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Libertad Cerebral

Emilio del Barco

Sin libertad no hay progreso. Para el pensamiento ahogado, reprimido, sólo es vital
la libertad. Para expandirse y fertilizar la acción humana, necesita fluir libre.
Después, lo que sea. Ya vendrá.

Jugarse la vida para ser libre, no es una aventura, es merecerse vivir. Sin libertad,
sólo podremos servir a quien nos la quita. El secreto de toda enseñanza dogmática
es adueñarse de la libertad individual y colectiva de los pueblos. Sólo los rectores
de las creencias, se consideran autorizados, para gobernar la libertad ajena. Con
ayuda de una conexión directa y exclusiva con los poderes celestiales. Si dejamos
las llaves del cielo propio en manos de otro, él será administrador de nuestra gloria.
Los innovadores y revolucionarios crean mundos nuevos, los conservadores,
congelan lo que les interesa conservar.

Verdad asumida es la que cada persona alberga en su mente, no la que los


escribientes de turno hayan definido en sus libros. Cada uno en su época, a lo largo
de milenios. Cada cual reflejó la versión de la verdad que albergaba en su cerebro.
No siempre coincidente con la del resto. Pero, esa versión de la verdad, que nació
en ellos libremente, pretenden imponerla a quienes no tuvieron la dicha de
comunicarse directamente con el Señor del Universo.

Ahí empieza la intimidación, porque la fe se percibe, no se recibe por decreto. Quien


tenga una fe inculcada, siempre dudará. Y está en su derecho, como humano, de
someter a reflexión lo que otro humano le comunica, para que lo cumpla. La verdad
propia, impuesta a los demás, no puede originar más que violencia. La fuerza nunca
es pacífica. La verdad de uno no tiene que ser la verdad de todos. Contra la
soberbia del dogmático, opongamos la aceptación del diferente, con tolerancia y
humildad.

Alcanzar una meta, motiva para la siguiente. Igual que el individuo ha de sentirse
libre, para no convertirse en un rebelde, o un anulado, los pueblos han de participar
de ese mismo sentimiento. Ahora nos consideramos libres, aunque no lo seamos en
el sentido estricto. La libertad no es un hecho objetivo, sino un sentimiento. Sin esa
sensación interna de poder realizar los propios proyectos, no existiría la civilización
actual. La creatividad es hija de la libertad. A la que sólo pueden poner fronteras las
creencias que nos limitan. Los dogmas son un veneno para la razón. Cuando los
credos invaden la mente, no queda espacio para la lógica. Aunque no podamos
cambiar el ‘ser’ de las cosas, si podemos hacerlo con su ‘estar’. Es decir, la esencia
puede permanecer, mientras las circunstancias cambian.

Nadie tiene derecho a la exclusividad del pensamiento humano. Siempre hay


distintas facetas de la misma verdad, que la hacen parecer diferente. Aun cuando
sea el mismo objeto, iluminado desde distintos ángulos. El significado de las
palabras varía según qué labios las pronuncien. Ponerse del lado del fuerte, puede
ser la forma más segura de ganar, pero no la mejor manera. Emilio del Barco.
05/12/08 mailto:emiliodelbarco@gmail.com

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