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RITO DE ORDENACIÓN DE UN DIÁCONO

Ritos introductorios y Liturgia de la Palabra


Cuando todo está listo, la procesión avanza por la iglesia/capilla hasta el altar de la forma habitual (esto
mientras se canta acapelativamente el canto VENI SANCTE SPIRITUS hasta que la cruz procesional llega
al altar mayor). El que va a ser ordenado precede al diácono que lleva el Libro de los Evangelios, que se
utilizará durante la misa y la Ordenación. Les siguen otros diáconos, si están presentes, los sacerdotes
concelebrantes y, finalmente, el Obispo y, ligeramente detrás de él, los dos diáconos que le asisten.
Cuando llegan al altar hacen la reverencia requerida y cada uno se dirige al lugar asignado.
Mientras tanto, se entona el canto de entrada: PURIHIN ANG PANGINOON/ ALABAD AL SEÑOR DE TODA
LA TIERRA se entona en cuanto la cruz procesional llega al altar mayor)
Los ritos introductorios y la Liturgia de la Palabra hasta la lectura del Evangelio continúan de la manera
habitual.
Después de la lectura del Evangelio, el diácono vuelve a colocar reverentemente el Evangeliario en el
Altar, donde permanece hasta que es presentado al diácono recién ordenado.

Ordenación
Comienza entonces la ordenación del diácono.
El Obispo, si es necesario, se dirige a la sede preparada para la Ordenación, y tiene lugar la presentación
del candidato.
ELECCIÓN DEL CANDIDATO
El candidato es llamado por un diácono:
Que se acerque N. que va a ser ordenado diácono.
Diácono: Presente.
El candidato se dirige al Obispo, a quien hace una señal de reverencia.
Cuando el candidato está en su lugar ante el Obispo, el sacerdote designado por el Obispo dice:
Reverendísimo Padre, la Santa Madre Iglesia le pide que ordene a este hombre, nuestro
hermano, al oficio de diácono.
 Pregunta el obispo:
¿Sabes que es digno?

Responde:
Tras indagar entre el pueblo cristiano y por recomendación de quienes se ocupan de su
formación, doy fe de que ha sido declarado digno.

 Obispo:
Confiando en la ayuda del Señor Dios y de nuestro Salvador Jesucristo, elegimos a este hombre,
nuestro hermano, para el Orden del diaconado.
Todos los presentes dicen:

Gracias a Dios.
HOMILÍA
A continuación, el Obispo, mientras todos están sentados, pronuncia la homilía. Tomando como tema
las lecturas bíblicas que acaban de proclamarse en la Liturgia de la Palabra, se dirige al pueblo y a los
elegidos sobre el oficio de diácono.

PROMESA DE LOS ELEGIDOS


Después de la homilía, el elegido se levanta solo y se presenta ante el Obispo, que le interroga con estas
palabras:

Querido hijo, antes de entrar en el Orden del diaconado, debes declarar


ante el pueblo tu intención de asumir este oficio.
¿Te propones ser consagrado para el ministerio de la Iglesia por la
imposición de mis manos y los dones del Espíritu Santo?
Los elegidos responden:
A mí sí.
 Obispo:
¿Te propones desempeñar el oficio de diácono con humilde caridad para ayudar al Orden
sacerdotal y beneficiar al pueblo cristiano?

Elegido:

A mí sí.

 Obispo:
¿Te propones aferrarte al misterio de la fe con la conciencia tranquila, como exhorta el Apóstol,
y proclamar esta fe con palabras y obras, según el Evangelio y la tradición de la Iglesia?

Elegido:

Yo lo hago

COMPROMISO CON EL CELIBATO


La siguiente pregunta se formula incluso si el elegido es un religioso profeso.
 Obispo:
¿Te propones mantener para siempre este compromiso de permanecer célibe como signo de tu
entrega a Cristo Señor por el Reino de los Cielos, al servicio de Dios y de los hombres?
Solteros electos:

A mí sí.

El candidato manifiesta de algún modo externo su decisión de asumir la obligación del celibato.

¿Te propones mantener y profundizar el espíritu de oración propio de tu estilo de vida y, de acuerdo con
este espíritu y con lo que se te pide, celebrar fielmente la Liturgia de las Horas con y por el Pueblo de
Dios y, más aún, por el mundo entero?
Elegido:
A mí sí.
 Obispo:

¿Te propones conformar siempre tu estilo de vida al ejemplo de Cristo, de cuyo Cuerpo y Sangre
eres ministro en el altar?

Elegido:

Lo hago, con la ayuda de Dios.

PROMESA DE OBEDIENCIA
A continuación, el elegido se dirige al Obispo y, arrodillándose ante él, coloca sus manos unidas entre las
del Obispo.
 ¿Prometes respeto y obediencia al Obispo diocesano y a tu legítimo superior?

Elija

A mí sí.
 El Obispo siempre concluye:
Que Dios, que ha comenzado la buena obra en ti, la lleve a término.

LETANÍA DE SUPLICAS
Entonces todos de pie. Después de dejar a un lado la mitra, el Obispo se levanta, mira al pueblo y, con
las manos juntas, dice la invitación:
 Obispo:
Queridos hermanos,
oremos para que Dios Padre todopoderoso
derramará misericordiosamente la gracia de su bendición
en este, su siervo,
que en su bondad eleva a
el sagrado Orden del diaconado.
El elegido se postra y se canta la letanía (LITANIA DE LOS SANTOS de BECKER); todos responden. Los
domingos y durante el tiempo de Pascua, todos en la asamblea permanecen de pie. (Nota para el
cantor: En lugar de la referencia a "los bautizados" en su lugar referirse a "los ordenados/elegidos" ya
que la ceremonia es una ordenación y no un bautismo como en la vigilia pascual)
Después del canto de las letanías, el Obispo, de pie, con las manos extendidas, canta o dice:
 Obispo:
Señor Dios,
Escucha misericordiosamente nuestras plegarias
Y prosperar por tu bondadosa asistencia
Lo que ahora debemos realizar en virtud de nuestro cargo.
Santifica con tu bendición a este hombre que te presentamos,
Porque a nuestro juicio le creemos digno
Ejercer ministerios sagrados.

Por Cristo nuestro Señor.

Todas las respuestas:

Amén.

IMPOSICIÓN DE MANOS
Los elegidos se levantan. Se dirige al obispo, que está junto a su silla con la mitra, y se arrodilla ante él.
El Obispo impone las manos sobre la cabeza del elegido, sin decir nada.

ORACIÓN PARA LA ORDENACIÓN


Con el elegido ante sí, el Obispo se quita la mitra y, con las manos extendidas, canta o reza la Oración de
Ordenación:
Acércate, te rogamos, Dios todopoderoso,
Dador de toda gracia,
Que repartió cada orden y asignó cada cargo,
Tú que permaneces inmutable pero haces nuevas todas las cosas;
Que, en tu eterna providencia, ordenas toda la creación
Y haz provisión para cada edad
Por medio de aquel que es tu palabra, tu poder y sabiduría,
Jesucristo, tu Hijo, Nuestro Señor.

Para la construcción del nuevo templo,


Concede que la Iglesia, su cuerpo,
Debería crecer y extenderse
Adornado con múltiples gracias celestiales,
Unidos en la distinción entre sus miembros
Y unidos por la maravillosa
Vínculo del Espíritu Santo;
Y estableces tres rangos de ministros
En oficios sagrados para servir a tu nombre,
Como uno escogiste a los hijos de Leví
Para ministrar en el antiguo tabernáculo.

Así en los primeros días de su Iglesia,


Por inspiración del Espíritu Santo,
Los Apóstoles de tu Hijo nombraron a siete hombres de buena reputación
Ayudarles en su ministerio diario,
Para que puedan dedicarse más plenamente
A la oración y a la predicación de la palabra.
Por la oración y la imposición de manos
Confiaron a estos hombres elegidos
El ministerio de servir a la mesa.

Te lo suplicamos, Señor:
Mira con buenos ojos a este siervo tuyo
Que servirá en tu santo altar
Y a quien ahora humildemente dedicamos al oficio de diácono.

Señor, te lo suplicamos:
Envía sobre él el Espíritu Santo,
Para que se fortalezca
Por el don de tu gracia séptuple
Llevar a cabo fielmente el trabajo del ministerio.

Que abunde en él toda virtud evangélica:


Amor no fingido,
Preocupación por los enfermos y los pobres,
Autoridad sin pretensiones,
La pureza de la inocencia
Y la observancia de la disciplina espiritual.

Que tus mandamientos resplandezcan en su conducta,


Para que con el ejemplo de su modo de vida
Puede atraer la imitación de tu pueblo santo.
Que permanezca fuerte y firme en Cristo,
Ofrecer el testimonio de una conciencia tranquila.
Imitando en la tierra
Tu Hijo, que no vino a ser servido sino a servir,
Que sea digno de reinar en el cielo con él,
Que vive y reina con vosotros en la unidad del Espíritu Santo.
Dios por los siglos de los siglos.

Todas las respuestas:


Amén.

INVESTIDURA CON ESTOLA Y DALMÁTICA

Después de la oración de Ordenación, todos se sientan. El Obispo coloca la mitra y los recién ordenados
se ponen de pie. Uno de los diáconos asistentes u otro ministro le pone una estola de diácono y luego
una dalmática.

(Mientras tanto, la primera estrofa con coro tal vez canción: No dejéis que vuestros corazones se turben
mientras vestís luego se desvanecen mientras se entrega el libro de los Evangelios)

ENTREGA DEL LIBRO DE LOS EVANGELIOS

Revestido como diácono, el recién ordenado se dirige al obispo y se arrodilla ante él. Pone el Libro de los
Evangelios en manos del diácono recién ordenado y dice:

Recibe el Evangelio de Cristo,


En cuyo heraldo te has convertido,
Y mira que te crees lo que lees,
Enseña lo que crees,
Y practica lo que enseñas.

Por último, el Obispo da al recién ordenado el beso fraterno, diciendo:

La paz sea contigo

El recién ordenado responde:

Y con tu espíritu.

Todos los diáconos presentes, o al menos algunos de ellos, dan el beso fraterno al recién ordenado.

Mientras tanto, se puede cantar el resto de la canción (I am ever with you) terminando con el estribillo.

La misa continúa de la manera habitual. La profesión de fe se reza cuando lo exijan las rúbricas. (Se
omiten las oraciones de los fieles).

LITURGIA DE LA EUCARISTÍA

En la Plegaria Eucarística se hace mención del diácono recién ordenado según las siguientes fórmulas.
b. En la Plegaria Eucarística II, en el lugar prescrito, se inserta lo siguiente:

Acuérdate, Señor, de tu Iglesia


Difundido por todo el mundo:
Y perfecto en el amor
Junto con nuestro Papa, N., y nuestro Obispo N.
Recuerda también esto, tu siervo,
A quien hoy has querido
Proveer como ministro de la Iglesia
Y todo el clero.

 Los padres y parientes de los recién ordenados pueden comulgar bajo las dos especies.
 El diácono recién ordenado asiste al Obispo en dar la Comunión a los fieles, especialmente como
ministro del cáliz.
 Una vez finalizada la distribución de la Comunión, puede entonarse un canto litúrgico de acción
de gracias. La oración después de la comunión sigue al canto.

RITOS DE CLAUSURA

Las siguientes bendiciones pueden utilizarse en lugar de la bendición habitual. Un diácono puede decir la
siguiente invitación:

Inclinad la cabeza para recibir la bendición.

 A continuación, el Obispo, con las manos extendidas sobre el recién Ordenado y el pueblo, da la
bendición:

Que Dios, que te ha llamado al servicio de los hombres en su Iglesia


Llénate de celo por todas las personas,
Especialmente los pobres y los que sufren.

Todas las respuestas:

Amén.

 Obispo:
Que Dios, que os ha encargado predicar el Evangelio de Cristo
Te ayuda a vivir según su palabra
Y así darle testimonio sincero y ferviente.

Todas las respuestas:

Amén

 Obispo:
Que Dios que te nombró administrador de sus misterios
Hazte imitador de su Hijo, Jesucristo,
Y un ministro de unidad contra la paz en el mundo.
Todas las respuestas:

Amén

 Obispo:
Y que Dios todopoderoso os bendiga a todos los aquí reunidos
+ el Padre + y el Hijo + y el Espíritu Santo.

Todas las respuestas:

Amén.

Tras la bendición y la despedida del pueblo por un diácono, se puede proceder a la toma de fotografías
mientras suena la canción: Tell the World of His Love (Por Trina Belamide, Canción Tema de la Jornada
Mundial de la Juventud 95)

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