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E. Barrull, 2000
Al llegar a casa necesitan que los demás (esposa/o e hijos) les ayuden,
trabajen para ellos/ellas para así poder reponerse. Esto se manifiesta en
conductas autoritarias, agresivas y directivas y en una falta de interés por los
problemas de los demás. Por lo que dice Julia, su padre podría encontrarse
en esta situación, pero en la entrevista no se recoge ninguna información
acerca de las relaciones extrafamiliares del padre, de sus relaciones en el
trabajo, etc., lo que sería determinante para apoyar esta suposición.
- por último, el afecto que lograba obtener tanto de su mujer como de sus
hijos no fue suficiente para compensar los déficits afectivos anteriores y por
ello acabó enfermando. En este sentido, debemos recordar que uno de sus
hijos (Pedro) murió con 5 años. Todo parece indicar que la muerte de este
hijo estuvo relacionada con el déficit afectivo de su padre, ya que ocurrió con
anterioridad a la enfermedad del padre.
Así, pues, durante un año entero estuvo en el hospital, sin trabajar y siendo
atendido por varias personas (recibiendo afecto), además de su familia.
Todo el trabajo que proporcionaba anteriormente en sus relaciones laborales
en beneficio de otros (afecto) dejó de producirse con lo que pudo reponerse,
acumular fuerzas. Al salir del hospital ya no trabajó más, así que su cambio
de actitud se hizo permanente.
Por lo que cuenta Lita, todo parece indicar que su padre padecía un déficit
afectivo que simplemente se redujo al dejar de mantener relaciones
laborables negativas para él. Esto le llevo a ser menos exigente en su
demanda de atención afectiva en casa, con sus hijos. Pero a pesar del
cambio, Lita no nos cuenta nada que nos permita pensar que su padre pasó
a ser una fuente de afecto para ella. La ganancia de Lita se deriva de una
menor demanda de afecto por parte de su padre, lo cual es positivo
comparado con la situación anterior. Por ello, el cambio es visto como muy
positivo por parte de Lita.
Lita nos proporciona un dato que confirmaría esta ganancia para ella: "Sí,
cuando era pequeña no valía ni un duro, siempre muy enferma, muy
enferma.
¿Pero de pequeñita...?
Sí, hasta los 14 años siempre muy enferma, después ya no.
¿Alergias y cosas de estas?
No, no, no. Cosas de pulmonía, de no sé qué. Cosas que había antes, de la
mala alimentación de mi madre".
Lo primero que nos dice respecto a los estudios es: "Sí, yo estudié hasta...
¡uh! ¡Qué vergüenza! Hasta los 21 años". El que pudiera sentir vergüenza
por haber estudiado hasta los 21 años ya nos indica la dificultad que tuvo
para poder estudiar.
El problema de Lita fue que a ella lo que le gustaba eran las Bellas Artes, el
dibujo, la pintura, etc. Y su madre sólo contemplaba la posibilidad de que
hiciese una carrera de mujeres: enfermera o maestra. A pesar de que Lita
hizo lo que pudo para estudiar Bellas Artes, la completa falta de apoyo por
parte de sus padres y su ya poca capacidad para afrontar los problemas,
debido al déficit de desarrollo que venia arrastrando acabaron con sus
posibilidades de formación: "pero, mira, mi madre...: "Ya que no estudias,
métete en una oficina", las tonterías de antes. Y lo dejé a medias lo de
dibujo, pero siempre, siempre he dibujado. Lo he dejado pero siempre he
vuelto y siempre hago cosas, y ha sido lo que a mí de verdad me ha
gustado".
Por último, aunque Lita ya no tuvo más enfermedades a partir de los 14/15
años, sufrió de persistentes dolores de cabeza: "Sí, sí, es de joven, los
dolores de cabeza sí; y contra más mayor te haces, se te van quitando... Sí,
cuando era joven casi cada mes una ¿eh?; pero de estar en la cama con
cosas frías a la cabeza, mal muy mal...; Y después ya no. Ahora, de vez en
cuando... pero cada vez menos."
En resumen, durante los primeros 14/15 años, Lita sufrió un grave déficit
afectivo debido a las persistentes pérdidas de afecto que su padre tenía en
su entorno laboral. Estas pérdidas las compensaba en casa, con su mujer e
hijos (recordemos que un hijo murió a los 5 años). Durante este periodo Lita
siempre está enferma. A pesar de ello, su padre cae gravemente enfermo y
deja de trabajar. A partir de entonces ya no demanda tanto afecto aunque no
puede aportarlo.
Vemos, pues, cómo la ayuda (el afecto) juega un papel esencial tanto en la
salud como en el desarrollo personal. El problema que hay que entender es
que se trata de una variable física, es decir, limitada y que, por tanto, se
arrastran sus consecuencias generación tras generación. Si los padres han
tenido una crianza escasa, recibiendo poco afecto, que les ha reducido
significativamente sus capacidades, entonces es muy probable que no
puedan criar a sus hijos adecuadamente sin ayuda externa.