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Lo decisivo es el amor.

Jesús establece una estrecha conexión entre el amor a Dios y al prójimo.


Son inseparables.
No es posible amar a Dios y desentenderse del hermano.
Para buscar la voluntad de Dios, lo decisivo no es leer leyes escritas,
sino descubrir las exigencias del amor en la vida de la gente.
No existe un ámbito sagrado en el que nos podamos ver a solas con Dios;
no es posible adorar a Dios en el templo y vivir olvidado de los que sufren;
el amor de Dios que excluye al prójimo se convierte en mentira.
Lo que va contra el amor, va contra Dios.
José Antonio Pagola.
Jesús: aproximación histórica.

Mateo 22, 34-40. Domingo 30 Tiempo Ordinario –A-


26-10-2008
34
Cuando los fariseos oyeron que había tapado la boca a los saduceos,
se reunieron, 35y uno de ellos, experto en la ley, le preguntó para ponerlo
a prueba:

Los fariseos vuelven a reunirse con la renovada intención de encontrar


en las palabras de Jesús un motivo para acusarlo.
Ahora no envían a uno de sus discípulos, sino a un experto en la ley.
En un clima de legalismo asfixiante y atosigante,
la respuesta de Jesús supone, como siempre,
una ráfaga de oxígeno y de liberación.
36
-Maestro, ¿cuál es el mandamiento más importante de la ley?

Ante la complejidad de muchas situaciones de la vida


tod@s nos hemos preguntado alguna vez
qué es lo realmente importante.
Los judíos tenían centenares de preceptos:
365 "negativos" y 248 "positivos"
(los primeros empiezan por "no...", y los otros por "debes...").
No es de extrañar.
Toda sociedad organizada tiende a multiplicar
sus leyes y normas.
También nosotr@s podemos a veces andar perdid@s
sin saber bien a qué dar importancia y a qué no.
El Código de Derecho Canónico,
que regula la vida de la comunidad eclesial (del año 1983),
contiene 1752 cánones.
Jesús sigue dándonos la misma respuesta.
Jesús le contestó:
37

-Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma


y con toda tu mente. 38Éste es el primer mandamiento y el más importante.

Jesús siempre facilita y simplifica la vida.


Su respuesta es directa y clara. Lo primero y principal es el amor, no la ley.
Cuando falla el amor todas las leyes son insuficientes.
Cuanto menos amor hay, más seguridad dan las normas.
El amor ha de ser con todo el corazón –íntegro, no dividido-,
Con toda el alma –con la vida entera-
y con toda la mente –en una búsqueda del conocimiento pleno de Dios-
Su mandamiento siempre es una invitación, un regalo, una bienaventuranza
¿Cuál es el principio fundamental que motiva y guía mi vida?.
El segundo es semejante a éste:
39

Amarás al prójimo como a ti mismo.

Amar a alguien como a un@ mism@ es amarl@ como si fuera de mi familia,


como a las personas que más quiero.
A nivel teórico quizá no es cuestión difícil.
El “problema” se puede presentar al llevarlo a la práctica.
Las palabras de Jesús contienen también una valoración positiva
del amor a un@ mism@ en relación con el amor a Dios y a l@s demás.
¿Cómo cuido mis proyectos personales, mis ilusiones,
mi salud, mi enfermedad, mi felicidad?
En estos dos mandamientos se basa toda la ley y los profetas.

La gloria de Dios no está en el cumplimiento del sábado, ni en la pureza ritual,


ni en el culto. La gloria de Dios es que el ser humano viva,
“que el pobre viva” (Óscar Romero)
Nadie puede engañarse, creyendo que ama a Dios, si no confirma ese amor en el
amor a l@s herman@s. Para vivir el Amor el mejor camino es lanzarse a amar.
Sencillamente, basta que hagamos a l@s demás lo que queremos que ell@s nos
hagan a nosotr@s en los mil detalles de la vida de cada día.
El amor a Dios es la razón para amar al prójimo y el amor al prójimo es la garantía
de que nuestro amor a Dios no es un amor estéril y vacío.
Vivimos hoy en sociedades que tienen muchas más normas que el pueblo judío.
Vivimos en un mundo que tiene más millones de personas pobres oprimidas bajo la
usura internacional, que l@s oprimid@s por quienes clamaron los profetas.
No se puede separar la religión de la defensa de la justicia y de la lucha por l@s
pobres. No se puede ser intransigente en cuestiones discutibles de doctrina
y tener la manga ancha en cuestiones de derechos humanos
y de defensa de las personas más débiles.
La Palabra de Jesús es una invitación a sacudir nuestra pasividad,
a recuperar la indignación ética ante la situación intolerable de este mundo
llamado moderno y civilizado, y a volver a lo esencial del Evangelio,
al mandamiento principal y Único.
n v e ,
q u i e 0
a n o a . Jn 4 , 2
h e r m n o v e I
a s u q u i e n
a m a o s a
e n n o a D i
“ Q u i ma r
e d e a
no p u
Nuestro mundo gime, Señor, cargado de heridas.
Duele la guerra provocada entre países pobres.
Duele el hambre, la injusticia, la incultura...
Duelen los inmigrantes, refugiados, parados y excluidos...,
todos los que tienen sus derechos pisoteados
y no cuentan en esta loca historia nuestra.
No permitas, Señor, que vivamos felices
en el conformismo de los inconscientes,
ni que nos consideremos hijos tuyos
si no nos responsabilizamos de nuestros hermanos.
No consientas que anide en nuestro corazón el orgullo
y la miseria de quienes buscan sólo su bienestar
Guíanos, Señor, en la tarea que nos has encomendado
de cambiar corazones y estructuras, día a día,
para que nuestro mundo sea cada vez un poco más
semilla y primicia de tu Reino,
pues si Tú no lo haces confundiremos, de nuevo,
tu querer con nuestros mezquinos proyectos.
Planta, Señor, semilla nueva dentro de nosotros.
Áranos, riéganos, cuídanos como Tú sabes.
Afina nuestra sensibilidad y haznos permeables
para que tu agua, tu brisa y tus caricias
hagan de nosotros un campo fértil
donde florezcan la paz, la justicia y la solidaridad. Ulibarri Fl.

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