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SOBRE DOS DIVISAS INICIÁTICAS: (*)

POST TENEBRAS LUX y ORDO AB CHAO


Por René Guénon

Hay, en los altos grados de la Masonería escocesa dos divisas cuyo sentido se
refiere a algunas de las consideraciones que hemos expuesto anteriormente:
una es Post Tenebras Lux, y la otra Ordo ab Chao; y, a decir verdad, su
significado está tan estrechamente conectado que casi es idéntico, a pesar de
que la segunda sea quizá susceptible de una aplicación más amplia (1). Se
refieren ambas en efecto a la "iluminación" iniciática, la primera directamente y
la segunda por vía de consecuencia, puesto que es la vibración original del
Fiat Lux lo que determina el inicio del proceso cosmogónico por medio del cual
el "Caos" será ordenado para devenir en el "Cosmos" (2).

Las tinieblas representan siempre, en el simbolismo tradicional, el estado de


las potencialidades no desarrolladas que constituyen el "caos" (3); y,
correlativamente, la luz está puesta en relación con el mundo manifestado, en
el cual estas potencialidades serán actualizadas, es decir, el "cosmos" (4),
estando esta actualización determinada o "medida", en cada momento del
proceso de manifestación, por la extensión de los "rayos solares" surgidos del
punto central donde ha sido proferido el Fiat Lux inicial.

La luz está entonces "tras las tinieblas", y ello no solamente desde el punto de
vista "macrocósmico", sino igualmente desde el "microcósmico", que es el de la
iniciación, puesto que, a este respecto, las tinieblas representan al mundo
profano, de donde viene el recipiendario, o el estado profano en el cual éste se
encuentra, hasta el preciso momento en que se convertirá en iniciado
"recibiendo la luz". Mediante la iniciación, el ser pasa entonces "de las tinieblas
a la luz", como el mundo, en su origen mismo (y el simbolismo del "nacimiento"
es igualmente aplicable en ambos casos), pasó por el acto del Verbo Creador y
ordenador (5); y así, la iniciación es verdaderamente, según un carácter por
otra parte muy general de los ritos tradicionales, una imagen de "lo que fue
hecho en el principio".

Por otro lado, el "cosmos", en tanto que "orden" o conjunto ordenado de


posibilidades, no es solamente extraído del "caos", en tanto que estado "no
ordenado", sino que incluso es producido propiamente a partir de éste (ab
Chao), donde estas mismas posibilidades están contenidas en estado potencial
e "indistinguido", y que es también la materia prima (en un sentido relativo, es
decir, más exactamente y con respecto a la verdadera materia prima o
sustancia universal, la materia secunda de un mundo particular) (6) o el punto
de partida "substancial" de la manifestación de este mundo, al igual que el Fiat
Lux es, por su parte, el punto de partida "esencial". De forma análoga, el
estado del ser anteriormente a la iniciación constituye la sustancia
"indistinguida" de todo lo que ésta podrá devenir efectivamente a continuación
(7), pues, tal y como anteriormente hemos dicho, la iniciación no puede tener
por efecto introducir en él posibilidades que no existían de principio (y ésta es
además la razón de ser de las cualificaciones requeridas como condición
previa), al igual que el Fiat Lux cosmogónico no añade "substancialmente"
nada a las posibilidades del mundo para el cual se ha proferido; pero estas
posibilidades no se encuentran todavía sino en estado "caótico y tenebroso" (8)
y les falta la "iluminación" para que puedan comenzar a ordenarse y, con ello, a
pasar de la potencia al acto. Debe quedar bien comprendido, en efecto, que
este paso no se efectúa instantáneamente, sino que se continúa en el
transcurso de todo el trabajo iniciático, al igual que, desde el punto de vista
"macrocósmico", se prosigue durante todo el curso del ciclo de manifestación
del mundo considerado; el "cosmos" o el "orden" no existe aún sino
virtualmente por el Fiat Lux inicial (que, en sí mismo, debe por lo demás ser
considerado como teniendo un carácter propiamente "intemporal", puesto que
precede al desarrollo del ciclo de manifestación y no puede entonces situarse
en el interior de éste), y, al igual, la iniciación no está sino virtualmente
cumplida mediante la comunicación de la influencia espiritual cuya luz es en
cierto modo el "soporte" ritual.

Las demás consideraciones que pueden aún deducirse de la divisa Ordo ab


Chao se refieren más bien al papel de las organizaciones iniciáticas con
respecto al mundo exterior: puesto que, como acabamos de decir, la
realización del "orden", en tanto que no hace sino una con la de la propia
manifestación en el dominio de un estado de existencia tal como el de nuestro
mundo, se prosigue de forma continua hasta el agotamiento de las
posibilidades que están implícitas (agotamiento mediante el cual se alcanza el
límite extremo hasta el que puede extenderse la "medida" de este mundo),
todos los seres que son capaces de tomar conciencia deben, cada uno en su
lugar y según sus propias posibilidades, concurrir efectivamente a esta
realización, que también es designada como el "Plan del Gran Arquitecto del
Universo", en el orden general y exterior, al mismo tiempo que cada uno de
ellos, a través del trabajo iniciático propiamente dicho, realiza en sí mismo,
interiormente y en particular, el plan que corresponde a aquel en el punto de
vista "microcósmico". Fácilmente puede comprenderse que esto sea
susceptible, en todos los dominios, de aplicaciones diversas y múltiples; así, en
lo que se refiere más especialmente al orden social, esto podrá traducirse en la
constitución de una organización tradicional completa, bajo la inspiración de las
organizaciones iniciáticas que, constituyendo su parte esotérica, serán como el
"espíritu" mismo de todo el conjunto de esta organización social (9); y esto
representa en efecto, incluso bajo el aspecto exotérico, un "orden" verdadero,
en oposición al "caos" presentado por el estado puramente profano al cual
corresponde la ausencia de tal organización.

Mencionaremos aún, sin insistir demasiado, otro significado de un carácter más


particular, que está por otra parte unido muy directamente al que acabamos de
indicar en último lugar, pues se refiere en suma al mismo dominio: este
significado se relaciona con la utilización, para hacerlas concurrir al mismo plan
simultáneo, de organizaciones exteriores, inconscientes como tales de este
plan, y aparentemente opuestas unas a otras, bajo una dirección "invisible"
única, que está más allá de todas las oposiciones; ya hemos aludido a ello
anteriormente, señalando que esto había encontrado su aplicación, de una
forma particularmente clara, en la tradición extremo-oriental. En sí mismas, las
oposiciones, mediante la acción desordenada que producen, constituyen una
especie de "caos" al menos aparente; pero se trata precisamente de servirse
de este "caos" (tomándolo en cierto modo como la "materia" sobre la cual se
ejerce la acción del "espíritu", representado por las organizaciones iniciáticas
de orden más elevado e "interior") para la realización del "orden" general, al
igual que, en el conjunto del "cosmos", todo lo que parece oponerse entre sí no
deja de ser realmente, en definitiva, un elemento del orden total. Para que
efectivamente sea así, es preciso que lo que preside al "orden" desempeñe,
con respecto al mundo exterior, la función de "motor inmóvil": éste,
manteniéndose en el punto fijo que es el centro de la "rueda cósmica", es por
ello como el eje en torno al cual gira esta rueda, la norma sobre la cual se
regula su movimiento; no puede serlo sino porque no participa él mismo en
este movimiento, y lo es sin haber tenido que intervenir expresamente, luego
sin mezclarse en modo alguno en la acción exterior, que pertenece por
completo a la circunferencia de la rueda (10). Todo lo que es arrastrado en las
revoluciones de ésta no son sino modificaciones contingentes que cambian y
pasan; solo permanece lo que, estando unido al Principio, se atiene
invariablemente al centro, inmutable como el Principio mismo; y el centro, al
que nada puede afectar en su unidad indiferenciada, es el punto de partida de
la multitud indefinida de estas modificaciones que constituyen la manifestación
universal; y es también al mismo tiempo su punto de desenlace, pues con
respecto a él son finalmente ordenadas, al igual que las potencias de todo ser
son necesariamente ordenadas en vistas a su reintegración final en la
inmutabilidad principial.
NOTAS:

(*) Capítulo XLVI de Aperçus sur l´Initiation.

(1) Si se pretende que, históricamente, la divisa Ordo ab Chao simplemente expresa en


principio la intención de poner orden en el "caos" de los grados y de los "sistemas" múltiples
que habían visto la luz durante la segunda mitad del siglo XVIII, ello no constituye en absoluto
una objeción válida contra lo que estamos diciendo, pues no se trata en todo caso sino de una
aplicación muy especial, que no impide la existencia de otros significados más importantes.

(2) Cf. Le Règne de la Quantité et les Signes des Temps, cap. III.

(3) También hay otro sentido superior del simbolismo de las tinieblas, referente al estado de
no-manifestación principial; pero no vamos a considerar aquí más que el sentido inferior y
propiamente cosmogónico.

(4) La palabra sánscrita loka, "mundo", derivada de la raíz lok que


significa "ver", tiene una relación directa con la luz, como lo muestra por otra parte su similitud
con el latín lux; además, la relación de la palabra "Logia" con loka, probablemente posible por
mediación del latín locus, que es idéntico a éste, está lejos de estar desprovista de sentido,
puesto que la Logia es considerada como un símbolo del mundo o del "cosmos": es
propiamente, por oposición a las "tinieblas exteriores" que corresponden al mundo profano, el
"lugar iluminado y regular", donde todo se hace según el rito, es decir, conforme al "orden"
(rita).

(5) El doble sentido de la palabra "orden" tiene aquí un valor particularmente significativo: en
efecto, el sentido de "mandato" que igualmente le está unido está formalmente expresado por
la palabra hebrea yomar, que traduce la operación el Verbo divino en el primer capítulo del
Génesis; volveremos sobre ello un poco más adelante.

(6) Cf. Le Règne de la Quantité et les Signes des Temps, cap. II.

(7) Es la "piedra bruta" (rough ashlar) del simbolismo masónico.

(8) O "informe y vacío", según otra traducción, casi equivalente en el fondo, del thohû va-bohû
del Génesis, que Fabre d'Olivet toma por "potencia contingente del ser en una potencia de
ser", lo que expresa en efecto muy bien el conjunto de las posibilidades particulares contenidas
y como envueltas, en estado potencial, en la potencialidad misma de este mundo (o estado de
existencia) considerado en su integralidad.

(9) Esto es lo que, en conexión con la divisa de la que hablamos ahora, es designado en la
Masonería escocesa como el "reino del Sacro Imperio", por un evidente recuerdo de la
constitución de la antigua "Cristiandad", considerada como una aplicación del "arte real" en
una forma tradicional particular.

(10) Esta es la definición misma de la "actividad no actuante" de la tradición taoísta, y es


también lo que anteriormente hemos denominado una "acción de presencia".

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