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DÍAS
A partir del día decimotercero (13) de incubación, los embriones que los huevos
fecundados contienen se habrán desarrollado al máximo y tendrá lugar la eclosión, es
decir, el momento del nacimiento de los polluelos.
Dicho plumoncillo es blanco en los pichones que van a ofrecer tonalidades claras, y
gris o negruzco en los futuros pájaros de plumaje oscuro. Los ojos cerrados no se
abrirán hasta el quinto o sexto día de vida. Por lo tanto, los pichones son ciegos en las
primeras jornadas de su existencia.
Por otra parte, los "aterrizajes forzosos" de los pichones son más frecuentes de lo
que sería deseable que fuesen. En el caso de que al inspeccionar en el piso de la jaula
se hallara alguno de ellos todavía con vida, deberá calentarse entre las manos o en una
fuente moderada de calor, durante algunos segundos, antes de devolverlo al nidal, al
amparo de su madre.
Para atenuar el golpe, es una buena medida extender por el suelo del
departamento de cría una capa de arena o aserrín muy fino.
Aquellos que deseen iniciarse en la cría del canario, no deben desanimarse por las
dificultades que tal dedicación encierra. En contrapartida, existen multitud de hembras
que alimentan a sus pichones maravillosamente, sobre todo durante los cuatro o cinco
primeros días de su existencia, y a partir de estos días empieza a ser ayudada por el
macho, el cual asume entonces un importante papel en el desarrollo de sus hijos.
El motivo por el cual los padres extraen el alimento de su buche para verterlo en
el de sus pichones es uno de los misterios más apasionantes del mundo de las aves.
Parece ser que ejerce una gran atracción para los reproductores, el brillante colorido
rojo del interior de la boca de los pequeños.
No hay razón para que los huevos tengan que abrirse por la mañana mejor que
por la tarde; todas las horas son buenas para que un pollito se asome a la vida. En
general, esta operación se efectúa sin dificultad y gradualmente: el pequeño empieza a
moverse en el interior huevo provocando la rotura de la cáscara, que poco a poco se va
abriendo hasta que la avecilla, ya preparada para respirar, asoma la cabeza y, ayudada
por la madre, se libera de ella piando.
Desde el inicio de la rotura hasta su total aparición pueden transcurrir incluso tres
horas. El criador atento debe-controlar continuamente el desarrollo de la operación, ya
que puede ser necesario que intervenga; en efecto, puede suceder, y no es muy raro,
que el polluelo esté demasiado débil para conseguir hacer por sí mismo el agujero de
salida, o bien que la cáscara sea resistente. En estos casos, la avecilla pierde las fuerzas
y acaba por sucumbir prisionera de su cáscara.
De este modo posibilitará que la pequeña ave pueda continuar esta operación para
la conquista de la vida. En ningún caso el criador debe sustituir al canario procediendo a
abrir la cáscara para liberarlo: el pequeño, atacado de improviso por el aire y la luz se
moriría instantáneamente.
El criador debe tener en cuenta todos estos motivos, examinando cada vez cuál de
ellos puede ser causa de la no apertura de los huevos. Además deberán observar las
más elementales normas de higiene, alimentar a sus canarios según los consejos del
veterinario, elegir bien a los ejemplares para la reproducción y respetar su tranquilidad;
siguiendo al pie de la letra todo esto, sus fracasos quedarán reducidos al mínimo.
Cuando ello suceda preparad un nuevo nido, limpio y bien provisto del mismo
material que la hembra utilizó para la construcción del anterior; esperad que la hembra
baje un momento del nido, coged los huevos delicadamente con una cucharita, ponerlos
en un recipiente con agua caliente a una temperatura de unos 400 C, y colocarlos de
nuevo sobre el nido limpio. Si la hembra se ha ensuciado las plumas, ya se las limpiará
ella misma; procurad que en la jaula haya siempre un recipiente con agua tibia para el
baño, pero que no sea demasiado fría.
Tampoco dejéis sin agua el recipiente del baño de las hembras que están
incubando. Estas se bañan para lavarse; además, el calor de su cuerpo y la humedad de
sus plumas mojadas provocan un vapor que hace que los huevos se mantengan suaves.
Si la hembra que incuba manifiesta todavía deseos del macho y abandona el nido,
trasladar los huevos y confiadlos a otra hembra. Esta operación debe ser efectuada
rápidamente para evitar que se enfríen. En esta operación os podéis ayudar con una
cucharita. Antes de poner los huevos en otro nido debéis observarlos al trasluz de una
lamparita encendida. En efecto, puede ser que la hembra, con su instinto infalible, haya
abandonado la incubación porque sabía que sus huevos eran infecundos.
Nunca dejéis que la habitación en que se encuentran las hembras esté en una
corriente de aire, ni trasladéis con frecuencia las jaulas de un sitio a otro. Formar con
mantas unas zonas de resguardo, abrir la ventana durante cinco minutos como máximo,
cerrarla y esperad otros cinco minutos antes de sacar las mantas de la jaula.
Finalmente, tener en cuenta que una hembra cansada y sometida al esfuerzo que
representa una nueva nidada daría por resultado una nidada de canarios enfermizos, o
el desinterés de la madre y consiguiente necesidad de trasladar las crías a otro nido.
Asimismo, es preciso tener mucho cuidado durante los primeros días de vida de
los pichones. En primer lugar, la limpieza, siempre necesaria, deberá extremarse en esta
ocasión, a fin de evitar la proliferación de toda clase de gérmenes nocivos que pudieran
provocar infecciones. El alimento, a ser posible, deberá ser renovado a menudo. Con
esta medida se consigue un doble beneficio: en primer lugar, no se corre el peligro de
que las sustancias fermenten o se alteren, en especial si se trata de sustancias húmedas
o formadas por huevos. Asimismo, es preciso recordar que la época de cría suele ser
calurosa, Septicemia, tifus, salmonelosis y otras muchas infecciones funestas para los
pichones pueden ser evitadas mediante una cuidadosa higiene de los alimentos y de las
jaulas.
Por otra parte, cada vez que la comida es renovada, se incita a los padres a
probarla, y al volver al nido suelen empapuzar a sus pichones, con el consiguiente
beneficio para el rápido desarrollo de éstos.