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~IFE CONACYT
Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología
TRABAJANDO POR LA DEMOCRACIA
La democracia no llega a cada punto del país del mismo modo ni en el mismo
momento. En algunos lugares encuentra tierras fértiles yen otras la aridez de
las tradiciones antiliberales y distribuciones asimétricas de recursos. El lengua-
je es engañoso. Se habla de transición o instauración de la democracia en
México cuando en varias regiones, estados o municipios se conservan prácti-
cas, instituciones y valores anclados en el viejo régimen político. Ello concierne
tanto a procesos e instituciones, como a los actores y a la conformación de la
ciudadanía. En resumen, es importante de qué modo las calidades de los órde-
nes democráticos en México inciden en la conformación del comportamiento
político, en particular, del comportamiento electoral. ¿Cuáles son las calidades
democráticas en México? ¿Cuáles son los modelos ciudadanos que impulsan
un determinado comportamiento político? ¿Cuáles son las calidades ciudada-
nas? ¿De qué modo las calidades democráticas corresponden a ciertos com-
portamientos electorales? La obra que tiene en sus manos busca dar respuesta
a estas interrogantes.
11'
~IFE
AÑOS
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www.ife.org.mx
Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra, sea cual fuere el medio, sin la
anuencia por escrito del titular de los derechos.
isbn en trámite
Prólogo . ......................................................................................................................................................... 7
Leonardo Valdés Zurita
Introducción .......................................................................................................................................... 11
Juan José Russo Foresto
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Gobierno, régimen.
Relaciones fami-
Democracia como
Sistema liares, relaciones Asignación impe-
reglas de juego
Político informales, grupo rativa de valores.
político.
de interés.
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pieza, para que, a un tiempo sea posible contar las piezas y la calidad de
las piezas del régimen. Para pertenecer al género democrático, se re-
quiere que haya un régimen que posea un conjunto de piezas con un
mínimo de calidad. Por ello, la cuestión de la democracia mínima no
es separable de la cuestión de la calidad.
Entonces, los problemas de qué es una democracia y cuál es su
calidad son difícilmente separables. La democracia implica un nú-
mero mínimo y con calidad mínima de procedimientos, pero cuan-
do se comparan los casos se trata de una cuestión muy ardua, pues
puede ocurrir que una democracia a sea mínima y de alta calidad
en hipotéticas condiciones 1 a 4, y que la democracia b sea mínima
y de alta calidad en hipotéticas condiciones 5 a 8. Ahora bien, ¿qué
democracia posee más o mejor calidad? En estos casos, el discurso
sobre tipos de democracia y el de la calidad se hacen inescindibles.
El resultado es hablar de las calidades democráticas.
La distinción entre más democracia y mejor democracia es una
distinción complicada. Cuando algunos estudiosos (por ejemplo,
Bobbio, 1996) hablan de una extensión de la democracia en una co-
munidad hospitalaria, se refieren sin duda a un aumento de la calidad
democrática y, en ese sentido, es claro que el discurso sobre calidad
democrática se mezcla con el relativo a la propia democracia. Desde
Joseph Alois Schumpeter, la definición de la democracia ha impli-
cado una cuestión de grados y de clases de funcionamiento de los
regímenes políticos. Los problemas relativos a los grados de demo-
cracia pueden ser traducidos a problemas de calidad democrática.
Es en el análisis sobre los grados de democracia donde se es-
conde el discurso normativo de ésta. Si se considera la definición de
Dahl sobre poliarquía, basada en sus dimensiones de participación
ampliada y tolerancia de la oposición, se encuentran los dos niveles
del discurso, referido a clases (democracias y no democracias) y a
grados (después de superar umbrales de participación y de tolerancia
de la oposición). En el segundo caso, como lo hace el propio Dahl
en el apéndice a de La poliarquía (1997), aparecen algunos regíme-
nes democráticos mejor posicionados que otros. Ese mejor posicio-
namiento de grado es de calidad democrática.
30
La calidad ciudadana
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34
de ese tipo eran sólo posibles entre dioses. El giro copernicano so-
bre la concepción de la democracia lo produjo Schumpeter en 1942,
quizá por primera vez y siguiendo las huellas de Weber, cuando
definió a la democracia como “método político es el método
que utiliza una nación para llegar a sus decisiones” (Schumpe-
ter, 1983: 313). La teoría clásica en términos de Schumpeter (que
él mismo supera) consistiría como método democrático en “aquel
sistema institucional de gestación de las decisiones”, “que realiza
el bien común, dejando al pueblo decidir por sí mismo las cuestiones
en litigio”, “mediante la elección de los individuos que han de con-
gregarse para llevar a cabo su voluntad” (1983: 321).
Schumpeter invirtió los puntos segundo y tercero para dar
lugar al método “en el que los individuos adquieren el poder de
decidir por medio de una lucha de competencia por el voto del
pueblo” (1983: 343).
Es interesante que él mismo, enfrentado a la cuestión de la cali-
dad democrática, no encontrara la necesidad de prescindir de su ras-
go esencial, la de método político, pero al mismo tiempo considerara
que una democracia de calidad se puede lograr si se cumplen al menos
cuatro “condiciones para el éxito del método democrático” (Schum-
peter, 1983: 368–376). Entre ellas, la calidad de los políticos debe-
ría ser muy elevada, el dominio de lo político debe tener límites de
racionalidad técnica, una burocracia de calidad y autodisciplina
democrática o vigor moral de las élites. Si bien la democracia es un
régimen, la buena democracia requiere, además de reglas, de actores
(clase política, burocracia) de calidad. Así, la calidad democrática,
para Schumpeter, implica calidad de régimen y de calidad en la di-
mensión titulares de roles.
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37
Ciudadanía
Sí
civil y cultural
38
Ciudadanía X X X X
política
Ciudadanía X X X X
social
Ciudadanía X X X X X X
multicultural
Reciprocidad Reciprocidad
Tipos de reciprocidad
política social
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41
1 Aun en las democracias, aun en las organizaciones pequeñas, aun donde no es mucho lo que está
en juego, no estamos exentos de esta descripción de Ítalo Calvino relatada por Bobbio: “Donde es-
tá el tirano hay complot; si no lo hay, se lo crea. El conjurado es la necesaria contrafigura del tirano.
Cómo sería de feliz y benévolo el tirano si el poder tenebroso que lo amenaza no se escondiese
en cada ángulo del palacio, hasta en la propia sala del trono, detrás de sus espaldas. En uno de
sus últimos escritos Calvino describe “el rey escuchando”, sentado sobre su trono, inmóvil, al cual
llegan todos los rumores, también los más pequeños, del reino, y cada rumor es una advertencia,
una señal de peligro, el indicio de quien sabe alguna subversión: ‘los espías están detrás de todas
las tiendas, las cortinas. Tus espías, los agentes de tu servicio secreto que producen reportes minu-
ciosos sobre las conjuras del palacio. La corte pulula de enemigos, tanto que es siempre más difícil
distinguirlos de los amigos: se sabe por cierto que la conjura que te destronará estará formada por
tus ministros y dignatarios. Y tú sabes que no hay servicio secreto que no sea infiltrado por agentes
del servicio secreto adversario. Quizás todos los agentes pagados por ti trabajan también para los
conjurados, son ellos mismos conjurados; ello te obliga justamente a continuar pagándoles para
tenerlos buenos el mayor tiempo posible’. Pero también el silencio es amenazante: ‘¿Desde hace
cuántas horas que no sientes el cambio de centinelas? ¿Y si el guardia fiel a ti ha sido capturado
por los conjurados?’” (Bobbio, 1986: 356).
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Capital social
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70
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Inseguridad urbana
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sión. Por lo general, estas variables se han asociado más con el perfil
del delincuente que con la víctima.
Se distingue entre los delitos por inseguridad y aquéllos por
convivencia. Se prestará aquí atención a los de inseguridad: los
que suceden en los espacios públicos o en los privados a mano de
terceros.
76
Resultados
Capital social
77
30
1. Familia
25 2. Compañeros
de trabajo
20
3. Compadres
15 4. Amistades
5. Vecinos
10 6. Partidos políticos
7. Policía
5
8. Empresarios
9. Jueces
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 10. Iglesia
CONFIANZA HORIZONTAL CONFIANZA VERTICAL
análisis de los datos sólo se realizan comparaciones entre las tres unidades
cuando aparecen diferencias que puedan ser de interés para el trabajo. Por
el contrario, en aquellas dimensiones en que la distribución de los valores
es homogénea se presentan los datos agregados del conjunto.
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60
1. Compañeros
50 de trabajo
2. Vecinos
40 3. Amistades
30 4. Compadres
5. Familia
20 6. Iglesia
7. Policía
10
8. Empresarios
9. Jueces
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 10. Partidos políticos
CONFIANZA HORIZONTAL CONFIANZA VERTICAL
79
1 2 3 4 5 6 1 2 3 4 5 6 1 2 3 4 5 6
NORTE CENTRO SUR
TOTALMENTE
2.4 a 3.7 %
1.2 a 2.4 %
0 a 1.2 %
Estados no considerados
80
POCO
3.0 a 5.7 %
1.5 a 3.0 %
0 a 1.5 %
Estados no considerados
81
TOTALMENTE
3.4 a 8.31 %
1.3 a 3.4 %
0 a 1.3 %
Estados no considerados
82
TOTALMENTE
1.2 a 1.8 %
0.6 a 1.2 %
0 a 0.6 %
Estados no considerados
Participación en organizaciones:
capital social formal
Conforme señala Putnam (2003), una de las funciones más comunes
atribuida al capital social es la de fuente de beneficios mediados por
una red más allá de la familia inmediata, cuyo uso más generaliza-
do se da en el campo de la estratificación socioeconómica. En tal
sentido, es importante analizar la participación en organizaciones y
el grado de sociabilidad informal. Sin embargo, en ambas redes se
puede desarrollar la reciprocidad (Putnam, 2003).
Las asociaciones organizadas formalmente, con directivos re-
conocidos, requisitos de afiliación, cuotas, reuniones regulares, etc.,
representan una forma de manifestarse del capital social. En ellas se
han centrado los primeros estudios de capital social, por convenien-
cias metodológicas (disponibilidad de registros).
De la totalidad de la muestra, sólo 28% de los mexicanos perte-
necen a asociaciones; el resto (72%) declara no pertenecer a organi-
zación alguna. Esta realidad habla de un capital social formal escaso.
83
84
1. Agrupación
20 religiosa o iglesia
2. Club deportivo/
recreativo
3. Asociación o grupo
15 de vecinos
4. Sindicatos u
organización o
asociación laboral
10
5. Organización ejidal,
campesina o de
agricultores
5 6. Asociación de
autoayuda (Alcohó-
licos Anónimos,
Neuróticos Anónimos)
1 2 3 4 5 6 7 1 2 3 4 5 6 7 1 2 3 4 5 6 7 7. Organización o
partido político
NORTE CENTRO SUR
60
50
40
30
20
10
85
45 1. Tiene reuniones
frecuentes con sus
40
vecinos en los
35 lugares públicos
30 2. Se reúne con
sus vecinos en
25 casa y va seguido
a sus casas
20
3. Tiene poco trato
15 con los vecinos
10 4. No tiene trato
con los vecinos
5
1 2 3 4 1 2 3 4 1 2 3 4
NORTE CENTRO SUR
40
30
20
10
86
Acciones solidarias
Los cambios en la estructura familiar, el capital humano y la situa-
ción laboral familiar conforman el conjunto de indicadores que a
través de las redes de cooperación cualifican el capital social, pro-
mueven su construcción o la desalientan.
Entre las condiciones de contexto mencionadas por Putnam
(2003), el divorcio, el retraso en el matrimonio y los nacimientos
extramatrimoniales, entre otros, son los aspectos determinantes de
las nuevas estructuras familiares, que tienen una fuerte incidencia en la
construcción de capital social.
Las familias tradicionales, conformadas por dos padres e hijos res-
pectivos, dan paso a las unipersonales, ensambladas, monoparentales,
etc. En este último caso, el capital social tiende a ser menor para los
hijos de las familias monoparentales porque carecen del beneficio de
un segundo padre en la casa.
De igual manera, el hecho de cambiar de lugar de residencia
tiende a destruir los vínculos establecidos y con ello priva a la familia
y los niños de una gran fuente de capital social. En tal sentido, un
efecto compensatorio jugaría el papel del apoyo familiar como con-
trapeso de la pérdida de los lazos comunitarios.
La edad de la familia también ofrece un punto de interés. Por
ejemplo, en las familias jóvenes, la crianza de los hijos pequeños
plantea la necesidad de promover la vida de relación a través de con-
tactos con sus congéneres (otros niños). En muchas ocasiones, es-
tos contactos son promovidos por los adultos (padres de los niños),
quienes a su vez construyen lazos de reciprocidad entre ellos, que
contribuyen a consolidar la vida comunitaria.
Si se analiza la disposición a realizar acciones solidarias, la
mitad de los encuestados opina que la gente está cada vez menos
dispuesta a ayudar (véase la gráfica 2.13). Entre las posibles causas
atribuibles a esta actitud, estarían las diferencias de creencias,
la difícil situación económica y la falta de comunicación (véase la
gráfica 2.14).
De la mitad restante, uno de cada cinco opina que la gente se
ayuda más, y en tal sentido, es la confianza la que promueve esta dis-
posición de ayudar al prójimo (véase la gráfica 2.15).
87
88
10 1. No respondió
2. Otra
8 3. Más compresión
4. Conveniencia
para los habitantes
6
5. Las juntas de los
programas sociales
4 6. Hay más
conciencia de
apoyo mutuo
2
7. Se ayuda con lo
poco que se tenga
8. Hay confianza
1 2 3 4 5 6 7 8
89
80
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90
70
50
30
10
15
10
91
60 1. Poco
2. Mucho
3. Depende
40
4. Totalmente
5. Nada
20
6. Regular
7. No sabe
8. No respondió
1 2 3 4 5 6 7 8
92
40 1. Poco probable
2. Algo probable
30 3. Muy probable
4. Nada probable
20
5. No sabe
10 6. Depende
7. La gente no colabora
8. No respondió
1 2 3 4 5 6 7 8
93
30 1. Seguridad
2. Servicios públicos
de luz, agua
25
3. Servicios públicos
basura, baches
20 4. Otro
5. Contaminación
15 y medio ambiente
6. Violencia
7. Salud
10
8. No sabe
9. Educación
5 10. Religiosos
11. Políticos
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 12. No respondió
60
40
20
No respondió No sabe Sí No
94
20
15
10
importante, sobre todo a la hora de apoyar con dinero, cuidar a los hijos
y asistir enfermos de gravedad (véanse las gráficas 2.26, 2.28 y 2.29).
Sin embargo, para conseguir trabajo recurren más frecuentemen-
te a sus compadres (véase la gráfica 2.27). Ello confirma la fortaleza
de los lazos débiles y la capacidad de las influencias indirectas exte-
riores al círculo inmediato de la familia y los amigos íntimos, para
servir como un sistema informal de referencia de empleos. Esta idea se
contrapone a la noción de sentido común de que las redes densas,
como las existentes en los círculos familiares, serían más eficaces en
la búsqueda de trabajo.
La distribución regional de los valores confirman las afirmaciones pre-
cedentes. Las redes de apoyo en la zona central son las más importantes a
95
Imperio de la ley
Como ya se explicó, en términos de capital social la inseguridad ur-
bana está asociada a la dimensión de la confianza, en este caso, entre
las personas en general y en las instituciones. En relación con estas
últimas, es importante indagar la percepción del mexicano sobre sus
derechos y, en consecuencia, al imperio de la ley.
Uno de cada dos mexicanos opina que la ley en México no protege
a todos por igual (véase la gráfica 2.31), pero casi la totalidad de los en-
cuestados (85%) considera que vale la pena respetarla (véase la gráfica
2.32). Este respeto por la ley se manifiesta en la opinión generalizada
(89%) que declara que quien la cumple merece respeto (véase la gráfica
2.33).
En relación con los derechos ciudadanos, 82% de los encuestados
declara que sus derechos nunca fueron limitados o no respetados. La
minoría restante que sintió sus derechos cercenados atribuye esta si-
tuación a diversas causas; entre ellas, la más importante, es la baja
condición social, seguida por la apariencia física y la diferencia de
género y edad (véase la gráfica 2.34).
La región norte se manifiesta más normativa que el resto de
las regiones, en relación con el cumplimiento de la ley (véase la
gráfica 2.35). El sur se expresa más reticente a obedecerla y con-
sidera que tiene derecho a ejercer justicia por mano propia (véase
la gráfica 2.36).
Si se distribuyen los valores en el territorio nacional, los estados
de Nuevo León, Jalisco, Guerrero, Veracruz y Chiapas se manifies-
tan a favor de desobedecer las leyes si éstas les parecen injustas (véa-
se la gráfica 2.37).
96
10
4.0
97
50 1. No respondió
2. No sabe
40
3. Depende
30 4. Totalmente
en desacuerdo
20 5. En desacuerdo
6. De acuerdo
10
7. Totalmente
de acuerdo
1 2 3 4 5 6 7
80
60
40
20
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50
30
10
98
5 9. Su preferencia sexual
10. Otra
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
10 4. No sabe /
no contesta
1 2 3 4 1 2 3 4 1 2 3 4
NORTE CENTRO SUR
99
60
1. Sí tienen
50 derecho
40 2. Sí tienen
derecho
30
en parte /
depende
20
3. No tienen
10
derecho
1 2 3 1 2 3 1 2 3
NORTE CENTRO SUR
2.2 a 3.2 %
1.1 a 2.2 %
0 a 1.1 %
Debe obedecer siempre las leyes
100
80
70
60
50
40
30
20
10
Vertical Horizontal Vertical Horizontal Vertical Horizontal
Norte Centro Sur
101
40
35
30
25
20
15
10
5
Informal Formal Informal Formal Informal Formal
Norte Centro Sur
102
Seguridad ciudadana
Violencia y victimización
La pobreza es una condición necesaria para que se exprese la violen-
cia, sin embargo, ésta constituye sólo una parte del problema. La de-
lincuencia organizada y los delitos de corrupción obedecen a razones
de utilidad económica. Así, la gráfica 2.40 muestra las tasas relativa-
mente elevadas de incidencia delictiva, tanto de países de economías
emergentes como de los de economías desarrolladas (Encuesta In-
ternacional sobre Criminalidad y Victimización, enicris).
México se localiza entre los diez primeros países con mayores ni-
veles de victimización, sin embargo, la medición de este fenómeno en
forma comparada con otros contextos internacionales resulta compleja
si se toman en cuenta los estándares de delincuencia aceptables para
103
25 1. Suecia
2. Australia
3. Canadá
20 4. Estados Unidos
5. Bélgica
Promedio 6. Suiza
15 7. Dinamarca
8. México
9. Países Bajos
10 10. Estonia
11. Irlanda del Norte
12. Islandia
5 13. Nueva Zelanda
14. Irlanda
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 15. Inglaterra
104
16 a 20 %
11 a 15 %
6 a 10 %
1a5%
0%
105
106
Tasa promedio
107
Tipos de delitos
Según sea el objetivo del delito, se distingue el delito contra la
persona y el patrimonial. El primer caso comprende categorías
tales como hurto, robo, fraude, etc. El segundo, de mayor impacto
social, comprende todos aquellos actos delictivos en contra de la in-
tegridad de las personas (homicidio y lesiones), de su salud (relacio-
nados con drogas), de los que atentan contra la libertad (secuestro) y
el normal desarrollo psicosexual (violación, abuso sexual).
Si se analiza la gráfica 2.45, la mayor parte de los delitos cometi-
dos son delitos de tipo patrimonial, y esta conclusión es válida para
todos los estados de la república mexicana.
108
109
Aspectos situacionales
La prevención situacional del delito considera que la comisión del
hecho delictivo requiere la convergencia en tiempo y lugar de un
ofensor motivado, un objetivo adecuado y escasa o nula vigilancia
(véase la gráfica 2.50).
110
20
10
111
Motivación
Oportunidad
Vigilancia insuficiente
112
30 3. En un espacio público
4. En su trabajo
20
5. Otro
10
6. En el transporte público
7. No especificado
1 2 3 4 5 6 7
cretas de prevención del delito. Esta última establece que los barrios
con signos de decadencia y desorden abren sus puertas a las conductas
incívicas. Si el desorden y la decadencia no se detienen y continúan sin
control, se convierten en poderosas señales que indican a los incívicos que
nada le importa a nadie y que nadie vigila, lo cual estimula el crimen.
Sobre la base de las consideraciones precedentes, se presentan los
datos vinculados a dos aspectos situacionales clave: las prevalencias
de las horas y el lugar de ocurrencia de delitos.
Considerando el lugar de comisión del delito, los porcentajes
más altos (45%) se producen en las calles (urbanas y residenciales);
35%, en el domicilio de la víctima y 8% en otros espacios públicos
diferentes de las calles. Así pues, la mayor parte de las víctimas lo es
en los espacios públicos (véase la gráfica 2.51).
Ahora bien, si se analizan los horarios de prevalencia delictiva,
uno de cada dos delitos se cometen en horario vespertino (de 12:00
a 21:00 horas), el resto en horario matutino y en la madrugada (véa-
se la gráfica 2.52).
113
Cifra negra
Nuevos paradigmas se imponen para la comprensión y el combate
de la violencia que expresa la sociedad actual. En este sentido, es
imperativo que el eje de atención se desplace del victimario a la
víctima. Las acciones basadas en la penalización del delincuente
deben dar lugar a las acciones orientadas a la atención de las vícti-
mas de delitos. Desarrollar una cultura de atención a las víctimas
implica implementar un conjunto de acciones que atiendan sus
necesidades inmediatas, una de ellas, ser tomado en cuenta por
el sistema de seguridad y justicia. Resulta falso creer que sólo se
cometen aquellos delitos que se castigan. En realidad, es preciso
distinguir entre los delitos cometidos y los sancionados. La suma
de delitos cometidos y la de los sancionados no coincide. La dife-
rencia es conocida como cifra negra u oculta de la delincuencia,
expresión con la que se quiere designar a los casos no descubier-
tos, pero que se sabe, con un grado plausible de seguridad, que
han sido cometidos.
En México el porcentaje actual de cifra negra (85%) es alarman-
te y, más aún, su evolución en el tiempo no es nada prometedora
(véase la gráfica 2.53).
En lo referente a las causas por las cuales las víctimas de deli-
tos no acuden a la justicia a denunciar, uno de cada tres mexicanos
considera esta acción una pérdida de tiempo, ya que no hay ga-
rantías de una reparación del daño. Uno de cada diez expresa des-
confianza en la autoridad y el resto justifica la falta de denuncia
en consideraciones tales como que los trámites son largos y difí-
ciles, no tienen pruebas, el delito es de poca importancia, etcétera
(véase la gráfica 2.54).
Percepción de la inseguridad
La inseguridad urbana es un valor subjetivo que expresa la percepción
del ciudadano en relación con su entorno.
Si se analizan los porcentajes de inseguridad urbana distri-
buidos por entidades federativas (véase la gráfica 2.55), se ob-
serva una tendencia general creciente en la evolución temporal
del fenómeno (2005, 2007 y 2008). Son excepciones los casos
114
2 8. No sabe / no respondió
60
40
20
Denunció
20 4. No tenía pruebas
5. Delito de poca importancia
15
6. Otro
10 7. Miedo al agresor
8. No sabe / no respondió
5
9. Actitud hostil de la autoridad
10. Miedo a que lo extorsionaran
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
115
116
61 a 70 %
51 a 60 %
41 a 50 %
31 a 40 %
Estados no considerados
117
118
119
120
121
122
80
60
Poco y nada
40 Mucho/bastante
30
20
POCO
3.3 a 4.9 %
1.7 a 3.3 %
0.1 a 1.7 %
Estados no considerados
80
Igual de mal o peor
60
40
20
123
80
60
40
20
80
Sí
60
40
30
No
20
* No se consigna la totalidad de los estados por ausencia, en la base de datos, del indicador de confianza social.
124
125
126
80
60
40
20
127
50
40
30
20
10
80
70 Vertical
60
50
40 Horizontal
30
20 Pobreza
10
10
Norte Centro Sur
128
40
30 Pobreza
Formal
20
10
129
50
40
30
20
10
12000
8000
Personas
4000
130
20
10
131
132
Aversión al riesgo
¿Qué tan de acuerdo está con...?
Más vale malo por conocido que bueno por conocer
Mucho Bastante
2% a 3% 2.1% a 3.0%
1% a 2% 1.1% a 2.1%
0% a 1% 0.1% a 1.1%
Estados no considerados Estados no considerados
Poco Nada
133
Postura anticorrupción
El que no transa, no avanza
Mucho Bastante
Poco Nada
134
Totalmente Bastante
Poco Nada
135
En la iglesia
Totalmente Bastante
Poco Nada
136
En los jueces
Totalmente Bastante
Poco Nada
137
En los vecinos
Totalmente Bastante
Poco Nada
138
En la familia
Totalmente Bastante
Poco Nada
139
En la policía
Totalmente Bastante
Poco Nada
140
En el gobierno
Totalmente Bastante
Poco Nada
141
142
143
Disposición a la diversidad
Hay personas que piensan que es mejor que los mexicanos
tengamos las mismas ideas y valores para vivir en armonía;
otros, que es mejor que tengamos ideas y valores distintos para
enriquecer la convivencia. ¿Qué se acerca más a lo que piensa?
144
Identificación partidista
Panista Priísta
6.3% a 9.4%
3.3% a 6.3%
0.3% a 3.3%
Estados no considerados
145
146
Participación ciudadana
Por lo que ha visto, ¿cuál es la mejor forma para
influir en lo que hace el gobierno en México?
Protestar en
manifestaciones públicas
1.8% a 2.7%
0.9% a 1.8%
0% a 0.9%
Estados no considerados
147
Victimización y percepción
Victimización Percepción
148
149
150
151
152
153
1 Que la propia ciudadanía conozca las leyes y, por lo general, actúe conforme a ellas.
154
155
Para entender los sistemas legales, hay que entender su contexto. Bajo
el autoritarismo, el orden jurídico en México quedó supeditado a la
coyuntura política en lugar de que ésta fuera encausada y limitada por
aquél. Las leyes eran interpretadas o ignoradas según conviniera al go-
bierno en turno, y para ello era necesario que los poderes Legislativo
y Judicial estuvieran sujetos a la voluntad del Ejecutivo. De acuerdo
con Alejandro Madrazo (2002), la subordinación de la ley a la acción
política degeneró en la subordinación de la ley a cualquier tipo de ac-
ción. La cultura jurídica, judicial y política se definieron en el marco
de la corrupción, la impunidad y la desestimación del orden jurídico y
se expresan, en los hechos, en la existencia de un derecho vigente, pero
ineficaz; en la inaplicación explícita o sistemática de la ley, y en su uso
político e instrumental (Villafuerte, 2007; Madrazo, 2002).
En la práctica, la existencia de poderes fácticos que evaden
la legalidad y trafican con influencias, el crecimiento de la de-
lincuencia organizada y la existencia de sectores no sólo material
sino legalmente pobres, que no gozan ni de acceso ni de trato
igualitario por parte de las instituciones encargadas de la impar-
tición de justicia, dan cuenta de la colonización del sistema legal
por parte de los intereses privados y también de la existencia de
una ciudadanía de baja intensidad que no puede hacer efectivos
sus derechos (O’Donnell, 2004). Para emplear el lenguaje del Pro-
156
157
4 Con validez estadística, se establecieron tres regiones para el análisis de los resultados: norte (Baja
California, Baja California Sur, Coahuila, Chihuahua, Durango, Nuevo León, Sinaloa, Sonora,
Tamaulipas y Zacatecas); centro (Aguascalientes, Colima, Distrito Federal, Guanajuato, Hidal-
go, Jalisco, estado de México, Michoacán, Nayarit, Querétaro, San Luis Potosí y Tlaxcala), y sur
(Campeche, Chiapas, Guerrero, Morelos, Oaxaca, Puebla, Quintana Roo, Tabasco, Veracruz, Yu-
catán).
158
5 La Encuesta de Capital Social y Cultura de la Legalidad fue levantada por Beltrán y Asociados
para el Centro de Capacitación para el Desarrollo Democrático del Instituto Federal Electoral
(ife) en el periodo del 12 al 21 de junio de 2010.
6 El otro atributo cultural son las normas y los valores cívicos, mientras que el atributo estructural
del capital social son las redes de relación formales e informales (asociacionismo).
159
7 Autores como Ronald Inglehart (1998) y Robert D. Putnam (1993) han sostenido que la con-
fianza social funciona como elemento de cohesión en sociedades pluralistas y que, por otra parte,
la pertenencia a una sociedad democrática estimula el desarrollo de una cultura cívica de alta
confianza interpersonal y de defensa de las libertades. Así, altos niveles de confianza muestran una
fuerte relación con el buen desempeño de las instituciones públicas, mientras que la baja confianza
interpersonal aparece relacionada con la corrupción.
160
México
40
30
20
10 Latinoamérica
1996 1997 1998 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2008
Fuente: Elaboración propia con base en el Latinobarómetro 1996, 1997, 1998, 2000, 2001, 2002,
2003, 2004, 2005, 2008.
161
8 De acuerdo con los resultados del Estudio sobre la cultura de la Constitución (Márquez Rome-
ro, 2004).
162
Concepción de la justicia
163
Fuente: Elaboración propia, con base en el Latinobarómetro 2002, 2003, 2005 y 2008.
164
Independencia
El Poder Judicial es un componente esencial para dividir el poder po-
lítico a través de instituciones que compitan y coincidan de manera
parcial en sus responsabilidades. Uno de los aspectos que más obs-
truyen a la procuración y la administración de justicia es la falta de
autonomía de los jueces. La falta de vigencia de un estado de derecho
en México se explica en buena medida por la histórica falta de inde-
pendencia y vulnerabilidad de los jueces y los agentes del ministerio
público respecto de los poderes político y económico. En los hechos,
esta falta de autonomía se ha traducido en ineficacia, parcialidad y co-
rrupción (Begné Guerra, 2005).
El primer dato del que se dispone en torno a la percepción que
los ciudadanos mexicanos tienen sobre la independencia de los
jueces, la brinda el Estudio sobre la cultura de la Constitución en
México (Márquez Romero, 2004). En la encuesta realizada para di-
cho estudio se incluye la pregunta: “¿Qué tan independientes cree
165
Ud. que son los jueces para tomar sus propias decisiones?”. En 2003,
año en que se llevó a cabo el levantamiento de la misma, 15% de los
entrevistados consideraron que eran “totalmente independientes”;
21.5% que eran “bastante independientes”; 39.8% que eran “poco
independientes” y 14%, “nada independientes”. En conjunto, poco
más de la mitad de los ciudadanos (54%) consideró que los jueces no
gozan de independencia.
Los datos recabados por la Encuesta de Capital Social y Cultura
de la Legalidad en 2010 en torno a la percepción de independen-
cia del Poder Judicial se desagregaron con base en la influencia que
ejercen el Poder Ejecutivo (a nivel nacional y subnacional) y el eco-
nómico o político. En primer lugar, si se considera el promedio de
las respuestas recibidas para la percepción de independencia respecto
de estos tres actores, es posible constatar que en términos generales
la proporción de ciudadanos que consideran que los jueces no gozan
de independencia en México se redujo en cuatro puntos porcentua-
les (de 54% a 50%), que es la misma proporción en la que creció la
percepción de que sí gozan de bastante o total independencia para
tomar sus decisiones.
Sin embargo, como se mencionó, los datos de 2010 permiten
desagregar la percepción de independencia en función de diversos
tipos de influencia. Menos de la mitad de los entrevistados (48%)
cree que los jueces son “totalmente” o “bastante independientes” del
presidente, y más de la mitad percibe que no son independientes ni
de los ricos, ni de los influyentes, ni de los gobernadores (51% y 52%
respectivamente).
166
independientes
independientes
independientes
independientes
Totalmente
Bastante
Nada
Poco
Encuesta
Fuentes: Elaboración propia, con base en el Estudio sobre la cultura de la Constitución (Márquez
Romero, 2004) y Encuesta de Capital Social y Cultura de la Legalidad (2010).
167
168
3
México
Fuente: Latinobarómetro.
Acceso a la justicia
Éste es un tema indefectiblemente asociado al problema de la dis-
tancia entre el funcionamiento real del sistema de justicia y la igual-
dad jurídico–formal consagrada en las constituciones liberal–demo-
cráticas; es, en consecuencia, un tema que aparece vinculado a las
desigualdades de carácter socioeconómico. En general, el estudio del
acceso de los ciudadanos a la justicia se hace desde la perspectiva de
la organización judicial, con el objetivo muy claro de conocer cuáles
son los obstáculos a superar, y es un tema poco explorado desde la
perspectiva de la cultura de la legalidad.
El problema del acceso a la justicia tiene varias dimensiones (Ro-
bles, 2006): lo accesible que son para un ciudadano común los meca-
nismos y estructuras del sistema judicial del Estado para la defensa
de sus derechos legales (costos, discriminación, etc.); las diferencias
reales de medios y posibilidades (dinero, tiempo) de acceder que tie-
nen las personas; las aptitudes y los conocimientos del ciudadano
para identificar las posibilidades y ventajas que le brinda el sistema
judicial (esta dimensión define de manera importante las posibilida-
des de establecer contacto con el sistema de justicia y permanecer en
169
170
171
12 El promedio de confianza en el sistema judicial en países europeos para 2003, fue de 5.5 puntos en
una escala similar (Castillo, 2005: 64).
172
1
Uruguay
Chile
Colombia
El Salvador
Brasil
Nicaragua
Costa Rica
Honduras
Venezuela
Paraguay
Ecuador
Bolivia
Argentina
México
Panamá
Guatemala
Perú
Fuente: Elaboración propia, con base en el Latinobarómetro 2008.
2
Escala de confianza en la policía
1
1996 1997 1998 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2008
Fuente: Elaboración propia, con base en el Latinobarómetro 1996, 1997, 1998, 2000, 2001, 2002,
2003, 2004, 2005 y 2008.
173
2
México
1
1996 1997 1998 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2008
Fuente: Elaboración propia, con base en el Latinobarómetro 1996, 1997, 1998, 2000, 2001, 2002,
2003, 2004, 2005 y 2008.
174
175
1996 2003
Actor / institución
Latinoamérica México Latinoamérica México
Profesores 38 49.5 34 34
Sacerdotes 39 49 31.5 19
Noticiarios 29 31 23 15
Jueces 12 12 12 4.5
Policía 8 3 13 1
Dirigentes sindicales 6 4.5 9 3
Funcionarios públicos 6 4.5 9 4
Familiares 65 66 58 46
Políticos 4 4 4.5 4
Empresarios 8 10 9 7
Diarios 21 23.5 15 10
Gobierno 8 5 10 4
Diputados 4.5 3 5 1
Militares 9 7 9.5 4
Ninguno 9 7 19 22
Fuente: Elaboración propia, con base en el Latinobarómetro 1996 y 2003.
176
Conjunto
Norte Centro Sur del país
Jueces
Totalmente 9 3 2 4
Bastante 15 12 8 12
Poco 39 40 47 42
Nada 29 36 36 34
Policías
Totalmente 5 5 2 4
Bastante 11 9 7 9
Poco 40 40 44 41
Nada 40 45 39 42
Fuente: Elaboración propia, con base en el Latinobarómetro 1996 y 2003.
177
3
México
2
Fuente: Elaboración propia, con base en el Latinobarómetro 1996, 1997, 2001, 2002, 2003, 2005
y 2008.
13 La opción d de esta pregunta se analizó por separado para el apartado de “Igualdad ante la ley”,
expuesto antes.
14 A la opción “mucho” se le asignó un puntaje de diez; a la opción “bastante”, uno de 6.66; a la op-
ción poco, 3.33, y a la opción “nada” se le asignaron cero puntos.
178
179
180
Fuente: Elaboración propia. Para 1994, 2000 y 2003, Estudio sobre la cultura de la Constitución
(Márquez Romero, 2004); para 2010, Encuesta de Capital Social y Cultura de la Legalidad.
15 La encup, en sus versiones 2001, 2003 y 2005, incluye también reactivos en este sentido, pero
no los formula igual en los diferentes levantamientos. Lo único que se puede desprender de esos
estudios es que conforme se dan más opciones intermedias (que cumpla la ley, pero que se ampare,
o que cumpla la ley, pero que promueva cambios), se reduce el porcentaje de entrevistados que se
inclina por la opción de desobedecerlas que cae hasta 12%.
181
16 En todos los casos se pedía al entrevistado que calificara en una escala de uno a diez (en donde
uno representaba “para nada justificable” y diez “totalmente justificable”), cuán justificable consi-
deraba las conductas ejemplificadas. Para 1998, los reactivos incorporados fueron: evadir impues-
tos; recibir beneficios del gobierno, sabiendo que no tiene derecho a ello; esconder productos para
no pagarlos en el supermercado. Para 2002: comprar algo que sabía que era robado, y aceptar un
soborno. Para 2003, simular estar enfermo para no ir a trabajar; pagar menos impuestos, y comprar
algo que sabía que era robado.
182
2.0
1.5
1.0
Latinoamérica
0.5
1
Latinoamérica
183
184
185
186
35.4%Economía
23.4%
Inseguridad
4.1%
Gobierno e
instituciones
11.3%
Justicia
Fuente: Elaboración propia, con base en la Encuesta de Capital Social y Cultura de la Legalidad
2010.
187
17 En adelante, y para evitar sesgos en los análisis de correlación, las opciones “no sabe” y “no contes-
tó” se consideran como casos perdidos. Por esta razón, los porcentajes pueden variar ligeramente
respecto de los resultados de la Encuesta de Capital Social y Cultura de la Legalidad presentados
en los apartados anteriores y para los que las opciones ns y nc sí fueron incluidas en el cálculo de
frecuencias.
188
Fuente: Elaboración propia, con base en la Encuesta de Capital Social y Cultura de la Legalidad
2010.
189
190
191
192
193
194
195
19 Como parte de esta misma investigación, se han explorado los tipos de participación en relación
con el sentido de la comunidad y con el compromiso que demuestran hacia la misma (véase el
capítulo “Capital social y seguridad ciudadana”, de Marina de la Torre).
20 Por sentido de comunidad entendemos un conjunto de actitudes favorables al desarrollo de un com-
promiso colectivo: sentido de pertenencia e identificación, confianza interpersonal e institucional,
capacidad de trascender los ámbitos privados para reconocer áreas de interés y lealtad más amplios.
196
197
198
22 La pregunta fue: “¿Qué tanto cree usted que los mexicanos...? Respetan las leyes de tránsito; di-
cen la verdad antes las autoridades; respetan la vida privada; votan en las elecciones; respetan las
normas en el trabajo; pagan impuestos; cumplen lo que prometen; participan en las asambleas de
vecinos”.
199
Anexos
23 La pregunta permitía registrar dos opciones: la familia reunió 71% de menciones; la ley, 49%; el
gobierno, 36%; la Iglesia, 27%, y la opción “nadie”, 9%.
200
201
202
Cultura cívica–legal
Es el tipo ideal de cultura de la legalidad, favorable para el funcio-
namiento y vigencia de un estado de derecho democrático. Lo es
porque la identificación con un proyecto común se complementa
con el convencimiento que la ley es universal y debe ser obedecida y
cumplida por todos, aunque los resultados de su aplicación no sean
favorables al interesado, lo cual supone:
203
Cultura cívica–tradicional
Es el tipo que prevalece en comunidades que tienen un fuerte
vínculo y cohesión hacia dentro, en las que el bienestar general
prevalece por sobre el individual, pero que basan su funcionamiento
en normas y valores que pueden entrar en conflicto con los princi-
pios liberales de la democracia moderna y, en consecuencia, con las
leyes basadas en una concepción del individuo que no siempre son
compatibles con formas más orgánicas de concebir a la sociedad, co-
mo sucede con las comunidades indígenas.
204
Cultura incivil
Se trata del tipo que más favorece la ilegalidad, pues adolece de la
convicción moral necesaria para razonar conforme a un sentido co-
mún de justicia y de referentes que permitan desarrollar un mínimo
sentido de lo público y de compromiso con la comunidad política de
la que se forma parte. En ésta destacan:
205
206
207
208
209
1 Se usa la acepción de gobierno en sentido amplio y comprende a aquéllos que ocupan posiciones
de autoridad en cualquier organización y a cualquier escala.
211
212
213
214
215
2 Todos los cuadros presentados ofrecen información recogida por la encuesta encargada para esta
investigación sobre capital social y cultura de la legalidad. Cuando así no sea, se indicará la fuente.
216
217
Totalmente / 42
bastante
Poco / 53
nada
ns / nc 5
50
Sí No NS/NC Sí No NS/NC
218
219
220
221
222
tación; los inactivos, que van de la ausencia total del interés político
a la información, o como máximo firmar una petición, y los protes-
tatarios, que están dispuestos y adoptan todas las formas no con-
vencionales, pero además rechazan las formas de participación
convencionales. Por lo tanto, la cuestión es si en México predominan
actores con formas participativas alternativas como las señaladas.
Si se atiende a la primera forma de actores, que participan en
formas convencionales, se observa que de 7%, que en promedio per-
tenece a alguna asociación, una media de 53% participa mucho: acu-
de a las reuniones, participa en discusiones o colabora con alguna
cuota o dinero. 23% participa poco: “sólo a veces” tiene esas activida-
des, y casi 20% no participa en las asociaciones a las que pertenece.
Si el “a veces” es real, y no simplemente una respuesta correcta,
entonces se trata de 7% de “gladiadores” (muy similar a las medi-
ciones de Estados Unidos). Por el contrario, si es una respuesta de
cortesía, entonces los gladiadores son menos de 4% de la población.
Como se mencionó, la participación pública no convencional o
alternativa (protestar en manifestaciones públicas y hacer denuncias
en la radio o en la televisión) alcanza 28%: está lejano al 66% que
menciona Richard Topf (1995). Esta situación de escasa participa-
ción se refuerza con la percepción que los mexicanos tienen acerca
de sus semejantes como actores políticos. 70% opina que sus conciu-
dadanos participan poco o nada en las asambleas, y 51% que votan
en las elecciones. La escasa participación no convencional no signi-
fica que los mexicanos sean legalistas en su concepción de la política.
Si se vuelve a la afirmación de Russell J. Dalton, ¿son los mexica-
nos críticos con sus instituciones? Si se vincula ser crítico con tener
desconfianza, entonces los mexicanos sólo confían en el gobierno
18%; confían menos en los jueces (16%); menos todavía en la po-
licía (13%), hasta llegar a un raquítico 11% en el caso de los parti-
dos. Hay conciencia de cierta pasividad con la autoridad cuando los
mexicanos afirman que “deberíamos ser más activos y cuestionar a
nuestros líderes o gobernantes” (62%).
Sin embargo, la realidad mexicana contrasta con la afirmación de
Dalton en lo que atañe a los gobiernos, pues 63% de los mexicanos
afirma estar de acuerdo con sus autoridades municipales; 60% con la
223
Respuesta México
Deberíamos ser más activos y cuestionar a nuestros líderes o gobernantes 62
Deberíamos mostrar más respeto por la autoridad
29
y las decisiones de nuestros líderes o gobernantes
ns / nc 9
224
La hipótesis de la desvinculación
225
226
20
15
10
227
40
30
20
10
228
15
10
15
10
229
230
231
que los electorales e impacta más allá que el propio Estado. Los sis-
temas de interés se deben contraponer a los sistemas de solidaridad.
La diferencia radica en la contraposición entre un sistema de acción
con vistas al interés del actor y uno con vistas a la solidaridad entre
los actores. El interés de un individuo consiste en distinguirse en su
posición relativa respecto de otros actores. La diferenciación supone
un más o menos, un mejor o peor. Como es natural, el sistema de in-
tereses supone que los actores comparten un sistema de valores que
aprecia del mismo modo las diferencias de los actores. Un sistema de
intereses como el mercado no supone identificación con el sistema,
los actores compiten entre sí. Por el contrario, la pertenencia e iden-
tificación son propias de sistemas de solidaridad. Las asociaciones
voluntarias, las familias, los amigos, son sistemas de solidaridad. Son
ámbitos donde se realiza la igualdad de participación. La participa-
ción política es una acción de solidaridad con otros, que apunta a
modificar o conservar una estructura de poder. La ciudadanía cons-
tituye un sistema de derechos–deberes que potencia la construcción
de áreas de igualdad. De modo concluyente, se puede afirmar que
sólo se participa cuando se está entre iguales. El capital social civil
supone, para reforzar la participación, las mismas bases mínimas de
igualdad. ¿Es verdad que este sentido de pertenencia igualitaria es
deficitario en la sociedad mexicana?
232
3 Esta opinión se ha modificado, como lo muestra Marina de La Torre (véase el capítulo “Capital
social y seguridad ciudadana”).
233
234
235
236
4 Según Nicola Negri y Loredana Sciolla, “El punto central consiste en regenerar la confianza en las
instituciones, en ausencia de la cual la civilidad permanece como virtud privada, útil al mercado,
pero no a la política. En ese caso, la participación tiende a encerrarse en la ética de la convicción,
poco sensible a la responsabilidad” (1996: 18).
237
238
Estado 15.6
Público
Sociedad civil Partidos 11
Social privado Iglesia (61), 52.5
vecinos (44)
Privado
Privado Familia 82
todas las instituciones éste aparece con valores más altos de confianza.
En términos de media de confianza, en el norte es 19% y en el sur 13%.
239
El ideal cívico
Del cuadro 4.9 se deriva qué es considerado falta grave por los ciudada-
nos. Los resultados muestran que no se considera un hecho muy grave
“pagar debidamente los impuestos”, pues está en tercer lugar de com-
portamiento cívico importante, y se considera muy importante “no tirar
la basura”. En segundo lugar, aparece “decir siempre la verdad”, al mis-
mo nivel que “participar en las elecciones”. Como se mencionó, un de-
ber frente al Estado como “pagar debidamente los impuestos” no es ele-
240
Sus familiares
Totalmente
73
Bastante
Los ciudadanos
Totalmente
33
Bastante
La policía
Totalmente
32
Bastante
Poco
66
Nada
Los jueces
Totalmente
34
Bastante
Poco
61
Nada
El gobierno
Totalmente 6
Bastante 19
Poco
73
Nada
gido como prioritario sino como poco importante. Ello contrasta con
las respuestas de apego a la legalidad como modelo del buen ciudadano.
241
Tipo de familismo
242
Tipo Porcentaje
Familismo solidario (atenerse a las consecuencias, buscar un 51
abogado)
Familismo amoral (buscar dinero, buscar amigos con influencia) 44
educación espiritual de los hijos, del apoyo a los más viejos) o se define
más bien como nicho existencial (ámbito de felicidad, de reposo des-
pués del trabajo, de diálogo y de debate, de atribución del sentido de la
vida)? ¿Una familia que garantiza un contrato en defensa de las gene-
raciones más ancianas? ¿Deber de los hijos de sacrificarse, en el acuer-
do no escrito de que de ellos se ocupará su descendencia, o al contrario,
búsqueda de redefinición del contrato? ¿Una familia, por último, cuyo
bien está antes que el de la colectividad y que justifica acciones dañinas
para con la colectividad misma?
La cuestión es si se trata de un valor compatible con una actitud
positiva hacia los semejantes y hacia la sociedad en general, o si por
el contrario se trata de un valor privado que puede ser contrapuesto
por los habitantes con los intereses de la sociedad. Edgard C. Banfield
acuñó el término de familismo amoral a la primera alternativa carac-
terizada por un interés concentrado en la familia en detrimento de la
sociedad y con estrategias vinculadas a la satisfacción en el corto plazo.
Para medir el tipo de familismo que poseen los mexicanos, se consultó
a los entrevistados sobre opciones que suponen defender a un hijo en
contra de la ley o, por el contrario, poner la ley por encima de los in-
tereses de la familia. La primera atañe a considerar sólo la responsabi-
lidad frente a la familia, aun en detrimento de la sociedad; la segunda,
por el contrario, presenta la opción de compatibilizar el interés de la
familia y el de la colectividad (véase el cuadro 4.11).
Los resultados guardan relación con los valores privados que
constituyen la prioridad, así como con la escasa valoración de los
ciudadanos sobre actividades de participación, vinculadas con un in-
terés en la comunidad, considerada de manera global.
243
Individual y colectivo
244
245
246
247
248
2. Individualista
2. Institucional
2. Comunitaria
2. Territorial
Orientación
preponderante
249
Participación
Orientación individualista
Centro convencional y Reformista
territorial
no convencional
250
251
252
253
Intolerancia Inseguridad.
Sentirse discriminado Sentimiento de
desigualdad.
254
255
256
La ciudadanía consiste en la
fidelidad a reglas y prácticas que
constituyen el modo de coexistencia
propio de la democracia pluralista.
Es una identidad política común
a individuos que son miembros,
además, de múltiples comunidades,
que tienen concepciones diferentes
del bien, pero que aceptan someterse
a ciertas reglas de conducta cuando
eligen y persiguen sus objetivos.
* Agradezco los muy valiosos comentarios de mi colega Reynaldo Ortega, y el apoyo académico de
Raúl Díaz, Gabriela Sanginés, Elena Mariscal y Mónica de la Colina. Agradezco también a Jaime
Ramírez, quien elaboró los mapas que aparecen en el Anexo I. Desde luego, la autora es la única
responsable de errores u omisiones presentes en el texto.
257
258
259
260
261
Aun aceptando esa idea, es claro que los derechos ciudadanos in-
volucran por fuerza al Estado. Los derechos ciudadanos se originan
como medio de protección para el ciudadano en contra del ejercicio
abusivo y arbitrario del poder e, independientemente, de la fuerza de
los grupos que los impulsaron, es evidente que es el Estado quien los
garantiza (Barbalet, 1988: 110). Es decir, la ciudadanía depende del
Estado, pero continuamente está amenazada por él. Si el Estado puede
proteger la igualdad legal que está detrás del concepto de equidad y
justicia, también puede suprimir la pluralidad y atacar o penalizar la
diferencia; si puede ampliar los derechos ciudadanos, también puede
controlar el acceso a esos derechos y restringirlos. Debido a que el Es-
tado es la única agencia a la que el ciudadano puede recurrir en caso de
que sus derechos sean violentados, debe contar con la autoridad para
actuar como garante de dichos derechos.
Es claro entonces que, independientemente del contexto, la ciuda-
danía implica derechos, pero éstos deben ser reconocidos y resguarda-
dos por el Estado. La ciudadanía es entonces un proceso político, y sus
códigos constitucionales y de procedimiento están en constante cambio
y sometidos a cuestionamiento e impugnación, negociación e interpre-
tación. Los resultados dependen del balance de poder que existe en la
sociedad civil y el grado de separación entre ella y el Estado.
Partiendo de la formación histórica del Estado como centro po-
lítico, Bertrand Badie y Pierre Birnbaum (1979) reconocen la exis-
tencia de dos modelos de relación entre aquél y la sociedad. En el
primero, el Estado dirige a la sociedad (“state–led society”) o al menos
tiene predominio sobre ésta. El ejemplo de los autores es el caso
francés, en el que el Estado dirige a la sociedad civil según sus pro-
pios valores (meritocrático y laico). El Estado cuenta con un gran
aparato militar y tiene una posición hegemónica en relación con la
sociedad civil. La mayoría de los cambios sociales surge como inicia-
tiva estatal. En el segundo modelo, opuesto al anterior, es la sociedad
civil quien dirige al Estado (“society–led state”). El caso que utilizan
para ilustrar este modelo es el de Gran Bretaña, donde diversos seg-
mentos de la sociedad expresan sus aspiraciones sin la tutela estatal.
La política es una actividad social, como otras; se resuelve más en la
negociación directa entre las partes sociales que en las relaciones con
262
263
264
Respuesta Porcentaje
Tener derechos y obligaciones 40.3
Poder votar 14.6
Tener responsabilidades 13.0
Pertenecer a un país 10.9
Haber cumplido 18 años 7.2
Tener educación política 2.3
Todas 8.1
Fuente: encup 2008.
265
Jerarquización
Actividad
Norte Centro Sur conjunto
Respetar las leyes 1 1 1 1
Votar en las elecciones 1 2 1 2
Trabajar con empeño 2 2 1 2
Hacer actividades de voluntariado 2 2 2 3
Participar en un partido político 2 2 1 3
Nota: Se solicitó al entrevistado que mencionara las dos actividades que él considerara más importantes. Para ello, se le entregó
una tarjeta con las opciones de respuesta incluidas en el cuadro. De las respuestas obtenidas se calculó la posición
promedio en las que fueron mencionadas por los entrevistados. Estos valores promedio se ordenaron de menor a mayor:
entre más pequeña la media, mayor la percepción de importancia de cada actividad. Mediante la técnica de análisis de la
varianza se determinó si cada promedio es estadísticamente diferente a los otros promedios; esto con la finalidad
de ubicar las dos principales actividades para considerar a una persona “buen ciudadano”.
266
2 La región sur está formada por: Campeche, Chiapas, Guerrero, Morelos Oaxaca, Puebla, Quin-
tana Roo, Tabasco, Veracruz y Yucatán. La región norte por: Baja California, Baja California Sur,
Coahuila, Chihuahua, Durango, Nuevo León, Sinaloa, Sonora, Tamaulipas y Zacatecas. La re-
gión centro por: Aguascalientes, Colima, Distrito Federal, Guanajuato, Hidalgo, Jalisco, estado de
México, Michoacán, Nayarit, Querétaro, San Luis Potosí y Tlaxcala.
267
268
269
270
En este modelo se incluyen indicadores que tienen que ver con el valor
que otorgan los ciudadanos a las libertades individuales y con el nivel
de intervención que consideran debe tener el gobierno en diversos ám-
bitos. El discurso liberal da prioridad a los derechos de los individuos
271
Modelo Características
Ciudadanía El estatus de ciudadanía se define en relación con una comunidad
liberal política y se define en tres elementos: civil, política y social.
Considera prioritario favorecer el desarrollo de las facultades morales y del
plan de vida elegido por el ciudadano.
El modelo tiene tres elementos: estatus de igual ciudadanía, concepción de la
persona como ciudadano libre e igual, y un ideal de ciudadanía democrática.
Idea de sociedad como sistema equitativo de cooperación social a lo largo del
tiempo.
Educación en los principios de justicia como equidad, base de la cultura polí-
tica pública.
Unión social fundada en una concepción públicamente compartida de la
justicia.
Las condiciones son una democracia constitucional, una sociedad cerrada y un
sistema de mercado o régimen socialista liberal.
272
principales, fue claro que había dos dimensiones detrás de los indica-
dores que se incluyeron. En la primera dimensión, Modelo de ciuda-
danía liberal 1, se agruparon los indicadores que tienen que ver con
el aprecio por las libertades individuales (véase el cuadro 5.7). En la
segunda, Modelo de ciudadanía liberal 2, se agruparon los indicadores
273
• Indicador: No estaría dispuesto a sacrificar la libertad de expresión a cambio de vivir sin presio-
nes económicas.
• Indicador: No estaría dispuesto a sacrificar la libertad de organización a cambio de vivir sin
presiones económicas.
• Indicador: No estaría dispuesto a sacrificar la libertad de creencias a cambio de vivir sin presio-
nes económicas.
274
• Indicador: Piensa que a la gente le toca hacer algo sobre los problemas que trata de resolver
el gobierno.
• Indicador: La política no es complicada.
• Indicador: Generalmente participa en la discusión y da su opinión en una discusión sobre
política.
• Indicador: Acostumbra leer noticias de política en el periódico al menos una vez a la semana.
• Indicador: Acostumbra ver o escuchar noticias o programas sobre política o asuntos públicos
al menos una vez a la semana.
275
276
277
278
279
marginación
pib per cápita
corrupción
Población
urbana %
Índice de
Índice de
idh 2005
Modelo republicano .385** .399** .430** -.327* .227
Modelo comunitario .176 .447** .115 -.226 -.181
Modelo liberal 1 -.031 .035 .062 .035 .121
Modelo liberal 2 .281* .457** .196 -.373** -.186
*Significativo al .05 %.
** Significativo al .01 %.
Fuente: Elaboración propia, con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía ( inegi), el
Consejo Nacional de Población (conapo) y Transparencia Mexicana.
280
5 Para separar a la participación ciudadana de otros tipos de participación, Nuria Cunill la define
como la intervención de los individuos en actividades públicas en tanto portadores de intereses
sociales (1991: 94). A diferencia de la participación social, esta última implica el involucramiento
entre instituciones sociales, no con el Estado.
281
6 Organizarse con otras personas afectadas; mandar cartas a un periódico; quejarse ante las autori-
dades; pedir apoyo a alguna asociación civil; asistir a manifestaciones; solicitar apoyo a un partido
político; pedir ayuda a diputados o senadores; llamar a un programa de radio o televisión; escribir
al presidente o a las autoridades; firmar cartas de apoyo; colocar mantas, carteles o fotografías;
repartir circulares o manifiestos; promover una idea de forma pacífica utilizando un distintivo.
282
Coeficientes b
estándar
Error
Sig.
Modelo republicano
Interés en política .084 .134 .529
Lee noticias de política en el periódico .200 .086 .019
Eficacia política .213 .080 .008
Modelo comunitario
Participación en la comunidad .061 .019 .001
Membresía en organizaciones .057 .024 .016
Modelo liberal 1
Disposición a sacrificar libertades individuales -.058 .027 .033
Modelo liberal 2
Preferencia por un gobierno intervencionista .028 .018 .113
Variables de control
Situación económica personal -.152 .089 .090
Satisfacción con la democracia .141 .089 .113
Confianza en el ife -.045 .037 .223
Confianza en los partidos políticos -.074 .034 .027
Sexo .025 .073 .734
Edad .058 .003 .000
Nagelkerke r cuadrada = .159
% predicción correcto 78.8
n = 4700
*Significativo al .05 %.
** Significativo al .01 %.
283
284
estandarizados
Coeficientes b
estándar
Error
Betas
Sig.
Modelo republicano
Interés en política .483 .119 .053 .000
Lee noticias de política en el periódico .219 .079 .036 .005
Eficacia política .287 .074 .050 .000
Modelo comunitario
Participación en la comunidad .234 .018 .182 .000
Membresía en organizaciones .592 .021 .394 .000
Modelo liberal 1
Disposición a sacrificar libertades indivi- .123 .026 .060 .000
duales
Modelo liberal 2
Preferencia por un gobierno intervencionista .009 .017 .007 .604
Variables de control
Situación económica personal -.150 .086 -.023 .081
Satisfacción con la democracia -.019 .082 -.003 .815
Sexo -.063 .069 -.012 .360
Edad -.006 .003 -.031 .020
Confianza partidos .013 .030 .005 .672
r2 = .280
n = 4700
*Significativo al .05 %.
** Significativo al .01 %.
285
Conclusiones
286
287
NIVEL
Alto
Medio
Bajo
S/D
NIVEL
Alto
Medio
Bajo
S/D
288
NIVEL
Alto
Medio
Bajo
S/D
NIVEL
Alto
Medio
Bajo
S/D
289
Recodificaciones
I. Modelo republicano
e_p8_c encup Indicador: La política no es complicada.1 Muy 3+4
complicada.
2 Complicada.
3 Poco
complicada.
4 Nada
complicada.
5 Otra.
8 ns.
9 nc.
e_p9_b encup Indicador: Generalmente participa en la 1 Deja de poner 3
discusión y da su opinión en una discu- atención cuando
sión sobre política. empiezan a ha-
blar de política.
2 Usualmente
escucha, pero
nunca participa
en la discusión.
3 Generalmente
participa en la
discusión y da su
opinión.
5 Otra.
8 ns.
9 nc.
290
291
Recodificaciones
292
293
Recodificaciones
294
295
Referentes contextuales
296
297
298
299
Concepto de democracia
300
Ciudadanía cultural
Esta dimensión, que cobra fuerza desde la década de los años no-
venta, enfatiza las prácticas sociales que permiten la participación a
un mismo tiempo en la definición y orientación de la cultura de la
nación, o incluso en el reconocimiento de su multiculturalidad, así
como en la globalización o en el mercado mundial de bienes cultu-
rales. De esta manera, se rescata el derecho a la diferencia, a la he-
301
302
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304
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316
317
318
319
320
Conclusiones
321
322
1 Para fines de exposición, se manejan como sinónimos los conceptos de indígena, comunidad indí-
gena, pueblos indígenas, pueblos originarios, minorías étnicas, grupos étnicos, poblaciones indíge-
nas, pueblos originarios y grupos etnolingüísticos. Lo importante es precisar el término indígena:
“Esta palabra es susceptible de un empleo más universal. Indígenas son los que nacen en una
región, o los pueblos originarios de una región específica [...] Ciertamente, había que aprender a
mirar el territorio del continente americano, sus recursos naturales, sus litorales, su hidrografía, su
flora, su fauna. Pero también había que aprender a mirar a sus habitantes. Este aprendizaje, lento y
conflictivo, no ha concluido aún” (Montemayor, 2001: 25–27).
323
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326
327
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329
330
331
332
333
Conclusiones
2 Para 2010 existen dos, una es institucional y la otra es promovida y sostenida por las comunidades
de las regiones de Montaña y Costa Chica, y grupos de universitarios.
334
Los censos
335
3 Dado que son las primeras informaciones estadísticas detalladas, es posible encontrar diferencias
cuantitativas en diferentes informes, a pesar de ser la misma fuente de información, por ejemplo,
para Navarrete Linares (2008: 9), en 2000 la población es de 9’854,301, lo que corresponde a
9.54%.
336
Cuadro 7.1 Población de cinco años y más que habla una lengua
indígena, 2000 y 2005. Principales entidades federativas
337
338
Más de 30%
Más de 15% hasta 30%
Más de 5% hasta 15%
Más de 2% hasta 5%
Hasta 2%
339
Densidad
15% o más
De 10% a menos de 15%
Menos de 10%
La presencia territorial
4 Es una medida compuesta que expresa de manera sintética la situación general del desarrollo de
un país o región y es utilizado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (pnud).
Tiene tres componentes: ingresos, educación y salud (inee, 2004: 35). También significa la opor-
tunidad de obtener los recursos necesarios para disfrutar de un nivel de vida decoroso [disponible
en: http://www.unpd.org].
340
Grado de
desarrollo
Muy alto
Alto
Medio
Bajo
Muy bajo
341
342
5
DF
NL
COAH
BCS
SON
BC
TAMPS
AGS
EDOMEX
SIN
QROO
COL
MOR
QRO
CHIH
TLAX
Nacional
TAB
NAY
DGO
CAM
SLP
YUC
HGO
PUE
ZAC
VER
GTO
MICH
GRO
OAX
CHIS
Fuente: inegi (2005).
343
Conclusiones
344
345
5 “[...] nos encontramos en presencia de un conjunto de fenómenos sociales que interactúan los
unos con los otros. Se trata de la globalización creciente de intercambios económicos y culturales;
de la transformación del trabajo, de su significado, su estatus; de la transformación de la seguridad
social; del surgimiento del individuo ‘reflexivo’ que se da cuenta de antemano de su destino; de
nuevas filosofías de administración que celebran la flexibilidad, la movilidad o el just in time; del
dominio de la ideología neoliberal sobre los sistemas económicos, políticos y culturales, sólo por
mencionar algunos de estos cambios” (Lesemann 2008: 86).
346
6 “Por metarrelato o gran relato, entiendo precisamente las narraciones que tienen función legiti-
mante o legitimatoria. Su decadencia no impide que existan millares de historias, pequeñas o no
tan pequeñas, que continúen tramando el tejido de la vida cotidiana” (Lyotard, 1989: 31).
7 El Banco Mundial está implementado acciones denominadas Trabajando Unidos para un Cam-
bio, donde la estrategia fundamental son las alianzas públicas y privadas para la reducción de la
pobreza.
347
348
349
reclaman sus derechos específicos: las mujeres, los niños, los jóvenes,
los de tercera edad, los de capacidades diferentes, los de preferencia
sexual, migrantes, los reos con su derecho a la vida y a ser tratados
como humanos, los no fumadores, los alcohólicos internados, los en-
fermos en los hospitales, los peatones, los de religiones e ideologías es-
pecíficas, los reporteros, los defensores de la ecología y todas las formas
organizadas que se inventen al calor de la autodefensa grupal, dentro
de los cuales con una fuerza significativa e histórica se encuentran los
derechos de las minorías étnicas.
Este panorama conlleva a debatir temas sensibles para definir
los derechos humanos grupales, derivados de los intereses espe-
cíficos de grupo: género, interculturalidad, ecología, calidad de
vida y tanatología, alimentación, educación, vivienda, salud y ser-
vicios, a la felicidad, al amor, al respeto, etcétera. En este contex-
to se presentan debates y propuestas que buscan generar nuevas
interpretaciones más acordes con las nuevas transformaciones,
como el planteamiento de Will Kymlicka (1989), que señala la
importancia de las comunidades culturales o étnicas como formas
específicas de formación ciudadana: las políticas establecidas en
Estados Unidos relacionadas con la discriminación positiva, de-
rivada del multiculturalismo o de la diferencia a favor de las mi-
norías tradicionalmente marginadas (Velasco Arroyo, 2007);9 la
propuesta en España, al reconocer su construcción multicultural
9 Las políticas públicas conocidas con el nombre de discriminación positiva en favor de determinados
grupos minoritarios se suelen encuadrar dentro de las llamadas políticas del multiculturalismo
o de la diferencia. “Entre las diversas iniciativas encaminadas a hacer efectivo el principio de
igualdad así como a erradicar las expresiones de discriminación social, destacan aquellas medidas
que otorgan un tratamiento preferencial en el reparto de ciertos recursos básicos a los miembros
de los grupos que han estado sometidos en el pasado a un régimen discriminatorio. Se trata de
programas diseñados específicamente para compensar a dichos individuos, así como para elimi-
nar aquellos efectos derivados de esta situación de desventaja, que de otro modo se perpetuarían.
Los primeros programas conformados con tales criterios se idearon a mediados del siglo xx en los
Estados Unidos, momento en el que se empezaron a implementar una serie de medidas legales
en favor de minorías tradicionalmente marginadas que recibieron el nombre de acción positiva
(affirmative action), etiqueta que corresponde a lo que en otros lugares se conoce como discrimina-
ción positiva o discriminación a la inversa. Estas intervenciones surgieron, en gran medida, como
respuesta a la presión ejercida por el movimiento de derechos civiles contra la segregación racial
y recibieron posteriormente la cobertura jurídica de diversas sentencias del Tribunal Supremo es-
tadounidense” (Velasco Arroyo, 2007: 142).
350
10 “La creación del estado multinacional era la tarea de los pueblos indios del presente y sería el pro-
grama de los pueblos indios del futuro. España por ejemplo, se había constituido ya bajo la forma
multinacional, es decir: el Estado no representa ya a una sola nación (‘la nación española’), sino
que representa los intereses de las diversas nacionalidades que conviven bajo ese mismo Estado: la
nación gallega, la vasca, la andaluza, etcétera” (Montemayor, 2000: 133).
351
352
Conclusiones
353
Contexto internacional
Las profundas transformaciones globales y el ensanchamiento de la
información disponible han permitido generar redes de comunica-
ción y organización que han sido aprovechadas por las comunidades
indígenas más activas, y han logrado importantes declaraciones, en
las que se da el reconocimiento explícito a los derechos de los grupos
étnicos a mantener su cultura, su organización y a ser respetados por
los países que han firmado los diversos acuerdos. Entre los más des-
tacados se encuentran los siguientes:
354
355
México
Dentro de las transformaciones mexicanas para el desarrollo de la
democracia desde la perspectiva indígena, se han producido hechos
significativos, como la suscripción al Convenio 169 de la oit, ratifi-
cado por el senado en 1991, y la mesa de negociaciones y acuerdos
de San Andrés Larráinzar (1996), que condujeron a significativas,
aunque limitadas, reformas constitucionales en 2002, cuando se re-
conoció la composición pluricultural del país, en el Artículo 2, y la
existencia y protección de los pueblos indígenas, en el Artículo 4.
Esta situación potencializó las condiciones para mejorar la parti-
cipación de las comunidades indígenas en los diversos procesos po-
líticos, sociales y económicos, y dio pauta para cambios jurídicos y
censales que establecen compromisos con las nuevas disposiciones
de atención a los indígenas. Los censos nacionales por primera vez
consideraron la concentración indígena en 2000. El ife generó en
2004 el primer esquema de redistritación indígena; los partidos
políticos incorporaron en sus estatutos el tema de la participación
indígena y, en algunos casos, la necesidad de considerarlos en las
representaciones electorales. En las normas locales, diversos gobier-
nos comenzaron a modificar sus constituciones como producto de
los cambios federales, pero también incorporaron en sus normas el
tema de los indígenas.
Las principales transformaciones jurídicas se comenzaron a dar en
Oaxaca, que en el Capítulo v de su constitución reconoce los usos y
costumbres de las comunidades. Asimismo, se reformaron las cons-
tituciones locales de Chiapas, Hidalgo, Quintana Roo, Tlaxcala,
356
357
Número de
Estado distritos indígenas
Oaxaca 8
Chiapas 4
Puebla 3
Veracruz 3
Yucatán 3
Hidalgo 2
Campeche 1
Guerrero 1
Estado de México 1
Quintana Roo 1
San Luis Potosí 1
Fuente: ife.
Los déficit
358
359
360
Sur sureste
Occidente
Noroeste
Noreste
Centro
Total
100
100
100
100
100
100
Confianza 44.85 53.68 47-68 41.75 43.33 43.66
Desconfianza 38.22 36.85 35.68 34.94 31.59 34.26
No sabe 16.93 9.47 16.64 23.31 12.52 22.08
Sur sureste
Occidente
Noroeste
Noreste
Centro
Total
100
100
100
100
100
100
Es mejor la democracia 55.91 60.80 48.77 56.80 62.64 43.72
La dictadura 12.22 19.78 15.54 7.61 13.28 9.25
Realmente no importa si es
9.97 6.32 12.29 13.23 10.23 6.80
democracia o dictadura
No sabe 21.90 13.10 23.40 22.37 13.85 40.23
361
Sur sureste
Occidente
Noroeste
Noreste
Centro
Total
13.43
23.68
33.33
19.65
9.90
100
100
100
100
100
100
Deja de poner
100 15.32 11.37 22.68 34.35 16.28
atención
Usualmente escu-
cha, pero nunca
100 12.64 11.68 27.26.70 26.29 21.70
participa en la
discusión
A veces sucede,
pero rara vez da su 100 14.09 7.62 19-62 43.07 15.60
opinión al respecto
Generalmente
participa en la
100 17.17 10.33 21.52 37.97 15.02
discusión y da su
opinión
No sabe 100 3.79 2.61 26-92 17.44 49.25
362
Conclusiones
363
364
365
366
367
368
369
370
371
372
373
374
375
376
2 Los resultados del Índice de Rezago Social de los Pueblos Indígenas (irspi) muestran un de-
sarrollo desigual en México, donde Chiapas, Durango, Nayarit, Chihuahua y Guerrero represen-
tan los niveles de mayor rezago social para los pueblos y comunidades indígenas. También señalan
la existencia de 25 regiones indígenas, de las cuales las que cuentan con bajo rezago son la maya, la
más grande del país, y los chontales de Tabasco (cdi, 2009).
3 El autor señala que el crecimiento y la población podrían ser mayores, pero existe el fenómeno
de personas indígenas que llegan a negar su pertenencia a estos grupos; agrega el problema de la
dispersión geográfica, que llega a hacer imposible registrar censalmente familias indígenas que
viven en zonas muy apartadas, así como el de la migración nacional e internacional. Por su parte,
Arnulfo Embriz (1996) afirma que, de acuerdo con el censo de 2000, la población indígena está
integrada, cuando menos, por 10 millones de personas y son más de 10% de la población mexica-
na.
377
diez sin agua entubada, uno de cada tres con piso de tierra,
y más de la mitad ocupa viviendas en condiciones de haci-
namiento. Asimismo, 65% de la población ocupada gana
hasta dos salarios mínimos y 51% vive en localidades con
menos de cinco mil habitantes, donde la dispersión y el ais-
lamiento vulnera las condiciones de vida de quienes viven,
sobre todo, en las localidades de menor tamaño. Una situa-
ción tan crítica como la del estado de Guerrero la compar-
ten Chiapas y Oaxaca, las otras dos entidades federativas
con mayor marginación en el país (cdi, 2009).
En suma, los indígenas, los pobres más pobres del país, viven en
su mayoría en zonas rurales. Los 100 municipios con mayor rezago
social y pobreza son indígenas o rurales (Fuentes, 2009). Nueve de
cada diez municipios indígenas tenían en 2005 condiciones de alta
o muy alta marginación. En 27 de los 31 municipios con más pobla-
ción indígena, la pobreza es superior a la media nacional: en 16 de
ellos la pobreza de patrimonio superó 80% de población, y en nueve
municipios más alcanzó a más de 90% de sus habitantes. Un impor-
tante porcentaje de esas familias vive en casas con pisos de tierra.
La mayoría de los que tienen empleo reciben dos salarios mí-
nimos o menos. Los niños menores de cinco años tienen tres veces
más probabilidades de morir que los no indígenas. La esperanza de
vida, por otro lado, llega apenas a los 58 años. Su asistencia a la es-
cuela primaria es porcentualmente menor a los niños que no hablan
lengua indígena, brecha que se amplía conforme se pasa de un ciclo
escolar al siguiente. Son las localidades indígenas en donde la infraes-
tructura social básica presenta los mayores rezagos: en 2005, 30% de
sus viviendas carecía de agua entubada; 45% no tenía drenaje y
de las que sí poseían, sólo la mitad contaba con drenaje conectado a la
red pública o a fosa séptica. En el año de referencia, sólo 62% de
las viviendas tenía televisión, 38% refrigerador y 22% lavadora.
En general, a las comunidades indígenas las identifica su pobre-
za en diferente gradación. Sin embargo, existe diversidad de condi-
ciones sociales entre ellos, que resultan de su dispersión, movilidad
espacial y diversidad demográfica. La permanencia en sus comuni-
378
379
sur, la guía serán los de esta última región, porque es en ella en don-
de habitan los núcleos importantes de la población indígena del país.
Como la justicia y su garantía son una razón esencial de la cons-
titución de la sociedad política y del gobierno que de ella emana,
así como de su legitimidad, se hará una breve referencia a ella. A
la pregunta sobre la confianza en las instituciones públicas que
tienen los ciudadanos entrevistados de la región sur, las respuestas
fueron contundentes: 80% dijo que no la tienen en el gobierno;
83% ni en los jueces; 83% ni en la policía. En consecuencia, y en
referencia al gobierno, sólo 6% afirmó que sí cumple con lo que
ofrece; 4% que sí respeta la ley; 7% que sí se hace responsable de lo
que dice; 6% que el gobierno dice la verdad; 9% que sí se puede
contar con su ayuda; 5% que sí se interesa por la igualdad, y 7%
que no discrimina a nadie.
En cuanto al derecho a tener un juicio justo, la respuesta negati-
va fue de 48%; en el tema del respeto al derecho de saber lo que hace
el gobierno, la negación fue de 57%. Sobre la obediencia a las leyes,
39% afirmó que siempre se deben obedecer, 32% optó por cambiar-
las si no le parecen, y 25% se pronunció por desobedecerlas y le pa-
recen injustas.
En lo relativo a la confianza en los tribunales e independencia
de los jueces, la opinión de 51% de los ciudadanos entrevistados fue
negativa. 36% afirmó que era más efectivo recurrir a las relaciones per-
sonales y otro 15% que ni acudir a los tribunales, ni a relaciones
personales son opciones que sirvan. Los ciudadanos del sur creen en
su mayoría que las decisiones de magistrados y jueces son dependien-
tes de los intereses de los ricos e influyentes (53%) y de las indica-
ciones de los gobernadores (62%). Un último indicador, consecuente
con la desconfianza y crítico con las autoridades responsables de la
justicia, es que también la mayoría (54%) considera que los miem-
bros de la comunidad tienen el derecho de tomar en sus manos el
castigo de un delincuente si las autoridades no hacen nada.
Con este panorama de opiniones y apreciaciones, Russo (2010b)
retrata a la ciudadanía del sur. Sólo se mencionarán algunas de las
características que señala y que tienen que ver con los asuntos arriba
mencionados: el ciudadano del sur es contestatario y la pobreza es
380
381
382
383
384
4 En el expediente del Juicio se contiene el Decreto de la lx Legislatura local en la que “se ratifican
los acuerdos y declaratorias emitidas por el Consejo General del Instituto Estatal Electoral, de fe-
chas 3 de abril de 2008, que declara que en los Municipios de: santa catarina mechoacán, san
agustín de las juntas, santa maria apazco, san pedro jocotipac, candelaria loxicha,
tenetze de zaragoza, san miguel peras, san jerónimo sosota, santa maría temaxcalte-
pec y mazatlán villa de flores, se han agotado todos los medios al alcance del órgano elec-
toral [...] para realizar la elección extraordinaria de Concejales a los Ayuntamientos, no obstante
haber intentado en forma exhaustiva la conciliación entre las partes. En términos del artículo 34
segundo párrafo de la Ley Municipal para el Estado de Oaxaca, al ponerse en peligro la paz pú-
blica y la estabilidad de las instituciones, se autoriza al Ciudadano Gobernador Constitucional del
Estado, para que nombre a los representantes que se hagan cargo de la administración municipal”.
385
386
387
Estado Número
de distritos
Campeche 1
Chiapas 4
Guerrero 1
Hidalgo 2
Estado de México 1
Oaxaca 8
Puebla 3
Quintana Roo 1
San Luis Potosí 1
Veracruz 3
Yucatán 3
Total 28
388
389
Porcentaje
Distrito última elección Lista
Entidad indígena población nominal
indígena
Campeche 01 40.54% 268,119
01 71.93% 261,748
02 75.08% 206,119
Chiapas
03 64.77% 232,712
05 72.41% 227,806
Total 4 928,391
Guerrero 05 83.90% 231,424
01 78.00% 232,733
Hidalgo
02 45.80% 258,946
Total 2 491,679
Estado de México 09 53.40% 247,897
390
01 40.00% 215,046
02 89.00% 182,037
04 76.00% 232,960
05 41.00% 212,292
Oaxaca
06 62.00% 237,520
07 63.00% 227,045
10 42.00% 207,806
11 43.00% 234,043
Total 8 1’748,749
01 41.80% 231,511
Puebla 04 80.28% 221,187
16 57.56% 185,824
Total 3 638,522
Quintana Roo 02 47.35% 222,575
San Luis Potosí 07 51.34% 240,622
02 73.00% 238,452
Veracruz 06 52.30% 213,442
18 52.20% 234,780
Total 3 686,674
líticas, para saber si las diferencias entre las opciones logran ser perci-
bidas por los electores, lo que se obtiene con un indicador que muestre
la distancia ideológica entre los partidos políticos en competición, y la
vulnerabilidad electoral del partido en el gobierno, o sea, la capacidad y
la posibilidad de cambio en el gobierno, de la alternancia política, fac-
tible y posible en todo momento, evitando la hegemonía partidista.
Los resultados se presentan en gráficas que permiten apreciar
mejor la evolución de las cuatro dimensiones que componen la com-
391
392
Distrito
Nivel de Cabecera Promedio
Entidad electoral
participación distrital 2006-2009
indígena
Campeche 01 Campeche 67.85%
Yucatán 01 Valladolid 66.57%
San Luis Potosí 07 Tamazunchale 65.50%
Yucatán 02 Progreso 61.25%
Veracruz 02 Tantoyuca 60.84%
Estado de México 09 Ixtlahuaca de R. 60.05%
Yucatán 05 Ticul 58.81%
Veracruz 18 Zongolica 57.74%
Oaxaca 02 Teotitlán de F. 57.58%
Alta participación Veracruz 05 Papantla 57.10%
Oaxaca 01 San Juan Bautista 56.27%
Hidalgo 01 Huejutla 55.91%
07 Juchitlán de Z. 53.39%
Oaxaca
05 Santo Domingo 53.26%
Puebla 01 Huachinango 51.84%
Oaxaca 11 Santiago 51.67%
Pinotepa
Quintana Roo 02 Chetumal 51.36%
Puebla 15 Ajalpan 51.31%
393
394
395
396
Pero, ¿qué pasa con esos ganadores? Ya se sabe que en los distritos
indígenas por lo general el ganador tiene una ventaja considerable
sobre su más cercano competidor, pero esto no significa que el par-
tido en el poder no esté en constante riesgo de perder elecciones,
pues aun cuando se podría pensar que el porcentaje alto de dife-
rencia entre el primer y el segundo partido da muestras de la hege-
397
20
15
10
1 1 2 3 5 5 1 2 9 1 2 4 5 6 7 10 11 1 4 16 2 7 2 6 18 1 2 5
CAMP CHIS GRO HGO EDOMEX OAX PUE QROO SLP VER YUC
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400
401
4
Número efectivo
2 de partidos
402
Polarización
403
20
15 Volatilidad
10
5
Polarización
Conclusiones
5 “Siguiendo la experiencia inglesa, Marshall subrayó el acceso secuencial a los tres ámbitos: prime-
ro se adquirirían los derechos civiles, más adelante los políticos y por último y como consecuencia
de los dos anteriores, los sociales” González, 2009).
404
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409
1 Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, hijo del general Lázaro Cárdenas, el Presidente del país de
1934 a 1940, estaba entre las filas del pri, pero, junto con otros militantes, abandonó el parti-
do por considerar que el proceso de elección del candidato a la presidencia no era democrático.
Se propuso como candidato a la presidencia como Fuerza Política Democrática y después fundaría
el prd.
410
2 Para Ramírez Sevilla, a partir de 1988 la lucha política en los municipios implicó un incrementó
en la participación electoral de la región purépecha (2007: 131).
411
412
3 No se tomaron en cuenta las principales ciudades (Morelia, Lázaro Cárdenas, Zamora), ya que
a pesar de que existe concentración de población indígena, éstas representan una minoría que se
diluye en el juego político de la mayoría mestiza. Es decir, su voto no es determinante en los pro-
cesos electorales.
413
% de pi
en el
Municipio 1989 1992 1995 1998 2001 2004 municipio
en 2005*
Coeneo prd prd prd pri pri prd 20 %
Charapan prd prd prd prd pri pri / Verde 46 %
Cherán prd prd prd prd prd prd 32 %
Chilchota comp prd pri prd pri prd 57 %
Erongarícuaro prd pri prd pri pri prd 21 %
Nahuatzen prd prd prd pri pri pri / Verde 42 %
Nuevo prd pri pri pri pri prd 2.6 %
Parangaricutiro
Paracho prd prd prd prd prd pri / Verde 34 %
Pátzcuaro prd pri prd pri prd pan 5. 7 %
Quiroga pri pan pan pan pri prd 32 %
Los Reyes prd pri pan pri prd pri / Verde 19 %
Tangamandapio prd prd prd prd prd pri / Verde 29 %
Tingambato prd prd prd prd pri prd 7%
Tzintzuntzan comp pri prd prd prd pan 16 %
Uruapan pri pri pan pan pan prd 6.5 %
Zacapu prd prd prd pri prd pan 1.3 %
* Población de cinco años y más que habla una lengua indígena, modificado de Ramírez Sevilla (2007) e inegi (2007).
414
415
tenido una doble tarea para llegar a los cargos públicos de mayor deci-
sión. Las negociaciones internas comúnmente siguen favoreciendo a
la población mestiza, no obstante la mayor popularidad y familiaridad
que existía, en algunos casos, con los precandidatos purépechas.
Se puede relacionar esos hechos con el interés por crear cotas
indígenas y lo políticamente correcto que resultaría apoyar a candi-
datos provenientes de los pueblos indígenas. Sin embargo, sólo se ha
registrado competencia de dos candidatos indígenas de diferentes
partidos (prd y pri) en un mismo municipio. Es el caso de Chilcho-
ta, cuando se observó que la simpatía por el precandidato purépecha
perredista era tal que podía ganar, se eligió a una profesora de gran
trayectoria en el pri, cuya identificación como indígena sólo figura-
ba como mero adorno de las comisiones que presidía al interior de
su partido. Sin embargo, y a pesar de ser también indígena, la can-
didata del pri no ganó las elecciones. Esto permite afirmar que la
promoción de candidatos indígenas es aún incipiente; los militantes
purépechas son bastantes y han podido ascender en los escalafones y
cargos al interior de sus partidos, pero muy pocos son los que logran
imponerse por encima de militantes mestizos en las candidaturas:
les sigue siendo difícil ocupar los cargos públicos de mayor decisión
y responsabilidad.
En este sentido, cabría preguntarse si la ocupación de indígenas
en cargos públicos ha implicado la inclinación por una plataforma
indígena o la promoción de modificaciones y transformaciones que
mejoren la situación de vida de estas poblaciones. Se ha registra-
do que ante militantes indígenas, los candidatos purépechas en sus
discursos políticos hacen alusión a su diferencia cultural (su identidad
étnica), pero en otros contextos también incluyen y crean identifica-
ción con la población mestiza, exaltando su calidad de marginados,
campesinos, olvidados, etcétera.
Las administraciones de los presidentes municipales purépechas
tuvieron diferentes tropiezos, al grado que no lograron disminuir los
índices de marginación en las comunidades indígenas, aunque sí tu-
vieron acciones importantes en beneficio de esta población. Del otro
lado, militantes del pri (parte del cabildo indígena en Chilchota y la
candidata que no resultó favorecida) no manifestaron propuestas de
416
4 Luis Ramírez y Carmen Ventura (2003) citan como causa de numerosos conflictos entre cabeceras
mestizas y comunidades indígenas la exclusión política de la que ha sido objeto la población indí-
gena en Michoacán.
417
418
5 El Decreto de la Nación Purhépecha (5 de diciembre de 1991) fue promovido por el ficim y fijó
la postura de una parte considerable de poblaciones indígenas en Michoacán: “Nosotros, como na-
ción Purhépecha, rechazamos enérgicamente la reforma al artículo 27 constitucional”
(Comunidades Indígenas de Michoacán, 1995: 166).
419
claves para ocupar cargos de decisión. Hay que tener en cuenta que
estas prácticas políticas presentan una mezcla de elementos tradicio-
nales y occidentales acerca del ejercicio de la justicia, la resolución
de conflictos, la autoridad y la organización social. Por ejemplo, el
ejercicio del poder y la autoridad en las comunidades indígenas, has-
ta hace relativamente pocas décadas, hacía referencia a elementos
como el servicio, el prestigio y el honor. Sin embargo, la migración y
la incursión de los medios masivos de comunicación han trastocado
estos valores y puesto en crisis sistemas de organización completos
(González Caqueo, 2000). Esto no significa que las comunidades
indígenas estaban aisladas, nunca lo han estado, sino que la capaci-
dad de adaptación de elementos externos está siendo rebasada.
La defensa o no de sistemas normativos propios, de formas par-
ticulares de ejercer la autoridad y de manifestarse en prácticas políti-
cas específicas también expone y aumenta los conflictos en torno a
las diferentes visiones de cómo incorporarse a los espacios de deci-
sión, ya que tampoco son homogéneas. Por ejemplo, en los espacios
de decisión internos (como son las asambleas comunitarias), existe
confrontación y se manifiestan puntos de vista contradictorios. Al
interior de las comunidades existen facciones, lo que se ha identifi-
cado en campo es que por lo general una de estas facciones arguye
que la mejor forma de incorporarse al sistema es copiando su estruc-
tura de forma idéntica y dejar de lado las particularidades indígenas,
lo que les permitirá competir en el sistema común (sistema político–
electoral nacional). Otra facción trata de refuncionalizar prácticas
pasadas, así como adaptar aquéllas no indígenas que representan más
ventajas y menos riesgos a sus sistemas de organización comunitaria.
Generalmente, estos conflictos se excluyen del discurso indíge-
na y tratan de presentarse sin contradicciones internas. Las disputas
entre estos grupos son inherentes a cualquier sociedad, lo que nos
coloca en una visión crítica de las comunidades indígenas y nos per-
mite observar las prácticas políticas internas (grupos de individuos
en la comunidad) y aquéllas que la comunidad (como colectivo) uti-
liza para allegarse recursos, influencia y control sobre decisiones que
los afectan de manera directa. A estas disputas internas se agrega la
simpatía y militancia por uno u otro partido político, aunque éstos
420
6 Es el caso de Cheranástico (municipio de Paracho), donde el prd tiene gran raigambre y aún per-
sisten los cargos religiosos que gozan de gran importancia.
421
422
Conclusiones
7 Gunther Dietz (1999) y Luis Vázquez León (2003) han registrado procesos similares.
423
424
8 A pesar de que estas organizaciones se mostraron renuentes a aceptar el tipo de institución creada
(por carecer de recursos propios), algunos de sus integrantes aceptaron trabajar en esta institución.
9 Este Consejo tiene la función de: interlocutor “entre las comunidades y el gobierno”. Sin embargo,
su participación en actos de la Coordinación y las sesiones que realiza sugieren más una figura que
avala los discursos y acciones de ésta y el gobierno estatal.
425
426
427
428
1 Este aspecto, asociado a las dificultades de delimitación entre regímenes en la transición, ha sido
destacado por José Antonio Crespo (1999).
429
430
2 Ejemplos son los casos griego, italiano y argentino, donde la democracia se construye en oposición
al orden autoritario.
431
4 Una posición institucionalista sobre el cambio en México se encuentra en Lujambio (2000). Véase
también Becerra, Salazar y Woldenberg (2000).
432
433
434
435
La alternancia: condiciones
436
5 Sobre la alternancia en México, en particular sobre Baja California, pero también con reflexiones
interesantes a nivel nacional, véase Espinoza Valle (2000).
437
438
PRI
439
440
441
PRD
PAN
PAN - PRD
442
443
PRD
PAN
444
445
PRD
PAN - PRD
446
447
448
del pan (véase el cuadro 10.14) y del prd (véase el cuadro 10.15)
son resultado de las dinámicas partidistas en los estados. Ello es
resultado de que la concentración que logran tanto el pan como
el prd se debe a la competición con el polo dominante a nivel
nacional, constituido por el pri. Una importante excepción es
el Distrito Federal, donde el pri es la tercera fuerza y el pan y el
prd mantienen fuerzas muy similares.
Si se analizan los estados con débil presencia del pan, se observa
una fuerte presencia del prd y viceversa, una fuerte presencia del
pan implica una débil presencia del prd (véanse el cuadro 10.15 y la
gráfica 10.6). Es decir, estos partidos compiten por la misma franja
de electores: los dispuestos al cambio.
Por otra parte, si se consideran aquellos estados en donde el
tercer partido posee un apoyo de al menos 15%, se puede adver-
tir que en diez estados funciona un sistema multipolar (véanse el
cuadro 10.16 y la gráfica 10.7), ya agregados los casos de alianzas
pan–prd (Sinaloa, Durango, Hidalgo, Oaxaca y Puebla).
En el México multipolar, el pri ocupa el tercer lugar en Mi-
choacán y Morelos; el segundo en Sinaloa, Oaxaca y Puebla, y el
primero en el estado de México, Quintana Roo, Zacatecas; Du-
rango e Hidalgo; es decir, en casi la mitad de los estados con este
sistema de partidos.
Por otra parte, el México bipolar (véase el cuadro 10.17 y la
gráfica 10.8) es mayoritario de manera significativa (22 estados).
En este caso, el pri, con excepción del Distrito Federal, constituye
siempre el primer o segundo partido. Respecto de las dinámicas
partidarias en cada estado, la estructuración de la competencia es
bipolar en más de la mitad de los estados. Ello obedece a que
la concentración que logran tanto el pan como el prd se debe a la
competición con el polo dominante a nivel nacional, constituido
por el pri.
¿En qué punto se encuentra México, en términos de com-
petición política? Es claro que hay un proceso, aún inacabado,
en el que las urnas producen cambios pacíficos e históricos. La
competición aumenta y la confianza de los electorados sobre los
resultados también ha avanzado de manera positiva. Prueba de
449
450
PAN
PRI
PRD
PAN - PRD
451
PRI - PRD
PRI - PAN
452
453
455
456
El enfoque racional
457
458
459
El enfoque sociológico
1 A finales de la década de los años cincuenta y principios de la de los sesenta, los enfoques explica-
tivos dominantes en las ciencias sociales era las teorías sociológicas, de la cultura y de la personali-
dad, y de la psicología social (Almond, 1990: 176).
460
461
El enfoque psicosocial
462
463
Características sociodemográficas
Sexo
En cuanto a la pregunta: “En las últimas elecciones, ¿sí pudo votar
o no pudo votar?”, se encuentra que existen diferencias significativas
por regiones en cuanto a la variable sexo. En relación con esta varia-
ble, un primer dato que se puede observar consiste en la diferencia
de porcentajes de hombres y mujeres que acuden a votar los días que
se realizan elecciones, incluso se puede observar que estas diferen-
cias se acentúan en algunas de las regiones analizadas.
En el caso de las regiones norte y sur, el porcentaje de mujeres
y hombres entrevistados que sí pudieron votar es más bajo que el
464
Cuadro 11.2 En las últimas elecciones, ¿sí pudo votar o no pudo votar?
Escolaridad
Respecto a esta variable, se encontró que los principales porcentajes
están distribuidos desde estudios de bachillerato hacia niveles más
básicos. Dos regiones son las que se distinguen por sus diferencias: la
región centro y la sur. En el primer caso, se caracteriza por ser la que
cuenta con mayores porcentajes de escolaridad, por ejemplo, tiene
el menor porcentaje de personas sin ningún estudio y el de personas
cuyos últimos estudios fueron la primaria y la secundaria; así, es la
465
Regiones
Nivel educativo
Norte Centro Sur
Primaria 24.4% 20.7% 28.5%
Secundaria o equivalente 30.4% 29.5% 30.3%
Bachillerato o equivalente 30.4% 33.8% 26.8%
Licenciatura 12.8% 14.9% 10.9%
Maestría 0.0% 0.8% 0.3%
Doctorado 0.0% 0.0% 0.6%
Ninguno 2.0% 0.2% 2.6%
No sabe o no respondió 0.0% 0.2% 0.0%
Total 250 610 340
Fuente: Elaboración propia, con datos de la encm 2009.
466
Regiones
Norte Centro Sur
Sector público 4.0% 9.8% 11.8%
Sector privado 21.6% 22.3% 13.2%
Por su cuenta 18.8% 21.3% 17.4%
Empresario o comerciante 4.0% 5.1% 8.2%
Agropecuario 1.6% 3.4% 7.9%
Desempleado 1.2% 1.1% 2.1%
Estudiante 9.2% 7.4% 6.5%
Ama de casa 35.6% 24.9% 30.0%
Otro inactivo 4.0% 4.6% 2.9%
Total 250 610 340
Fuente: Elaboración propia con datos de la encm 2009.
gieren que existe mayor similitud con respecto a la región sur que
con respecto a la centro.
467
Nivel de ingresos
Salarios mínimos
Norte Centro Sur
0–1 sm 10 13 29
1–3 sm 30 44 39
3–5 sm 24 19 15
5–7 sm 8 7 5
7–10 sm 2 3 1
10–30 sm 0 1 0
Más de 30 sm 0 0 0
ns / nc 26 13 11
Fuente: Elaboración propia, con datos de la encm 2009.
Ingreso
En relación con esta variable, se observa que en la región sur las fami-
lias perciben menores ingresos que en el resto de las regiones. La ma-
468
yor parte (68%) recibe menos de tres salarios mínimos al mes y casi la
tercera parte, menos de uno. Para la región norte y centro, los porcen-
tajes de ingresos se concentran de uno a tres y de tres a cinco salarios
mínimos; en general, la población de estas regiones presenta una ligera
mejoría en cuanto a sus ingresos familiares respecto de la región sur.
469
Regiones
Norte Centro Sur Total
Es mucho mejor que como imaginé 1.6% 4.1% 1.2% 33
Es mejor que lo que imaginé 14.8% 12.8% 13.5% 161
Es como lo imaginé 28.8% 21.1% 27.4% 294
Es peor que lo que imaginé 28.0% 34.8% 33.8% 397
Es mucho peor que lo que imaginé 21.2% 15.9% 18.2% 212
No sabe 5.6% 11.3% 5.9% 103
Total 250 610 340 1,200
Fuente: Elaboración propia con datos de la encm 2009.
Expectativas
Las expectativas sobre el México esperado, luego que el Partido Re-
volucionario Institucional (pri) dejó la presidencia de la república
son, en términos generales, pesimistas. De acuerdo con las respues-
tas, se pueden organizar los resultados en porcentajes que tienen una
opinión positiva, los que tienen una opinión negativa y los que tie-
nen una opinión neutra.
En la zona norte se tiene una opinión un poco menos negativa:
49.2% contestó que es peor o mucho peor de lo que esperaban, ade-
más que concentra a un 28% de personas que considera que es lo que
esperaba. La región centro es la que tiene la opinión positiva mayor,
con un 16.9%.
470
Organización vecinal
Otro aspecto relevante es la creencia en la eficacia de la organiza-
ción vecinal: la confianza en que la participación de los vecinos or-
ganizados puede influir en las autoridades. En términos generales,
hay pocas expectativas en cuanto a la capacidad de influencia de las
organizaciones vecinales: 42% cree que puede influir totalmente y
bastante en las autoridades; 53% cree que puede influir poco o nada
en los gobernantes.
471
Corrupción
En relación con la corrupción, los datos son reveladores si se considera
que existe la opinión generalizada de los ciudadanos que conside-
ran que existe este problema en el gobierno en todos los niveles. En
las tres regiones se pueden encontrar altos porcentajes de ciudadanos
que creen que hay corrupción en el gobierno. Este dato, sin duda,
ejemplifica uno de los problemas más importantes vinculados con la
democracia mexicana y la debilidad de las reglas de juego que pre-
valecen en nuestra sociedad. En ese sentido, el dato invita a buscar
entender el tipo de reglas formales e informales que prevalecen en
México, sobre todo las que tienen relación con la transparencia y ren-
472
Regiones
Norte Centro Sur Total
Sí existe 96.8% 77.4% 96.2% 1163
No existe 3.2% 2.6% 3.8% 37
Total 250 610 340 1200
Fuente: Encuesta de Capital Social y Cultura de la Legalidad 2010.
Obligaciones y derechos
Otro de los principales datos que brinda la Encuesta de Capital So-
cial y Cultura de la Legalidad 2010 se refiere a qué tanto se cree que
los mexicanos votan en las elecciones, pagan impuestos, respetan las
leyes de tránsito y las normas del trabajo, participan en las asambleas
vecinales, es decir, qué tanto cumplen con sus obligaciones ciudada-
nas. En términos generales, queda la percepción desfavorable res-
pecto a su cumplimiento.
La región norte se caracteriza por tener los porcentajes más altos
en la creencia de que los mexicanos cumplen con sus obligaciones
ciudadanas. Ello no significa que sea una posición mayoritaria. Por
ejemplo, se aprecia que la mayoría de las personas (52%) creen que
los mexicanos votan en las elecciones y respetan las normas en el tra-
bajo, pero sólo 49% cree que se pagan impuestos; 27% que respetan
las reglas de tránsito, y 29% que participan en asambleas vecinales.
En la región centro se adopta una posición más pesimista o crí-
tica. Por ejemplo, 50% cree que los mexicanos votan en las eleccio-
nes, pero 58%, que no pagan impuestos; 53%, que no se respetan las
473
Identidad partidista
En cuanto a la identificación partidista, del total de entrevistados,
45% no se identifica con partido político alguno; 25% se identifica
con el pri; 14%, con el Partido Acción Nacional (pan), y 6% con el
Partido de la Revolución Democrática (prd).
474
Participación
La escasa participación es ejemplo claro de la situación que se
vive en México. Los datos muestran en las tres regiones que los
ciudadanos no se organizan ni para resolver problemas comunes,
ni para organizar protestas, movimientos sociales o denuncias en
medios de comunicación, etc. Lo anterior supone un vínculo entre
la alta desconfianza y la búsqueda de soluciones en las depen-
dencias públicas. Es decir, una desvinculación importante entre
ciudadanos y gobierno.
En términos generales, la opción que los entrevistados más han
utilizado es la de organizarse para resolver problemas comunes; la
menos recurrida, participar en movimientos sociales.
Redes sociales
En relación con la pertenencia a un grupo o asociación, en términos
generales, los datos son similares a la participación: se aprecia una
475
Región
Norte Centro Sur
¿Han organizado acciones para resolver proble- No 79% 81% 79%
mas comunes?
Sí 21% 19% 21%
¿Han organizado protestas? No 88% 86% 83%
Sí 12% 14% 17%
¿Se han organizado con sus vecinos para asistir a No 86% 87% 91%
dependencias?
Sí 14% 13% 9%
¿Se han organizado para participar en un movi- No 94% 94% 92%
miento social?
Sí 6% 6% 8%
¿Se han organizado para denunciar en medios de No 92% 96% 92%
comunicación?
Sí 8% 4% 8%
Fuente: Encuesta de Capital Social y Cultura de la Legalidad 2010.
476
Región
Norte Centro Sur
Sindicato, organización o asociación laboral Sí 5% 4% 5%
No 95% 96% 95%
Organización ejidal, campesina o de agricultores Sí 5% 2% 7%
No 95% 98% 93%
Asociación religiosa o iglesia Sí 18% 13% 20%
No 82% 87% 80%
Asociación de colonos o de vecinos Sí 5% 6% 6%
No 95% 94% 94%
Asociación deportiva / recreativa Sí 10% 12% 8%
No 90% 88% 92%
Organización o partido político Sí 2% 4% 4%
No 98% 96% 96%
Organización o grupo de autoayuda Sí 4% 4% 5%
No 96% 96% 95%
Organización estudiantil o de jóvenes Sí 2% 2% 2%
No 98% 98% 98%
Fuente: Encuesta de Capital Social y Cultura de la Legalidad 2010.
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481
482
Participación electoral
Municipio Correlación de Pearson –0.085**
Sig (bilateral) 0.003
N 1200
Ingreso Correlación de Pearson 0.098**
Sig (bilateral) 0.001
n 1200
483
Comentarios finales
484
Fuente: Elaboración propia, con datos de la Encuesta de Capital Social y Cultura de la Legalidad 2010.
485
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491
492
493
2 La hipótesis parte del supuesto de que los sistemas con mayor calidad democrática generan patro-
nes de comportamiento electoral más participativos, no necesariamente en participación electoral,
pero sí en términos de la relación entre representante y representado. La dirección de la relación
es fundamental para el análisis, ya que si bien una mejor calidad democrática puede generar actores
más exigentes en términos de rendición de cuentas y participativos, la relación no se da en sentido
contrario, esto es, una mayor participación no puede generar mejores niveles de democracia sin un
cambio en las reglas del juego.
3 Si bien están disponibles los datos electorales a nivel distrital desde el proceso electoral de 1997,
la comparación con los resultados de 2009 no se puede realizar debido a que como resultado de la
redistritación previa a las elecciones de 2006 hay una modificación importante en la integración
de varios distritos. De este modo, son comparables los resultados de 1997 a 2003 y, por separado,
los de 2006 y 2009.
494
Fuente: Elaboración propia, con datos del Instituto Federal Electoral (ife).
4 El tema de las elecciones como mecanismo de accountability ha sido ampliamente debatido, debi-
do a que presenta múltiples problemas en torno al ejercicio de los mecanismos de representación,
en particular en torno al mandato y a la existencia de múltiples principales. Sin embargo, para
fines de este trabajo se utiliza el concepto partiendo del supuesto de que bajo un sistema con alta
calidad democrática, los mecanismos de representación garantizan, por un lado, una amplia parti-
cipación —sin la cual no se puede ejercer la evaluación— y la existencia de libertades civiles y, por
otro, que los funcionarios electos actúen en el mejor interés de sus representados. En torno a los
debates sobre las elecciones como mecanismos de accountability, véase James D. Fearon (1999).
495
496
Porcentaje
Frecuencia Porcentaje acumulado
497
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Porcentaje Porcentaje
Categoría Frecuencia válido acumulado
Muy bajo 0 0 0
Bajo 1 0.3 0.3
Medio 18 6.0 6.3
Alto 227 75.7 82
Muy alto 54 18 100
Fuente: Elaboración propia, con datos del ife.
5 En la categoría de competitividad “muy baja” están los distritos que presentan valores de entre 0 y
20 para el índice de competitividad; baja presenta valores de entre 21 y 40; media llega a valores de
41 a 60, la alta tiene valores de 61 a 80, y la muy alta, valores superiores a 80.
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502
Desviación
n Mínimo Máximo Media típica
6 Los distritos restantes se ubican uno en Aguascalientes, uno en Chiapas, uno en Guerrero, tres en
Michoacán, cuatro en Morelos, uno en Oaxaca y dos en Puebla.
503
Menos de 3 partidos
Entre 3 y 4.9 partidos
Más de 5 partidos
504
Volatilidad alta
Volatilidad media
Volatilidad baja
505
Promedio
Estado volatilidad
Aguascalientes 25.94
Baja California 18.47
Baja California Sur 17.98
Campeche 19.24
Chiapas 27.18
Chihuahua 22.73
Coahuila 27.43
Colima 33.12
Distrito Federal 26.69
Durango 22.99
Guanajuato 18.90
Guerrero 24.29
Hidalgo 22.75
Jalisco 17.86
Estado de México 27.48
Michoacán 17.88
506
Morelos 22.95
Nayarit 22.26
Nuevo León 10.45
Oaxaca 27.33
Puebla 25.72
Querétaro 21.26
Quintana Roo 26.91
San Luis Potosí 20.53
Sinaloa 17.12
Sonora 18.83
Tabasco 16.57
Tamaulipas 19.35
Tlaxcala 19.88
Veracruz 25.17
Yucatán 22.28
Zacatecas 25.85
Fuente: Elaboración propia, con datos del ife.
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Consideraciones finales
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especial sobre asuntos de política gubernamental y movimientos so-
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