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Vistos.
El Tribunal Cuarto de Juicio del Circuito Judicial Penal del Estado Anzoátegui,
constituido con escabinos y a cargo de la ciudadana juez abogada LUZ VERÓNICA
CAÑAS IZAGUIRRE, el 27 de junio de 2003 CONDENÓ al ciudadano LUIS JOSÉ
RODRÍGUEZ, venezolano, mayor de edad y portador de la cédula de identidad V-
5.194.783, a cumplir la pena de QUINCE AÑOS DE PRESIDIO y a las accesorias legales
correspondientes, por la comisión del delito de HOMICIDIO CALIFICADO COMETIDO
CON ALEVOSÍA, POR MOTIVOS FÚTILES E INNOBLES Y CON USO DE ARMA
INSIDIOSA, tipificado en el ordinal 1° del artículo 408 del Código Penal en conexión con
el artículo 420 “eiusdem”.
Contra dicho fallo propuso recurso de apelación la Defensa del ciudadano imputado.
La Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal del Estado Anzoátegui, a cargo
de los ciudadanos jueces abogados JAVIER VILLARROEL RODRÍGUEZ (Presidente y
Ponente), MARÍA GUADALUPE RIVAS DE HERRERA y JOSÉ SABINO ZAMORA, el
23 de octubre de 2003 declaró sin lugar el recurso de apelación interpuesto por la Defensa.
ÚNICA DENUNCIA
Con base en el artículo 460 del Código Orgánico Procesal Penal, la recurrente
denunció la infracción de los numerales 3 y 4 del artículo 364 “eiusdem” y alegó que el
fallo está inmotivado.
La Sala Penal observa que se trata de un homicidio pasional. Poco antes de dar
muerte al ciudadano MIGUEL VICENTE VALENCIA FIGUERA, el acusado tuvo una
discusión con su concubina porque la había visto hablando con este ciudadano. Es evidente
que el motivo del disgusto del procesado no fue sólo el que su concubina hubiera estado
conversando con el occiso, sino la sospecha de que entrambos hubiera una relación
amorosa o al menos la inminencia de que así fuera: estos hechos lo abatieron en la tristeza y
desesperación.
La crisis de celos que sufrió el ciudadano LUIS JOSÉ RODRÍGUEZ -puesto que
fue presa de la violencia contra su rival real o supuesto- se vio agravada por la excesiva
ingestión alcohólica, que indudablemente afecta las facultades mentales. No quedó
demostrado -por otra parte- que el procesado fuera un bebedor habitual y pendenciero a
causa de eventuales intoxicaciones etílicas. El trastorno mental transitorio que sufrió no se
sabe si tiene base patológica orgánica: no se le practicaron costosos exámenes tales como
resonancias magnéticas, tomografías axiales computarizadas, electroencefalogramas, etc.
Desde otro punto de vista, lo muy cruento del homicidio inclina a muchos a pensar
que es un homicidio calificado y se fundamentó esto en el carácter supuestamente alevoso
de la agresión mortal que perpetró; pero la alevosía consiste en actuar a traición o también
sobre seguro: no actuó a traición (más de índole moral) puesto que ya había habido un
ataque de su parte -lanzó una piedra- y el enfrentamiento estaba en pleno desarrollo: el
ciudadano MIGUEL VICENTE VALENCIA FIGUERA sabía que estaba siendo atacado y
pudo defenderse, por lo que tampoco se tiene la otra variante de la alevosía, es decir, no
actuó el homicida sobre seguro, lo cual es más bien de índole física.
El uso de una cabilla para insertarla con violencia en la fosa nasal de la víctima, con
ser en verdad un medio impresionante de matar, acaso por lo insólito que fue, no dio
máxima seguridad al atacante, quien a su vez corrió peligro de ser atacado por su víctima.
Balear a otro es un medio que lo deja más indefenso y, sin embargo, nadie opinaría que el
homicidio así cometido sea calificado.
DECISIÓN
Remítase copia certificada de esta decisión al Tribunal Cuarto de Juicio del Circuito
Judicial Penal del Estado Anzoátegui y a la Corte de Apelaciones del mencionado Circuito
Judicial Penal.
JUDITH MARCANO
Exp. N° 04-74
AAF/lp
VOTO SALVADO
Esta Sala ha establecido, que cuando la recurrida expresa que la sentencia del
a-quo se encuentra motivada, debe señalar la Corte de Apelaciones el por qué así lo
considera, y no limitarse tan sólo a transcribir el fallo apelado. Por otra parte,
igualmente ha dicho, que cuando se aplica a un delito una calificante, ésta debe ser
motivada, indicando los hechos que la configuran.
Considero que la sentencia impugnada carece de la debida motivación al no
establecer claramente los hechos que configuran tal circunstancia; la Sala ha debido
declarar con lugar el recurso de casación interpuesto por la defensa y remitir el
expediente al Juez Presidente del Circuito Judicial del estado Anzoátegui, a los fines
legales consiguientes.
Por otra parte, la decisión de esta Sala de Casación Penal, estableció que:
“...se trata de un homicidio pasional. Poco antes de dar muerte al
ciudadano MIGUEL VICENTE VALENCIA FIGUERA, el acusado tuvo
una discusión con su concubina porque la había visto hablando con este
ciudadano. Es evidente que el motivo del disgusto del procesado no fue
sólo el que su concubina hubiera estado conversando con el occiso, sino la
sospecha de que entrambos hubiera una relación amorosa o al menos la
inminencia de que así fuera: estos hechos lo abatieron en la tristeza y
desesperación.
La crisis de celos que sufrió el ciudadano LUIS JOSE RODRÍGUEZ,
puesto que fue presa de la violencia contra su rival real o supuesto- se vio
agravada por la excesiva ingestión alcohólica, que indudablemente afecta
las facultades mentales. No quedó demostrado –por otra parte- que el
procesado fuera un bebedor habitual y pendenciero a causa de la
intoxicación etílica. El trastorno mental transitorio que sufrió, no se sabe
si tiene base patológica orgánica: no se le practicaron costosos exámenes,
tales como resonancias magnéticas, tomografías axiales computarizadas,
electroencefalogramas, etc.
Si bien es cierto que no está demostrado que este homicidio encuadra en lo
patológico, si al menos debe considerarse que fue un homicidio pasional y
que esto siempre ha inspirado piedad en el sentimiento universal y hallado
pacífica acogida en la doctrina penalística mundial. El imputado fue
víctima de un drama sentimental y cometió el hecho bajo el influjo de un
cataclismo pasional aunado a la embriaguez que padeció entonces. La
pasión de cólera, celos y odio, desataron actos violentos automáticos en un
estado segundo de conciencia; probablemente perdió la libertad interior.
Si no está probado su inimputabilidad, sí al menos una circunstancia que
debe operar como diminuente o minorante de la responsabilidad penal...”.
Ha dicho la Sala que la circunstancia de embriaguez, para que sea atenuante de la pena, de
conformidad con el ordinal 3° del artículo 64 del Código Penal, requiere que produzca
estado de perturbación mental, no bastando sólo el hecho de probar la embriaguez, esto por
una parte; y por la otra, también ha dicho que para comprobar la atenuante de arrebato e
intenso dolor, previsto en el artículo 67 del citado Código Penal, se requiere que en el fallo
se examinen las pruebas que puedan acreditar tal circunstancia y el establecimiento de los
hechos que la configuran. Así mismo, en relación al punto, ha sostenido que: “...Para que
proceda la aplicación de la excusa legal atenuante de injusta provocación contemplada en el
artículo 67 del Código Penal, se requiere que concurran los siguientes elementos: 1°) Que
haya habido injusta provocación de parte de quien resulte ofendido por el hecho, y 2°) Que
el agente haya actuado en estado mental de arrebato o intenso dolor y que exista nexo
causal entre la provocación y cualquiera de los estados mentales antes indicados...”.
Lo anterior no se evidencia de autos.
Quedan así expuestas las razones por las cuales considero importante presentar este voto
salvado. Fecha ut supra.
El Presidente de la Sala,
Judith Marcano
BRMdL/gmg.-
Exp. N° 04-0074 (AAF)