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Ponencia del Magistrado Doctor ALEJANDRO ANGULO FONTIVEROS.

Vistos.

Dio origen al presente juicio el hecho ocurrido el 2 de junio de 2002 en el Barrio El


Amparo de Pozuelo, en el Estado Anzoátegui, cuando el ciudadano MIGUEL
VALENCIAS (occiso) se encontraba sentado en la puerta de su casa. Después se presentó
el ciudadano LUIS JOSÉ RODRÍGUEZ y comenzaron a discutir: el ciudadano imputado le
tiró una piedra en la cabeza a la víctima y ésta se apoyó en la puerta por el dolor se sentó y
de pronto “... Luis Rodríguez brincó la cerca de la casa del hoy occiso, le levantó la cabeza
ya que la tenía agachada y le introdujo por la nariz un pedazo de cabilla y luego él mismo
se la sacó, salió corriendo para su casa y sacó dos machetes, actuando de manera
totalmente intencional, desproporcionada, ya que la víctima se encontraba desarmada....”

El ciudadano abogado JOSÉ MORILLO, en su carácter de Fiscal Sexto del


Ministerio Público del Estado Anzoátegui, interpuso acusación contra el ciudadano LUIS
JOSÉ RODRÍGUEZ por la supuesta comisión del delito de HOMICIDIO CALIFICADO,
tipificado en el ordinal 1° del artículo 408 del Código Penal en relación con el artículo 420
“eiusdem”.

El Tribunal Cuarto de Juicio del Circuito Judicial Penal del Estado Anzoátegui,
constituido con escabinos y a cargo de la ciudadana juez abogada LUZ VERÓNICA
CAÑAS IZAGUIRRE, el 27 de junio de 2003 CONDENÓ al ciudadano LUIS JOSÉ
RODRÍGUEZ, venezolano, mayor de edad y portador de la cédula de identidad V-
5.194.783, a cumplir la pena de QUINCE AÑOS DE PRESIDIO y a las accesorias legales
correspondientes, por la comisión del delito de HOMICIDIO CALIFICADO COMETIDO
CON ALEVOSÍA, POR MOTIVOS FÚTILES E INNOBLES Y CON USO DE ARMA
INSIDIOSA, tipificado en el ordinal 1° del artículo 408 del Código Penal en conexión con
el artículo 420 “eiusdem”.

Contra dicho fallo propuso recurso de apelación la Defensa del ciudadano imputado.

La Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal del Estado Anzoátegui, a cargo
de los ciudadanos jueces abogados JAVIER VILLARROEL RODRÍGUEZ (Presidente y
Ponente), MARÍA GUADALUPE RIVAS DE HERRERA y JOSÉ SABINO ZAMORA, el
23 de octubre de 2003 declaró sin lugar el recurso de apelación interpuesto por la Defensa.

La ciudadana abogada ROSA ALACAYO, como Defensora Pública Octava Penal


del Circuito Judicial Penal del Estado Anzoátegui, presentó el escrito contentivo del recurso
de casación.

El 9 de enero de 2004 se remitió el expediente a la Sala de Casación Penal del


Tribunal Supremo de Justicia y se recibió el 17 de febrero del mismo año. El 20 de febrero
de 2004 se designó ponente a la Magistrada Doctora BLANCA ROSA MÁRMOL DE
LEÓN.

El 13 de abril de 2004 se admitió el recurso de casación y el 29 de abril de 2004 se


realizó la audiencia pública con la asistencia de las partes.

El 9 de junio de 2004 se reasignó la ponencia y le correspondió al Magistrado


Doctor ALEJANDRO ANGULO FONTIVEROS.

FUNDAMENTACIÓN DEL RECURSO DE CASACIÓN PROPUESTO POR LA


DEFENSA DEL CIUDADANO IMPUTADO

ÚNICA DENUNCIA
Con base en el artículo 460 del Código Orgánico Procesal Penal, la recurrente
denunció la infracción de los numerales 3 y 4 del artículo 364 “eiusdem” y alegó que el
fallo está inmotivado.

A juicio de la Defensa, la sentencia recurrida se limitó a expresar “... lo que quiso


decir el Tribunal de Instancia, no fijando una posición jurídica al respecto ...” y omitió
establecer las razones que lo condujeron a declarar sin lugar el recurso.

También denunció la falta de establecimiento de las razones por las cuales se


aplicaron al ciudadano acusado algunas agravantes.

La Sala, para decidir, observa:

Se constata que los juzgadores de la recurrida resolvieron los alegatos esgrimidos


por la impugnante en el recurso de apelación y por consiguiente resulta falso que dicho
fallo esté inmotivado.

Así que lo procedente y ajustado a Derecho es declarar sin lugar el recurso de


casación interpuesto por la Defensora Pública.

En atención a lo dispuesto en el artículo 257 de la Constitución de la República


Bolivariana de Venezuela, la Sala revisó el fallo impugnado y observó que la Corte de
Apelaciones del Circuito Judicial Penal del Estado Anzoátegui, no advirtió que el Tribunal
de Juicio incurrió en un error de Derecho en la calificación del delito.

El Tribunal de Juicio analizó la declaración de los ciudadanos HEBERTO


SAAVEDRA MARVAL (experto), MIGUEL EDUARDO VALENCIA PAIVA, DEISY
JOSEFINA TREBOLS BOYER, MARÍA YESENIA FARÍAS GARCÍA y JACQUELINE
LÓPEZ.
El tribunal de primera instancia también apreció unas actas policiales, la experticia
N° 270 del 2 de julio de 2002, la inspección ocular, el protocolo de autopsia y el acta de
defunción del ciudadano MIGUEL VICENTE VALENCIA FIGUERA.

La juez de juicio expresó lo siguiente:

“... Todos los elementos de pruebas antes señalados sirvieron de


base para la decisión del Tribunal Mixto constituido para el presente caso,
los cuales una vez analizados los mismos decidieron en forma unánime que
había quedado demostrado en audiencia en forma veraz y contundente que
el acusado LUIS JOSE (sic) RODRIGUEZ (sic) fue la persona que el día
23JUN02, en la Calle El Estadium del Barrio El Amparo de Pozuelo, Puerto
La Cruz, obró a traición y sobreseguro, cuando MIGUEL VICENTE
VALENCIA se encontraba totalmente indefenso, no sólo lanzándole una
piedra sino que saltó la cerca y se abalanzó encima causándole (sic) una
herida contuso cortante y punzante en la región nasal izquierda con un
objeto contuso punzante (cabilla) ...”.

Y en el capítulo denominado “FUNDAMENTO DE HECHO Y DE DERECHO”


estableció:

“... Ahora bien, tomando en cuenta la sana crítica, observando las


reglas de la lógica, los conocimientos científicos y las máximas de
experiencia, quedó plenamente demostrado en audiencia, como antes se
afirmó, la muerte de quien en vida respondiere al nombre MIGUEL
VICENTE VALENCIA FIGUERA, a la herida contuso cortante y punzante
en la región nasal izquierda ocasionada con un objeto contuso punzante
(cabilla), hecho ocurrido en el sector Barrio El Amparo de Pozuelo, Estado
Anzoategui (sic), el día 23JUN02, en horas de la tarde e igualmente, quedo
(sic) plenamente demostrada la culpabilidad y consiguiente responsabilidad
del ciudadano LUIS JOSE RODRÍGUEZ en el hecho que le imputo (sic) la
vindicta pública como lo es el delito de HOMICIDIO CALIFICADO
COMETIDO CON ALEVOSIA (sic) Y POR MOTIVO (sic) FUTILES (sic) E
INNOBLES, Y CON USO DE ARMA INSIDIOSA, previsto y penado en el
artículo 408, ordinal 1° del Código Penal, en concordancia con el artículo
420 ejusdem, en perjuicio de quien en vida se llamara MIGUEL VICENTE
VALENCIA FIGUERA, ya que tanto los testigos presencailes (sic) y
referenciales fueron veraces y contundentes en sus dichos; que el acusado
obró a traición y sobreseguro (sic), cuando la víctima se encontraba
totalmente indefenso, no sólo lanzándole una piedra sino que saltó la cerca
y se abalanzó encima causandole (sic) una herida contuso cortante y
punzante en la región nasal izquierda con un objeto contuso punzante
(cabilla); razón por la cual, el Tribunal Mixto con Escabinos en forma
unánime consideró que el ciudadano LUIS JOSE RODRÍGUEZ es culpable
del hecho que le imputa el Representante del Ministerio Público ...”.

La Sala Penal observa que se trata de un homicidio pasional. Poco antes de dar
muerte al ciudadano MIGUEL VICENTE VALENCIA FIGUERA, el acusado tuvo una
discusión con su concubina porque la había visto hablando con este ciudadano. Es evidente
que el motivo del disgusto del procesado no fue sólo el que su concubina hubiera estado
conversando con el occiso, sino la sospecha de que entrambos hubiera una relación
amorosa o al menos la inminencia de que así fuera: estos hechos lo abatieron en la tristeza y
desesperación.

La crisis de celos que sufrió el ciudadano LUIS JOSÉ RODRÍGUEZ -puesto que
fue presa de la violencia contra su rival real o supuesto- se vio agravada por la excesiva
ingestión alcohólica, que indudablemente afecta las facultades mentales. No quedó
demostrado -por otra parte- que el procesado fuera un bebedor habitual y pendenciero a
causa de eventuales intoxicaciones etílicas. El trastorno mental transitorio que sufrió no se
sabe si tiene base patológica orgánica: no se le practicaron costosos exámenes tales como
resonancias magnéticas, tomografías axiales computarizadas, electroencefalogramas, etc.

Si bien es cierto que no está demostrado que este homicidio encuadra en lo


patológico, sí al menos debe considerarse que fue un homicidio pasional y que esto siempre
ha inspirado piedad en el sentimiento universal y hallado pacífica acogida en la doctrina
penalística mundial. El imputado fue víctima de un drama sentimental y cometió el hecho
bajo el influjo de un cataclismo pasional aunado a la embriaguez que padeció entonces. La
pasión de cólera, celos y odio, desataron actos violentos automáticos en un estado segundo
de conciencia: probablemente perdió la libertad interior. Si no está probada su
inimputabilidad, sí al menos una circunstancia que debe operar como diminuente o
minorante de la responsabilidad penal.

Desde otro punto de vista, lo muy cruento del homicidio inclina a muchos a pensar
que es un homicidio calificado y se fundamentó esto en el carácter supuestamente alevoso
de la agresión mortal que perpetró; pero la alevosía consiste en actuar a traición o también
sobre seguro: no actuó a traición (más de índole moral) puesto que ya había habido un
ataque de su parte -lanzó una piedra- y el enfrentamiento estaba en pleno desarrollo: el
ciudadano MIGUEL VICENTE VALENCIA FIGUERA sabía que estaba siendo atacado y
pudo defenderse, por lo que tampoco se tiene la otra variante de la alevosía, es decir, no
actuó el homicida sobre seguro, lo cual es más bien de índole física.

El uso de una cabilla para insertarla con violencia en la fosa nasal de la víctima, con
ser en verdad un medio impresionante de matar, acaso por lo insólito que fue, no dio
máxima seguridad al atacante, quien a su vez corrió peligro de ser atacado por su víctima.
Balear a otro es un medio que lo deja más indefenso y, sin embargo, nadie opinaría que el
homicidio así cometido sea calificado.

A juicio de la Sala Penal, el ciudadano LUIS JOSÉ RODRÍGUEZ cometió el delito


de HOMICIDIO INTENCIONAL en estado de arrebato o intenso dolor y por consiguiente
pasa a rectificar la pena que éste deberá cumplir y según lo establecido en el artículo 467
del Código Orgánico Procesal Penal.

El artículo 407 del Código Penal tipifica el delito de HOMICIDIO INTENCIONAL


y establece una pena de doce a dieciocho años de presidio, que al ser aplicada en su término
medio (según el artículo 37 “eiusdem”) dá quince años de presidio.

El ciudadano imputado se hizo acreedor de la circunstancia atenuante genérica


señalada en el ordinal 4º del artículo 74 del Código Penal y por tanto la pena aplicable se
disminuye a doce años de presidio.

Y como también quedó demostrado que el acusado actuó en un estado mental de


arrebato o intenso dolor, debe asímismo disminuírsele la pena desde un tercio hasta la
mitad y resulta en ocho años de presidio, de acuerdo con lo establecido en el artículo 67 del
Código Penal.
La anterior determinación acarrea la modificación de la parte dispositiva del fallo
dictado por el Tribunal Cuarto de Juicio del Circuito Judicial Penal del Estado Anzoátegui.
Así se decide.

DECISIÓN

Por las razones anteriormente expuestas, el Tribunal Supremo de Justicia, en Sala de


Casación Penal, administrando Justicia en nombre de la República y por autoridad de la
Ley, DECLARA SIN LUGAR el recurso de casación interpuesto por la ciudadana abogada
ROSA ALACAYO, de Defensora Pública Octava Penal del Circuito Judicial Penal del
Estado Anzoátegui y CONDENA de oficio al ciudadano acusado LUIS JOSÉ
RODRÍGUEZ, venezolano, mayor de edad y portador de la cédula de identidad V-
5.194.783, a cumplir la pena de OCHO AÑOS DE PRESIDIO y a las accesorias
correspondientes, por la comisión del delito de HOMICIDIO INTENCIONAL, tipificado
en el artículo 407 del Código Penal en relación con los artículos 67 y 74 (ordinal 4°)
“eiusdem”.

Remítase copia certificada de esta decisión al Tribunal Cuarto de Juicio del Circuito
Judicial Penal del Estado Anzoátegui y a la Corte de Apelaciones del mencionado Circuito
Judicial Penal.

Remítase el expediente al Presidente del Circuito Judicial Penal del Estado


Anzoátegui.

Publíquese, regístrese y ofíciese lo conducente.

Dada, firmada y sellada en el Salón de Audiencias del Tribunal Supremo de Justicia,


en Sala de Casación Penal, en Caracas, a los DIECIOCHO días del mes de NOVIEMBRE de
dos mil cuatro. Años 194º de la Independencia y 145º de la Federación.

El Magistrado Presidente de la Sala,


ALEJANDRO ANGULO FONTIVEROS
Ponente
La Magistrada Vicepresidenta de la Sala,

BLANCA ROSA MÁRMOL DE LEÓN


El Magistrado,

JULIO ELÍAS MAYAUDÓN


La Secretaria Accidental,

JUDITH MARCANO

Exp. N° 04-74
AAF/lp

VOTO SALVADO

Quien suscribe, Blanca Rosa Mármol de León, Magistrada de la Sala de


Casación Penal del Tribunal Supremo de Justicia, salva su voto en la presente decisión
aprobada por mayoría de la Sala Penal, con base en las siguientes consideraciones:

La sentencia recurrida expresa:


“...Ahora bien, no obstante lo anterior, esta Corte pasa a decidir sobre los
vicios de inmotivación que denuncia la recurrente, de la forma siguiente:
Aduce la defensa que el fallo recurrido es inmotivado, y como argumentos
de esa denuncia, manifiesta entre otras cosas:
1) 1) “...el tribunal a quo, al motivar su sentencia condenatoria,
comienza con la declaración del experto...quien practicó una
experticia a un objeto que denominó cabilla (copiando textualmente
lo que expresó el Tribunal de Instancia en su fallo), ...esta defensa se
hace las siguientes interrogantes: ¿Es suficiente para un tribunal en
función de juicio, que un “experto” diga solamente que una cabilla
puede ocasionar la muerte de alguien, sin necesidad de que se le
practiquen experticias para verificar y probar si en la misma existe
algún tipo de huellas dactilares o algún tipo de elemento que se
determine que sea sangre humana, y de ir más allá, que sea del
occiso?... ¿Sirve para endosarle la responsabilidad penal a persona
alguna?...esto fue lo que ocurrió en el presente caso, y es evidenciable
a través de la audiencia del debate”.
Resulta para esta Corte, con relación a este primer argumento, que la
recurrente ha desacertado totalmente en lo que infirió el a quo del
testimonio del experto en cuestión, pues este manifestó “...haber
practicado una experticia...a un objeto denominado cabilla, el objeto de
este análisis era llegar a las conclusiones que es un objeto contundente que
se usa como herramienta en materiales de construcción de edificios,
atípicamente, es usada como un arma contundente que puede lesionar a un
ser humano y puede ocasionar la muerte...pues la sola declaración del
experto no fue lo que llevó al Tribunal Mixto con escabinos, a inducir:
“...que el objeto con que el acusado dio muerte al hoy difunto y que fue
debidamente analizada y tomada en cuenta por ese tribunal, era esa cabilla,
sino que el tribunal estableció en este punto que la experticia corrobora los
dichos de los testigos actuantes en la audiencia, ya que los mismos
manifestaron que al ciudadano Miguel Vicente Valencia, lo agredieron con
una cabilla.
Por otro lado, respondiendo a las interrogantes que se formulara la
recurrente, el experto sólo manifestó el resultado de su experticia,
expresando, que con el objeto estudiado se podría causar lesiones e
inclusive la muerte, nunca estableció que existían impresiones dactilares
de persona alguna, o la existencia de alguna sustancia de origen hemático,
y mucho menos, en su testimonio imputó responsabilidad sobre el hecho
objeto del proceso. En base a todo lo antes expuesto, no asiste la razón a
la impugnante, quien dedujo situaciones que el experto no aportó, y que el
Tribunal de Instancia si las concluyó, pero no sólo de la experticia en
cuestión, sino de su análisis conjunto y comparativo de las pruebas
testimoniales y documentales debatidas, razón por la que se declara sin
lugar este primer aspecto. Y así se declara.

2) 2) De otra forma, la recurrente expresa: “el a quo sigue analizando


y comparando erróneamente las pruebas cuando se refiere a las
declaraciones de los testigos y menciona que lo hubo, Presenciales y
Referenciales, cuando se desprende del acta del debate que todos son
referenciales...cuando dije además que estaban parcializados por el
vínculo parental que los une, los mismos no presenciaron el hecho, ya
que no se encontraban presentes para ese preciso momento...me
refiero...a la declaración de Deisy Josefina Trebols Boyer, que es la
testigo que según el a quo, menciona como presencial, quien es
también cuñada del ciudadano Miguel Vicente Valencia,
sorprendiendo a esta defensa, pues de la propia acta del debate se
evidencia que a preguntas formuladas por la Juez Profesional al
momento de rendir su declaración, manifestó: copia textualmente:
“...otra, Diga usted si observó cuando agredían a su cuñado?.
Contestó: “Primero vi que el señor Luis José le zumbó una piedra a
mi cuñado. No vi cuando le pegó la cabilla...” entonces, mal podría el
a quo valorarla como testigo presencial, cuando no vio”.
Con relación a este aspecto, alegado por la recurrente en este numeral, esta
Corte considera importante hacer del conocimiento de la apelante, que este
Tribunal de Alzada no puede, bajo ningún concepto, invadir la esfera de
valoración de las pruebas, facultad que corresponden a los Jueces de
Instancia, por ello, no puede la hoy impugnante pretender que esta Corte
violente el principio de la autonomía de los jueces, ya que el hacerlo, sería
pronunciarse sobre el mérito del asunto principal, no siendo ello dado a
este Organo Superior, a quien sí corresponde decidir sobre el recurso
interpuesto.
De igual forma, no asiste la razón a la defensa cuando dice que los testigos
estaban parcializados por el vínculo parental que los une, como
pretendiendo que no fueran tomados en cuenta, a este respecto, debe esta
alzada aclarar a la apelante, que en nuestro sistema acusatorio actual no
existe prohibición alguna que impida a familiares dentro de cualquier
grado, ser testigos y prestar así sus declaraciones, es por ello que estos
testigos deben ser oídos y sus testimonios analizados minuciosamente,
corroborándolos y comparándolos con los demás para determinar en qué
se ajustan a lo que realmente pasó, o en qué se contradicen, pero ello
forma parte de la esfera de apreciación del juzgador, quien a su sano
criterio, lo determinará.
Con relación a que si la testigo Deisy Josefina Trebols Boyer, expuso que
si vio o no el momento en que el acusado agredió con la cabilla al hoy
occiso, expresando la recurrente, que ello se evidencia del acta del debate,
acta ésta, que por lo demás no fue ofrecida como prueba por la defensa en
su escrito recursivo, esta Corte no podría analizar la misma, amen de que
se violentaría (sic) el principio de inmediación propio del juicio oral y el
principio de autonomía de los jueces. Por todo ello, esta Corte no otorga
asidero legal a las denuncias formuladas por la defensa en este numeral, y
así se declara.
3) 3) También observa esta defensa, que en cuanto a la declaración
rendida por la ciudadana María Yesenia Farías, el sentenciador sólo
tomó del Acta del Debate aquello que consideró ajustado para
motivar la condenatoria, desechando otros elementos que servían de
comparación y análisis con las otras pruebas y podrían conducir a
sentar una duda razonable en beneficio de mi representado; me refiero
específicamente, cuando esta ciudadana contesta a preguntas
formuladas por el Ministerio Público. Copio textualmente” ...otra.
¿Usted vio cuando el acusado agredió al occiso?. Contestó: “no vi
como sucedieron los hechos, sí vi cuando él estaba peleando con su
esposa. Otra: ¿quiénes peleaban?. Contestó: El y Vicente, y estaba el
hermano de Vicente, es decir, Eliu, Vicente y él.
“...Este argumento lo baso en lo establecido en la sentencia condenatoria,
en la cual el sentenciador pretende valorar, copio textualmente: ‘El
testimonio de la ciudadana María Yesenia Farías García corrobora el dicho
de los ciudadanos Miguel Valencia y Deisy Josefina Trebols, quienes son
testigos referenciales de los hechos, al manifestar en la audiencia oral que
los hechos ocurrieron en fecha 23 de juni02 (sic) en el Barrio El Amparo
de Pozuelos; que el acusado discutió con su mujer, que luego observó una
pelea entre el difunto y el acusado...” ¿por qué no mencionó que habían
otras personas presentes?. Y es aquí donde se observa que la juez
prácticamente seleccionó lo que consideró necesario para motivar el fallo,
sin cumplir con la obligación que tiene de establecer el contenido de cada
prueba pertinente, compararlas entre sí con las demás de autos, y señalar
con la debida claridad y precisión el resultado de este análisis, ya que los
hechos que resulten plenamente probados en el juicio, constituyen las
razones de hecho que han de servir de fundamento en la decisión.
(Negrillas del recurrente). El Tribunal Supremo de Justicia ha sido
reiterativo en este sentido.
En este numeral vuelve la recurrente a pretender que esta Corte incurra en
invadir la esfera de apreciación subjetiva de valoración de las pruebas del
juzgador de instancia, lo que no le está dado a este Tribunal de Instancia, y
más allá, después de denunciar que el fallo es inmotivado, alega que está
motivado, pero a conveniencia del tribunal sentenciador, quien según la
recurrente, tomó de cada elemento de prueba, lo que le convenía para
dictar un fallo condenatorio, denuncia ésta, que de todas, luce monstruosa,
pues si el sistema de administración de justicia estuviera en manos de
jueces que administraran justicia, condenando a personas, tomando de
cada elemento probatorio de manera individual y comparada lo que le
conviene para condenar al acusado, estaríamos ante un sistema corrupto.
En el presente, caso observa esta Corte que la recurrida no está
inmotivada, y la denuncia de la apelante es infundada, pues el a quo
detalla los hechos acreditados y analiza las pruebas debatidas
estableciendo lo que se desprendió de cada una de ellas y en su conjunto,
resolviendo también los alegatos y peticiones de las partes: en razón de
ello, la defensa está alejada, apartada y además se contraría en su escrito,
razones que conllevan a esta Corte a no dar valor a sus alegatos sobre este
recurso. Y así se declara...”.

De la lectura de la transcripción anterior se evidencia que la recurrida no


expresa el por qué consideró que el fallo dictado por el Tribunal de Juicio, que condenó
por el delito de homicidio calificado con alevosía, se encontraba debidamente motivado.

Esta Sala ha establecido, que cuando la recurrida expresa que la sentencia del
a-quo se encuentra motivada, debe señalar la Corte de Apelaciones el por qué así lo
considera, y no limitarse tan sólo a transcribir el fallo apelado. Por otra parte,
igualmente ha dicho, que cuando se aplica a un delito una calificante, ésta debe ser
motivada, indicando los hechos que la configuran.
Considero que la sentencia impugnada carece de la debida motivación al no
establecer claramente los hechos que configuran tal circunstancia; la Sala ha debido
declarar con lugar el recurso de casación interpuesto por la defensa y remitir el
expediente al Juez Presidente del Circuito Judicial del estado Anzoátegui, a los fines
legales consiguientes.

Por otra parte, la decisión de esta Sala de Casación Penal, estableció que:
“...se trata de un homicidio pasional. Poco antes de dar muerte al
ciudadano MIGUEL VICENTE VALENCIA FIGUERA, el acusado tuvo
una discusión con su concubina porque la había visto hablando con este
ciudadano. Es evidente que el motivo del disgusto del procesado no fue
sólo el que su concubina hubiera estado conversando con el occiso, sino la
sospecha de que entrambos hubiera una relación amorosa o al menos la
inminencia de que así fuera: estos hechos lo abatieron en la tristeza y
desesperación.
La crisis de celos que sufrió el ciudadano LUIS JOSE RODRÍGUEZ,
puesto que fue presa de la violencia contra su rival real o supuesto- se vio
agravada por la excesiva ingestión alcohólica, que indudablemente afecta
las facultades mentales. No quedó demostrado –por otra parte- que el
procesado fuera un bebedor habitual y pendenciero a causa de la
intoxicación etílica. El trastorno mental transitorio que sufrió, no se sabe
si tiene base patológica orgánica: no se le practicaron costosos exámenes,
tales como resonancias magnéticas, tomografías axiales computarizadas,
electroencefalogramas, etc.
Si bien es cierto que no está demostrado que este homicidio encuadra en lo
patológico, si al menos debe considerarse que fue un homicidio pasional y
que esto siempre ha inspirado piedad en el sentimiento universal y hallado
pacífica acogida en la doctrina penalística mundial. El imputado fue
víctima de un drama sentimental y cometió el hecho bajo el influjo de un
cataclismo pasional aunado a la embriaguez que padeció entonces. La
pasión de cólera, celos y odio, desataron actos violentos automáticos en un
estado segundo de conciencia; probablemente perdió la libertad interior.
Si no está probado su inimputabilidad, sí al menos una circunstancia que
debe operar como diminuente o minorante de la responsabilidad penal...”.

De lo anterior se desprende que la Sala inexplicablemente estableció nuevos hechos,


expresando que el homicida actuó bajo “el influjo de un cataclismo pasional aunado a la
embriaguez”.

En efecto, las circunstancias atenuantes de embriaguez causante de perturbación mental,


arrebatos e intenso dolor, no se desprenden de los hechos establecidos por el Juez de Juicio.
El juzgador de juicio estableció:

“...FUNDAMENTO DE HECHO Y DERECHO


Ahora bien, tomando en cuenta la sana crítica, observando las reglas de la
lógica, los conocimientos científicos y las máximas de experiencia, quedó
plenamente demostrado en audiencia, como antes se afirmó, la muerte de
quien en vida respondiera al nombre MIGUEL VICENTE VALENCIA
FIGUERA, a la herida contuso cortante y punzante en la región nasal
izquierda ocasionada con un objeto contuso punzante (cabilla), hecho
ocurrido en el sector Barrio El Amparo de Pozuelo, Estado Anzoátegui, el
día 23JUN02, en horas de la tarde e igualmente, quedó plenamente
demostrada la culpabilidad y consiguiente responsabilidad del ciudadano
LUIS JOSE RODRÍGUEZ en el hecho que le imputó la vindicta pública
como lo es el delito de HOMICIDIO CALIFICADO COMETIDO CON
ALEVOSIA Y POR MOTIVO FUTILES E INOBLES (SIC), Y CON USO
DE ARMA INSIDIOSA, previsto y penado en el artículo 408, ordinal 1° del
Código Penal, en concordancia con el artículo 420 ejusdem, en perjuicio de
quien en vida se llamara MIGUEL VICENTE VALENCIA FIGUERA, ya
que tanto los testigos presenciales y referenciales fueron veraces y
contundentes en sus dichos; que el acusado obró a traición y
sobreseguro, cuando la víctima se encontraba totalmente indefenso, no
sólo lanzándole una piedra sino que saltó la cerca y se abalanzó encima
causándole una herida contuso cortante y punzante en la región nasal
izquierda con un objeto contuso punzante (cabilla); razón por la cual, el
Tribunal Mixto con Escabinos en forma unánime consideró que el ciudadano
LUIS JOSE RODRÍGUEZ es culpable del hecho que le imputa el
Representante del Ministerio Público; por todo lo antes explanado, lo
procedente y ajustado a derecho en el presente caso es CONDENAR, tal y
como se decidió en audiencia, al ciudadano LUIS JOSÉ RODRÍGUEZ, por
la comisión del delito de HOMICIDIO CALIFICADO COMETIDO CON
ALEVOSÍA Y POR MOTIVO FÚTILES E INOBLES (SIC) Y CON USO
DE ARMA INSIDIOSA, previsto y penado en el artículo 408, ordinal 1° del
Código Penal, en concordancia con el artículo 420 ejusdem, acogiendo de
esta manera la calificación jurídica dada a los hechos por la fiscalía, de
conformidad con lo establecido en el artículo 363 del Código Adjetivo
Penal. Y así se declara...”.

Ha dicho la Sala que la circunstancia de embriaguez, para que sea atenuante de la pena, de
conformidad con el ordinal 3° del artículo 64 del Código Penal, requiere que produzca
estado de perturbación mental, no bastando sólo el hecho de probar la embriaguez, esto por
una parte; y por la otra, también ha dicho que para comprobar la atenuante de arrebato e
intenso dolor, previsto en el artículo 67 del citado Código Penal, se requiere que en el fallo
se examinen las pruebas que puedan acreditar tal circunstancia y el establecimiento de los
hechos que la configuran. Así mismo, en relación al punto, ha sostenido que: “...Para que
proceda la aplicación de la excusa legal atenuante de injusta provocación contemplada en el
artículo 67 del Código Penal, se requiere que concurran los siguientes elementos: 1°) Que
haya habido injusta provocación de parte de quien resulte ofendido por el hecho, y 2°) Que
el agente haya actuado en estado mental de arrebato o intenso dolor y que exista nexo
causal entre la provocación y cualquiera de los estados mentales antes indicados...”.
Lo anterior no se evidencia de autos.
Quedan así expuestas las razones por las cuales considero importante presentar este voto
salvado. Fecha ut supra.

El Presidente de la Sala,

Alejandro Angulo Fontiveros


La Vicepresidenta,

Blanca Rosa Mármol de León


Disidente
El Magistrado,

Julio Elías Mayaudón Graü


La Secretaria Accidental,

Judith Marcano

BRMdL/gmg.-
Exp. N° 04-0074 (AAF)
 

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