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El proyecto de constitución

Es evidente que un porcentaje elevado de la población boliviana no se siente


identificada con el proyecto de constitución promovido por el partido en gobierno.
Aunque dedicaré este trabajo al análisis de algunos puntos específicos, es importante
comprender que ellos no representan el problema de fondo, de hecho, no son más que
síntomas de una enfermedad cuyo origen está impreso en las raíces de nuestra dinámica
social.

Concepto de república.- Muchos quedaron tristemente sorprendidos por la notoria


omisión del término “República” (Un Estado gobernado por representante populares) en
el nuevo texto constitucional. Algunos de ellos intentaron encontrar un significado en
este olvido y no tardaron en lanzar perturbadoras, aunque no bien fundadas,
conclusiones. ¿Será que el gobierno quiere eliminar las representaciones?... ¿Querrán
convertir la forma de gobernarnos en alguna otra no representativa?
Yo no me animaría a la osadía de verter conclusiones sin tener un respaldo sólido, estos
agitadores no necesitan más que un olvido para verter las suyas, por lo que no creo que
convenga tomar en cuenta los análisis que realicen. Este, según mi criterio, no es un
indicador que pueda sernos útil si tenemos la intención de realizar un análisis científico
de esta constitución. Además, la particiación popular está garantizada por una variedad
sin precedentes de procedimientos democrático-representativos.

Nacionalidad boliviana.- Aunque en este punto también nos referimos a una omisión,
esta es una que produce un chillido estridente sobre todos los que estudiamos leyes. El
derecho comparado saca en evidencia que el reconocimiento de una nacionalidad que
unifique a la totalidad de los pobladores es casi un elemento esencial de la forlmula
constitucional. Este dato nos obliga a preguntarnos el motivo detrás de esta desición.

Estando conscientes de el esfuerzo masivo de los asambleistas por proteger a las


nacionalidades indigenas, me pregunto si este aparente descuido no es sino otra
mecanismo de defensa, diseñado para brindar mayor cantidad de herramientas jurídicas
a la porción indígena de la población boliviana.

Símbolos Nacionales y Símbolos Estatales (Coca, Whipala).- Quizás esta sea una de las
críticas más certeras sobre la inexistencia de una nacionalidad que nos ampare a todos
como bolivianos. Uno de los elementos de una comunidad son los símbolos que los
representan como un único pueblo, idealmente deberían representar a la totalidad de los
comunarios. La constitución reconoce símbolos con los que sólo una porción siente
identificación, como la coca o la Whipala. Existe la posibilidad que esta disposición
nutra de símbolos oficiales a las facciones más radicales del divisionismo occidental y
de argumentos a quienes desean desconocer las disposiciones gubernamentales.

Reelección de Presidente.- Este punto se reduce a una sencilla pregunta ¿Es prudente
conservar a un hombre en el poder por 15 años consecutivos? Realmente creemos que
es posible que una persona no vea su carácter alterado por una exposición tan
prolongada al poder. ¿Existirá algún espíritu que no se fragmente con este tipo de
dinámica como rutina durante 15 años?
Según mi criterio, no es deseable exponer al líder a tal carga de poder, no sólo por el
temor de verlo consumido por él, sino porque haciendo esto perdemos algo del
dinamismo propio de un Estado democrático.
Modificación de la constitución.- ¿Excesivamente rígida? Es una pregunta que parece
adecuada para enfrentar este punto. La constitución sólo puede ser modificada por una
asamblea constituyente, un evento poco frecuente por definición. Las normas deben
adaptarse a las circunstancias constantemente dinámicas de la sociedad y, por esto, no
conviene limitar la capacidad de cambio en ninguna de ellas, incluso en la constitución.
Corremos el riesgo de ver expirar a la constitución por su incapacidad de atacar las
nuevas dificultades que nacen con el cambio de las circunstancias.

Verdad en los medios de comunicación.- La constitución exige a los medios de


comunicación ser veraces, pero ¿quién sabe que es verdad? ¿El Estado?... Asusta la idea
de un Estado que sea dueño de la verdad. Tener el monopolio de la verdad corresponde
a gobiernos no democráticos y no resulta recomendable para uno que pretende serlo.

Circunscripciones indígenas.- Sobrerepresentación indígena en las cámaras legislativas,


si tenemos el deseo de conservar la variedad de culturas que cubren a Bolivia de
diversidad, es una alternativa que nos permite tenerlas en cuenta a pesar de sus bajos
números, si buscamos mayor homogeneidad en la población y mayor gobernabilidad,
podría resultar siendo un obstáculo a la consecución de políticas estatales.

Elección de magistrados y procurador.- Como efecto inmediato de esta nueva figura


corremos el peligro de tener en estos puestos a personas extremadamente carismáticas
pero no my bien preparadas en lo técnico para afrontar su cargo. La elección sólo
garantiza que las ideas y el carisma del futuro encargado del puesto son bien recibidas
en los pobladores, pero no garantiza la capacidad técnica. No recomiendo este método
para cargos técnicos de alto perfil como estos.

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