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María Jesús López Esteban

“La salvación del viejo mundo: la patata”

Desde hace algún tiempo rondaba por mi cabeza, la pregunta sobe cual sería el
menú de nuestros antepasados, ¿que comían, que bebían, tendrían golosinas, realizarían
comidas especiales para los días especiales del calendario…? Y esto más que nada es
porque a una le encanta comer y muchas veces piensa en si en otras épocas disfrutarían
comiendo como nosotros o simplemente sería una necesidad más.

Como bien sabemos todos, hay momentos de la historia en que el que comía se
podía dar por dichoso y el que no debía buscarse la vida para llevarse algo al estomago.
Y claro después de este planteamiento tan sencillo, a mi mente le viene un recuerdo
maravilloso de cuando pase unas vacaciones en Irlanda. Después de estar unos cuantos
semanas con una familia estupenda, cuando ya tenia confianza con ellos, decidí
preguntarle a mi “Irish mother” porque comían tantas patatas. Ya se que no es una
pregunta demasiado correcta, pero poneros en mi lugar, la cena de un sábado por
ejemplo, en el plato nos encontrábamos puré de patatas, patatas hervidas y patatas fritas
con una pequeña guarnición de pollo. Mi “madre” no supo que responderme, pero mi
“padre” mucho más rápido me dijo “Las patatas es el alimento irlandés por naturaleza,
gracias a el sobrevivimos a las hambrunas y estamos aquí muy a pesar de los ingleses”.
De este modo, se me despertó el interés por este tubérculo, que hoy de un modo breve
intentaré acercároslo a vosotros también.

Según descubrimientos arqueológicos hay evidencias de su cultivo datados en el


7000 B.P. aunque los restos más importantes son los que encontramos en ruinas de Perú
y Chile en donde han aparecido restos de patatas almacenadas en lugares ocultos, para
ser utilizado en épocas de carestías o de posibles periodos de guerra, datados en el 400
a.C. En estos lares serán conocidas con el nombre de “papa” que es de etimología
quechua, nombre que recibe en toda Sudamérica y en algunas provincias españolas
como son Andalucía o Canarias.

Aunque el “descubrimiento” de la patata se producirá a mediados del S XVI, en


esos momentos en los que España era considerada parte importante del “mundo
mundial”. Será tras la conquista de Perú, llevada a cabo por Francisco de Pizarro en
1535, cuando Pedro de Cieza, soldado y cronista, escribirá una magnifica obra, llamada
“La Crónica de Perú” en la que plasmará paso a paso la conquista de Perú y de la
diversidad del paisaje y de poblaciones, del mismo modo que escribirá sobre todo lo que
le llame la atención, y relatará los diferentes tipos de cultivos que allí encuentren “… de
los mantenimientos naturales, fuera del maíz, hay otros dos que se tiene por principal
bastimiento entre los indios; al uno le llaman papas, que es a manera de turmas de
tierra, que después de cocidas quedan tiernas por dentro como castaña cocida, que no
tienen cáscara, ni hueso más de lo que tiene una turma de la tierra; porque también
nacen debajo de la tierra como ellas; produce este fruto una hierba mas o menos como
la amapola…”. Por su parte otro autor coetáneo como es Agustín de Zarate Cosat
escribirá “… las viandas que en aquellas tierras comen los indios son maíz cocido y
tostado en lugar de pan y la carne de venado es cocinada a la manera de la mojama,

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existe el pescado seco y unas raíces de diversos géneros que ellos llaman yucas,
camotes y papas…”.

Gonzalo Jiménez de Quesada será el encargado de traer el producto a Europa en


lugar de oro, motivo verdadero de la expedición a estas nuevas tierras.
Otro ingles interesado en los productos que venían del Nuevo Mundo, recibirá una
muestra de la planta proveniente de Virginia, la cual será plantada en su huerto. Más
tarde en 1597 publicará un libro donde quedará plasmada la explicación sobre la patata.

Este alimento no tuvo mucha aceptación en el viejo mundo, aunque si que fue
apreciado por los marineros, ya que al comerla no padecían una enfermedad muy típica
como era el escorbuto. A lo largo del S XVI se exportará al resto de Europa, Italia,
Inglaterra, Bélgica, Alemania…, donde fue considerada como extraña, venenosa y
causante del mal. Y esto tiene su explicación, veamos, la patata llegó a Francia
coincidiendo con la aparición de nuevas epidemias, la mayoría llegada del nuevo
mundo, como la lepra, la sífilis, narcosis o la escrófula, esta última es una enfermedad
relacionada con la tuberculosis, que ya se habían dado brotes en la Edad Media, y lo
más duro de oír, es que cuando se sembraban patatas el terreno quedaba yermo para la
posteridad. Con tanta oposición para su cultivo y consumo no quedó más remedio que
realizar un edicto que en resumidas cuentas decía que su cultivo estaría penado con
multas económicas elevadas.
En España no podíamos ser menos y a pesar que Felipe II envió al Papa como presente
unas plantas de patatas junto a una famosa misiva lacrada con un sello en oro, no
faltaron comentarios por parte de los religiosos, siendo muy científicos como en la
mayoría de casos, decían que este “alimento” no podía ser consumido ya que no
aparecía en ningún texto sagrado. Los más dogmáticos llegaron a comentar que todo lo
que crecía bajo tierra era por gracia y obra del diablo y de tal personaje no querían ni los
buenos días. Otros grandes pensadores del momento comentaron que si la planta crecía
con tanta facilidad debía estar bajo el influjo de un embrujo. Además de insinuar que
fueron las causantes del desastre de la Armada Invencible, puesto que cuando los pocos
barcos que nos quedaron tras el desastre tocaron tierras irlandesas lo primero que se
desembarcó de ellos fueron los víveres y ¿que había en su mayoría? Patatas.
Para acabar con las leyendas, comentaremos “posiblemente” el inicio de los conflictos
entre irlandeses e ingleses. Walter Raleigh, una vez perdido el aprecio de la reina Isabel
I de Inglaterra, se marchó a vivir a Irlanda. En sus múltiples intentos por recuperar el
favor de ésta, envió a la corte una cosecha de patatas. La reina embaucada por la flor tan
bonita decidió celebrar un banquete, con tan mala suerte, que los cocineros reales,
ofrecieron a los comensales las hojas y los tallos que son sumamente venenosos, ¿sería
el cocinero irlandés también?, quedando desde este momento prohibido el cultivo y el
consumo de estas por las cortes inglesas.

Volviendo a España, a finales del S XVI se produjo una de las muchas


hambrunas que se darán a lo largo de toda la Edad Moderna, y como los hospitales y los
lugares de beneficencia estaban a cargo de la Iglesia, al no poder atender a los enfermos,
el ecónomo del hospital de Sevilla, decidió comprar gran cantidad de patatas que por
estos entonces tan solo se usaban para embuchar a los animales, sobre todo a los cerdos,
así que su precio era bastante bajo. La experiencia fue muy positiva, pero a pesar de
esto, no se introduciría en la dieta como alimento habitual.

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En 1596 se realizará la primera descripción científica realizada por Gaspar


Bauhin, dándole el nombre de “solanum tuberosum”.
Ya en 1771 Antoine Agustin Parmentier, un militar y químico francés, será el encargado
de introducir la patata dentro del menú francés, ya que en estos momentos Francia
estaba atravesando una crisis y la patata sería capaz de reducir la calamidad y carestía
alimenticia. ¿Y como se le ocurrió la idea? Pues muy sencillo, este hombre como bien
hemos dicho al presentarlo, además de investigador había sido militar y había
participado en la Guerra de los Siete años, en la que entró en prisión unas cuantas veces
y según dice en su biografía sobrevivió gracias al consumo de la patata.
Además de todos esos ejemplos no debemos olvidar la frase de mi “padre irlandés” y es
que en Irlanda las hambrunas eran más habituales que en el resto del viejo mundo.
Estos ya se alimentaban con patatas desde momentos tempranos del S XVII,
sobreviviendo gracias a ellas, pero el momento más destacado de su consumo será en la
“Gran Hambruna de 1845-1849”, que gracias a la buena gestión llevada por los
mandatarios y las altas esferas, el pueblo irlandés no tuvo nada más que llevarse a la
boca la fabulosa patata dando gracias por otro lado que la cosecha de ese año fue buena
a pesar de ser escasa para alimentar a toda la nación.

Ahora que sabemos todo esto sobre la patata deberíamos tener más respeto hacia
ella, ya que muy posiblemente el mundo, siendo el mundo, desde la percepción
egocentrista europea, sobrevivió por este alimento. Si Rusia e Irlanda existen hoy en día
es gracias a la patata, pues la oprimida y prolífica plebe irlandesa y la desbordante
población eslava habrían sido mortalmente diezmadas por el hambre de no haber podido
comer este alimento. Y si hacemos un listado mental posiblemente nuestro recetario,
más de un 70% de las comidas que realizamos a diario, en su base, encontramos patata,
además, muchas bebidas alcohólicas suelen estar fermentadas con patatas como es el
caso del Whiskey, Bourbon o el Vodka.

Para saber más:

GERARD JOHN. “The Herball”. Páginas 926-928


DE CIEZA DE LEÓN, PEDRO. “La crónica de Perú”. Capítulo LXVI.
DE ZARATE COSAT, AGUSTÍN. “Historia del descubrimiento y conquista de la
provincia de Perú”.
SAMPER PÉREZ, Mª ÁNGELES. “La alimentación en la España del Siglo de Oro”.
Este libro no cuenta con la patata como alimento pero tiene interesantes recetas de
cocina.
TRAGER JAMES. “The food Chronology”.
VARIOS AUTORES. “The great hunger: Ireland 1845-1849”.

www.foodmuseum.com
http://www.historiacocina.com/historia/

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