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CAPÍTULO 1

El sistema internacional y el Banco Mundial

En este capítulo se intenta rastrear y entender qué pujas y Qué nuevos hechos
fueron configurando la actual posición del Banco Mundial en el campo de las re-
aciones internacionales. Hasta la década de los 60 las relaciones entre los diferen-
tes campos de lucha eran abordadas desde presupuestos que privilegiaban aque-
llas de carácter más conITontativo y excluyente, y se expresaban sobre todo en el
conflicto este-oeste. El interés se orienta a recuperar aquellos mecanismos más de
concertación y complementación, previsiblemente existentes dentro del mundo
capitalista. Si bien a lo largo de este análisis el hilo conductor será el comporta-
miento y la función desempeñada por el Banco Mundial en su relación con otros
agentes e instituciones, no se podrá descuidar un abordaje que incluya a Estados
Unidos, especialmente en su política exterior y de defensa, en su vinculación con el
resto de los Estados pertenecientes al mundo capitalista -tanto países desarrolla-
dos como subdesarrollados- así como tampoco la relación con los países del mundo
socialista y la Guerra Fría.
En este contexto también deberá incluirse a las empresas multinacionales,
en virtud del fuerte poder de que disponen, poder que aunque no se exprese en
términos de soberanía, por su expansión, influencia y concentración de recursos
en el campo internacional y en el interior de los Estados cuestiona la soberanía
de éstos, especialmente los más débiles, situación que inevitablemente nos obli-
ga a considerar el papel del Estado y las posiciones que se le atribuyen y/o logra
configurar.
En la década de los 60 se advierten ahronos CaI~mOSen puja, entre los que se
destacan: ~los países perteneci~nte~ a la esfera capit~po que incluía un
mosaico diverso y heterogéneo; 2) el configurado por los aíses socialistas, tam-
bién con su diversidad y heterogenel a; a rIvalidad este-oeste, que reflejaba la
puja entre los dos grandes bloques, y 4) las controversias entre el mundo desarro-
.llado y el subdesarrollado. ---
La puja entre países desarrollados y subdesarrollados se centraba en la capaci-
dad de decisión y en la mayor o menor dependencia de los segundos respecto de los
primeros, aunque desde los finales de la década de los 60 se va estableciendo una
relación de interdependencia entre ambos tipos de países. Desde el lado de los
países subdesarrollados, distintas situaciones mostraron a algunos de ellos, como
es el caso de los productores de petróleo del mundo árabe -coligados en la Organi-
[25 )
26 María Alejandra Corbalán

zación de Países Productores de Petróleo (OPEP)- con una creciente fuerza a partir
de la posesión de un bien, y simultáneamente pusieron en evidencia cierta condi-
ción de dependencia de los países más altamente desarrollados respecto de este
importante recurso. Más adelante, el posible desvío de la energía nuclear de fuer-
za motriz a recurso armamentístico por parte de algunos países del mundo subde-
sarrollado reforzó este punto de vista. Aunque existen numerosos ejemplos de esta
naturaleza, probablemente éstos sean los casos más relevantes durante este pe-
ríodo, casos que desnudan con más énfasis la relación de interdependencia entre
el mundo desarrollado capitalista y sólo algunos de los países subdesarrollados,
aquellos que poseían recursos energéticos de carácter estratégico.
Si bien estas pujas permiten el reconocimiento de campos antagónicos e in-
terdependientes, pueden resultar limitadas para comprender y explicar otros
conflictos de poder que aparecen en la década de los 60. La advertencia de algu-
nos indicios llevaría a considerar nuevos elementos configurativos de otros cam-
pos de oposición, sin que ello signifique la dilución o desaparición de estas oposi-
ciones. El reconocimiento de relaciones de interdependencia entre sectores y/o
campos de fuerza existentes y nuevos también presupondrá la emergencia de
nuevas estrategias.
Para entender el papel del Banco Mundial en la actualidad es preciso formu-
larse una serie interrogante s y preguntarse, entre otras cuestiones, por qué hoy
dentro de la dinámica internacional el Banco Mundial ejerce una posición destaca-
da en el orden internacional. ¿Qué ha hecho posible que esta institución ocupe el
actual papel, una determinada posición con relación al resto de las instituciones y
los Estados? Focalizar la mirada en el Banco Mundial desde una perspectiva rela-
cional conduce a analizar la red de interdependencias de esta institución y las
estrategias desplegadas. De modo que, para entender su poder, serán considera-
das las redes de relaciones que establece con otros agentes e instituciones dentro
del complejo mundo de las relaciones internacionales.
La idea de presión (Elias, 1995) supone un punto de vista en el análisis de las
interdependencias en el interior de un determinado campo de fuerzas, como la
esfera de las relaciones internacionales, no circunscripta a una presión impuesta
desde el exterior ni ajena a sus actores e instituciones. Esta idea se complejiza
cuando el interés de este trabajo se desplaza a la sociedad internacional. En ella se
ponen en juego ciertos criterios relativos a lo interno y lo externo, lo que torna
dificultoso establecer o trazar los límites entre ambos espacios.
Sin embargo, la idea de interdependencia trasladaría el eje de lo interno-exter-
no a otro tipo de consideración, la de reconocer que "las presiones se ejercen por
hombres sobre otros hombres, estando entendido que esta presión no tiene necesa-
riamente fuerza igual en todas las direcciones" (Elias, 1986: 235).
Las construcciones mutuas e interdependientes debilitan la atención con rela-
ción al lugar de "origen" de la presión y privilegian los análisis de carácter unilate-
ral, tanto desde la perspectiva de los que ejercen presión como de los que la sufren.
En un análisis de este tipo se corre el riesgo de perder una visión de conjunto; por
tanto, privilegiaremos un abordaje que posibilite observar "una especie de circula-
ción de presiones" (Elias, 1995).
Circunscribir el análisis a las disputas entre el campo socialista y el capitalis-
ta, o entre países desarrollados y subdesarrollados, no facilita la comprensión de
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El sistema internacional y el Banco Mundial ~~ \\ "'c'
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as redes que Se establecen mediante unjuego de presiones y contrapresiones ~~C\\;~


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'nterior de cada Estado, de cada institución, de cada grupo. Cualquier otra divi-
¡ión con objeto analítico también puede entrañar el mismo riesgo. La sola consicle-
:ación de la relación entre las empresas multinacionales y el Estado puede ser
.fejemplo de estos abordajes del campo de las relaciones internacionales circuns-
cripto a considerar de manera fragmentada la cuestión del poder, como también
puede suceder si sólo se consideran las pujas norte-sur o este-oeste como conflictos
de la esfera internacional.
, La primera de las pujas (Estado-empresas transnacionales), como las alian-
zas, se establecen entre las elites y los grupos económicos, o bien entre empresas
líderes y entre ramas de producción dentro de las empresas; ya no se dirimen
intraterritorialmente, ni enfrentan a distintos sectores dentro de un mismo es-
lacio territorial o entre espacios territoriales. Algo similar sucede cuando anali-
amos los conflictos norte-sur o este-oeste: se incluyen agentes no siempre redu-
'Cibles a Estados.
En este sentido, y dentro de este complejo cuadro de los finales del los 60, se
prestará una particular atención a una institución no gubernamental que surge
en este períódo: la Comisión Trilateral. Esta comisión comienza a configurarse a
partir de la preocupación de un grupo de empresarios y otros agentes por el reco-
nocimiento de un mundo más interdependiente, en el que -según sus mentores-
. era necesario concertar nuevas estrategias para un nuevo orden económico inter-
nacional. El interés en el movimiento trilateralista consistió en la posible gravita-
ción que este "nuevo agente" hubiera podido tener en la reconfiguración de fuerzas
preexistentes y especialmente el rol del Banco Mundial como agente de retransmi-
sión disciplinadora.
Pero, además, está presente el interés por la fuerte gravitación de la noción
de interdependencia dentro del pensamiento trilateralista, especialmente en lo
1'elativo a las relaciones entre las potencias capitalistas occidentales. Este proce-
so -que pareciera ser considerado en distintos planos (político, económico, mili-
tar, social) y configurado entre una gama heterogénea de agentes e institucio-
nes- hace que las unidades involucradas y las relaciones que se establecen no
Séan fácilmente categorizables.!
Pero a la vez, para que un campo de fuerza funcione deben existir agentes que
en él hagan inversiones, comprometan sus recursos y se envuelvan en los móviles
. de la lucha, contribuyendo a conservar o a transformar una estructura' <Bourdieu,
1989). La fuerza de los agentes individuales o colectivos tiene una fuerte gravita-
ción en los espacios donde actúan, y condiciona y configura a la propia institución
u organización
Por ello al analizar la Trilateral se incluyeron las relaciones que se gestan

1. Las relaciones entre países centrales y periféricos y entre hegemónicos y no hegemónicos pue-
den estar atravesadas por otras cuestiones o problemáticas (militares, energéticas, ecológicas,
etc.) que van configurando relaciones cambiantes e inestables que amplían la malla de relaciones,
estableciendo vínculos más sutiles y menos permanentes pero a la vez más complejos (Kehoane y
Nye, 2000).
,
28 María Alejandra Corbalán

entre los agentes que la "crean" y las capacidades y disponibilidades que osten-
tan dentro de las diferentes instituciones y organizaciones. Esta perspectiva
analítica se hará extensiva a otras instituciones o agentes que se incluyan en
este análisis, donde el Banco Mundial servirá de hilo conductor para analizar y
explicar las controversias en el mundo de las relaciones internacionales, y desde
allí poder justificar y entender el papel que esta institución desempeña en el
período considerado.

1. La Comisión Trilateral y la interdependencia

En 1972 David Rockefeller,'importante financista norteamericano y presidente


del Chase Manhattan Bank, propone en diversas oportunidades la creación de
una organización que estreche los vínculos de cooperación entre las democracias
industrializadas. Preocupaba el deterioro relativo de la capacidad hegemónica de
Estados Unidos, sobre todo en el campo de las relaciones científico-tecnológicas, y
sus efectos comerciales que se expresaban a través de la competencia entre ese
país y Japón y en menor medida con Europa occidental. Parte de estas preocupa-
ciones son formuladas y dan origen a la formación de la Comisión 'I'rilateral en
julio de 1973.
Si bien su propósito fue crear un marco que disminuyera la fricción y la compe-
tencia entre las naciones capitalistas industrializadas, por detrás se desenvolvía
una puja que expresaba diferentes intereses y configuraba ideas diversas en torno
de algunas cuestiones.
Especialmente dentro de Estados Unidos un sector privilegiaba la preeminen-
cia de las políticas territoriales -que se sostenía sobre la idea de la soberanía
nacional asentada sobre la fuerza militar- y que sustentaba con mayor énfasis la
política armamentista. Otro sector propugnaba por los intereses económicos de las
transnacionales. Cada uno de estos sectores tenía una diferente visión del papel
del Estado-nación. En el primer grupo se fortalecía la idea de la soberanía, en los
segundos los intereses del Estado-nación resultaban antagónicos con sus objeti-
vos. Cada sector tenía también sus propios ideólogos: en el primero se destaca
Kissinger, quien se constituye en una figura representativa de esta posición; para
el segundo, Zbigniew Brzezinski. Estas posiciones tienen sustento en dos corrien-
tes dentro de la teoría política y de la relaciones internacionales: el realismo, con
origen en las "enseñanzas" de Nicolás Maquiavelo, que se expresa a través de
autores como Hans Morgentau y Rayrnond Aron, y las visiones más actuales de
autores sistémicos (R. Kehoane y James Nye, por ejemplo).
En el proceso de creciente interdependencia, sostenían los ideólogos de la Trila-
teral, preocupaba la relación con los países del Tercer Mundo, no sólo como abaste-
cedores de materias primas sino que, por el incremento de la: pobreza, se temía que
muchos de estos países aumentaran las estrategia,s conducentes a una "mayor
autonomía" respecto de la esfera capitalista, que pudiera afectar el proceso de
interdependencia que para los trilateralistas se volvía imperioso en esa etapa de
desarrollo del capitalismo.
Desde esta óptica comienza a advertirse una preocupación por el conflicto en-
tre el mundo desarrollado y el subdesarrollado que des balancea el conflicto cen-
r >"c,.~
El sistema internacional y el Banco Mundial 29

tral existente entre el bloque comunista y el capitalista. Al respecto Brzezinski


sostiene en 1970 que "hoy en día, creemos que el plano visible de la escena interna-
cional está más dominado por el conflicto entre el mundo avanzado y el mundo en
desarrollo que por el conflicto entre las democracias trilateralistas y los Estados
comunistas, y las nuevas aspiraciones del Tercer y Cuarto Mundo, tomados en
conjunto, representan desde mi punto de vista una amenaza mayor a la naturale-
za del sistema internacional y, en definitiva, a nuestras propias sociedades y la
amenaza es que se nieguen a cooperar".2 Esta interdependencia exigía coopera-
ción y el temor de los trilateralistas era que el mundo subdesarrollado pudiese
entorpecer o dificultar la ansiada coordinación entre estos grupos de paises.
La Unión Soviética continuaba siendo considerada una amenaza militar, pero
diferente de la que podían ofrecer los países del Tercer Mundo. La de estos últimos
era de otra naturaleza, y se vinculaba a la división internacional del trabajo y al
papel que se esperaba desempeñaran estos países, no sólo como productores de
materias primas sino también como mercados locales para el establecimiento de
empresas multinacionales. De ahí que desde la perspectiva de la Trilateral se avi-
zoraran otros contrincantes para los cuales se hacía necesario pensar nuevas es-
trategias que no pusieran en riesgo el necesario proceso de cooperación que garan-
tizaría la interdependencia entre los Estados. En el camino de fortalecer este pro-
ceso se requería estrechar vínculos y garantizar acciones concertadas, tanto con
los países industrializados como con los subdesarrollados, aunque la naturaleza
de estas relaciones pudiera sef diferente para con cada uno de ellos.
La insistencia sobre el elemento cooperativo y de interdependencia se vislum-
bra en distintos planos y con distintos grados de intensidad: plano político, militar,
económico,comenzando por aquel advertible en la relación con los países subdesa-
rrollados y entre ciertos países industriales. .
La idea de interdependencia parece asentarse en la teoría de los juegos. El
concepto de que los beneficios pueden ser aumentados para todos mediante la co-
operación se basa en la noción de suma positiva, en contraste con el concepto de
suma cero. Un enfoque de suma positiva es una precondición para mantener la
seguridad económica en una situación de interdependencia. Esta noción sería su-
peradora de aquella de "que la ganancia de un hombre debía ser la pérdida de otro,
o que un grupo podía mejorar su posición sólo mediante el robo o la explotación de
otros grupOS".3Hasta aquí estamos frente al gran argumento legitimador de la
impronta trilateral.
Aunque se reconoce a la cooperación comonecesaria, los trilateralistas se plan-
tearon diversas cuestiones que supuestamente intervendrían en la configuración
de la misma. Por un lado, admitieron la desconfianza y las diferencias de índole
diversa entre países y regiones y, por otro, la dificultad para la construcción de
mecanismos e instancias en los procesos cooperativos.
Con relación a las dificultades, remiten sus análisis a las experiencias en foros

2. Trialogue, verano de 1975, p. 12.


3. "Hacia un sistema internacional renovado", informe del Grupo Monetario Trilatcral, en Cua-
dernos del CIDE, 2-3, México, 1977, p. 103. Redactores: M. Kaji, R. Cooper y C. Segré.
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30 María Alejandra Corbalán
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1 y organismos de carácter internacional, aspecto al que -por su relación con el tema
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;\j,1 de este trabajo- se le prestará una particular atención dado que tiene la significa-
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¡~!' ción de hipótesis central. El propósito es recuperar aqueIlas ideas que pueden ha-
'1 ber tenido sus orígenes dentro del ámbito trilateral y que con posterioridad hayan
influido o se hayan concretado en las prácticas del Banco Mundial y a través de él.
Esta influencia pudo ejercerse mediante canales diversos; sin embargo, intere-
sa señalar que existen distintos tipos de unidades en las confrontaciones, que se
relacionan indistintamente (elites, grupos transnacionales, Estados, agentes indi-
viduales) y que la participación del tipo de unidad varía con relación a los temas o
cuestiones que aparecen como núcleos convocantes.
En lo que se refiere a las pujas entre países, los trilateralistas admitían la
existencia de asimetrías aun entre las propias naciones de la Trilateral: Japón,
Europa y Estados Unidos, reconociendo una mayor relación de carácter bilateral
entre Estados Unidos y Japón y entre Estados Unidos y Europa que entre Europa
y Japón. Sin embargo, en los inicios de los 70 comienza a percibirse una "pérdida
de posición relativa de la economía norteamericana frente a las economías de Eu-
ropa y Japón".4
Por la misma época también admiten una pérdida de poder relativo en el cam-
po militar, que queda expresada en las declaraciones del almirante Thomas H.
Moore en 1972, e?Cjefe de Joint Chiefs of Staff:

Nuestro poder militar relativo a todo lo largo del mundo ha llegado a


su cima y está declinando. Ya no poseemos la superioridad estratégica
sustancial que en el pasado nos daba un margen tan significativo de po-
der militar total que podía con confianza proteger nuestros intereses en
todo el mundo. De ahora en adelante, tendremos que definir nuestro cur-
so con mucha mayor precisión y calcular nuestros riesgos con mucho más
cuidado. (Citado por Michel Klare, 1974: 17)

Al mismo tiempo, comienzan a implementarse ciertos acuerdos entre algunos


países europeos y la Unión Soviética, que indicarían una pérdida de poder relativo
de Estados Unidos también en el campo político, en la medida en que se incremen-
taba "cierta autonomía" de países como Francia y Alemania. Al respecto Rico (1977-
1978) señalaba que:

Alemania Federal mostraba determinación de manejar directamente


sus relaciones con los países del campo socialista. De ahí en adelante los
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problemas del manejo de la distensión se transformarían en un área de
fricción potencial entre los aliados. El incremento de la participación eu-
ti ropea en la relación con los dirigentes de los países socialistas y la doctri-
i!
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", 4. Al respecto toman como dato para ilustrar esta situación la evolución de la producción indus-
i ¡, trial de algunos países del mundo capitalista. Así, en 1948 la producción industrial de Estados
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1
Unidos representaba 54,6 por ciento. en 1972 era de 40,8
República Federal de Alemania pasa de 3,6 a 8,5 por ciento
por ciento. En el mismo periodo la
y .Japón crece de 1,2 a 9.4 por ciento
I Jj1" (N. Inozemtsev, 1977-1978: 30).
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El sistema internacional y el Banco Mundial

na dellinkage' de los distintos componentes de la política de acercamien-


to con la Unión Soviética y los países del Consejo de Ayuda Mutua Econó-
mica (CAME)transformarían esto en una realidad poco más adelante. (Rico,
1977-1978: 33)

También las relaciones de Estados Unidos con Japón muestran cierta pérd
de asimetría expresada especialmente en el terreno económico. En este períc
más especialmente desde 1969, el Gobierno norteamericano solicitó a Japón I
tricciones a sus exportaciones en algunas ramas de su producción, cuestión'
fue débilmente atendida por este último. A Estados Unidos le preocupaba el (
balance comercial a favor de Japón y la posibilidad de que este país domin
comercialmente el área del Pacífico.6 Otra cuestión que también modifica las TI
ciones entre estos dos países es el acercamiento del gobierno norteamerican
China durante la gestión de Richard Nixon (1968-1974), que puede ser considc
da como un elemento de presión sobre Japón en respuesta a los avances científi
y tecnológicos de éste.
Esta pérdida de hegemonía por parte de Estados Unidos se incrementa Ü
bién con el desmoronamiento del sistema monetario internacional creado en Bret
Woods (1944), que coincide con la creación del Banco Mundial. La crisis del de
fue demostrativa de otro conflicto entablado entre países productores de oro y aq
Has que no lo eran. "Para 1971 el dólar había dejado de ser convertible para to
los efectos prácticos, ya que la cantidad de dólares en poder de no-norteamer
nos había cuadruplicado la que amparaba la reserva de oro de Fort Knox" (R
1977 -1978: 37). Esta pérdida de liderazgo financiero de Estados Unidos tuvo e
secuencias en la dimensión política de la hegemonía norteamericana que ha
sido planteada y advertida por parte de sectores de los países capitalistas desal
Hadas (ídem).
. Las divergencias que se agravan entre Alemania y Estados Unidos, las pre
nes que recibe Japón respecto de sus exportaciones y los pasos de Nixon con rl
ción a China, generan también diferencias en el interior del aparato de poder r
teamericano. En ese contexto y como evidencia de estas diferencias, Philip H. Tre
en ese entonces secretario adjunto de Estado para cuestiones económicas, ren
cia descontento por la política económica internacional de Estados Unidos en rl

5. Concepto utilizado por Kissinger en el contexto de la distensión este-oeste. Suponía una i


rrelación de factores que provocaban las relaciones recíprocas o relaciones de reciprocidad
tendían a la distensión.
6. Después de la Segunda Guerra Mundial Estados Unidos aceptó que Japón promoviera fUE
mente sus exportaciones con países capitalistas desarrollados y estableciera una política econór
proteccionista más intensa que la que tenían los países europeos, a fin de mantener el pleno em
y evitar que interviniese en los mercados socialistas. Esta política se distiende en los 60, CU2
Estados Unidos impulsa una serie de presiones sobre Japón, especialmente imponiendo restri<
nes a sus exportaciones, situación que inicia una serie de fricciones entre ambos países. La asi
tría militar entre Japón y Estados Unidos se preserva, en parte, por la cláusula que figura e
Constitución japonesa. incluida en 1945, luego de la ocupación de las fuerzas norteamericam
mando de Douglas McArthur. Esta cláusula establece la renuncia de Japón a la guerra y al us
fuerzas de mar, aire y tierra u otros potenciales de guerra (Rico, 1977-1978).
,
32 !\Iaría Alejandra Corbalán

ción con los países del mundo capitalista desarro]]ado. Esta desavenencia puede
ser interpretada como síntoma de disconformidad por parte de ciertos sectores del
establishment estadounidense y manifestación de una perspectiva de análisis dis-
tinta respecto de las orientaciones de la política económica norteamericana en el
plano internacional. Estas nuevas perspectivas de hecho se van consolidando a
través de la Comisión Trilateral, de la cual Trezie es miembro.

2. Cambio de actores en la Guerra Fría

En los finales de la década de los 60 la Guerra Fría se encontraba en una situa-


ción sumamente peligrosa: la Unión Soviética había desarrollado tanto como Es-
tados Unidos un potencial militar abrumador en capacidad destructiva y en cuan-
tía de su arsenal. La confrontación se desenvolvía en este plano entre ambas su-
perpotencias y gravitaba sobre el resto de los sectores productivos y la orientación
de sus políticas internas y externas.
En el caso de Estados Unidos se registraba un incremento de su deuda externa
como consecuencia de una pérdida de mercados -por la alta competencia ejercida
por países como Alemania y Japón- y por una política militar expansionista7 e
intervencionista. A e]]o se agregaba el creciente desprestigio y falta de credibilidad
interna y externa, socavada en gran medida por la guerra de Vietnam (1965-1973).
En los países del Tercer Mundo, los procesos de liberación en territorios colo-
niales (especialmente en África) erosionaban la hegemonía europea colonial y en
parte ocasionaban una mayor presión sobre Estados Unidos en términos de segu-
ridad, sobre todo en aquellas regiones donde Europa disminuía su predominio
colonial. La descolonización africana convirtió a estos territorios en un escenario
de la confrontación este-oeste. En otras regiones del Tercer Mundo, especialmente
en algunos países de América Latina, se produjeron distintos movimientos políti-
cos con grado e intensidad diversa que incluían corno parte de las estrategias la
vía armada.
En todos los países tercermundistas la pobreza emergía como una problemática
que los homologaba. Este fenómeno comienza a ser considerado, por algunos países
occidentales avanzados, desde una perspectiva diferente: no es tanto la pobreza en
sí misma corno la posible amenaza que e]]a pudiera crear en los países subdesarro-
]]ados para la estabilidad del sistema capitalista. Es en esta década cuando el Ban-
co Mundial pregona el combate a la pobreza dentro de sus estrategias. Corno lo
enunciara Robert McNamara -entonces presidente del Banco Mundial-, la pobre-
za no es cuestionada desde un punto de vista ético o moral sino como posible factor
detonante que pone en riesgo la estabilidad de las relaciones norte-sur.
En el caso de la Unión Soviética, su política militarista afectaba el bienestar de
una sociedad civil cuyas diferencias con la militar se acentuaban considerable-
mente. Castoriadis (1981) señala que allí se establecía un abismo cualitativo

7. Según datos de 1970 del Comité de Relaciones Exteriores del Senado estadounidense, este
país contaba en esta fecha con 3.375 bases militares fuera de su territorio (Chomsky y Herman,
1978: 186).
--
I

El sistema internacional y el B;¡nco Mundial 33

considerable entre la sociedad militar y la sociedad civil y, desde su lógica política,


la Unión Soviética no justificaba atenuar su política militarista. En parte por la
experiencia vivida durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918), que la lleva-
ba a admitir la imposibilidad de preparación para la guerra durante la misma
guerra, lo que explicaría su opción política: prepararse para otra contienda bélica
como defensora del mundo socialista.
Sin embargo, algunas circunstancias conducen a lós actores de la Guerra Fría
a reconsiderar ciertos postulados. Así como la Primera Guerra Mundial fue expre-
sión de la confrontación entre naciones con políticas imperialistas (es decir, diver-
sos centros industriales con relativa autonomía productiva que competían y riva-
lizaban por porciones del mercado mundial), en la Segunda Guerra Mundial (1939-
1945) se advierte una importante competencia entre los países productores de in-
sumos industriales, a la vez que se incrementa la dependencia de éstos respecto de
los países productores de materias primas.
La etapa más marcadamente imperialista reconocía la existencia de países
hegemónicos. Tal hegemonía se asentaba especialmente sobre la base de un con-
trol político y económico sobre aquellos países centralmente productores de mate-
rias primas, mas la tendencia a la interdependencia configuró nuevas relaciones
tanto entre los países industriales como entre éstos y los productores de materias
primas, acentuando rasgos de dependencia diferentes y a la vez diversa. La es-
tructura del poder mundial después de la Segunda Guerra consistía en un esque-
ma bipolar que generaba en cada área hegemónica relaciones de dependencia en-
tre cada superpotencia y sus "satélites".
Las transformaciones operadas en los medios de comunicación también torna-
ron más fluidos los vínculos entre los centros industriales y facilitaron el proceso
de interdependencia.8 Los cambios en los medios de transporte y comunicación
modificaron las distancias espaciales y temporales y condujeron a la creación de
códigos comunicativos más concisos y menos ambiguos.
La sociedad internacional, en términos de las relaciones entre Estados, se va
tornando cada vez más interdependiente. Algo similar sucedía con los grupos eco-
nómicos multinacionales, sea por efecto de esta interdependencia o como conse-
cuencia de que el espacio nacional comenzaba a resultarles limitado para sus fines
y propósitos.
La interdependencia comienza a ser considerada como un elemento que forma
parte de l~ realidad y pasa a tenerse en cuenta, lo que implicó un viraje importan-
te en los procesos de vinculación entre las diferentes unidades del campo interna-
cional, que no sólo incluía a los Estados.
La distensión en el proceso de la Guerra Fría y el incremento de cierta autono-
mía de otros países del mundo capitalista incrementan la tendencia del sistema
internacional a la multipolaridad, con lo que se producirían condiciones para una
mejoría de la autonomía de algunos países menos desarrollados, sobre todo los
poseedores de ciertas materias primas estratégicas.

8. En 1927 se da la primera comunicación por la voz a través del océano Atlántico, aunque rudi-
mentaria hasta 1956, fecha en la que se instala el cable telefónico transatlántico (Vernon, 1980;
Mattelart, 1994).
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34 María Alejandra Corbalán V~

.
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Asimismo, el poder de las empresas transnacionales desdibuja el proceso de .,
vinculación entre Estados transfiriéndolo a otras instancias y agentes. En gran
medida esta situación contribuye a reforzar las funciones de mediación y orienta-
,~;
ción que asumen ciertos organismos internacionales. t~
Aunque subyace la teoría de la razón de Estado en la confrontación entre polí-
tica interna y externa dentro de un Estado, la atención parece desplazarse de la
primacía de la política interna (razón de Estado) hacia la externa, quedando la
primera más supeditada a las exigencias del plano internacional. La interdepen-
~
dencia expresada tanto en el plano social, económico, cultural, ecológico como el
énfasis hacia procesos cooperativos y de articulación interestatal y regional soca-
van los fundamentos de la razón de Estado y debilitan la soberanía estatal, dos
factores sobre los que se basaba la intención de desarrollo autónomo de los países
subdesarrollados.

3. Países subdesarrollados y países productores de petróleo


Los países productores de materias primas han pertenecido, en virtud de la
división internacional gestada desde el proceso colonialista, al grupo de países
subdesarrollados. Sus preocupaciones y problemáticas son otras y sus perspecti-
vas de relacionamiento difieren; los elementos diferenciadores en el extenso grupo
de estos países son diversos y heterogéneos. La historia de su constitución, locali-
zación, población y cultura va imprimiendo una enorme gama de diferencias y
particularismos; sin embargo, desde la óptica de los países capitalistas, los subde-
sarrollados son clasificados a partir de un reducido número de criterios. Su rique-
za y situación económica es el aspecto que prima y que permite ubicarlos dentro
del Tercer o Cuarto Mundo.
Un elemento clasificatorio ha venido agrupando al total de los países, en fun- ,0
ción de su renta per cápita. Con este criterio se pueden identificar tres grupos de
países: de renta alta, media y baja. Dentro de los primeros se agrupan "los veinti-
cuatro países que componen la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
(OCDE),los llamados países del Primer Mundo, como Europa occidental, América
del Norte, Japón, Australia y Nueva Zelanda (con una renta media per cápita que
sobrepasa los 20 mil dólares). Dentro del segundo grupo se encuentran países que
presentan situaciones diferenciadas como los del este europeo, los tigres asiáticos,
y gigantes como India, Rusia, BrasiL Sin embargo, estos países de renta media se
caracterizan también por una creciente segmentación y polarización económica de
su población y sólo por efecto de las medias estadísticas quedan incluidos en este
segundo grupo. Los países de renta baja incluyen 58 por ciento de la población
total del planeta y su renta no supera los 350 dólares per cápita" (Dowbor, 1997).
Estas categorizaciones en términos de países se transforman en algo mucho más
abrumador cuando consideramos el número de personas que quedan incluidos
dentro de cada categoría.
El siguiente cuadro ilustra la distribución según el numero de personas y su
relación con el ingreso per cápita:

", -~._---
I sistema internacional y el Banco Mundial 35

Países I Población 1991 % PBN 1991 % PBN per cápita


en millones en billones en dólares

Renta baja 3.127 58 1.097 5 350


Renta media 1.401 26 3.474 16 2.480
Renta alta 783 15 16.463 77 21.020
Mundo 5.351 100 21.464 100 4.010

Fuente: Banco Mundial,"Relatorio sobre el desarrollo mundial", 1993, p. 213 (los porcentajes fueron redondeados).

Dado que el propósito de este trabajo es analizar el papel del Banco Mundial,
esulta difícil realizar una caracterización de la importante heterogeneidad del
ubdesarrollo considerado en términos de países.
.~ En este apartado nos detendremos en el análisis de la crisis energética, en
."..Virtud de que este hecho será uno de los que marca un punto de inflexión en las
;;l~'relaciones entre países industriales y productores de materias primas y es posible
. . .que marque el inicio de nuevas prácticas de relacionamiento.
. La crisis energética pone en cuestión el criterio de las áreas de influencia acor-
ado entre los países hegemónicos, en parte porque en la lucha entablada intervie-
.en otros agentes suficientemente visibles: las corporaciones. Esta crisis también
afecta la cooperación entre países pues produce cambios en las posiciones y por
ende en las relaciones entre éstos: entre los industriales entre sí y entre los indus-
triales con respecto a los países subdesarrollados y a la vez productores de este
,bien. El incremento de relaciones bilaterales entre los países industriales y los
!roductores de petróleo durante este período es un signo de estas transformacio-
les. Es evidente que ellas también expresan cambios en las relaciones de fuerza
lue modificaron el equilibrio existente, obligando a cambios en las estrategias
. Jara la conservación de la antigua posición de fuerza. Conservar una misma posi-
~~ Ciónde fuerza a veces requiere el cambio de prácticas y estrategias.
:;~;@;; Los acuerdos bilaterales -entre países productores y no productores de petró-
;~¡j1'~::teo- eran vistos con desagrado por parte del presidente estadounidense Richard
, ~;~~'Nixon (1968-1974), de ahí su convocatoria a la acción conjunta de los países consu-
lii%l't1'midores.
."""., Por detrás de Estados Unidos estaban las corporaciones de origen norte-
.'",.;tamericano y la posibilidad de que disminuyeran sus ganancias. Los acuerdos bila-
'Z':i:t,erales fueron efectuados principalmente por países de Europa y por Japón.9 Stork
.""..
C,§:c(1974) sostiene por ello que las firmas de origen norteamericano no se vieron dam-
""':i1ificadas y los mayores perjuicios recayeron en los países del Tercer Mundo.
..,¡;.;~."

}¡'9. Francia establece acuerdos con Arabia Saudí y Sudán, también lo hace Italia. Gran Bretaña
"~:firma un acuerdo suplementario con Irán. Alemania se asegura la provisión de gas natural iraní
:%-'vfala Unión Soviética. Concretó con Egipto. Siria, Argelia, Irak e Irán distintos acuerdos de inter-
.,I~,cambio,que le permitieron abastecer a diferentes Estados capitalistas y mantener una explota-
':, ción rentable de sus yacimientos. Posteriormente, Richard Nixon y Leonid Brezhnev logran reali-
',;,-JEarun acercamiento entre los intereses monopólicos y la Unión So\'iética. Estos acuerdos no cu-
.).'¡ibrían la totalidad de los suministros de petróleo y tampoco los países productores disponían de
',,';i,$transporte propio, quedando sujetos a los monopolios (Stork, 1974).

-------
r
36 Maria Alejandra Corbalán

Aunque "la OPEP fue absorbida por el imperialismo" (Stork, 1974) se produjo no
obstante un cambio importante de reposicionamiento de las distintas fuerzas que
afectaron a todo el conjunto del sistema internacional, aunque fue posible identifi-
car núcleos de conflicto más fuertes entre algunos contendientes y también la
emergencia de nuevas fragmentaciones entre los subdesarrollados.
Llama la atención que una de las preocupaciones de los trilateralistas haya
sido el modo de incluir a los países de la OPEP en su contribución al desarrollo del
Tercer Mundo. Al respecto un informe elaborado por tres especialistas para el Co-
mité Ejecutivo de la Comisión Trilateral expresaba:

...una de las maneras políticamente más atractivas de combinar los re-


cursos de la OPEP con los recursos trilaterales sería por medio de una
subvención a la tasa de interés, suscripta tanto por los países trilaterales
como por los de la OPEP,a fin de transformar grandes préstamos de los
países de la OPEP bajo condiciones comerciales, en asistencia oficial al
desarrollo bajo condiciones apropiadas para los países de bajo ingreso.
Específicamente podría abrirse una nueva "tercera ventanilla" en el Banco
Mundial. [oo.]Bajo el plan de la Tercera Ventanilla los países trilaterales
que actualmente aportan aproximadamente 75 por ciento de las suscrip-
ciones de capital del Banco Mundial, tendrían la mayor carga como fiado-
res para la devolución del dinero recibido en préstamo de los países de la
OPEPy represtado a los países en desarrollo de bajo ingreso. 10

Esta propuesta toca de lleno el núcleo de las fuerzas que actúan dentro de los
organismos financieros internacionales (Banco Mundial y l"MO,porque de concre-
tarse debería cambiarse también el poder de decisión en el interior del Consejo
Ejecutivo de estos organismos y por tanto también entre los sectores y países en
pUJa.
Frente a esta situación los redactores de este documento decían:

Hay que notar que en el Banco Mundial, en el que el porcentaje de


votos necesario para la aprobación de préstamos es de 50 por ciento, las
votaciones son muy esporádicas. Es probable que como contribuyentes
principales, los países de la OPEPserían prudentes en su juicio sobre las
proposiciones de préstamos. De todos modos una participación de 15 a 20
por ciento de los votos para la OPEPno alteraría de manera fundamental
la balanza de poder en el Consejo Ejecutivo del banco; los países trilate-
rales tendrían todavía más de la mitad de los votos sobre una base pon-
derada.1I

10. "La OPEP y el mundo trilateral y los paises en desarrollo: nuevos acuerdos para la cooperación,
1976-1980", Informe del Grupo Trilateral sobre Relaciones con los Países en Desarrollo al Comité
Ejecutivo de la Comisión Trilateral. Redactores: Richard Gardner, profesor de Derecho y Organi-
zación Internacional, Universidad de Columbia, Nueva York; Saburo Okita, presidente del Fondo
de Cooperación Económica de Ultramar, Thkio; B.J. Udink, ex ministro para la ayuda a los países
en desarrollo, Holanda. En Cuadernos del ClDE, 2-3, México, 1977-1978.
11. Ídem, pp. 375-376.
rr.
~
"El sistema internacional y el Banco Mundial 37

En este mismo documento, y también como consecuencia de la reacomodación


de posiciones entre las fuerzas, se pone en consideración la relación de los países
trilateralistas con la Unión Soviética. Al respecto sostenían:

Hay que poner énfasis, especialmente, en la conveniencia de incluir a


la Unión Soviética en los esfuerzos de desarrollo multilateral, no sola-
mente en el interés de la distensión y de la solidaridad global, sino por-
que la Unión Soviética tiene capacidad económica considerable y se ha
beneficiado del aumento de los precios de las materias primas. La com-
pleta participación de la Unión Soviética en el sistema del Fondo y del
Banco no parece probable en el futuro próximo, pero con seguridad, la
Unión Soviética debería ser invitada a participar en el aporte l...] de la
Tercera Ventanilla del Banco Mundial, o en algún esfuerzo paralelo de
Naciones Unidas, cuyas actividades podrían coordinarse con las del gru-
po del Banco Mundial. Durante la época de la Guerra Fría, la Unión
Soviética no participó en los esfuerzos de desarrollo multilaterales. En
una nueva época preocupada por la supervivencia global, habría que ha-
cer toda clase de esfuerzos para incluirla.1z

En realidad, los trilateralistas se proponían captar los excedentes financieros


éde la OPEPy de la Unión Soviética, incluyéndolos a través del mercado financiero
"oficial" y concretando en consecuencia su ingreso al ámbito de influencia norte-
americana.

4. La Comisión Trilateral y América Latina


Dado que el propósito es analizar la función del Banco Mundial en la Argenti-
na, cabe una pregunta; ¿qué papel le asigna la Trilateral a los países de América
Latina? Al respecto parece existir una consideración diferencial por parte de los
trilateralistas sobre América Latina respecto de los países asiáticos y africanos.
Las diferencias pueden obedecer a distintos motivos, entre los que destacaremos:

1) En los países de Asia existían áreas de conflicto más agudas que en el resto de
los continentes.
2) Desde la Segunda Guerra Mundial América Latina es incluida dentro de la
área de influencia de Estados Unidos.
3) En las décadas de los 60 y 70 una mayoría importante de los países de América
Latina se hallaban gobernados por "gobiernos de ipso", que se alineaban en su
mayoría con Estados Unidos, no sólo en relación con la política de seguridad y
defensa sino que también por vía de las corporaciones multilaterales se ejerció
una importante penetración, fuertemente avalada por la política exterior nor-
teamericana.
4) En consecuencia, los riesgos en la región latinoamericana parecían ser meno-
res que en otras áreas para los intereses trilateralistas.

12. Ídem, p. 376.


38 ¡V(aria Alt'jandra Curb:tlán

5) Por lo que se refiere a los organismos multilatcrales de crédito, se ha demostra-


do que la región -incluyendo a América Latina y el Caribe- recibió más em-
préstitos del Banco Mundial que cualquier otra área geográfica especialmente ;,1
entre 1958 y 1977; no obstante ello, "los recursos del banco representan 4,4 por
ciento del total de recursos a medio y largo plazo recibidos por la regiÓn en
1979".13

Gran parte de las estrategias propuestas por los trilateralistas para América
Latina se apoyan y organizan a partir de las empresas transnacionales y de la
evaluación que realizan de la inversión extranjera en los países subdesarrollados.
Es en gran medida el canal que los trilateralistas utilizan para delinear parte de
los supuestos relativos a la política prevista para estos países, aunque no descar-
tan la asignació.n de un reforzamiento de los organismos internacionales de crédi-
to en la actuación hacia los mismos.
Al respecto en uno de sus documentos reiteran:

Los países que desean el desarrollo económico deberían ser conve-


nientemente aconsejados para que recibieran a las empresas extranjeras
en condiciones adecuadas. Cuando fuera necesario, podrían obtener asis-
tencia exterior en sus negociaciones, por ejemplo del Banco MundialH

Pese a este comportamiento y previsible destino de los países de América Lati-


na, en el informe de la Comisión sobre las relaciones de Estados Unidos con la
América Latina de 1974 se reconoce que los países de América Latina y el Caribe
"han comenzado a participar en forma mucho más prominente que en el pasado
como actores independientes en el escenario mundial".ló
piversas circunstancias son señaladas como elementos probatorios de tal auto-
nomía que no pasa inadvertida que, para los encargados de elaborar este informe,
exigirá el logro de nuevas estrategias de relacionamiento entre Estados Unidos y
los países latinoamericanos. Entre estas circunstancias se seÜalan aspectos vincu-
lados al accionar diplomático ya los cambios de orientación de la política exterior
de algunos países de este hemisferio, en este sentido resaltan:

...la mayoría de los países [refiriéndose a los latinoamericanos] ha pro-


yectado su diplomacia fuera del hemisferio. [...] Muchos países mantie-
nen lazos estrechos con los países de la Europa, tanto oriental como occi-
dental, así como con las capitales asiáticas.'"

13. En la década de lus 70 el Banco Mundial prácticamente se retira de la escena latinoamericana.


La mayoría de los préstamos son otorgados por bancos privados, proceso que se detiene en los 80,
cuando los organismos multilaterales de crédito vuelven a reaparecer.
14. "Hacia un sístema internacional renovado", p. 161.
15. "Las América« en un mundo en cambio. Informe de la Comisión sobre las Relaciones de los
Estados Unidos cun la América Latina", Washington 11e, octubre de 1974 (mimeu), p. 6.
16. ídem, p. 6.

"
- -- --- - -------
El sistema internacional y ell\anco Mundial 39

Las anteriores circunstancias los llevan a diagnosticar un debilitamiento de la


,. marcada hegemonia del área de influencia de Estados Unidos sobre América Lati-
na, en parte por el reconocimiento de un papel más activo desempeñado por estos
países en el ámbito internacional, a la que se agrega la preocupación por la posibi-
. \idad de que alguno de ellos pueda ejercer cierto liderazgo en frentes internaciona-
les, perjudicial para los intereses norteamericanos.
El anterior diagnóstico lleva al Comité Ejecutivo a sugerir la búsqueda de un
nuevo marco para la acción de Estados Unidos hacia la América Latina, que trace
;pautas para atender 105asuntos políticos, económicos y culturales Y
Dentro de este marco consideran necesario reconocer: 1) la gran diversidad
entre este conjunto de países desde el punto de vista ideológico, sistemas políticos,
sistemas económicos y niveles de desarrollo; 2) el incremento de un papel más
activo e independiente en organizaciones internacionales y en otras esferas de la
política mundial, y 3) el incremento de la influencia ejercida por países de fuera
.,del hemisferio sobre ciertos países de América Latina.
En función de estas advertencias recomiendan a Estados Unidos:

...actuar de manera que 101;países latinoamericanos se den cuenta de que


es de interés para ellos colaborar con Estados Unidos en organismos in-
ternacionales y apoyar una posición compatible con la de Estados Uni-
dos, o al menos no tomar la iniciativa de oponerse a Estados Unidos.18

.?M~Y'i. Es advertible que en estas consideraciones admiten la necesidad de ajustes


~,~,.que modifiquen la política norteamericana hacia estas naciones. Entre los elemen-
"A¡f)tos se reconocen distintos aspectos que atraviesan estos relacionamientos y que
"j~!' implicarán modificaciones sobre otra gama de cuestiones en las relaciones entre
t~1f); Estados U nidos y países de América Latina. Dentro de esta diversidad se destacan
f~,.temas relativos a la seguridad nacional, y de manera especial la potencialidad de
,.~,i"JaArgentina y Brasil para desarrollar armas nucleares:
'.,.
La proliferación de la capacidad de producir armas nucleares podría
tener un impacto peligroso en los equilibrios regionales de poder. Por lo
tanto Estados Unidos debe asegurarse de que sus acuerdos de ayuda
nuclear a los países latinoamericanos incluyan salvaguardas internacio-
nales adecuadas.'9

La política de armamentos se habia visto alterada en función de qu'e muchos


.,F-.,países latinoamericanos habían sido aprovisionados por otros países y no por Es-
;'J:"'tados Unidos, con lo cual se avizoraba una disminución del recurso militar como
>;.'"estrategia de dominación, de allí que comienzan a recrearse otras estrategias desple-
gadas en otros planos.

"-1'
17. Ibídem.
18. Ídem. p. 10.
19. El Tratado de Tlatelolco aprobado en 1967 -encaminado a la proscripción de armas nucleares
.en América Latina- es suseripta por parte de estos países con posterioridad al año de aprobación
. del mismo.

-- -
- ' -- -- - --.-.
40 María Alejandra Corbalán

5. Las democracias y la gobernabilidad

Se observa que los diferentes documentos producidos a lo largo de varios años


por la Comisión Trilateral -producto de trabajos de investigación y consulta de
hombres provenientes de distintos sectores (académicos, financieros, empresaria-
les, militares) y de algunas profesiones en particular periodistas y politicólogos-
se preocupan por una diversidad de cuestiones. Entre éstas se destacan las referi-
das al problema de la gobernabilidad de las democracias, y especialmente de las
democracias de los países trilaterales. Como parte de esta preocupación encomien-
dan a tres destacados académicos pertenecientes a los tres bloques trilateralistas :1
un trabajo referido a esta cuestión.
El análisis efectuado sobre Europa 10realiza Michel Crozier2Oy es presentado y
discutido durante las reuniones de la Comisión efectuadas en 1975. Crozier reco- t
noce la interdependencia entre los países europeos, aunque le preocupa que tal
interdependencia someta a los restantes países del área a la vulnerabilidad de .~

aquellos más débiles. Por ello, entre las recomendaciones sugiere producir un acep- ¡
table equilibrio entre procesos democráticos, burocracia y autoridad. Teme que las
altas tasas de inflación y desempleo minen las bases de la cohesión social, pues '1
considera que el Estado de bienestar ya no resuelve estas situaciones. Un fuerte
temor es quedar expuestos a los designios de los países socialistas; así, sugiere la
mutación en los mecanismos de control .social, pues enfatiza que si Europa no : I

toma medidas, el socialismo puede aparecer como solución, especialmente en Amé-


rica Latina, llevando a que los partidos comunistas desempeñen un rol que los
transforme en los únicos capaces de orden y eficiencia.
Para ello propone acelerar los cambios para erradicar los viejos modelos de i I
.
fragmentación, estratificación, segregación y distanciamiento social, los cuales
producían hasta entonces un aceptable equilibrio entre procesos democráticos,
autoridad burocrática y alguna tradición aristocrática, mas sugiere se experimen-
te con modelos más flexibles que puedan producir mayor control social con menos
presión coercitiva.
Recomienda la innovación como único camino para el dilema europeo, aunque
indirectamente se hará extensiva a los países del Tercer Mundo. Dentro de las
medidas propone el crecimiento económico para prevenir el desempleo y la exacer-
bación de conflictos sociales, y destaca que no se puede mantener el tipo de creci-
miento previo pues ha traído disrupciones e inflación. De allí el nuevo énfasis
sobre la calidad, el bienestar colectivo, una atenta distribución del espacio, la mo-
dernización de los procesos educativos, el establecimiento de sistemas más res-
ponsables de información, cambios radicales en las condiciones de trabajo, recupe-
ración entre otras del status del trabajo manual, desarrollo de programas de im-

20. "La gobernabilidad de la democracia~, informe del Grupo Trilateral sobre la gobernabilidad de
las democracias al Comité Ejecutivo de la Comisión Trilateral, 1975. Redactores: Michel Crozier,
senior research director, Centro Nacional de Investigación Científica, Francia; Samuel Hunting-
ton, profesor de Gobierno, Universidad de Harvard, Boston; Joji Watanaki, profesor de Sociología,
Universidad de Sophia, Tokio.
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El sistema internaciona1 y el Banco Mundial
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puesto a las rentas que hacen al ciudadano responsable de la burocracia pública
los consumidores responsables de la burocracia privada,
Samuel Huntington es a quien la Comisión Trilateral encomienda analizar la
democracia en Estados Unidos. En su evaluación considera que en este país existe
una suerte de "exceso de democracia" y recomienda cierta moderación para dos
áreas de aplicación. En primer término considera que la democracia es sólo uno de
os caminos para la constitución de la autoridad y ésta no es necesariamente el
mico camino de aplicabilidad universal. En muchas situaciones el reclamo de pe-
icia, experiencia y especialmente talento puede exceder la pretensión de la demo-
racia como un camino de constitución de la autoridad.
En segundo término sostiene que la operación efectiva de un sistema político
lemocrático requiere algunas dosis de apatía y el no desarrollo de algunas inicia-
tivas de individuos y grupos. Para ello recordaba que en el pasado toda sociedad
democrática había tenido población marginada en mayor o menor medida, pero
ésta no tuvo activa participación en política. Si bien admite que esta situación es
nherentemente antidemocrática, también es uno de los factores que debilita el
imcionamiento efectivo de la democracia, pues existe el peligro de sobrecarga al
:istema político, con demandas que tensionen estas funciones y socaven los restos
e una autoridad sosegada. Propone entonces menos marginalidad sobre algunos
rupos necesitados que los conduzca a un proceso de autorretracción. Así recorda-
a que la filosofía griega dice que la mejor situación práctica puede ser combinada
or diversos principios diferentes de gobierno en sus Constituciones y se remitía a
la Constitución norteamericana de 1787, que creía había sido realizada con esta
perspicacia, y advertía que la democracia es hoy más una amenaza para Estados
fnidos que para Europa y Japón, donde esta tranquilidad existe por la herencia
'" de valores tradicionales y aristocráticos. La ausencia de estos valores en Estados
">w;.Unidos produce la falta de tal equilibrio. Es necesario -recomendaba- respaldar el
;~~~'equilibrio entre credos apasionados y credos pasivos. En Estados Unidos el debili.
"';'i'tamiento de posturas democráticas es un problema para la gobernabilidad de la
emocracia. La vulnerabilidad del gobierno democrático norteamericano no se
ebería a amenazas externas, ni a subversiones internas hacia la derecha o hacia
la izquierda, sino más bien al dinamismo interno de la misma democracia en una
sociedad con una alta educación, movilizada y participante. El suicidio de la demo-
,,¡;.cracia es más probable que sea el producto de una sobreindulgencia que de otra
,.., causa. Ciertos valores -que son buenos normalmente en sí mismos- no lo son ne-
'><'cesariamente cuando están maximizados. Se tiene que reconocer cuáles serán los
límites potenciales deseables para el crecimiento económico. Y este último tam-
bién tiene potencialmente límites para las democracias políticas.
De los tres contextos, Japón es considerado menos problemático, al menos en la
etapa en que se realizaron estos diagnósticos. El encargado del diagnóstico fue Joji
Watanuki quien, si bien admite las importantes diferencias entre los tres bloques,
reconoce ciertas cuestiones que los homologan. En todas estas sociedades las de-
mandas al gobierno se han incrementado. En el documento se afirma:

La causa del malestar actual es la declinación de las fuentes materia-


les y de la autoridad política disponible para que el gobierno pueda resol-
ver estas demandas y necesidades. Estas deficiencias varían en forma
42 María Alejandra Corhalán

significativa de regiÓn ti rebrión. En Estados Unidos el gobierno está más


constreñido por la escasez de autoridad que pOI' la falla de recursos. En
Japón el gobierno ha sido favorecido, hasta ahora, con un enorme au-
mento de recursos debido al rápido crecimiento económico y ha podido
aprovechar la reserva de consentimiento tradicional entre la gente para
sostener su autoridad. Sin embargo la era del crecimiento de los recursos
está a punto de detenerse y la reserva de conformidad se pierde cada ve..:
más.
En Europa los gobiernos parecen enfrentar tanto la falta de recursos
como la de autoridad, que es la razón principal por la cual los problemas
relacionados con lo que es gobernable de la democracia son más urgentes
en Europa que en otras regiones trilateralcs. l...]
...el corazón del problema radica en las contradicciones inherentes
relacionadqs a la misma frase de "lo gobernable de la democracia", por-
que en cierta medida, gobernable y democracia son conceptos en conflic-
to. Un exceso de democracia significa un déficit en la gobernabilidad; una
gobernabilidad fácil sugiere una democracia deficiente. l...] Estados Uni-
dos y Europa occidental necesitan restaurar una relación más equitativa
entre la autoridad gubernamental y el control popular. Y Japón proba-
blemente tendrá que enfrentar esta necesidad en un futuro no muy dis-
tante. La restauración de este equilibrio requiere medidas que alinearán
la dist.ribución del poder con la distribución de la responsabilidad. Aque-
llos que han adquirido nuevo poder, como son los medios de comunica-
ción, los sindicatos, los intelectuales y los tecnócratas, deben ser induci-
dos a usar ese poder en una forma responsable. [...] ,
...lo gobernable de la democracia depende de la expansión sostenida
de la economía. La democracia política requiere del crecimienlo económi-
co; el crecimiento económico sin inflación depende de una planificación
democrática eficaz [...] una de las ventajas de las sociedades trilaterales
es la de t.ener esta acumulación de conocimiento social que puede ser uti-
lizado en la solución de algunos problemas sociales. Los gobiernos en las
sociedades trilaterales tienen la posibilidad de volverse más "sabios" [...]
por medio del uso apropiado de conocimiento y las habilidades sociales21

En gran medida estas ideas sustentan la relevancia otorgada a la educación


superior y a las recomendaciones de reformas y cambios a impulsarse. Entre éstas
se destacan una serie de medid'as que llamativamente coinciden con aquellas que
viene siendo promovidas con financiamientos del Banco Mundial en países de
América Latina y que también se registran en países europeos desde la década
pasada. La reducción presupuestaria, las restricciones financieras, la búsqueda
de un mejoramiento de las relaciones con el mercado laboral y la industria, la
presión por instituciones más "eficientes" y el convencimiento de promover una
administración más racional de los establecimientos, dieron lugar a la creación de
nuevos sistemas de control y planificación. En otros términos, originaron una nue-
va modalidad de injerencia gubernamental.
Un nuevo contrato social entre la universidad, el gobierno, la sociedad y el

21. "La gobernabilidad de la democracia", p- 39:3.

' "- -- -- -. ---'- ---o_, ----


l sist.ema internacional y el Banco ¡vlun(j¡a¡ 43

ector industrial se ha transferido a los países de América Latina y se va instau-


ando con más énfasis en la década de los 90.
El papel de los medios de comunicación y la importancia de la prensa y los
riodistas son destacados por los trilateralistas en la medida en que puede refor-
r o debilitar a los gobiernos y a la propia gobernabilidad de una sociedad. En
:ste sentido destacan el papel de los intelectuales en esta etapa donde la comunica-
:ión se torna algo central y decisivo, por ello resaltan el papel de la prensa, que
ambién deberá lograr sus puntos de equilibrio: "Los periodistas deben discipli-
arse y desarrollar y forzar sus propios estándares de profesionalismo, o en su
ebido tiempo enfrentar la posibilidad de una regulación por parte del gobierno".22
/(. Otro camino resaltado por los trilateralistas en su preocupación por la gober-
iabilidad de las democracias se refiere al "campo general del trabajo y de las polí-
.icas sociales". En su diagnóstico consideran que "dos problemas básicos toman
:ada vez mayor importancia. [...] Ellos son el problema del trabajo interno de la
~mpresa y de la organización del trabajo en general, por un lado, y el problema del
~ontenido del trabajo mismo, por el otro. Ambos problemas piden un nuevo tipo de
ntervención activa que es de gran importancia para el equilibrio interno de cada
lociedad y lo gobernable de cada una de ellas. Ellos requieren de una dolorosa
rans(ormación de las relaciones sociales, de los patrones culturales y de autoridad
aun de los modos de pensamiento. Piden un nuevo tipo de estrategia'',2:! Este
specto es más ampliamente debatido en otros documentos de la Trilateral y tam-
,ién está estrechamente ligado a las empresas multinacionales.
El anáJisis trilateralista sobre la democracia vuelve a poner sobre la mesa la
1portancia del desarrollo económico y sobre todo la contención de la inflación,
specto que ha sido ampliamente atacado y a veces efectivamente controlado en la
de los 90 en muchos países de América Latina.

Las nuevas estrategias en las empresas multinacionales

- Los cambios operados en las empresas industriales van evidenciando una serie
de transformaciones en las formas de organización de los sistemas de producción.
Hasta los finales de la Segunda Guerra Mundial, las formas de organización em-
presarial y las de la producción presentan características particú!ares y propias
de cada economía nacional. El sistema taylorista de producción imperante en Es-
s Unidos difiere de los modelos de Europa occidental, como del posterior mo-
toyotista de Japón. Estas evidencias marcan una etapa aún apegada a límites
que comienzan a orientarse, según el producto y el tipo de
hacia proceso de homologación y estandarización en diversos aspectos.
La creación de otras necesidades cada vez más estandarizadas va conformándose
simultáneamente con la producción en masa.
También se advierte el incremento del comercio internacional a partir de la
Guerra Mundial, que trae aparejado una serie de nuevos procesos de

-- - - --_.-.-.---..-._--.- -..-----------.-----
44 María Alejandra Corbalán

interrelación. Las técnicas y nuevas ideas en lo que se refiere a la producción


comienzan a modificar su comportamiento y se incrementa la "salida" de la esfera
nacional hacia otros países industrializados. Un elemento indicativo de este com-
portamiento es el registro de patentes en el ámbito nacional respecto del trasvasa-
miento de esa esfera. Se constata una declinación de las patentes registradas por
empresas nacionales en su propio territorio hacia un incremento de patentes ex-
tranjeras dentro de estos países. Estos comportamientos se advierten con mayor
fuerza entre 1965-1972 respecto de los registrados entre 1955-1965, en aquellos
países con destacado desarrollo industrial como Estados Unidos, Japón, Francia,
Reino Unido y Alemania.24
Una patente lleva implícito el reconocimiento de la propiedad de una nueva
idea, garantizando con el registro la legitimación de su autoría y propiedad, por lo
cual este proceso tiene connotaciones diferentes y puede ser interpretado también
de modos diversos. Desde el punto de vista económico, el registro garantiza las
ganancias y los lucros que de ella devienen en el proceso de producción. Desde el
punto de vista de las relaciones entre países, se incrementan las interdependen-
cias en relación con la creación y satisfacción de necesidades de los productos que
resultan de estas "nuevas ideas". La tendencia a la producción en masa, también
propia de este período, va incrementando los lazos entre los países en parte por un
proceso de homogeneización tanto de los productos ofrecidos como de la incentiva-
ción de necesidades. Como una consecuencia de esto, la relación entre los países
industriales acentuó la necesidad de intercambiar insumos y tecnología, así como
la de protegerla frente a una posible competencia. En este marco, la preocupación
por la problemática de la pobreza por parte de los países desarrollados está estre-
chamente vinculada con el abastecimiento de materias primas y con la división
internacional del trabajo.
A la par, se advierte el cambio de una serie de estrategias en las empresas
multinacionales, que comienzan a manifestarse con mayor claridad a partir de los
finales de la década de los 50 y que ayudan a entender la nueva era cooperativa.
Algunas de estas transformaciones se manifiestan en el monto de las ventas exter-
nas, que comienza a ser mayor que el de las internas, lo que resulta un fenómeno
nuevo para empresas norteamericanas, francesas y alemanas, situación que no

24. Considerando 1955, 1965 Y 1972, para Estados Unidos, Alemania, Francia, Reino Unido y
Japón se muestran los siguientes comportamientos con relación a las patentes registradas. Para
Estados Unidos la emisión de patentes a nacionales que en 1955 fue de 87 por ciento desciende en
1965 a 80,1 y a 68,9 en 1972. Al tiempo que se incrementaba la concesión de patentes a otros
extranjeros, de 13 en 1955 a 19,9 por ciento en 1965 y en 1972 a 31,1 por ciento. En Alemania el
comportamiento de esta variable sigue un proceso similar: las patentes concedidas a nacionales
es de 77,8 por ciento en 1955, desciende en 1965 a 59,7 y en 1972 es de 46,8. Al mismo tiempo
ascienden las otorgadas a extranjeros: de 32,2 por ciento en 1955 pasa en 1965 a 40,3 y en 1972 a
53,2. Los datos para Francia son los siguientes: con relación a patentes otorgadas a nacionales en
1955 es de 53,3 por ciento, 34,9 en 1965 y 23,3 en 1972. El Reino Unido registra en 1955 el 59,9 por
ciento a nacionales, 43,7 en 1965 y 23,6 en 1972. Para los mismos años Japón registra los siguien-
tes porcentajes: 74,9 por ciento en 1955, 66,1 en 1965 y 70,3 en 1972 (Vernon. 1980: 17).
1sistema internacional y el Banco Mundial 45

e tan novedosa en empresas pertenecientes a países más pequeños, como son los
asos de Holanda y Suiza (Vernon, 1980).
La diversificación de las líneas de producción es iniciada por las empresas nor-
americanas y se va extendiendo, a partir de los 50, a las empresas europeas
:omo expresión de un cambio en los modelos de producción.
La estructura empresarial "madre-hija", que exigía controles más rígidos e in-
:rementaba los lazos nacionales, comenzó a ser abandonada, produciendo una dis-
inución de las diferencias basadas en factores nacionales.
Cierta vulnerabilidad de las empresas, expresadas especialmente bajo la for-
.a de una fuerte dependencia de ciertas materias primas (crisis especialmente
idente en los inicios de la década de los 70), llevó a que muchas empresas comen-
ran a crear redes multinacionales. Una de las estrategias precursoras por parte
:e algunas empresas nacionales fue exportar el excedente de su producción a otros
Ilercados, sin que esta exportación constituyese un proceso permanente. En estos
:asos, disminuía el costo y la complejidad del proceso que hubiese requerido una
ocalización más permanente en un nuevo lugar.
Desde finales del siglo XIX,existieron mecanismos en algunos países europeos
;endientes a dificultar la penetración de nuevas firmas en su mercado. Más allá de
que la distribución de mercados, después de la Primera Guerra Mundial, fue una
práctica que -aunque escasamente formalizada- permitía advertir una distribu-
:ión entre los países europeos y Estados Unidos, América Latina quedó predomi-
~.~;:nantemente bajo-la influencia de las compañías norteamericanas. No obstante, las
!t:\'~strategias para la preservaci6n de los mercados variaba en función del tipo de
L}~~produ.cto. Diverso~ trabajos .confirman que la tendencia a ~a multinal~zación fue
y ~ reducIda en el penodo antenor a la Segunda Guerra MundIal. Al finalIzar la con-
tienda las exportaciones de productos norteamericanos se incrementó tanto para
Europa como para América Latina. Previendo que esta situación no se prolongaría,
...,las firmas norteamericanas comienzan a desarrollar otras estrategias para prote-
,!:;if~'gersus mercados. Una de ellas fue la organización vertical de las industrias, aun-
',''",. que ello no garantizaba suficientemente los riesgos de la fuerte competencia que se
.comenzaba a vislumbrar. La creación de mecanismos tendientes a producir decisio-
es conjuntas entre empresas competidoras fue emergiendo como una práctica.
. Un comportamiento detectado en empresas más pequeñas o nuevas dentro de
.'un mercado fue "seguir al líder", considerándose líder a las grandes empresas así
~ "~-como también a aquellas con una larga trayectoria en el mercado mundial. Este
t ,..'!¡'seguimiento sugería un proceso imitativo por parte de las más nuevas y pequeñas,
. ~,~ que les evitaba ciertos riesgos o riesgos mayores en las nuevas operaciones de
instalación, producción, distribución y venta. Esta tendencia no se generaliza; se
manifiesta más entre aquellas empresas líderes cuya producción era más estanda-
rizada que sobre aquellos productos que exigían mayores procesos innovadores.
La tendencia a la transnacionalización por parte de las empresas europeas y
japonesas se avizora en la década de los 60 aunque se fortalece a partir de los 70.
La instalación de muchas de estas empresas en el mercado norteamericano se
debe en gran medida a este proceso de imitación, así como también al intento por
recuperar la hegemonía y el equilibrio perdidos desde la Segunda Guerra Mun-
dial. En este camino podían recurrir a dos opciones: comprar una empresa existen-
te en otro país o crear una nueva.
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46
I!!! Maria Alejandra Corualiin
1;11"
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!':,;
!'¡¡ Otro mecanismo advertido al menos entre las empresas europeas fue el au-
mento de exportaciones entre estos países, especialmente en el marco de la comu-
:1", nidad europea, aunque esta tendencia se hace extensiva hacia los países en desa-
rrollo.
Los comportamientos señalados son parte de los peligros vislumbrados por las
transnacionales de un incremento de la competencia, que no sólo se va diversifi-
cando en el tipo de producto sino en las instancias de venta y comercialización.
Esta situación enfrentó a cada empresa a un proceso cada vez más complejo en lo
que se refería al diagnóstico para decidir sus movimientos, su planeamiento y
estructura organizativa. El camino por políticas menos concertadas tornaba difi-
cultosas sus actividades. En gran medida ello es reconocido y señalado en los docu-
mentos de la Trilateral, que comienzan a propugnar la estabilización y propuestas
concertadas donde la fusión, concentración y oligopolización terminan siendo par-
te de los resultados.

7. El papel de los organismos internacionales

Entre las cuestiones que se debatieron en la Trilateral en torno de las organiza-


ciones internacionales, con el objeto de tornarlas más funcionales a su estrategia,
se destaca la creación de nuevas instituciones o bien la reforma de las existentes,
entre las que se incluye el Banco Mundial.
Al respecto el informe del Grupo de Trabajo de la Trilateral sobre relaciones
con los países en Desarrollo sostiene:

Ha llegado la era de nuevas políticas y de nuevas acciones por parte


de los gobiernos de la región trilateral en sus relaciones con los países en
desarrollo. La interdependencia es ahora un hecho persuasivo y es ade-
más un eslogan conveniente. Los países en desarrollo necesitan la ayu-
da, la tecnología, el conocimiento y los mercados del mundo trilateral, a
la vez que se admite que los países trilateralistas necesitan cada vez más
a los países en desarrollo como fuentes de materias primas, como merca-
dos para sus exportaciones, y sobre todo como socios constructivos en la
creación de un orden mundial factible.""

La inclusión de los países subdesarrollados como socios podría ser concretada


por vía de las instituciones internacionales existentes o por otras nuevas. Desde
este supuesto, uno de los caminos era "la necesidad urgente de una reestructura-
ción general de las instituciones internacionales que gobiernan las relaciones nor-
te-sur".
En los 70, con la distensión de la Guerra Fría, Kisssinger admitía que la ten-
dencia se encaminaba desde una bipolaridad militar reforzada en una bipolaridad
política entre los dos bloques hacia una multipolaridad política y una persistencia
de la bipolaridad militar. En este sentido, a la puja este-oeste se le agregaba la
creciente diversidad en las relaciones norte-sur.

25. "Hacia un sistema internacional renovado", p. 104.

. - -. . -' '
1 sistema internacional y el nanco 1\Iundial 47

En parte esta visión es compartida por ]a Tri]ateral; por ello sus estrategias se
ncaminan a reforzar los lazos entre las regiones trilatera]istas con e] objeto de
legociar más eficazmente con el sur. Este refuerzo de ]a8 relaciones este-oeste
'ntre los tri]ateralistas tiene como punto de sustentación un liderazgo colectivo,
lue debiera hacerse extensivo a otros países inicialmente no considerados tri]ate-
alistas, aquellos que en su denominación eran "socios menores", inclusión que
ambién debería hacerse extensiva a]a Unión Soviética.
En este sentido prevén una administración colectiva para el sistema interna-
ianal; sin embargo, cuando realizan ]a caracterización de ]a estructura organiza-
iva, la diferencia de atribuciones y derechos de los países admite diferencias. En
:ste sentido formulan que la estructura organizativa debería estar constituida en
rma de

Un grupo pequeño e informal, que sirva como núcleo (que pueda cam-
biar en su composición precisa de un asunto para otro), un grupo más
amplio de todos los países más importantes y una imp]ementación for-
mal de las iniciativas acordadas a través de las instituciones universales
existentes o nuevas.2(;

En estas apreciaciones se destaca otro elemento, que podría condicionar parte


de la organización que se geste del sistema internacional: ]a alternancia de formas
organizativas en virtud de los asuntos.
Durante ]a Guerra Fría la centralidad de ]a problemática militar era notoria y
el proceso de control de los países hegemónicos hacia los no hegemónicos se desen-
olvía en un espacio especialmente territorial. Sin embargo, nuevas estrategias y
ontroles van ejerciéndose en el terreno económic027 y en otras esferas en virtud de
¡Ue se admite que el control militar debe abrirse al control también hegemónico de
Una serie de fu náones.

Los mecanismos de control descansan cada vez menos sobre ]a po-


sesión de un área territorial o inc1uso sobre el monopolio de una pene-
tración en una zona determinada, sino sobre el monopolio de funcio-
nes (de gestión y de comunicación), así como sobre un acceso privile-
giado a los recursos seleccionados en función de su importancia estra-
tégica. (Debuyst, 1978: 301)

En la diversidad de asuntos, algunos son más destacados y privilegiados que


otros, o sea que se asume una suerte de jerarquización y priorización entre ellos.
.En este sentido los asuntos econ.ómicos adquieren una fuerte centra]idad que no
está desvinculada de]a esfera política, por ello un camino sería entonces fortalecer
a las instituciones internacionales para que controlen y dirijan colectivamente
tales asuntos. Con relación a estos asuntos, las transnacionales tienen un.a fuerte

26. C. Bergsten, G. Berthoin, K Mushakoji, The ref(¡rm of International Institutions. The 7hlatc.
mi Commission (Nueva York, 1976). citado en Rico (1977.1978: 80J.
27. Entre estas medidas cabe mencionar: bloqueo económico, retiro de ayuda, embargo, medidas
sobre las importaciones y exportaciones, etcétera.

.- - " ~ .." " ._,....


48 María Alejandra Corbalán

gravitación y protagonismo; sil! embargo, probablemente les faltaba precisar llna


base política institucional de mayor coherencia y cohesión.
Al respecto Debuyst (1978: 303) sostiene:

La importancia creciente del capitalismo transnaciona1 podría even-


tualmente conducir a la formación de una superestructura política trans-
nacional, consagrando la existencia de la dominación de las empresas
multinacionales. Tal superestructura supondría, no obstante, un condo-
minio, es decir, un poder en común o una ósmosis entre estas empresas
de orígenes nacionales diversos (tal concentración ya existe a través del
FMI, del Banco Mundial, de la Comisión TrilateraD.

Estas presunciones podían justificar, por tanto, una transformación de las


organizaciones internacionales existentes más que la creación de nuevas. En
este sentido la Trilateral se encaminó con mayor determinación a la primera
posibilidad.
Con este propósito, uno de los caminos iniciados -al menos por las empresas de
origen norteamericano para reforzar su influencia en los países periféricos- fue la
constitución de empresas mixtas en los países subdesarrollados. Aún no se expre-
j~,¡
saba con demasiada fuerza la idea de la privatización de las empresas estatales.
En concordancia con el papel de la empresa transnacional dentro de las relacio-
nes internacionales, el proyecto trilateralista consideraba necesario "limitar la
¡jl! conducta unilateralista de los Estados". En este camino pensaban que sería un
error crear instituciones limitadas a los países industriales; su preocupación era
integrar a los países productores -especialmente a los de la OPEP- y a los restantes
países periféricos en el proceso internacional de toma de decisiones.
El camino sugerido se produciría mediante el ingreso a los círculos interiores
de la toma de decisiones de algunos participantes selectos del mundo capitalista
(Irán, Brasil y quizá México). La relevancia o el mérito para ser integrante selecto
¡,,,
estribaba en que se los considerara una fuerza económica o militar en crecimien-
!!!
tO.28Al mismo tiempo se instalaba la idea de "recuperar" para el sistema económi-
¡I co internacional a los países socialistas, aquellos que se retiraron antes de que el
Ij'"
¡ih
,i orden económico internacional de posguerra comenzara a funcionar.
Señalan también como parte de su diagnóstico "la ausencia de una dirección
consistente y decisiva" en los arreglos internacionales. Admiten la necesidad de
un encargado para esta organización, "un sistema internacional eficaz necesita un
encargado. Éste debe ser un país de cierto tamaño (o grupo de países)". En la
evaluación de qué país desempeñaría esta función analizan el papel de Estados
Unidos, aunque admiten que

28. Véase "La reforma de las instituciones internacionales", en Cuadernos del ClDE,2-3, México,
1977, p. 419. \nforme del Grupo Trilateral sobre Instituciones Internacionales a la Comisión Tri-
lateral. Redactores: C. Fred Bergsten, senior felow, The Brookings Institution; Georges Berthoin,
ex representante en jefe de la Comisión de la Comunidad Europea en el Reino Unido; Kinhide
Mushakoji, vicerrector para programas, Universidad de Naciones Unidas; consultor especial: John
Pinder, director de Planeación Política y Económica.
El sistema internacional y el Banco Mundial 49

Estados Unidos debe todavía desempeñar un papel principal en la


administración del sistema internacional. [...] Sin embargo, tanto las po-
líticas domésticas de Estados Unidos -que lo inhiben de soportar una
carga económica desproporcionada- así como el que otros países no quie-
ran seguir la dirección marcada por él, excluye un grado de dominación
norteamericana igual al que existía en el pasado reciente. Un mundo
multipolar, pluralístico, con alianzas de diferentes países para proble-
mas diferentes, ha reemplazado al mundo rígidamente bipolar del perío-
do inmediato de posguerra. Por tanto la alternativa y la única solución es
la dirección colectiva.29

El meollo que explica la búsqueda de acciones comunes entre los países trilate-
rales es la relativa declinación de Estados Unidos. Su incapacidad para ejercer un
proceso reordenador del sistema internacional lo lleva a buscar la solución a tra-
vés de la cooperación e interdependencia con Europa y Japón.
Administración común, dirección colectiva y ampliación de socios por vía de los
organismos internacionales son parte de las premisas sugeridas por los trilatera-
listas para administrar la creciente interdependencia entre los "socios mayores" y
"la de éstos con los menores". De este modo la significación de la reestructuración
del sistema oficial internacional constituía la carta instrumental que permitía re-
gular la relación con los países subdesarrollados. Es decir, se proponía que la rela-
ción norte-sur estuviera mediada por estos organismos reestructurados con nor-
mas y sistemas de control.
Como parte de las conclusiones del informe de la Trilateral sobre los organis-
mos internacionales se señalaban seis cuestiones a tener en cuenta para la refor-
ma institucional internacional: 1) nuevas instituciones; 2) reforma de las institu-
ciones existentes; 3) movilización de las instituciones internacionales; 4) integra-
ción de los recién llegados y de los que se han retirado; 5) liderazgo, y 6) coordina-
ción dentro y entre áreas críticas.
En este sentido reconocían que

...el mundo ha entrado en su tercera ola de creación de instituciones de


posguerra. La primera gran ola empezó inmediatamente después de 1945,
con la creación del sistema de Naciones Unidas y sus componentes econó-
micos, particularmente las instituciones de Bretton Woods. La segunda
se dio alrededor de 1960 e incluyó el Mercado Común, la Organización
para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE),los bancos regio-
nales de desarrollo y -aunque apenas se notaba entonces- la OPEP. La
tercera ola empezó alrededor de 1973 y continúa hasta ahora. Ha presen-
ciado la creación de un Programa de Naciones Unidas para el medio
ambiente, un consejo mundial de la alimentación, una agencia interna-
cional de la energía, una serie de asociaciones de productores, de expor-
tadores de productos primarios y, más recientemente, la Conferencia de
Cooperación Económica Internacional (CCEI),con sus cuatro comisiones
permanentes. La primera y la segunda ola de creación de instituciones

29. Ídem, p. 421.


50 María Alejandra Corhalftn

internacionales de posguerra pusieron al mundo a salvo para la explo-


sión de la interdependencia do la Última generación, la cual ha sido un
elemento central en la explosión de la prosperidad y en el mantenimiento
de la paz. Hay que dar una conclusión imaginativa a la tercera ola para
asegurar los mismos resultados para la próxima generación.""

En la tercera ola se observan algunas líneas de política: una, la tendencia a que


"los asuntos" sean los ejes a partir de los cuales se vayan configurando formas
organizativas a nivel internacional. Otra pondría de manifiesto que las cuestiones
económicas operarían como elementos convocantes y aglutinadores detrás de una
organización. Estos dos elementos explicarían parcialmente la reconfiguración del
Banco Mundial y la creación de nuevas agencias dentro de este organismo.

8. Nuevas modalidades a través de la llamada "consulta"

De la lectura de los documentos de la Comisión Trilateral y en especial del


titulado "El problema de las consultas internacionales" se pueden reconocer nue-
vas estrategias a implementar para las relaciones entre países. La "consulta", re-
conocida como práctica diplomática tradicional, debería remozarSe para ofrecer
nuevas perspectivas en los procesos cooperativos.
En este documento los trilateralistas reconocen tres categorías diferentes de
consulta:

1) La consulta con respecto a los programas o a las políticas nacionales en las que
el impacto sobre otras naciones puede ser indirecto o limitado.
2) Donde hay conflictos directos de política o de interés entre los países trilate-
rales.
3) En aquellas áreas sustantivas en las cuales el consenso de posguerra se ha
derrumbado o allí donde no hay necesidad de nuevas políticas.

La primera categoría entraña una recomendación hacia la restricción de las


decisiones nacionales, que replantea la cuestión de la soberanía nacional, pues en
la interdependencia se involucran intereses internos, transnacionales y guberna-
mentales, que reconfiguran el cuadro de las relaciones entre asuntos internos y
externos en cada país.
La segunda está referida a la relación entre los países trilateralistas que, aun-
que en el mismo documento se reconozca "que en pocos casos la consulta puede
resolver el conflicto básico, puede moderar y definir la disputa", facilitada por la
existencia de consensos previos -prefigurados en intereses convergentes- en la
medida en que la disputa norte-sur parece colocarlos en un plano de mayo conver-
gencia. La consulta desplegada entre los países trilateralistas se realizaba sobre
11'

I!' '
la base de un consenso político sustancial que se había establecido a través del
sistema de Bretton Woods; sin embargo, evaluaban que (".':e se hallaba debilitado
y que era preciso recuperarlo y renovarlo.

30. Ídem. pp. 422-423.

-- --
El sistema internacional y el Banco !vhmdial 51

Por Último, la tercera categoría apunta al desarrollo de UI/ nueuo consenso y es


en este punto donde el argumento de la interdependencia se refuerza en todos los
planos y entre unidades diferentes. Para este nuevo consenso consideran necesa-
rio incluir a los países socialistas y a los países en desarrollo. La consulta con cada
nuevo "socio" diferirá; sin embargo, la evalúan como muy compleja en su relación
con los países en desarrollo, por la alta heterogeneidad que presenta el Tercer
Mundo, llevándolos a reconocer que, desde el punto de vista económico, el Ter-
cer Mundo se ha dividido en por lo menos "tres mundos".
Una recomendación emanada de este documento sugiere "reducir la agenda
[de consulta] y limitar la participación"; las enseñanzas las extraen de la experien-
"cia de distintas instituciones que vehiculizan los nexos entre los países industria-
les avanzados con los menos desarrollados. Toman como ejemplo de las prácticas
utilizadas en el diálogo norte-sur al Centro de Desarrollo ya la Comisión de Ayuda
al Desarrollo. Estas experiencias parecían haberles mostrado que la inclusión de
un menor número de interlocutores y la delimitación de las cuestiones a debatir
facilita la construcción de acuerdos.
Therbon (1980) diferencia entre los conceptos de consenso, disciplinamiento y
consentimiento, que pueden sernos útiles para entender el sistema de consulta
propuesto por los trilateralistas. Para este autor la idea de consenso está referido
a la sociedad civil en sus relaciones con el gobierno. La sociedad civil da o no su
consentimiento a un determinado régimen. En las concepciones liberales y demo-
cráticas de gobierno, la legitimidad deriva del consenso social y se fundamenta en
él. El disciplinamiento está asociado a los mecanismos ideológicos de sumisión que
aseguran la obediencia de los dominados para los dominadores. Mientras que con-
sentimiento connota "acuerdo con", consenso supone "acuerdo entre". De ahí la
idea de relaciones de fuerza con referencia al consenso.
El proceso de consulta parecería ser un mecanismo que intenta lograr por par-
te de los países subdesarrollados un cierto disciplinamiento y consentimiento más
que un consenso, puesto que este último supone el acuerdo entre distintos actores
con similitud de condiciones.
Con relación a la misma cuestión, y vinculado a este planteo restrictivo en
torno de la participación, la Trilateral valoriza "el papel otorgado a ciertos líderes
individuales de muchos países en desarrollo". Al respecto destaca:

Uno de los medios más eficaces en la consulta norte-sur puede ser el


contacto informal con estos individuos clave en África, Oriente Medio,
Asia y América Latina. Esto puede generar el entendimiento y ser un
instrumento útil antes de la negociación.3¡

Las relaciones "casi personales" depositadas en estos "hombres clave" intentan


articular la negociación con la cooptación, aunque ambas pueden operan comple-

31. "El problema de las consultas internacionales", en Cuadernos del ClDE, 2.3, México, 1978, p.
428. Informe del Grupo Trilateral sobre Procedimientos de Consulta a la Comisión TrilateraI.
Redactores: Egidio Ortona, ex embajador de Italia en Estados Unidos; J. Robert Schaetzel, ex
embajador de Estados Unidos ante la Comunidad Europea; Nobuhiko Ushiba, ex embajador del
Japón en Estados Unidos.
52 María Alejandra Corbalán
~
t

mentariamente para la concreción de objetivos. Pues se producen "acuerdos entre"


la primera, asumiendo un carácter más "oficial" e institucional, mientras que la (
segunda se desenvuelve en el terreno más individual e involucraría la dimensión
de la estructura psíquica de los individuos y la posición social que ocupan en el
plano nacional, es decir, en un plano más estructural. f !

La tarea de cooptación o convencimiento se realiza en parte en virtud de la t


f -,
posición real o potencial que detenta ese "hombre clave" en el cuadro de fuerzas I
nacionales, y la posibilidad que tal posición ofrezca para la negociación desarrolla-
da en el plano formal u "oficial". J
En este sentido valoran una diversidad de "círculos de participación". En los
anillos más exteriores se desarrollarían consultas y discusiones generales, y en un
movimiento hacia adentro se busca una colaboración más estrecha -o sea, más
L
fuertemente consensuada- para que en los anillos más internos tenga lugar una
colaboración y una coordinación. l
Con ello intentan que, a partir de estos lazos más informales, se obtengan me- ~
jores acuerdos en un plano más institucional. Sin embargo, advierten también que t
las organizaciones internacionales son renuente s a introducir velozmente cam- 1
f
bios y adecuaciones; de ahí que una ampliación, según el tipo de asuntos, de otros
agentes y de otras medidas que aceleren ciertas reformas, pueda ser resistida. t
Valoran a las organizaciones "multipropósitos" como no eficaces en el logro de
tareas concretas, aunque destacan que organizaciones como Naciones Unidas ayu- f
dan a otros propósitos más encaminados a la legitimación de conceptos generales.
De ahí que al menos no se plantean para los organismos "no multipropósitos",
lt
como el Banco Mundial, una legitimación de sus acciones y políticas, y sí la gene-
ración de un consenso. t
En consonancia con ello, agregan, la consulta aunque sea "limitada a algunos
asuntos específicos y más claramente delineada", requiere "sujeción y modera-
ción" por parte de las políticas y los programas nacionales:

y ello puede cumplirse solamente si las agencias nacionales pueden


ser controladas y sensibilizadas a las consecuencias internacionales de
sus políticas. Un compromiso con el proceso de consulta es uno de los
medio!! más eficaces para este fin, un arma en manos de las minorías
que, dentro de cada gobierno, tienen la mente dirigida hacia lo interna-
cionap2

La sensibilización ejercida en un terreno más personal e individual puede ope-


rar a través de diversos canales y servirse de esos "hombres clave" como elementos
conductores hacia contextos institucionales. La posible compatibilidad de intere-
ses entre ellos es también un elemento que puede jugar favorablemente.
A modo de ejemplo, se incluyen párrafos de una carta que Rockefeller envía a
Nixon, del 30 de agosto de 1969, en la que agradece el reconocimiento de éste para
con aquél por haberle conferido una misión personal en los inicios de su gestión
presidencial. En esa oportunidad Rockefeller recorrió veintitrés países acompaña-

32. Ídem, pp. 427-428.


El sistema internacional y el Banco Mundial 53

do de un f,'TUPOde ciudadanos norteamericanos (veinticinco en total), cada uno


experto en un ramo (comercio, finanzas, trabajo y otros). En este recorrido "cada
uno de los asesores se reunía con los líderes en campos de interés mutuo de los
sectores públicos y privados. De esta forma cada uno de los asesores de la misión
pudo conversar y asesorarse con unas cien a doscientas personas en cada país. [...]
Ningún individuo hubiera podido combinar la pericia del conjunto de los asesores
que formaron parte de la misión".:J3 Además de que esta carta estaba acompañada
de un informe, que reunía datos y una suerte de diagnóstico que permitía advertir
los lineamientos políticos en procura de "una ayuda mutua entre los países de
América Latina y Estados Unidos", es interesante observar cómo esta misión re-
crea una modalidad de acercamiento en la que se combina por una lado la "pericia
nel experto" expresada en ése conjunto de veinticinco asesores y, por el otro, el
inicio de relaciones que asumen un carácter no institucional, en la medida en que
Rockefeller no va en representación oficial.
Sin embargo, el "proceso de consulta y participación" debería proseguir o ex-
pandirse, no quedando reducido a estas minorías. Se movería en un sentido inver-
so a los anillos antes mencionados, a fin de ser más extensivo e inclusivo: "El
proceso puede ser comprehensivo e incluir todos los niveles de la burocracia nacio-
nal. Probablemente, el elemento más importante es el experto de alto nivel, el
funcionario responsable por la preparación de las proposiciones de política que
serán tomadas en consideración a nivel políticO".34El experto de alto nivel parece
formar parte de estos hombres clave.
El denominado "funcionalismo por partes", considerado un criterio para la ac-
ción, contiene dos dimensiones. Una se refiere a la necesidad de dar un tratamien-
"to por separado a cada temática; la otra, que el tratamiento de una temática espe-
cífica será mejor realizado por expertos o especialista que por políticos:

La especialización crea cuerpos de conocimientos y marcos intelec-


tuales comunes entre los expertos de muchas naciones. Se puede cons-
truir coaliciones de especialistas a través de las fronteras nacionales en
áreas funcionales específicas, mitigando el nacionalismo que, de otra
manera, podría obstaculizar el acuerdo internaciona1.35

La visión que se tiene del experto de alto nivel va en consonancia con la necesi-
dad de mitigar el principio de soberanía nacional, que entra en disputa con pro-
puestas de carácter más colectivo, como el que se sugiere. El "dominio intelectual
del tema" puede ser un atributo del experto internacional y puede encontrar un
terreno más favorable que el que desempeñan "representantes políticos" y los pro-
pios gobernantes que no disponen de conocimientos especializados en el tema. Esto
sería, ajuicio de los trilateralistas, una de las ventajas que ofrece el funcionalismo
por partes.

~ 33. Carta de Rockefeller a Nixon, Nueva York, 30 de agosto de 1969.


t
.
í'
[
34. "El problema de las consultas internacionales", p. 428.
35. Ibirlem.

,'"
54 J\'¡aria Alcj;1ndra Corbalán I

Como un camino que limite la acción nacional más autónoma, es preciso articu-
lar las diferentes dimensiones que va incluyendo el propio proceso de consulta.
Así, dicen:

No puede haber progreso para una consulta más eficaz si no hay vo-
luntad política. Ésta puede existir Únicamente si los jefes de gobierno y
los líderes de la oposición se dan cuenta de que es esencial consultar más
a menudo. [...] Esto significa la aceptación de ciertas restricciones a la
acción nacional independiente. [...1 No es suficiente una simple declara-
ción politica. Hay que imponer una disciplina a la burocracia y diseñar
un sistema para llevarla a cabo. Luego, a fin de asegurar que las decisio-
nes tomadas a nivel superior de gobierno no sean frustradas a nivel de su
implementación, hay que controlar constantemente la política y su ejecu-
ción.36

Estas propuestas van agregando e introduciendo nuevos ingredientes al proce-


so de consulta -que incluye un proceso de disciplinamiento sobre la burocracia de
los distintos países-, a los que se añadiría otro de control en la ejecución de la
política que se implemente.
Simultáneamente con las medidas de control, figuran medidas de "represalia"
para aque110s países que no se sometan a la consulta, situación que aproxima más
a procesos disciplinadores que consensuales. Sostienen:

La consulta no funcionará en ausencia de un compromiso político de


alto nivel para con el proceso, tanto por miembros del poder ejecutivo
como por parte de los parlamentarios. El objetivo debería ser ir mucho
más allá de las advertencias ocasionales para que la burocracia consul-
te. La consulta debe ser una rutina en la que aquel que deje de consul-
tar sea excepción que lo ponga en dificultades, antes que una práctica
aceptada. [...]
La consulta superficial y la cooperación sin compromiso pueden con-
vertirse en la manera de escaparse de un régimen internacional de polí-
ticas explícitas, de instituciones eficientes y de reglas convenidas. [...]
Las acciones nacionales tomadas sin avisar o consultar pueden conducir
al empeoramiento de las relaciones externas o a medidas de represalia.:J7

Así es, cuando sea posible, hay que incorporar sanciones contra los
obstinados en los acuerdos institucionales, principalmente por su valor
disuasivo. Y es también imperativo [...] que los países más importantes
se unan para ejercer la dirección sistemática.:l8

Este conjunto de estrategias sugeridas en los aÜos 70 por la Trilateral, a partir


de algunos ejes centrales de su diagnóstico del cuadro central de las pujas interna-

3(i Ídem. p 429.


37. ¡bidem.
38. "La reforma de las instItuciones internacional('s", p 422.
sistema internacional y el Banco 1\1undi:d 55

~cionales, incluía como parte de estas propuestas la aceptación de que este proceso
sería largo:

Su premisa es que la tarea de crear un sistema internacional más


efectivo y equitativo es un esfuerzo de largo plazo. Los cambios nece-
sarios en relaciones, perspectivas y prioridades serán alcanzados sólo
mediante un patrón coherente de acciones concertadas, en un largo
período.3v

La previsión de un proceso a concretarse en un largo plazo implicaba la adhe-


sión a ciertas estrategias de acción. Una de ellas era

...proporcionar un marco polític.o compuesto por dos elementos: 1) Una


definición de los objetivos esenciales de largo plazo para acordar priori-
dades, y un sentido de dirección para la próxima década o dos. 2) Un
conjunto de pautas para acciones y decisiones específicas, tomando en
cuenta l.os actuales obstáculos y limitaciones para la cooperación:'o

En el momento de escribir estos documentos los trilateralistas reconocían que


no estaban dadas las condiciones para la cooperación en un mundo interdepen-
diente: la "desconfianza mutua es alta". Por tanto, sostienen: "Un objetivo impor-
tante podría ser el de mitigar la desconfianza y cimentar la confianza mutua a una
escala universal. Pero ese proceso será inevitablemente prolongado".41
Aunque admiten el reconocimiento de un posible liderazgo del Banco Mundial
en la coordinación de campos específicos, la tarea de configuración de este proyec-
to deberá ser responsabilidad de los países trilateralistas, transfiriendo hacia

... una agencia como esa institución 11otra del campo comercial o moneta-
rio la coordinación de dichos campos. El Banco Mundial podria aportar
alguna forma de liderazgo en la coordinación de las actividades en el
campo de la transferencia de recursos a los países en desarrollo. Aun así,
la tarea principal de asegurar la consistencia en los diversos campos re-
caerá sobre las naciones trilateralistas, las que deben asumir ellideraz-
go del sistema. (Assman, Dos Santos y Chomsky, 1978: 97)

Como se ve, en esta lógica los organismos internacionales pasan él tener un


carácter fuertemente instrumental del esquema de hegemonía compartida que
propone el trilateralismo, lo que a su vez surge de la iniciativa e impronta norte-
americana.

39. "Hacia un sistema internacional renovado", p. 96.


40. Ídem, p. 111.
41. Ídem, p. 109.
56 María Alejandra Corbalán

9. La Comisión Trilateral y las elite s internacionales

Si bien hasta aquí han quedado expresadas las líneas de pensamiento de la


Trilateral, nos referiremos al papel de las elites de las distintas regiones trilatera-
les y a ciertas figuras clave, con el objeto de recuperar y complementar la relación
inseparable entre sociedad e individuo. Las estructuras sociales otorgan al indivi-
duo sus oportunidades y su campo de acción; su desarrollo personal va de la mano
de la posición que detenta en una determinada institución social; en nuestro caso,
dentro del complejo cuadro de fuerzas del campo internacional.
La vinculación entre las elites es parte de las razones que dan lugar al naci-
miento de la Comisión Trilateral y también se constituye en un elemento de fuerte
peso para sus miembros, en la medida en que es uno de los caminos valorados para
articular intereses que pueden ser comunes y contribuir a concretar los procesos
cooperativos.
Si bien entre los procesos cooperativos se admite la vinculación entre los Esta-
dos-nación, advertida a partir de la recomendación de una estrecha coordinación
de las políticas económicas internas entre aquellos gobiernos trilaterales, se ad-
vierte también un incremento de los nexos y la vinculación entre agentes indivi-
duales que forman parte de los sectores de elite no sólo pertenecientes a los países I
trilateralistas.
Entre los agentes que gestan esta comisión y los que en etapas posteriores se I
van acoplando, figuran importantes hombres del mundo empresarial, académico,
editorialistas y políticos. Sus trabajos y documentos, desde los finales de la década
de los 60, cubren un amplio espectro de temas. La elaboración de cada uno de éstos t
siempre quedó a cargo de especialistas de las tres áreas: América del Norte (Esta-
dos Unidos y Canadá), Japón y la Comunidad Económica Europea. Ello no invali-
daba que con posterioridad se fueran incluyendo nuevas temáticas en su agenda
referidas al mundo subdesarrollado.
Miembros de una serie de organizaciones privadas, como el Consejo de Relacio-
nes Exteriores y el Grupo Bilderberg, formaron parte posteriormente de la Trilate-
ral. El Grupo Bilderberg, nacido en 1954, surgió del Consejo de Relaciones Exte-
riores e incluyó a representantes de importantes transnacionales como lTI, ATT,
Generals Motors, General Electric, Allien Chemical, Fiat, Mobil, Exxon, Royal
Dutch, Shell, y a personajes como Rockefeller y Kissinger (Assman, Dos Santos y
Chomsky, 1978). El Consejo, creado en la década del 20, había nucleado con ante-
rioridad a importantes miembros de los grupos privados empresariales y que, como
sostiene Assman (1978: 29): "Fue absolutamente determinante en la política nor-
teamericana desde 1921 hasta hoy. [...] Buena parte de la legislación interna de
Estados Unidos fue inspirada por el Consejo a través de sus portavoces en el Con-
greso y en el conjunto del aparato estatal". Ello muestra la continuidad en las
relaciones entre estos sectores de elite, que no sólo evidencia la permanencia de
las mismas sino la facilidad que este hecho otorga para los procesos de comunica-
ción, concertación y organización entre sus actores.
El presidente James Carter surge del seno de la Comisión Trilateral y un im-
portante cuadro de sus colaboradores también formaron parte de la institución.
Entre ellos se destacan el vicepresidente Walter Mondale; el secretario de Estado,
Cyrus Vance; el secretario del Tesoro, Michel Blumenthal; el secretario de Defen-
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El sistema internacional y el Banco Mundial \ ;'\ 57
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sa, Harold Brown; el embajador ante Naciones Unidas, Andrew Young; el se
rio adjunto de Estado, Warren Christopher; el subsecretario de Estado para Asun-
tos Económicos, Richard N. Cooper; el subsecretario de Estado para Asuntos de
Asia Oriental y el Pacífico, Richard Holbrooke; el subsecretario de Estado para
Planeación de Políticas, Anthony Lake; la subsecretaria de Estado para Asuntos
de Seguridad, Lucy Benson Wilson; el asesor del presidente en materia de seguri-
dad nacional, Zbigniew Brzezinski; el director de la Agencia para el Control de
Armamentos y el Desarme, Paul Warnke; el cojefe del equipo negociador de los
nuevos tratados del Canal de Panamá, Sol Linowitz; el subsecretario del Tesoro
para Asuntos Monetarios, Anthony Salomon; el secretario del Tesoro Adjunto para
Asuntos Internacionales, Fred Bergsten; el embajador en Italia, Richard Gardner;
el delegado ante la Conferencia sobre Derecho del Mar, Elliot Richardson, y el
embajador plenipotenciario para las negociaciones sobre energía Nuclear, Gerard
Smith.
La larga lista de nombres en cargos políticos dentro del gobierno norteameri-
cano durante la presidencia de Carter es una demostración de la inclusión de
estos agentes de elite en los asuntos de política interna y externa del Estado
norteamericano, que se amplía en la medida en que forman parte de la Trilateral
figuras pertenecientes a los sectores productivos y financieros norteamericanos
-Chase Manhattan Bank, Bank of American, Coca-Cola, Bendix, Cat~rpillar,
Sears and Roebuc- (Assman, Dos Santos y Chomsky, 1978). La comunidad de
intereses trilaterales tampoco se reduce a una adhesión partidaria pues figuran
como miembros fundadores otros norteamericanos que no pertenecían al Partido
Demócrata, como es el caso de Barber Conable, quien fue senador republicano
por Nueva York entre 1963 y 1965 Y posteriormente presidente del Banco Mun-
dial entre 1986 y 1991, en pleno período de las políticas de ajuste estructural
para los países subdesarrollados.42 Alden Clausen, presidente del Bank of Ame-
rica, fue presidente del Banco Mundial entre 1982 y 1986. Otra figura destacada
fue George Bush, también del Partido Republicano, quien impulsó durante su
gobierno la candidatura de Lewis Preston, sucesor de Conable en la presidencia
del Banco Mundial entre 1991 y 1995.
Un proceso similar se registra en los miembros de la elite europea, en la cual
figura una heterogénea composición que incluye a un importante número de direc-
tivos de grandes corporaciones: G. Agnelli de la Fiat Ltd., U. Colombo de la Monte-
dison (Italia); Reay Geddes, presidente de Dunlop y miembro del Chase Manhattan
Bank; R. Marjolin, director de la Royal-Dutch Shell (Francia) y miembro del Cha-
se Manhattan Bank; R. Maudling, director de Dunlop Rubber Co. y de Shipping
and Industrial Trust; F.S. Fadzean, director administrativo de Royal Dutch Shell
Group Ltd.; G. Roland, socio de Bring Bros. and Co. Ltd., director de Union Carbi-
de Corp., presidente de IBMLtd. (Londres) y del Multinational Bank. También se
destacan importantes directivos de bancos, como Eric Roll, director del Bank of
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I 42. Es durante su gestión al frente de esta institución cuando se inician los préstamos de ajuste
estructural. Su candidatura como presidente del Banco Mundial fue fuertemente impulsada por
Ronald Reagan durante su gestión presidencial.
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f)8 Maria Alejand ra Corlmlán

England y también de Chrys1er Ud. y Time8 Newspaper Ud.; H. Keswick, direc-


tor del Bank of England, del British Bank of the Middle East y de British Petro-
leum Ltd.; Léon Lambert, presidente de Banque Lambert (Bruselas), vicepresi-
dente de Banca d'America et d'Italia y de Finanziaria Italiana di Investimenti y
del Frankfurter Bank. A esta larga lista se añaden figuras del mundo académico,
algunos de los cuales desempeñaron funciones oficiales dentro de sus países, como
Mark Eyskens, comisario general de la Universidad Católica de Lovaina; F. Forte,
profesor de Ciencias Financieras de la Universidad de Thrín; K. Kaiser, director
del Instituto de Investigaciones de la Sociedad Alemana para la Política Exterior;
R. Barre, profesor de la Universidad de París, también primer ministro y ministro
de Finanzas de Francia; J.C. Casanova, profesor de Ciencia Política del Instituto
de Estudios Políticos de París; G. R. Storry, profesor de St. Anthony's Co11egede
Oxford.
En menor medida, figuran también editores de importantes medios de prensa,
como M.H. Fisher, editor de Finantial Times; Arrigo Levi, director de La Stampa;
Theo Sommer, editor en jefe de Die Zeit. En la lista de triJateralistas europeos
figuran representantes del sector sindical, como Jozef Houthuys, presidente de la
Confederación Belga de Organizaciones Sindicales Cristianas.
Los trilateralistas japoneses reiteran los mismos rasgos advertidos entre los
europeos y norteamericanos. Entre los miembros japoneses sobresalen directores
de las más importantes empresas y bancos (Bank ofTokio, Japan Airlines, Mitsu-
bishi Corp., Nikon Insurance Co., Nippon Steel Corp., Nissan Motor Co., Hitachi
Ud., Toyota Motors, etc.), así como también académicos de destacadas universida-
des y centros de investigación (Universidad de Tokio, Keio University, Nomura
Research, Institute OfTechnology & Economics).
La larga enumeración realizada da cuenta de que los agentes trilateralistas
son miembros de los sectores económicos más fuertes: las corporaciones transna-
cionales, los bancos y el capital financiero. Pero sobre todo muestra que, a partir
de la inclusión de agentes trilateralistas en las esferas de gobierno de distintos
Estados y de organismos clave respecto del nuevo reordenamicnto internacional,
el ideario trilateralista se fue consolidando. A e110se suma la proliferación de otros
agentes (periodistas, comunicadores, académicos y tecnócratas) de origen trilate-
ralista, como asesores y consultores.
Lo hasta aquí descripto denota una de las estrategias trilateralistas y explica-
ría la "disminución" del protagonismo de la Trilateral en las décadas de los 80 y 90,
aunque no la de sus miembros y las bases de sus presupuestos programáticos.
La eliminación de obstáculos que pusieran en riesgo globalmente la mayor efi.
ciencia de las empresas y la administración de los factores de la producción era
parte de las metas trilateralistas. Entre estos obstáculos, los nacionalismos econó-
micos figurél;Jan como un elemento perturbador. Así George Ba]], miembro de la
Comisión Trilateral y ex subsecretario de Estado de Estados Unidos, decía a fines
de los 60:

...las fronteras políticas de los Estados-nación son demasiado estrechas y


constreñidas para definir el alcance y las actividades de 1as empresas
modernas [...] con el objeto de sobrevivir, el hombre debe usar los recur-
sos del mundo de 1a manera más eficiente [...] esto solamente es posible
El sIstema ll1ternacional y el Banco l'vIundi;'¡ 5,)

c\lando las fronteras nacior18les no tienen ya un papel crítico en la defini-


ción de los horizontes económicos. 1:!

Desde esta atribución de poder de la que gozan los sectores de elite, se va con-
firiendo a los administradores de las corporaciones, empresarios y otros agentes
,una función politica que explicaría la existencia de una superestructura transna-
cional. Al respecto, en los documentos trilateralistas se mencionaba:

Los administradores de las corporaciones multinacionales están siendo


forzados a aceptar algunas responsabilidades de estadistas mundiales.
En la medida en que crecen sus organizaciones y su influencia, las opor-
tunicJades y los desafíos que se les presentan para servir a la humanidad
se expandirán de manera correspondiente:'"

El incremento de poder -habitualmente desenvueHo en las estructuras estata-


les- generalmente coincide con cambios de posición producto de las pujas al1í des-
envueltas. Sin embargo, en el caso de los administradores de las corporaciones
transnacionales y financieras, la extensión de su influencia en los ámbitos inter-
nacionales obedecería a una ampliación de sus funciones hacia otras esferas de
influencia, facilitada por la existencia de un mundo globalizado, que se inscribe en
la esfera de la extraterritorialidad estatal. En esta esfera la estructura de las ten-
siones se complejiza y se asienta sobre un equilibrio de tensiones multipolar, que
incluye tanto a los Estados y las transnacionales como a otras formas organizati-
vas regionales e internacionales. Pero esta situación no impide reconocer un cen-
tro, un "lugar", en el que, como sostiene Elias (1986), se sitúa el eje principal de las
tensiones en torno del cual se agrupan otras tensiones, más o menos importantes.
Refiriéndose al complejo mundo de las cortes europeas -y especialmente la de
Luis XIV,y considerando de manera particular las tensiones que se generaban
entre los diferentes grupos que encarnaban distintos grupos a su vez de tensio-
nes-, Elias (1986) reconoce la existencia de tensiones permanentes yestructura-
les, y de otras efímeras y personales. La fuerte influencia por parte de los admi-
nistradores de las corporaciones transnacionales y de otros agentes de las elites
que van ocupando distintas posiciones (director o presidente de una corporación
o un banco, funcionario estatal o funcionario de algún organismo internacional o
regional) no depende, necesariamente ni solamente, de la posición en cuales-
quiera de estas organizaciones. No son forzosamente estos cambios de "función"
los que los posicionaría en otro lugar de poder. Lo que les otorgaría más o menos
poder es estar más cerca o más lejos del núcleo de tensiones que operan como
ejes centrales.

43. Citado en Rico (1977-1978: 50).


44. "El problema de las consultas internacionales"
60 María Alejandra Corbalán

10.El Consenso de Washington

En 1980 se firma el Consenso de Washington, en el que se establecen las bases


de un acuerdo gestado entre el Departamento del Tesoro estadounidense, los ban-
cos privados, el Banco Mundial y el FMI.Aunque este acuerdo se refiere a la políti-
ca económica, incursiona en otras áreas como salud, educación, políticas laborales,
y entre las medidas concertadas figuran algunas reconocibles en las apreciaciones
trilateralistas. Diversos aspectos están vinculados a la figura del Estado, especial-
mente aquellos orientados a disminuir su papel regulador y su capacidad de inter-
vención en las políticas comerciales y financieras nacionales. Estados proteccio-
nistas y nacionalistas eran elementos que los trilateralistas evaluaban como se-
rios obstáculos para la interdependencia y la cooperación entre países, especial-
mente si éstos eran subdesarrollados.
Entre las medidas que el Consenso de Washington recomienda figuran la re-
ducción del gasto público, la liberalización financiera por medio de la reformula-
ción de normas que restringen el ingreso del capital extranjero, la desregulación
de los mercados domésticos por la eliminación de los instrumentos de intervención
del Estado (como control de precios, incentivos, etc.), la privatización de las empre-
sas y de los servicios públicos, y las reformas fiscales.
El Consenso Washington se basa en ciertos consensos anteriores del trilatera-
lismo y en la misma línea de pensamiento se profundizan procedimientos e instru-
mentos de política, persistiendo una fuerte gravitación norteamericana, dado que
el Tesoro de Estados Unidos forma parte de una de las instituciones que interviene
en la concertación del consenso. Complementariamente, el aporte de capital que
cada país realiza al banco es uno de los elementos que determinan el grado de
participación en las decisiones. En 1980 Estados Unidos participaba aproximada-
mente con 20 por ciento; Alemania y Francia con 5,5 por ciento, Japón con 7,5 por
ciento y Gran Bretaña con 8 por ciento.45 Es decir que cerca de 50 por ciento de la
decisión descansa en los países de la Trilateral.
La formación de redes transnacionales de funcionarios y el refuerzo de las fuer-
zas nacionales que tengan una actitud internacional abierta serían parte de los
mecanismos para garantizar al sistema económico internacional, aspecto que acen-
túa la primacía de determinados agentes por sobre otros, recayendo en las redes
de funcionarios que operativizan la aplicabilidad de determinadas medidas y las
ponen en marcha en distintos Estados donde se concretan los financiamientos del
Banco Mundial. En este sentido, la cantidad de consultores que forman el staffdel
banco se incrementa considerablemente. Pero a la vez se producen cambios de
índole cualitativa. Los cambios de posicionamiento de ciertos agentes se desen-
vuelven como parte de las pujas entre sectores, pero también como un cambio en
las estrategias que requiere la configuración de nuevos perfiles y nuevas formas
de relación entre sus agentes. Los procesos de negociación y concertación sufren
alteraciones. La apariencia de neutralidad que encarna un funcionario internacio-
nal ante políticas nacionales reforzaba lo que los trilateralistas denominan "co-

45. Marilia Fonseca (1996), según datos de 1980.


El sistema internacional y el Banco Mundial 61

operación". Pero la concertación y la negociación van acompañadas de ciertas me-


didas de "control" y "presión" expresadas, entre otras, en las nuevas modalidades
crediticias.
Los capítulos siguientes se centrarán en las formas en que esas políticas fueron
concretándose a través de los programas de ajuste estructural en los países subde-
sarrollados, particularmente en la Argentina, enfatizándose el carácter instru-
mental del Banco Mundial como factor de mediación para el ejercicio del discipli-
namiento, aplicación y el control de esas políticas.

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