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El Diablo dijo:

Señoría, la Verdad no existe. Nunca existió. No fue nunca.


¿Cómo iba a ser, si dicen que nació de la Nada?
Primero fue la Nada,si. Pero también el Caos, pues de Él nacería el Orden. Es innegable, por
tanto...¿Acaso la Verdad pudo nacer de la Nada y del Caos?
Nosotros lo negamos, Señoría. Pues ¿Qué clase de padres serían esos? ¡Imposible!
Por lo tanto, si la Verdad no existe la Mentira tampoco. Pues la Mentira sería lo contrario de lo
propuesto. Luego, al fin, nadie puede mentir si la Verdad no existe, así es que todos somos libres
de hablar y decir lo que más nos convenga, sin temer que nadie pueda acusarnos de falsa
falsedad, pues esta tampoco existe.
Debemos, por lo tanto, culpar a la Verdad de incerteza temporal y existencial, con lo que
quedaríamos libres de tanta acusación con las que se nos ha cargado, ya que jamás hemos
mentido, pues eso no es posible, según acabamos de demostrar.

Señoría: Pedimos la condena de la Verdad y su retiro de la Filosofía Común de la Razón, pues


bien claro está que a nadie importará lo que jamás devino. De esta manera, además, lograremos
un gran bien para todos, pues ya no habrá ninguna preocupación al respecto. Otrosí, ¿Cómo iba
a permitir una supuesta Verdad que se mintiera con respecto de su origen y nacimiento, si éste
es falso y la Mentira no es cierta porque no lo es, según vimos ya desde el principio?

Señoría: Nosotros proponemos, seriamente, que se aparte a la Verdad de toda función y destino,
pues ha venido aquí a acusarnos de lo que no somos y de lo que no hacemos, porque lo que nos
dice no nos puede convencer por inconsistente e irreal, ni a Su Señoría tampoco ha de
convencerle, a buen seguro, pues su juicio es, por descontado, más limpio y preclaro que el
nuestro. Que es así como ha de ser, para que en justicia, juzgue y falle y nos de la razón en todo
aquello que la tengamos, que es mucho.

Esperamos pues, serenamente, que Su Señoría dicte el definitivo Auto que acabe con esta
disputa, que no sin razón, muchos llaman ya eterna y determine que la Verdad es de muy
dudosa existencia y, por tanto, no es digna de figurar entre los elementos determinantes de la
Razón y la Ciencia. Gracias.

Su Señoría habló:

Abogado: El tema en cuestión no es fácil de juzgar pues, en efecto, de ser cierto todo cuanto
habéis dicho, se habría manifestado la Verdad no pudiendo, en tal caso, condenarla por
inexistente. En cambio, si consideramos que todo lo dicho por Vos es falso, entonces habríais
mentido con lo que la Verdad tendría la virtud, además, de contener a la Razón.
Por contra, si no habéis mentido ni tenéis tampoco la Razón de vuestra parte, no comprendo lo
que solicitáis pues vuestros argumentos estarían cargados...¿De qué?
De un sinsentido filosófico cargado de callejones tortuosos sin salida.
Por tanto: Si Vos negáis a la Verdad, es porque admitís que existe, pero si no la negáis quiere
decir que su existencia es cierta, de toda certeza y Vos así lo aceptáis.

Debo pues fallar y fallo: Que Vos, Diablo, mentís, habéis mentido y así mentiréis siempre, pues
os negáis a conocer la Verdad. Debéis pues continuar adelante con vuestros propósitos, pues sin
ellos la Verdad no existiría ni Vos tampoco.
Os condeno a presentaros ante este tribunal permanentemente, por el bien del Orden y del
Caos, para discutir la existencia de la Verdad en todo cuanto os sea posible inventar, ya que Vos,
Diablo, legitimáis a la Verdad con vuestra mera existencia.
Así pues y para que el Universo siga funcionando, tal como debe ser, debéis pagar la pena de
argumentar aquello que es inargumentable, pues la urdimbre de vuestras razones conforma la
Verdad.

Un gran murmullo llenó la sala cuando Su Señoría dejó sentenciado el juicio. El Diablo se
envolvió en su capa con un gesto de desprecio a todos los presentes, quienes le temían por
demonio. Su Señoría se levantó y mirándole a los ojos le dijo: "¡Aquí debéis comportaros!
¡Marchad a vuestro antro a tramar nuevas maldades y mejores razones!" A lo que el siniestro
abogado respondió: "Yo no quería venir ¡La Verdad me obligó!" y salió de la Sala al trote, muy
enfadado y dando un gran portazo, pero no sin antes tener que escuchar la última palabra de Su
Señoría: "¡Sóis un mentiroso!"

FIN

Didak LeRebel, 1 de septiembre de 2007.


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