Вы находитесь на странице: 1из 9

Dpto.

de Filosofía

“LA DIALECTICA Y EL BANQUETE”

Profesor: Eduardo Molina.


Asignatura: Filosofía Antigua
Alumno: Ignacio Sanfurgo.
Fecha: Miércoles 10 de Junio, 2009.
INTRODUCCIÓN

Para Platón, conforme a su teoría de las ideas expuesta


preferentemente en el libro sexto de la República, guiarse por lo que él suele
llamar sentidos, no faculta el poder conocer exactamente los términos
generales. El orden que hay actualmente en el mundo físico, es producto de la
razón, pero los principios básicos que utiliza la razón para alcanzar este orden
son anteriores al resultado ordenado. Podemos rescatar de esto que el
responsable de este orden es un principio abstracto que no puede identificarse
con lo ya ordenado.

“Aquellos que se confían en los sentidos son los que se fijan en los
rasgos comunes evidentes de las cosas (…) por lo tanto se fijarán
en los rasgos particulares, considerando una variada porción de
1
principios, y no un único principio abstracto.”

Lo que a finales unificaría a una cierta cantidad de objetos es el principio


abstracto, que la naturaleza común encarna. Si queremos, por lo tanto,
-parafraseando a Crombie- entender el orden tal y cómo existe en el mundo,
debemos necesariamente captar los principios abstractos o formas; como la
belleza por ejemplo, principio abstracto único que no puede ser identificado con
los rasgos evidentes comunes disyuntivamente a las cosas a las cuales se
aplica el concepto o principio.

Se nombra en el párrafo anterior la idea de belleza, principio que es


tratado en uno de los libros de la edad madura de Platón, el Banquete. Suele
2
clasificarse como uno de los “diálogos ideológicos” junto con el Menón,
Fedón, Fedro y República. Es desde esta obra, en forma de diálogo relatado,
en que Platón por medio de Sócrates revela dinámica específica para el
verdadero camino que conduce a la Belleza. Lo que se quiere reconocer desde
este ensayo es lo siguiente: ¿Responde a un método dialéctico de
conocimiento el cómo Sócrates, a través del Banquete –por boca de Diótima -,
nos enseña el modo de conocer la belleza por sí misma?

1
I.M. Crombie, Análisis de las doctrinas de Platón: I. El hombre y la sociedad, Madrid, Alianza, pág, 118.

2
M. Martinez Hernandez, Introducción al Banquete, Platón, Diálogos III, Madrid, Gredos, 2000, pag. 146.
El modo a trabajar será mediante una revisión –superficial- de los
distintos encomios previos al diótimo-socrático, para luego entrar en este último
con el fin de rescatar particularmente lo que nos ayude a responder la inquietud
planteada al inicio. Por último, intentaré buscar relaciones entre este rasgo –
expuesto en el Banquete- con el libro sexto de la Republica platónica,
confrontándolo así con la teoría de las ideas expuesta por el filósofo.

DEARROLLO

La teoría del amor presentada –en el Banquete- nos esclarece los pasos
a recorrer como medio específico para conocer lo bello en sí mismo. En este
sentido, el diálogo entre Sócrates y Diótima representa la mitad del diálogo, y a
su vez, el fin de intervenciones (encomios). Al mismo tiempo, esta parte del
diálogo, cumple el rol de complemento de las intervenciones anteriores. “Se
podría decir que lo planteado como definición de Eros por Sócrates, desde
Diótima, es la más cercana al punto de vista platónico sobre la naturaleza del
3
amor.” Antes de presentar el mito de Diótima como diálogo cúlmine, nos
detendremos en rescatar –de manera superficial- lo que cada uno de los
presentes en este banquete entiende por el dios del amor y también, cómo los
distintos encomios son distribuidos en el diálogo, al parecer no de manera
gratuita.

En primer lugar nos encontramos con el discurso de Fedro, toma la


palabra para hacer un elogio muy elevado sobre el Dios del amor, dirá: “Eros
es el más antiguo y más reverenciado de los dioses y origina todo lo que es
4
mejor en el hombre” .Posteriormente tenemos el caso de Pausanias, quién
corrige el anterior elogio de Fedro declarándolo como excesivo. Fedro no entra
a fondo a la esencia de Eros, menos distingue sus diferentes formas. Estos dos
aspectos serán los que mantendrán ocupado a Pausanias intentando
completarlos. Se dice que la intervención de Pausanias representa una visión
sociológica de Eros, con afanes morales pervertidos, como buen sofista. A
continuación entra en escena Erixímaco, quién reemplaza a Aristófanes debido
a un ataque de hipo. Erixímaco avalará la postura dualista de Eros, expuesta

3
M. Martinez Hernandez, Introducción al Banquete, Platón, Diálogos III, Madrid, Gredos, 2000, pág. 155.

4
W.K.C Guthrie, Historia de la Filosofía Griega; Tomo IV, Madrid, Gredos, 1990, pág. 356.
por Pausanias. Sin embargo, contradice la privatización de lo bello expuesto
por este último, como algo exclusivo de lo humano. Insiste en la presencia de lo
bello en lo universal, en toda naturaleza animada e inanimada, como en las
artes especifica. Se desenvuelve en las artes –medicinales por ejemplo- y
contrasta a un Eros como bueno y a otro como malo. Con la intervención de
Erixímaco se pasa del plano estrictamente sexual al cósmico universal, este
introducirá al diálogo entre Sócrates y Diótima. A continuación, nos
enfrentamos con la reincorporación de Aristófanes a la serie de encomios, ya
curado de su hipo. Aristófanes explica la naturaleza del amor desde el
tradicional mito de la búsqueda de la otra mitad, como un afán por volver a
nuestra naturaleza expuesta por este mito, de donde deriva el famoso amor
platónico. A continuación toca el turno de Agatón, quien se refiere a la
naturaleza de Eros. En general, se le considera como un discurso pobre de
contenido, pero con mucha preocupación por el lenguaje. “Su máxima
aportación es que Eros está ocupado siempre con la belleza”. 5

Es el turno de Sócrates, quien manifiesta su exclusiva preocupación por


abstenerse a decir la verdad, aspectos que –al parecer- habrían olvidado los
demás. Sócrates manifestará irónicamente su supuesta extrañeza frente a los
encomios anteriores de la siguiente manera:

“… debía decir la verdad sobre cada aspecto del objeto encomiado


y que esto debía constituir la base (…) ciertamente me hacía
grandes ilusiones de que iba hablar bien, como si supiera la verdad
de cómo hacer cualquier elogio. Pero, según parece, no era éste el
método correcto de elogiar cualquier cosa, sino que, más bien,
consiste en atribuir al objeto elogiado el mayor número posible de
cualidades y las más bellas, sean o no así realmente; y si eran
6
falsas, no importaba nada.”

Luego de esta advertencia, Sócrates recurrirá a las enseñanzas


recibidas por parte de la sabia Diótima, para la elaboración de un real elogio a
Eros. El aspecto más importante, a mi parecer, desenredado por Sócrates en

5
M. Martinez Hernandez, Introducción al Banquete, Platón, Diálogos III, Madrid, Gredos, 2000, pág. 172.

6
Platón, Diálogos III: El Banquete, Madrid, Gredos, 2000, pág. 237.
el simposio -por boca de Diótima-, y que específicamente nos aproxima a la
teoría platónica de las ideas, es la manera de comprender la Belleza, Platón
nos dirá:

“… tampoco se le aparecerá esta Belleza bajo la forma de un rostro


ni de unas manos ni de cualquier otra cosa de las que participa un
cuerpo, ni como razonamiento, ni como ciencia, ni como existente
en otra cosa (…) sino en la belleza en sí, que es siempre consigo
misma específicamente única, mientras que todas las otras cosas
bellas participan de ella de un manera tal que el nacimiento y
muerte de éstas no le causa ni aumento ni disminución, ni le ocurre
absolutamente nada” 7

A continuación, recurriré al libro sexto de la República platónica con el


afán de indagar en el método dialéctico, y contrastarlo con la propuesta de
método o camino expuesto en el Banquete.

En cuanto a Platón como seguidor de Sócrates, abordará la cuestión que


este último habría dejado sin responder: ¿Cuál es la naturaleza de bien
absoluto? La semejanza socrática del bien con lo útil o beneficioso, no
determinaba cuál era su fin principal. Sócrates sabía de la existencia de un fin
absoluto, aunque dedicó toda su vida al descubrimiento de la virtud, siempre se
denominó carente de conocimiento del fin. Será Platón, influenciado por el
espíritu socrático, pero llegando más allá que él, quien presente la dinámica
que debe atravesar todo aquel que espera alcanzar el conocimiento de lo
absoluto. Para profundizar en este bien absoluto, Platón lo presenta de manera
análoga con el sol, diciendo que lo que es el sol respecto del mundo visible, lo
es el Bien respecto del inteligible. Describe el Bien –desde el sol- como
iluminador de la mente, como mantenedor del ser, como inteligible de sí mismo,
así como el sol es visible de si mismo. Y por último, declara que el Bien, no es
en sí mismo el ser, sino superior al ser. Todo esto lo hace mediante analogías
con el sol, que faculta de características similares y útiles para su comparación
con este bien absoluto. Describimos lo visible como la doxa, el mundo del ser y
el no ser, el mundo de la opinión. En cambio, el mundo inteligible lo
7
M. Martinez Hernandez, Introducción al Banquete, Platón, Diálogos III, Madrid, Gredos, 2000, pág.
174
describimos como el de la episteme (esencia), el mundo del conocimiento de
un auténtico objeto, aquí el objeto es la idea misma o esencia de las cosas.
Toda Idea en sí misma es buena, todas le deben su realidad a la idea suprema
de bien, es así como la idea de justicia, por ejemplo, depende de la idea de
bien. No puede haber una idea de injusticia. La idea de bien, por lo tanto unifica
y ordena la bondad de todas las ideas. Por último, afirmamos que la idea de
bien es la causa de existencia de ideas; una supraidea. Crombie dirá: “Si no
fuera por el Bien no habría otras naturalezas inteligibles, y si no estuviésemos
de alguna manera capacitados para ver con la luz que emite el Bien, no
8
podríamos comprender nada.”

Se le exige a Sócrates ahondar en la división anteriormente hecha entre


lo visible y lo inteligible. Sócrates continúa y complementa la analogía del sol
con la de la línea dividida o “Analogía de la Línea”, fragmentándola –
finalmente- en cuatro partes. En el mundo visible se encuentran en primer lugar
las imágenes –sombras y reflejos- y en segundo lugar, los objetos reales del
mundo natural y los hechos por el hombre. Tras esto Sócrates preguntará a
Glaucón en el libro cuarto de La República:

“¿Estás dispuesto a declarar que la línea ha quedado dividida, en


cuanto a su verdad y no verdad, de modo tal que lo opinable es a lo
cognoscible como la copia es a aquello de lo que es copiado?” 9.

A lo que Glaucón responde afirmativamente. Con esta respuesta


supone que la relación que se da entre la imagen y la cosa –lo visible-, existiría
también entre lo inteligible –aún no identificado-. A continuación, Sócrates
sugiere examinar la división de lo inteligible, y dirá:

“… se sirven de figuras visibles y hacen discursos acerca de ellas,


aunque no pensando éstas sino en aquellas cosas a las cuales
éstas se parecen, discurriendo en vista al Cuadrado en sí y a la
Diagonal en sí, y no en vista de la que dibujan, y así con lo demás.
De las cosas mismas que configuran y dibujan se sirven como

8
I.M. Crombie, Análisis de las doctrinas de Platón: I. El hombre y la sociedad, Madrid, Alianza, pág, 123.

9
Platón, República VI, Madrid, Gredos, 2000. pág. 339.
imágenes, buscando divisar aquellas cosas en sí que no podrían
10
divisar de otro modo que con el pensamiento.”

Sócrates al igual que a los anteriores –que especifica dos tipos de objetos
visibles- le asigna valores similares dentro del campo del pensamiento.
Agregándole, sin embargo, la característica de niveles; uno del cual saca
consecuencias de cosas que da por supuestas –sensiblemente- sin poder dar
una explicación o descripción de estos supuestos. Y el otro nivel, en el que se
reconocen estos supuestos como puntos de partida, el cual asciende a un
punto de partida que no se ha dado por supuesto, tratando solo con las Ideas.
“…y, tras aferrarse a él, ateniéndose a las cosas que de él dependen,
desciende hasta una conclusión, sin servirse para nada de lo sensible, sino de
Ideas, a través de Ideas y en dirección a Ideas, hasta concluir en Ideas.” 11

Lo que nos quiere expresar Platón al final de su libro sexto es la


supremacía de lo físico sobre las imágenes o sombras, tanto en términos de
autenticidad como de claridad. Por lo tanto, diremos que el conocimiento será
superior a la opinión y, dentro del campo del conocimiento, el pensamiento no
hipotético (sin supuestos) será mas claro que el pensamiento hipotético o bajo
supuestos. Será la dialéctica la encargada de lograrnos hacer indagar a partir
de ideas para alcanzar ideas cada vez mas universales hasta llegar al final del
camino y contemplar la idea de Bien. Las imágenes y los sentidos serán los
que nos introduzcan en este método, pero la concepción de idea de bien es
puramente intelectual.

En este sentido, diremos que la Belleza en el Banquete, es el auténtico


modelo de una Idea platónica. Vemos como en este Diálogo, comienza desde
lo sensible (cuerpos bellos) -o doxa- expuesto por los encomios primeros; de
Fedro, Pausanias, Aristófanes, Erixímaco y Agatón. Hasta la ascendencia
gradual de la Idea de Belleza por medio de Sócrates, como entidad
trascendente. El ascenso va dejando de lado progresivamente las cosas
sensibles para concentrarse en lo inteligible. Es la Idea en que participan
todos los “individuales” bellos, teniendo en cuenta que su supervivencia no

10
Platón, República VI, Madrid, Gredos, 2000. pág. 340.

11
Platón, República VI, Madrid, Gredos, 2000. pág. 341.
está supeditada a cualquier acontecimiento que a estos “individuales” bellos
les pueda suceder. El proceso que nos acerca a ella es la dialéctica: se toma
conciencia de los objetos individuales que participan de las Ideas, rechazando
los sentidos y ascendiendo a una Idea elevada –por sí misma-, alcanzado
posteriormente la forma suprema del Bien.

CONCLUSIÓN

En primer lugar tenemos la figura de los encomios recibidos por parte de


Sócrates como forma de elogiar a Eros, dios del amor. Sócrates responde
irónicamente ante la intervención u opción de alguno de ellos, reclamando la
presencia de un verdadero elogio. Se encargará de dar a conocer su postura
sobre la verdadera naturaleza de este dios, todo esto lo hará por medio de la
sabia Diótima. Esta declarará que esta Idea suprema de belleza no tendrá
espacio sino en ella misma, y todas las particularidades nos ayudan a
introducirnos a ella, pero la verdadera contemplación de la Idea está en obviar
lo sensible y acercarnos a ella a través del intelecto.

Creo, y de forma muy personal, que el Banquete no es signo sino de un


gran elogio a Sócrates. Este gran hombre cumple con la difícil tarea de
acercarnos hacia la verdadera Idea de Belleza. Actúa como un demon, es Eros
que se hace visible en Sócrates a medida que transcurre el discurso diótimo-
socrático, es él quien nos conecta entre lo humano y lo divino.

Por último citar un texto de Guthrie:

“La mayor paradoja socrática es Sócrates en persona: el político


ideal que nunca participó en la vida pública, la encarnación del Amor
que es una prueba contra toda tentación sexual, el sátiro feo que es
divino y dorado, bello y maravilloso en su interior.” 12

BIBLIOGRAFÍA

12
W.K.C Guthrie, Historia de la Filosofía Griega; Tomo IV, Madrid, Gredos, 1990, pág. 381.
 I.M. Crombie, Análisis de las doctrinas de Platón: I. El hombre y la
sociedad, Madrid, Alianza.

 M. Martinez Hernandez, Introducción al Banquete, Platón, Diálogos III,


Madrid, Gredos, 2000.

 Platón, República VI, Madrid, Gredos, 2000.

 Platón, Diálogos III: El Banquete, Madrid, Gredos, 2000.

 W.K.C Guthrie, Historia de la Filosofía Griega; Tomo IV, Madrid, Gredos,


1990,

Вам также может понравиться