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SÁBADO 14 de Mayo. Víigilia de Pentecostés.

¡Se ha cumplido! Que maravilloso es sentir el Espíritu Santo acudir sobre


mi. El Espíritu Santo me llenó. Puedo dar fe que lo sentí en mi. ¡Gloria a
Dios!

Se ha cumplido para mi asombro casi al pie de la letra algo de lo escrito en


los Hechos de los apóstoles cuando narra la experiencia del día de
Pentecostés.

Después de haber recibido el sacramento de la confirmación, y debido a mi


estado de ánimo y a mi forma de exteriorizarlo, llegué a provocar en mi
madre la siguiente expresión que me dijo varias veces durante la noche:

-Hijo, ¿seguro que no has tomado algo antes de la Misa? – Que nó mamá
que esto es por causa del Espíritu Santo que acabo de recibir, le explicaba
yo.

Yo entonces no me di cuenta, pero al despertar por la mañana el domingo,


lo primero que me vino a la memoria fueron la siguiente Palabra de Dios:

1 Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en un


mismo lugar.
2 De repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de
viento impetuoso, que llenó toda la casa en la que se
encontraban.
3 Se les aparecieron unas lenguas como de fuego que se
repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos;
4 quedaron todos llenos del Espíritu Santo y se pusieron a
hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía
expresarse.

Todos estaban hablando las maravillas de Dios según a lengua que el


Espíritu le concedía, y la reacción de la gente allí congregada fue esta:

12 Todos estaban estupefactos y perplejos y se decían unos a


otros: "¿Qué significa esto?"
13 Otros en cambio decían riéndose: "¡Están llenos de mosto!"

¿No me dijo mi madre también, ¿hijo no has tomado algo?. Entonces lo he


visto claramente. ¿Qué ha pasado? ¿Qué han visto en mi para insinuar si mi
expresión diferente se deba o no al mosto? Es el mismo Espíritu Santo de
Pentecostés. Sin duda.
Y dijo después el apóstol Pedro, a modo de explicación a la gente que
contemplaba esto:

14 Entonces Pedro, presentándose con los Once, levantó su voz


y les dijo: "Judíos y habitantes todos de Jerusalén: Que os
quede esto bien claro y prestad atención a mis palabras:
15 No están éstos borrachos, como vosotros suponéis, pues es
la hora tercia del día,
16 sino que es lo que dijo el profeta:
17 = Sucederá = en los últimos días, dice Dios: = Derramaré mi
Espíritu sobre toda carne, = y profetizarán vuestros hijos y
vuestras hijas; vuestros jóvenes verán visiones y vuestros
ancianos soñarán sueños. =
18 = Y yo sobre mis siervos y sobre mis siervas derramaré mi
Espíritu. =

Mi Confirmación ha llegado. La plenitud del Espíritu Santo ha descendido


sobre mi, pero esto no ha terminado. Acabo de empezar de nuevo. Ya
estaba trabajando, pero ahora es momento de sacar todo el provecho que
pueda al carisma que Dios ha puesto en mi. A dar frutos espirituales
utilizando los dones del Espíritu Santo que Dios ha tenido la bondad de
concederme. ¡Si!, porqué yo no los merezco por haber sido perseguidor de
la Iglesia de Jesucristo, y el me ha perdonado todo mostrándome que su
amor es infinito, ha dado luz donde había oscuridad, ha dado seguridad en
donde había siempre confusión, me ha acercado a Jesucristo, Verdad y
Camino que llevan a la vida, me ha convencido del pecado de la división,
del daño que hace la falta de amor verdadero por todos los hombres, me ha
convencido de que sólo la Paz verdadera te llevan hasta Dios, me ha
convencido de que necesitamos Santidad en nuestras vidas, y que es
imposible entrar por otro camino que no sea ese, y Jesucristo te lo muestra
si tu voluntariamente aceptas su invitación de seguirle. Gracias, Gracias,
Gracias. Escribo tres veces y en mayúscula en honor a la Santísima
Trinidad.

Hago mias las palabras de San Pablo a Timoteo, y trataré de no olvidarlas


jamás:

5 Pues evoco el recuerdo de la fe sincera que tú tienes, fe que


arraigó primero en tu abuela Loida y en tu madre Eunice, y sé
que también ha arraigado en ti.
6 Por esto te recomiendo que reavives el carisma de Dios que
está en ti por la imposición de mis manos.
7 Porque no nos dio el Señor a nosotros un espíritu de timidez,
sino de fortaleza, de caridad y de templanza.
8 No te avergüences, pues, ni del testimonio que has de dar de
nuestro Señor, ni de mí, su prisionero; sino, al contrario,
soporta conmigo los sufrimientos por el Evangelio, ayudado por
la fuerza de Dios,
9 que nos ha salvado y nos ha llamado con una vocación santa,
no por nuestras obras, sino por su propia determinación y por
su gracia que nos dio desde toda la eternidad en Cristo Jesús,
10 y que se ha manifestado ahora con la Manifestación de
nuestro Salvador Cristo Jesús, quien ha destruido la muerte y
ha hecho irradiar vida e inmortalidad por medio del Evangelio
11 para cuyo servicio he sido yo constituido heraldo, apóstol y
maestro.
12 Por este motivo estoy soportando estos sufrimientos; pero
no me avergüenzo, porque yo sé bien en quién tengo puesta mi
fe, y estoy convencido de que es poderoso para guardar mi
depósito hasta aquel Día.
13 Ten por norma las palabras sanas que oíste de mí en la fe y
en la caridad de Cristo Jesús.
14 Conserva el buen depósito mediante el Espíritu Santo que
habita en nosotros.

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