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UNA PEREGRINACIÓN A BADRINATH

CON BHAGAVAN SAI BABA

VIAJE CON LO DIVINO


HACIA LA DIVINIDAD

por

Smt. Vijayamma

http://groups.msn.com/SAIBABAAVATAR

• Enseñanzas
comunidad • Libros
Sai Baba Avatar • Cientos de
Traducción
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• Discursos, de Herta
etc. Pfeifer
Santiago, noviembre de 2003

PREFACIO
“¡Swami! ¡Este no es más que el prefacio!
¡Bhagavan! ¡Derrama sobre mí Tu Gracia,
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otórgame, mi Señor, un lugar a Tus Divinos Pies


el que habrá de ser mi único consuelo!”

Me inclino y ofrezco mis Pranams a los Pies de Loto del Divino Guru, Bhagavan Sri
Sathya Sai Baba.

“Manasa Bhajare Guru charanam,


Dustara Bhavasaagara Taranam.”

Bhagavan, el Divino Protector de todo el universo, le ayuda a Sus devotos a cruzar el


Océano de la Vida, mostrándoles la Senda correcta. Él es el único Guru y el mundo es un
Gurukul.

Bhagavan viajó con un grupo de devotos a Badrikshetra y Sus relatos durante el viaje
fueron verdaderas gemas de sabiduría y conocimiento que Smt. Vijaya Kumari garu, quien
estaba entre los acompañantes de Swami, fue recogiendo. Bondadosamente, ella ha
traspasado sus sentimientos al papel para permitirle a los lectores de este maravilloso libro,
“Viaje con lo Divino hacia la Divinidad”, el experimentar también los mismos estados de dicha
de los que ella disfrutara. Es una inmensa suerte el que yo haya recibido la oportunidad de
traducir su obra original en telegu al inglés.

Quedé encantada cuando Bhagavan me diera una oportunidad de servirle de esta


manera, traduciendo los sentimientos más íntimos y sagrados y las más bellas descripciones
que la autora pusiera por escrito. Aunque no estaba muy segura de mi capacidad, me
aventuré a emprender esta tarea impulsada por mi fe implícita en la Divina Voluntad de
Swami. Fue sólo debido a Su Divina Gracia que pude traducir, en un verdadero estado de
éxtasis y dicha, todas sus experiencias.

Como lo sugiere el título mismo, “Pratykshamtho Parokshaniki” = Con lo Perceptible


hacia lo Imperceptible, significó para mi un viaje espiritual junto a mi Señor, ¡sólo Su Divino
Leela!

Fue Smt. Saraswathi garu, quien le sirve a Swami actualmente con su trabajo
literario, la que me indujera a hacerme cargo de esta tarea. Estoy en deuda con ella por
brindarme esta oportunidad de oro de servir a mi Señor. El inmenso estímulo y constante
apoyo que recibiera de mis padres, Sri Ramakrishna Rao garu y Smt. Subbalakshmi garu,
son invaluables, pero dejaría de ser justa si no mencionara la fuerza principal, mi querido
hermano Srinivas, quien me acompañara durante toda la empresa con su profundo
conocimiento de la mitología y su imaginación literaria. Le doy las gracias a mi colega el Dr.
Vandhini quien me ayudara con el trabajo en el computador. Y, por último, no olvido la
fuerza divina que recibí para este trabajo de las intuitivas e inspiradas palabras de la
hermana en Sai la Sra. Anupama, y que considero como la Divina Orientación de Swami.

Cómo podría jamás expresar mi reconocimiento al Omnisciente y Omnipotente Señor,


SRI SRI SRI SATHYA SAI BHAGAVAN, cuya presencia podía sentir en todo momento
mientras trabajaba.

Encontrados sentimientos de satisfacción y de vacío me embargaron cuando terminé


la tarea de traducción. Me inclino ante Tí, mi Señor, con mil reverencias frente a Tus Pies de
Loto... ¡Qué más podría desear al rogar por Tu Gracia, que estar a Tu Divino Servicio!
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¡Permíteme ser un instrumento en Tus Manos, utilízame para el propósito que


prefieras, según Tu Voluntad!

OM SRI SAI RAM

M. Lalitha Kameswari

Hyderabad

[Nota de la T. : Así como lo hace la traductora al inglés del original en Telegú, también le
agradezco a Swami Su Divina Gracia al ponerme en contacto con Smt. Vijaya Kumari y
permitirme traducir al castellano, primero su libro “Fuera de Tí no hay Otro Refugio” y ahora
estas experiencias del Viaje a Badri en Su Divina Presencia. Me atrevo a pedirle a quienes
lean este libro que le agradezcan también a Swami por el privilegio que nos ha concedido de
leer –antes que nadie más en el mundo de habla castellana- muchas de las maravillosas
cosas que sobre Él se han escrito. Om Sai Ram Herta Pfeifer - Santiago de Chile]
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OM
SAI ÚNICAMENTE ES LA FORTUNA QUE SE ME HA OTORGADO,
LA AYUDA EN MI VIDA Y MI VIDA MISMA!

SAI ÚNICAMENTE ES MI AMOROSA FAMILIA Y MI FUERZA,


EL GRATO FRUTO DE TODO LO DISFRUTABLE.

SAI ÚNICAMENTE ES DIOS MANIFIESTO PARA MÍ,


EL AUSPICIOSO SEÑOR QUE HA DE SER SERVIDO Y ALABADO.

SAI ÚNICAMENTE ES MI FORTALEZA PROTECTORA,


LA SOLA SENDA CORRECTA PARA SALVARME
DE ESTA DEGRADACIÓN MORTAL.

SAI ÚNICAMENTE ES AL QUE MI CORAZÓN DESEA SERVIR,


SÓLO EL AMOR DE SAI ES MI FUENTE DE ALEGRÍA.

LA ADORACIÓN A SAI LE DA LUZ A LOS VIRTUOSOS


EL NOMBRE DE SAI TAN SÓLO
REPRESENTA LA SENDA CORRECTA.

Baba – 1947

ESTE POEMA ME LO REGALÓ SAI MAA

PLEGARIA

CON LO DIVINO
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HACIA LA DIVINIDAD
La sagrada tierra de Bharatha Varsha es el lugar del origen de una inmensa riqueza espiritual.
El país está sembrado a cada paso de magníficos templos llenos de tesoros divinos. Como reza el
adagio, “Una aldea sin un templo viene a ser como un cuerpo sin corazón”. Este país es un
banquete para los ojos, salpicado como está por todas partes de lugares piadosos. En las laderas
de los Grandes Himalayas que son considerados como la más sagrada de todas las cordilleras, se
sitúa el espléndido templo de Badrinath.

Es sabido por todos que, entre los Himalayas, en la cumbre del Monte Kailash se encuentra la
morada del Señor Shiva y Su consorte Parvathi, los que brillan por sobre los altos picachos, rodeados
por todos los sabios y Ganas. La diosa Parvathi es adorada como “Himavatputri” o “Hymavathi”
(hermana o hija de la montaña ‘Himavath’).

Las magníficas cumbres vestidas de nieve de los Himalayas sobresalen majestuosamente


por encima de todas las demás cordilleras. Ella es adorada por todos y se la llama ‘Himalaya Ragni’
o Reina del Himalaya. Al parecer, el Sagrado Ganges (Recordar que los ríos son deidades
femeninas entre los hindúes, de modo que Ganges es ‘Ganga’ – N. de la T.), incapaz de abandonar a
su Señor Shiva, se va desenrollando entre las cumbres y va descendiendo perennemente deleitando
los corazones, nutriendo a la naturaleza que la rodea con aguas dulces como el néctar, para
convertirse en la Madre Ganges. Acunando al Badrikshetra en su regazo, la Madre Ganges goza
adorando al Señor Badri Narayan. Como afortunado resultado de todos nuestros nacimientos
previos, hemos logrado la oportunidad de visitar Badrikshetra, la morada de la salvación, en compañía
de Parthi Narayana. Se nos produjo una sensación de éxtasis cuando le oímos decir a Swami que
íbamos a tener el Darshan de lo Imperceptible junto a lo Perceptible (hacia la Divinidad en compañía
de lo Divino). Vengan y seamos bendecidos todos por los Divinos Leelas de Badri Narayan y de
Parthi Narayan.

Al leer “Anyatha Saranam Nasthi” (Fuera de Tí no hay Otro Refugio) nuestro trayecto pasa por
las olas de las Juguetonas Travesuras, los Milagros, el Vidya y el Upadesha de Bhagavan. Del
mismo modo en que las olas no descansan, que están en constante y eterno movimiento, también
nuestra Sai Maa no está nunca quieta : esta vez viajando a los Himalayas. ¿Unámonos a este viaje
para visitar a Badri Narayan con nuestro bienamado Sai Narayan? Experimentemos la misma dicha,
con la Gracia de Sai Dayasagara (Sai el Océano de Compasión – N. de la T.)

UN VIAJE A BADRI
Partimos en nuestro viaje para contemplar al Señor de Badri, con el Señor de Parthi quien es
la encarnación perceptible y total del amor, la forma única de todos los Dioses y Diosas y el más
cercano familiar de todos Sus devotos. En un lugar en que todas las gentes son bendecidas por el
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Darshan del Badri Bagavan imperceptible, estamos nosotros, con la buena suerte conseguida en mil
nacimientos, al obtener el Darshan de esa Divinidad Imperceptible junto a lo Divino Perceptible...
Bhagavan Mismo. Es común que los devotos sean bendecidos con el Darshan de las Deidades
veneradas en cualquier templo y que son adoradas y servidas, desde tiempos remotos, por los sabios.
Por nuestra parte, nos cuesta creer en la buena suerte de acompañar a Bhagavan, Sri Sathya Sai
Shatchakravarthy, el Señor de todas las Deidades y encarnación de todas las ‘Salakshanas’ (buenas
cualidades). Este enorme presente que se nos ha otorgado a todos nosotros se sitúa más allá de
nuestra comprensión. ¿Es una realidad? ¿Es un sueño? ¿O es un Leela Divino? ¡Es increíble!
¡Nos deja en éxtasis! ¡Oh Dios, qué bendición!

La Estación Central de Madras estaba decorada con festones y banderines de bienvenida y


otros que exhibían dichos de Swami. Los miembros de la familia Sai estaban atareados, yendo de un
lado al otro, saludándose mutuamente con las caras llenas de sonrisas. Ahí viene la locomotora y el
tren se detiene en el andén. El ejército de Sai se mueve, el tren se llena de gente. En toda la
estación resuenan los ecos del regocijo de cientos de devotos. Finalmente, después de intercambiar
mutuos saludos y de arreglar sus respectivos equipajes, los devotos se instalaron en sus respectivos
asientos y suspiraron con alivio. Este 7 de Junio de 1961 era un Día de Oro que habría de ser
anotado con Letras de Oro.

Mientras el tren comienza a moverse lentamente a lo largo del andén, con un profundo sonido
de ‘Omkar’, los devotos que quedan en la plataforma se despiden de los viajeros agitando sus manos.

Se debió exclusivamente a los esfuerzos del Sri Boorgula Ramakrishna Rao garu el que
hayamos logrado la oportunidad de viajar por tren a Badri. En aquel entonces, era el Gobernador de
Uttar Pradesh. El es uno de los afortunados a los que Swami les ha conferido Su infinito amor y
eternas bendiciones. En todos los lugares en que fuera designado como gobernador, Sri Boorgula
Ramakrishna Rao garu invitaba a Sai Bhagavan junto a Sus devotos y les servía. Hay un adagio que
reza que el hilo es inmortalizado y alcanza a Dios gracias a la compañía de las flores (la guirnalda).
Del mismo modo nosotros nos vimos bendecidos con esta oportunidad gracias a Sri Boorgula
Ramakrishna Rao garu. Obviamente, no debemos olvidar el hecho de que es nuestro Prabhu quien
maneja todo esto desde el núcleo.

Para cuando me hube instalado y comencé a mirar a mi alrededor, fui gratamente sorprendida
cuando ví a la persona sentada en el asiento frente a mí. Mi corazón se llenó de dulce néctar y
resplandecía como iluminado por la luna... Era nada menos que Smt. Venkamma garu, la hermana
mayor de nuestro Señor. Me incliné hacia adelante para tocar sus pies, solicitando sus bendiciones, y
le dí las gracias a nuestro Padre Sai. Todas las mujeres comenzaron a conversar y, gracias a la
presencia de Smt. Venkamma garu, el tema se centró en los días de la infancia de Swami, Sus leelas,
Bhajans, travesuras etc. El tiempo se deslizó casi sin que nos diéramos cuenta.

El tren, con su panza llena de cientos de los amados hijos de Sai, con su corazón latiendo
rítmica y alegremente, galopando como un Panchakalyani (Una casta especial de caballos famosa por
su velocidad y belleza), avanzó sobre los rieles, balanceándose de lado a lado, lanzando bocanadas
de humo y emitiendo un sonido como el graznido de una urraca. Con las brasas de rojo ardiente en
su panza y bufando como un toro, el tren corría velozmente sobre los rieles, compitiendo en fervor con
los corazones y el ánimo de los jubilosos devotos. ¡Vaya! ¿Y por qué toda esta exuberancia?
¿Por qué tanto alboroto? Alguien se podría preguntar, ¿Por qué? Es porque Sri Sathya Sai Samrat,
en Su camino hacia Badrikshetra, está por detenerse en Delhi, la ciudad capital de la India. Necesita
que se Le reciba con Poonakumbha (bienvenida ceremonial) y la entonación de himnos Védicos.
¿No es que debemos saludar a Sai Maharaj? ¿No debiéramos presentarle nuestros respetos? ¿No
debiéramos deleitar nuestros ojos con Su Darshan, y recibirle cantando himnos védicos, cuando
descienda de Su vuelo? Por ello el tren anhela llegar a Delhi antes que Bhagavan pose Sus Pies en
la capital. He aquí la razón por la cual el tren avanza a toda velocidad.

“Bhagavan Sri Sathya Sai Baba Ki Jai”, “Sathya Sai Maharaj Ki Jai”... resuenan los gritos de
los entusiasmados devotos, provenientes de todos los vagones del tren y expanden su sonido como
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campanas de bronce hacia los cuatro puntos cardinales, llegando a acallar por momentos hasta el
ruido del ferrocarril. Júbilo por doquier, la felicidad reinante en todos. Los corazones en gozoso
balanceo, cada devoto se encontraba en un íntimo estado de dicha, disfrutando esta maravillosa
oportunidad que se le había concedido.

Fuimos atendidos con café y te calientes, panecillos etc. sin necesidad de movernos de
nuestros asientos. En las primeras horas de la mañana, hacia las 05:00, todos entonamos el
Suprabhatam, precedido por el Omkaram, junto a Smt. Venkamma garu. A las 11:00 de la mañana y
nuevamente a las 18:00 horas, participamos todos en cantar la gloria de Sai Bhagavan. El tiempo
avanzaba con rapidez. Yendo vía Khazipet, Jhansi, Agra, Noida, el tren llegó a Delhi hacia las 18:00
horas del día 8 de Junio, debido a un retraso, ya que debiéramos haber llegado a las 10 de la
mañana. Los miembros del Sevadal estaban en la estación, esperándonos. Cargaron con nuestro
equipaje y nos condujeron hacia los buses estacionados fuera de la estación, los que nos llevarían a
los lugares de alojamiento que nos tenían reservados. Incluso siendo las 19:00 horas, hacía mucho
calor. Después de servirnos algunos bocadillos, esperamos ansiosos la llegada de nuestro Señor.
Como una fresca brisa llegaron las noticias de Su arribo... aquí llega nuestro Prabhu, como la fresca
Luz de la Luna.

Nuestros ojos se llenaron de lágrimas cuando Swami vino presuroso hacia nosotros, como la
vaca corriendo hacia su ternero, inquiriendo de cada uno acerca del viaje, que si había sido cómodo o
si habíamos tenido problemas. ¡Vean! Era como el amor de Mil Madres. “¿Han venido todos?
¿Cómo fue el viaje? ¿Espero que no hayan tenido problemas en el camino?” ¡Vaya! Qué
manera de repartir amor y afecto... No había nadie de nosotros que no tuviera los ojos húmedos.

“¡El tren se retrasó mucho! Si hubiera llegado a tiempo habrían tenido la oportunidad de
visitar el Birla Mandir y otros lugares. ¡Es lamentable, pero ahora no queda tiempo! ¡Coman
rápido, saldremos luego!”, pronunciando palabras así de afectuosas, Swami ordenó leche cortada y
sharbat para todos. Luego nos indicó que fuéramos a instalarnos en los buses. Para cuando
estuvimos en nuestros asientos, vimos a nuestro Señor venir hasta cada una de las máquinas para
decirnos, “Viajen con comodidad y lleguen felizmente. Nosotros también partiremos. El Gobernador
ya ha hecho todos los arreglos para ustedes.” Swami nos fue bendiciendo a todos a medida que los
buses se ponían en movimiento y a continuación, Él mismo subió a Su coche.

Saliendo en tren desde la Antigua Delhi el día 9, llegamos a Haridwar en las primeras horas
del 10. Se nos proporcionó alojamiento en el edificio del ‘Rishikula Ayurved College’, que cuenta
con un vasto recinto lleno de hermosos árboles. Después de habernos bañado, esperamos el
llamado de nuestro Señor. Su llamado lleno de amor nos llegó y todos abordamos los buses para ir
hacia Él. La Madre Sai nos esperaba afuera, cerca de la puerta. Tan pronto nos vió, se nos acercó y
comenzó a hacer preguntas. “¿Han descansado? ¿Durmieron bien? ¿Cómo se sienten?”,
llenando nuestros corazones con Su Amor.

La práctica común es que los anhelantes devotos esperen el Darshan del Señor en la cercanía
de la entrada o del ‘sancta sanctorum’ de los templos, ansiando la gracia y el ‘prasad’ de la deidad.
Nuestra buena fortuna, sin embargo, resultado de todas las oraciones en todos los anteriores
nacimientos, es el ver a la Jagadjanani (Madre del Universo) venir corriendo hacia nosotros, como la
vaca hacia su ternero. Esta era la experiencia que nos confería Sai Maa en ese instante... “¡Oh
Maa! ¡Sai Maa!” Nuestros corazones suspiraban y nuestros ojos derramaban lágrimas de gozo.

El Gobernador alojaba en el Bungalow Damkoti en Haridwar y a nuestro Señor se le acomodó


también una suite en el mismo lugar. ¡Cuán afortunados los miembros de la familia del Gobernador!
Deben haber estado orando y esperando desde hace muchos nacimientos por una oportunidad así.
Nos es imposible imaginar cuánto habrán esperado tener esta suerte en este nacimiento, poder
caminar detrás de Swami. Saltaban como cervatillos y hablaban dichosos con Él.

Los alrededores del Bungalow eran una dicha para los corazones. La naturaleza virgen
parecía danzar en éxtasis frente al Señor Shiva. Por todo el lugar, tanto los árboles como las flores
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parecían estar moviendo sus cabezas y jugueteando con Vayudeva, el Dios del Viento.
Desprendiendo una dulce fragancia, daba la impresión que emitían ahogadas risitas, como bebés.
Junto al Bungalow encontramos al Ganges que fluía puro y constante, sirviendo a su Señor con
prístina dignidad. Era un gozo para los ojos el mirar los verdes prados y los grandes maceteros con
una gran variedad de rosas. Desde lo alto del Bungalow se podían observar claramente los Pujas
que se llevaban a cabo en las riberas del río. Mucho antes de que pudiéramos salir de este sortilegio
creado por la naturaleza que nos rodeaba, fuimos encantados una vez más por la cautivadora belleza
de nuestro Jagan Mohana Murthy. Mientras observábamos a Sai Maa, sin pestañear siquiera,
escuchamos como se reía y nos decía, “¡Ea! ¿Por qué están parados por ahí, simplemente
mirando? Es triste que no hayan podido comer apropiadamente debido al calor que hacía en Delhi.
Vengan a comer ahora.” Esparciendo Su inmenso amor, Swami resplandecía en Su ropaje naranja
como un Rangoli de coral en un cielo lleno de esplendorosos diamantes. La belleza de Swami
parecía competir con la de la naturaleza en torno nuestro.

El dulce llamado de Swami fue como néctar para nosotros, que lo esperábamos, como los
pájaros ‘Chakora’ que no beben las gotas de rocío sino en noches de luna llena. Cada mirada Suya
es capaz de comunicarnos innumerables mensajes.

Smt. Ananta Lakshmi garu, la mujer del Gobernador, y Smt. Ranganayakamma garu, habían
invitado a todos los devotos con gran afecto. Mientras hombres y mujeres eran sentados por
separado a ambos lados de la sala, se fue sirviendo la comida. Repentínamente nos pareció que
escuchábamos melodiosos tonos de la ‘veena’ de nuestros corazones, cuando oímos que Swami
pedía que se Le sirviera Su comida con nosotros, en la misma sala. No terminaba de expresarlo
cuando fue colocada una mesa para Él en el medio, frente a la cual tomó asiento. “Coman bien
todos, de lo contrario no podremos caminar mucho” y le indicó a los anfitriones que nos sirvieran más
porciones.

Después de terminar el almuerzo, Swami miró a Su alrededor y dijo, “Vayan al bazar y


compren todo lo que necesiten. Vayan todos juntos. Al atardecer habrá ‘Pooja’ junto al Ganges.
Vayan y cuiden de no comprar cosas innecesarias.” Cuán grato fue escuchar las palabras que
pronunciaba Swami, como una madre dando instrucciones a sus hijos. Después todos nos fuimos de
compras en los buses.

A nuestro regreso de compras, después de adquirir agua embotellada, bastones, ollas,


calcetines, impermeables etc. y cosas necesarias para el viaje, supimos que nuestro Señor estaba en
las riberas del río y que se estaba llevando a cabo el ‘Pooja’. Tan pronto lo supimos, dejamos las
compras allí mismo y corrimos hacía el río, como un enjambre de abejas. Había una multitud de
gentes por todas partes. Ni siquiera era visible la cabeza de nuestro Señor. Se habían extendido
hermosas alfombras a lo largo de la ribera y, sobre ellas, se había puesto un trono para Swami.
Representaba una emocionante experiencia el ver al Gangadhara (Otro nombre para Shiva – N. de la
T.), sentado en el trono mientras los cantos védicos encantaban nuestro oído y una suave brisa llena
de fragancias soplaba bajo la bóveda de bellas nubes.

Nos fue difícil llegar a acercarnos a Swami, abriéndonos camino casi a empujones entre la
gente. Vimos entonces a nuestro Prabhu (Soberano, Señor - N. e la T.) en la corriente, encender tres
lámparas, colocarlas sobre tres hojas, rodearlas de flores y echarlas a flotar en las aguas. Pronto fue
una miríada de luces similares las que danzaban sobre las olas, proyectando luces y sombras
multicolores. Parecía como si el Ganges se hubiera emocionado por el contacto con Su Bienamado.
En esta agua salpicada de innumerables lámparas, flores y sus reflejos, el Señor Sai salpicaba las
sagradas aguas, con Su tranquilizadora Mano, hacia todos quienes Le rodeaban. Resulta difícil
imaginar por cuánto tiempo había estado esperando la Madre Ganges este contacto con Bhagavan.
Como impulsadas por el sonido de los himnos védicos y el fervor de los devotos, las lamparillas en el
agua avanzaban como pequeñas barcas. La forma en que se movían, entrechocando, rozándose y
empujándose a seguir, se me antojaba como un juego de niños. El Gobernador y su mujer le
ofrecieron el Aarati a Swami. Frente a nosotros, Swami resplandecía como ese Tripurataka, ese
Vishweshwara, ese Himagiri Nilaya (apelativos para el Señor Shiva – N de la T.) Mismo.
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Al igual que la Luna que asciende por los cielos rodeada de estrellas, así salió Swami del río,
nos bendijo a todos y se dirigió hacia el Bungalow.

El Pooja al Ganges que se llevara a cabo en Haridwar al atardecer, tuvo un significado muy
especial y miles de devotos se agolparon allí para disfrutar esta maravillosa ceremonia.

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EL BUNGALOW DAMKOTI
Caminábamos alrededor del bungalow en la compañía de nuestro amado Señor. Swami se
paró en la terraza y se puso a mirar el panorama de Haridwar y las cumbres de los Himalayas,
mientras la suave y fresca brisa proveniente del Ganges le desordenaba la cabellera. Arreglándose el
cabello y parado allí con una mirada distante de concentración y meditación, Swami parecía como si
rememorara los dorados momentos del día en que Parvathi y Parameswara caminaran por los
Himalayas. La escena nos hechizó a todos. Nos reunimos en los prados. Entonamos Bhajans por
una hora. Mientras los hermanos Rama y Lakshman cantaban las composiciones de Thyagaraja,
con su intrincado estilo clásico, Swami también se nos unió y nos entretuvo a todos. Swami dijo,
“Todos ustedes son muy afortunados. Entre miles de devotos, sólo unos pocos como ustedes tienen
la suerte de tener esta oportunidad y todo esto pudo producirse sólo gracias a nuestro Gobernador
garu. Hagan el mejor uso de ella. Es muy importante para cada cual tener un buen carácter y
ecuanimidad, eso es fraternidad universal. Han de ser siempre muy cautos, no sabemos lo que
pueda pasar de un momento al otro. Hoy, por ejemplo, fueron muchos los que no pudieron asistir al
Ganga Pooja. Los momentos perdidos no se pueden recobrar, de ahí que deben estar alerta. No
hemos venido aquí para comer o disfrutar de una fiesta. Estamos aquí en una sagrada peregrinación
y de nada vale que perdamos el tiempo con palabras vanas, las que sólo hacen ruido como latas
vacías. La fiesta real está en reflexionar sobre Dios, en el pensar correcto y en la conducta correcta.
Hemos venido a buscar la DIVINIDAD con lo DIVINO.” Este iluminador discurso fue recibido con
aplausos por los devotos. ”Esta es vuestra gran fortuna en muchos nacimientos. En tanto que todos
vienen aquí a ver al Badri Narayan en la forma de un ídolo, la inmensa buena suerte de ustedes en
muchos nacimientos, es la de poder ver al Paroksha Narayan con el Pratyaksha Narayan (el
Narayan Imperceptible con el Narayan directamente visible – N. de la T.) No se olviden del
incalculable valor de la gran felicidad que van a experimentar. No he visitado nunca Badri en Mi
cuerpo físico, sin embargo, les voy a narrar ahora en detalle todos los rasgos principales de este lugar.
Recuérdenlos bien y verifiquen todos los pormenores que les relate una vez que todos lleguemos a
Badri.”

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ACERCA DEL TEMPLO DE BADRI


La narración de Swami :
“Hace miles de años visitó Badri Adi Shankaracharya. En su viaje de regreso desde Kailash,
Sri Adishankaracharya trajo consigo cinco Lingas, consagrando uno en Puri, otro en Shringeri, otro en
Dwaraka y otro en Chidambaram respectivamente. En aquellos días, el hacer una peregrinación en
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el cuerpo físico era una tarea extremadamente difícil, de modo que Adi Shankaracharya pudo haberla
realizado únicamente en su cuerpo espiritual. Dentro del templo encontramos ídolos de Garuda y
Anjaneya. Aquí se conoce a la Diosa Lakshmi como Lakshmiji y a Badrinath se le llama Badrivishal.
Como es el uso en la parte norte del país, la Diosa Lakshmi está vestida con una ‘Langa’ (un vestido
de falda larga) y un velo. Se dice que en un comienzo, el Señor Narayana llegó primero y necesitó
agua para cocinar. Siguiendo los deseos de Sri Maha Vishnu, Manasa Ganga inundó el templo.
Podemos ver como las frescas aguas fluyen a través de una pequeña abertura en el muro de la parte
trasera. La fuente de este manantial : de donde proviene y en qué forma, es un sorprendente
milagro, ya que no se ha podido explicar ni detectar. El ‘sancta sanctorum’ es de pequeño tamaño.
Esa es su morada. Hay una gran nave al frente. Antaño se cocinaba en recipientes de greda e
incluso ahora, el ‘prasad’ se distribuye en pocillos de greda. Los sacerdotes visten largos ‘gabanes’
en lugar del ‘dhoti’ que es habitual en el sur. Puesto que es una región fría, deben usar vestimentas
abrigadoras. Incluso el ‘Abhisheka’ (el baño sagrado que se le da al ídolo) se hace con agua caliente.
La joya que lleva en la nariz la Diosa Lakshmi es redonda.” Estos fueron los detalles sobre el templo
que nos explicó tan vívidamente nuestro amado Swami.

Luego Swami continuó Su mensaje en un tono muy afectuoso. “No esperen ninguna
comodidad física. Este tipo de logro no se va a repetir. Manténganse cercanos los unos a los otros;
no caigan en ninguna discriminación. Busquen, disfruten cada momento de felicidad, atesórenlo en el
corazón y adórenlo. Es mejor que las mujeres dejen aquí sus joyas. Cada uno deberá elegir sólo
mudas de ropa necesarias para tres días. Nos estaremos bañando en las sagradas aguas en varios
lugares. Ya se han hecho arreglos para servir café o te caliente y otros alimentos en cada uno de los
lugares en que nos detengamos. Esta es una dorada oportunidad y no se volverá a repetir.
Quedaremos en deuda con nuestro Gobernador garu por habernos provisto de tantas comodidades y
haber hecho tantos arreglos para nosotros. Puede que no veamos mucho tránsito en contra en todo
el trayecto. Aunque se presentaran uno o dos inconvenientes en el trayecto, no les den importancia.
La recompensa le llega a uno sólo después de sufrir dificultades. No tienen idea de lo afortunados
que son. Desháganse del pasado, aprendan buenas cualidades. Cada uno va a recibir un distintivo,
de modo que si alguien llegara a extraviarse, no tiene más que indicar que pertenece a los
acompañantes del Gobernador y será escoltado de inmediato al campamento. En todo caso, tengan
cuidado y eviten este tipo de situaciones. Mantengan in mente que cada momento por venir, será un
momento sagrado.”

11 de Junio :

Incluso antes de asomar el sol por el este estábamos todos despiertos. Ya vestidos, nos
dirigimos al bungalow Damkoti y esperamos obtener el Darshan de nuestro Sai de Oro. ¡Era como
una pugna entre quien venía primero, la madre o los hijos! Los buses llegaron puntualmente a las
07:00. Salimos a los jardines después de haber visto a nuestro Señor y haber desayunado. Nos
tomamos algunas fotografías con Swami, El que se paró entre nosotros, como el sol detrás de las
nubes. ¡Vaya! Se me olvidó contarles cuántos éramos en el grupo... Éramos más de cien cuando
salimos de Madras. Para cuando llegáramos a Delhi, se nos habían sumado aproximadamente
cincuenta más de diferentes estados. Totalizábamos ahora casi doscientos. Nuestro Señor vino
hacia nosotros y dijo, “Hacia las 10 van a venir cuatro buses. Ustedes vayan a dar una vuelta por
Hrishikesh y vuelvan.”
A nuestro regreso y viendo nuestras expresiones, Swami comentó, “¡Pobrecillos! ¡Parecen
estar todos muy cansados! ¡Evidentemente, hay un sol ardiente!” De inmediato llamó a la mujer
del Gobernador y le sugirió que se nos diera de comer cuanto antes. Después de habernos sentado,
Swami Mismo nos comenzó a pasar los platos y nos sirvió la comida con Sus Propias Manos. Al
hacerlo, decía, “Coman bien” y nos repetía las porciones. Esta exuberancia de afecto le llenó los ojos
de lágrimas de felicidad a más de alguno. ¿Qué madre malcriaría de esta manera a sus hijos? ¡Era
más que una experiencia única en la vida! Cuántos serán lo suficientemente afortunados como para
estar sentados a los pies de Sai Annapurneswari comiendo bocado tras bocado de comida
directamente de Sus Manos? Mientras comíamos, Él nos preguntaba afectuosamente, “¿Vieron el
Gita Mandir? ¿Sólo pasaron frente a él? ¿Resultó muy cansador el paseo? Deben tomar un
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buen descanso después de la comida...” Estas dulces palabras de Swami transformaron nuestras
cansadas expresiones en expresiones de contento. Después de la comida estábamos todos de pie,
cuando Swami se nos acercó y dijo bromeando, “Todos estos son hombres y están firmes como
murallas. ¡Todas estas son mujeres y están hablando hasta por los codos!” ¡Cierto! ¡Cuánta
verdad hay en estas palabras!

En la tarde nos reunimos todos en los prados. Nuestro Señor también se fue a sentar allí con
nosotros. Nuestros corazones se remontaron a las alturas mientras Swami competía entonando
composiciones como ‘Nagumomu’, ‘Ramaramani’ etc., junto a Rama y Lakshman.

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HRISHIKESH
Hrishikesh... el nombre mismo proyecta divinidad. Es la morada de la felicidad y la salvación
para todos los sabios. Correspondiendo al nombre, el lugar tiene monjes, santos, gentes virtuosas y
piadosas que hacen penitencia y buscan el Moksha. Llevan piadosas vidas en contemplación de
Dios y adquiriendo y aumentando su riqueza espiritual. Regresamos después de visitar el Gita
Mandir y el Ashram de Sivananda. De hecho, cada pedacito y partícula de esta comarca parece
gozar de suprema dicha gracias a la omnipresente conciencia divina. Se encuentran santones por
doquier, sentados bajo árboles, en cuevas y en las quebradas que bajan desde las montañas. Cada
uno de ellos se encuentra en su propio estado mental, indiferente a lo que le rodea. Algunos en
padmasana (sentados con las piernas cruzadas), otros con los ojos entrecerrados, algunos sumidos
en profunda meditación, otros más allá del tueeyavasta (el cuarto estado de conciencia), algunos
inconscientes de sus cuerpos físicos, imperturbables bajo la lluvia o el sol ardiente, algunos con
cabelleras enmarañadas, otros indiferentes ante sus crecidas uñas de tres o cuatro pulgadas de largo;
algunos imperturbables, con largos mechones de cabello arrastrándose por el suelo, otros parecían
inanimados, en tanto que unos vociferaban y gritaban como lunáticos, otros permanecían sumidos en
el silencio y luciendo taciturnos. Si uno los observa de esta manera, resulta reconfortante para los
mortales comunes, cansados e irritados con los problemas y las ansiedades mundanas. Mas, ¿es
un camino fácil? ¡De ninguna manera! Cada senda tiene sus propias espinas.

Había un ermitaño sentado en meditación, con los ojos abiertos, al que no afectaban las
estúpidas morisquetas de las gentes que trataban de llamar su atención y perturbarle. A otro santón
lo vimos como disfrutando al embadurnar todo su cuerpo con suciedad.

La tranquilidad en la naturaleza, los sagrados alrededores, la fresca y suave brisa, el aire puro
del lugar, pueden fácilmente transportar a cualquiera hacia los pensamientos divinos. Ciertamente
que uno puede lograr el éxito si pudiera alcanzar y retener esos pensamientos eternamente. Así uno
se haría de la morada del Señor Vishnu en su forma inmaculada. Uno debiera merecer el lograr una
tal buena suerte. Uno debiera aplicar un concentrado esfuerzo para ello. Cabría agregar que uno
necesitará contar con las divinas bendiciones de Dios y buena suerte.

Hrishikesh en Uttarakhand es un centro importante para santos y gentes espirituales. Las


penitencias que hacen son en pro del bien del país. Hubo grandes santos como Vedavyasa, Narada,
Sanakasananda, Sanatkumara, Kapila, Gautama, Jaimini, Yagnavalkya, Bharadwaja, Dattatreya,
Jadabharata etc. que alcanzaran el Mokshapuri o la morada del Señor Vishnu. Entre los rakshasas
tenemos a Ravana, Madhukaitabha, Mahishasura etc. que hicieran penitencia con el deseo de
adquirir el trono de Indra (el Rey de los Dioses). En general se dice que Uttarakhand es la tierra de
la sabiduría y la mina del conocimiento supremo. Es un lugar sagrado en el que reside y se mueve
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eternamente Dios Mismo. Incluso las encarnaciones de Dios como Hanuman, Lakshmana,
Pandavas, Sita y Rama, Parvati y Parameswara, Srimannarayana etc. también hicieron penitencia en
esta Tierra Santa. No se dejen engañar por las apariencias externas : hay muchas personas
esclarecidas. Resulta inescrutable detectar quien está dotado con la riqueza de la sabiduría y la
devoción sincera. Del mismo modo en que un recipiente lleno y tapado no derrama su contenido, así
también la cualidad Divina está vibrante y oculta en una forma quieta.

Habiendo gratificado nuestros ojos con el darshan de gente tan santa, les saludamos
sinceramente con nuestras manos unidas y nos dispusimos a regresar.

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VIAJE DESDE HARIDWAR


12 de Junio :

Era un nuevo día.... los pájaros comenzaron a mover con flojedad sus alas, la humanidad
recién despertaba mientras el Dios Sol iniciaba Su ascenso por sobre el horizonte, extendiendo Sus
rayos dorados que parecían realzar la prístina belleza de la naturaleza que saludaba con reverencia al
‘Partheswara’. Mucho antes que los celestiales rayos solares tocaran el suelo, todos estábamos a
los pies de nuestro Saidinakara, nuestro Dios Sol. “¿Sivudavo Madhavudavo?” – mas, antes de
poder decidir lúcidamente quien era este Señor, si Shiva o Vishnu, apareció nuestro Sai Tejomaya
(Resplandeciente Ilusión – N. de la T.). Al ver Su rostro esplendoroso, bello y encantador, esbozando
una hechicera sonrisa, nuestros corazones enmudecieron... en su latidos sólo decían “Nada hay
comparable a Sai”. Con una voz suave y melodiosa como la del cuclillo, Swami dijo, “¡Oh, han
venido todos ya! Tomen café. Vamos a partir.” Después de las acostumbradas preguntas, de
acomodar a las personas enfermas en diferentes automóviles y de ver que las demás subían a los
buses, Swami también subió a Su coche. Después de bendecirnos a todos, nos hizo señas para que
Le siguiéramos. El ejército de Sai se puso en movimiento encabezado por Sai Rama.

Cada pulgada de Haridwar está llena de las experiencias de gentes piadosas. Se cree que es
el lugar en el que se llevara a cabo el “Dakshayagna”. También es el lugar en el que hicieran
penitencia Vyasa y los Saptarishis (siete sabios). Representaba una inmensa bendición el visitar un
lugar tan sagrado como este junto a Bhagavan Mismo. Hacia las 09:30 horas llegamos a
Devaprayag. Los residentes que estaban esperando el Darshan de Sai Rama, flanqueaban caminos
y calles. En nuestra pantalla mental podíamos visualizar al Sri Rama Bhadra de antaño visitando
descalzo las diferentes ermitas, mientras Swami caminaba por la calles de Devaprayag, junto a Sus
devotos, y bendiciendo a las gentes a ambos lados del trayecto. Después de mojarnos brevemente
en las sagradas aguas del lugar, caminamos algo más hasta llegar a un puente colgante. Cuando
estuvimos sobre él tuvimos una curiosa sensación : era tanto lo que se balanceaba, que éramos
columpiados de uno a otro lado, aunque nos aferrábamos firmemente a las cuerdas de ambos
costados. Con una maliciosa sonrisa, Sai Raghava caminaba con paso firme delante de nosotros,
mientras avanzábamos tambaleantes y semiparalizados de miedo. Afirmándonos unos en otros,
tropezando y sudando profusamente, llegamos de alguna manera a la otra orilla. Aquí en
Devaprayag es donde confluyen los ríos ‘Bhagirathi’ y ‘Alakananda’. Se dice que Sri Shankaracharya
hizo penitencia aquí y consagró el ‘Linga’ de Shivaparvathi. Cuenta la tradición también que en un
lugar cercano fue donde Arjuna hizo una rigurosa penitencia, para merecer las ‘Divyastras’ o Armas
Divinas del Señor Shiva.
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Llegamos a Shrinagar hacia las 13:30 horas. Nuestros corazones dieron un salto cuando se
nos indicó, sobre un altozano, el bungalow que habría de ser nuestro campo de alojamiento. El sol
ardía sobre nuestras cabezas. Mientras nos preguntábamos cómo íbamos a subir con el calor que
hacía, recibimos la terrible noticia de que debíamos hacerlo llevando nuestro equipaje : nos parecía
que iba a ser como una roca sobre la espalda de un jorobado... Comenzamos a ascender como un
ejército, acarreando botellas de agua, bastones y los bolsos. El calor nos hacía sudar. Al resbalar y
tropezar sobre el desigual sendero, se nos caían las botellas o los bolsos. Acezando y recitando el
nombre del Señor, “SAIRAMA”, “SAIKRISHNA”... alcanzamos la cima a gatas, arrastrándonos como
caracoles. Estábamos exhaustas y sin aliento. Finalmente, con piernas temblorosas, nos sentamos
en el suelo en un rincón de la sala, amontonando todo nuestro equipaje a un lado. Incluso antes de
podernos acomodar, entró el edecán del Gobernador, sólo para decirnos que este lugar que habíamos
ocupado estaba destinado a los hombres y que nuestro recinto estaba algo más lejos. Incapaz de
soportar las miradas de tigresas furiosas de las ‘damas’, el edecán simplemente desapareció. No
tuvimos alternativa sino de cambiarnos al lugar que se nos había reservado.

Swami y el Gobernador llegaron en un jeep. El rostro de Swami estaba empapado en sudor.


“Llega como rey en un jeep... ¿No podría haber enviado también uno para nosotras?” El oir estas
murmuraciones entre algunas de las mujeres me dolió. ¡Cómo podía alguien pensar siquiera en
compararse con Swami! Es sabido que tendemos a olvidarnos de la gente cuando todo anda bien.
Pero cualquier inconveniente, siempre hace que culpemos a los demás. Los valores humanos se
siguen deteriorando, pese a saber muy bien que Swami es Dios Mismo. Algunas estaban aún
amurradas cuando Swami se nos acercó. Sosteniendo una punta de Su bata y secándose el sudor
de la frente, subió los peldaños con paso rápido. Sentí lástima por Él. Entretanto nos había llegado
la noticia que Sri Venkappa garu había sufrido una insolación. Al escucharlo, Swami corrió hacia
donde estaba, le aplicó Vibhuti y llamó a los médicos. Porque, junto a Swami venían sus padres,
Smt. Venkamma, Smt. Parvathamma y Su tío materno.

Todos nos relajamos después de haber comido con nuestro Señor. El rostro de Loto de
Swami se veía muy cansado. A Swami se Le alojó en un sitio que estaba algo más arriba que el que
se nos había asignado. Si nuestro campamento era KAILASH, el Suyo era VAIKUNTA. El loto de
Su cara estaba lleno de gotitas de transpiración. Dolía verle así. “¡Bhagavan, hasta Tu que eres
Dios encarnado, no le puedes escapar a estas molestias corporales! ¡Que hayas tenido que venir
caminando igual que nosotros! ¡Tú, que debieras haber venido en el carro dorado, navegando por
los aires, has tenido que sufrir todas estas dificultades sólo por Tus hijos! ¡Oh Señor, me inclino mil
veces ante Tí!

Todos nos reunimos en torno a Sai Maa después de haber terminado de comer. “¡No
estamos aquí para comer! Estamos en una peregrinación. Si salieran de aquí, se darían cuenta de
las dificultades que enfrentan los peregrinos. ¡Váyanse todos y tómense un buen descanso!”
Diciendo esto, Swami apuntó hacia Su alojamiento que distaba unas 400 yardas. Sentí lástima
cuando dijo, “Nuestro campo está más arriba que vuestro Kailash. Tengo que ir hasta allá.” Swami
es omnisciente. Sabe muy bien de las dificultades de todos los seres, por ende, es Su deber el
cumplir los deseos de cada uno. No es justo de nuestra parte el comparar a Bhagavan con comunes
mortales como nosotros. Puesto que ha tomado forma humana, debe servir así al género humano.
Nos dolía ver caminar a Srikara como un mero mortal. ¿No le dolerá a Swami cuando los devotos no
son comprensivos, no están dispuestos a adecuarse a las circunstancias y andan amurrados, pese a
haber sido provistos de muchas comodidades? ¿No estamos siendo desagradecidos?
“Hace cuatro o cinco días que no duermo. Estoy pensando constantemente en todos
ustedes. ¡Se debe sólo a Mí que tengan que pasar por tantos inconvenientes!” Cuando Swami
pronunció estas palabras, me invadió un mar de dolor. ¿Somos genuinos devotos? ¿Somos
demonios? ¡Cuán dolido debe haberse sentido Swami para decir eso! Está tan apesarado, por
habernos traído a todos con Él a este viaje. Si hubiera venido con sólo unos diez devotos, no habría
tenido este problema. Mi corazón se quebró mientras Lo veía alejarse herido y sin haber comido
adecuadamente. Esa noche hubo una danza ejecutada por los tribeños de las montañas.
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13 de Junio :

Los fríos vientos que soplaban nos hacían tiritar. Pero, ¡de qué nos preocupamos!
Imperturbables nos bañamos con agua helada, organizamos nuestro equipaje y bajamos de las
montañas con caras sonrientes... esas mismas laderas que ayer habíamos subido maldiciendo. Nos
subimos a los buses que nos esperaban y tomamos nuestros asientos. Hacia las 05:10 horas llegó
nuestro Señor junto al Gobernador. En ese sereno entorno, el loto de nuestro corazón se embelesó
mirando el rostro de loto florido de nuestra Prasanthi Maa. Swami caminó ágilmente hacia nosotros
que Le esperábamos como los hijos a su madre. Dirigiéndose a todos los que ya estábamos en los
buses, con nuestras manos unidas en ‘Namasté’, dijo, “¿Están todos bien? ¿No? ¿Alguien, no?”
Mientras nos hablaba, se desparramaron las gemas de Su sonrisa y todos estiramos las manos para
cogerlas y guardarlas en nuestros corazones. ¿Qué riqueza podría adquirir esta inapreciable clase
de tesoro? “El camino por delante es muy sinuoso e irregular. Tomen una tableta si sintieran
náuseas. Va a ir un médico en cada bus.” Nos emocionó la preocupación de Swami, quien agitaba
un abanico de plumas de pavo real en Su mano, y nos iba mirando uno a uno... Swami lucía más
gracioso y elegante que un pavo real. Detrás del vehículo que llevaba a Swami venía una caravana
de 6 automóviles, 3 jeeps, 6 buses y 2 furgones que Lo seguían como la cola de Hanuman. Las
sacudidas del bus que iba por el serpenteante camino, hacían que chocáramos unos con otros. Era
una divertida sensación, cuando nos desenredábamos sin esfuerzo alguno, cada vez que el bus se
inclinaba hacia el otro lado y éramos lanzados hacia nuestra anterior posición. Nos sentíamos como
guijarros en una lata golpeada contra una roca. Seguimos nuestro viaje, riendo alegremente y
disfrutando de una indefinible felicidad. Algunos de nosotros tomaron tabletas, otros mordisqueaban
una lima o un tamarindo a medida que se sentían mal.

Cuando llegamos a Rudraprayag hacia las 08.10 horas, nuestro Señor ya estaba allí para
darnos la bienvenida. “A dos millas de aquí, una avalancha está bloqueando el camino. Ya hay
personal que se ocupa de ello. Estarán despejando el camino en una hora o algo más. Entretanto,
vayan todos a darse un chapuzón en el Río Sagrado y vuelvan, dijo Swami. El río Mandakini,
fluyendo desde Kedarnath y pasando por Karnaprayag se une al río Alakananda en Rudraprayag.
En Karnaprayag, se cree que Karna hizo penitencia anhelando la gracia del Dios Surya, el dios del
sol.

Se dice que Narada hizo penitencia en Rudraprayag, llevado por el deseo de obtener la gracia
de poder servirle al Señor cantando para siempre Su Gloria. Se cuenta que obtuvo del Señor Shiva
una divina ‘veena’ de melodioso sonido. Se cree que el Maharishi Kanva aún está haciendo
penitencia en Nandaprayag. Fue aquí, en las riberas del río Saranyavathi que la diosa Parvathi hizo
rigurosas penitencias para lograr que el Señor Shiva fuera su marido. Cada pulgada de los sagrados
Himalayas está llena del radiante poder y la energía que provienen de las rigurosas penitencias
llevadas a cabo por los Dioses, los grandes sabios y los ermitaños. Por el mismo acto de pisar esta
tierra de oro, nuestro cuerpo experimentaba sagradas vibraciones y momentos de bienaventuranza.
No es exagerado decir que los Grandes Himalayas, morada del Señor Shiva y de Parvathi, nos
entregan un éxtasis devocional que es inalterable e imperturbable.

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Los Pasos de Danza del Ganges

Muchos incidentes se produjeron cuando la Madre Ganges descendiera a la tierra. Cuando


Bhagiratha rogó por la salvación de sus antepasados que estaban en el Pataloka, el mundo inferior
transformados en cenizas debido a una maldición, el Río Ganges bajó a la tierra como un torrente
portentoso y terrorífico, como Rudra. Los atronadores sonidos, como erupciones volcánicas, que
agitaban los corazones y obnubilaban las mentes; la velocidad que podía hasta partir la tierra, sonidos
monstruosos que hacían temblar a los tres mundos; como explosiones de guerra que sacudían hasta
las montañas; que mostraban disgusto e impaciencia y llegaron a hacer temblar a todos los catorce
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mundos. El Señor Shiva, el Abhayankara (El que otorga intrepidez – N de la T.) que sabía que nadie
podría contener a esta fuerza, se paró en la cima del Monte Kailash como Maharudra, Pralayankara
y Kaalabhadra (Rudra Supremo, Destructor de los Tres mundos y Tiempo Inconmovible – N. de la T.)
y contuvo a la rauda Ganges/Rudra entre los rizos de Sus enmarañados cabellos, en cuanto
Viswatejoswaroopa (la Esplendorosa Visión Cósmica, la Forma Universal del Señor en toda Su
Gloria – N. de la T.). Hasta la Madre Ganges sabe que, salvo el Señor Shiva, nadie puede resistir Su
fuerza, la cual es capaz de hacer temblar hasta los Saptalokas, (los siete mundos). Habiendo
esperado por mucho tiempo esta satisfacción y el estar en la divina presencia de su bienamado, la
Madre Ganges se retiró contenta en el lecho de la enmarañada cabellera del Señor Shiva. Una vez
que se enfriara su raudal, la Madre Ganges comenzó a fluir llena de gracia, deleitando los ojos de
todos. Apareció como una madre amorosa, como Manasa Ganga, como un Kalpataru, para los
habitantes de este mundo. Era vivificante para los corazones de todos y calmaba la sed de cada
uno. La Madre Ganges, el río sagrado, es la dadora de vida para toda la creación en la naturaleza.
Es quien hace que la naturaleza produzca en abundancia. Para las gentes, viene a ser como el
‘océano de leche’.

“Si fueras el Monte Meru, me estiraría y descendería fluyendo como un riachuelo”. Como lo
relatara Swami una vez, el Río Ganges parece aferrarse firmemente a los Himalayas, como si no fuera
capaz de dejar a Su amado Señor ni siquiera por un momento. Ambos se mueven tomados de la
mano, coqueta y encantadoramente, como una pareja inseparable, un par de palomas o unos recién
casados. Con cada toque de oro y cada paso sagrado, ambos van en un viaje de amor. La
Gangaragini, a la que se le dan diferentes nombres en diferentes lugares, brilla en su esplendor de
diferentes formas. Desde el momento en que partimos de Haridwar, el río iba con nosotros sin
dejarnos nunca. Emitiendo el sagrado sonido del OMKARA, saltando y retozando, a ratos agitada y
superficial, la Madre Ganges nos lleva con ella hacia el Parameswara, el Señor Todopoderoso.
Hay una moraleja encerrada en todo este viaje : ella proclama la cultura india, el objetivo final de
alcanzar la meta. El río va exhibiendo, a medida que corre, diferentes colores y diferentes posturas.
Saltando desde los aterradoramente altos picachos montañosos, nos hace estremecer. En algunos
lugares, pasa por entre cadenas de montañas negras, emitiendo una blanca espuma y parece rodar
hacia valles que semejan el mundo inferior. En algunos lugares, el Ganges se extiende por vastas
áreas, como si todo el mundo le perteneciera. Como un niño exhausto después de jugar, avanza
fluyendo plácidamente a veces. En otros lugares, como diciendo que no puede estar lejos de su
bienamado, fluye hacia cadenas montañosas y sobre enormes rocas, cobrando velocidad como un
tifón. En tanto que en otros sitios, como una dama encinta, casi no se deja ver y su fluir es muy
suave. Hay lugares en los que salta como un niño, haciendo un ruido estruendoso que produce un
efecto estimulante sobre el corazón. En otros lugares fluye como una muñeca de oro o una joven
novia, estirándose voluptuosa y emitiendo los gratos sonidos de sus burbujeantes aguas. Tañía las
cuerdas de nuestros corazones como si hubieran sido ‘veenas’. Los pequeños guijarros en su lecho
relucían como perlas y diamantes a los rayos del sol, haciendo resaltar aún más la belleza del río.
Como consciente de su belleza, la corriente fluye riéndose casi todo el tiempo, llena de plateados rizos
en sus aguas claras como el cristal. Aunque haya iniciado su viaje desde Su Amado, y parezca
alejarse, su objetivo final es el de llegar hasta Él de nuevo : esto es lo que predica y la meta que la
mueve. Cualquiera sean los problemas que uno enfrente, los altibajos, las alegrías y pesares que
uno deba experimentar, uno debiera seguir imperturbable hacia la meta final.

Hasta ahora hemos visto lo que nos muestra el fluir de las aguas del río. Acompáñenme
ahora a saber de su grandeza y de sus innumerables apelativos. La Madre Ganges aparece con
distintos colores en distintos lugares : con diversos títulos, de acuerdo a su especial color, se ha vuelto
popular y es venerada por cada uno y todos por igual. No hay otro río que revista su santidad. Se
extrae agua de él y se guarda en pequeños recipientes sellados para mantenerlos en los lugares de
culto. Pueden pasar años sin que los recipientes se abran y el agua se sigue manteniendo pura.
Gentes de distintos países han llevado a cabo experimentos para descubrir la causa para esta
permanente pureza del agua, pero han sido en vano. La razón reside en Su Grandeza, Su bondad y
Su naturaleza amorosa. El río es llamado “Kshiraganga” cuando fluye como leche; “Niliganga”
cuando sus aguas son azules; “Gritaganga” cuando sus aguas son cenagosas; “Kanchana Ganga”
cuando sus aguas son doradas. Al estar separada y alejándose de Su Bienamado, también se la
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llama “Virahi Ganga”. Alakananda, Nandakini, Mandakini, Bhaagirathi son otros de los nombres
apropiados de este río que fluye eternamente y que rompe hechicero nuestros corazones. La Madre
Ganges se sitúa más allá de nuestra imaginación y más allá de las palabras o de cualquier obra
literaria. Allí en donde se desliza rugiente hacia una profundidad de unos sesenta metros, produce un
sonido ensordecedor. Si por casualidad resbalamos y nos caemos en ella, nos arrastrará hacia el
olvido : sin que quede ni una sola traza de nosotros, seremos absorbidos hacia su matriz y lograremos
la salvación.

Se dice que si uno se da un baño en el sagrado río, no llegará a reencarnar. Hay muchos
sabios y grandes hombres viviendo en pequeñas chozas en las riberas del Ganges, y que han llegado
a ser Santos bebiendo y adorando sus sagradas aguas. Uno de los tributarios del Ganges, el
Yamuna, expresa en esta confluencia al divino amor de Radha y Krishna.

Como dicen los doctos, si todos quisieran visitar un lugar sagrado, debieran visitar Casi, y si
quisieran darse un baño sagrado, debieran hacerlo únicamente en el Ganges. No hay nada que se
le pueda comparar. Mientras caminábamos con el divino Parthi Parameswara y éramos testigos del
fluir de la Madre Ganges, disfrutábamos del éxtasis de verla saltar desde las alturas, rugiente y
amenazante y, sin embargo, enamorada al ver que el Señor Mismo se detenía y suspiraba “¡Ah!” No
resulta exagerado indicar que sólo en estos grandiosos Himalayas se esconden todas las maravillas
de la creación : este magnífico río es la Gran Fuerza que ha unido al cielo con la tierra.

¡Volvamos ahora a nuestro relato! Nos detuvimos en Rudraprayag. Subimos nuevamente a


los buses y partimos. Llegados a “Pippilikota” nos servimos una suntuosa comida y nos dirigimos al
lugar en donde se había producido la avalancha. Ya se había reparado el camino y no había
problemas para seguir adelante. El hecho de tratarse de la comitiva del Gobernador hizo que los
trabajos se terminaran con tanta rapidez, de lo contrario, habríamos tenido que esperar uno o dos
días.

Aunque las montañas lucen muy altas, la tierra es muy blanda. Por esta razón se producen
avalanchas y deslizamientos. El camino tenía el ancho como para que marcháramos en fila india, de
modo que, cargando con nuestro equipaje de mano solamente, atravesamos hacia el otro lado en
donde nos esperaban los buses. Nuestro Señor Saishankara se quedó parado allí, en el extremo de
nuestra llegada, hasta que hubo pasado el último de nosotros, luego de vernos embarcados, también
Él subió a su automóvil. Entonces recomenzó nuestro viaje. El camino era muy malo : plagado de
desniveles que hacían saltar a los buses y lleno de curvas. Además era muy angosto : casi no
quedaba espacio entre el bus y su borde. Con cada sacudón nos atenazaba el miedo de terminar
ahogados en el Ganges que fluía allá abajo, a una distancia que nos producía vértigo. Con los ojos
cerrados y con el alma en un hilo, no hacíamos sino rezarle a Dios… No nos atrevimos a cantar
Bhajans, para no distraer al conductor. Tímidamente le preguntamos al conductor cuánto nos
quedaba aún por recorrer, pero nos sentimos avergonzadas cuando le oimos decir, “¿Por qué
habríamos de temer, cuando Bhagavan Mismo va delante de nosotros! ¿Qué más podríamos
desear!” ¡Cierto! No habíamos tenido la fe que el conductor tenía. Arribamos a Joshimatt hacia
las 19:00 horas,

Mientras descendíamos de los buses, Sai Kishore recibía la bienvenida de Vayudeva


acompañado por una fina llovizna. Nuestro alojamiento aquí se situaba sobre la montaña misma y se
llama “Birla Bhavan”. Nuestro equipaje apilado parecía un pequeño montículo, y mientras
comenzamos a sacar los bártulos de cada cual entre gritos y chillidos, haciendo que el lugar casi
pareciera una plaza de mercado, apareció Swami, “¿Por qué tanta conmoción?” nos dijo
tranquilamente, y comenzó a levantar las valijas con Sus propias manos, entregándolas a cada una;
luego subió a la planta alta. ¡Qué presente podría igualar Su amor y bondad! ¡Cómo podríamos
medir Su inmenso afecto! Para cuando nos hubimos instalado, después de tomar algo de café y té,
nos llamaron a comer. No había electricidad, sólo había lámparas a kerosene encendidas. Cuando
llegamos, Sai Maa se movía de un lado a otro y nos indicaba los lugares para sentarnos. El tiempo
era fresco y agradable. Nos dio pena ver a Swami tomándose tantas molestias por nosotros.
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¿Podría una madre escaparle a su dulce servidumbre? Bhagavan es un ‘Emperador’ para


todos, podría sentarse cómodamente en un sitial y ordenar que se haga el trabajo que se requiera.
Mas, ¿qué es lo que hace en cambio? Su error está en convertirse en una ‘Madre’ para todos
nosotros. Es por eso que nos indica nuestros puestos, coloca los platos de hoja para servirnos la
comida y señala que se nos vaya sirviendo. Es ese amor el que Lo hace circular como un trompo y
proclamarle al mundo “Mi Vida es Mi Mensaje”. Aunque el Gobernador y su mujer viajaban con
nosotros y nos estaban proveyendo de todas las comodidades, esperaban hasta que todos
hubiéramos comido y recién entonces, lo hacían ellos. Hay significados en el servicio que se le
presta a Swami. El suyo era una prueba de su grandeza al servirnos a nosotros. No es que
valgamos más que un solo céntimo : ello no hace sino que demostrar su inclinación al servicio.

“Todos están muy cansados. Vayan y tómense un buen descanso. Mañana partiremos a
las 07:00 horas”, diciendo esto, Swami nos dejó.

JOSHIMAT
Joshimat se sitúa a una altitud de poco más de 3 mil metros (6.100 pies). Mirando más hacia
arriba, podemos ver los Himalayas. Era un festín para los ojos. La nieve blanca cubre como una
corona de plata las negras montañas. Los árboles parecen regocijarse con la llegada de Gouri
Shankar, susurrando suavemente, meciendo sus copas, firmemente erguidos irradiando su fuerza
interna, parecían preguntar si alguien podía alcanzar su altura. Era un placer para los sentidos ese
sereno entorno y la profundidad de la atmósfera. No es de extrañar que grandes hombres, sabios y
hasta Dioses hayan elegido este lugar para sumergirse en la meditación. Olvidándose del hambre y
la sed hicieron penitencia para alcanzar al Paramatma, al Dios Todopoderoso que bendice con Su
gracia a los Grandes Himalayas. Los que construyen pequeñas chozas o viven en cuevas haciendo
penitencia todo el tiempo, son los más afortunados. Aquí se cultiva trigo en terrazas. El agua que
se consigue es la que baja desde los montes, como la cola de Hanuman. Los tribeños caminaban
con soltura por los angostos senderos llevando nuestro equipaje sobre sus espaldas. Nos asustaba
sólo verles moverse con tanto peso. Son gente fornida y corpulenta. Debido a que lo frío del clima
dificulta el cocinar arroz en la zona, generalmente se preparan ‘pooris’ aquí. Mientras caminábamos
llegaba hasta nuestras narices el aroma de ‘pakodas’. El aceite tiene aquí un olor diferente. Lo que
se encuentra con facilidad son Jilebi y poori. El se té sirve en pequeños recipientes de greda, pero
eso no le agrada a muchos, ya que no están acostumbrados. Los aldeanos son muy amistosos.

14 de junio :

Los devotos despertaron muy temprano, incluso antes del primer canto del gallo anunciando el
alba. Estaban de pie con las manos plegadas, esperando que apareciera el sol en el horizonte. Los
emocionó la aparición de nuestro Señor, que salió para Sus devotos incluso antes que el sol.

Extáticos, viendo como Sai Ratnakara , el Dios del Sol se postraba a los Pies de Loto de Sai
Veerabhadra del cual irradiaban mil rayos de luz. A partir de aquí, el camino se vuelve muy angosto,
de modo que Nuestro Señor estaba haciendo los arreglos para que los viejos y los que tuvieran algún
impedimento viajaran a caballo o en angarillas cargadas por aldeanos. Todo se llenó de ruidos, los
relinchos de los caballos, los gritos sin sentido de los cargadores de las angarillas, el parloteo de las
gentes a nuestro alrededor etc. Casi no nos podíamos oír entre nosotros. Pero todos estábamos
sumidos en una inexpresable alegría. Todas las miradas y cabezas seguían los movimientos del
Señor de Parthi como los girasoles siguen el movimiento del sol. ¡Oh Swami! Sin quedarse quieto
en ningún lugar, ocupado en ubicar a las gentes en sus respectivos transportes, indicándoles que
tuvieran cuidado y velando por que fueran partiendo en orden. Los que teníamos miedo de montar a
caballo, nos escondíamos de Swami acurrucados en un rincón.
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Temiendo que nos fuera a pedir que viajáramos en angarillas si llegaba a vernos, tratábamos
de escondernos de Su vista. Hasta ahora ni siquiera habíamos logrado un Darshan adecuado.
Cuando nos dimos cuenta que se dirigía hacia nosotras, nos pareció escuchar una clarinada.
Corrimos para quedar frente a El. Por unos segundos no podíamos darle crédito a nuestros ojos,
¿era la Jaganmohini la que se nos acercaba? ¿Era la forma de lo auspicioso, de la encantadora
inocencia envuelta en una bata blanca? ¿Sería el Sol Mismo el que descendía de los cielos?
Vistiendo una bata de color blanco lechoso, un dhoti color crema con bordes dorados, guantes
blancos… ¿Eso es todo? No. Calcetines y zapatos blancos… Pero aún no termino… Un
sombrero blanco y también lentes de sol con marco blanco… ¡Oh mi Dios! ¡También llevaba un
bastón blanco! ¡No sabíamos qué mirar primero! ¿Sería un ángel? ¿Sería la Tripura Sundari (la
belleza universal) Misma? La trastornante belleza de nuestro tan Encantador Señor nos dejó
alelados. ¿Cómo comprenderlo? ¿Es que es la belleza personificada en la forma masculina? Era
el hechicero de los ojos de loto, que llegaba hasta a superar la belleza de Rama. Mientras todos
observaban con expresiones incrédulas en sus caras a Sai Maa, la Personificación de la Belleza bajó
los ojos, ruborizándose. Un aura de timidez envolvió a Swami. ¡Esto era aún más encantador!
Nuestros corazones temblaban, la música en ellos perdió el compás y nuestras mentes se extraviaron.

Entonces Swami, con una amplia sonrisa, preguntó bromeando, “¿Qué les llama la atención?
¿Es que soy tan bello? ¿Luzco tan encantador?” Nos quedamos atontados. Despertados por Su
risa, nos quedamos parados allí, con las manos plegadas y los ojos inundados de lágrimas de
felicidad. Sentimos que ya nada nos podía deparar el día. Swami dijo, “Vengan, caminemos por un
tramo juntos” y así diciendo, nuestro siempre hechicero Sai empezó a caminar y nuestro ejército de
‘vaanaras’ (monos) Le siguió. “Bhagavan Sri Sathya Sai Baba Ki Jai!” “Sai Maharaj Ki Jai!” “Sai
Visalakshi Ki Jai!” Los gritos de deleite resonaban en los cuatro rincones del mundo. Los ecos que
nuestras palabras creaban en las montañas a nuestro alrededor, nos llenaban de emoción.

El Dios del Viento llevó la noticia de la llegada de Sai Sankara a toda la creación.
Continuaba resonando. Los gritos de júbilo, las oleadas de felicidad, nos abrían los corazones. Los
tiernos rayos del sol iluminaban el cielo, los melodiosos trinos de los pájaros se hacían oir, al igual que
el susurrar de los árboles, mientras seguíamos a Sai Maa, como los terneros a su madre. Mis ojos
rehusan cerrarse. Mi pluma no se mueve. La mente está quieta.

Rayos de felicidad mezclada de afecto irradiaban del Rostro de Loto de nuestro Señor.
Caminábamos muy cerca de Él. Aunque los miembros de la familia del Gobernador eran los más
próximos, Swami no nos negaba nuestra cuota de felicidad. Nuestros corazones gritaban, “Jayaho
Sai Ram”, “Jayaho Prema Naam”. Nadie se quedaba atrás. Llevando medias, zapatos, chales,
lentes y varas en nuestras manos, caminando tras de nuestro Señor, todos parecíamos guerreros.
Mientras seguíamos a Swami, éramos como los mejores de los Asuras (demonios) que siguieron a Sri
Rama.

A partir de aquí, nuestro viaje hasta Badri era sólo a pie. Habíamos partido como los
‘vaanaras’ con Sri Rama y como los jóvenes pastores detrás de Shyama Sundara (Señor Krishna).
Desde este punto había un trayecto de aproximadamente 21 millas para llegar a Badri. Después de
avanzar por 2 o 3 estadios junto con Sai Shiva, se le pidió a algunos más del grupo que siguieran a
caballo. Mirándonos, Swami dijo, “Ustedes también vayan montadas”. Mis ojos se llenaron de
lágrimas observando la paciencia, el esfuerzo y el afecto que Swami derramaba sobre los devotos.
Prabhu es único para todos nosotros. Más para Él somos tantos. ¿Qué es lo que estaremos
haciendo para tenerlo feliz? ¿Estaremos preparados para sacrificar aunque no sea sino una
pequeña parte de nuestra felicidad? Cuando Swami se esfuerza por tenernos felices a todos.
“¿Será gran cosa? Lo estoy haciendo por Mis hijos…” y diciendo así, Swami se mueve por todos
lados, muy orgulloso.
19

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20

CON EL NARAYAN DE PARTHI

HACIA

EL NARAYAN DE BADRI

EL VIAJE A BADRI
VIAJE HACIA LA SALVACIÓN
Los devotos han emprendido junto a Parthi Narayan el viaje en busca del Badri Narayan.
Se veían como los grandes guerreros que partían al campo de batalla en son de conquista. Sin
embargo, nosotros íbamos en el victorioso trayecto llevando los recipientes de la salvación dentro de
nuestros corazones, para llenarlos con el inagotable néctar de la gracia de nuestro Señor Anandasai.
Las puertas de nuestros corazones estaban abiertas de par en par para recibir el dulcísimo amor de
Sai Maa.
21

Nuestro entusiasmo no conocía límites, como el río que se sale de sus riberas. Seguimos a
nuestro Señor. Aunque juntáramos todos los idiomas del mundo no bastarían para expresar nuestra
alegría. Era una sensación de éxtasis más allá de la comprensión y la expresión. Para los soldados
es un campo de batalla, para nosotros un desafío legendario. Para ellos es una batalla, para
nosotros es la Unicidad. Ellos logran la victoria en el campo de guerra, en tanto que nosotros
logramos la salvación en el campo espiritual. Suya es la agitación, nuestra es la dicha. Ellos
anhelan la morada de la victoria, nosotros ansiamos la morada del Mukthi, Vaikuntha. De ellos es la
búsqueda de la victoria, nuestra es la búsqueda de la entrega. Ellos tienen al rey para dirigirles,
nosotros tenemos al Señor Sai Gopal Mismo para acompañarnos. Fue así, que intercambiando
amenidades y bromeando alegremente con Sai Gopal, al mismo tiempo que gozábamos de la
naturaleza del entorno, llegamos a ‘Vishnuprayag’ hacia las 10:30. Sólo con escuchar tales nombres,
el corazón se mece con felicidad. ‘Karen Prayaga’, Rudra Prayaga’, Vishnu Prayaga’ – los sagrados
nombres con significado divino. Avanzábamos con Swami, a veces caminando cerca de Él, a veces
alejándonos algo. Apoyándose en un parapeto y mirando hacia la corriente del Ganges, nos llamó a
los que estábamos más cerca. Nos sentamos cómodamente en las rocas. Desde ahí pudimos ver a
los demás devotos y a los caballos que cargaban nuestro equipaje, a aproximadamente una milla de
distancia. Swami dijo entonces, “Esperemos que lleguen los demás. Seguiremos todos juntos.”
Nos arremolinamos a Su alrededor como abejas en torno a la miel. Swami ya nos había indicado
que no hablaría de ningún tema espiritual ni sobre la importancia de esos lugares mientras
estuviéramos caminando, puesto que los que quedaran más lejos podrían perdérselo y sentirse tristes.
Entretanto, mientras algunos devotos nos iban pasando, ya sea a caballo, ya sea en palanquines,
Swami les hacía afectuosas preguntas y los hacía seguir. Hacia las 14:00 horas llegamos a ‘Govind
Ghat’. Descansamos después de comer algo y emprendimos nuevamente el camino. Caminar
desde ese punto era algo difícil. El camino era tan estrecho que permitía que pasáramos de a uno
en fondo. Había que tener mucho cuidado al caminar, para evitar tropezar unos con otros. Había
trechos en los que debíamos movernos con las espaldas pegadas al cerro. La cabeza nos daba
vueltas si mirábamos hacia abajo, hacia el otro mundo, o hacia lo alto. Éramos más de cien devotos
ascendiendo dificultosamente. Resonaban los saludos de “¡Badri Vital Ki Jai!” “¡Badri Narayan Ki
Jai!”. Descansando en las rocas, aquí y allá, y reuniéndonos cada cierto trecho, seguíamos adelante.

La familia del Gobernador, sus edecanes, todos subían con nosotros. “¿No es bello todo
esto? ¡Cuán puro y apacible es! Esa es la razón por la cual las personas piadosas solían venir acá
para el Saadhana” – dijo Swami – “La destreza creadora del Señor Todopoderoso es alabada en cada
pulgada de la naturaleza. Que no haya agitación alguna en sus mentes. No alberguen ningún
pensamiento como no sea vuestro Saadhana.” En verdad, la belleza panorámica era un deleite para
la vista. Era una sensación maravillosa.

Escuchando las divinas bromas de la Divinidad Misma, disfrutando de toda esa felicidad,
llegamos a “Lambaga” hacia las 17:00 horas. Nuestros corazones se regocijaron cuando vimos el
alojamiento que se había dispuesto para nosotros. Era fascinante y grato. Un pequeño pero
encantador bungalow. A su alrededor los árboles eran tan altos y su follaje tan espeso, que no había
posibilidad alguna que el Dios Sol, destructor de la oscuridad, pudiera tan sólo atisbar por entre el
follaje.

El sereno entorno que tenía el poder de hacerle a uno escribir en poesía aun sin ser poeta,
animaba al corazón. Me daba lástima no ser poetisa. No era capaz de darle expresión a las
vivencias que estaban más allá de lo que la pluma podía describir o que las palabras podían abarcar,
aunque pugnaban por salir del valle del corazón. El corazón luchaba como un pájaro con las alas
recortadas.

Nuestro Señor llegó junto con nosotros a Lambagar. Todos los rostros tenían una expresión
cansada. Nosotros mismos nos sorprendimos al enterarnos que habíamos caminado cerca de 11
millas ese día. Pero no se nos notaba mucho el esfuerzo. Hacía mucho frío afuera. Nos
acomodaron en la planta alta a las damas, los varones, en cambio, fueron ubicados en el primer piso.
Nuestros cuerpos tenían una vaga sensación de entumecimiento mientras bebíamos a sorbitos una
taza de café, sentadas con las piernas estiradas. Tan pronto como terminamos nuestra cena, llegó la
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Diosa del Sueño, nos recogió en su tibio regazo y nos meció hasta que nos dormimos, sin siquiera
haberlo pedido.

Antes, cuando nos aproximábamos a Lambagar, una leve llovizna le dio una feliz bienvenida a
Sai Deva. Brillando por entre el follaje, la multitud de rayos de luz parecían ofrecerle el Aarathi.
Comenzaron a cantar los pájaros. ¿No era una suerte inmensa el que el Señor Sriman Narayana
Mismo hubiera venido acompañado de Sus devotos? La atmósfera era en verdad embriagadora.

Preguntando por todos, Swami se dio cuenta que había algunos que aún no llegaban, por lo
cual envió caballos y angarillas para traerles. Esta afectuosa relación que Él establece no puede
corresponderse. Cuán bendecidos somos al conseguir esta divina riqueza. ¡No vayan a
palmotearse las espaldas y decir que no es sino el resultado de sus propias oraciones! Es la fortuna
de las oraciones de nuestros antepasados. Rogábamos de todo corazón, “¡Señor! ¡Saideva!
¡Bendícenos! Ayúdanos a conservar esta relación. No permitas que se agoste en este nacimiento,
haz que continúe por muchos nacimientos más.”

Si mirábamos a 300 metros abajo, vislumbrábamos un valle insondable y aterrador. Y, si


levantábamos la vista, veíamos los árboles que parecían tocar el cielo. La selva verde que trepaba
por los árboles y se entrelazaba en sus copas. A todo el rededor se erguía una variedad de árboles,
una variedad de flores, toda una sinfonía de colores, una variedad de aves, una variedad de insectos
venenosos, animales salvajes y peligrosos; se extendía también un blando lecho de hojas como si se
tratara de una alfombra tendida; allá en lo alto las blancas cumbres nevadas sobre las montañas
negras, los rayos dorados del sol brillaban sobre la nieve como haciendo salir diamantes, grupos de
nubes adornaban el cielo como una flotilla de coloridos barcos sobre el mar azul. El recipiente de
nuestro corazón rebosaba. Nuestros ojos llenos de lágrimas saludaban la gloria que nos rodeaba.
¡No, no! Lo que ven los ojos es muy poco. Hay tanto más que no puede verse y que proclama los
juegos de Dios Todopoderoso. ¡Oh Señor! ¿Cómo creaste todo esto? Toda una variedad de
conciencia. ¡Estamos embriagados sin saber de qué gozar! Ahora podemos entender por qué los
Sadhakas corren hacia las cumbres de las altas montañas en busca de Dios Todopoderoso.
¡Bhagavan! ¡Nos postramos ante Ti! ¡Ante Tu maravillosa Creación! ¡Jai Sai Ram!

15 de Junio :

Hacia las 05:00 de la mañana estábamos todos vestidos, cubiertos con chales y con varas en
nuestra mano, y parados allí parecíamos grandes luchadores. Swami apareció entonces, vestido de
blanco como la luna, la regente del nenúfar. El chal blanco que Lo cubría lucía como un loto florido.
Sosteniendo un bastón blanco en Su Abhayahasta (Mano de la Protección), como Kaartikeya, Swami
se encaminó hacia nosotros con paso rápido y repartiendo sonrisas a Su alrededor.

“Han llegado ahora más caballos y más carros. Todos van a viajar en ellos; de lo contrario les
empujaré a todos al Alakananada…” Empalidecimos, mirándonos unos a otros pensamos que, de
todos modos, la elección del Alakananada parecía mejor que subirnos a esos caballos. Para cuando
Swami retornó, nos habíamos ido alejando subrepticiamente, tratando de evadirle por temor a que nos
hiciera montar a todos.

Swami Dayasagara (Océano de Compasión) regresó después de organizar a las personas


que irían en los carros y de que se calmara el alboroto entre los peones. Mientras avanzaba hacia
nosotros diciendo, “¿Oh, todavía están aquí?”, Le seguimos agradeciendo a nuestra buena estrella el
habernos librado de esta prueba.

Toda esta actividad resultó más ruidosa que el rugido del Ganges, el que seguía fluyendo y
ahogando su propio sonido en su corriente.

Después de caminar por una milla, nos sentamos sobre una enorme roca junto a Sai
Raghava (otro nombre para Rama en cuanto descendiente de la dinastía Raghu – N. de la T.)
Echando una mirada a nuestras expresiones de cansancio, Swami inquirió sonriente, “¡Cómo!
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¿Quieren encontrar a Bhadrinath aquí mismo?” Nuestra piel se descamaba debido al intenso frío, en
especial teníamos los labios partidos. Para el mediodía llegamos a Hanumanchatti. Habían llegado
más caballos y carros y, junto con ellos unos canastos. Estos eran muy extraños, similares a los que
se usan para acarrear las hojas de te. Más extraño aún era que iban a servir para llevarnos a
nosotros… ¡Oh Dios, qué es lo que no has descubierto! Esa Gran Mente que ha creado al
mismísimo universo, es un perpetuo manantial de grandes ideas, artes y novedosas actividades.

El canasto cuelga sobre la espalda del portador y está sujeto con fuertes correas que se
afirman en su frente. Mientras gozábamos de la cómica escena y ahogábamos nuestras risas,
Swami nos descubrió a Calcuta Sarojamma y a mí… ¡Esto se acabó! ¡Estamos perdidas!
Conscientes de que nos era imposible escaparle a la prueba, tratamos de escurrirnos, pero
escuchamos el dulce tintineo de la voz de oro, “¡Ea! ¡Vengan acá! Ustedes dos vengan a estos
canastos.” Nos sentíamos asustadas como conejos cogidos en la red del cazador. Kalyana Rama
(el Bendito Rama – N. de la T.) no se conmovió ante nuestras súplicas. Estábamos cogidas en el
anzuelo de Su presencia.

Swami me ordenó sentarme en uno de los canastos. Nuestras espaldas estarían apoyadas
contra las del portador al sentarnos en ellos. Si uno levanta la vista después de sentarse, es como
estar en un sofá. Tienen un soporte de madera para las piernas.

Dije, “¡Vaya, vaya! Esto es bastante cómodo…”, pero el portador me había puesto
rápidamente en el suelo, argumentando que pesaba demasiado para cargarme. Al oírlo, Swami se
rió de buena gana y yo me sentí avergonzada. Otra persona fue llamada. Pero me sentí mal,
cuando el portador hizo lo mismo que conmigo. Le suplicamos al Señor, “¡Swami! ¡No, Swami!
Sólo permítenos caminar contigo.” No haciendo caso de nuestros ruegos, Swami envió por otro
portador. Este aceptó cargarme y simplemente levantó el canasto conmigo. Swami se puso a reír.
Tuvimos la compañía de Lokanatham Tatagaru quien había sido llamado para ocupar otro canasto.
“¿Disfrutan ser cargadas por seres humanos?” Respondí que me sentía pecando. Swami replicó,
“Si todos pensaran como tu, ¿cómo podrían ganarse la vida? Este no es sino otro medio de
transporte.”

Antes de instalarnos en los canastos, le dijimos a Swami que si El aceptaba ir montado a


caballo, nosotros aceptaríamos ir en los canastos. Puede que ustedes piensen “¡Cómo se
atrevieron! ¡Hasta donde pueden ser impertinentes!” Mas esto era un afectuoso atrevimiento; era
humildad nacida del afecto. ¿Cuál era Su estado de ánimo? ¿Era favorable? Sea como fuere, y
para nuestra buena suerte, Dios se decidió a favor : Swami, benevolentemente, accedió a nuestro
pedido.

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EL AVATAR DE KALKI
Continuamos avanzando fatigosamente junto al Gangadhari (otro nombre para el Señor Shiva
– N. de la T.) mientras la Madre Ganges nos acompañaba a lo largo del trayecto. Para cuando
habíamos recorrido esta distancia nos sentíamos incómodos hasta con nuestro propio peso. Hasta
dar el siguiente paso resultaba difícil. Nuestro omnisciente Bhagavan sabía todo esto y había sido
justamente debido a ello que nos ordenara meternos en los canastos. Nos sentíamos contentas. No
estábamos conscientes de que había otro secreto escondido, el extraño modo de transporte nos
desconectaba. En estos momentos, Parthidhama, nuestro Señor, iba montado. Después de
avanzar algo más, podíamos ver claramente a Swami, debido a la altura. Este era un plan increíble,
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un Plan de Oro, un Plan Maestro, Sai Bhagavan se acercó más a nosotras, haciendo gala de buen
jinete; era majestuosa la manera en que estaba sentado en la silla, con las riendas en Su Mano… Un
caballo blanco, el cielo blanco, los arreos blancos, las blancas montañas, los blancos picachos, la
blanca vestimenta… ¡Qué espectáculo! La elegancia con que llevaba las riendas, el estilo con que
montaba, la grandiosidad que le prestaba el escenario, todo estaba más allá de cualquier felicidad, era
un festín para la vista. Hasta el Dios Sol montado en su carro tirado por siete caballos, palidece
hasta la insignificancia ante nuestro Señor. Como se dice, “Suryakoti Samaprabha” : Su resplandor
parecía rivalizar con el brillo de un millón de soles. No hay palabras para describir este Resplandor
Real. Mientras estábamos embobadas, Swami nos sonrió y nos dijo, “Vengan con cuidado”. Ofrecí
miles de saludos florales desde mi corazón a Sus Pies de Loto. Shri Raya Reddy Garu y unos
edecanes iban junto al Señor. Después de avanzar otro poco, Swami tocó suavemente al caballo con
Su Mano, lo que lo hizo salir al galope. Sus cascos no tocaban el suelo. Como un Pegaso alado, se
elevó en el aire, más rápido de lo que podía seguirlo la mente. ¡Definitivamente este es el Avatar de
Kalki! (¡Qué afortunados! Sai Bhagavan nos había bendecido con esta Divina Visión del Señor
Vishnu sobre un caballo blanco). ¡Esta es la forma de Kalki! ¡El es el Kaliyuga Narayana Mismo!
Estupefacta, saludé al Señor con las palmas unidas. Mientras estábamos mirando, partió como un
bólido. Nadie pudo seguirlo a esa velocidad. Nadie podía acercarse siquiera aunque hubieran
galopado. Ahora se acababa la alegría. El miedo nos rodeó como un incendio. No sentíamos latir
nuestros corazones. Alarmados, mirábamos inmóviles, como si hubiéramos sido estatuas.
Impotentes, éramos incapaces de soportar la extraña situación creada. Sudando profusamente, el
Gobernador se maldecía a sí mismo por haberle permitido montar a Swami. Indiferente a todo lo que
pasaba, el Señor volaba por los aires, como una flecha del Señor Rama. Todos estábamos tensos.
El sendero frente a nosotros era muy angosto. ¿Qué hacer su sucedía algo a esa velocidad?
Mientras este pensamiento se abría paso en mi mente, esta quedó en blanco. No obstante, después
de unos momentos, la velocidad disminuyó y todos dimos un suspiro de alivio. Raja Reddy avanzó
para alcanzar a Swami. Para entonces, nuestro Caballo de Oro había puesto sus cascos en tierra,
relinchando, piafando y sacudiendo sus crines. El Gobernador, aún agitado, interrogó al Señor,
“¿Qué pasa Swami?” Swami, calmadamente, respondió, “¿Por qué? ¿Qué sucede? ¿A qué viene
tanta tensión?” Nos dejó perplejos.

Realmente había sido una visión maravillosa. ¡Cómo podría describirla! ¡Cómo la relato!
Uno debe imaginársela. Pude ser testigo de todo, sólo porque el Señor me había obligado a viajar en
el canasto. Te estoy agradecida, ¡oh mi bienamado Sai! Repitiendo esto una y otra vez, ofrecía mis
respetuosos saludos.

También hay otro secreto escondido en todo esto. Antes, nunca habíamos tenido una
oportunidad para disfrutar y experimentar sin temor la serena y bella naturaleza a nuestro alrededor.
La tensión de resbalar en cualquier momento, impedía que disfrutáramos de tal experiencia. Cientos
de ovejas circulan por allí, entre el resonar de cencerros, cargadas con sacos de arroz y de trigo, con
los tribeños que gritan “¡Bhagal, bhagal!” (¡muévanse, muévanse!). Si no fuéramos por el lado de la
montaña, nos podrían empujar hacia el río allá abajo, sin preocuparse. Resulta atemorizante. Tanto
ovejas como caballos miden cada pisada por temor a caer hacia el valle, allá en lo profundo.
Después de descansar por unos momentos sobre las grandes rocas y calmar su sed con un agua
nectarina, los viajeros reemprenden su fatigoso andar, arrastrando los pies. Hay gentes de edad que
desean tener el Darshan del Señor Narayan, pese a tener los pies hinchados y heridos. Aunque les
asustan los avisos que rezan “Cuidado, desprendimiento de piedras”, todos siguen avanzando,
haciendo acopio de valor con el pensamiento de obtener la salvación.

Las oquedades de nuestro corazón estaban siendo llenadas con el esplendor del “Grisham
Rutu” (la estación de verano) que dispensaba su belleza con una variedad de árboles cuyas ramas se
inclinaban bajo el peso de la plena floración, con una infinidad de hierbas que formaban parte de los
recursos de la tierra y, además de todo ello, el río que nos invitaba a seguir para llegar a nuestro
destino. Un aspecto importante de todo este trayecto es la moraleja que encierra. Debemos
comprenderla en profundidad : “Mi viaje es el de llegar al Anantha Roopa (el Señor con infinitas
formas). Mi objetivo es el de alcanzar el destino. No pierdan de vista su meta.” Es la Madre
Ganges la que predica lo anterior.
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Sólo cuando uno viaja con desapego por la vida, uno puede llegar a visualizar, experimentar y
disfrutar la divinidad en cada partícula. Si uno viaja todo el tiempo con el ‘chinta’, el temor de resbalar
y caer a las profundidades, o el que una roca pueda caer sobre uno, o el que una oveja lo pueda
empujar, también su vida se convertirá en un ‘chinta’ – una preocupación, un problema.

Resulta irritante ser cogido en el ‘chintala santa’, el temor al sufrimiento en lugar de alcanzar al
Dios Todopoderoso que está más allá de todos los tipos de ‘chintas’. ¿Y qué si perdemos esta vida?
Las gentes dicen que llegamos a liberarnos si morimos en cualquiera de estos lugares sagrados. Y
es así que, ahora, en este viaje, tenemos una ventaja agregada, no solamente tenemos el Darshan
del lugar sagrado, sino también el Darshan directo del Señor. ¡Qué bendición!

Nacemos únicamente para morir. Mas esta es una muerte sin muerte. ¡Cuán afortunados!
Algunos peregrinos ya están retornando, contentos, después de haber completado su peregrinación
hasta Badri. No hay otro pensamiento en el Loto de nuestro corazón que el deseo y el reflejo de
Dios. No tenemos conciencia del día ni de la fecha que es. Nada tenemos que hacer con eso
ahora.

Los días simplemente pasaban de largo, sin consideración a la fecha o la hora, ya que
nuestros corazones se estaban regalando con el festín de algo sobrenatural, algo único, algo
inalcanzable y sin paralelo. Ello abarca todas las divinas travesuras (leelas) de Sai Dayamaya, el
Brahmandnayaka. En verdad, estos son nuestros días más auspiciosos, más afortunados, los días
Dorados.

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BADRI, EL MÁS SAGRADO


DE LOS LUGARES
Nuestro viaje junto al Señor Sai Narayana se desarrollaba muy tranquilamente. Nuestros
corazones se estremecieron de alegría cuando supimos que nos acercábamos a Badri. Cuando
estuvimos a sólo media milla de distancia, todos nos bajamos de nuestros respectivos modos de
transporte y seguimos al Señor. Estábamos muy cansados. A partir de Hanumanchatti, el camino se
vuelve muy irregular. Jadeábamos debido al esfuerzo. Las últimas tres millas habían representado
una difícil tarea ya que estábamos a una altitud de cerca de 3.000 pies (aprox. 2.600 metros). En
verdad deberíamos haber tomado en cuenta que ‘Badrinarayan’ también estaba allí. A cada paso
repetíamos “Sai Rama”, “Sai Krishna”, “Shiva Shiva”. Para cada paso nos apoyábamos
pesadamente en las varas que llevábamos en las manos. Nuestros cuerpos estaban bañados en
sudor. Los devotos se veían venir a bastante distancia, como asimismo los caballos que cargaban el
equipaje. A unos a unos quinientos metros antes de llegar al Ashram de Badri, Sai Bhagavan y el
Gobernador fueron recibidos por los residentes, con un Poorna Kalasam, el entonar de himnos y una
orquesta de cuerdas.

Entramos a Badri. Caímos en un ilimitado éxtasis. Mientras nuestras miradas recorrían el


entorno, una sagrada y fragante brisa nos trasladó a un mundo de trance. La conciencia despertaba
al mirar a las santas personas, vestidas con ropajes naranja, a los peregrinos y a los residentes. Al
tocar esa tierra, bendecida por el contacto con tantos hombres virtuosos y santos, nuestros corazones
se llenaron de divinas vibraciones. Los corazones expresaban su alegría tarareando gratos sones.
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¿Cuán sagrado es este lugar? Sólo es el resultado de nacimientos anteriores. Se le ofreció el


Arathi a Saikripanidhi. Todos Le presentaban sus respetos. Atendían al Darshan del Señor con los
ojos bien abiertos. El domo del templo parecía llamarnos con sonidos de alegría. El ‘kalasa’ de oro
(vaso ceremonial) que adornaba el pináculo del templo, resplandecía reflejando los rayos del sol.
Parecía darle la bienvenida al Parthi Narayana. Pequeñas tiendas, expendio de te, barandillas
abiertas se seguían en hilera. Nuestro campo estaba justo frente al templo. Se le dio una
adecuada bienvenida a nuestro Señor.

Eran las 15:00 horas, pero parecía como si el día recién comenzara y recién se viera la luz.
Al mirar hacia nuestro alojamiento, la fatiga se dejó sentir. Las piernas nos dolían. Como se dice,
hasta el Dios del frío sentirá más frío a la vista de una abrigadora manta, y se envolverá en ella tan
pronto la vea. A medida que entrábamos a Badri, nos iban aliviando de nuestro equipaje. La euforia
inicial del comienzo del viaje comenzaba a desvanecerse lentamente. Cuando habíamos partido,
llenos de entereza, llevábamos ropa de lana, botellas de agua, calcetines, lentes de sol, bolsos de
mano, bastones etc. A medida que aumentaba la distancia recorrida, iba disminuyendo el peso que
cargábamos. Después de haber cubierto la mitad de la distancia, tuvimos que renunciar a todo.
Envolvimos las botellas de agua, el bolso, el chal junto a la ropa de cama. Otras cosas se iban
poniendo sobre los caballos a medida que caminábamos. Por último, al llegar a Badri, no teníamos
en la mano nada sino un bastón. Sin esa vara sería imposible caminar. Era nuestra fuerza. Los
gritos de gozo llegaban al cielo cuando nuestro Señor entró al campamento junto a los devotos.
Lucía como la luna en medio de las estrellas. Vijaya Lakshmi, la Victoria, saludaba al
Vaikuntadhama, regocijada. Llegamos junto con Swami a lo que sería nuestro campamento. Era
un espacioso local para la caridad construido por los gujaratis. Había dos enormes salas. Varones y
damas fueron sentados por separado en ambas. Llegó entonces Sai Rama, todo sonrisas, y dijo,
“¿Les están danzando las piernas?” Como ya no nos quedaban fuerzas suficientes para responder,
sólo sonreímos débilmente. “Sírvanse todos su comida, vayan a darse un baño en los manantiales
calientes y regresen. Les resultará muy refrescante”, dijo Swami. Después de comer opíparamente,
todos nos dirigimos a zambullirnos en las calientes aguas termales.

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LAS FUENTES TERMALES


La creación de Dios es incomprensible e inconcebible. Es una maravilla. Sólo Dios
Todopoderoso sabe lo que le proporciona salud y felicidad a las gentes en diferentes lugares. De
acuerdo con eso va creando en esos mismos lugares, los medios adecuados. No cabe duda que
nadie más que Dios Todopoderoso se ha preocupado por ello. Estas fuentes termales se conocen
como “Tapta Kundalas”. Son como una inmensa alberca, tanto que unas 200 personas pueden
sumergirse allí al mismo tiempo. Sin discriminación alguna de géneros, tanto hombres como mujeres
estaban dándose el sagrado baño. Las aguas son sulfurosas y no se puede usar jabón en ellas.
Hay dos perforaciones en un rincón de esta alberca : de una de ellas brota contínuamente agua
caliente y agua fría de la otra. El agua tiene la temperatura adecuada como para que nos bañemos
en el punto en que ambas corrientes se mezclan. No podríamos sumergirnos sólo en el agua
caliente, ya que nos quemaría el cuerpo. Representa un indescriptible signo de amor de Dios
Todopoderoso el crear manantiales de agua caliente en un lugar el que el frío clima le hacer tiritar a
uno. Una señal de Su bondad y Su previsión. Además, una inmersión en estas aguas sulfurosas le
alivia a uno de todos los dolores corporales. Hay una suerte de energía que se crea en el cuerpo y
uno se siente muy liviano después del baño. ¡Bhagavan! ¡Oh Brahma el Creador! ¡Mil
reverencias a Tí!
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¿Cómo se Te ocurrió crear un problema y mostrar de inmediato una solución adecuada?


Crear una dolencia y entregar una medicina que la cure. ¡Qué astuto eres! ¡Oh Brahma, qué
destreza hay en Tu creación! ¡Es una maravilla de maravillas! ¡Un prodigio sin igual! ¡Nadie
podrá ver nunca un tal portento en parte alguna! Esto no es más que digno de Ti. Tan sólo la
mezcla proporcionada de agua fría y agua caliente es una maravilla. Además, ¿conoce alguien el
sitio en donde nacen estos manantiales? ¿Sabe alguien cómo fluye el agua entre las montañas, sin
construcción de ninguna especie? ¿Qué ingeniero lo ha diseñado? ¿Qué inteligencia lo ha
inventado? ¡Sólo Dios, el Ingeniero de Ingenieros, el Creador de la Inteligencia, El que todo lo sabe.
La ingenuidad de la creación de Dios está más allá de la comprensión del cerebro o del intelecto
humanos. “Brahmavid Brahmaiva Bhavati” – “Sólo aquellos que conozcan al Brahma llegarán a ser
Brahma ellos mismos”. Somos necios ni siquiera tan avispados como para usar adecuadamente lo
que Dios Todopoderoso ha creado con todo Su afecto. Imaginen que intentemos comprender los
Leelas místicos del encantador Sai.

Se dice que este manantial se origina en “Garuda Sheela”. Según reza la historia, Agnideva
el Dios del Fuego, cayó víctima del enojo del sabio Bhurgu. Este le maldijo, diciendo que iba a
quemar indiscriminadamente tanto a los buenos como a los malos. Después de hacer rigurosas
penitencias, el Dios del Fuego fue bendecido por Sriman Narayana. Según se ordenara, “el Dios del
Fuego mismo asumió la forma de Tapta Kundala (el manantial caliente) y le está otorgando felicidad al
género humano”. De las dos perforaciones en la alberca una es grande y la otra, pequeña. La
primera se conoce como “Narasimha” y la otra como “Lakshmiji”. A los dos lados de los muros dentro
del manantial, encontramos representaciones de “Lakshmi Narayana”, las vacas y terneros y también
las Gopikas. Esto no es hecho por mano de hombre. Todos creen firmemente que es una creación
Divina. Allí se encuentra la Kamadhenu (la mitológica vaca de la abundancia, con cara de mujer y
cuerpo de res, la que se supone concede todo lo que uno desea) cerca de las perforaciones. ¡Y es
desde su ubre que mana el agua! ¿Bhagavan, el tesoro de Tu amor sobrepasa toda imaginación!
Kamadhenu - Gomata (la madre de las vacas), Poojamatha (la madre que ha de ser adorada),
Varalamata (la madre que otorga mercedes), ¿quién más puede derramar afecto como no sea LA
MADRE? ¿Oh Madre! ¡Jaganmohini! Podemos sentir como fluye el agua, colocando las manos
cerca de la ubre. Esta agua es fresca y dulce. Uno se convierte en un alma afortunada al beber esta
agua sagrada. Cuán afortunado es uno al haber nacido como ser humano. Pase lo que pase, nadie
podrá cambiar jamás la voluntad de Dios Todopoderoso. No hay más palabras, sólo habrá que
asombrarse frente a los Leelas de Bhagavan, las que desafían a toda descripción.

Nos sentimos felices sólo mientras permanecimos en el agua – su tibieza mantenía caliente al
cuerpo y nos llenaba de una suerte de sensación de bienestar. Una vez que uno sale del agua,
sucede todo lo contrario – los dientes castañetean, el cuerpo se encoge y tuerce debido al frío
ambiente. Y era aún peor sin poder quitarse las ropas mojadas. La helada brisa nos hacía tiritar.
No obstante, el cuerpo se sentía liviano, todos los dolores habían desaparecido. Toda la fatiga se
había desvanecido. Muy cierto, por mucho que hablemos o que alabemos los divinos Leelas de
Dios, nunca será suficiente.

Uno podrá entrar a una laguna llena de caimanes,


Dormir sobre el montículo de las serpientes,
Vagar por la selva donde merodean los tigres
O construir una casa en medio de una corriente.
Uno podrá encontrarse entre los elefantes
Que se han vuelto salvajes,
Uno podrá juntar todos los montes
Y convertirlos en polvo.
Uno podrá poner la cabeza bajo la piedra del molino
Y aún sobrevivir.
Uno podrá hacerse parte del viento
Y volar por todas partes,
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Uno puede contar las estrellas…


Mas, uno no podrá comprender ni jota
De los Leelas Divinos.
La palabra de SAI es sólo LA VERDAD.

Cuando llegamos a nuestro campamento, nuestro Señor vino hacia nosotros sonriendo como
un Loto, e inquirió, “¿Cómo están esos dolores de cuerpo? ¿Les está yendo bien?” ¡Swami!
¡Cuán maravillosa es la Creación de Dios! En este clima helado resulta tan reconfortante el contar
con Manantiales Calientes y agua sulfurosa! Mientras yo musitaba estas palabras, Swami dijo,
mientras levantaba los ojos y gesticulaba con las manos, “¡Vaya! ¡Estás hablando muy
favorablemente! ¿Es realmente tan maravilloso? Es que yo no tomé un baño. Es por eso que no
lo sé…” Nos quedamos atónitos al escuchar estas palabras de Swami, dichas con una expresión de
absoluta inocencia. ¡Vaya, qué inteligente! Entonces dijo, “Se que fue algo incómodo el que
hombres y mujeres tomaran el baño juntos. Por eso he enviado a los edecanes para que hagan
arreglos y puedan bañarse por separado. También les pedí que levantaran pequeñas tiendas con
esteras, las que serán cómodas para cambiarse de ropa.”

La disciplina es de la mayor importancia para Swami. Tiene en alta estima la cultura india.
Le disgusta la idea de que hombres y mujeres actúen entremezclados. En cosa de minutos, Sus
órdenes fueron implementadas. En adelante, todo resultó cómodo y apacible.

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EL LUGAR SAGRADO
El santo lugar de Badri representa una sagrada morada. Es un lugar para la iluminación de la
mente. Un lugar lleno de portentosos Leelas. Las escrituras han estado reiterando de tiempo en
tiempo el hecho que la vida es fútil si uno no llega a visitar Badri. En todas las 18 escrituras se dice
que Badri no sólo es un gran lugar para el culto, sino también es un festín para la vista. Situado a
una altitud de aproximadamente 3.000 metros (10.244 pies) a los pies del Monte Narayana (Narayana
Parvath), junto al sagrado río Alakananda que brilla como una joya en medio de la bella naturaleza, se
encuentra el Badrikshetra, proclamando el objetivo último.

Badrikshetra se yergue como una fortificación, flanqueado por los altos montes Nara y
Narayana y con los magníficos Himalayas como telón de fondo. La montaña Neelakanta, la reina de
los Himalayas, con sus cumbres cubiertas de nieve que parecen enlazar el cielo con la tierra, se
levanta como un gran quitasol coronando el sagrado sitio. Al toque de los rayos del sol, emana el
vapor como humo desde las nevadas cumbres y parece juguetear allá arriba, en el cielo. La Madre
Ganges, como indecisa de dejar a Su amado Señor, juguetea alegremente por cientos de curvas y
repliegues. Devolviendo los ecos de los gozosos gritos de “¡Badrivishal Ki Jai!” de los extasiados
devotos, con sus mentes concentradas por completo en el Señor, el Sagrado Badrikshetra se
mantiene graciosamente acurrucado en el suave regazo de la Madre Naturaleza. ¿No perderá su
valía la persona que no visite un kshetra así? Cada ser humano debiera, por último, sumirse en los
pies de loto del Señor Todopoderoso con ánimo gozoso, después de haber experimentado la
Divinidad, siendo testigo, admirando y disfrutando de la hermosura de la naturaleza.

Sin emitir sonido alguno, este sagrado lugar está llamando a los peregrinos hacia su vasto,
encantador, extraño y original reino.
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“Ekam Yeva Advitiyam Brahma”, comprobando este dicho védico de que “Brahman es uno y
único, y no hay un segundo como Él”, el sagrado sitio de Badri, la cumbre de la belleza, confirma el
hecho de que todos los seres humanos, sin que importe su casta, credo, religión o nacionalidad, son
hijos del Señor Todopoderoso.

Este es el lugar de nacimiento de los Vedas, los Vedangas o Upanishads y de las personas
védicas. Según las escrituras, este lugar se extiende entre el Nanda Prayaga y el Kesava Prayaga.
Además de ser un lugar sagrado, es también un lugar de conocimiento espiritual, y como tierra de
conocimiento, también es tierra de Salvación.

Como lo cantara en su obra “Yendaro Mahanubhavulu Andariki Vandanamulu” el gran poeta y


compositor Thyaga Brahma, es este un lugar sagrado en el cual millones de grandes almas y
personas divinas alcanzaran la salvación por medio de penitencias y dhyana. También es la sagrada
tierra en la que se manifestara a Sí Mismo el Señor Sriman Narayan. Y no solamente entonces,
también ahora el lugar es espiritualmente activo y se le conoce como el Vaikunta en la tierra. ¿No es
cierto que el Señor Shiva reside en el Himagiri con Su consorte Himagiri Tanaya (hija del rey
Himalaya)? ¿Necesitamos de más pruebas? En esta tierra hicieron penitencia para alcanzar sus
deseos, además de seres humanos, danavas (demonios), devatas (seres celestiales) y Avatara
Purushas (seres divinos en forma humana). Muchas grandes almas como Vyasa, Kubera, Hanuman,
Karna, los Pandavas, Adi Shankaracharya y muchos otros, anduvieron por aquí. Las partículas de
polvo de sus pies han llenado este lugar y el aire que lo envuelve, con una Divina ebriedad.

El Señor Vishnu en Sus encarnaciones como Varaha y Narasimha hizo penitencia en este
sitio, para morigerar la furia que Le llenaba en esos Avataaras. Este es también el sitio en que se
escribiera la grandiosa historia épica del Mahabharata. Para liberarse del pecado de haber cortado
la quinta cabeza de Brahma, el Señor Shiva hizo penitencia aquí también. El Señor Krishna le ordenó
a Su amigo Udhava que pasara aquí el resto de su vida. Este es el lugar en que el Señor Rama
anduvo errante con la Madre Sita. Lo que sabemos es muy poco. Numerosas grandes almas
invisibles y distinguidos devotos que anhelaban la riqueza de la salvación, la alcanzaron y llevaron
vidas de plenitud en esta sagrada tierra.

Incluso hoy en día se pueden ver santones que, con la meta de alcanzar la salvación, están
haciendo penitencia, sentados en ‘padmasana’ en grutas y cuevas bajo la sombra de los grandes
árboles, a lo largo de las riberas del río Alakananda. Algunos no llevan más que un taparrabos por
vestimenta, están muy quietos, con los ojos entrecerrados y su cabellera enmarañada. A veces sus
uñas miden de 5 as 6 pulgadas de largo. Sus cabellos y barbas llegan hasta el suelo. A pesar de
verse flacos y desnutridos, se puede observar un raro resplandor en sus rostros. En esta oscura era
de Kali, en donde pareciera no quedar lugar para la fe, el “Naranarayana Gufa Ashram” le ha
comprobado exitosamente a todos la existencia de santos que se retiran para hacer penitencia. Los
miembros de este Ashram están alcanzando la salvación con la inmensa Gracia y las Bendiciones de
Bhagavan Sri Sathya Sai Baba. Esto fue algo único que ocurrió hace aproximadamente quince años
atrás. Llegaban hasta allá, para compartir el Prasad que ofrecían los miembros del Ashram, grandes
y ancianos sabios de 100 y 200 años de edad, santos que llegaban hasta allí transportados por sus
alas y grandes hombres inmortales. Hemos sabido también que fueron bendecidos por con el
Darshan del Señor Parthivasa Mismo. Son muchos los que fueran testigos de lo que allí sucedía.
En verdad debe ser el resultado de muchos nacimientos previos el que tengamos ahora la buena
fortuna de sentar pie en este grandioso lugar sagrado y de poder experimentar esta divina dicha en
presencia del Señor de Kailasa. Será fácil, por virtud del sereno entorno que nuestras mentes
queden encantadas y sumidas por completo en la imagen del siempre sonriente Señor.

Estos cuerpos que disfrutan de esta embriaguez sin mayor esfuerzo ni problema por tan largo
tiempo, deben ser ciertamente los benditos dones de nuestro Señor Sai Easwara. Resulta
emocionante conocer los simples hechos de que gentes de distintas nacionalidades, religiones,
idiomas – sin sentirse en absoluto ajenas y llevadas por un solo pensamiento, una sola mente y una
sola devoción, se reúnan aquí para vivenciar a Dios. “Sarvam Vishnu Mayam”(el universo está
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lleno de Vishnu), “Sarvam Brahma Mayam” (el universo está lleno de Brahma), “Sarvam Shakti
Mayam” (el universo está lleno de Shakti) y, por último, todo aúna en “Sarvam Sai Mayam”.

Las gentes aquí visten ropas abrigadas debido al frío clima. Llevan rojos puntos de ‘kumkum’
sobre la amarilla pasta de sándalo. Las mujeres visten, ya sea una falda larga y medio sari o un sari
regular, con el ‘pallu’ por sobre el hombro izquierdo.

De los grifos fluye ininterrumpidamente, de día y de noche, pura agua del Ganges. Se han
construido galpones para comodidad de los peregrinos. Y, camino a Badri, es de conocimiento
general que Pandukeshwar es celestial y Hanumanchatti es el Portal hacia la Salvación.

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EL TEMPLO DE BADRI
El Templo de Badri Narayana está ubicado mirando hacia el este, ya que su Señor es el Dios
Sol. Este templo atrae a todos por igual. El kalash de oro (el sagrado recipiente colocado sobre el
pináculo de la torre del templo) resplandecía con miríadas de rayos reflejados del sol. Y, a la luz de la
luna, brilla esplendoroso reflejando los colores del arco iris. En nuestros corazones hacían eco los
tintineantes sonidos de las campanillas del templo. Ascendiendo por las amplias escalinatas nos
venían a la memoria las grandes almas que las habían pisado y que habían santificado el lugar con el
polvo de sus pies. Les rendimos homenaje aplicando este santo polvo en nuestras cabezas.
Recordamos todos los relatos de Swami. El templo era relativamente pequeño. A ambos lados de
la entrada vimos las estatuas de Hanuman, Ghanesa, Ghantakarna y Garuda, Más allá hay un
amplio vestíbulo que puede acoger aproximadamente a unas 50 personas a la vez. A continuación
se encuentra el sancta sanctorum que es muy pequeño y, escasamente puede acoger a unas 10
personas. Dentro de él hay una imagen de Badri Narayan sobre una losa negra. Hacia el lado sur
hay unas imágenes como de serpientes. Dentro del mismo recinto hay también un pequeño templo
para la Diosa Lakshmi. Junto al templo se ubica la cocina, en la que hay un tubo del que fluye
permanentemente agua del Ganges. Dice la historia que el Señor Narayana llegó primero y que Su
consorte, Lakshmi, llegó más tarde para cocinarle a Su Marido. Aquí se la llama ‘Lakshmiji’. Está
ataviada con vestimentas de brillantes colores. La visten por completo con una falda, medio sari y un
velo. Lleva varias joyas, como el anillo nasal, pulseras, collares y otras. Sus trajes son maravillosas
artesanías y están decorados también con pequeños espejos. En cierto modo nos recuerdan las
ropas de los Lambadis (tribeños de Andhra). Lakshmiji es adorada aquí con la ofrenda de pedazos
de blusas.

Detrás del templo, a mano derecha se encuentra una gran sala en la que Adi Sankaracharya
está sentado sobre un alto solio. Junto al templo hay un recinto en el que se practica generosamente
la caridad. Hay un fuego encendido perpetuamente en un Homagunda (lugar para el fuego
sacrificial) frente al templo. Las gentes contribuyen con donativos. Se venden boletos para
diferentes tipos de culto, como Arcanas y Abhishekas. A diferencia del sur de la India, en donde se
ofrendan frutas, leche y nueces de coco como ‘Prasad’, las ofrendas aquí se componen
principalmente de bloques de azúcar, pasas, dátiles secos y granos de maíz y garbanzos rojos. A
Dios se le ofrendan confites. En el sancta sanctorum hay una lámpara perpetuamente encendida –
su luz hace brillar el amor dentro de nosotros y trae consigo la gracia de Badri Narayan. Los
sacerdotes aquí visten largos abrigos, a diferencia de los del sur que usan un paño a guisa de falda
atado a la cintura y otro para cubrir el torso. Aquí se conoce a los sacerdotes como ‘Raaval’. Son
descendientes de la casta Brahmin de Namboodripad. Se mantienen castos a lo largo de toda su
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vida. El nuevo titular es llamado ‘Nayab’. Son designados como sacerdotes luego de haber sido
muy bien instruidos en todo tipo de adoración. Sólo personas de la comunidad Brahmin de las aldeas
de Dimmer, Ommat, Saaki, Regan etc. son enviadas como asistentes para los Raaval.

Muy temprano en la mañana los sacerdotes despiertan al Señor Narayana y a Lakshmiji


haciendo resonar el gong y entonando cantos védicos. Uno podría alcanzar la salvación obteniendo
el Darshan del Señor en esos momentos. Luego son santificados los ídolos con agua tibia, leche y
requesón. Dios es adorado allí con la ofrenda de flores perfumadas traídas desde el ‘Badrivan’ (un
jardín cercano al templo). En los meses de julio y agosto se pueden ver hermosísimas flores de
todos colores sobre las más variadas plantas diseminadas por vastas áreas. Es una maravillosa
vista. Hay flores muy delicadas. Se fabrican guirnaldas con rosas, lotos y sagradas hojas de
albahaca para decoración. Estas se hacen muy apretadas, por lo que no lucen tan vistosas como las
que se hacen en el sur. Después de los rituales de la mañana, Abhishek y Arcana, se presentan
ofrendas en cinco pocillos de plata llenos con una variedad de frutos secos y ‘kheer’. Esto se
denomina ‘Baal Bhog’, en tanto que la ofrenda de la tarde se llama ‘Maha Bhog’. Después del Maha
Bhog se cierran y son abiertas más tarde, alrededor de las 16:00 horas.

Los devotos llegan en gran número durante el mes de mayo, cuando se reabren las puertas
del templo que han estado cerradas en la época del invierno. Para darle cabida a la contínua
corriente de peregrinos, las puertas del templo se mantienen abiertas desde las 05:00 hasta las 21:00
horas en la noche. Para los días festivos importantes se realizan poojas especiales. Nos
quedábamos extáticos escuchando los cánticos védicos del Shukla Yajurveda y el melodioso
acompañamiento de los ‘keertanas’. El sonido de las campanillas por un lado que abrían nuestros
corazones, y los alegres gritos de los devotos, por otro, nos hacían quedar como en un ánimo de
trance. Si nos preguntáramos si era un festín para la mente o para el corazón, habría que responder
que era un festín para cada parte de todo el cuerpo. Nos embargaba una inexplicable y dulce
experiencia. En las noches, Bhagavan es adorado entonando el total de Sus mil nombres, el “Vishnu
Sahasranaama”, ofrendas de Bhog después del Arathi y el recitado del mantra Pushpa. Más tarde, se
retiraban uno tras otro los enjoyados adornos de la divina pareja, con el acompañamiento de himnos.
Después de recitar el Mukunda Maala e himnos, los ídolos de Lakshmi Narayan, los eternos novia y
novio, eran colocados el uno junto al otro y se les cubría con un solo chal. Se les hacía dormir
cantándoles canciones de cuna. La entonación de los himnos y todos los demás cánticos son muy
peculiares aquí. Las melodías se alargan.

Con esto se da por finalizado el programa del día. Se cierran las puertas del templo. Esto le
permite a la “eternamente activa pareja celestial” el descansar un poco. No obstante, como las
puertas del frente del templo permanecen abiertas, los devotos están contínuamente entonando
cánticos en alabanza al Señor. De esta manera se continúa, musicalmente, la expresión espiritual de
las historias de Dios Todopoderoso. Entonces, ¿tendrá la oportunidad de dormir bien la Pareja
Divina? Mas, por qué habría de requerir del sueño, cuando su existencia misma está dedicada a los
devotos. La entonación del nombre de ‘Hari’ es tan contínua como el fluir de aceite. Una rara
felicidad y un éxtasis indescriptible nos embargan y nos transportan hacia el mundo de la imaginación.

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EL SEÑOR BADRI NARAYAN
Hay una larga historia con respecto a la existencia de Badri Narayan. Y muchas son las
historias que están en boga acerca de Su ídolo. Fue Sri Adi Shankaracharya el que consagrara
primero el ídolo de Badri Narayana en este sitio. El culto a los ídolos en esta parte del país
representaba un fenómeno muy raro antes de la visita de Adi Shankara a este lugar. Sin embargo,
cientos y miles de sabios y grandes hombres que llegaban hasta aquí con la intención de lograr el
darshan de Bhagavan, eran cautivados por la serena atmósfera que rodeaba el lugar, por lo que se
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quedaban aquí para hacer penitencia. Las gentes de las castas inferiores que pertenecían a la
región, tenían el hábito de sacrificar animales en el nombre de Achari, Yaidi y Bhoot y adoraban a la
Diosa Madre. Solían adorar también las diversas formas de la naturaleza como los árboles, las rocas
y las cavernas. Eran gentes de contextura fuerte, habiendo sido criados en el tibio regazo de la
Madre Naturaleza.

Las gentes de la India del Norte nunca mostraron interés por esculpir ídolos. A diferencia de
los ídolos del sur, éstos no eran bellos. Usualmente sus ojos son muy grandes. La mayoría de los
ídolos fueron esculpidos en mármol, piedra de la que se dispone en cantidad. En el sur, en tanto, es
la piedra negra (granito) la que se emplea con este propósito.

Adi Shankara quien llegara a Badri en Su divino viaje de conquista, recordó la promesa que le
hiciera el Señor Shiva a Sus devotos del Kali Yuga. Él era una eminente personalidad, conocedora
del pasado el presente y el futuro. Entró al Noradakant y trajo consigo un Saaligrama (una especie
de amonita adorada por los Vaishnavitas en cuanto una forma de Vishnu) que poseía un poder sin
igual. Entonces, la consagró en el Garudasheela, un lugar en el que se originan las aguas termales.
Este Saligram permaneció en Garudakota hasta el siglo XV. El Señor Todopoderoso se apareció en
un sueño del rey Garewal y le instruyó para construir un templo en Badri y consagrar allí al Saligram.
Este rey sufría de lepra y, pese a los múltiples medicamentos que se le aplicaban, no sanaba. Fue su
fe implícita en el Todopoderoso lo que le alivió, finalmente, de sus sufrimientos. Como señal de
gratitud, construyó el templo en Badri e instaló allí el Saligram. La reina Ahalyabai proveyó una
cubierta de oro para el techo del templo. Extrañamente, todos los ídolos instalados por Adi Shankara
tenían formas peculiares. El más inusual de todos es uno en Joshimutt.

Fueron Sri Padma Padacharya y Totakacharya, los principales discípulos de Adi Shankara, los
que primero adoraran el Saligram en Badri. Más adelante, debido a las disputas que surgieran entre
los Shaivitas (adoradores del señor Shiva) y los Vaishnavitas (adoradores del señor Vishnu), la
administración del templo fue asumida por el rey de Tehri. Hasta cerca del siglo XVIII, los regentes
de Tehri solían consultar a los Brahmines Namboodripad, pertenecientes al culto de Shankara en el
sur de la India, acerca del programa que habían de mantener. El rey de Tehri le entregaba
vestimentas oficiales, un par de ajorcas de oro, los recipientes de plata requeridos para el culto, a este
Raavalsaab y al Nayab Raaval que le seguiría. Por lo regular, el templo de Badri se abre el 12 de
mayo de cada año, el día de Akshaya Triteeya que es especialmente auspicioso. Es un día muy
sagrado que cae dos o tres días antes de la transición del sol hacia la constelación de Tauro en el
zodíaco. En un momento auspicioso, se lleva a cabo una reunión en el recinto del templo para tomar
decisiones en cuanto a las futuras acciones y los variados programas que se desarrollarán y a la fecha
en que las puertas del templo se volverán a cerrar para el invierno. Por lo general, las puertas se
cierran alrededor de la tercera semana de noviembre, cuando el sol entra a la constelación de Scorpio
en el zodíaco. En esta fecha, también los sacerdotes regresan a sus lugares nativos.

Las réplicas de los ídolos principales son trasladadas al templo de Yogabhadri en


Pandukeshwar en donde los Brahmines les rinden culto. Aquí es la comunidad de Brahmines del sur
la que lleva a cabo los rituales diarios.

En este sagrado templo de Badri, Dios Todopoderoso, Narayana y la Diosa Lakshmi, son
adorados durante seis meses del año por seres humanos y por seres Divinos durante los restantes
seis meses. Esto se debe principalmente al intenso frío y a las nevadas que comienzan a caer a partir
del mes de noviembre. Cuando el lugar queda cubierto de nieve, resulta inhabitable para los seres
humanos normales. Tan pronto como se cierran las puertas del templo, las deidades son adoradas
por Narada, el que ronda por los tres mundos, los Dioses y los Semi-Dioses, Grandes Sabios y
personas de origen Divino que llegan hasta el lugar. Estas deidades que son adoradas por humanos
durante seis meses del año y por Dioses por los restantes seis meses, son excepcionalmente divinas
y son veneradas por toda la humanidad. Las puertas del templo se clausuran después de haber
llevado a cabo el total de los dieciséis métodos de adoración conocidos comúnmente como
“Shodasopachara pooja”. Antes del cierre, los ídolos de Lakshmi y de Narayana son decorados con
flores y adorados con la debida devoción. Se enciende una lámpara, un Akhandajyothi, que se
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mantiene ardiendo. Un vaso lleno de leche es colocado cerca de los ídolos, y ellos son cubiertos por
un chal. Luego se procederá a cerrar las puertas del templo, mientras se entonan himnos védicos.

Cuando el templo es reabierto seis meses después, con los cánticos prescritos en las
escrituras, las flores lucen frescas y esparcen su fragancia, como si hubieran florecido recién. El
Akhandajyothi continúa ardiendo con todo su esplendor. Hasta la leche en el vaso se ha mantenido
fresca como recién vertida. El fuego en el Homagunda sigue ardiendo y no se ha extinguido. Todo
esto vale para probarnos que durante estos seis meses las deidades han estado recibiendo
regularmente las oraciones. Se puede observar un lustre inusual en los rostros de las deidades de
Lakshmi y Narayana. Los frescos rayos de luz que emanan de ellas crean un sin igual sentimiento de
devoción y una ilimitada paz en los corazones de los devotos, los que se sienten hechizados por todo
aquello. Tanto lo Dioses como los seres humanos adoran eternamente a Lakshmi y a Narayan. Ellos
son ensalzados por los Dioses inmortales, los mortales comunes y los grandes sabios. Así como
son, perennemente auspiciosos y dotados de todas las virtudes que irradian. Con una grandeza
indiferente, son la personificación de la filosofía de alto nivel. Son la pareja divina que será glorificada
por todos y cada uno por mientras sigan existiendo la luna y las estrellas. La sagrada pareja es
vestida con ropajes oscuros y la decoran con cúrcuma, polvos de sándalo y otros materiales
fragantes. Llevando coronas sobre la cabeza y un diamante sobre la frente como marca de su secta,
además de todo el resto de la costosa joyería, las deidades brillan como favoreciendo a sus devotos
con el tercer ojo y asegurándoles su protección.

Nosotros somos bendecidos con el Darshan del Señor Narayana, quien se ve en postura de
meditación, totalmente inmerso en el Dhyana, las manos cercanas la una a la otra y la cabellera
cayendo sobre Sus hombros. Con Su encantadora sonrisa, atrae a los devotos a experimentar Su
divino Darshan. Otro sagrado aspecto aquí es que a cada devoto, el Señor le parece ser su propia
deidad tutelar. De acuerdo a algunos, está sentado en el Siddhasana (la Pose Perfecta), una de las
cuatro posiciones prescritas para el Japa y el Dhyana, en tanto que, según otros, está sentado en el
Padmasana (la Pose del Loto), la que es la principal de las cuatro prescritas. Es la mejor posición
para la Contemplación. El Señor Narayana aparece como el Señor Shiva con cinco rostros a los
Shivitas, a los adoradores de Shakti se les aparece como Bhadrakaali y como Nirvana Trithankara a
los Zaínos. (El rey de Vaikasana tuvo la suerte de obtener el darshan directo de Sri Ramachandra.).
Sin embargo, al encontrar al Señor Narayana en el asiento de Urvashi uno se verá expuesto a una
ilusión engañosa, ya sea uno un soltero casto, un gran asceta o incluso un gran santón. Cada cual se
verá sumido en un mundo ilusorio al ser atraído por ese arte de infinita felicidad y esa encantadora
belleza. Desde una distancia parecerá Bhagavan Buda. Esto es una realidad. Nosotros mismos la
experimentamos. Cuando la deidad está decorada con pasta de sándalo, parece tener la forma de un
Linga. Hay adornos de plata que rodean al ídolo y a ambos lados encontramos a los hermanos
Narayan en Padmasana y a Nara en Dhanurasana. Al lado derecho se ve el rostro de plata del rico
Kubera y al izquierdo, se puede ver a Garuda, Udhava, Vinayaka y, justo debajo a Narada. En la
parte de atrás encontramos a Lakshmiji. El templo es santificado en todo momento con el poder
espiritual que recibe del Sudarshana Chakra (el arma en forma del disco del Señor Vishnu) de plata
que fuera colocada en este templo. Los pilares a ambos lados están adornados por el Dios del Sol y
el de la Luna. Las lámparas usan ‘ghee’ como combustible y arden contínuamente iluminando el
templo. El Señor Todopoderoso Mismo ha proclamado que cualquiera que Le sirva y adore con
genuina devoción, será llevado por Él mismo a la morada de la salvación, aunque sea el peor de los
bellacos o un ferviente devoto. Toda esta información reitera el dicho que reza “Dios es solamente
uno, la Verdad es una solamente y Todos son los Bienamados hijos del Dios Todopoderoso”. No hay
diferencia alguna entre Shivitas, Vaishnavitas o hasta Zainos. Se ha demostrado más allá de toda
duda que Badri Narayan es la “Forma Única de todos los Dioses”. Todos y cada uno Le adoran y Le
sirven. Él es el Uno con innumerables nombres y formas. Él es el Uno que es amado por todos los
mundos. Todo esto es algo comprobado más allá de toda duda.

Hay miles y miles de personas que visitan innumerables sitios sagrados intentando encontrar
algo de paz mental. Cuando han fracasado en encontrarla llegan, por último, al Badri Kshetra. Es
aquí en donde encuentran no solamente la paz mental, sino también la salvación gracias al divino
Darshan del Señor Narayana. Entre tales devotos podría mencionarse a Prahlada. Él fue
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bendecido por el darshan de quien es el más venerado de todos los Dioses. Cuando pensamos
acerca de nuestra buena suerte de obtener el darshan del tan sagrado y venerado Badri Narayan
junto a Bhagavan Sai Narayan quien es Él Mismo el ‘Sathya Narayan’, no sería una exageración
decir que vivimos una sensación maravillosa, que nuestro cuerpo se estremece de alegría, que
nuestros ojos se llenan con lágrimas de felicidad y que nuestros corazones danzan en un océano de
gozo. No tenemos con qué pagar la infinita gracia y benevolencia que nos ha conferido el Señor. No
se nos habría otorgado esta buena suerte a no ser por Su bondad.

¿Podíamos haber imaginado alguna vez tener el darshan de la DIVINIDAD junto al DIVINO?
Estamos endeudados de por vida a nuestro Señor por esta maravillosa experiencia. Por mucho que
elevemos nuestra voz y pregonemos las consignas “¡Jai Badri Vishal Ki Jai!”, “¡Jai Parthi Vishal Ki
Jai!” no sería suficiente. Todo lo que podemos hacer es convertir este Amor Divino de Swami en
‘ACCIÓN’ y lanzarnos a la arena del SERVICIO empleando el TIEMPO de la mejor manera posible,
para, finalmente, fundirnos en el Dios Todopoderoso que está más allá del tiempo.

Al entrar al sancta sanctorum en Badri y observar todos los detalles, luego de tener el darshan
del Señor Badrisai, nos damos cuenta que todo lo que nos narrara Swami era verídico hasta la última
palabra. Todo lo que Swami había descrito se encontraba allí, justo frente a nuestros ojos. No
obstante resultaba embarazoso escuchar a algunas personas haciendo suyas las palabras de Swami
sobre los detalles del templo. Sabiendo muy bien que Swami es el “Creador de Todo”, que es el
“Todopoderoso” y la personificación de “Todas las Formas”, no es correcto de nuestra parte el hacer
nuestras Sus palabras. Esto sirve para abrirnos los ojos. Es una lección. Es un intento de Swami
para probar que Badriswara es Parthiswara y que Parthiswara es Sarveswara. Ese es el
propósito de este viaje junto a Swami.

¡Cuán bendecidos somos, Swami! ¡Cuán bendecidos!

16 de junio :

La mañana del 16 de junio fuimos todos al templo. Nos sentíamos subyugados por el resonar
del nombre de Badri Vishal como si su eco se extendiera por todo el universo. Cada pulgada del
cuerpo se estremecía de felicidad. Mientras nos acercábamos a los peldaños que llevaban al templo,
con las manos plegadas, nuestros corazones gozaban al ver que esos escalones brillaban como el oro
ante el contacto con el polvo de los pies de los devotos. Poniendo humildemente algo de este polvo
sobre nuestra cabeza, después de tocarnos reverentemente con él los ojos, caminamos en torno al
templo rindiéndole homenaje a Dios, y le presentamos nuestros respetos al Señor. Entonces
obtuvimos el muy esperado Darshan Divino del Badri Narayan.

En el aire estaban suspendidas nubes de partículas de polvo levantadas por el paso de


muchas almas santas, gemas del saber espiritual, divinos hombres y grandes sabios, y gravitaban
sobre nosotros al igual que las nubes cargadas de lluvia, ayudando a expandir nuestros corazones.
Tan pronto obtuvimos el darshan del Señor Badri Nath, nos dirigimos todos a obtener el del Señor Sai
Nath. Swami nos dio la bienvenida con una dulce y encantadora sonrisa y preguntó, “¿Fueron todos
a ver el templo? ¿Era todo tan perfecto como Yo se los había descrito?” Nuestros corazones
gimieron, “¡Bhagavan, cómo podrías estar equivocado!” Swami dijo entonces, “Vayan todos ahora a
visitar el lugar y regresen.” Siguiendo las instrucciones de Swami nos dirigimos hacia las tiendas.
Compramos un sinnúmero de libros, fotos, hierbas, rosarios, frasquitos sellados con sagrada agua del
Ganges y prasad (las ofrendas hechas al Dios).

Los miembros del comité que administraba el templo, con profunda veneración, le estaban
suplicando a Swami que visitara el santuario – de hecho, le lo pedían con las manos plegadas.
Swami accedió, mas dijo que lo visitaría después de las 21:00 horas, para no perturbar la disciplina ni
causarle inconvenientes a los devotos que lo visitaban. ¡Qué morada de bondad es Su corazón!
Siendo el Dios Todopoderoso Mismo, podría entrar majestuosamente cuando lo quisiera… ¡Mas, no!
Él está en cada cual. Todos son iguales para Él. Cualquier inconveniente causado a cualquiera, es
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penoso para Él. Exactamente por ello es que Él es Bhagavan y nosotros no somos sino ignorantes
humanos. Otra vez proclamaba abiertamente, a cada uno y a todos, el universal concepto que todos
somos Sus hijos.

Una oleada de éxtasis nos invadió cuando entramos al templo junto a nuestro Señor
Sayeeswara. El Gobernador, su mujer y nuestro Swami fueron recibidos con honores y veneración.
Entonces se adoró al Señor Lakshmi Narayana con el recitado de Sus mil nombres. Se le ofreció el
Aarathi a las deidades y se cantaron canciones de cuna. El lenguaje en que se cantaba, el sonido y
en énfasis en algunas palabras resultaba peculiar. Los sonidos y la forma de pronunciarlos eran muy
diferentes. Como quiera que haya sido, lo que cuenta es el servicio prestado con real devoción,
aunque los hábitos, los métodos y las tradiciones varíen de un lugar a otro y según cada región.

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EL MÁS SAGRADO DE LOS DÍAS


QUE DEBIERA ESCRIBIRSE CON LETRAS DE ORO
EN LOS ANALES DE NUESTRAS VIDAS
Comenzaba un día más. El temprano sol de la mañana debía aún asomarse en el horizonte y
cubrir las montañas del este con un lienzo dorado. Mas los devotos estaban todos levantados aún
antes que los resplandecientes rayos pudieran acariciar las nubes y comenzar su danza con la joven
damisela de la aurora. Con corazones anhelantes esperaban vivenciar el Dulce Mar de Felicidad que
los envolvería en breve. Preparaban sus corazones para no perderse ni una sola gota del océano de
amor que la Encarnación del Amor estaría derramando sobre ellos. El clima parecía estar
provocando incluso a los poderosos picachos de los Grandes Himalayas – invitaba a venir al Kaliyuga
Sai con una fina llovizna que caía como si fuera hecha de flores. Sobre las montañas, caía como
nieve y esta blanca nieve sobre las oscuras rocas hacía imaginar un inmenso cisne.

17 de Junio

Un día memorable para todos nosotros. Swami caminó hacia nosotros vistiendo una bata de
lana roja y envolviendo Su cabeza y hombros en un chal naranja que casi le cubría el rostro de loto.
Mientras se iba acercando, nuestros ojos se sentían encandilados, porque parecía como si el Señor
Surya, el Dios Sol que estaba por adornar el horizonte oriental, había Él Mismo descendido hasta la
tierra. Al igual que se abre el loto con la aparición del Sol, así también se abrieron nuestros
corazones con la divina llegada de nuestro Señor Parteeswara. El Señor de los Ojos de Loto miró
contento a Su alrededor y dijo, “¿Están todos listos? Las damas sí lo están, los hombres aún no…”
Emocionados con este tono tan íntimo de Sus comentarios, los corazones comenzaron a cantar.

A las 07:15 de la mañana escuchamos el sonido de instrumentos musicales. Llegó hasta


donde estábamos el comité de oficiantes del templo, acompañando al grupo de instrumentalistas, para
invitar a Sai Bhagavan. Se le ofreció una ceremonial bienvenida a nuestro Señor, con los sacerdotes
encabezando la comitiva, llevando el ‘Poorna Kumbha’, el recipiente ceremonial, en las manos y
entonando himnos religiosos. Mientras Sai Kodandapani les seguía, se nos figuraba que era el Señor
Rama avanzando con Su arco, seguido por el ejército de devotos. Swami tomó asiento sobre un
tapiz cuajado de gemas extendido frente al Sancta Sanctorum. El Gobernador y su mujer, Sri
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Ramakrishna Rao garu, Smt. Anantha Lakshmi garu y otros miembros de la familia también tenían sus
asientos dispuestos en ese lugar. Entonces, Swami procedió a llevar a cabo el Abhisheka y el Arcana
para el Señor Badrivishal.

A las 08:10 horas, Sai Narayan materializó un ídolo del Señor Badrinarayana con un giro de
Su Divina Mano. Era un pequeño ícono de unas tres pulgadas de alto en el que aparecía el Señor
Narayana sosteniendo Shanku (la caracola), Chakra (el disco) y Gada (la maza) – los devotos estaban
maravillados. Poco después, el Portentoso Sai materializó un loto de oro con mil pétalos. Y
entonces, Swami creó un ‘Saligram’ único y lo presentó a los devotos como el “NETRALINGA” – un
emblema que simboliza al Señor Shiva y que lleva un ojo al medio. Se produjo una conmoción entre
los devotos que pugnaban por llegar al frente, mientras batían las palmas. El Señor acomodó el
Netralinga en el Loto de Oro de mil pétalos que creara antes. ¡Cómo podría llegar a describir la
belleza del conjunto! Es algo que cada cual debiera experimentar personalmente, ya que no hay
pluma que lo pueda comunicar. Mostrando entonces el Netralinga a los sacerdotes, al Gobernador y
su familia, Swami reveló que se trataba del mismo LINGA consagrado antaño por Sri Adi Shankara. A
continuación, Sri Raja Reddy comenzó a cantar el bhajan “Alak Niranjan, Bhava Bhaya Banjan
Narayan, Narayan, Narayan, Badri Narayan” y todos lo corearon. Mi cuerpo temblaba invadido por
una felicidad abrumadora. Era como si la Gracia del Señor me hubiera sido concedida en plenitud –
estaba viviendo la dorada oportunidad de ser testigo de estos divinos acontecimientos, parada en un
rincón del Sancta Sanctorum. Mi ser íntimo se inclinaba reverente miles de veces ante el Hechicero
Señor agradeciendo esta oportunidad.

Desde ahí se escuchaba el clamor y las súplicas que provenían de todos los peregrinos que
estaban afuera, ya que no podían ingresar al templo que llenaba nuestro grupo de devotos. Mirando
al Gobernador, nuestro Señor dijo, “Mientras Yo esté aquí dentro, nuestra gente no se va a mover y
esto le crea un problema al público. Por ende, Me moveré Yo. Tu completa el ‘pooja’ y luego sale.”
Con estas palabras, Swami se dirigió hacia la salida y los devotos Le siguieron como un rebaño.
Salvo el Gobernador y su mujer, todas las hormigas caminaron en busca del azúcar de castaña.

%%%%%%%%%

EL “NETRALINGAM”
Tan pronto como llegamos a la casa de huéspedes, arreglamos el gran salón para Bhajan.
En el centro colocamos una mesa sobre la que se pusieron los ídolos. Una vez que hombres y
mujeres se sentaron a ambos lados de la sala, comenzó el Bhajan. La multitud era compacta, tanto
dentro como fuera del recinto. Cuando llegó Swami, el gentío de afuera comenzó a empujar,
pugnando por entrar. Tomando el “Netralinga” en Sus Manos, Swami Mismo se lo mostró a todos los
que Le rodeaban. En tamaño se veía como una cereza de gran tamaño. Su color era una mezcla
de café oscuro y café claro. Y parecía un ojo real – las pestañas, el globo ocular y la pupila se
podían ver claramente. Mientras Swami lo movía hacia uno y otro lado, el ojo lo hacía igual que el
movimiento de nuestros ojos : era algo muy atrayente y grandioso. Daban ganas de verlo una y otra
vez. Entretanto, el Gobernador y su mujer llegaron también, habiendo completado el ‘pooja’.
Después de mostrárselo a ellos, Swami colocó de nuevo el ‘Netralinga’ en el Loto de Oro. Eso no
hacía sino subrayar su belleza – la combinación de los colores marrón y oro era perfecta. Cada
pétalo del Loto resplandecía. El ‘Linga’ dentro de él hacía que el conjunto se viera exquisito.
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A las 09:00 horas, el Señor, la Fuente de Nuestra Alegría, materializó un pequeño recipiente
de plata de forma globular mediante un giro de Su Mano. Tenía una pequeña abertura en la base y
contenía la sagrada agua de ‘Manasa Ganga’.

Todos los devotos tocaron el sagrado recipiente y comenzaron a cantar Rudra Surta, Purusha
Surta, Narayanopanishashattu, himnos védicos etc. Sólo el escucharlo nos envolvió en llamaradas
de felicidad. Se le dio un baño ceremonial, un “Abhisheka” al Netralinga y al Señor Narayan con la
sagrada agua del Manasa Ganga que se escurría como si hubiera sido aceite por el pequeño agujero
del recipiente. Más tarde el Divino Señor adoró al ídolo con 108 hojitas de Bilba de plata (del árbol
frutal Bel, favorito del Señor Shiva) que materializó allí mismo. ¿Se podá llamar Dicha esto? ¿Será
el comienzo de la Dicha? ¿Será libar algo de la dulce Dicha? ¿Será una experiencia del algo que
está más allá de la Dicha?

¡No hay palabras para expresar el éxtasis! ¡No hay modo de hacer salir palabras de la boca!
No hay cantidad de palabras que resulte adecuada. Está más allá de toda clase de expresión, más
allá de la comprensión de cualquier mente…. Es un conglomerado de todas las dichas. Ni siquiera la
Diosa Saraswathi (Diosa del Conocimiento) podría describir este evento único y la corriente de
interminable Ananda.

Con un giro de Su Divina Mano creó flores de ‘tummi’ recién abiertas y nuestro Divino Señor
hizo que todos disfrutáramos tocándolas. Indicó que las gentes de Badri no las conocían. Cuando
el Bhajan iba ganando fuerza e intensidad y las flores iban cayendo como gotas de rocío sobre el
“Netralinga” colocado sobre el loto dorado, parecía como si tierra y cielo se hubiesen unido entre sí.
Cada uno levitaba como en un trance de gozo y de asombro, indiferente al entorno. El Arathi se llevó
a cabo una vez terminados los rituales del Abhisheka y el Archana. El Divino Sai Narayan, el Dios
Todopoderoso Perceptible Mismo llevó en el cuenco de Sus Manos el “Teertha”, la sagrada agua del
Abhisheka, y Él Mismo se la dio a beber a los devotos. El agua que sobró fue salpicada sobre todos
los devotos que estaban sentados en el lugar. Se distribuyó caramelo como “Prasad”. Se tenía la
sensación de que todo Badri se había sumado a nuestro campo. Con sólo girar la cabeza uno podía
ver a ermitaños, sabios, peregrinos, llenando hasta el último rincón del recinto. Aun terminado el
programa, nos fue difícil salir del estado de ánimo en que quedáramos.

Experiencia maravillosa y sin igual. Nuestras mentes aún aletean como abejas en torno al
Infinito Sai, a la Morada de la Dicha… ¡Pranams! ¡Sai Shamba Shiva! Nuestras agradecidas
reverencias a “Kailasavaasa”… Experiencias memorables, para ser atesoradas para siempre jamás.

%%%%%%%%%

EL BRAHMA KAPALAM
El Brahma Kapalam es el más sagrado de los sitios en Badrikshetra. Es un lugar divino e
histórico. Es un lugar apropiado para ofrecer oblaciones a los antepasados fallecidos y para rendirles
las honras fúnebres. Todo el que llega a un nacimiento como ser humano de seguro ha de morir. De
acuerdo a los antiguos, los fallecidos alcanzan la salvación únicamente cuando llegan al “Pitruloka”
(la morada de los ancestros) y, se dice que llegan hasta este sitio cuando sus parientes y familiares
hacen ofrendas con la mayor devoción y diligencia. Se dice que cuando tales ofrendas se hacen en
el Brahma Kapalam, alcanzan la salvación siete generaciones por lado. Incluso uno puede hacer
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ofrendas para sí mismo si cree que nadie llevará a cabo los últimos ritos para uno. Ni siquiera
importa en donde vaya a morir : su liberación estará asegurada. Esta es la razón por la cual son
tantos los que visitan el Brahma Kapalam y completan los procedimientos religiosos. Toda la lucha de
los seres humanos no apunta sino a esta salvación.

Hay una poderosa razón para que este lugar sea llamado “Brahma Kapalam”. Cuando el
Señor Shiva le cortara la quinta cabeza a Brahma con Su Tridente, se dice que la cabeza se quedó
clavada en él. Los desesperados y tremendos esfuerzos del Señor Shiva para separar la cabeza de
su Tridente resultaron inútiles. Agitado y sin saber qué hacer, anduvo por todo el mundo en vano.
¿No les parece extraño? ¿Podría haber algo que estuviera fuera de la capacidad de Dios? ¿Habría
algo en este mundo de lo que Él no sepa? Todo eso no fue sino un ‘Divino Leela’. Era un juego
representado para mostrarle al género humano la senda hacia la salvación. El Señor Gauri Shankar
arribó finalmente a Badri después de darle la vuelta al mundo. Tan pronto como puso pie en esa
sagrada tierra, se desprendió la cabeza de Brahma atascada en el Tridente. Esto se debió a la
Gracia del Señor Narayan. Puesto que Brahma alcanzara la salvación en este lugar fue que recibió el
nombre de ‘Brahma Kapalam’. El templo se hizo importante, porque se cree que la cabeza cayó en
la rivera del río Alakananada, sobre el lado norte del templo. Existe también otra historia para este
sagrado lugar. Cuando el Señor Narayana se encontraba en “Yoga Nidra” (el profundo sueño divino),
le fue confiada a Brahma la tarea de proteger los Vedas. Fue molestado por los demonios ‘Madhu’ y
‘Kaitabha’. Incapaz de soportarlos, se dice que Brahma le rezó a ‘Yogindra Devi’, la Diosa del Sueño
Divino, puesto que no podía dirigirse a Narayana. Mas Narayana se levantó del Yoga Nidra.
Furioso ante la perturbación causada por los demonios, les destruyó a ambos en este sitio. Brahma
Le alabó por ello. Eso también sucedió en este sagrado lugar.

Es bien sabido que el Señor Shiva lleva como adorno los ‘kapaala’ o calaveras. Se Le adora
como “Kapaaleshwara” o “Kapaala Variaba”. Se dice que eso es lo que queda entre las cenizas
cuando es cremado un cuerpo y ellas : la calavera y las cenizas enseñan la realidad última del
espiritualismo. Además, quien entone cien veces versos del Rigveda, se sumerja en el sagrado
Brahmakund después de recibir el “Maha Sankalpa” o santa iniciación y quienquiera que entone mil
veces el “Gayatri Mantram”, quedará purificado de sus pecados, problemas y dolencias. También
quedarán eliminadas todas las maldiciones que le puedan haber echado los espíritus. Tampoco
volverán a encarnar si las oblaciones se ofrendaran durante las exequias que se lleven a cabo para
los antepasados. Llegarán a la morada de la salvación. De ahí en adelante no habrá ya necesidad
de celebrar este aniversario de conmemoración.

El Señor Sainatha llamó a todas las parejas, nombró como sacerdote a Sri Veerabhadram
garu y le pidió que realizara las exequias para los antepasados. Mientras las llevaban a cabo con
gran devoción, nuestro Señor Parthi Parandhama circulaba entre todos, entonando himnos y
explicando algunos hechos desconocidos. Una vez completado el ritual, les bendijo con arroz
consagrado, concediéndoles Su Gracia y liberándoles de encarnar. Algunos de nosotros que
observábamos desde cierta distancia y que habíamos viajado solos, nos acercamos a Sai Murari
inquiriendo acerca de nuestra salvación. Él quien conocía nuestros corazones, nos dijo con una
sonrisa maliciosa, “Todos ustedes vayan a pararse en las riberas del Ganges y Yo les empujaré para
tirarlos al río”. ¡Qué mayor fortuna podríamos tener! Con gran jolgorio, corrimos todos como
hormigas hacia los bordes del río. Sai Narayana, el Brahmanda Naike, entró en el río y llenó un vaso
con las sagradas aguas. Materializó Vibhuti y lo mezcló con negras semillas de ‘thil’ en esa agua, y
luego nos salpicó con ella, mientras entonaba himnos. Nos sentíamos como hechizados mientras
nos liberaba. ¿Cómo podríamos retribuir alguna vez Su Gracia? Nos dijo con inmenso amor,
“Recuerden y rememoren a todos aquellos que ya han partido. Recuerden no sólo a sus parientes,
amigos y a los miembros de sus familias, sino también a sus enemigos. Piensen en todos aquellos
que puedan recordar.” Nos decía esto, mientras nos salpicaba con agua. Temblábamos de
emoción y nuestros corazones se mecían en el océano de la alegría. Con las manos unidas y los
ojos llenos de lágrimas, ungimos los Pies de Loto de nuestro siempre Bienaventurado Señor
‘Dayasagara’ (el Océano de Misericordia) y Krupa Samudra (Mar de Compasión). Tu eres la Luna
que emanara del Océano de la Bondad. Eres incomparable. ¿Quién más tendría el corazón para
conceder Gracia y liberar hasta a los enemigos? Orando, “Tu eres el Dios Mismo”, ofrecimos nuestra
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humilde reverencia a Kamala Nayana Sai y lavamos Sus Pies de Loto con nuestras ardientes
lágrimas. El Señor nos bendijo diciendo, “Han sido liberados siete nacimientos para ambos lados de
ustedes. No obstante, no vayan a caer en actos pecaminosos sólo por haber logrado la salvación.
Tendrán que enfrentar de inmediato las consecuencias. Desechen todos sus viejos y repugnantes
hábitos. ¡Cultiven amor y lleven una vida piadosa!” Oyendo a Swami nos sentimos sumidos en el
mar de la felicidad. Mientras el sol brillaba sobre la figura de nuestro Ratnakara Tilaka, la Joya de la
Corona del Clan Ratnakara, nos sentíamos empapados por una dicha eterna.

Eran las 11:00 horas. Llegamos hasta la casa de huéspedes caminando junto a Sai
Badriswara. El Señor nos iba mostrando una especie particular de árboles de esta región. Eran de
color verde profundo y con mucho follaje. Swami nos advirtió de estar alerta, ya que si alguien los
tocaba sin querer, sufriría de una sensación de ardor y picazón. Los Himalayas son una zona llena
de distintos tipos de hierbas. “Este es el lugar de nacimiento del Ayurveda”, nos dijo Swami.

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NARAYANA SEVA

“Daaridro Narayana Hari” – el hombre pobre se iguala al Señor Narayana. Se dice que el
Señor Narayana reside únicamente con los pobres. De hecho, está bien dicho, porque para una
persona desvalida, Dios representa la única ayuda. La persona que carece de protección es la que
más necesita a Dios. ¿Dónde estaría la necesidad de buscar a Dios si uno estuviera dotado de
riquezas, posesiones, una familia feliz y alimentos suficientes? No se requiere al Señor Narayan allí
donde reside la Diosa Lakshmi (riqueza). El habitat de los menesterosos es la morada permanente
del Señor. ‘Daridra’ (el pobre) se define como una persona carente de dinero, vestimenta adecuada
y abrigo. Son los menesterosos. Respecto a esto, nuestro Señor Sai Bhagavan nos entregó un
hermoso comentario crítico.

“¿Es sólo el indigente el que pide dinero? ¿No es cierto que los ricos desean ser aún más
ricos? ¿Es sólo la persona sin ropa y sin alimento la que los solicita? ¿No es cierto que los ricos y
opulentos que residen en bellos bungalows, quieren agregarles un piso tras otro? Si piensan
seriamente al respecto, el anhelo por riqueza se encuentra más en los ricos que en los pobres. El
pobre sacia su hambre con cualquier cosa que logre para el día y puede dormir profundamente,
incluso yaciendo en el suelo. Los ricos, en cambio, incluso acostados sobre cómodos colchones, en
habitaciones con aire acondicionado, sufren de insomnio y de falta de paz mental. Es la verdad. Por
ende, aquel que es más opulento, es el más pobre. El alimentar a los pobres se denomina “Daridra
Narayana Seva”. ¿Quién no es pobre en este mundo? ¿Quién no es un mendigo frente a Dios?
¿Quién no ansía la Gracia de Dios? Cada cual busca una u otra cosa de Él. Por ende, de una u
otra manera, cada uno es un mendigo dependiendo de su posición y requerimientos. Por lo tanto, de
aquí en adelante, no empleen el término ‘Daridra Narayana Seva’ para el alimentar a los pobres.
Llámenlo solamente ‘Narayana Seva’.” Así dijo nuestro Señor y cuan cargada de verdad está esta
declaración. Narayana Seva implica la distribución de alimento y vestimentas de la manera habitual,
Y no existe una caridad mayor que la de distribuir alimento.

¿Habrá una caridad mejor que la de dar alimento?


¿Habrá un Dios mejor más allá de los propios padres de uno?
¿Habrá una caridad mejor que el Altruismo?
¿Habrá una virtud mejor que la bondad?
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¿Habrá una riqueza mejor que la alabar siempre a Dios?


¿Habrá un adorno mejor que el de contemplar a Dios?

Así hablaron los sabios.

Nuestro bienamado Padre Sai es la Personificación de Dios Mismo frente a nosotros, llevando
a cabo contínuamente el sagrado acto de alimentar a los pobres, alimentando a miles de estómagos
vacíos, otorgando satisfacción y gozo a todos ellos. Su bondadoso corazón es inagotable. Sus
generosas manos que siempre están dando, son eternas. La gracia que emana de Sus Ojos es
perdurable, eterna, Señor Sai nuestro.

Como reza el dicho, al dar, la mano izquierda no debiera saber lo que hace la derecha, y Su
Caridad no sabe de límites. Su nacimiento ha sido sólo por el bien de otros, no por el de Sí Mismo.
Las virtudes del sacrificio, la caridad y el amor son Su Riqueza. Aunque posee los ‘Ashtaaiswaryas’ o
atributos tanto físicos como espirituales, no hace alarde de pompa o esplendor alguno. Nuestro
Divino Sai practica únicamente, sin recurrir a propaganda alguna.

Esta noche en particular, se le ocurrió al Señor Sathyanarayana el llevar a cabo el ‘Narayan


Seva’. Puesto que el tiempo es helado y gélido de noche, no se prepara arroz, sólo ‘poories’ (fritos).
Sai Aannapoornaswari entró, llamó a las damas y les dio instrucciones para preparar ‘poories y rava
keshari’ (un dulce hecho de suji y ghee, llamado también ‘shera’). En un par de minutos entramos a
la arena y completamos rápidamente la tarea. Arreglando los preparados como los poories, masala y
los dulces en las mesas, afuera, todas nos paramos atentas y listas para servir por filas. Entonces
ingresó el Parteesware, derramando Su dulce afecto.

¿Saben quienes eran todos los que estaban allí para recibir limosna de aquellas Protectoras
Manos de Sai Maata? No eran los menesterosos que no tienen vestimenta que ponerse ni algo que
llevarse a la boca. Monjes, ermitaños, hombres con túnicas naranja, santos y mahatmas estaban
todos sentados en filas. “Endaro Mahanu Bhavallu, Andakari Vandanamulu” (Un recital de las
famosas alabanzas de Thyagaraja a las Grandes Almas) – con estos pensamientos en el corazón, les
saludamos a todos con nuestras manos unidas. Por unos instantes la mente se volvió al pasado.
¿Cómo habrían llegado los Pandavas –como ermitaños – para el Swayamvara de Draupadi? [el
Swayamvara es una reunión convocada por el Rey para elegir a un marido, entre un grupo de posibles
candidatos]. ¿Cómo habrán pasado el tiempo los Pandavas en el palacio del Rey Virat? [Como
sirvientes, mientras vivían de incógnito].

Uno no debiera dejarse engañar por el atuendo externo. Los grandes hombres no están
conscientes de sus cuerpos físicos : puesto que son grandes debido a su renunciación. No están
enamorados del mundo ni de posesiones terrenales. Su única posesión es la escudilla para recibir
las limosnas (bikshapatra). Su lecho es el tibio regazo de la madre tierra. Su alimento, sólo lo que
reciban como limosna. De modo que disfrutamos de ver a estos grandes hombres sentados allí, tan
llenos de humildad.

¿Cómo se acercó el Señor Krishna a Karna (conocido por su generosidad) para conseguir los
divinos adornos para Sus orejas?

¿Cómo se acercó el Señor Sriman Narayana al Emperador Bali para obtener el regalo (un
pequeño pedazo de tierra)? Mientras estos pensamientos cruzaban por nuestras mentes, nuestro
Muy Amado Protector, quien se deleita alimentando, llegó y nos indicó que comenzáramos a servir.

Sentados en la presencia directa del ‘Dador de Alimento’, en la divina proximidad de ‘Aquel


que Satisface los Deseos’, frente a ‘Aquel que Otorga alimento y el fruto de los deseos’, ¿qué otra
cosa podrían necesitar, ya sea en lo terrenal o lo celestial, estas grandes almas que aceptaban la
limosna del amor? ¿Necesitaban la liberación del ciclo del nacer y el morir? Estos eran los grandes
que han renunciado por completo a todo y que únicamente esperan la salvación. Este pensamiento
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exaltó nuestro ánimo. Rendimos en silencio nuestro homenaje, uniendo nuestras palmas y con
lágrimas de alegría que escurrían por nuestras mejillas.

Mientras oraba en silencio, la dulce y serena mirada de Sai Maata cayó sobre mí como si
fuera una respuesta a mis pensamientos de alabanza y confirmándolos.

A un gesto de nuestro Señor Sai Naath, Aquel que goza alimentando a otros, comenzó el
servicio. Todos comenzaron a comer con la debida reverencia. Algunos, después de haber
satisfecho sus estómagos, llenaban también sus cajas. Nosotros continuábamos sirviéndoles hasta
que decían “suficiente”. Cuando comenzaron a retirarse después de haber saciado su hambre, la
Madre Sai les regaló vestimentas, una esterilla y un billete de cinco rupias a cada uno. Entretanto
seguía ingresando gente. Nuestro Señor se movía entre nosotros inquieto, preguntando si lo
preparado era adecuado o no, o si había que disponer de más.

Esta inquietud de la Madre era aparente… ¡Como si el alimento no fuera a alcanzar para los
hijos! El instinto maternal de la Madre Sai es más fresco que la nieve de los Himalayas.
Aproximadamente 500 personas comieron ese día. Nos preguntábamos de dónde habían llegado
tantas hasta este remoto lugar, sin que se hiciera publicidad alguna.

Cuando una persona observadora hizo notar que las mismas personas estaban pasando una
y otra vez para recibir dinero, Swami se rió y comentó, “Dejen que lo tomen. ¿Qué gran propiedad de
vuestro abuelo se ha perdido?” Verdad. Cuando el Dios siempre misericordioso es quien da, ¿por
qué habríamos de interferir? Después de que todos hubieron recibido su alimento, nosotros
recibimos el sagrado ‘Prasadam’ sobrante de manos de Sai Jaganmaatha para nuestra buena
fortuna. Éramos benditos.

Más tarde, el Honorable Gobernador acompañó a Sai Maharaja hasta el hospital, en donde Él
declaró inaugurado un nuevo servicio de Rayos X.

A continuación, descansamos en el tibio regazo de la Madre Tierra, soñando y gozando del


dulce y afectuoso flujo del Amor de la Madre Sai.

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BIENVENIDOS A SAAYESWARA
Los miembros del comité de administración del templo Le solicitaron al Señor que lo visitara
en la tarde. A las 17:00 horas Sai Bhagavan fue escoltado hasta allá, junto al recipiente ceremonial,
con el acompañamiento de una extraña orquesta y de cantos védicos. Hasta los cielos resonaban los
ecos de las aclamaciones, mientras avanzaba la procesión.
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Ingresando el templo, el Señor de la Compasión fue escoltado con reverencia hasta Su Sitial
de honor. Después de un breve Bhajan, los miembros del comité le pidieron humildemente a Swami
que le dirigiera la palabra a los allí reunidos. El Honorable Gobernador tradujo el discurso al hindi.

“¡Ciudadanos! ¡Amantes de la Paz! La reunión de hoy es memorable. Hace cerca de


1.200 años Sri Adi Shankara santificó este lugar con Su Divina Visión y consagró al sagrado ‘Linga’.
En esos días era imposible visitar físicamente este lugar, por lo cual él viajó mentalmente. De los
cinco ‘Lingas’ que trajo desde Kailash, consagró el quinto aquí, en este lugar. Todos ustedes son muy
afortunados por haber nacido en esta sagrada tierra. La ‘Devoción’ es como la escuela primaria. El
‘Conocimiento’ es como la secundaria, y el ‘Desapego’ como la universitaria. Y, a menos que uno
asista primero a la escuela, no podrá entrar a la universidad. De manera similar, uno podrá alcanzar
el estado del ‘desapego’ sólo a través de la ’devoción’. ‘Devoción’ es ‘Amor’. Ningún individuo en
este mundo está sin amor. El cuerpo mismo es el Templo. Dios, bajo la forma de Amor, es el
Morador dentro del Templo. Del mismo modo en que uno podrá ver la Luna sólo gracias a su luz, así
también habremos de experimentar a la Encarnación del Amor únicamente a través del Amor.
Lleguen al Amor sólo con Amor. Bhagavan, el Dios Todopoderoso, es llamado por mil nombres.
Tiene mil formas. No hay nada que no Le pertenezca. El que odien a cualquiera es como si odiaran
al Dios Todopoderoso Mismo. Uno deberá entender cabalmente la verdad de que es el único y el
mismo Señor Supremo quien está presente en cada ser. Este aspecto habrá de ser bien
comprendido.

Cada día, son cientos y miles de peregrinos los que visitan este lugar. Aunque les creen
algunas dificultades, las gentes de aquí no debieran molestarse con ellos. Todos ustedes deben
darles la bienvenida con amor y afecto. Cuiden de ellos… (Sus palabras fueron recibidas con un
cerrado aplauso). No les acosen por dinero. Puesto que todos ustedes han nacido en esta sagrada
tierra, ciertamente que todos serán bendecidos. Es mejor hacer las cosas a sabiendas que dejar que
pasen inadvertidas. La ausencia de Amor en el corazón representa el origen de todas las
dificultades y sufrimientos. Tendrán que ahuyentar a los murciélagos de ‘Kaama’ (Deseo), ‘Krodha’
(Ira), ‘Lobha’ (Codicia) y ‘Moha’ (Lascivia) con la Luz del Amor.

Reciten de contínuo y de todo corazón sólo aquel nombre que prefieran. Extingan la necia
idea de que uno debe aislarse en lejanas montañas o cavernas para practicar el ‘Japa’ y el ‘Dhyana’.
Pueden alcanzar la salvación en el mismo lugar en el que estén. El ‘Karma Sanyasam’ o la renuncia
a las acciones es más importante que el ‘Deha Sanyasam’ o renuncia al cuerpo. En verdad, el
primero es muchísimo más importante. Además, el nombre del Señor Supremo, el Paramatma,
debiera estar danzando permanentemente en la punta de vuestra lengua.

Es Mi deseo que todos, cualquiera que venga hasta acá o gentes que oigan hablar de este
lugar, sin que importe casta, credo, o religión, crean firmemente que ‘Todos los seres son los
bienamados hijos del Señor Sarveswara, el Dios Todopoderoso para todos los seres y que deben
estar sumidos en la dicha al entonar el nombre del Ser Supremo’. (Como un trueno estalló al
aplauso de alegría de los devotos.)”

El Inspirador Señor cerró Su discurso pidiéndoles a todos que cantaran el nombre de Dios
Todopoderoso… (permitámonos centrarnos en el Namasmaranam por unos instantes…)

Swami entonó con voz potente y rítmicamente “Hare Rama, Hare Rama” “Narayana,
Narayana”, “Govinda Hare” y todos se unieron a Él, cantándole a la Gloria y batiendo palmas
siguiendo el ritmo de la melodía, absolutamente arrebatados y moviendo sus cabezas como
serpientes. Cuando levantamos la vista y miramos a nuestro alrededor, vimos que por todos lados
nos rodeaban monjes y hombres envueltos en túnicas naranja, tan absortos en los cánticos que se
mostraban indiferentes a las lágrimas que rodaban por sus mejillas. Tampoco nosotros pudimos
controlar nuestras lágrimas de alegría observando a esos grandes hombres en ese estado de éxtasis.

La Palabra de Sai es como un manojo de Buena Suerte.


La Mirada de Sai es como una lluvia de flores de ‘parijata’.
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La Mano de Sai es el consolador Amor de una Madre.


El Amor de Sai no es el de una Madre tan sólo.
Es el Tranquilizador Amor de un millar de Madres.
Es este Amor lo que es Sathya Sai.

Todo el recinto vibraba con el estruendoso aplauso de los devotos. Y continuaba, pese al
ruego de Swami haciéndoles callar. Con una suave luz emanando de Sus Ojos, nuestro Señor,
fuente de toda Alegría, bendijo a cada uno con Su ‘Abhaya Hasta’. Fue una escena de alegría
imborrable. Todos los presentes tenían los ojos húmedos de emoción.

Como era la costumbre, el comité del Templo Le presentó vestimentas nuevas a Sai Narayan,
pero Swami las devolvió pidiédoles que se las ofrendaran al Señor Badri Narayan. El secretario se
dirigió a Swami, diciendo, “Es nuestra buena fortuna el tener el Darshan de Baba. Pedimos perdón
por cualquier inconveniente que Le hayamos causado. Todos nos sentimos agradecidos por la Gracia
que nos ha otorgado. Le rogamos respetuosamente que nos visite y nos bendiga cada año.” La
multitud, uniéndose a este ruego del secretario, levantó la voz, gritando, ”¡Bien dicho! Bien dicho!
¡Que venga! ¡Que venga!” mientras los aplausos atronaban el aire. Con una sonrisa en Su rostro, el
Hechicero Señor miró a Su alrededor, como observándoles a cada uno. El secretario se volvió
entonces hacia el Hon. Gobernador y dijo, “Le ofrezco mi respetuoso reconocimiento, Señor, por haber
traído a Baba hasta acá. ¡Todos ustedes han sido muy afortunados al estar con Él!” Luego se
postró ante los Pies de Loto de Bhagavan, para ofrecerle sus respetos.

Cuando Swami se retiró, todos Le siguieron como una nube de langostas. Todos los
residentes de Badri que habían sido atraídos como raspaduras metálicas por el imán de las dulces
palabras y canciones de nuestro amado Señor, rodeaban la casa de huéspedes y entonaban slogans
como “¡Badrivishal ki Jai!”, “¡Sri Ramachandra Prabhu ki Jai!” Nos sentimos emocionados siendo
testigos de la conmovedora escena y de la increíble transformación de estas gentes. Ese era el
Poder Supremo de nuestro Maestro Universal.

Algunos estaban parados, inmóviles como estatuas, otros lloraban en silencio, en tanto que
otros más miraban sin pestañear. El Señor de la Compasión, Sai Narayan, se dirigió hacia cada uno
de los presentes y les bendijo. Materializó ceniza sagrada y se la dio a algunos, a otros les susurró
algo al oído, en tanto que a otros los miraba con amor. A algunos les puso las manos sobre la
cabeza, a otros les palmoteó las espaldas. Cada una de estas experiencias les hacía caer en
especiales estados de ánimo. Había muchos que se esforzaban por acercarse más a Swami y por
tocarle. Hacían contorsiones como peces cogidos en el anzuelo, como moscas atrapadas en la miel.
Rompía el corazón observar como se esforzaban. ¿Quién podría saber qué veían en nuestro Señor?
¿Sería que Lo veían como su amado Dios favorito o como alguna otra Forma que les hacía dichosos?
Sea como fuere, aquello que encontraran los tenía extáticos pensando en lo afortunados que eran. Y
nuestra devoción, como las errantes olas del mar, se multiplicaba y se fundía en el profundo océano
de la alegría.

Muy pronto sería nuestro turno. Mañana comenzaría nuestro viaje de regreso. Hoy era
nuestro último día aquí. “¿Cuándo volveremos? ¡Ea, Maa! ¿Cuándo volveremos?” Dándole
vueltas a esta idea no estábamos mejor que los residentes de Badri. Comenzamos a sollozar.
“¿Cuándo se nos volverá a dar esta oportunidad de oro? ¡Bhagavan! ¡Bhagavan!”, gemían
lastimeramente nuestros corazones.

No pudimos dormir esa noche. Aunque el sol se había puesto en el oeste horas atrás,
seguíamos evocando los fascinantes y memorables eventos de los últimos tres días que se nos
habían escurrido como si hubieran sido tres minutos. Ese sol que había desaparecido en el poniente,
ya estaba infiltrándose por entre las cadenas montañosas del oriente. Nos hacía señas para que nos
apresuráramos.
44

%%%%%%%%%

EL ANHELO DE LOS DEVOTOS


Era absolutamente manifiesto el afán de las cadenas montañosas de los Himalayas por ver y
servir al Señor siempre Dichoso y Encantador, Personificación de Magníficas Virtudes. Los delgados
hilos de agua que descendían de las montañas nos hacían pensar en que las majestuosas moles
lloraban por el Señor Sai Girisha que les decía adios. Hasta la naturaleza mostraba un aire de
desolación, las flores ya no parecían ser ornamento de la vegetación, los sonidos eran como los tristes
tonos de la partida. El sol se ocultó tras de oscuras nubes, reacio a permitir que sus rayos ambarinos
se esparcieran por el cielo. Los habitualmente activos pájaros, entristecidos por la partida del Señor,
estaban ociosamente posados en las ramas de los altos árboles y miraban hacia abajo. Toda la
atmósfera estaba quieta como si el Rey del Viento durmiera siesta. Las leves brisas que llegaban
vagabundas, se aquietaban en esa inmovilidad. Todo el panorama lucía desolado. La Madre
Ganges que, inicialmente se mostraba inquieta y agitada pensando que viajaría con el Señor, cayó en
cuenta que habría de separarse de Él en Haridwar y se sumió también en la tristeza. Su fluir se
volvió lento, silencioso e inanimado.

Nosotros, montados en las deliciosas experiencias con el Siempre Misericordiosos Señor.


Nosotros, empapados con las tranquilizadoras palabras del Divino Maestro, venerado hasta por los
Dioses. Nosotros, santificados por los Divinos Pies del Señor de Ojos de Loto. Nosotros, testigos de
las dulces formas de la Personificación del ‘Amrita’. Nosotros, los afortunados que recibieran la
gracia de las graciosas miradas del Glorioso Señor. Nosotros que habíamos gozado del ‘Darshan’ (el
ver), el ‘Sparshan’ (el tocar) y el ‘Sambhashan’ (el conversar) con el Inmortal Señor de los Divinos
Leelas. Nosotros, que habíamos experimentado en abundancia el inalcanzable y sin par amor del
Señor. Nosotros, que flotábamos en éxtasis en los ámbitos de la dicha en los que el Señor era
Soberano y que nos deleitábamos en el mar de las delicias durante todos estos días, sentimos, de
pronto, que perdíamos nuestras fuerzas y nos agobiaba la fatiga ante la idea del Viaje de Regreso.

¿Podremos obtener alguna vez otra oportunidad para servir al Señor? ¿Tendremos alguna
vez otra chance de oro? Cuando estos pensamientos cruzaban nuestras mentes, el adolorido
corazón era envuelto por la Madre Ganges que surgía en él con la fuerza de un volcán.

¿Recobraremos alguna vez estos dulces momentos? ¿Podremos capturar alguna vez estos
momentos de dicha con este malicioso Maestrito? ¿Podremos alegrar de nuevo nuestros ojos con
las poco comunes y encantadoras travesuras de nuestro Hechicero Señor? ¿Podremos alguna vez
revivir esos momentos en que el Señor Sayeeshwara cuidaba de nosotros como de ‘la niña de Sus
Ojos’, sin dar señal alguna de que Él es Bhagavan Mismo? ¡Y no se trataba de una o dos
experiencias memorables! El tiempo había empezado a correr y había pasado muy pronto.

Después de haber llenado nuestros estómagos y nuestras botellas con la Sagrada Agua del
Ganges y de haber santificado nuestros ojos con ella, volvimos finalmente a las calles con el corazón
pesado y los ojos llenos de lágrimas.

El Señor Parthinath, el Encantador de nuestros corazones, se nos acercó corriendo sabiendo


muy bien del pesar que nos embargaba. Mirando nuestras expresiones, Swami no pudo decirnos
nada, simplemente preguntó, “¿Ea, todavía no están listas? ¿Aún no han tomado café? ¿Es que
están mal de salud? ¡Prepárense ya!” y, diciendo esto, se escurrió graciosamente, evadiendo
cualquier conversación.
45

El equipaje estaba siendo cargado sobre los caballos. Cada uno cuidaba de reunir sus
cosas. Afuera, el ruido era contínuo. Atisbando hacia el exterior, comprobamos que no quedaba
espacio ni para una hormiga : todo Badri esperaba afuera. Sus caras lucían expresiones peores aún
que las nuestras. Dentro de cada cual parecían estar contendiendo la alegría y el pesar, y estos
contrapuestos sentimientos se reflejaban en las lágrimas que rodaban por muchas mejillas. Cuan
cierto había sido lo dicho por Swami en cuanto a que un ojo estaba empapado en agua de rosas y el
otro, en lágrimas. Mientras parecía que no habría respiro, apareció el Señor Mismo y dijo, “Vayan
todos adelante. Pero antes de partir, tengan el Darshan de Badrisha. Si siguieran quedándose aquí
Me va a ser difícil controlar a esta gente y seguir adelante. No parecen tener intenciones de moverse
de aquí. Tendré que apaciguarlos e incitarlos a moverse, sólo entonces podré partir.” Diciendo esto,
Swami nos regaló a todos las doradas flores de ‘tummi’ y las hojas de ‘bilva’ de plata que creara el día
anterior.

El Señor, Fuente de Alegría, retornó adentro y sacó el ‘Netralingam’ mostrándoselo a los ahí
reunidos. Declaró, “Esto habrá de volver a su lugar original. No lo he manifestado sólo para
exhibirlo. Una vez sacado a la luz como hice y luego del ‘Abhishekam’, su santidad será preservada
por algunos miles de años más. Viene a ser como sigue : hay un camino, si se le deja sin uso se
juntarán en él espinas y piedras y terminará no siendo apto para caminar por él. Una vez que se lo
repara y se lo mantiene bien, se lo podrá usar de nuevo. ¡Ahora este Lingam iniciará su viaje!”, dijo
Swami. “¡Oh Señor! Quisiéramos ver como regresa. ¡Por favor, muéstranos cómo!” suplicaban
los devotos.

“Permaneciendo invisible y mezclándose con el viento, se mueve con él. No es posible verle
en su forma. No obstante, como todos ustedes se muestran tan ansiosos, les diré lo siguiente. Se
mueve como una abeja produciendo un sonido como de zumbido. Una vez que llega hasta el ‘sancta
sanctorum’ del Templo, la placa de madera pegada al lado izquierdo del muro caerá hacia atrás por sí
misma. Entonces el ‘Lingam’ arriba a su lugar original por ahí.” Y, entonces, el Divino Señor dijo,
“¡Muy bien! ¡Partan todos!”

Cinco de nosotros corrimos como gamos hacia el Templo. Como ya lo había dicho Bhagavan,
no había un alma dentro de él a esa hora. Podíamos oír claramente el ruido como de zumbido desde
la distancia. ¡Aquí viene! ¡Ha venido! ¡Ya ha entrado al templo! La placa de madera cayó de su
lugar. Podíamos escuchar el sonido del ‘Netralinga’ metiéndose adentro. La placa de inmediato
volvió hacia atrás y quedó pegada al muro. Tres hombres que se pararon al lado, intentaron
despegar la placa del muro, poniendo en ello todas sus fuerzas. Pero no pudieron moverla. ¿Será
posible moverla? ¿Podremos moverla? Como lo ha declarado el Señor Mismo , “A menos que Yo
LO QUIERA, ni una brizna de pasto se puede mover.” Esa era Su VOLUNTAD. Y había sido una
excepción nacida de Su Inmenso Amor y Afecto por Sus Hijos la que revelara un espectáculo tan
extraordinario y prodigioso.

“No habrá de moverse ni una brizna de pasto


Sin Tu Voluntad.
¿Por qué habría de decirse esto o aquello?
Tu eres el Omnipresente desde una hormiga
Hasta lo Último.
Hay pocos en esta tierra
Que en su necia arrogancia
Creen que son sabios.
¡Mas ay! Hasta los más excelsos no saben
qué habrá de sucederle a quién.
Ni el cómo ni el dónde.
Todo no es sino Su Voluntad.”
46

El hecho mismo que todos pudiéramos venir con Él, ser testigos de las maravillas, observar
los extraordinarios eventos y experimentar esta dicha – nada de ello habría sucedido a no ser por Su
Voluntad. Es así que todo responde sólo al poder de Su Voluntad.

¿Volvamos a la secuencia del Templo? Tres hombres juntos no pudieron mover ni un ápice
la placa que había vuelto a quedar pegada al muro. Viendo la futilidad de luchar con la placa,
renunciamos y estábamos por regresar, cuando entró Raaval Sahab (Poojari) y preguntó, “¡Vaya!
¿Qué es lo que están tramando aquí?” “¡Darshan! ¡Darshan!” respondimos y nos batimos en
retirada.

Poco después nos arrodillamos ante nuestro Señor y Nuestro Inmaculado Padre Sai comentó,
“¡De modo que lo vieron! ¿Sucedió como les dije?” Respondimos afirmativamente. Ahora
debíamos comenzar nuestro viaje de regreso. Concediéndonos a todos el ‘namaskaram’, Swami
dijo, “Todos van a partir adelante y se van a detener después de un kilómetro. Yo consolaré a esta
multitud y Me uniré luego con ustedes.” Podíamos escuchar a la banda del templo tocando música
afuera. Luego, acercándose a Swami y ofreciéndole sus respetuosos saludos, los habitantes Le
rogaron, con los ojos llenos de lágrimas, que les permitiera seguirlo. Como reza el dicho, “Después
de haber probado la miel, ¿resultará atractivo lo amargo?” Así también, después de haber
disfrutado del “Amrith”, ¿no es justo que quieran acompañar al “Amrit Purusha”, la personificación del
néctar?

Nuestro Benevolente Señor, comentó con una beatífica sonrisa, “¿Pero qué es esto?
¿Quieren venir a Parthi, siendo que nosotros hemos venido a visitar Badri ? ¡Voy a venir todos los
años! ¡No! ¡No! ¿Por qué esas lágrimas?” y así diciendo, Él mismo les enjugaba las lágrimas
como una Madre. La multitud iba en aumento. El Señor caminaba entre las gentes, con una
palabra de consuelo por aquí y por allá, materializando Vibhuti para algunos, palmoteando el hombro
a unos pocos y acariciando afectuosamente las mejillas de otros. Estaba contínuamente en
movimiento. Como Le resultaba imposible desprenderse de los devotos, nos repitió, “Vayan adelante.
Yo vendré luego.”

De alguna manera logramos salir de ahí. La situación de los devotos que estaban afuera
haciendo esfuerzos por lograr un atisbo del Señor, era inimaginable. Nuestros ojos se humedecieron,
la suave llovizna nos tocó como si las nevadas cumbres de los Himalayas mismos derramaran
lágrimas frente a este espectáculo. Finalmente, inclinándonos ante el Señor Badrinarayan y
expresándole nuestros respetos a la Reina de los Himalayas, nos las arreglamos para salir, después
de haber sido empujados y arrastrados como un rebaño de ovejas por entre la apretada
muchedumbre.

Después de viajar media milla nos detuvimos junto a gran altozano, para esperar la llegada de
Sai Raghava. Después de unos momentos, al mirar hacia atrás, vimos a una multitud de devotos
siguiendo a Sai Rama como el ejército de monos. Mirándonos, Swami dijo, “Pobrecillos, quieren venir
con nosotros a Parthi. ¡Miren como lloran!” Hasta Su voz se quebró. Por último logró
convencerlos con tranquilizadoras palabras y les hizo regresar. ¡Cuán extraordinariamente poderoso
es el Amor del Señor!

“Párense todos junto a este montículo. Vamos a tomar una fotografía”, dijo Swami.
Parecíamos un montón de hormigas y no supimos dónde se ‘incrustó’ el Señor entre nosotros.

Con improvisados bastones en nuestras manos emprendimos nuestro viaje de 21 millas


montaña abajo con Sai Shyama Sundar. Los caballos y coches ya habían llegado. Cada cual se
dirigió a su medio de transporte respectivo. Y abandonamos el lugar.
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%%%%%%%%%

EL VIAJE DE REGRESO
El sueño largamente esperado durante dos años de visitar Badrikshetra, el Badripura, junto
con Sai Bruhadadeswara y el retorno se había cumplido exitosamente. Habían fructificado finalmente
esos sueños. Y ahora, el recordar esos momentos se asemejaba a sueños que jugaban a las
escondidas.

¿Les cuento una anécdota interesante? Hasta ahora no les había relatado en qué forma mi
nombre llegó a ubicarse en la lista de los peregrinos que irían a Badri.

La noticia de que nuestro Señor haría una peregrinación a Badri circuló por bastante tiempo.
Sin embargo, no fue sino hasta comienzos de 1961 que comenzó a tomar forma. Inquirí de algunas
fuentes confiables acerca de cuanto costaría el viaje. Enterándome de que se trataría de un asunto
bastante oneroso, me quedé callada. Se estaba preparando una lista de nombres de quienes
planeaban acompañar al Señor. Aunque en el fondo de mi corazón estaba bastante entusiasmada,
me deprimía el pensar en el gasto que ello implicaba. Pasaba de volar alto a volar bajo en un abrir y
cerrar de ojos.

El 7 de junio de 1961 se reunieron en Madras todos los peregrinos de diferentes rincones del
país que pensaban ir a Badri. Todos fueron acomodados en el ‘Yetiraja Kalyana Mandapam’
(Mylapore) que quedaba muy cerca de la casa de mi hermana. Era un recinto muy confortable con
todo tipo de facilidades. Swami me llamó y ordenó, “¡Mira! Es tu deber el cuidar de todos ellos.
Vela por que se les sirvan a tiempo refrescos y almuerzo, y atiende a sus necesidades. Todos están
recién llegados, de modo que ve a preocuparte de ellos.” Cuando fui, todo parecía como una fiesta
de bodas. En total eran como 80 hombres y mujeres. Después que se hubieron bañado, les serví
desayuno y café. Volví más tarde para informarles que el Señor se reuniría con ellos alrededor de las
10:00 horas. Esa tarde todos los devotos se reunieron en la residencia de la hermana Susheelamma
(G. Venkatamuni Nº 3, Maharaja Surya Rao Road, Alwarpet) para tener el Darshan de nuestro Señor.
Sai Gopal preguntó acerca del bienestar de cada uno y les indicó que adquirieran las cosas
necesarias para un viaje inminente y que estuvieran listos. Les indicó a las damas que no usaran
gran cantidad de joyas y que no llevaran dinero en exceso. Diciendo esto, me miró. Estaba
deprimida, “¡Oh Señor! No tengo un centavo. Es por eso que no puedo ir contigo. Desearía tener
mucho dinero”, pensé para mis adentros.

Los devotos se fueron de compras. Como haría mucho frío en Badri, se les dijo que
comparan mantas de lana, ropa de lana, sweaters y calcetines de lana, ropa de cama, crema
protectora para la cara, cantimploras, un bolso pequeño etc. etc. que serían muy útiles para el viaje.
Esa noche a las 21:00 horas llegó Swami al Mandapam. “Espero que hayan tenido una buena
comida. Deben cuidar la salud.” Y hablando así con unos y otros y permitiéndoles ‘Namaskar’ a
todos, se fue. Cuando estábamos conversando la noche del 6 de junio en casa de mi hermana, la
Sra. Chandran me preguntó, “¿Usted no va a venir?” Vacilante, le respondí que se necesitaría mucho
dinero para el viaje. “¡No sea tonta! Si vamos con Swami. No vamos a necesitar mucho. Vaya a
preguntarle a Swami”, me instó con firmeza. Mientras hablábamos, llegó Swami y preguntó, “¿Qué
es lo que están susurrando?” Rascándome la cabeza, murmuré débilmente, “¡Swami! Yo también
querría ir a Badri.” El Señor soltó una carcajada, “También deseas venir, ¿no es así? Y tenías que
preguntarlo después que todos se hubieran ido… ¿Por qué? ¿Qué estabas haciendo todo este
tiempo? ¿Por qué no anotaste tu nombre?” Mientras hablaba, no pude articular palabra y sólo me
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puse a llorar a mares. Swami se marchó diciendo que no quedaba espacio para nadie más. Con las
lágrimas corriendo a raudales por mis mejillas, bajé las escaleras.

7 de Junio
Todos estaban listos hacia las 08:00 horas y llegaron a la presencia del Señor. Llegaron los
coches y buses. A todos se les informó que habrían de vacunarse. Aparecieron los médicos y a
todos les tocó una inyección. Swami les indicó que fueran ubicándose y se fueron, dejando sólo a
unos pocos con Swami. “¡Oh, qué cacofonía! ¡Habiendo mujeres cerca no puede dejar de haber
ruido!”, diciendo esto, el Señor me preguntó, “¿Por qué no te has ido?” Ante estas palabras,
desapareció toda mi resistencia y se abrieron las compuertas dejando fluir una cascada de lágrimas.
Lloré como un bebé en presencia de Swami. Entretanto llegó mi hermana y se preguntó por qué yo
estaba llorando. El travieso Señor le dijo, mientras se reía a carcajadas, “¡Suseelamma! Mira,
¡Kumaramma quiere una hija ahora!… ¿Qué voy a hacer con ella?” Todos los presentes se rieron
con ganas. “¡Mira que vaca tan tonta! Guarda silencio todos estos días y ahora dice que quiere
venir. ¡Ya no quedan boletos para Badri! ¿Qué podemos hacer?”, dijo Swami. Yo maldecía mi
destino y me culpaba a mí misma. Entretanto, el Malvado Señorcito se volvió hacia mí y gritó,
“¡Kumaramma!” Me acerqué a Él corriendo, “¿Quieres venir a Badri? ¡Entonces muévete!”, dijo.
Para entonces eran las 10:00 horas pasadas y el tren partía a las 11:00. No tenía ninguno de los
artículos necesarios para el viaje. Me sentía pedida y aturdida. Tenía la garganta seca. Murmuré,
“Swami, no he empaquetado mi ropa. No he comprado nada.” Dijo, “Todo el tiempo has estado
llorando porque quieres ir. Ahora que te llamo, me estás dando excusas. ¿Te gustaría venir?” Yo
estaba por decir algo, pero Él repitió, “¿Te gustaría venir?” Dije, “Sí”. “Entonces, ¿no necesitarías el
permiso de tu marido?” Mi marido se acercó. “¡Oye! Tu mujer también quiere ir a Badri. ¿La
llevo?” Mi marido quedó tan alelado como si le hubiera caído un rayo del cielo. No tenía idea de
mis planes, ya que nunca le doy el menor indicio. Con expresión de azoramiento, respondió, “Quién
soy yo, Swami… No hay fortuna mayor que poder ir contigo…”

¿Pueden imaginar lo que hice? No se vayan a reir de mí. Ambos nos fuimos al Bazar Moro
en taxi, compramos una maleta etc., nos fuimos a casa y recogimos algo de ropa, para volver
rápidamente donde Swami. “¿Y por qué volvieron acá de nuevo? Ya es más que tiempo….” dijo
Swami apresuradamente. Le indiqué que no me habían puesto la vacuna. Entretanto apareció una
doctora y Swami le dijo, “Dale un buen pinchazo y mándala…” Luego, llamando a mi hermana
Eswar, Swami le dijo, “¡Ya es tiempo, pobre atado de nervios! ¡Métela en el coche y bótala en la
estación, a esta tonta vaca!” Diciendo esto con una mirada llena de compasión, juntó Sus Pies y me
indicó que Le hiciera “Namaskara”, agregando, “Nos encontraremos en Delhi”. Esta sola frase iba
cargada con la esencia de todos los mensajes. Después de ofrecer nuestros agradecidos respetos a
Sai Maa, salimos corriendo. Llegando a la estación escuchamos los pitazos del tren… parecía que
estaba gritando que lo abordáramos, aunque perdía al competir con los jubilosos gritos de los devotos.
El tren comenzó a moverse lentamente. Subí de un salto al primer compartimiento que pude
alcanzar. Comenzó a aumentar la velocidad. Mi corazón latía con fuerza y me faltaba el aliento;
sudaba profusamente debido a la excitación nerviosa; me corrían las lágrimas. Podrán imaginar la
alegría que me embargaba por haber subido realmente al tren. Mucho antes de que pudiera salir de
mi estado de euforia, antes de que se secaran mis lágrimas e incluso antes que mis pies se afirmaran
en el suelo, escuché una voz familiar que me llamaba desde atrás, “¡Vijaya! ¡Ven acá! ¡Ven acá!”
Me pregunté quién podría ser… ¡Sí, la voz me parecía familiar! Nuevamente la oí, llamando con más
fuerza. Me pregunté quién me podía haber reconocido en ese compartimiento tan lleno de gente.
Como pude, me volví para mirar hacia atrás, “¡Bhagavan!” suspiró mi corazón cuando ví a la persona
en cuestión. ¿Podrían imaginar quién era? “Venkammakka”… Me sentí tan feliz como si hubiera
estado en el regazo del Señor Mismo. Porque Venkammakka es la compañera más afortunada de
Swami en todas Sus actividades desde Sus días de niño. Ella está a Su lado cuando canta Bhajans
o canciones. Ella Le lleva la comida. Ella organiza los Bhajans. Comparte todos los momentos
tanto felices como difíciles. Hay que tener suerte para conseguir estar a su lado, al lado de
Venkammakka, la hermana mayor de Bhagavan.
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Me hizo sentar a su lado. Todos comenzaron a interrogarme, “Ayer, cuando preguntamos,


decías que no vendrías. ¿Cómo es que estás aquí ahora?” Incapaz de responder, mi condición era
tal que, al no poder reír, me puse a llorar y al no poder llorar, sentía ganas de reír. Mirando hacia el
cielo pensé, qué más podíamos necesitar cuando teníamos al Divino Señor, Sin Forma, tan vasto
como el cielo y que está eternamente con nosotros y junto a nosotros. ¿Qué más debiera uno tener?
Todas comenzamos a hablar. Cuando hablábamos de nuestro Divino Maestro, apareció
amablemente Raka Sudhakara (la Luna), al parecer con la intención de prestar oídos a nuestra
conversación.

Poco después de que llegáramos a la casa de huéspedes en Delhi, llegó un señor


preguntando, “¿Quién aquí es Vijayamma?” Cuando inquirí por qué estaba preguntando por mí,
replicó, “Swami ha enviado esta ropa de cama para usted. Y en el mismo bolso hay de todo,
calcetas, guantes, chal y todo lo que necesita.” Al escucharlo, sentí como si el Mismo Emperador del
Océano hubiera entrado en mis ojos y empapándome hasta el corazón. Al verme así, el señor se
mostró perplejo y dijo, “Mi nombre es Narayanayya y soy amigo del señor Venkatamuni.” Diciendo
esto se marchó sin esperar siquiera una respuesta. Mi corazón gritaba, “¡Maa! ¡Oh Sai Maa!” La
cabeza se me había roto en pedazos. ¡Oh Padre! ¿Cómo Te acordaste de un insignificante insecto
como yo en medio de tanto trabajo y tantas personas a Tu alrededor? ¡Como pudiste acordarte de
un detalle insignificante así, a pesar de la presión de tanto trabajo! ¡Cómo, cómo, cómo! ¡Que
debiera hacer como retribución! ¿Qué más puedo hacer para participar de Tu Amor? ¡MAA! Era
todo lo que podía decir y no podía hacer nada sino unir mis manos en reverencia.

¡Te podría regalar un objeto de oro,


Mas Tu mismo eres un montón de oro
Y una mina de riquezas!
¡Te podría regalar joyas llenas de piedras preciosas,
Mas Tu mismo eres el océano de todas las gemas!
¡Te podría haber dado vestimentas de seda para usar.
Mas cómo podría alguna vez fabricar una tela
Que pudiera envolverte!
¡Cómo puedo adorar con kumkum y cúrcuma esos Pies,
siendo que tres cuartos de ellos están bajo el agua!
Cuando Tu mismo eres el Universo
Y el Universo está en Ti.
¡Qué más podría ofrecerte en esta tierra
que mi reverencia con profunda devoción!

¿Han visto alguna vez una tal Encarnación de Afecto, un tan dulce, adorable y auspicioso
Señor y un consolador de los afligidos como Él? ¡Entre los afortunados, realmente somos los pocos
afortunadísimos! Porque esta es una suerte que está más allá de las palabras. Sumida en un
estado de éxtasis, con la mente entregada en profunda humildad, me incliné ante el Señor y Le rogué
que me bendijera para siempre con esta buena fortuna.

En Delhi, cuando Swami se me acercó para preguntar, “¿Recibiste la ropa de cama?


¿Necesitas dinero?” Casi me vuelvo loca de alegría. Y esto no terminó allí. Durante toda la gira,
en cualquier lugar que paráramos, Swami solía acercárseme cuando no había nadie a la vista y,
apoyando Su Abhayahasta sobre Su túnica sin bolsillos, preguntaba, “Dime, ¿cuánto necesitas?
¡Anda, ve a comprarte algo!” Estoy cierta que podrán entender muy bien el estado mental en el que
quedaba cuando el Bienamado Señor decía esto como en una corriente de dulce amor y afecto.
¿Habrá palabras para expresar lo que se siente ante el magnánimo Amor de Sai? ¡Sai es Amor! ¡El
Amor es Sai! ¡Amor Ilimitado! ¡Única Encarnación del Amor!

¡Volvamos ahora a la historia de nuestro Maestrito de Oro! Volvamos para continuar el


relato de nuestro Viaje de Regreso desde Badri. Mientras seguíamos a nuestro Señor Muralidhar,
podíamos recapitular las escenas del viaje que danzaban en nuestras mentes, como en una película.
A media milla de Badri teníamos que cruzar un pequeño riachuelo. El agua no era visible. Todo
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parecía ser como un puente de hielo sólido. No obstante, podía ser peligroso si el hielo se llegaba a
partir en algún lugar y alguna persona era arrastrada por un gélido abrazo hasta el otro mundo.

Sai Chandra Sheckar se puso rápidamente a nuestro lado con una amplia sonrisa en Su
Rostro. “¡Cuidado! Golpéen primero el hielo con sus bastones y luego den el paso. Dejen que los
hombres vayan adelante y ustedes síganlos….” Una señora precavida preguntó, “¿No cederá
cuando pasemos nosotras, puesto que ya habrá soportado el mucho peso de los que pasaran antes?”
El Amoroso Señor le respondió sonriendo, “¡Tu y tus dudas!... ¡Camina!”

Golpeando el hielo con nuestros bastones cruzamos el riachuelo. Nos acompañaba el


Madhava Deva que tiene un corazón que es mucho más fresco que el hielo. Justo después del
riachuelo, el camino era flanqueado por cerros de hielo que parecían verdaderos muros. Me daban
ganas de acariciarlos… ¡Esto es belleza! Mi corazón saltaba de gozo mirando esta sublime
creación. Mientras mirábamos el paisaje, boquiabiertos, casi sin pestañear, comenzaron
repentínamente a rodar hacia nosotros bolas de hielo. Nos aterramos. Mas cuando miramos a
nuestro alrededor, vimos a nuestro Señor de la Picardía que nos miraba ahogando Su risa. Estaba
parado sobre los montones de nieve y pestañeaba rápidamente con aire de inocencia, lo que Le hacía
aparecer como el travieso Señor Krishna de niño. Con una cautivadora y pícara sonrisa en Su
rostro, nuestro Pequeño Bromista lanzaba bolas de nieve hacia todos. Armándonos de valor,
comenzamos también a integrarnos al juego de lanzarnos bolas de nieve. Al poco rato, estas
llegaban de todas partes sin parar. Nos olvidamos por completo con Quien estábamos jugando.
Todo eran gritos y risas de júbilo. Con nuestros bastones picábamos la nieve algo dura para hacer
las bolas. También nos llevamos la nieve a la boca, nos restregamos las caras con ella, mientras nos
seguían cayendo bolas de nieve encima.

¿Habrá jugado así también el Travieso Señor Sri Krishna con las ‘Gopikas’ y los ‘Gopalas’?
Mientras pastaba el ganado entre los árboles del bosque, debe haber disfrutado en jugar a las
escondidas, a subirse a los árboles, a sacar fruta y lanzársela a todos… tal como lo hacía ahora.
¡Como no habían de producirse estas travesuras, siendo que nuestro Sai Krishna no es otro que
Gopala Krishna! “¡Hagan bolas de nieve y láncenlas! ¡No van a tener otra oportunidad como esta
otra vez!” Y así diciendo, nuestro Señor, Fuente de Alegría, continuaba animadamente tirándonos
bolas de nieve. “¡Ea! ¡No coman nieve, no es bueno!” El Hechicero Señor siguió lanzando
misiles de nieve. El jolgorio era generalizado. Riendo entre dientes, corría hacia todos lados como
un pilluelo. Los que venían detrás de nosotros nada había visto y nada sabían, de modo que cuando
comenzaron a lloverles las bolas de nieve, se detuvieron perplejos, sin saber que hacer. Nuestro
Travieso Señor continuaba lanzando proyectiles, mientras reía sonoramente.

¿Sería ‘Raasa Leela’ (juego divino)? ¿Sería ‘Raasa Krida’ (la danza divina de Krishna con
las vaqueras)? ¿Sería ‘Baalya Leela’ (juego infantil)? ¿Serían travesuras? Habiendo asumido el
nacimiento humano valía la pena toda esta actuación. ¡Qué festín más disfrutado, qué éxtasis!
Estábamos todos conmovidos.

“¡Muy bien… suficiente! ¡Vámonos!”, dijo Swami.

“¡Swami, Swami… están llegando más hombres!” “¡Vaya! ¡De veras!” y, así diciendo,
corrió a parapetarse detrás de una rocas y jugó a las escondidas tirando bolas de nieve, como un
niño. Las lanzaba en dirección a las voces, ya fueran de hombres o de mujeres. Nosotras mismas,
nos echábamos la nieve encima y lanzábamos bolas, entre risas y brincos. ¡Qué momentos tan
maravillosos e inolvidables! Se los ofrendamos como ramilletes de flores a los Pies de Loto de
nuestro Señor. Nuestro travieso Swami se entretuvo en echar hielo en los bolsillos y por el cuello de
las camisas a los hombres. Cuando ellos trataban de sacudírselo, saltando, nuestro pilluelo
Señorcito batía palmas y brincaba por todos lados como un fauno – disfrutando de sus apuros. ¡El
Fascinante Travieso Señor! ¡El Pícaro Señorcito! ¡El Consentido Pequeñín! Las manos se nos
habían entumecido con el frío, sin embargo Él no estaba dispuesto a abandonar el ruedo. En ese
gozoso y placentero estado de ánimo, perdimos por completo el sentido del tiempo.
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Entretanto llegó el Hon. Gobernador. Toda la atmósfera cambió. Pidiéndonos que no le


lanzáramos nada a él, Swami amasó una bola de nieve y se la pasó al Gobernador, quien sólo la dejó
caer al suelo, encogiéndose de hombros. Swami se dirigió a él, diciendo, “¿Sabe lo que he estado
haciendo tanto tiempo? ¡Hemos estado jugando con bolas de nieve!” El Gobernador, todo
sonrisas, dijo suavemente, “Basta, Swami. ¡Esto puede afectar Tu salud!” Oyéndole, Swami le
siguió como un muchachito dócil y obediente. Mientras Le seguíamos, se volvió y nos susurró que
hiciéramos bolas de nieves y llenáramos nuestros bolsos con ellas, porque al endurecerse, no se
derretiría. Nos apresuramos a obedecer. Como el Gobernador encabezaba el grupo, Swami redujo
deliberadamente Su paso y comenzó a lanzarle bolas de nieve a los que iban bajando la ladera.
Cuando miraban a su alrededor, perplejos, Swami les indicaba que debían estar alerta frente a alguna
roca que cayera. ¡Pobres almas! Atemorizados, se fueron a amparar bajo una saliente del terreno.
Con ahogadas risitas, el Dulce Bromista tiró algunas bolas más y luego les explicó que no eran sino
pelotones de hielo. Las carcajadas se dejaron oír por todos lados.

¿Piensan ustedes que todo esto es un exceso de jugarretas? ¿Piensan que son demasiadas
travesuras? ¡Noooo!... El juego continuó hasta que se vaciaron los bolsos. El Gobernador lo
disfrutó con una amplia sonrisa.

¿Podemos decir que Él es Dios Mismo? ¿Podemos decir que Él es la Encarnación de Dios?
¿Podemos olvidar en algún momento la forma en que traveseaba con ‘Gopikas’ y ‘Gopalas’ en las
riberas del Yamuna? No están en nuestras mentes los juegos de escondidas que desarrollaba en
Brindavan. Confirmando el tren de pensamientos que daban vuelta por nuestros corazones,
seguíamos al Maestro Niño que hurtaba puñados de mantequilla. Tal vez también Él recordaba la
mantequilla que comía de manos de Yashoda Maa. ¡Tántos incidentes de entonces, no tan sólo uno
o dos! “¡Namo Namaha! ¡Namo Namaha!” ¡Orábamos con las manos unidas al Señor de
Divinidad!

Entretanto, llegó la Sra. Anantha Lakshmi y comentó alegremente, “¿No es ya suficiente la


travesura?” Swami siguió caminando con una sonrisa en Su rostro, como si no hubiera escuchado
nada. ¿Astuto? ¿Pillo? Encantados, le ofrecimos saludos a esta Madre Serena, tan apacible
como el océano de leche y la crema de la leche.

Después de avanzar algunos pasos, Su aire travieso desapareció y se mostró más prosaico.
¡Qué cambio en el encantador rostro del Señor de Ojos de Loto! Todo el tiempo está cambiando.
Ahora, se ha vuelto realmente el Divino Señor Mismo. ¡Nos asombró esta habilidad Suya! ¿Sería el
mismo Señor Krishna que había estado jugando con nosotros, el que se ha transformado ahora
desplegando serenidad como Madhuraadhinaatha – el regente de Mathura, el Señor Krishna?

Comenzábamos a sentir agrietada la nariz y los labios debido al aire gélido. Íbamos a buen
paso con Swami, ya que ir camino abajo era mucho más fácil que subir por los caminos de montaña.
Además, habíamos tomado un descanso por tres días. Hacia las 13:30 habíamos llegado a
Lambaghar y paramos en la hospedería del Templo a Badri. El Señor llegó como a las 14:00 horas.
Había oficiales de policía en diversos puntos, los que nos guiaron. Descansamos por el resto del día.
Al atardecer nos sentamos en los prados con Bhagavan y disfrutamos conversando sobre los
incidentes del viaje a Badri.

El Ganges corría frente a la hospedería. Este Ganges que sólo unos días antes nos
asustaba con su velocidad y su sonido, fluía ahora gentil y agradablemente y, con una ahogada risita
parecía decirnos, “¡Ahora soy vuestra compañera de viaje!”

Los poderosos picachos de los Himalayas que antes nos atemorizaban, como poderosos
guerreros al acecho, parecían tranquilizarnos ahora confirmando que, “¡Somos vuestros Protectores!
¡Somos vuestros Ideales!”

El entorno familiar ahora parecía como que nos daba una cálida bienvenida, como de viejos
camaradas. La naturaleza derramaba gracia y nos sonreía dulcemente como susurrando, “¡También
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yo soy vuestra afectuosa amante!” Y los árboles, sacudiendo suavemente sus cabezas, nos
invitaban amablemente como a viejos amigos.

Partimos temprano, a las 06:00 horas de Lambaghar. El Hechicero Señor, el Majestuoso


Señor, envuelto en ropajes de lana blanca, parecía competir con las montañas cubiertas de nieve y
mofarse de la Reina del Himalaya. El ejército de monos Le seguía. Hacia las 10:30 llegamos a
“Ghat Chatti”. Después del desayuno iniciamos nuevamente el viaje. Swami siguió de largo, sin
detenerse en el lugar. Inquieto, el Gobernador también continuó viaje de inmediato, sin servirse
nada.

En aquellos lugares en que salía una multitud de gente a recibirlo y Le rodeaba, nosotros
simplemente nos escurríamos y Le volvíamos a encontrar. Comenzamos a caminar más
rápidamente, ya que temíamos que Swami siguiera adelante sin detenerse. Intentamos alcanzar a
nuestro Bienamado Señor, mas no lo logramos. Cuando faltaban tres millas para llegar a Joshimatt,
el camino se puso muy escarpado, avanzábamos con grandes dificultades. Se sumaban a ello los
quemantes rayos del sol. El ritmo se hizo más lento, hasta que, finalmente, arribamos a nuestro
destino hacia las 13:00 horas.

Un oficial de policía local apunto su índice hacia la cumbre de un altozano, cuando le


preguntamos acerca del campamento del Gobernador. Esta vez, debido a nuestra experiencia
anterior, ninguno de nosotros mostró fastidio por tener que escalar el cerro. De hecho, tenía sentido
lo que nos había dicho la última vez nuestro Bienamado Maestro. Ahora, el caminar con bastones,
botellas de agua y equipaje resultaba mucho más fácil puesto que nos habíamos acostumbrado y esto
nos ayudó a avanzar cómodamente el resto del trayecto. Éramos capaces ahora de escalar con
cierta agilidad, pese a cargar con nuestras pertenencias, como los gitanos.

“Todo lo que Swami dice y todo lo que ya ha dicho es sólo por nuestro propio bien”. Esta fe
inconmovible en las palabras de Swami debiera quedar firmemente anclada en nuestros corazones,
como nuestro propio aliento.

¿Es Su deseo el causarle dolor a Sus devotos? ¿Qué necesidad tiene de caminar junto a
nosotros? ¿Por qué habría de preocuparse por nuestro alojamiento, inquirir acerca de nuestro
bienestar o proveernos de comodidades? Debiéramos mantener siempre in mente que todo esto no
es sino el resultado de nuestra buena suerte de haber nacido como hijos de esa Siempre Amorosa
Madre Sai. ¡Él no requiere de comodidad alguna! ¡Su única preocupación somos nosotros! Es
vergonzoso que, por nuestra parte, rezonguemos a pesar de todos Sus esfuerzos por hacernos sentir
cómodos. ¡Somos mal agradecidos!

“¿Ha visto a Baba?” le preguntamos a un oficial de policía. “Acaba de pasar por aquí,
caminando”, replicó. Oyendo su respuesta mi mente ardió más que los rayos del sol. El dolor estaba
en mi corazón, “¡Bhagavan! En la mañana pasaste de largo sin detenerte. No has comido nada.
¿Por qué tenías que caminar bajo este sol ardiente?” Mi corazón aleteaba dolido.

¿Debieras hacer caso del necio parloteo de algunos devotos? Como en el ‘Tretayuga’
cuando, por prestar oídos a la cháchara de un aguador, Sita se perdió en el bosque y hubo de sufrir la
separación del Señor Rama.

Hasta en el ‘Dwaparayuga’ tuviste que buscar la mitológica gema de cuyo robo Te acusara
falsamente el rey Satrajithu. ¡Oh Señor, por qué! ¡Qué vías tan extrañas! ¿Debieras tener que
probarle Tu virtud a toda esta necia gente? ¡Qué drama tan asombroso! ¡Tus caminos son
incomprensibles! Te has sometido a esta extenuante caminata sólo por un estúpido comentario de
algunos que se quejaban de no tener un jeep a disposición para ellos, en tanto que Tu viajabas como
un rey… ¡Oh Señor! ¡Eso es injusto! ¡Oh Swami, Tu no te mereces esto! ¡Swami….! Mi
corazón se encogía de dolor. Y bien, ¡de qué sirve llorar por cosas pasadas! Es como esos niños
que se pelean por los puestos, siendo que han venido a comer. Hasta con estos niños grandes el
problema sigue siendo el mismo. Caminábamos ya arrastrando los pies. Tropezando y jadeando
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subíamos, alabando a Tensingh Narkey que había alcanzado la cima del Everest. Cuando llegamos,
finalmente, a terreno plano nos sentimos tan felices como el viajero que encuentra un oasis en medio
del desierto. Nos sentamos en el suelo. Por último llegó Sai Raghava. “¿Han llegado todos?
Coman y tómense un buen descanso. ¡Pobrecillos! Deben estar muy cansados.” Mientras nos
hablaba así, una señora Le preguntó, con las manos unidas, “Swami, ¿por qué seguiste camino sin
detenerte allá? Swami, ¡hemos oído que hasta ahora has venido caminando! ¡Te ves tan cansado!”
El Gran Maestro no prestó mayor atención. Él es la Encarnación del Amor y el Sacrificio. Cuando
salimos a las 13:30 horas, observamos que Sai Maa había enviado por más caballos para algunas
personas que debían regresar. Oímos decir que Swami se había dislocado un tobillo caminando.
¿Qué ayuda Le podíamos brindar más allá de maldecirnos por ser causa de esta desventura?
Cuando Venkammakka intentó preguntarle “¿Cómo está Tu pierna? ¡Deberías haber venido a
caballo!”, Swami le respondió burlonamente, “¿Lo crees?” y se marchó.

En la noche nos sentamos todos a cenar con nuestro Señor. Respondiendo al dicho
“Primeros en comer y últimos en trabajar”, siempre estábamos prontos para instalarnos frente a
nuestros platos de comida. Nos olvidamos del dicho, “Desperdiciamos el alimento y somos una
carga para la tierra”.

Sai Maa se cubrió los labios con un pañuelo para evitar que se vieran las grietas que el frío
había producido. ¡Oh el Dios Tímido! ¡Se preocupa de no inquietar a Sus hijos!” Me sentí
desgraciada frente a la bondad que mostraba para con esos pseudo-devotos.

Swami dijo, “¡Pobrecillos! Lamentablemente no había requesón ni arroz en Badri. Aquí son
muy buenos. ¡Aliméntense bien!” Diciendo así, hizo que nos sirvieran la comida y nos forzó a
comer más. Finalmente habíamos completado nuestra peregrinación a Badri. Todos volvimos sanos
y salvos. ¡Eso es suficiente! Nuestro excursionar terminaba ahora, podíamos caminar con facilidad
las 21 millas que faltaban. A partir de mañana viajaríamos en buses. Cada uno estaría para sí
mismo. Ya no estaríamos todos juntos, caminando, hablando y riendo. En adelante, cada uno
seguiría su camino. Los ojos se nos llenaban de lágrimas al pensarlo. “¡Oh Señor de la
Compasión! ¡Salvador de los desvalidos!”, gemía mi corazón.

Esa noche, antes de meterme en la cama, salí para darme el gusto de mirar esos sagrados
alrededores. Llené mi corazón con los sacros aires y mi mente con esos dulces momentos.
Uniendo mis manos reverentemente para el Señor Shiva y Parvathi, la Divina Pareja, le presenté mis
saludos al Señor Maheshwara, quien estaba en forma física con nosotros. Extasiada y loca de
felicidad me dormí en un estado de bienaventuranza, diciendo “Daasoham” (me rindo a Ti). El Dios
del Sueño me arrulló en Su regazo.

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LOS DIVINOS ‘LEELAS’ DE NUESTRO SEÑOR


DURANTE EL VIAJE

EL SALVADOR DE QUIEN SE REFUGIA EN ÉL


“¡Oh Sai, busco refugio en Ti!” Cuando uno clama “¡Oh Sai nuestro Salvador! ¡Oh Señor
nuestro Protector!” para refugiarse en Él, es el Divino Señor Sai el Dios Perceptible, el único que
puede decir “Estarás siempre protegido” otorgando el “Abhaya Mudra” (una señal de Su amplia
Gracia, cuando levanta Su Mano para asegurarle a uno que no tiene nada que temer, porque cuenta
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con Su Gracia). Con Su Divino “Abhaya Hasta” entrega una dicha sin par y le permite a uno alcanzar
la salvación.

¡El dulce Señor que ha asumido el nacimiento por nosotros es este Divino Dios Sai! El Señor
Universal que nos eleva hasta las alturas del éxtasis al cantar y danzar con nosotros, es este Divino
Dios Sai! ¡El Travieso Señor que sacia nuestra hambre con la mantequilla del Amor es este Divino
Gopala Sai! ¡La burbujeante forma de picardías y juegos es este Divino Bala Gopala Sai! ¡El
Divino Bromista que se ha manifestado en esta tierra sólo por nuestro bien, es este Divino Dios Sai!

Si siguiera escribiendo así, agotaría muy pronto rumas y rumas de papel. Las prodigiosas
historias del Señor Sai pueden hilarse hasta los cielos, que no conocen ni principio ni fin. Él es el
Señor Inspirador para toda la creación misma. El es nuestro Señor Misericordioso. Él es nuestro
dulce y amoroso Dios. Cuando pronunciamos “Sai”, se escucha el eco en el templo de nuestro
corazón, ”Haayt” (consuelo).

“¡Nanu Paalimpa Nadachi Vacchitivaa! ¡Naa Prana Naatha!” = ¡Mi bienamado Señor! ¿Has
hecho todo este trayecto a pie para rescatarme?, como cantaba en una de sus composiciones en
alabanza al Señor Rama el Santo Thayagaraj. El Prathidhama es el Parameshwara Mismo quien ha
venido a cuidar de todos nosotros, a prestar oídos a nuestros pesares y a otorgarnos la salvación.

El viaje hasta Badri es tan peligroso como es excitante. Tan riesgoso como anhelable. Sólo
significa que la peregrinación enseña el hecho que la alegría y el pesar coexisten una al lado del otro.
Agudiza el intelecto mostrando que siempre hay dolor detrás de la felicidad. La felicidad es un
intervalo entre dos dolores. Estos viajes proclaman y entregan pruebas en cuanto a que la vida sería
un desierto si careciera de una sensata mezcla de alegrías y penas. Por ende, hemos de aceptar la
verdad en cuanto a que en estos viajes habremos de encontrar dificultades. Cuando el índice señala
hacia un obstáculo y el pulgar se levanta para vetarlo : nos hace despertar diciendo : “Felicidad y
Pesar son iguales”.

Le permite a la vida alcanzar la salvación. El “Suprabhata” (la canción para despertar) reitera,
a través de lo bueno y lo malo, el hecho que “Alegría y Dolor son los dos cubos de igual peso que
cuelgan en cada extremo del balancín [la vara que el aguador lleva apoyada en el hombro – N. de la
T.]” A uno se le recordará constantemente que la propia sombra va detrás de uno, sin importar el
número de peregrinaciones, ni los baños en ríos sagrados, ni la inmersión en los lagos, ni las visitas a
templos sacros. En la mañana, la sombra de uno le precederá y al atardecer, le seguirá. Esto no
debiera suceder en la realidad : la sombra debiera fundirse en uno. Mas ello sucede a mediodía.
Una vida estable es aquella que carece de sombra. Por mientras la sombra le persiga a uno como un
conjuro, uno no se podrá unir con el Señor Todopoderoso. Esto es lo que nos enseñan nuestras
peregrinaciones. Los pecados de uno no serán borrados tomando simplemente agua sagrada como
‘Teertha’ o participando de las ofrendas que se le hacen a Dios como ‘Prasad’. Estas
peregrinaciones están destinadas a purificar el corazón de uno.

Nosotros habíamos visitado ‘Badrikshetra’, habíamos tenido el Darshan del Señor Badriswara,
habíamos comido una cantidad de ‘Prasad’. Mas, ¿qué es lo que habíamos ganado? ¿Qué fue lo
que habíamos aprendido? ¿Cuál fue el conocimiento extra que habíamos adquirido? ¿Qué fue lo
que habíamos realizado?

Como comentara una vez nuestro Señor, habíamos ido a una peregrinación y estábamos
regresando después de haber vaciado los recipientes con mucho ruido.

No se trata de que nos complazcamos en un regalado sueño. Debiera ser el ‘YOGANIDRA’,


el sueño yógico. Nuestros pensamientos debieran centrarse siempre en torno al Señor
‘YOGESWARA’. Debiéramos aprender el ‘YOGAMUDRA’, la postura piadosa. Debiéramos residir
en el ‘YOGABHOOMI’ en la tierra sagrada. ¿Practicamos alguna de estas cosas? ¿A cuál de ellas
nos hemos dedicado? ¡Ninguna! ¡Ninguna! ¡Ninguna!
55

Prestemos atención a una pequeña anécdota relatada por Swami.

Había una vez un ‘saadhaka’ que sentía el intenso deseo por conocer al Dios Todopoderoso y
se dirigió a una densa floresta, comenzando a hacer penitencia sentado sobre una roca en la posición
de ‘padmasana’ [la posición del loto – N. de la T.] Un buen día, acertó a pasar por ahí el sabio
Narada y le vio. Acercándose al ‘saadhaka’, el sabio inquirió, “¡Señor! Me dirijo a Vaikunt (la
morada del Señor Vishnu). Me voy a encontrar con el Señor Sriman Narayan. ¿Hay algún mensaje
que Le pueda comunicar?” El ‘saadhaka’ respondió, “¡Dile que estoy haciendo esta penitencia para
realizar a Dios Todopoderoso!” Aceptando transmitir el mensaje, Narada partió.

Cerca de cien años más tarde, Narada volvió donde el ‘saadhaka’ y le preguntó ¡cuánto había
aprendido acerca del Dios! El ‘saadhaka’ respondió, “¡Un poquito!” El sabio Narada se fue, sólo
para retornar después de otros cien años. Le volvió a plantear la misma pregunta al ‘saadhaka’ y este
le respondió, “¡He aprendido que puedo realizar a Dios!”. Narada volvió a visitarle después de otros
cien años y le hizo la misma pregunta. Esta vez el ‘saadhaka’ replicó, “¡Oh Sabio! He entendido
claramente que jamás podré realizar al Señor Todopoderoso”. Complacido con la respuesta, Narada
le dijo, “Ahora, con toda seguridad, vas a realizar al Dios Todopoderoso.”

Como reza el adagio, “Buddhi Grahyamateendriyam” = uno nunca podrá comprender a Dios
Todopoderoso mientras piense que lo puede hacer con su intelecto. Sólo cuando se de cuenta que
el conocer a Dios está fuera de su alcance e intelecto y sólo cuando haya sido aniquilado por
completo el ‘ego’, será capaz de comprender el concepto de Dios.

Nada puede ser logrado mientras uno albergue el pensamiento de ‘yo’ y ‘mío’.

Dios es Omnipresente. Es el mismo Dios que mora también en mí. Las peregrinaciones
están destinadas únicamente para hacerle realizar a uno que no hay mejor lugar en todo este ancho
mundo que sea más apacible que el propio hogar. Uno podrá experimentarlo tan sólo cuando se
sienta cansado y frustrado después de dar vueltas por el mundo.

Reza un dicho, “Gana la casa y entonces, gana el mundo”. Si uno puede superar los
problemas y conflictos en el hogar, eso es tanto como llegar a superar nuestros sentidos. Por ende el
último ‘saadhana’ consiste en quedarse en donde uno esté y realizar al más elevado Dios
Todopoderoso mediante el control de los sentidos y los deseos y, así, alcanzar la salvación. Este es
el verdadero “Yoga Saadhana” [la disciplina espiritual que lleva a la unión con Dios – N. de la T.] Así
lo declaró Swami.

Enviemos ahora la historia a donde corresponda y regresemos a nuestro hogar.

En el camino a Badri viajando en bus, podrán observar que hay escasamente un par de
pulgadas entre el bus y el borde del camino. Si accidentalmente el bus sufriera un fuerte sacudón, es
seguro que se despeñaría y uno caería en el regazo de la furiosa Madre Ganges que fluía allá abajo, a
200 pies de distancia. Ni hablar de poder regresar : uno sería absorbido por las rugientes aguas.
Incluso durante nuestro viaje, dos buses que iban delante de nosotros cayeron al río. Mucho antes
de llegar al fondo, se despedazaron. Cerramos los ojos, diciendo “Sai Ram” y, cuando los volvimos a
abrir, no encontramos nada, ni gentes ni los fragmentos del despedazado bus. Todo había sido
arrastrado por la corriente. Lo mismo sucedería caminando. Si, por desgracia, uno resbalara o fuera
topeteado por una cabra, estaría acabado. Su morada sería ya sólo el ‘más allá’… Mas habíamos
emprendido nuestro viaje junto al Amoroso Señor, de modo que regresamos sin problemas ni
temores.

Volvámonos ahora hacia algunos de los maravillosos incidentes que ocurrieran durante el
viaje.

Mientras caminábamos, una señora sintió que le faltaba el aliento y estaba a punto de
desmayarse. Musitando “Sai Ram” sintió que caía. Repentínamente había alguien sosteniéndola y
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le dijo, “¿Qué pasa? ¿Está mareada? ¡Descanse por un momento!” La hizo sentarse sobre una
roca y le dio a beber algo de agua de su “Kamandal” (la escudilla que llevan los ascetas). Caminó
con ella por algún trecho y diciendo, “Ya no necesitas temer, tu gente viene”, el hombtre la dejó.
Cuando ella volvió la cabeza, no lo pudo encontrar por ningún lado. Por lo tanto, ese
“Kamandaladhaari” (el que lleva la escudilla) no era otro que nuestro Parthi Vihari : Él es el salvador
de quien busca refugio en Él.

Como Thayaga Brahma cantara en una de sus composiciones, “¿Quién más podría salvarnos
que no sea el Señor Todopoderoso? ¡Oh Compasivo Señor! No dejaré Tus Pies de Loto. ¡Quién
más puede protegerme! Podrán alcanzar los Grandes Cielos si se aferran a Sus Pies.” De seguro
que esto no es una mera canción. Estas palabras están afirmando la Grandeza de Dios.

Una señora iba a caballo. La práctica común es que lleve las riendas aquel que está guiando
al caballo : mientras una va montada, él camina delante con las riendas en la mano. En realidad no
se trataba de caballos, sino de mulas. Son pequeñas, aunque fuertes. Tenemos que sujetarnos de
la silla, de modo que montarlas no resulta muy fácil. Duelen los muslos con la posición, algunas
señoras desarrollan irritaciones, porque son alérgicas a los animales. Sus pasos le sacuden a uno
con un extraño vaivén.

La señora que iba montada en la mula le pidió al guía que revisara las amarras de las cuerdas
que se veían sueltas, pero él, en lugar de hacerlo, azotó al animal, con una sonrisa en su cara. La
mula comenzó a galopar. Las cuerdas se soltaron y la señora fue lanzada al suelo, alcanzando a
gritar, “¡Sayee!” Al abrir los ojos se encontró cómodamente sentada entre dos grandes piedras.
Recordaba muy bien que había sido recibida por alguien mientras iba cayendo. Cerca había una roca
con un aguzado canto y habría sufrido serias heridas si hubiera caído sobre ella.

Mas queda algo por agregarle a esta historia. Los hombres a cargo de las mulas tienen el
hábito de pedir dinero para té al cruzar por pequeñas aldeas y recurren a estas malas artes cuando
sus pasajeros no les han dado dinero. El hombre de marras desapareció acuciado por el temor,
cuando vio caer a la señora. Otros guías le ayudaron a seguir, luego de haber asegurado
correctamente las correas del animal. Luego ella saludó al Señór, llorando de alegría, “¡Busco refugio
en Tí, Sai! ¡En Tí me refugio!”

La Sra. Anantha Lakshmi, (la mujer del Gobernador) viajaba en un palanquín con cargadores.
En un punto del escarpado sendero de la montaña, al tomar un recodo, la capota del palanquín chocó
contra una saliente del cerro pese a las cuidadosas maniobras de los portadores. La señora salió
disparada como una pelota y cayó de lado. Cerrando los ojos, clamó, “¡Oh Madre!” ¿Qué más se
necesita? Cuando volvió a abrir los ojos se encontró sentada, sana y salva, entre unos arbustos.
No había sufrido ni un rasguño, pero estaba temblando de miedo. Los que venían detrás de ella se
apresuraron a levantarla y a sacarla de allí. El portador estaba aterrado, pero la señora le tranquilizó
y le aseguró que no había sido su culpa.

Estos portadores de parihuelas son generalmente muy robustos, y tienen que serlo, ya que
nos deben cargar. Generalmente son dos para cada parihuela, mas si la persona es obesa, se les
unen dos más y nos cargan por turnos. Pese a que a nosotros se nos hace difícil caminar por estos
angostos senderos, ellos aunque van de a dos muestran una gran destreza. A veces nos llega a
asustar la rapidez de su marcha. Como sea, no debemos temer por nuestras vidas. Se dice que la
muerte siempre es inminente, puede producirse en una habitación, en medio de la floresta, en el agua,
puede sobrevenirnos en la niñez, la juventud o en la madura vejez. Nadie la puede predecir. Todos
deseamos una muerte apacible, pero, por supuesto, todo depende de la ‘VOLUNTAD DE DIOS’.

Si por algún motivo se hubiera llegado a caer alguno de los artículos que llevábamos con
nosotros, generalmente habría rodado cerro abajo con rapidez. No obstante, estos portadores eran
tan buenos conocedores de estas sendas montañosas que, de dos saltos solían recobrarlos. Estos
hombres son de piel oscura, altos y bien formados, con músculos de acero… ¡Por cierto que habían
de ser así para poder cargarnos! Si dialecto es difícil de comprender, son montañeses. Si al caminar
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llegaban a divisar a nuestro Señor, doblaban a medias las rodillas y Le saludaban levantando sus
manos por sobre la cabeza. Generalmente son amables y amistosos. Incluso consiguen te para
nosotros en las aldeas por las que cruzamos. ¡Que Dios les otorgue Sus bendiciones!

Krishna era la hija del Gobernador. Ambas caminábamos juntas, conversando. A Swami Le
rodeaban sólo hombres, no había manera en que nos pudiéramos acercar a Él. Observándolo,
Krishna dijo, “¡Cómo desearía haber nacido como hombre! ¡Ambas podríamos haber caminado a Su
lado y conversado alegremente con Él!” ¡Muy cierto! Mas, ¿habrían podido ser todos tan
afortunados?

En ese momento los portadores se acercaban gritando “¡Bagal! ¡Bagal!” Nos detuvimos de
espaldas contra el cerro. Uno de los caballos casi resbaló cuando pasó frente a nosotras, pero logró
mantenerse en la senda. Lamentablemente, con la pata golpeó a Krishna y la hizo caer del borde,
mientras clamaba, “¡Swami!”. Sin pensar en lo que hacía, bajé rápidamente para sostenerla mientras
caía. Cuando miré hacia atrás, me di cuenta que casi no había espacio para estar de pie.
Estábamos entre inmensas piedras y era imposible trepar por sobre ellas.

¿Cómo había podido hacerlo? ¿Cómo me había sido posible? Todo es posible para el
Señor Sai. No se puede llegar a entender el poder del nombre de Sai. No podía haber sido otro que
el Amado Señor Sai quien extendiera Su Mano en ese instante para sostenerla.

El Misericordioso Dios Sai es devoto de los devotos. Es el protector de los desamparados.


Es el salvador de los indefensos. El es el Océano de la Misericordia y la Compasión. Es la
Personificación del Amor. ¿Tántos títulos y apelativos? ¡Sí! ¡Todos ellos no Se Le han dado por
nada a nuestro Señor. Deberíamos empeñarnos en lograr y merecer el honor de que Swami nos
diga, “¿Por qué temer siendo que Yo estoy aquí? “

“Yogakshemam Vahaamyaham” – no es un dicho vacío, “Yo cargaré con todo el peso de tu


vida y tu bienestar”. La Promesa de Swami en cuanto a que “Él va a estar siempre contigo, a tu lado,
ante tu vista, en tu hogar, frente a ti y detrás tuyo” no es de despreciar.

A la tierna edad de trece años, proclamó, “Maanasa Bhajarey Guru Charanam. Dusthara
Bhavasagara Taranam” - Oh mente, sin adorar los Pies de Loto del Guru Sai Natha, no es posible
cruzar el océano de la vida y la muerte.

Sai Jaganmatha es el Dios Viviente, El cual es inseparable como la sombra de tu Atma (alma)
y que te protege constantemente.

Mientras estábamos narrando entusiastamente todos estos incidentes, el Señorcito


Infinitamente Amoroso se retiró, como si Él no estuviera involucrado. Con expresión inocente, dijo,
“¡Vaya! ¿Y eso es todo?” y se alejó indiferente. Sólo Él es capaz de una tal inocencia.

No he narrado sino unos pocos incidentes aquí.

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LA PAREJA VIRTUOSA E IDEAL


Habiendo nacido como seres humanos es nuestra obligación el darle significado a nuestra
vida. Nuestro deber es honrar y observar el código de conducta establecido por el Dios
Todopoderoso; rezarle con devoción y reverencia totales; contemplarle con un corazón puro, y servirle
desinteresadamente a los pobres; amar a los semejantes sin arrogancia alguna; dedicarse a actos de
caridad hasta donde uno pueda, sin aspirar a posiciones o fortuna; y, por sobre todo, adorar al Dios
Todopoderoso.

La pareja formada por el Gobernador Sri Boorgula Ramakrishna Rao y su mujer Smt. Anantha
Lakshmi, así como los miembros de su familia, son verdaderos ejemplos de ese estilo de vida. El
Hon. Gobernador, un Parlamentario, vestía simplemente un dhoti blanco, una camisa larga blanca, un
gorro al estilo Gandhi y un chal sobre los hombros. Era una persona gentil y de hablar suave. No
hacía aspavientos de su posición ni luchaba por escalar puestos. Nadie observaba tales cualidades
en él, puesto que le eran tan naturales que no resultaban visibles.

No era tarea fácil la de preocuparse de cerca de doscientas personas. ¿Sería posible


satisfacerlas a todas? Uno podría llegar a satisfacer a Dios, pero hacer lo mismo para los devotos es
algo que resulta impensable hasta en sueños. Dios es Omnipresente. Sólo Él puede comprender lo
que hay en nuestros corazones. El verdad, es Él quien posee el corazón real.

A lo largo de todo nuestro viaje en el tren, todo se nos proporcionó en el mismo lugar en que
íbamos sentados. No teníamos que movernos hacia ninguna parte. No teníamos ni siquiera que
lavar los platos que usábamos para comer. A intervalos, se nos servían bebidas calientes y comida.

Fue a partir de Rishikesh que comenzó el viaje en buses y por caminatas. Todo debía estar
preparado para el momento en que llegara la gente, ya sea caminando o en los buses. Incluso
cuando estábamos siendo atendidos y alimentados en un punto, ya estaban terminándose los
preparativos para recibirnos en nuestra siguiente parada. Era tanto que había tres equipos de cocina,
mientras uno de ellos cocinaba en el punto actual de detención, otro viajaba con nosotros y el tercero
ya estaba haciendo los preparativos en nuestro siguiente punto de llegada. ¿En dónde más
podemos recibir este tipo de tratamiento de reyes? ¿Quién más podía organizar así las cosas para
nosotros? ¿Quién era responsable por esta oportunidad de poder viajar con la Leyenda Viviente?
Lo normal sería que cuando surge una oportunidad de oro como ésta, cada cual piensa en disfrutarla
por completo por sí mismo y no en compartirla con otros.

El Gobernador era una persona altruista, un verdadero devoto. Quería compartir su buena
suerte con todos los demás. Y fue debido a estos buenos pensamientos que Bhagavan le acompañó.
Parado a su lado, derramó una gracia ilimitada. Sólo Él es la Encarnación de la Felicidad y sólo Él
puede avaluar lo que se esconde en los recodos de nuestros corazones y fijar un precio por ello,
debido a que Él está siempre sentado en el trono que tiene en nuestros corazones. De qué sirve el
que uno se mantenga sin cambios, como un objeto inanimado, pese a estar cerca de Swami por años
y años y prestarle oídos a Sus incontables discursos. Para un ciego, por ejemplo, no hace diferencia
el que mantenga cerrados o abiertos los ojos. Se cuenta que al preguntársele a un ciego en dónde
estaba, este respondió, “Aquí”. No debiéramos andar a tientas en la oscuridad como los ciegos.
Nuestro objetivo debiera ser el de encontrar un sitio permanente en el Corazón de Oro de nuestro
Señor. Llenemos nuestros corazones con Amor y hagamos todo lo posible por llevar a la práctica las
gemas de los dichos de Sai.

El Gobernador y su mujer caminaban con Sai tal como lo hacíamos nosotros. Cuando nos
sentábamos al llegar a algún destino, ya sea para relajarnos o para estirar las piernas, ellos estaban
preocupados de organizar todo lo que fuera necesario para nuestro acomodo. Comían con nosotros
sobre hojas de banano, en cuclillas junto a nosotros, en el suelo. ¿Cómo podremos pagarles esta
deuda que hemos contraído con ellos? Les estamos inmensamente agradecidos. Aunque ya no se
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encuentran físicamente entre nosotros para recibir nuestros respetuosos pensamientos, sus almas
deben estar disfrutándolos, en dondequiera que estén. Fue nuestra buena fortuna el haber gozado
de la compañía de personas tan virtuosas.

Viaje desde Joshimatt.


Dejamos Joshimatt a las 07:00 horas de la mañana siguiente en nuestro viaje de regreso. Sri
Adi Shankaracharya había establecido un santuario en el lugar y había consagrado en él un
‘Saalingam’ e ídolo del Señor Narasimha único y poderoso. Él es una extraña maravilla en todo el
mundo y Sus manifestaciones han sido siempre muy peculiares. Se dice que cuando uno se para
frente a este ídolo, la deidad señalará nuestros errores abriendo la boca y nos advertirá de llevar una
buena vida, al menos de ahí en adelante, llena de Amor por Dios y de temor al pecado. Se relata
también que Sri Adi Shankaracharya sumergió en el Ganges un ‘Yantra’ (talismán) de oro dotado de
numerosos poderes espirituales. Los devotos disfrutan visitando templos como los de Vasudeva,
Nava Durga, Jyoteeswar, Rameswar, Sita Devi etc. que se sitúan en los alrededores de Joshimatt.
Son numerosos los devotos que llegan hasta aquí y que son bendecidos. Durante el invierno, la
oficina del Comité del Templo de Badri se traslada también a este lugar.

Sentimos como un vacío cuando nuestra caminata llegó a su fin aquí. Teníamos una
sensación como de estar perdidos. Mas entonces llegó nuestro Señor, la Flor Celestial de los
devotos. “A partir de aquí, el camino hasta Srinagar es muy malo y el recorrido está lleno de curvas.
Ya le advertimos a los conductores de no exceder los 20 km/hora. Si alguien siente náuseas, deberá
tomar tabletas.” Con estas palabras de advertencia, Swami nos dejó después de concedernos
‘namaskaras’ . Se nos pidió que subiéramos a nuestros respectivos buses. En el camino, Swami les
dio Darshan a los fundadores del Fideicomiso de Sri Rama. También dio Darshan y derramó Su
Gracia sobre los devotos de Chamoli que esperaban junto al camino. Llegamos a Srinagar hacia las
12:30 hrs. Nuestro campamento estaba arriba del cerro. Como ya nos habíamos acostumbrado, no
nos significó mucho esfuerzo el ascenso. En el atardecer todos nos sentamos sobre el césped en
torno al Señor. Hacía tiempo que no Le habíamos podido mirar hasta saciarnos ni conversar tan a
gusto. Swami nos contó acerca de Karnaprayag y Devaprayag.

Devaprayag

Es en este lugar en que se encuentran (Sangam = asocian) los ríos Bhagirathi y Alakananda y,
a partir de esta confluencia el curso único toma el nombre de “Ganga” (Ganges). El lugar dista unas
14 millas de Hrishikesh. Se dice que para purificarse del pecado de haber muerto a Ravana, el Señor
Sri Rama hizo penitencia aquí. El templo del Señor Sri Rama es muy grande y en él se adora al
Señor Shiva. En este lugar se usaba, anteriormente, presentar ofrendas a los ancestros. Los
peregrinos solían seguir camino hacia Tehri y Yamunotri.

Se celebran aquí con gran alegría y entusiasmo los festivales de Vasantha Panchami, de Sri
Rama Navami etc. La naturaleza es bellísima. Uno encuentra durante todo el año a numerosos
ascetas que pasan por estos lugares.

Karna o Rudraprayag

Está situado a 18 millas de Srinagar y no se puede llegar sino en bus. Es el punto de


confluencia de los ríos Mandakini y Alakananda y también se cruzan aquí las sendas de Kedernath y
de Badri. Se dice que el sabio Narada oró aquí rogando por el Darshan del Señor Shiva.
Obviamente también se levanta aquí un templo al Señor Shiva y, como es adorado aquí bajo el
nombre de Rudra, el lugar se llama así. Cada uno de estos lugares ha sido nombrado según las
respectivas deidades o grandes sabios. Para los peregrinos, las bienaventuranzas son generalmente
provistas por Kaali Kambli Walas. De aquí, el río Mandakini fluye hasta Kedarnath.
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Srinagar

Srinagar se encuentra a 19 millas de distancia de Devaprayag. Uno llega al lugar caminando.


Durante el período del Sathyayuga, un rey de nombre Sathyasand adoraba a Sri Yantra (un talismán).
Ese objeto se encuentra en posición invertida en el río Alakananda.

Aunque el río ‘Virahi Ganga’ pasa, desde hace 60 años, sumergido por debajo de la ciudad, el
templo de Kamaleswar Mahadev no sufrió daño alguno. Fue ciudad capital para muchos regentes.
Kshettar Baba Kaali Kambliwala construyó una hermosa hospedería para comodidad de los
peregrinos. Swami nos contó que también habían levantado posadas en diferentes lugares y que
proveían de alimento y abrigo a los viajeros. “Cada pulgada de esta tierra está cargada con el poder
de la penitencia y la gracia de grandes sabios”, dijo Swami.

Partimos de Srinagar a las 08:00 de la mañana del 21 de junio. Nuestro siempre Fascinante
Señor llegó hasta los buses resplandeciente como una rosa blanca recién abierta, esparciendo
sonrisas. Después de hacernos preguntas y recibir nuestros saludos, subió en su coche y partió.
Veinte kilómetros antes de Srinagar, nuestros buses se detuvieron por instrucciones de Swami. Él
mismo se había bajado de Su coche y vino corriendo para hacer detenerse a los vehículos.
Indicando hacia el monte cercano, el Señor dijo, “En unos momentos eso va a caer. No les va a ser
posible llegar al otro lado después. Apúrense y lleven sólo su equipaje de mano”. Hombres y
mujeres comenzaron a correr. Swami nos urgía intranquilo para que llegáramos al otro lado del
cerro. Entretanto, Smt. Easwaramma logró aproximarse a paso lento a nuestro Señor y Le pidió en
un tono muy humilde, “Swami, ¡ven también hacia nuestro lado! ¡No te quedes tan cerca del cerro!”
Mientras ella Le rogaba con una débil voz tan llena de Amor, se nos llenaron los ojos de lágrimas a
todos. Ninguna otra persona como no fuera la Madre se aventuraría a acercarse a Sai Deva en
momentos como ese. El Amor de la Madre es profundo e incomprensible. Mirando a la Madre que
Le rogaba alejarse, el Misericordioso Señor le dijo, con el mismo tono afectuoso, “Vayan todos
ustedes adelante. Yo también les seguiré.” No había terminado de pronunciar estas palabras,
mientras cruzaba llevando a Su Madre Consigo, con Su brazo rodeando afectuosamente sus
hombros, que se produjo la avalancha con un inmenso estruendo. El polvo se levantó en remolinos y
cubrió toda el área. El sonido y la fuerza del alud sacudieron todas las piedras menores del entorno,
las que chocando entre sí comenzaron también a deslizarse, parecía un tronar de cañones que nos
ensordecía. Todos estábamos sobrecogidos y conmocionados. Todas las grandes rocas
desaparecían en instantes en el Ganges. El camino quedó totalmente bloqueado. Todo el tráfico se
detuvo y las gentes tuvieron que quedarse en dondequiera que estuvieran. Si no hubiera sido por
nuestro Dulce Maestro, también nosotros nos hubiéramos quedado sólo al otro lado. Como siete u
ocho buses llenos de peregrinos con niños pequeños, se habían quedado atrapados y se mostraban
desolados. Le pedían al Gobernador que les ayudara. Observándolo, el Señor, el Océano de
Misericordia y el Mar de Compasión, corrió hacia el Gobernador al igual que el Señor Srimannarayan
quien fuera a rescatar al rey de los elefantes (Gagendra) de las fauces del cocodrilo.

“Para empezar, haz que se limpie una senda por la que pueda caminar al menos una persona.
Manda a toda esta gente a nuestros buses que están esperando al otro lado.” La senda estuvo
terminada en un santiamén.

Swami levantó Su ‘Abhayahastya’ y le aseguró a todos los que habían quedado varados,
“Suban con tranquilidad a esos buses. ¡No hay peligro alguno!” Oyéndole, los devotos mostraron su
alegría gritando, “¡Jai Baba! ¡Jai Baba!” y saludando al Señor con los corazones aliviados y lágrimas
en sus ojos.

¡Oh Madre, oh Maa!” No eres llamado ‘madre’ sin una razón. ¡“Jagadjanani”, ‘Madre del
Universo’, “Jaganmatha”, Madre de la Creación! ¿Abandonará ella a Sus hijos? ¿Les abandonará
y se marchará cuando estén en peligro? ¡No, imposible! Después de partir los buses, el Señor de
la Compasión dijo, “¡Pobrecillos! Había niños, mujeres y ancianos entre ellos.” Esa misma palabra
61

“Pobrecillos” implica la fusión del total de los catorce mundos, porque el universo está compuesto por
14 mundos.

Smt. Easwaramma se acercó lentamente a Swami. Mirándola, el Bienaventurado Señor le


dijo con una sonrisa radiante, “¡Qué! ¿Quieres quedarte aquí?” y ella Le respondió, “¡No, no puedo
quedarme! Ven, vamos” y diciendo así, Le tomo la Mano y tiró de Él. El Adorable Señor le dijo,
“¿Es que temes otra avalancha?” y con estas palabras comenzó a caminar. Con un profundo suspiro
de alivio, la Madre se adelantó, con una mano sobre su corazón.

¡Ella no es una madre común! ¡Ella es la Grandiosa Madre que diera a luz al Señor Easwara
Mismo! Es una Madre Bendita que diera a luz al Dios Encarnado. Esta Santa Mujer debe haber
reunido en sí todas las virtudes. ¿Quién más puede estar tan cerca del Señor? ¿Podría brotar de
alguien más un Amor Divino así? Este es el epítome del ‘Amor Maternal’, el ‘Apego Materno’ que es
la mayor de las virtudes. ¡Sólo la Madre merece alcanzar una oportunidad así en esta tierra!

Todos nos acomodamos en los tres buses restantes y partimos.

Mucho antes de que comenzáramos el trayecto, el Omnisciente Sai nos había dicho que no
tendríamos lluvia hasta no terminar nuestro viaje a Badri, y, tal como lo dijera, regresamos sin
problemas ni perturbaciones. ¿Por qué habíamos de temer siendo que Dios Mismo estaba viajando
junto a nosotros?

Nos acercábamos a Hrishikesh. Desde las oscuras nubes que cubrían el cielo provenía el
ruido de los truenos. Como si hubiera estado esperando con mil ojos para darle una triunfal
bienvenida a nuestro Señor Sai, el Dios Universal, el Siempre Apreciado Dios del Universo, el
Habitáculo de la Pureza, la Personificación de lo Propicio, al regreso de Su victoriosa gira, Varuna
Deva, el Dios de la Lluvia, pronto a saludarlo con el ‘Aarathi’ ceremonial, dejó caer agua del Ganges
como dulces chaparrones. Cuando caían estos torrenciales chubascos danzando felices, parecía
que toda la naturaleza se hubiera cargado y se hubieran unido cielo y tierra. El viento, loco de
alegría, desplegaba su fuerza doblando grandes árboles. Los caminos quedaron libres de polvo y
suciedad. Parecía como si una alfombra de flores nos fuera precediendo para brindarle la bienvenida
al Bienamado Señor. No había nadie a la vista, sólo estábamos rodeados por agua. La bella escena
de la naturaleza fue representada tan sólo para nosotros.

Hacia la una llegamos al Ashram Andha en Rishikesh. Sri Satchidananda Swami nos recibió
cordialmente. Nos dio la bienvenida uno a uno. El Divino Señor Sai fue saludado con reverencia
como correspondía. Se hicieron los preparativos para el almuerzo y nos llenaron los estómagos con
buena comida y una cantidad de requesón. Con sus espaciosas salas, rodeado de verde y de flores
multicolores, el Ashram era un deleite para los ojos. Por casi una hora llovió copiosamente, como si
el Señor Varuna hiciera esta jubilosa demostración de lluvia, ensordecedores truenos y rayos que
iluminaban más que miles de bombillas eléctricas, acompañada luego por un magnífico arco iris, sólo
para saludar el regreso de Swami. A continuación, satisfecho por haber provisto alegría y gozo para
todos, el Dios de la Lluvia se relajó sobre un lecho de blancas nubes, en medio de un cielo limpio y
azul.

Llegamos a Haridwar hacia las 16:30 junto con Sai Shankara. Todo el entorno que se nos
había antojado nuevo y desafiante un tiempo atrás, nos parecía ahora familiar y acogedor y nos hacía
sentir alegría y felicidad. Llegamos hasta el edificio académico en el que habíamos alojado en
nuestro viaje de ida. Aún antes de descender, recibimos el dulce llamado de Sai Bhoopala
pidiéndonos ir de inmediato… ¡Qué más necesitábamos! Al instante nos reunimos como halcones
junto a Él.

Cuando partimos hacia Badri en el viaje de ida, llevamos con nosotros sólo algunas cosas
esenciales, dejando el resto del equipaje en Hrishikesh. Siguiendo las instrucciones de Swami, las
señoras dejaron en cajas de custodia, el exceso de joyas que llevaban. Ahora Swami organizó la
devolución de todos estos artículos a sus respectivas dueñas.
62

Swami se sentó y preguntó, “¿Cómo les va a todos?” Nos agolpamos a Su alrededor como
moscas. Su compasiva mirada y las expresiones de Su Rostro de Loto nos hechizaron. Sumidos en
un Mar de Felicidad, nuestros corazones tocaban las melodías de la Divina Flauta y, con la mayor
humildad, le ofrecimos nuestras reverencias a Sus diminutos Pies.

Swami nos explicó el significado de Nara y Narayana:

Nara y Narayana son los hermanos del Señor Badriswara. Preocupado por que pudiera
perder su trono, el Señor Indra envió a unas bellas hechiceras para perturbar la concentración de los
hermanos que se encontraban en una profunda meditación en los Himalayas. Irritado por la
interrupción, pero no queriendo maldecirlas, Narayana se dio un golpe en el muslo y creó a una
damisela que superaba en belleza a las que enviara el Señor Indra. Las hermosas hechiceras
enloquecieron al ver una belleza tan superior a ellas y, humilladas, regresaron a Indra. Como esta
damisela fuera creada desde el muslo, se llamó ‘Urvasi’ (‘uuruvu’ significa muslo en sánscrito).

Nara estaba sentado a la izquierda del Señor Badri Narayana, en la postura de Dhanurasana,
en tanto que Narayana estaba sentado en Padmasana. Por casualidad, Prahlada acertó a pasar
frente a ellos que estaban quietos como rocas, en profunda meditación, con sus arcos y flechas
diseminados a su alrededor. Imaginando que no eran verdaderos Saadhakas, Prahlada les insultó y
entabló combate con ellos. Prahlada se sorprendió cuando Narayana asumió la forma del Señor
Narasimha, su Dios favorito, y cayó de rodillas venerándole.

Prahlada que hasta entonces tenía el concepto del “Dwaitam” o sea el ‘Dualismo’ de ‘Atha’, el
Sí Mismo y ‘Paramatha’, lo Eterno, realizó en ese instante que, en realidad, no son sino una sola y la
misma cosa. Esto es el “Advaita”. Según algunos, Nara y Narayana son Arjuna y el Señor
Krishna. Esto fue lo que nos relató Swami.

Al lado norte del Señor Badri Narayana tenemos el ‘Ganta Karna’ quien es el ‘Kshetrapala’ o
la Deidad de la Seguridad. A pesar de ser un Rakshasa (demonio), es un devoto del Señor Shiva.
Va adornado con un collar de calaveras, lleva una cabeza cortada en una mano y una lanza en la otra.
Odiaba tanto al Señor Narayana que velaba por ni siquiera oír Su nombre, para lo cual colgaba
campanillas (gahanta) de sus orejas. Detestaba hasta tal punto la entonación del Narayana Mantra
que hacía sonar fuertísimo sus campanillas para ahogar todo el sonido del Mantra y evitar que se
escuchara. Por ello también se le llama ‘Ghantakarna’ o aquel que cuelga campanas de sus orejas.
Después de hacer mucha penitencia, logró el Darshan del Señor Shiva. El Señor Shiva observó que
la mejor forma de curar de su odio a Ghantakarna era concediéndole el conocimiento del ‘Advaita’.
Por lo tanto le ordenó dirigirse a Badri y obtener el Darshan de Bhagavan Narayana. Incapaz de
desobedecer las órdenes del Señor Shiva, Ghantakarna y partió rumbo a Badri. Cuando llegó allá, el
Señor Narayana le hizo llamar y, apareciendo ante él en Su verdadera identidad, le aconsejó desistir
de sus acciones demoníacas, desechar sus atavíos demoníacos y comportarse de manera correcta.
El Rakshasa siguió de ahí en adelante los consejos de Narayana y, abandonando su conducta
anterior, hizo rigurosa penitencia. Complacido por su sinceridad, el Señor Narayana le nombró Su
‘Kshetrapalaka’ (protector) y le mantuvo próximo a Él.

Nos acomodamos para el almuerzo y, luego nos reunimos en los prados. Swami nos deleitó
cantando junto con Ramu y Lakshman. Hablando acerca del Templo de Badri, nuestro Maestrito nos
explicó la historia de Kubera.

“Cuando Ravana adoraba con la mayor reverencia al Señor Shiva en el monte Kailash,
Kubera había sido asignado a cuidar de él y proveerle de todo lo que requiriera. Una vez, cuando
sonaron las campanas de la muerte, Ravana hizo traer a sus hijas y Kubera las ocultó bajo la Madre
Tierra. Después de largo tiempo salieron de su escondite. Una de ellas siguió a un ‘Yogi’ quien iba
hacia el norte. Este no era otro que el Mismo Señor Shiva. Como retribución a su sincera devoción,
el Señor Shiva le asignó la tarea de cuidar de Él y de servirle”, nos contó Swami.
63

Mi hermana y mi cuñado también vinieron conmigo a Badri. Como ellos viajaban a caballo,
me era difícil encontrarles. Y cuando nos juntábamos por la noche, casi no podíamos conversar,
porque nos rendía el cansancio.

Sri Narayanayya garu estaba pendiente de nuestras necesidades en todo momento. Hemos
quedado en deuda con él para siempre.

22 de Junio
Todo está tranquilo. Nuestros ojos esperan ansiosos el Darshan del Abhayavaradaaji. Llegó
finalmente el Señor Sai Narayana, canturreando dulces melodías como Navanita Chora (el ladrón de
mantequilla, el Señor Krishna). Escuchándole cantar “Sogasuga Mridanga Tolamu” (la composición
del Santo Thyagaraj que glorifica la belleza y ritmo del Señor Rama) sentíamos que, en verdad, Señor,
nuestros corazones marcaban el ritmo como ‘mridangas’ (instrumento de percusión). ¡Las ansias de
nuestros corazones son insaciables! ¿Qué más podíamos hacer?

Sentado al lado de Su madre, Smt. Easwaramma, nuestro Señor iba discutiendo con cada uno
de nosotros acerca de cómo llegar a nuestros destinos y si requeríamos de escolta. Éramos pocos
los que estábamos allí, ya que la mayoría había salido de compras. Con Su Abhayahasta apoyada a
un costado, le preguntó bromeando a ‘Grihamammayi’ (la madre de la casa), “¿Vaya, tu no saliste de
compras? ¿Por qué? ¡Ah, no tenías dinero! Y, ¿cuánto quieres?” Mientras la tentaba así, todos
reíamos. La Santa Madre, Le respondió en el mismo tono y dijo, “Swami, ¡dame cinco mil!” Este le
respondió maliciosamente, “¡Vaya, pero eso es mucho! ¿Qué vas a hacer con ese dinero?” Esa
Madre que había dado a luz al Señor Mismo, no se quedó atrás. Le replicó con sarcasmo, “¡Mira!
¿Pero qué es para Ti esa suma? ¿Qué podemos conseguir por míseros cinco mil? ¡Agrégale otros
cinco y dámelos! Después de haber venido a esta gran peregrinación, ¿no debiera darles algo a las
gentes allá en la aldea? ¿Qué les podría responder si me preguntaran que les había comprado
después de viajar tan lejos?” Resultaba tan increíble oirla decir todo esto, con un mohín de pena.
Swami exclamó, “¿Vaya, así es que planeas despojarme de todo el dinero que tengo?” Sorprendida,
Le miró boquiabierta y, presionando sus mejillas con los índices, murmuró, “¿Eso es todo lo que
tienes, Swami? ¿Y Te duele dármelo?”

Este intercambio de bromas entre Bhagavan y la Madre nos tenía embobados a todos. Esto
nos hizo pensar en Yashoda y en Bala Krishna.

Más tarde, mirando a la Sra. Lokanathan, Swami le preguntó su nombre. Ruborizándose,


respondió, “Manoranjitan” (una flor india que exhala varios aromas). Con una risita tintineante,
Swami le dijo, “¡Oh… que refinada fragancia!”

Algunos de nosotros estábamos de pie durante todo este tiempo. Mirándonos, Swami nos
dijo, “¿Por qué no se sientan? ¿Están de guardia?” Le preguntó luego a la Madre, “¿Qué tal
Badri?” y al observar que ella miraba hacia todos los presentes, continuó, “¡Oye! ¿Por qué los miras
a todos, cuando te estoy haciendo una pregunta?” Con cierta vacilación, ella replicó, “Si no me
regañas, me gustaría decirte algo… pero tal vez otros vayan a protestar…” Swami, “¡Por qué
andas con tantos rodeos, en lugar de ir al grano!” En ese instante, se interpuso la Sra. Anantha
Lakshmi diciendo, “¡No es tan magnífico, Swami! ¡Nuestro Prasanthi Nilayam es mucho mejor!”
Cuando ella dijo esto, otros se le fueron uniendo, al hacer acopio de valor : todos apoyaron lo que
dijera. A esto Swami respondió, “De hecho no hay mejor lugar que nuestro Parthi. Mas hay una
razón para molestarles y traerles tan lejos. Sólo viniendo hasta acá podrán apreciar la diferencia.
Todas las peregrinaciones son como esta. ¿Qué necesidad hay para ir de peregrinación? Se hace
para controlar los placeres sensoriales y para relajar la mente. Para llegar a creer firmemente en que
el Señor reside dentro de sus corazones. Para controlar esta mente que se comporta como un mono,
recurrimos a las peregrinaciones. Ellas sirven para inculcar el espíritu del “Advaita”, la unicidad con
Dios Todopoderoso.”
64

“Hay buses dispuestos para que visiten Mathura y Brindavan. Por supuesto que ya no hay
nada que ver allí, salvo plantas y arbustos.” Por unos momentos, Swami describió los “leelas” del
Señor Sai Krishna. Entretanto, nos llamaron a almorzar. “¡Vean las molestias que el Gobernador se
toma por ustedes!” y, diciendo esto, Swami se marchó. ¿Se nos habría presentado esta oportunidad
si hubiéramos salido de compras? ¿Habríamos sido testigos de las bromas entre Madre e Hijo?

Poco después de haber almorzado, la mayoría de los devotos se fue a sus respectivos
lugares. Toda la dicha que experimentáramos se desvaneció. Pronto nos tocaría también nuestro
turno. Mas, ¿podría evitarse?

En eso llegó Swami y dijo, “El Gobernador Me está pidiendo ir a Nainital. Se entristecería si
le digo que no.” Volviéndose hacía mí, dijo, “¿Quieres venir a Nainital?” Repliqué, “Como quieras,
Swami…” Mas el Omnisciente Señor agregó, “Has estado soñando ya por algún tiempo con visitar
Mathura y Brindavan, de modo que ve allá y luego, vuelve.” Mi corazón quedó atontado y postrado a
Sus Pies de Loto. El Compasivo Señor continuó, “Visiten también Dehra Dan en bus y luego
regresen a Delhi por tren. Para entonces, Yo también habré llegado a Delhi. Partirán temprano
mañana. Organicen su equipaje”, con estas palabras, Swami nos dejó.

Todos los dorados sueños se han desvanecido. Se nos llenaron los ojos de lágrimas. El
corazón gemía de dolor y latía con fuerza.

Repentínamente sentí que mi conciencia me regañaba con una fuerte palmada, “Has pasado
30 días completos con Sai Narayan, con el Divino Señor Narayan Mismo. Has experimentado una
dicha que no habrías ni soñado. ¿Por qué habrías de sufrir en lugar de sentirte dichosa recordando
esos maravillosos momentos?” Así me enseñó una lección mi conciencia : en verdad, había sido una
maravillosa y única oportunidad la que se me brindara. En todo caso, rompe el corazón el dejar a la
Madre Amada e irse, traté de consolarme.

23 de Junio
Listos para partir estábamos todos en el hall esperando la llegada de la Bienamada Madre
Sai. Llena de Gracia y de Amor, entró prodigando el Amor de Mil Madres.

Mirando a cada uno a Su alrededor, el Señor dijo, “¡Vengan! Presenten sus saludos y
obtengan Bendiciones”. Mientras me agachaba para besar los Pies de Loto, un llanto incontrolable
hizo que mis lágrimas le dieran el ‘Abhishek’ (baño sagrado a los ídolos) a esos delicados pies.
Cuando empecé a hipar debido a mi llanto incontrolado, hasta el rostro del Señor mostró
conmiseración. Consolándome en un tono dulce y afectuoso, dijo, “¡Oye! ¿Por qué habrías de
llorar? ¿No nos vamos a encontrar de nuevo muy pronto? Por el momento, repasa los recuerdos de
todo lo que vieras.” Todo mi cuerpo se llenó de la calidez y la dulzura de Sus palabras y tono.

Cuando se me acercó para llenarme las manos con ‘Prasadam’, inquirió en un tono inaudible
para los demás, “Dime, ¿necesitas algo de dinero?” Oyéndole, mis lágrimas volvieron a brotar a
raudales, mientras Le decía no moviendo la cabeza. “Ve a sentarte en un bus. Ya vendré Yo”, dijo
el dulce Señor. Me sentía incapaz de dejarle o de apartarme de Él, de modo que, al igual que los
demás y sin otra alternativa, me encaminé hacia los buses, arrastrando los pies. Minutos más tarde,
nuestro Señor, el Conquistador de nuestras Vidas, subió a nuestro bus y nos bendijo hasta la
saciedad, diciendo, “Vayan, véanlo todo y vuelvan. Nos encontraremos en Delhi.” Luego descendió
y permaneció allí, agitando Su pañuelo, hasta que los buses estuvieron fuera de Su Vista.

Resonaban los alegres gritos de, “Bhagavan Sri Sathya Sai Baba ki Jai”. Hacia las 17:00
horas llegamos a Dehra Dun. Más tarde seguimos viaje a Delhi. Conversábamos entre nosotras
únicamente de la ‘Madre’ y del dolor de la separación.
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La peregrinación había terminado. Conservábamos en el templo de nuestros corazones una


bellísima guirnalda de maravillosas experiencias.

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LA GIRA A MATHURA Y BRINDAVAN


24 de Junio
Leer el “Bhagavatha”, la historia del Señor Krishna, nos produce alegría y felicidad. De dice
que quien lo lee es bendecido con alegría. Pero, lamentablemente para mí, fue tristeza en vez de
alegría, porque no podíamos encontrar alegría en nadie de los que lo leyeran. Entonces mi corazón
ansiaba la experiencia de las traviesas bromas de Sri Krishna y de Su Amor que es como mantequilla.
El corazón clama por la respuesta de ese Amor tan suave. Como dicen los doctos, no se pierde ni
una sóla gota de las lágrimas que se derramen por Dios Todopoderoso. Dios puede enjugar las
lágrimas y bañarle a uno en las frescas y fragantes aguas del Amor.

Esto ha resultado verídico en mi caso. Soy tan afortunada como para haber gozado del
afecto de la Personificación del Amor quien enjuga las lágrimas que brotan de los ojos. Cuando el
corazón dolido sufría en su congoja, el Señor me despertaba con suavidad, abría tiernamente las
puertas de mi corazón y lo llenaba de dulce amor, con lo cual hacía que se desvanecieran mis
lastimeros suspiros. En la morada de mi corazón que estaba en constante agitación, Él consagró el
bello recipiente con el néctar del Amor. El Señor es el Kalpatharu, el árbol que concede deseos para
los indefensos. Es el Protector de los menesterosos. Es el Salvador de los afligidos.

Después de haber creado un nicho para mí en un rincón de Su corazón, me proveyó también


de un sitio bajo Sus Pies de Loto y dentro de Su Visión. Nos concedió la dulzura y la fragancia de Su
Amor, las que han fluido desde entonces y que continúan haciéndolo. Como la Madre Amorosa ha
estado iluminando nuestra senda a cada paso y nos ha estado cautivando al empapar cada partícula
nuestra con conciencia. ¡Cómo podríamos dejar de pensar en Él! ¡No hay alabanzas suficientes!

¡Oh qué agonía! ¡Ojalá estalle este corazón mío como un volcán! ¡Que arda sin fin! ¡O que
descienda como una catarata! Tal vez entonces quedará aprisionada permanentemente la palabra
MADRE en la jaula de mis reminiscencias. Quedará permanentemente instalada en mi corazón
dorado. Sólo entonces experimentaré y disfrutaré el afecto y cuidado de la Madre Real.
Únicamente el niño que llora será el que la madre abraze, siente en su regazo y acaricie.
Únicamente él recibirá sus mimos y sus sonrisas.

Puede que se pregunten, ¿no es dolorosa esta agonía? ¿No está destrozando el corazón un
anhelo inevitable? ¡Sí! ¡Es una agonía y un anhelo al mismo tiempo! Mas, no pueden alcanzar a
esa Divina Madre a no ser que hagan penitencia con este anhelo. ¿Ansían a la Madre? ¿O
anhelan la fortuna y las riquezas de este mundo? Deben decidirlo por sí mismos. Si quieren perlas,
no les quedará otro camino que sumergirse en lo profundo del mar. No hay más alternativa que
seguir adelante.
66

Hemos venido ahora para tener el Darshan de “Mathurapurivaasa”, el morador de Mathura, Sri
Krishna, dejando atrás a nuestro dulce Sai, el Parthikrishna. Hasta ahora habíamos disfrutado de ver
al Señor Imperceptible en el Bhagavan Perceptible. Y ahora Le hemos dejado para venir a ver al
Imperceptible. Hemos venido en busca de la sombra, dejando atrás la realidad. Así también,
hemos dejado atrás nuestros corazones. Aunque el cuerpo esté físicamente aquí, mentalmente
sigue estando allá, danzando en torno al Madhava, nuestro Señor de Señores.

¡Sí, oh Señor! ¡Tu eres mi existencia! ¡Tu eres MI VIDA! ¡Tu eres mi todo! ¡Oh Sai Maa!

Cuando entramos a los bellos jardines junto al río Yamuna en Brindavan, en donde jugaba
aquel Atadito de Travesuras cuando niño, floreció también el Brindavan de mi corazón. Ingresamos al
templo. Vimos al Señor Kannayya. También vimos a Radha y la consorte del Señor Krishna,
Rumniki. No obstante, no había sino quietud por doquier, ni sonido ni movimiento alguno. Sólo el
follaje que lo rodeaba todo estremecía nuestros corazones, pensando que allí jugueteaba Sri Krishna
con Radha. Visitamos las riberas del río en donde, en más de una noche de luna, había estado el
Señor Krishna con las ‘Gopikas’. Vimos el lago en donde Krishna había danzado sobre la caperuza
de la serpiente ‘Kalinga’, destruyendo su orgullo y su ego. El lago, empero, estaba seco ahora, ya
que estábamos en pleno verano. Tuve que sonreir, porque se me ocurrió que con la lejanía de
nuestro Señor, las lagunas de nuestros corazones también estaban así de secas. Ya hacía muchas
horas que habíamos dejado a Sai Madhava.

Visitamos el lugar en que había nacido el Señor Krishna. La prisión en la cual Devaki y
Vasudev (Sus padres) habían sido mantenidos encarcelados. Nos entristeció esta visita. Pese a
haber dado a luz al Dios Encarnado, eran innumerables e inimaginables las dificultades que habían
tenido que sufrir. En Mathura obtuvimos el Darshan de Mathurathipathi (el Señor de Mathura - Sri
Krishna). El gran ídolo de mármol se veía hermoso envuelto en ropajes de brocado dorado y
adornado con guirnaldas.

Más tarde, a mediodía, visitamos el Taj Mahal. Nos dejó asombrados la brillante estructura
de mármol blanco y el arte y destreza de los relieves y las incrustaciones de piedras de diferentes
colores que la adornan.

Después de visitar diferentes lugares, volvimos tarde en la noche a la casa de huéspedes.

25 de Junio
Hicimos una gira por la ciudad de Delhi. Llegamos a la estación después de haber visitado el
Qutub-Minar, el Raj Bhavan, el Birla Mandir, el Karol Bhag y otros lugares. Fuimos recibidos por un
grupo de devotos que nos comunicaron que habían recibido una llamada telefónica de nuestro Señor,
en la que comunicaba que no llegaría ese día. Nos pedía que estuviéramos contentos y que
siguiéramos viaje a Madras, en donde se nos uniría. También nos mandaba Sus bendiciones a todos.
Partimos, después de ofrendar nuestros saludos a nuestro Magnífico Señor.

Recordando felices el reciente trayecto hasta Badri y cantando Bhajans, llegamos finalmente a
la estación de Madras hacia las 15:30 del 27 de junio. La estación del ferrocarril estaba repleta de
devotos. Las entusiastas aclamaciones nos emocionaron. Nuestros corazones eran mecidos en un
mar de felicidad cuando oímos decir que nuestro Sai Narayan había llegado a mediodía desde Delhi.

Viajamos en 20 automóviles enviados por Swami, cuando descendimos de ellos, apareció la


Insondablemente Amorosa Madre, repartiendo sonrisas a montones, como si fueran jazmines. De
inmediato comenzó a preguntar, “¿Cómo están todos? ¿Fue cómodo el viaje? ¿Cómo encontraron
Mathura, Brindavan? ¡No pude llegar hasta Delhi! ¿Les dolió que no llegara?” Swami lanzaba las
preguntas con la genuina preocupación de una amorosa Madre que ha estado separada por largo
tiempo de sus hijos. Mientras derramaba preguntas sobre nosotros, las lágrimas de alegría fluían sin
freno de nuestros ojos. “¡Vengan! ¡Vengan! ¡Vengan a comer algo!” Y así diciendo, nos guió
67

adentro e hizo que nos sirvieran comida. Más tarde nos sentamos a Su alrededor como polluelos en
torno a la gallina madre. Swami alojó en casa de Susheelakka garu. Inquirió en detalle acerca de
todo lo que habíamos visto en Brindavan. Luego nos ordenó que fuéramos a descansar un rato.

Ahora, todo es como un dulce sueño. Sólo los padres de Swami y los de Bangalore se
quedaron. El resto partió hacia sus respectivos hogares. A las 17:00 horas, cuando se reunió
nuestro grupo y se sentó en torno a Él, Sai Mouleswara comenzó a relatar diferentes aspectos y
detalles acerca de Badri. Quienes no habían podido ir, lamentaban su mala suerte.

Las gentes aguardaban ansiosas el Darshan de nuestro Señor a Su regreso del exitoso viaje a
Badri. Cuando Saayeeswara salió, resonaron trompetas desde los cuatro costados. Él levantó
ambas manos y les bendijo a todos. Su rostro lleno de hechiceras sonrisas y el Amor que rezumaba
de esos Ojos de Loto los meció a todos en un mar de alegría. Luego entró, nos concedió
‘namaskarams’ a todos y nos bendijo con prasad.

Estos veintiún días habían pasado como veintiún minutos. Estos veintiún días serán
memorables y quedarán atesorados para siempre en el ámbito de nuestros corazones.

28 de Junio
Hoy es jueves. Disfrutamos el día ofreciendo miles y miles de saludos florales a nuestro
Gurudev. Decoramos la sala de Puja con vasijas llenas de ‘Ganga jal’ (agua sagrada del Ganges),
fotos y prasadams. A las 11:00 horas entró nuestro Señor, lanzó hacia todas partes una lluvia de
‘Akshatas’ (sagrado arroz con cúrcuma), lo tocó todo con Su ‘Abhayahastha’, distribuyó Ganga
Teertham y prasadam, con lo que nos santificó.

La buena fortuna de nuestros nacimientos es algo indescriptible hasta para Sesha Sai (la
serpiente de mil lenguas). Quedamos para siempre endeudados con Él. Esta relación divina no
puede ser compensada adecuadamente por mucho que prometamos, roguemos o nos inclinemos
ante Ti. Permite que estemos bendecidos para siempre con este flujo de ‘Sai Leela Amrutham’ (el
Néctar de la Gracia de Sai). Permítenos ser una gota en el Océano del Nectarino Amor de Sai.

Mis sinceros agradecimientos a la Sra. Chandran quien sugiriera originalmente este programa
y a nuestro Sai Ratnakara por concedernos este tesoro de dulces recuerdos. Hemos completado
este exitoso Badri Jaitra Yatra, esta piadosa y sagrada peregrinación que ha llenado el recipiente de
nuestros corazones con dulces recuerdos, dulces incidentes, mensajes más dulces aún y, lo más
dulce de todo, la Imagen de Nuestro Dulce Maestro, Sai Mismo. Todos estamos BENDECIDOS.

¡¡JAI PARTHI VISHAL KI JAI!! ¡¡JAI PARTHI VISHAL KI JAI!!


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INDICE
Prefacio 2

OM 4
Plegaria 5
Un Viaje a Badri 6
El Bungalow Damkoti 9
Acerca del Templo de Badri 10
Hrishikesh 11
Viaje desde Haridwar 12
Los Pasos de Danza del Ganges 15
Joshimat 17
Viaje hacia la Salvación 21
El Avatar de Kalki 24
Badri, el más Sagrado de los Lugares 26
Las Fuentes Termales 27
El Lugar Sagrado 28
El Templo de Badri 30
El Señor Badri Narayan 32
El Día más Sagrado 36
El “Netralingam” 37
El Brahma Kapalam 38
Narayana Seva 40
Bienvenidos a Saayeswara 42
El Anhelo de los Devotos 44
El Viaje de Regreso 47
El Salvador de quien busca Refugio en Él 54
La Pareja Virtuosa 58
La Gira a Mathura y Brindavan 65

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