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Teórico N° 12
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Literatura Latinoamericana II
Teórico N°: 12 – 18 de mayo de 2007
Docente: Susana Cella
Tema: César Vallejo
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poesía de guerra. Por más que él tenga un himno a los voluntarios de la República y que
uno pueda pensarlos como poemas civiles que instan a la lucha, sin embargo, hay un
tratamiento que hace que no hayan perdido la vigencia, en tanto ligadas a su contexto.
Inclusive, sería difícil poder recitar alguno de estos poemas como una marcha o un canto
antes de la batalla. Sin embargo, un poema como “Masa” ha sido musicalizado.
El poemario se llama España, aparta de mí este cáliz, título que recurre a una
imagen religiosa, evangélica, que toma las palabras de Cristo antes de ser apresado y
llevado a morir en la Cruz. Aún sabiendo que va a ser apresado, crucificado y asesinado,
Jesús pronuncia las palabras “aparta de mí este cáliz”, que es el cáliz de la amargura, del
sufrimiento, del padecimiento, de la crucifixión, etc.
Si trasladamos esto al proyecto de escritura de Vallejo veremos que, cuando hay
ciertos paradigmas que han caído y cuando el hombre está como desvalido (inclusive en las
posibilidades de su lenguaje), él erige su palabra. Trata de arrancar las palabras posibles,
que no son rarezas o hermetismos, sino que con las necesarias para tratar estas cuestione.
“El latido vital y humano” que tiene que tener el poema está presente, aun cuando nos
parezca un poema hermético o despojado del sentimiento. Puede escribir el sentimiento, el
desgarramiento, el sufrimiento y el dolor propios de su época pero no lo va a hacer de un
modo convencional sino a contrapelo de las convenciones.
César Vallejo nació en 1892, en un pueblito llamado Santiago del Chuco, cuya
ciudad importante más cercana es Trujillo. La familia va a ser una presencia fuerte en la
poesía de Vallejo, más allá de la temática amorosa o erótica de Trilce. La figura de la
madre la vamos a ver reaparecer en la sucesión de poemarios de César Vallejo; su hermano
Miguel reaparecerá en Los Heraldos Negros y en un magnífico poema, que es el III de
Trilce. En éste último poema él incorpora el nombre propio de sus hermanos.
Buscando nuevos horizontes dejó el pueblo y se fue a estudiar a la ciudad de
Trujillo pero, como la situación política no era favorable, volvió a Santiago del Chuco. Lo
que sucedió fue que hubo un levantamiento y César Vallejo fue perseguido y acusado de
haberlo inducido. Y, cuando fue encontrado, debió pasar unos meses en prisión. Esto va a
dejar una marca duradera en Vallejo que él expresará en el poema de Trilce, de la cárcel
cuyas cuatro paredes daban al mismo lado. Pero también vamos a ver esto en un texto en
prosa titulado Escalas, que aparece un año después de Trilce. Este texto, que también lo
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que puede ser A y B. Esta es una condición señalada por Julia Kristeva cuando
habla del lenguaje poético.
El verbo en pasado me está exigiendo un adverbio que remita al pasado. Lo
esperable sería “El traje que vestía ayer”; pero él hace un contraste temporal en
donde lo que aparece no es sólo una sorpresa del lector sino también una reflexión
condensada acerca del tiempo. El futuro, en Trilce es el tiempo verbal menos
utilizado, mientras que los más utilizados son el pasado y el presente. Esto lo digo a
partir de un trabajo que hay en este libro, que es un recuento cuantitativo de la
frecuencia en que aparecen ciertos tiempos verbales y ciertos adverbios de
temporalidad y espacialidad.
Más allá del detalle cuantitativo, que está reflejado en cuadros, ese conteo no
interesa por sí mismo, sino que interesa en el sentido de que está marcando ciertos
elementos que tradicionalmente se podrían registrar como constantes. Son
constantes que hacen núcleos que son como las obsesiones de un poeta y también
recurrencias propias de un estilo determinado. Si uno conoce la poesía de Vallejo y
ve alguna frase sabe que se está encontrando con el estilo vallejiano.
Vallejo, sobre todo el de Poemas Humanos tuvo una cantidad importante de
epígonos en la década del ’60. Además, la permanencia de su modo de trabajar el
lenguaje se puede ver en un poeta nuestro como Juan Gelman. Todavía hoy uno se
puede encontrar, en los últimos poemas de Gelman, con palabras del léxico
vallejiano.
Entonces, en el verso “Lo lavaba en sus venas otilinas” aparece nuevamente
la cuestión de la no correspondencia gramatical. Un traje se lava con jabón y agua,
pero no es las venas. Además, como dijimos, otilinas es un adjetivo derivado. Que
hable de corazón está como más anclado en la tradición poética, pero asociado a
este elemento corporal aparecen las venas. Hay un señalamiento muy presente de
la corporalidad más íntima y carnal.
Luego dice: “y hoy no he / de preguntarme si yo dejaba / el traje turbio de
injusticia”. Acá hay otra cosa que me interesa señalar. Está haciendo una
combinación de un elemento que sería concreto (dejar el traje turbio, sucio) con un
sustantivo abstracto, como es injusticia. En este tipo de expresiones también se
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variación y dice “no están mías”. La extrañeza que produce en la lectura está
enfatizando esa ausencia. No es que esto está hecho gratuitamente. Se trata de
apelar a formas del lenguaje oral o a trastocamientos en una expresión gramatical,
para dar más énfasis y más fuerza a los otros versos, que son versos completamente
libres y que tienen cierta disposición espacial no convencional.
El verso siguiente no comienza alineado con el anterior sino que hay un
blanco importante, antes de que diga: “Quedaron de su propiedad, / fratesadas,
selladas con su trigueña bondad”. Aquellas cosas que ya no son mías, le quedaron
a ella, de su propiedad. Después pone una palabra rara, que es fratesadas. Se han
hecho búsquedas en distintos tipos de diccionarios, porque en el Diccionario de la
Real Academia muchas no están. Pero muchas de esas palabras aparecen en otros
diccionarios o en ediciones viejas del Diccionario de la Real Academia, los cual nos
indica que se trata de un arcaísmo. Un ejemplo sería la palabra Espergesia (que es
el nombre de un poema de Los Heraldos Negros).
Acá se hace una referencia al Diccionario de Corominas, un viejo diccionario
etimológico, que registra la palabra fratasar, que significa: “Igualar con el fratás
la superficie de un muro deslucido o jaharrado, a fin de dejarlo liso, sin hoyos ni
asperezas”. El fratás es ese instrumento plano, con una manija, que se utiliza para
alisar el revoque de las paredes. Es lo que nosotros llamamos fratacho. Entonces,
esta voz, fratesadas, puede tener un sentido general y difuso de arregladas, bien
ordenadas. Sin embargo, Larrea y (…) coinciden en descubrir en fratesadas una
asociación semántica con la raíz de fraterno, o sea hermanadas, de frate.
Se está intentado hacer un estudio filológico (para establecer un texto
definitivo y corregir erratas) y agregar elementos para el entendimiento de los
poemas; no obstante, en la misma definición que se proporciona queda la
posibilidad abierta de que se entienda hermanadas o alisadas. Si uno va al poema,
cuando dice: “Quedaron de su propiedad, / fratesadas, selladas con su trigueña
bondad”, uno puede pensar que ese traje que quedó todo mal, porque no ha sido
lavado y planchado por Otilia quedó de propiedad de él, mientras que todo lo liso y
regular quedó de propiedad de ella.
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HACIENDO esta hora mi andina y dulce Rita / de junco y capulí”. Se refiere a una
flor; está relacionándolas con las flores. Pero acá dice: “Capulí de obrería”, que es
una metáfora con la cual es comparada la amada. No la compara con la rosa, es la
flor más convencional de la poesía, sino que la compara con una flor que remite a
un territorio específico. Pero además podríamos decir que es una flor trabajadora,
porque es “de obrería”.
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Versión CEFyL
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