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Apuntes para el estudio de una experiencia contrainformativa durante el

tardofranquismo: La “Agencia Popular Informativa”, 1972-1976

Jose Pére i Granados


Javier Tébar

Prensa clandestina y cambio político

Durante los años sesenta en seno la sociedad española se produjeron una serie de
transformaciones sociales y económicas que acabaron influyendo de forma decisiva en
el proceso de cambio político institucional de la década posterior, en el tránsito de la
dictadura a la democracia: el crecimiento económico acelerado, la inmigración urbana,
el crecimiento de la clase media, la masificación de la universidad, los contactos con el
exterior a través de la emigración y el turismo, la revuelta cultural de la juventud. Todo
ello estuvo unido al aumento de la presencia e implantación social de la oposición
política, especialmente la organizada por el Partido Comunista de España. Estas nuevas
realidades chocaron frontalmente con unas estructuras políticas que continuaban
legitimándose, en gran medida, a partir del recuerdo de una guerra sangrienta, y que en
determinados momentos sólo fueron capaces de responder a la movilización popular a
través de la represión policial. Con ello se evidenciaba el carácter contradictorio de la
liberalización del régimen, llevada a cabo en el plano económico desde los Planes de
Estabilización a finales de los años cincuenta pero que en el ámbito político se redujo a
unos retoques institucionales que se revelaron insuficientes, y más bien remozaban la
fachada de un régimen que no modificaba su carácter dictatorial.1
La progresiva socialización, especialmente a partir de los años sesenta, de las
actitudes antifranquistas, más allá de las organizaciones políticas y sindicales de la
oposición, propició el surgimiento y extensión de una potente cultura cívica que en los
últimos años de la Dictadura adquirió un notable protagonismo. En este sentido, tal

1
Como defienden Carme Molinero y Pere Ysàs, “el régimen se veía en la necesidad de ampliar el marco
normativo para evitar que la represión estuviera omnipresente, pero al ser la organización obrera y la
conflictividad cada vez mayor, se veía obligado a dotarse de los instrumentos necesarios para impedir su
desarrollo”. MOLINERO, Carme.- YSÀS, Pere, Productores disciplinados y minorías subversivas,
S.XXI, Madrid, 1998, p.76.

1
como plantea Joe Foweraker2, sería necesario centrarse en las tendencias a largo plazo
de la sociedad civil, como indicador histórico más adecuado a la hora de analizar los
procesos de cambio político, ya que no se ha estudiado a fondo su aportación en la
construcción de la democracia, siendo en ese terreno donde hay que buscar el caldo de
cultivo previo donde se fraguaron las actitudes sociopolíticas que se manifestaron
durante el proceso de transición. La crisis de hegemonía del Estado franquista tiene
también, así pues, uno de sus orígenes en la eclosión de una cultura mayoritariamente
crítica y comprometida en gran parte con los movimientos de oposición a la dictadura.
De ella procedían determinados compartimientos y actitudes sociales que contribuyeron
a la deslegitimación del régimen, a partir de la exigencia de reconocimiento del
pluralismo ideológico y político que ya comenzaba a expresarse por parte de algunos
sectores de la sociedad civil. Así las cosas, la transición ideológica y cultural se podría
decir que comenzó mucho antes del cambio político, existía una cultura democrática
mucho antes de la desaparición del régimen, una cultura basada en la crítica y la
negación, construida con relación a una conciencia de cambio y la necesidad de
recuperación de la memoria histórica
A pesar de que la prensa clandestina jugó un importante e incuestionable papel
en la construcción de la cultura democrática, su análisis se ha visto en parte marginado
hasta la fecha. En los últimos años se ha avanzado considerablemente el estudio de la
prensa, tanto la generada por el propio régimen3, como la prensa legal con actitudes de
oposición4; pero lamentablemente en cambio la atención de la evolución de la prensa
clandestina antifranquista continúa siendo todavía muy escasa.5 Si bien se ha

2
FOWERAKER, Joe, La democracia española. Los verdaderos artífices de la democracia en España,
Arias Montano, Madrid, 1990.
3
Ver: SEVILLANO CALERO, Francisco: Propaganda y medios de comunicación en el Franquismo.
Universidad de Alicante, 1998; SEVILLANO CALERO, Francisco, Ecos de papel: La opinión de los
españoles en la época de Franco, Biblioteca Nueva, Madrid, 2000; BORDERIA ORTIZ, E., La prensa
durante el franquismo. Represión, censura y negocio. Valencia (1939-1975), Valencia, 2000; DE LAS
HERAS PEDROSA, Carlos, La prensa del movimiento y su gestión publicitaria (1936-1984),Universidad
de Málaga, Málaga, 2000; CHULIÁ, Elisa, El poder y la palabra. El régimen de Franco ante la prensa y
el periodismo, Biblioteca Nueva- UNED, Madrid, 2001 y GARCÍA GALINDO, Juan A.- GUTIERREZ
LOZANO, Juan F.(eds.), La comunicación social durante el franquismo, Diputación de Málaga, Málaga,
2002
4
Ver: ALTED, Alicia- AUBERT, Paul (eds.), TRIUNFO en su época, Pléyades, Madrid, 1995 ; PARGA
PLATA, Gabriel, La razón romántica. La cultura política del progresismo español a través de Triunfo,
Biblioteca Nueva, Madrid, 1999; FERRÉ, Carme, Intel·lctualitat i cultura resistents. Serra d’Or, 1959-
1977, Galerada, Barcelona, 2000; DE CABO, Isabel, La resistencia cultural bajo el franquismo. En torno
a la revista “Destino” (1937-1961),Altera, Barcelona, 2001 y RENAUDET, Isabelle, Un parlament de
papier: La presse d’opposition au franquisme durant la dernière dècennie de la dictadura et la transition
démocratique, Casa de Velásquez, Madrid, 2003.
5
Al margen de la excelente tesis de Arancha Sarriá sobre “Cuadernos de Ruedo Ibérico”, hasta la fecha
solo contamos con algunas pequeñas aportaciones que no van más allá de constituir primeras

2
profundizado en la atención para la prensa clandestina de los años de la inmediata
posguerra6, continua siendo especialmente escaso el estudio detallado de la prensa
clandestina que surgió durante el período de los años sesenta y setenta, precisamente
cuando tuvo lugar un salto cuantitativo muy importante en la edición de todo tipo de
boletines y publicaciones de carácter periódico.
La prensa clandestina del periodo 1939-1977, así pues, nos ofrece unas
posibilidades para el estudio del período franquista que no han sido del todo
aprovechadas de forma satisfactoria. Este tipo de publicaciones tiene un extraordinario
valor como fuente documental que no debería ser despreciado en absoluto, aunque no
obstante, como han advertido Josep Fontana y Pere Ysàs, su análisis debe llevarse a
cabo con mucha prudencia, teniendo siempre en cuenta el contexto sociopolítico en el
que fue generada.7 En todo caso, en la actualidad podemos constatar una situación un
tanto ingrata en lo relativo a las posibilidades de realizar estudios sistemáticos sobre la
prensa clandestina del periodo franquista. Su localización, a menudo formando parte de
colecciones privadas, su estado de conservación dada la escasa calidad de la impresión y
los materiales que se utilizaban para su producción, así como las dificultades de acceso
a su consulta, son lastres que pocos investigadores han sido capaces de superar hasta la
fecha. Eugeni Giralt señaló, hace ya más de una década, las enormes dificultades
encontradas de cara a impulsar un ambicioso pero muy necesario proyecto de edición
de un catálogo de toda la prensa antifranquista española a partir de un conjunto de

aproximaciones al análisis de la prensa clandestina. Ver: SARRÍA BUIL, María Aranzazu, Cuadernos de
Ruedo Ibérico ( 1965- 1979). Exilio, cultura de oposición y memoria histórica, Tesis Universidad de
Zaragoza, Zaragoza, 2001; ESTEBAN, M., La acción comunista en el campo a través de sus
publicaciones clandestinas,1964-1975 en TUSELL, J.-ALTED, A.-MATEOS, A., La oposición al
régimen de Franco, UNED, Madrid, 1990; GONZÁLEZ, S, La prensa clandestina comunista. La Acción
Sindical,1967-1975 en TUSELL, J.-ALTED, A.-MATEOS, A., La oposición al régimen de Franco.
UNED, Madrid, 1990; CHUECA, I., La oficina de prensa de Euzkadi. Un caso de información
antifranquista en VVAA, IIº Encuentro de investigadores del franquismo, I.C.Juan Gil-Albert-
Universitat d’ Alacant- Universitat de Valencia, Alacant, 1995; SANTULLANO, G., La prensa
comunista en Asturias: 1918-1975 en ERICE, Francisco (Coor.):Los comunistas en Asturias. 1920-1982.
Trea. Gijón, 1996 y GORDON, Carlos A., “Lee y difúndelo”.Apuntes para una historia de la prensa
comunista en Asturias (1937-1977), en AAVV, Vº Encuentro de Investigadores del Franquismo,
Universidad de Castilla-La Mancha – Fundación Primero de Mayo, Albacete, 2003.
6
Entre algunos de los estudios meritorios para el caso de Cataluña se encuentra el de BOVÉ, Miquel y
CAPILLA, Antoni, La premsa de sorra: les publicacions obreres clandestines a la Catalunya de
postguerra, 1939-1953. Barcelona, Col·legi de Periodistes de Catalunya, 1995.
7
FONTANA, Josep, “Pròleg” en HERAS CABALLERO, P.A., La oposición al franquismo en las
comarcas de Tarragona (1939-1977), El Mèdol, Tarragona, 1991. Pere Ysàs, con relación al análisis de
la prensa comunista planteó la necesidad de contrastarla con otro tipo de fuentes, puesto que en muchas
ocasiones la realidad que vivía la militancia de base “estaba notablemente alejada del discurso político
que aparecía en los documentos y que difundía la propaganda, lo que puede llevar a un análisis y
conclusiones erróneas si se tienen en cuenta exclusivamente esos textos” YSÀS, Pere, Huelga laboral y
huelga política. España, 1909-1975 en Ayer, nº4, 1991, p.201.

3
materiales conservados en diversos centros de documentación y estudio catalanes.8 El
ambicioso proyecto de Giralt, a pesar de constituir una aportación absolutamente
imprescindible de cara a la posterior investigación, no obtuvo finalmente resultados,
pero sin embargo, en los últimos años se han publicado algunos catálogos que
constituyen un punto de referencia básico para todo aquel investigador que pretenda
adentrarse en el análisis de la prensa clandestina antifranquista.9
A pesar de las dificultades que acabamos de constatar, parece necesario analizar
este tipo de prensa, con el objetivo de llevar a cabo un seguimiento de todas aquellas
situaciones de conflicto que fueron silenciadas o tergiversadas por los medios de
comunicación controlados por el régimen. El franquismo tuvo en la prensa y en los
medios de comunicación de masas uno de los mecanismos más importantes de cara al
control social, y de hecho constituyeron una pieza clave del aparato de dominación que
se instauró con el final de la Guerra Civil.
La elección como tema de estudio de una de las diversas experiencias de
“contrainformación” catalana, la Agencia Popular Informativa, nos ha sido posible
gracias a que contábamos con la posibilidad de un fácil acceso a toda la documentación
que en la actualidad se conserva sobre ella.10 Nuestra intención es exponer a grandes
rasgos, sus características formales y situar la experiencia en el contexto en el cual
surgió. En todo caso, no hemos realizado un análisis en profundidad de sus contenidos y
su evolución a través de un vaciado sistemático de las publicaciones que impulsó, ya

8
GIRAL, Eugeni, La premsa política existent a les biblioteques de Barcelona, en “Quaderns del
CEDOC”, nº1, Bellaterra, Universitat Autònoma de Barcelona, Facultat de Ciències de la Informació,
1991, p.18. No obstante, existían ya en aquellos momentos varios catálogos de publicaciones
antifranquistas clandestinas en Cataluña y España: DE CORA, J., Panfletos y prensa antifranquista
clandestina. Ediciones 99, Madrid, 1977; CREXELL, Joan, Premsa catalana clandestina 1970-1977.
Cirio. Barcelona, 1977; GIRALT, Eugeni, Premsa clandestina i de l’exili (1939-1976). CEHI. Barcelona,
1980; MORAGÓN, F.F., Premsa clandestina al País Valencià (1962-1977), Ed. Climent, València, 1980;
OLIVER, J.- PAGÉS, J.- PAGÉS, P., La prensa clandestina (1939-1956). Propaganda y documentos
antifranquistas, Bruguera, Barcelona, 1978 ; VILADOT, A., Nacionalismo y premsa clandestina (1939-
1951), Curial, Barcelona, 1987. TÉBAR HURTADO, Javier y GARCÍA, Juanma (Coords.), La premsa
silenciada. Clandestinitat, exili i contrainformació (1939-1977). Fundació Cipriano García – Arxiu
Històric de CCOO de Catalunya, Barcelona, 2003.
9
En los últimos años se ha publicado el catálogo de prensa clandestina del Arxiu Històric de la Ciutat de
Barcelona, y el catálogo, en dos extensos volúmenes, del Archivo Histórico del Partido Comunista de
España en el cual se describen sus fuentes hemerográficas. Ver: LLORENS SALA, Teresa: Premsa
clandestina i de l’exili a l’Hemeroteca de l’Arxiu Històric de la Ciutat (1939-1977). Ajuntament de
Barcelona, Barcelona, 2001 y RAMOS, Victoria, Catálogo de los fondos del Archivo Histórico del
Partido Comunista de España, Vol. I, Fundación de Investigaciones Marxistas, Madrid, 1997 y RAMOS,
Victoria, Catálogo de los fondos del Archivo Histórico del Partido Comunista de España, Vol. II,
Fundación de Investigaciones Marxistas, Madrid, 2000.
10
La colección completa de las publicaciones de la Agencia Popular Informativa junto a la
documentación que nos ha permitido llevar a cabo una reconstrucción de sus orígenes y trayectoria, se

4
que con esta comunicación pretendemos, esencialmente, dar a conocer una nueva fuente
documental de carácter hemerográfico muy útil para todos aquellos investigadores
interesados en el estudio del tardofranquismo y el cambio político en el Estado español.
Nos planteamos aquí la posibilidad de realizar una descripción de sus orígenes y su
trayectoria, a la cual añadimos un breve análisis, que sería necesario profundizar en el
futuro, de sus líneas generales, su declaración programática, sus métodos de trabajo, las
limitaciones que imponía a su labor en contexto sociopolítico y del apoyo social con
que contaban este tipo de iniciativas.

Conflictividad social y control totalitario de la información

En las concentraciones obreras tradicionales, desde principios de los años


sesenta, los movimientos huelguísticos y de protesta eran el reflejo de una creciente
conflictividad laboral. Esta nueva situación produjo la búsqueda de respuestas por parte
de las autoridades. A mediados de esa década, a causa del espectacular aumento de la
conflictividad social, comenzaron a oírse voces que, desde el propio régimen, proponían
algunos cambios y adaptaciones del marco legislativo que permitieran a medio plazo la
continuidad de la dictadura. Uno de aquellos cambios legislativos implementados fue la
“Ley de Prensa” de 1966, conocida como “Ley Fraga”, puesto que Manuel Fraga
Iribarne era entonces el titular del Ministerio de Información y Turismo. Hasta aquellos
momentos estuvo en vigor la Ley 1938, una norma de inspiración fascista, redactada en
plena guerra por José Antonio Giménez Arnau, Antonio Tovar y Dionisio Ridruejo bajo
la tutela del Ministerio del Interior controlado por Ramón Serrano Suñer, con la
intención de controlar totalitariamente la información eliminando la pluralidad
ideológica de la prensa republicana y convirtiéndola en una mero aparato de propaganda
a las órdenes de las estrategias del Nuevo Estado. La censura previa, el régimen de
consignas y el control totalitario de la prensa se convirtió en uno de los instrumentos
represivos en manos de un régimen dictatorial que negaba las libertades básicas del
individuo y los derechos humanos, un factor coherente con un régimen que se había
alineado con los fascismos europeos de los años cuarenta y que tras la Segunda Guerra
Mundial se convirtió, junto al salazarismo portugués, en el único superviviente en el
marco de la Europa Occidental. Sería precisamente la necesidad de distanciarse de sus

conserva actualmente en la Fundació Cipriano García - Arxiu Històric de CCOO de Catalunya


(AHCONC).

5
orígenes fascistas e intentar presentarse ante la opinión pública occidental como un
régimen en cierta medida equiparable a las democracias europeas lo que llevó al
Ministro Fraga Iribarne a impulsar aquel cambio legislativo. A raíz de dicha ley, la
prensa uniforme dejó paso a un relativo pluralismo, aunque extremadamente controlado
por las autoridades. Antes de 1966 tan sólo la Iglesia estaba exenta de la censura previa,
pero a partir de entonces, un sector de la prensa legal dará cabida en sus páginas a
políticos disidentes y voces de oposición, si bien éstos, podían mostrar su oposición a
proyectos gubernativos concretos, pero jamás tuvieron la posibilidad de plantear ataques
directos y explícitos hacia al régimen. Además, hubo importantes diferencias entre la
prensa diaria, más controlada y por lo tanto conservadora, y las publicaciones de mayor
periodicidad como “Destino”, “La Gaceta Universitaria”, “Cuadernos para el Diálogo”,
“Triunfo” o “Serra d’Or” , prensa, que por otra parte, sería continuamente sometida a
sanciones y secuestros. El carácter “aperturista” de la ley de prensa de 1966 fue
extremadamente limitado ya que si bien la censura previa pasó a ser voluntaria, en
cambio, se aplicó un nuevo régimen de sanciones a posteriori, tratándose más bien de
un instrumento utilizado para sancionar críticas a la dictadura que no pensado como una
forma de apertura, puesto que a través de su segundo artículo, se podían imponer duras
penas a todo escritor que no acatase en sus artículos las leyes fundamentales del
régimen o no respetase a las personas e instituciones, el orden público o la moral. Por lo
tanto, se trató de una operación fundamentalmente cosmética destinada a permitir un
“pseudopluralismo” pensado como una forma de frenar el creciente descontento de
sectores sociales que habían apoyado al régimen pero comenzaban a sentirse
incómodos, manteniendo en cambio en vigor la exclusión rigurosa de las opiniones
contrarias a la dictadura. En un documento confidencial del Ministerio de Trabajo,
elaborado el año 1972, se puede apreciar la manifiesta preocupación del régimen
respecto a la difusión de noticias relacionadas con el aumento de la conflictividad
social, especialmente la generada por el movimiento obrero, así como su voluntad de
controlar la difusión en la prensa de noticias relacionadas con ese asunto,
“Los medios de comunicación social, especialmente la Prensa, tienen
indudablemente cada día mayor trascendencia en las situaciones conflictivas
relacionadas con el mundo laboral.[…] Una valoración del contexto informativo
en torno al conflicto produce en general una impresión favorable a la posición de

6
los huelguistas. Crear un clima de repulsa de estas actividades conflictivas
comprendemos que es difícil, pero es una parte principal del éxito”.11
A partir del estado de excepción de 1969 se vivió un crecimiento espectacular de la
conflictividad laboral, y las autoridades, a pesar de la supuesta apertura informativa,
fueron muy claras en relación con las orientaciones que debían aplicarse en la prensa.
Las consignas oficiales enviadas a los directores de prensa, ponían de manifiesto el
elevado grado de mediatización de la información alcanzado por el régimen,
“En las orientaciones que se dan a los medios informativos debe incluirse, con
carácter preferente en los próximos meses, la de que silencien o reduzcan al
máximo la mayor parte de las noticias o informaciones sobre conflictos”.12

API: Un proyecto antifranquista, independiente y unitario

La sociedad española de finales de la década de los sesenta tenía en el área


industrial barcelonesa, que era en aquellos momentos el mayor núcleo de población
obrera del Estado español, el centro donde existía el grado mas elevado de
conflictividad en términos absolutos, según los datos proporcionados por el Ministerio
de Trabajo. Estos datos, a pesar de que deben de ser utilizados con una cierta
prudencia13, muestran un aumento espectacular de la conflictividad obrera en todo el
país, pero especialmente en la provincia de Barcelona, donde se pasó de los 36
conflictos registrados por el Ministerio en 1969 a los 714 del año 1974.14 Fue en ese
marco sociopolítico donde surgieron una serie de experiencias contrainformativas, entre
las cuales se encuentra la Agencia Popular Informativa. Ésta nació con la voluntad de
constituirse en una respuesta al bloqueo informativo que el régimen imponía. Según los
informes del Gabinete de Enlace del Ministerio de Información y Turismo, un
organismo impulsado en 1962 por el mismo Fraga Iribarne con la intención de

11
“Documento confidencial del Ministerio de Trabajo sobre información i conflictividad laboral, 1972.”
Fragmentos extraídos del Manifiesto fundacional de la Agencia Popular Informativa, 1972”. AHCONC.
Fondo Alfons Labrador. Colección Hemerográfica. Sig. 0007C003.
12
Ibídem.
13
Según Carme Molinero y Pere Ysàs, el Ministerio de Trabajo minimizó los datos relacionados con la
conflictividad laboral hasta 1974, mientras que en cambio la documentación generada por la OSE muestra
una aumento progresivo de la conflictividad a partir de 1962. Molinero e Ysàs llevaron a cabo un análisis
cuantitativo de la conflictividad a partir de la documentación de la OSE, inédita hasta la fecha, ya que
antes tan sólo se habían utilizado los datos del Ministerio de Trabajo, que como vemos en su trabajo,
muestran una conflictividad menor a la reflejada en los datos de la Organización Sindical. MOLINERO,
Carme-YSAS, Pere, Productores disciplinados y minorías subversivas, Siglo XXI, Madrid, 1998.
14
Informe sobre conflictos colectivos de trabajo, Ministerio de Trabajo, Madrid, 1976. pp.14-15.

7
centralizar y coordinar los diferentes servicios de información del régimen, se trataba de
la sección española la Agence de Presse Liberation, una agencia de prensa militante
creada en Francia en junio de 1971 por un colectivo de periodistas próximos al Partido
Comunita Francés, dirigida por Jean Paul Sartre y Maurice Clavel.15 En esta ocasión, y
según las entrevistas realizadas a miembros de la agencia, los servicios de información
franquistas desconocían los verdaderos orígenes del colectivo. La agencia no era la
sección española de la APL francesa, a pesar de que puede tener sentido que la Oficina
de investigación sobre comunismo y actividades subversivas de la Oficina de Enlace
buscara una relación con el exterior que explicara la actividad de API, lo cierto es que
sus relaciones con periodistas y publicaciones extranjeras se establecían por otras vías,
fundamentalmente a través del envío de información a los diarios extranjeros o sus
corresponsales. Una especial intensidad tuvo su relación con el corresponsal en Madrid
de la publicación francesa Le Monde Diplomatique. Los mismos informes que atribuían
a la agencia esa relación con la APL, no dudaban en defender su estrecha relación con el
PCE-PSUC,
“Se trata de una publicación clandestina difundida con regularidad y que, sin
adscripción a grupo representativo alguno, reproduce numerosa información
claramente tendenciosa relativa a la situación de los distintos sectores,
principalmente profesionales, en oposición al régimen establecido,[…],es muy
posible que la inspiración comunista que la impregna proceda del PSUC o algún
otro tentáculo del P.C ortodoxo que utilicen solapadamente esta plataforma
como un aparato más de sensibilización. Madrid, 28 de marzo de 1973”.16
No obstante, a pesar de que algunos de sus miembros militaban en organizaciones
políticas antifranquistas, la agencia no era un proyecto partidista. API era un organismo
independiente, impulsado por un grupo de periodistas provenientes, mayoritariamente,
de la Escuela de Periodismo de la Iglesia, una iniciativa docente impulsada en paralelo
a la escuela de periodismo oficial. En aquella escuela se conocieron un grupo de
estudiantes que militaban en el del Partido Socialista Unificado de Cataluña,
exmilitantes con posiciones críticas con respecto a esta organización, algún miembro del
colectivo Cuadernos Rojos y una persona que se definía como independiente de

15
Archivo General de la Administración (AGA). Sección Cultura. Gabinete de Enlace del Ministerio de
Información y Turismo. Caja 603: “Agencia Popular Informativa ( 1972-1974)”.
16
Ibídem.

8
cualquier organización política17. Enric Bastardas, vinculado a Cuadernos Rojos, Lluís
Basset, exmilitante del PSUC, Alfons Labrador, un trabajador de la industria química
vinculado a Comisiones Obreras, Jordi Socias, fotógrafo militante del PSUC, Lluís
Maria Bonet, también exmilitante del PSUC y Andreu Claret militante de aquella
organización, entraron en contacto con Jorge González Aznar, un líder madrileño del
movimiento estudiantil a principios de los sesenta, y uno de los impulsores de la
Oposición de Izquierdas (OPI) dentro del PCE. Aznar se había exiliado en París a
finales de aquella década, en donde no mantuvo buenas relaciones con Santiago
Carrillo. A principios de 1972 volvió al interior y se instaló en Barcelona en la
clandestinidad, entre otras razones por estar considerado como prófugo por el ejército al
no haber realizado el servicio militar. Tras varias reuniones celebradas en el domicilio
particular de Bastardas, en mayo de 1972 decidieron poner en marcha la agencia.
Contaron además con la participación de un colectivo de militantes antifranquistas no
vinculados directamente con la profesión, pero igualmente interesadas en la experiencia
contrainformativa. El carácter profesional de la mayoría de sus componentes, no
suponía, evidentemente, una posición apolítica del grupo, pero tampoco su adscripción
a una organización política concreta, sino que por el contrario, el colectivo tenía una
composición heterogénea con una ideología que se podría definir genéricamente como
de izquierda antifranquista.
El colectivo estaba formado por un grupo técnico y organizativo dedicado a
tareas de coordinación ejecutiva y de continuidad, que contaba con una extensa red de
colaboradores, corresponsales y lectores, individuales y colectivos, que permitía la
recogida de noticias, la elaboración, producción y distribución de sus materiales, así
como también la obtención de recursos económicos para su financiación. Al margen del
colectivo de profesionales de la información que impulsó la constitución de la agencia,
al cabo de un tiempo se incorporaron a ella otros periodistas como Ferran Sales, Josep
Guifreu y Antoni Reig. El grupo técnico tenía la intención de desarrollar una activa red
de relaciones personales entre sectores de periodistas demócratas y otros sectores
profesionales,
“una red […] en todas las comarcas catalanas y en el resto del Estado español,
como base de su propia existencia y organización. Esta orientación tenderá a
establecer núcleos colectivos de “contraindicación” coordinados, susceptibles de

17
Entrevista a Alfons Labrador, 17 de octubre de 1991.

9
actuar en todo momento de manera autónoma, fundamentalmente en los períodos
de crisis política o represión”.18
Esta coordinación, según lo expuesto por el colectivo, debía extenderse a una
coordinación efectiva con otras experiencias del mismo tipo que se estaban
desarrollando en otros puntos de la geografía española, como la Agencia Democrática
de Información madrileña, “en aras de un intercambio de informaciones y experiencias,
y con vistas a su coordinación”.19 La creación de esta red de información y
colaboración imponía al núcleo técnico y organizativo de la agencia de dotarse de los
mecanismos que asegurasen la aplicación en todos los niveles de su actividad de las
medidas de seguridad imprescindibles en la clandestinidad. Un objetivo que parece se
cumplió satisfactoriamente si tenemos en cuenta que durante sus más de cuatro años de
actividad no tuvo lugar ninguna detención de personas relacionadas con las tareas del
colectivo.20
Sus actividades comenzaron en mayo de 1972 y su forma fundamental de
divulgación de las noticias fue un boletín quincenal escrito en lengua castellana. No
obstante, se dio una cierta irregularidad en su publicación, que fue acompañada de la
publicación de dossiers temáticos, de diversas colecciones de documentos y, por último,
de un número especial en el que se recogían 103 títulos de prensa clandestina
antifranquista.21 Con la intención de atender las noticias de última hora sobre un hecho
o acción destacable, crearon un “servicio urgente”, dedicado a la elaboración de
separatas, pensadas como forma de dar la máxima difusión a nivel nacional e
internacional a conflictos como, por ejemplo, la ocupación de la SEAT, la detención de
los miembros de la Asamblea de Cataluña, la ejecución de Salvador Puig Antich o la

18
Balance de más de un año de experiencia de API, noviembre de 1973. AHCONC. Fondo Alfons
Labrador. Colección Hemerográfica. Sig. 0007C003. Sería necesario profundizar en el análisis de la
efectividad de esta red, de su funcionamiento y su extensión.
19
Manifiesto fundacional de la Agencia Popular Informativa, 1972”. AHCONC. Fondo Alfons Labrador.
Colección Hemerográfica. Sig. 0007C003.
20
Según Alfons Labrador, “no hubo ninguna caída, a pesar de que nos asustaron en alguna ocasión.
Recuerdo cuando la policía registró el piso de Maria del Mar Bonet, donde encontraron diversos
materiales relacionados con API, o cuando Humbert Romà estuvo a punto de ser detenido en la reunión
de la Asamblea de Cataluña en la iglesia de Santa Maria Mitjançera”. Entrevista a Alfonso Labrador, 17
de octubre de 1991.
21
Agencia Popular Informativa. Revista de prensa clandestina, nº1, Barcelona, marzo de 1974.
AHCONC. Fondo Alfons Labrador. Colección Hemerográfica. Sig. 0007C003.

10
detención de los miembros de la Unión de Militares Demócratas, entre otros, con la
intención de promover movimientos de solidaridad en su apoyo.22
La actividad de la agencia tuvo continuidad hasta mayo de 1976, cuando
publicaron su boletín número setenta, y solo hubo un breve paréntesis de ocho meses,
entre abril y noviembre de 1975, durante los cuales se suspendieron sus actividades, en
buena medida, resultado de las consecuencias que tuvo el discurso aperturista, el
llamado ”espíritu del 12 de febrero” entre algunos miembros de la agencia. En aquellos
momentos, el núcleo directivo de la agencia consideró que el papel informativo que
cumplían se había modificado en cierta manera en el nuevo contexto de la que entonces
se denominó “apertura informativa” del primer gobierno Arias Navarro. Andreu Claret
y Jorge González Aznar, interpretaron que la nueva situación suponía un cambio
definitivo en la evolución del régimen y sobretodo, de cara a la actividad clandestina del
colectivo, y abandonaron la agencia, optando profesionalmente por otras vías. Claret
entraría a formar parte de la plantilla de “Cambio 16”, mientras que Aznar pasó a
formar parte del equipo de redacción del órgano de CC.OO. de Cataluña “Lluita
Obrera”. No obstante, dicha apertura no fue más que un espejismo bajo el cual se
escondía un endurecimiento represivo y una evidente continuidad en los principios
fundamentales del régimen. Este hecho llevó a la dirección de la agencia a decidir
reiniciar su tarea, buscar la colaboración de otros profesionales de la información que
acabó materializándose en la incorporación al colectivo de los periodistas Humbert
Romà y Amparo Tuñón, y en octubre de aquel mismo año se reorganizó y continuó
publicando sus boletines y dossiers. Esta segunda etapa, con los mismos objetivos que
la primera, finalizó en mayo de 1976, esta vez sí, en un nuevo contexto político que
llevó a considerar a los miembros de la agencia que, ante la nueva etapa política que en
aquellos momentos se vislumbraba, carecía de sentido seguir en marcha con las tareas
de contrainformación que hasta aquellos momentos habían sido fundamentales en el
contexto de falta de libertad informativa.
El carácter antifranquista de API, su labor en el terreno informativo con una
absoluta independencia y, especialmente, su carácter unitario, fueron los puntos
elementales de la Agencia. Ante el bloqueo informativo que el régimen imponía,
manifestado con toda claridad en el documento confidencial del Ministerio de Trabajo

22
Según los datos recogidos en la entrevista realizada a Alfons Labrador, “la infraestructura,
completamente autónoma,[…] difundió sus publicaciones en Cataluña, todo el Estado y en quince
países”. Entrevista a Alfons Labrador, 17 de octubre de 1991.

11
anteriormente citado, API se planteaba una cuestión fundamental, “¿Cómo es posible
romper este bloqueo? ¿Cómo suministrar una información veraz, rápida, continua y
generalizada?”.23 Los objetivos para conseguirlo fueron definidos perfectamente e lo
que podría considerarse su carta fundacional:
“-Suministrar informaciones a los militantes y organizaciones que participan en
las luchas obreras y populares;
-Popularizar y extender las acciones y características de la lucha popular ante la
opinión pública:
-Incidir directa y permanentenente sobre la prensa legal, a escala del país e
internacionalmente, para conseguir la publicación del máximo número de
informaciones relativas a las acciones o acontecimientos sociales y políticos que
se producen diariamente.”
Las secciones habituales con que contaba el boletín quincenal eran: informaciones
políticas, movimiento obrero, movimiento popular, represión y documentos
confidenciales del régimen. Entre las noticias a las que se consideraba que había que dar
una atención preferente, había básicamente dos, alrededor de las cuales giraba el resto.
Los dos temas preferentes eran: la realidad nacional catalana y, por otra parte, las
acciones y manifestaciones unitarias del movimiento popular antifranquista.24 Por lo
que respecta a la cuestión de la defensa del hecho diferencial catalán, la agencia
afirmaba que “surgida en Cataluña, entiende dar importancia primordial a las
informaciones relacionadas con la realidad nacional catalana y su movimiento
popular[…]. En este sentido, buscará un estrecho contacto con todos sus núcleos,
publicaciones e instituciones catalanas en el exilio o la emigración”.25
No obstante, y a pesar de su atención primordial a este tipo de cuestiones, la
agencia, era cualificada en ciertos ambientes nacionalistas como “prensa españolista”,
en gran parte a causa de la prioridad que daba al castellano en sus publicaciones.
Respecto a la utilización del castellano, el colectivo API consideraba que, “hasta el
momento han sido exclusivamente razones de carácter económico- y la ausencia de

23
Carta Fundacional de la Agencia Popular Informativa. AHCONC. Fondo Alfons Labrador. Colección
Hemerográfica. Sig. 0007C003.
24
Balance de más de un año de API, setiembre de 1973. AHCONC. Fondo Alfons Labrador. Colección
Hemerográfica. Sig. 0007C003.
25
Ibídem.

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ayuda al respecto- las que han impedido la normal publicación de todos los materiales
de API en edición bilingüe, uno de los principales objetivos de API”.26
Las razones que argumentaba el colectivo en relación con la utilización del
castellano en sus publicaciones, estaban justificadas por su voluntad de enmarcar su
tarea en el contexto sociopolítico del conjunto de España. Era ésta una consideración de
carácter pragmático respecto a su incidencia en el conjunto de la población catalana, y
al mismo tiempo, su coordinación en la canalización de información con el resto del
país y con la prensa internacional. Así, en sus declaraciones exponían:
“API ha utilizado para difundir sus materiales la lengua castellana. Esta
circunstancia se ha debido exclusivamente, y así lo hemos hecho constar en
múltiples ocasiones, a la imposibilidad económica de ofrecer una doble edición de
nuestros boletines, como era nuestro deseo. La publicación únicamente en lengua
catalana no nos era viable, dado que nuestros boletines han llegado a todo el
Estado español y a numerosos países europeos. La intención de utilizar por parte
de API la lengua catalana como vehículo irrenunciable de expresión ha quedado,
por otra parte, patente con la publicación, a instancias de la Assemblea de
Catalunya, del “Report de treball sobre la campanya de l’ús oficial de la llengua
catalana”. Los repetidos ataques de que hemos sido objeto calificándonos de
“españolistas” por parte de quienes parecen enarbolar la lengua catalana como
única justificación ideológica, tampoco encuentran validez en nuestra continuada
publicación de noticias políticas y de luchas obreras y provenientes de todo el
Estado español”.27
Además de considerar necesario mantener un canal de intercambio de documentación
con colectivos que impulsaban experiencias similares y otro tipo de fuentes
informativas del resto del Estado, la agencia, en su argumentación, valoraba que había
una relación directa con las necesidades del mismo movimiento político y social

26
Los argumentos de la Agencia con relación a éste tema se pueden encontrar en el documento Balance
de un año de API. AHCONC. Fondo Alfons Labrador. Colección Hemerográfica. Sig. 0007C003. En sus
boletines se planteó reiteradamente que era la falta de infraestructuras lo que imposibilitaba la publicación
de sus publicaciones en castellano y catalán a la vez. En el número 67 de su boletín, del cinco de febrero
de 1976 se decía, “con el presente Boletín, API comunica que a partir del nº66 (16-1-76) publica
conjuntamente con su tradicional edición en castellano, la edición en catalán, que desde su creación […]
ha sido una de las principales preocupaciones y un objetivo básico de todo el Colectivo.” No obstante,
algunos investigadores, como Joan Crexell, consideran que la utilización del castellano respondía
exclusivamente a posicionamientos de carácter ideológico, que según este autor tenía, “un llenguatge i un
enfocament espanyolista”. CREXELL, Joan, Premsa catalana clandestina 1970-1977, Cirio, Barcelona,
1977.

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antifranquista que se había generado en Cataluña, considerando que, “como elemento
esencial de la problemática del movimiento popular catalán, API ejercitará el derecho
al uso de la lengua catalana, siempre y cuando ello no repercuta en una menor
difusión, dentro y fuera de Cataluña, de las informaciones concernientes al movimiento
popular catalán, lo cual iría, en definitiva, en contra de sus propios intereses”.28
Esta posición llevó a la agencia a dar prioridad a las noticias que hacían referencia
al movimiento popular y al movimiento obrero, ya que, por su carácter, se consideraban
parte integrante del movimiento popular antifranquista, “en el frente de la información”.
Esto fue expuesto en el proyecto de programa elaborado en su primer balance global
sobre las tareas desarrolladas, en el cuales situaba fundamentalmente dos cuestiones:

“(4)API considera que su función primordial es la difusión más rápida posible de


todas aquellas informaciones vinculadas al movimiento popular en Cataluña ( y
las principales del resto del Estado), con el fin de conseguir el más amplio
alcance, tanto dentro como fuera del país.
(5)En particular, API, se esforzará por resaltar las informaciones concernientes
al movimiento obrero, así cómo la revelación y denuncia de los aspectos y
engranajes del Aparato del Estado.”29
En este sentido, la agencia situaba a los grupos que criticaban su supuesto españolismo
como colectivo que a su vez, consideraban demasiado izquierdistas sus posiciones, “no
es extraño, y sí coherente (con esta crítica), que hayamos sido igualmente acusados de
“gauchistes”. A este respecto, API reafirma una vez más su profundo respeto por todas
las organizaciones del movimiento obrero y popular, y declara que no es misión de una
agencia informativa antifranquista prejuzgar ni excluir a nadie.”.30 Aunque
evidentemente, los planteamientos políticos de los miembros de la agencia estaban
situados a la izquierda, como se aprecia en algunas de sus declaraciones programáticas,
en donde la agencia explicitaba claramente sus planteamientos anticapitalistas, “API
aspira a desempeñar un papel esencial en la lucha del movimiento popular en el frente
de la información, denunciando el carácter antidemocrático de la actual situación en

27
Comunicado de API, Barcelona, abril-mayo de 1975. AHCONC, Fondo Alfons Labrador, Colección
Hemerográfica. Sig. 0007C003.
28
Balance de más de un año de API, setiembre de 1973. AHCONC, Fondo Alfons Labrador. Colección
Hemerográfica. Sig. 0007C003.
29
Ibídem.
30
Comunicado de API, Barcelona, abril-mayo de 1975. AHCONC, Fondo Alfons Labrador, Colección
Hemerográfica. Sig. 0007C003.

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España impuesto tanto por el régimen político en vigor como por el control de la
inmensa mayoría de las publicaciones por parte de los grupos de presión al servicio de
los intereses capitalistas.”31
En la concepción sobre el tratamiento dado a la información por parte de los
miembros de la agencia, dentro del colectivo había una clara voluntad de dar un carácter
participativo a esta tarea. Este era, en todo caso, el deseo que se hacía explícito cuando
se consideraba que “las decisiones de carácter programático o general serán discutidas
y adoptadas tras un proceso de discusión en el que intervengan los diversos niveles
organizativos de API y especialmente por Redacción-finanzas”.32
En un principio, ante las dificultades que imponía la clandestinidad, hemos de
tomar estas declaraciones con una cierta prudencia. En todo caso, puede ser que este
modelo organizativo, dotado de un alto contenido participativo, fuera, más que una
realidad, un objetivo a alcanzar. Es decir, sino se profundiza en el funcionamiento
organizativo de este tipo de instrumentos contrainformativos, no se pueden captar los
mecanismos de implicación de sus colaboradores y de las formas empleadas por el
núcleo de la agencia para ponerse en contacto con ellos. En opinión de la agencia, el
objetivo de romper el bloqueo informativo y a la vez ofrecer y recibir información de la
sociedad civil antifranquista en su sentido más amplio, solamente se podría alcanzar con
la utilización de un instrumento válido para toda la red general informativa, sin que éste
estuviera bajo el control exclusivo de ninguna de las organizaciones políticas
antifranquistas. Y justamente en éste instrumento básico es en el que la Agencia Popular
Informativa aspiraba a constituirse en “Una agencia informativa basada en una
exigente profesionalidad, sin ningún tipo de sectarismo o seguidismo hacia una
determinada organización política, y con los requisitos propios de toda actividad
clandestina”.33
Era ésta una defensa de independencia en la labor informativa desde una
perspectiva absolutamente unitaria y en su servicio al conjunto de organizaciones que
componían el movimiento de oposición al franquismo, que llevó a la agencia a plantear
que “velará constantemente por la veracidad de las informaciones recogidas con el fin
de evitar todo tipo de triunfalismo, partidismo o sectarismo, buscando completar esas

31
Balance de más de un año de API, setiembre de 1973. AHCONC, Fondo Alfons Labrador. Colección
Hemerográfica. Sig. 0007C003
32
Comunicado de API, Barcelona, abril-mayo de 1975. AHCONC, Fondo Alfons Labrador, Colección
Hemerográfica. Sig. 0007C003

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informaciones con las fuentes más directas posibles”.34 El elemento esencial para poder
conseguir el objetivo de independencia, en opinión de los miembros de API, pasaba por
la necesidad de autofinanciación mediante el establecimiento de un sistema de abonos
tanto a escala individual como en el nivel de las diferentes organizaciones políticas y los
medios de información estatales e internacionales, a través de mecanismos de seguridad
propios de su actividad clandestina. Su papel pretendía ser de carácter coordinador, es
decir, constituirse en el medio a través del cual el intercambio fluido de noticias fuera
posible sin interferencias de tipo ideológico o partidista, afirmando que:
“API se ofrece como un canal técnico a través del cual sin condicionamientos ni
ideológicos ni económicos, sin censura de ningún tipo, pueden y deben expresarse
todos los componentes del movimiento popular, individual y colectivamente, y
especialmente aquellos vinculados con fuentes de información de carácter
confidencial”.35
De hecho, en el comunicado en que daban a conocer el cese de sus actividades, los
miembros de la agencia consideraron ese aspecto como, “el logro más valioso de
nuestra experiencia”, el cual planteaban se había mantenido inalterado durante toda su
trayectoria36, una posición que remetía a uno de los puntos de su programa de actuación.
La voluntad de hacer participar en las actividades de la agencia y de extenderlas al
conjunto de sus colaboradores y a los diferentes movimientos sociales antifranquistas,
hacía deseable, según API, crear medios de relación y de autocrítica propios. Este
compromiso, al menos formalmente, lo tenían los miembros del colectivo cuando
estaban de acuerdo en que la agencia debía de esforzarse “constantemente por
someterse al control crítico de colaboradores, corresponsales, lectores y
organizaciones diversas del movimiento popular. Estas críticas, opiniones y
sugerencias serán recogidas y hechas públicas a fin de contribuir a depurar la función
que tiene asignada API y la “contrainformación” en general”.37 Asimismo, la labor de
crear una agencia antifranquista independiente y con un enfoque unitario no fue en
absoluto una tarea exenta de problemas. A las dificultades inherentes a su propio

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Carta Fundacional de la Agencia Popular Informativa. AHCONC. Fondo Alfons Labrador. Colección
Hemerográfica. Sig. 0007C003.
34
Balance de más de un año de API, setiembre de 1973. AHCONC, Fondo Alfons Labrador. Colección
Hemerográfica. Sig. 0007C003.
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Ibídem.
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Comunicado de API, Barcelona, abril-mayo de 1975. AHCONC, Fondo Alfons Labrador, Colección
Hemerográfica. Sig. 0007C003.
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Comunicado de API, Barcelona, abril-mayo de 1975. AHCONC, Fondo Alfons Labrador, Colección
Hemerográfica. Sig. 0007C003.

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carácter clandestino, se añadían las tensiones internas dentro del colectivo y las
respuestas, no siempre estimulantes, que venían desde fuera del grupo. El desarrollo de
un aparato de propaganda sólido y estable era, normalmente, uno de los objetivos
esenciales de cualquier grupo político antifranquista obligado a desenvolverse en
condiciones de clandestinidad. La propaganda escrita constituyó sin lugar a dudas el
instrumento favorito de contrainformación, pero en muchas ocasiones, las diferentes
organizaciones se mostraban mucho más interesadas en desarrollar sus propios aparatos
de propaganda, que no en colaborar con proyectos unitarios como API. Respecto a esta
situación la agencia hacía una valoración de su primer año de trabajo que recogía estos
elementos conflictivos con el objetivo de lograr superar sus deficiencias:
“Un rápido balance autocrítico de este período no puede pasar por alto las
numerosas lagunas informativas, la deficiente calidad manifestada en ocasiones,
la falta de rigor, la incapacidad y el sectarismo mostrado en algunos momentos. A
pesar de las dificultades con que se encuentra en su tarea, la falta de
colaboración manifestada por algunos grupos, y a pesar de las propias trabas
impuestas por la obligada clandestinidad, API considera que tales deficiencias
son producto no sólo de su falta de experiencia, sino también de su composición y
organización. Y estima oportuno así ponerlo público y abiertamente”.38
En este tipo de planteamientos, a la vez que se explicita una clara voluntad de
independencia, también se pueden encontrar ciertos elementos de análisis conectados
con algunas características de las relaciones que estaban establecidas entre las diversas
organizaciones políticas antifranquistas. Desde API, se llevaba a cabo una valoración
crítica de las actitudes que, en general, adoptaban estas organizaciones al plantear la
necesidad de dar apoyo- fundamentalmente económica- a un proyecto como el de API,
que quería desarrollarse al margen del exclusivismo de unas directrices ideológicas
determinadas, como también de una dependencia económica, eso sí con “El apoyo de
las diferentes organizaciones, aunque en muchos casos más moral que material, ha
existido en líneas generales. No obstante, la evolución de la situación política en los
últimos tiempos ha conducido a que muchas organizaciones, en especial las que
cuentan con una correlación de fuerzas más favorable, hayan considerado como menos
prioritario apoyar una iniciativa como la de API, que suponía un continuo contraste de
las diferentes opciones políticas, y han concentrado sus esfuerzos en impulsar su propio

38
Ibídem.

17
medio de difusión. Con alguna notable excepción, otros sectores con menos
posibilidades de divulgar sus opiniones y que hubieran podido contribuir
decididamente al apuntalamiento de API no han sabido, o no han querido, ver la
utilidad que ésta representaba para ellos.”39
Otro de los aspectos que desde la agencia se consideraban especialmente
importantes era la coordinación con otros profesionales de la información con la
intención de estimular la creación de medios de comunicación democráticos que
permitiesen actuar “en el terreno del contenido de la información y en la denuncia y
lucha contra todo tipo de censura”40, interviniendo en el ámbito laboral de los
profesionales del periodismo intentando romper el aislamiento “a que son sometidas las
redacciones y a la denuncia de múltiples formas de represión gubernamental y patronal
ejercidas sobre sus componentes”.41 No obstante, parece que los resultados en ese
sentido fueron muy desiguales, y fueron escasas las muestras de apoyo recibidas desde
el sector progresista de la profesión, según lo planteado por los miembros de la propia
agencia:
“Por lo que respecta al sector progresista de la profesión periodística debe
señalarse que con la excepción de varios profesionales, que a lo largo de toda la
experiencia o en diferentes momentos han participado o colaborado de forma
entusiasta, el apoyo no ha existido. Esto no excluye, ni mucho menos, nuestra más
que posible responsabilidad en no haber sabido vincular de forma más eficaz a
este sector.”42
Para finalizar plantear que con la presente comunicación nos propusimos, al
margen de dar a conocer una interesante fuente documental inédita hasta el momento,
describir también los objetivos y la orientación que adoptó la Agencia Popular
Informativa durante los cinco años de su existencia, centrándonos más en los aspectos
programáticos que no en los relacionados con sus aspectos prácticos, ya que
actualmente, no estamos todavía en condiciones de aportar demasiados elementos sobre
cual fue el grado de incidencia de sus publicaciones en la sociedad civil catalana, cual
era el área de su difusión, como evolucionó ésta, o cual era el perfil sociológico de sus
lectores.

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Idídem.
40
Balance de más de un año de API, setiembre de 1973. AHCONC, Fondo Alfons Labrador. Colección
Hemerográfica. Sig. 0007C003.
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Ibídem.
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Ibídem.

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