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 Al contrario de lo que se cree, Sui-za sí produce cacao. ¿Será posible cultivar una planta tropical en un clima alpino? En el zoológico de Zúrich, en un invernadero clima-tizado para especies amazónicas, crecen unos cuantos cacaoteros. Con su fruto se produce el cacao más especial de Suiza, apenas 100 tabletas al año que se venden a más de 30 dólares la unidad. ¿Po-dría Suiza producir suficiente para fabricar sus afamados chocolates? Ese es otro cantar, el problema es el costo. Gastarían todas las reser- vas de sus bancos y aún faltaría para contar suficientes inverna-deros. La calidad sería, probable-mente, muy inferior a la de nues-tro Huallaga central, por citar una cuenca cacaotera peruana. ¿Para qué producirlo en Suiza, si el cacao se da bien en otros países –como el Perú– y se vende barato?
LO NATIVO ES MEJOR
Por décadas escuchamos hablar de los más variopintos proyectos agrícolas y pecuarios para la Ama-zonía basados todos –o la mayo-ría– en especies exóticas, adapta-das a otros climas y tipos de suelos. Una cosa es producir, y otra produ-cir rentable y competitivamente. Hay que estudiar la historia. Mu-chos soñadores e ilusos empeña-ron en el pasado, vida y hacienda, para convertir a la Amazonía en un emporio agroindustrial. ¿Re-sultados? Pésimos. Los mayores emprendimientos –y también fra-casos– se han dado, sin embargo, en Brasil. En los años 30, el famoso fabricante de automóviles Henry Ford intentó cultivar caucho para abastecer sus industrias y fundó en el estado de Pará la ambiciosa ‘For-dlandia’. Tras más de 200 millones de dólares de pérdidas al cambio actual, y de decenas de millones de árboles talados, Ford aceptó su fracaso y se retiró. Pese a ser una especie amazónica, los monoculti- vos de caucho fueron aniquilados por las plagas.
CADA QUIEN A LO SUYO
Los suizos, eficientes en mane- jar sus industrias y su economía, pagaron en nuestro país una no- vatada amazónica de triste re-cordación: su fracasado proyec-to ganadero en Jenaro Herrera. Cayeron en la trampa de creer que era solo cuestión de tecnolo-gía: trajeron los mejores técnicos suizos en crianza de vacunos, los mejores reproductores y pastos, talaron cientos de hectáreas de bosques. A los pocos años se con- vencieron de que los suelos ama-zónicos no inundables solo sirven para bosques. El reconocimiento de nuestras potencialidades y limitaciones, tanto en términos productivos como logísticos y so-cioculturales, es la base del desa-rrollo sostenible.
ZAPATERO A TUS ZAPATOS
La Amazonía no competirá con Suiza en servicios bancarios ni con California en tecnología ci-bernética, pero sí puede hacer-lo –y con ventaja– en servicios recreativos (turismo), y con los recursos de la biodiversidad amazónica, especialmente nu-tracéuticos, fitomedicamentos,  y frutos con cualidades especia-les como antioxidantes, omegas, entre otros de alta demanda en el mercado. Y mejor si estos recur-sos son cosechados en bosques manejados en grandes planta-ciones. Dejemos de inventar la pólvora y miremos los trasteados caminos del fracaso que dejaron los predecesores, antes de em-prender aventuras productivas ajenas a nuestra realidad.
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REALIDAD.
En un inver-nadero cli-matizado del zoológico de Zúrich (Suiza) crecen plantas de cacao, una planta tropical en un país al-pino.
EN BUSCA DE UNA PRODUCCIÓN RENTABLE
El chocolate suizo y la selva amazónica
JOSÉ ÁLVAREZ ALONSOBiólogo

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