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De la Biblia a la vida

Para proclamar y vivir mejor la Palabra

P. Toribio Tapia Bahena


tapiato@hotmail.com

Domingo 9 de noviembre de 2008


Los descuidos y sus consecuencias
Mt 25,1-13

1. Lectura
¿A qué se parece el Reino de los Cielos?
¿Cuántas eran necias y cuántas prudentes? ¿qué
hicieron las necias? ¿y qué las prudentes?
¿Qué hicieron las vírgenes ante la tardanza
del novio? ¿A qué hora llegó el novio? ¿Qué
pidieron las vírgenes necias a las prudentes? ¿Qué
razón tuvieron las vírgenes prudentes para no
darles aceite a las necias?
¿Qué les recomendaron? ¿Qué sucedió
mientras las vírgenes necias iban a comprar aceite?
¿Con qué palabras llaman a la puerta las
vírgenes necias? ¿Qué les responde Jesús? ¿Con
qué frase concluye el evangelio?
Lea con atención 24,45-52 ¿qué pregunta
aparece en el v. 45? ¿a quién se dirige la
bienaventuranza del v. 46? ¿Cuál es la razón o
pretexto que tiene el siervo cruel para comportarse
de manera inadecuada (v. 48)? ¿Le dice algo que la
última frase de 24,51 sea idéntica a la 25,30?
Lea también 24,13 ¿tiene relación con la parábola de las diez vírgenes?

__________________________

Aclaremos, en primer lugar, que la celebración de una boda en aquella cultura


suponía una procesión al final del día en la que el novio salía de su casa para buscar a su
esposa en la casa de los padres de ella. El texto de Mateo podría estarse refiriendo a este
momento o, quizás, al momento posterior cuando salían los esposos rumbo a su nuevo
hogar1. Debido a que esta procesión se hacía ya entrada la oscuridad era necesario
iluminar la calle con lámparas de aceite sostenidas por los invitados a la boda. Parece
ser que, en la historia de Mateo, el novio llega a una hora inusual: las doce de la noche.
Quizás por esto mismo el énfasis se pone en que el aceite comenzó a agotarse.
En segundo lugar, no olvidemos que la iluminación, en general, se hacía a través
de las lámparas de aceite. Por cuestión de práctica se desarrollaron lámparas cubiertas
con sólo dos agujeros: uno para la mecha y otro para introducir el aceite. Cuando el
aceite bajaba demasiado de nivel, la mecha comenzaba a humear y debía reponerse el
aceite que se guardaba en otro recipiente. Esto nos ayuda a comprender que el problema
1
Las dos posibilidades son correctas. De hecho, algunas comunidades antiguas agregaron al
texto “y la novia” pues suponían que iba la pareja.

1
de las cinco vírgenes necias fue precisamente que no previeron suficiente aceite; de
ningún modo el problema consiste en que se hayan quedado dormidas2.
En tercer lugar, es posible que esta parábola esté resolviendo –junto con la
parábola de los talentos (vv. 14-30)- la pregunta realizada en la sección anterior (24,45):
“¿quién es, pues, el siervo fiel y prudente, a quien el señor puso al frente de su
servidumbre para darles la comida a su tiempo?”. Si así fuera estaríamos con una
parábola que enfatiza lo que se necesita para ser servidores fieles al Señor. En este
sentido quedaría descartada la interpretación alegórica que gusta de buscar elementos de
equivalencia para cada uno de los detalles.
En cuarto lugar, sorprende la aparente pequeñez del descuido con sus
consecuencias. Las doncellas descuidadas no eran malas, sólo eran negligentes. ¿No
podría el novio haber hecho una excepción? ¿Las otras doncellas no podrían haberles
compartido un poco de su aceite? Aunque estas posibilidades parecen bastante lógicas el
evangelio deja claro que aquel descuido, aparentemente pequeño, tuvo grandes
consecuencias. Y es que, para el evangelio de Mateo la perseverancia es hasta el fin
(24,13).
En quinto lugar, el verbo “velar” significa antes que “no estar dormido”,
“despertarse”, “levantarse” y, en este sentido, “ponerse alerta”, “mantenerse en
vigilancia”. Parece que Mateo lo usa en sentido dinámico; no es suficiente con estar
despierto, hay que estar preparados, en acción (24,42-43)3. En el caso de las vírgenes la
espera por el encuentro con el novio debía suscitar fidelidad no tensión. De hecho, el
evangelio en ningún momento reprocha que estén dormidas; el asunto es que no se
prepararon a tiempo y descuidaron un detalle esencial: el aceite. No era un detalle
cualquiera; era a tal grado importante que sólo ellas podían hacerse responsables; nadie
podía responsabilizarse en su lugar. Por eso, aunque nos parezca un poco extraño, las
vírgenes prudentes no comparten su aceite; esto era imposible desde la perspectiva que
quiere enfatizar el evangelio: la responsabilidad personal y la imposibilidad de ser
suplidos en ella.

2. Meditación
De entrada debemos señalar que aquellas vírgenes necias no eran malas; “sólo”
eran descuidadas. Sin embargo, para el evangelio no es suficiente con no hacer cosas
malas; el discípulo que quiera ser fiel a lo que se le ha encomendado debe evitar
descuidos que, aunque aparentemente sencillos, llevan el riesgo de echarlo todo a
perder. Hay situaciones en la vida que no se pueden solucionar a la última hora.
Y es que los descuidos no son inocentes. Todo descuido refleja, si no un
desprecio de lo que se busca o se espera, sí una falta de conocimiento que conduce a la
negligencia. Se puede gritar a los cuatro vientos que algo se valora, sin embargo, los
descuidos o cuidados reflejarán los sentimientos verdaderos. Aquellas vírgenes conocían
al novio, de otro modo no se hubieran atrevido a tocar con tanta confianza e insistencia;
sin embargo, bastó aquel descuido para convertirse en unas extrañas.
Ahora bien, no hay razones para ser descuidados. Es cierto que, ante ciertos
retrasos, el ser humano se puede cansar y hasta quedar dormido momentáneamente; eso
es comprensible. Sin embargo, cualquier descuido es inaceptable. Quizás el evangelio
insiste en esto debido a que el ser humano tiende a concederse demoras en la fidelidad si
conoce a ciencia cierta todo su porvenir. El desconocimiento del día en que moriremos,

2
De hecho, todas las vírgenes a causa de la tardanza del novio se quedaron dormidas.
3
Mateo, a diferencia de Marcos, insiste en que Jesús pide a sus discípulos que velen con él
(26,38) y les reprocha que no hayan velado con él (v. 40). En cambio, en Marcos sólo les pide que velen y
oren (14,34.37).

2
la incertidumbre si tendremos trabajo el día de mañana, el miedo a quedar solos...todo
esto debe animarnos, más que a confiar ciegamente, a fomentar una actitud madura ante
la vida que nos ayude no ser descuidados en las cosas esenciales. El presente evangelio
no alcanza a resolver cuáles son estos aspectos esenciales de la vida, sin embargo,
parece vislumbrarlo al narrar la venida del Hijo del Hombre (Mt 25,31-46): reconocer a
Jesucristo en cada hermano que esté pasando por una situación difícil. El acierto o el
descuido más importante será siempre ver o no en los hermanos al Señor. Ahí los
cristianos no sólo nos jugamos la salvación eterna (la vida que no se acaba) sino
también la credibilidad en nuestra sociedad.

3. Oración
De acuerdo a lo que hemos leído y meditado hagamos una oración.

4. Contemplación - acción
Hagamos un compromiso que nos ayude a no ser descuidados.
Pregunténos ¿qué podemos hacer, en qué nos debemos formar, para no cometer
descuidos –por sencillos que parezcan- pero que nos afectan y dañan a la gente que
convive con nosotros?

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