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2001, Sc,,ncidhúnavm, pp. 47-55
SANTIAGO MONTERO
RESUMEN: La ceremonia conocida como augur/uní salíais apenas debió de celebrarse en Roma a
lo largo de la República al no cumplirse su requisito básico: la existencia de paz Tan sólo Augusto
la celebró repetidamente bajo el nuevo régimen si bien como propaganda de la¡xzx augusta.
SUMJvIARY: The ceremony kruown as augurimmm salutis ‘vas híardly held iii Ronie during tlíe
Repumblie because it \vas not comuply with its basic recíuirement: the existence of peace. Only
Augusto held the ceremony several times in thie new regine although os advertising of the
pax augusta.
Probablemente no exista dentro de la vieja auguratio romana un ntual tan mal conocido
como el del augurium salutis . Sabemos, sin embargo, que constaba de dos ceremonias
diferentes: la primera, el augurium propiamente dicho, tenía por objeto conocer si los
dioses autorizaban a que se pidiera por la salud del pueblo romano, como nos dice Dión
Casio:
El rito augural —la consulta de los dioses mediante los auspicio ex avibus—
coma a cargo, naturalmente, de los augures:
lEí presemite trabajo ha sido realizado dentro del Proyecto “Religión y Política en la
Italia antigua. Interrelaciones entre el hecho religioso en sus diferentes mamíifestaciones y la
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vida sociopohitica en Etruria y el Lacio (siglos VII-llI a.C.)” (D.G.í.C.Y.T. n
1107692). Sobre la ceremonia del augur/tan salíais: QL. Goldaer, Vissertatio de Rornaaorurn
e/ea Salíais Salutisqm¿e augurio, Oerae (1738); Rein, ‘Augurium salutis’, cmi R.E (1866), coIl.
2138; G. Costa, Lauguriuní salutis e lauguraculuní capitolino’, BuIL (7onmn,. Ardí. Con,. di
Roma. 36 (1910) p. 127; R. Cagnat, Laugurium salutis au début de notre ére, Comptes
rendus de 1 Académie des inscriptiomís et l3elles Lettres (1911) pp.53 Ss.; E. lllumemíthal,
Auigmiria salutis, Hernies (l 914) pp. 247ss; Liegle, L. Aemííiliims Pavilus als atmgcmr níaxinius
ma Jahre 169 ummíd dem Augurdun des Heils’, Hc’nnes (1942), pp. 262ss. 1’. Catalamio,
Comítributi alío stmmdio del diritto augurale, Torimio, (1960) Pp. 335-346. De fooíía mas
pasajera ahide ala ceremoniaS. Linderski, ‘The Augural Law, cmi ANRW 11, ¡6.3, pp: 2178 y
2254.
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.Sammtiago Mommtero Eh aoguriuom sa/mais o la paz impasible
Creo, pues, que la ceremonia, dirigida por los augures, era cumplida -—por su
importancia— con la participación de los míiagistrados (al tnenos de los pretores) y quiza
también de otros sacerdotes.
Es 3. Linderski quien ríos ofrece la versión más complela sobre el contenido de
iunbas ceremonias: «at the beginning of the ceremrmony a simíiple address (its existence is
certainly to be postulated), tlíen dic consultation of time gods by íííeans of the auspicio ex
avibus in order lo asceflain whelher tlíey give Iheir consení lo prax for dic solus popul/
Romani. This ccremony ~vasperfornied by dic augurs; 1 belive tlíat it ivas on tUis occasion
thíat dic officiating augur mentioned ILe pi-actores ala/ores and ,ninores. He asked tIme
gods wlíether it is fas that pi-actores mo/ores and minores (or perhiaps Ihie praetor
níaxímus accompanied by thíe odíer praetores) pray for tIme salus of [he Romuan people i’z
/íaec verba; in tuis place líe undoubtedly recited time fítíl text oftlíeprccalio maxi,no. It is
importaní lo realize thaI iLe augur did nOl pray Lot ILe salmes when he recited tíxis
precalto: he only asked dic gods whíetlmer tlíey give tlíeir consent that dic praelores pray
for dic salas using dic precatio whíehí dic augur liad presented to dic gods for 1 hícir
appro~-al. lf tlie answer ivas positive dic officiating praetor pronounced (not only 3.
auspicato but also inaugurato) tlíeprecatio maxima (qua salaspopuli Romani petitur)»
Coincidiendo en lo esencial, aunque con menos detalles, recientemente P.
Cipriano ha escrito: «Usualmente, la locuzione augur/am sal atis, che é titolatura ufliciale
di un rito. ~iene intesa come espressione brachilogica per designare ipotetichie
consmmllazioni della divinitá che sarebbcro fatte alío seopo di assicurarsi jI permesso divino
alía recitazione di una preghííera finalizzata ad ottenere la solus del popolo rohuano.
Dunque, auguriam salutis equivarrebbe a auguriu,nprecationis salaus >0.
Pero lo que aquí nos interesa es que el aug¿triwn saluts se podía cumplir sólo si
no existían en curso guerras, ni civites ni internas. Asi, Dión Casio dice claramente:
[el augurianm salíais] tenía lugar todos los años. el día en que
ningún ejército estaba en campaña ni estaba en presencia de
enemigo ni sc detia combatir. Por esta razón no se cumplía cuando
los peligros se sucedían sin intemípción y sobre todo durante las
guerras civiles (Dión Casio )Ot7XVII, 24, 1).
¿Por qué este requisito especial, por qué la incompatibilidad entre el auspiciunm
salíais y la guerra? Emí cierta forma, la explicación que avanza Dión Casio es bastante
razonable:
5. Limíderski, op. cii. (n. 1) pp. 2255s. Con anterioridad, A. Calderimii habia
ofrecido la siguiente reconsinacción: «probabiinsente, dimnque, la cerimííomíia doveva durare pum
giom-ími. Se timtto ció e vero si lía umí caso in cui solo la risposta negativa ha cuello himísitato al
dies; 1 auguriuíís thvorevoie avrebbe efflmcacia limnitata nel temnpo, misa oltre il dios, essemído
oggetto una ceremísohiia che dura piú gioníi» (op. cil., p. 338).
Rechercimes sur lo tlméorie cicé,-o,:/c-mne de la divinotion (Cohl. Latonius 184), Bruxeiles, 1984
“Cicero amíd Romísamí I)ivi!íatiomí, Pl’ 37, 1982. 12-38. Cfr. el capitulo Liii Zeitgenosse
hiseidet sich zu Wort: M. Tulhius Cicero de V. Rosemíberger, Gezúlínmie (Añuíer Das
1’rod/gi’:mvese,m dei- rtjnuisclme,m Rcpublik, Stumttgart. 1998 (isis: 78—90).
En aquel tiempo los romanos tuvieron, en aquella parte del año, una
pausa en las guerras, tanto que pudieron celebrar el llamado
augur/av de la saluc4 abandonado durante largo tiempo... Ellos, de
todas fonnas, pudieron celebrar aquella fiesta del augurio: no fue, sin
embargo, regular, porque volaron ciertas aves infaustas. Por este
motivo la repitieron. Y fueron observados otros infaustos presagios:
cayeron del cielo sereno muchos rayos, la tierra tembló fuertemente.
aparecieron en muchos lugares espectros de hombres y antorchas de
fuego se elevaron hacia el cielo desde el Occidente, de fonna que
cualquiera, incluso un profano, habría podido entemíder con
anticipación qué tipos de aconteciniientos anunciaban estos signos
(XXXVII. 24, 1-25, 2).
Pues, aun omitiendo prodigios como los fuegos nocturnos que desde
poniente encendian el cielo, aun preseindiendo de las exhalaciones
celestes y los temnblores de tierra, aun pasando en silencio tantos
otros prodigios que durante miii consulado tuvieron lugar, por los que
los dioses inmortales parecerían presagiamos los presentes
acontecimientos, no líe de callar al mnemíos, romanos, ni preterir lo
que voy a deciros (Catil. III, 8, 18).
13. Mac I3ain, Pro<-ligv aocI espioNan: a siud> iv -eligion aocI potitics Pm
Republican Ronme, Bruxelles, 1982, p. 125. I’himíio dice que sise presemítamí dirae obstrepemítes
(cualquier tipo de onaina desfavorables) que dallan eí desarrollo de Lía rito o una plegaria ha
sido nial recitada, de repente desaparece el captmt extis o el corazómí Simí que la Victiman mntieral
clLmotiens ipsae dime obstrcpentes ííocucrimít qimotiemíve precatio erraverit; sic repente extís
adimi capita vel corúa mM geminan victima stamíte (Ml XX VIII, II).
Umí. Reisla de Ciencias de las Religiones 52
2001 . Sa,n,5dhñna,n. 47-55
Samítiago Montero Eh am¿gm~rimsvm salmais o la paz imnposible
AVGVmA
MAXIMUM QVO SALVS P. R PETITUR
QVOD ACFVM EST
L. AELIO LAMIA NI. SERVILIO COS
L. POMPONIO FLACCO C. CAELIO COS
Tibére en loccurrenee, puisque le dernier augur/uní muentionné par linscription etíl lien
en l7ap. J.C»tm3.
Sobre estos últimos augur/a, BlumentJialtm4 pensó hace años que se trataba
también de augur/a sal utis pero de menor grado ya que, en su opiniótí, éstos se dividian,
en su opinión, en mnximi y normales. Se basa para ello en Servio quien vincula, en
efecto, la precario ‘nos/ma al augur/uní maximam dejando abierta la posibilidad de otros
auguria menores: <especies augur/i, precatio aa/en; mar/ma esí, cum pIares íleos. quinta
in ce/cris partib¡ts augariorum precantur. even/asque rei bonne p(isci/mtr ¡it in mci/os
i¡tvent» (adA en. XII, 176).
Tácito (<lan. XII, 23) nos infonna de que en el año 49 d.C., es decir, bajo el
reinado de Claudio, volvió a celebrarse el augur/un; salatis: «El augtmrio de la Salvación
estaba abandonado desde hacía setenta y cinco años; se estimnó conveniente restablecerlo y
contirítiar para lo sucesivo» (Sala/ls augur/uní quinque el sep/agin/a oIl/lis oImssam
repeti nc e/cinc/e cont;n¿tori placitam).
Advierte Bouché-Leclercq que después de Claudio (49 d.C.) «on nenteod plus
parler dun ceremonial qui avait muérité par sos exigences de tomuber en désuétimdeo’5. El
pasaje citado de Dión tiene, pues, panicular valor si tenemos en cuenta mío sólo que el
ritual ya no se celebraba en su época sino que la auguratio tenía entonces escasa
importancia en la vida religiosa.
En cualquier caso los auspicio sahíNs se celebran repetidanmente sólo bajo el
principado de Atigusto (y de su sucesor Tiberio). Podríamos decir que la celebración de
este particular rito augural (rescatándola del olvido) fornía parte de la propaganda oficial
de la célebre par augustea, simbolizada arqt¡itectónicamnente en el orn PacusA ugazíac dcl
año 13 a.C.
La escasez de veces en que a lo largo de la historia de Ruina se celebra el
augur/Ion salutis corre paralela, a ini juicio, con las pocas ocasiones en que se cerraron
las puertas del temímplo de Jano, lo que, como sabemos, sucedia sólo en liempos de paz
(Virg., <len. VII, 607-622). Augusto, al igual que reinstauró el nugai-ium soluiisj se
jactaba de haber cerrado en tres ocasiones las puertas del templo de Jano. tan pocas veces
clausuradas en los siglos precedentes. La primera de estas clausuras tuvo lugar el 11 de
enero dcl 29, es decir, el mismo año que la primera celebración del aupar/uní s-al,¿tis.
A ella, celebrada con especial solemnidad, parecen aludir los versos de Ovidio
(FI. 277-288):
m~ Algumios autores han creído reconocer has huellas de ‘Imía estrecha vimícimlaciómí
cutre la ideología augural y Augusto cii el prefacio de Livio; cfr. M. Coppola, Augusto mucha
praefatio liviana?’, A/qN 14 (1983-1984) pp. 67-70.