueden
verse áreas de irritación, úlceras, inflamación y tumores. Generalmente, pueden obtenerse
muestras para exámenes. Los endoscopios también pueden ser útiles para efectuar diversos
tratamientos. El médico puede hacer pasar diferentes tipos de instrumentos a través de un
pequeño conducto que posee el propio endoscopio. La cauterización eléctrica puede cerrar un
vaso sanguíneo y detener una hemorragia; otros pueden extirpar pequeñas masas; con una aguja
se pueden inyectar fármacos dentro de las varices esofágicas y detener así su hemorragia.
Antes de ser sometida a una endoscopia a través de la boca, la persona debe guardar un ayuno
previo de varias horas. Los alimentos que pueda haber en el estómago pueden obstaculizar la
visión o ser vomitados durante la prueba. Por lo general, antes de una endoscopia rectal y
colónica, la persona toma laxantes y se le prescriben enemas para eliminar todas las heces.
Las complicaciones de la endoscopia son relativamente raras. Aunque los endoscopios pueden
lesionar o incluso perforar el tracto gastrointestinal, generalmente sólo causan irritación del
revestimiento intestinal y una ligera pérdida de sangre.

Laparoscopia

La laparoscopia es el examen de la cavidad abdominal utilizando un endoscopio.


La laparoscopia se realiza habitualmente con el paciente bajo anestesia general. Después de
lavar con un antiséptico un área adecuada de la piel, se realiza una pequeña incisión,
generalmente en el ombligo. A continuación, se hace pasar un endoscopio dentro de la cavidad
abdominal. El médico puede buscar tumores u otras anormalidades, examinar prácticamente
cualquier órgano dentro del abdomen, obtener muestras e incluso realizar cirugía reparadora.

Estudios radiológicos

Para evaluar los trastornos digestivos a menudo se utilizan los rayos X. La radiografía abdominal,
técnica estándar de rayos X para el abdomen, no requiere ninguna preparación por parte del
paciente. Los rayos X se utilizan habitualmente para poner de manifiesto una obstrucción o una
parálisis del tracto gastrointestinal o patrones anormales de distribución del aire dentro de la
cavidad abdominal. La radiología simple estándar puede también mostrar el agrandamiento de
órganos como el hígado, los riñones y el bazo.
Los estudios con papilla de bario (medio de contraste) a menudo proporcionan más información.
Al ingerir el bario, éste puede verse de color blanco en las radiografías, lo cual sirve para
delimitar el tracto gastrointestinal, mostrando los contornos y el revestimiento del esófago,
estómago e intestino delgado. El medio de contraste se puede acumular en zonas anormales y
poner de manifiesto úlceras, tumores, erosiones y varices esofágicas. Las radiografías pueden
realizarse a diferentes intervalos de tiempo para determinar la localización del bario. También
puede usarse un fluoroscopio para observar cómo se desplaza el bario a lo largo del tubo
digestivo. Este proceso puede ser filmado para una revisión posterior. Por medio de la
observación del tránsito del bario a través del tubo digestivo, los médicos pueden ver cómo
funcionan el esófago y el estómago, determinar si sus contracciones son normales y establecer si
los alimentos quedan bloqueados en el sistema digestivo.
Este medio de contraste también puede ser administrado en forma de enema para dibujar la parte
baja del intestino grueso. De esta forma, los rayos X pueden poner de manifiesto pólipos, tumores
u otras anormalidades de tipo estructural. Estas pruebas pueden causar dolor en forma de
retortijones, provocando incomodidad ligera o moderada.
El bario que se ingiere por la boca o se administra en forma de enema es finalmente excretado
con las heces, con lo cual éstas adoptan una coloración blanca calcárea. El bario debe ser
eliminado rápidamente tras la exploración, porque puede causar un estreñimiento importante. Un
laxante ligero puede acelerar dicha eliminación.

Paracentesis

La paracentesis es la inserción de una aguja en la cavidad abdominal para la extracción de


líquido.
Paracentesis Ecografía abdominal Normalmente, la cavidad
abdominal, por fuera de lo
que corresponde al tracto
gastrointestinal, contiene
solamente una pequeña
cantidad de líquido. Sin
embargo, en ciertas
circunstancias éste se puede
acumular, como sucede
cuando se produce una
perforación del estómago o
del intestino, una enfermedad hepática, un cáncer o bien la rotura del bazo. El médico puede
practicar una paracentesis con el fin de obtener una muestra de líquido para su análisis o para
extraer un exceso del mismo (paracentesis evacuadora).
Antes de la paracentesis se realiza una exploración física, a veces acompañada de una ecografía
abdominal, con el fin de confirmar la presencia de un exceso de líquido dentro de la cavidad
abdominal. Después se lava un área de la piel con una solución antiséptica, generalmente justo
por debajo del ombligo, y se aplica una pequeña cantidad de anestésico. A continuación, a través
de la piel y los músculos de la pared abdominal se introduce una aguja unida a una jeringa hasta
alcanzar el área donde se ha acumulado el líquido. Puede recogerse una pequeña muestra para
analizarla en el laboratorio, o bien se retiran varios litros para aliviar la distensión.

Ecografía abdominal

La ecografía abdominal es una exploración que utiliza ultrasonidos para producir imágenes de los
órganos internos. Con ella se pueden observar el tamaño y la forma de muchos órganos, como el
hígado y el páncreas, y también pueden detectarse áreas anormales en su interior. La ecografía
puede también evidenciar la presencia de líquido. Sin embargo, no es un buen método para
examinar el revestimiento del tracto gastrointestinal, por lo tanto no es el método elegido para
visualizar tumores ni la causa de hemorragias del estómago, del intestino delgado o del intestino
grueso.
Una ecografía es una prueba indolora y sin riesgo. Con una pequeña sonda que contacta con la
pared abdominal, el examinador (un médico o un técnico) dirige las ondas de sonido hacia
diversas partes del abdomen con movimientos suaves. Las imágenes obtenidas se reflejan en una
pantalla y se graban en una película de vídeo.

Pruebas para detectar sangre oculta

La hemorragia por el aparato digestivo puede ser causada por algo tan insignificante como una
pequeña irritación o por algo tan grave como un cáncer. Cuando es abundante, la persona puede
vomitar sangre o eliminarla por las heces que salen manchadas de un color rojo brillante o bien
de color negro alquitranado (melena). Por métodos químicos se pueden detectar cantidades de
sangre tan pequeñas que no son perceptibles a simple vista o que no llegan a cambiar el aspecto
de las heces; la detección de esas pequeñas cantidades puede constituir una señal precoz de la
presencia de úlceras, cánceres y otras anormalidades.
Durante el examen del recto con el dedo (tacto rectal), el médico obtiene una pequeña cantidad
de heces. Esta muestra se coloca sobre un trozo de papel de filtro impregnado con una sustancia
química. Para detectar la presencia de sangre se añade otra sustancia química que cambiará el
color de la muestra si la prueba es positiva. Por otro lado, el instrumental que contiene los
papeles de filtro impregnados con la sustancia química también puede utilizarse en casa. En tal
caso, se pueden estudiar muestras de heces de aproximadamente tres deposiciones diferentes,
una vez que la persona las haya depositado en el papel de filtro y colocado en unos contenedores
especiales que se envían al médico para su análisis. Si se detecta la presencia de sangre, serán
necesarias nuevas exploraciones para determinar el origen.

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