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TEMAS ESPECIALES PARA REFLEXIONAR

Hablar de pobreza recubierto de oro

Antonio Duato
He asistido esta mañana a la Misa Papal en el Vaticano. La retransmitía TVE,
para que luego digan que el gobierno tiene cristofobia. Pero mejor hubiera sido
que nadie no fanático viera el espectáculo. Porque era espeluznante el choque
entre las palabras del papa hablando de pobreza –la de Jesús que hay que imitar y
la de los pobres de verdad que hay que socorrer– y el oro que abarrotaba cada
imagen.
Procuraré transcribir el texto de la homilía cuando la ofrezca la página del
Vaticano [Antes la ha ofrecdo Zenit. Podéis leerla, con resaltados míos, aquí].
No quiero comentarla ahora, ni creo que represente novedad en ningún sentido.
Sólo digo que mientras la escuchaba me preguntaba: ¿Puede haber más falta de
sentido de realidad y de la comunicación que éste? ¿No tiene ninguna vergüenza
de hablar de pobreza rodeado y revestido todo de oro hasta la coronilla? Todo oro
o dorado: la mitra, los candelabros, todos los adornos de la basílica incluida la
gloria de Bernini, hasta el angelito que sujeta el libro de la Palabra de Dios y los
pañales del Niño Jesús… Sólo hacia el final pude ver que no llevaba zapatillas
racamadas de oro, como otros papas, sino unos “simples” mocasines rojos,
seguramente de Prada.
La verdad es que, inocente de mí, al oír argumentar cómo está tan claro desde
San Pablo a Santo Tomás (y eso que no ha citado a Juan Crisóstomo), que el que
posee bienes no necesarios tiene que repartirlos con quien no tiene lo que
necesita, creí que estaba preparando el camino para anunciar urbi et orbi, en este
año en que la crisis económica mundial va a agravar las hambrunas en el mundo,
un donativo concreto de envergadura del Estado del Vaticano a favor de los
pobres. Un gesto pequeño hubiera sido suficiente para dar credibilidad a su
homilía. Pero finalmente me he convencido de que aquella noticia que nos había
llegado en septiembre de que este papa iba a subastar una gran obra de arte para
apoyar los programas de la ONU contra la pobreza en el mundo, no era sino un
buen deseo o incluso una sugerencia que circuló en algún ambiente romano.
No hay que olvidar que la Comisión Justicia y Paz, que preside mi condiscípulo
el Cardenal Martino, tiene una perspectiva respecto a los temas de las causas de
la pobreza y de la guerra que no comparte plenamente el papa actual, más
propenso a ver las raíces cristianas del liberalismo y, consecuentemente, del
capitalismo. Esa puede una de las claves para explicarse por qué no sale la
prometida encíclica social. Y si es así, mejor que no salga.
El papa ha hecho una referencia en su homilía a los bombardeos de Gaza, pero
limitándose a pedir buena voluntad de los gobernantes y oraciones de todos para
que se resuelva este “conflicto penosísimo” pero que es consecuencia de otros
actos de violencia anteriores. No puedo hoy citar textualmente, pero me parece
que se ha reducido a eso su recuerdo… ¿Satisfechos? A mi me ha sonado a que se
adhería a la tesis de quienes echan las culpas a Hamás como si fuera el único
responsable de la situación…
¿Cree el Papa que con actos como el del domingo en la Plaza de Colón y como la
Misa de hoy en el Vaticano se está haciendo más presente a Jesús de Nazaret en
el mundo de hoy, sólo porque se ocupan los espacios civiles de las ciudades y de
los medios? Para eso, más le valiera a la Iglesia ocultarse y callarse.
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El Papa Bendice y Recomienda el Liberalismo
Antonio Duato
El papa ha escrito una carta que aparece al inicio de un nuevo libro de Macello
Pera, un filósofo liberal italiano, seguidor de Karl Poper, que en 1996 fue
elegido Presidente del Senado tras el triunfo de “Forza Italia” de Berlusconi y
ahora vuelve a ser senador también con Berlusconi.
En 2004 publicó otro libro –“Sin raíces”– junto con Joseph Ratzinger, a quien
había conocido en diversos encuentros de teocons y con el que, aun declarándose
no creyente, ha sintonizado profundamente en la visión de la crisis de Europa:
ambos manifiestan su preocupación por una civilización occidental amenazada
en su interior por el relativismo y el multiculturalismo, debilitada por el rechazo
de sus raíces cristianas y por la amenaza islamista.
Ahora acaba de publicar otro libro que titula “¿Por qué debemos llamarnos
cristianos?”. El libro se presenta con una carta de Benedicto XVI que llama
extraordinariamente la atención. No es una formal carta de cortesía. El papa alaba
y recomienda vivamente el contenido filosófico y político de un senador del
partido de Berlusconi.
¿Qué ya era hora de que el papado se reconciliara con el liberalismo en contra de
lo decretado por Pío IX: “Es un error que el papa pueda y deba reconciliarse con
el liberalismo” (Sílabo, nº 80)? ¡Claro! Es una prueba del profundo relativismo y
oportunismo con que se construye el magsterio pontificio,
¿Pero acaso esta nueva alianza con los teocons no conserva la misma intención
política de mantener el poder a toda costa que tenía Pío IX al aliarse con los
absolutistas y luchar ideológicamente contra los liberales?
La ventaja es que en intervenciones como ésta el Papa, que tiene el título de
Vicario de Cristo y la misión de unir en el espíritu de Jesús a todos los hombres y
culturas del universo, trasluce más claramente su mentalidad política que en
discursos oficiales. Y también podemos descubrir mejor algunos aspectos de su
oposición radical al diálogo interreligioso en contra del “espíritu de Asís” que
implantó su predecesor.
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Cómo se hace un Terrorista
José Mª Castillo
Un terrorista es siempre un fanático. Puede haber terroristas de muy distinto
calibre y de diversa intensidad. Pero siempre, lo común a todos los terroristas y
en lo que todos coinciden es el fanatismo. Por eso, para saber cómo se hace un
terrorista, lo más esclarecedor es saber cómo ese individuo se fanatiza hasta el
extremo de provocar el terror extremo y con la conciencia de que eso, y no otra
cosa, es lo que tiene que hacer en la vida.
De la misma manera que para saber cómo un sujeto o una grupo de personas
puede abandonar el terrorismo, lo más necesario y lo más importante es tener
claro, muy claro, cómo los fanáticos pueden abandonar su fanatismo, si es que
alguna vez pueden dar semejante paso.
Me explico. “Fanatismo” viene del latín fanum, que es lo “sagrado”. Por eso, se
considera “profano” lo que no es sagrado ni sirve para usos sagrados, de forma
que es puramente secular. También es profano el que no muestra el debido
respeto a las cosas sagradas. Esto nos está diciendo hasta qué punto el fanatismo
tiene que ver con la religión, por más que el fanático asegure que no cree en Dios
y que las cosas religiosas o todo lo que huele a sagrado le importa poco o incluso
le produce rechazo y hasta le da asco. En cualquier caso, la conexión inevitable
entre el fanatismo y la religión se explica desde el momento en que sabemos que
la religión y lo sagrado son las mediaciones que nos vinculan con “lo absoluto”,
ya se trate del Absoluto-Dios o de los absolutos que nos relacionan con los dioses
seculares que la gente se organiza en esta vida. Dioses que pueden ser - y son -
muchos más de los que podemos imaginar, desde el dios-dinero, el dios-política,
el dios-nación, el dios-deporte…. hasta dioses tan repugnantes como tiránicos, ya
sea la droga, el machismo, la pederastia o incluso el dios menudo y raquítico del
que se endiosa a sí mismo y, por tanto, pretende estar siempre en el centro, llevar
siempre la razón y, por supuesto, jamás dar su brazo a torcer.
Como se ha dicho muy bien, la semilla del fanatismo brota siempre al adoptar
una actitud de superioridad moral que impide llegar a un acuerdo (Amos Oz). Por
eso, con el fanático nunca es posible pactar. Porque, para un fanático, es traidor
todo el que cambia, el que cede y, más aún, el que concede. Pero no sólo eso,
según el mismo Oz, la esencia del fanatismo reside en el deseo de obligar a los
demás a cambiar. Y por cierto, a cambiar en un sentido y en una dirección
extremadamente peligrosa. Porque el verdadero fanático piensa que la justicia, se
entienda como se entienda la palabra justicia, es más importante que la vida.
Ahora bien, cuando surge este tipo de persona, ya tenemos un terrorista. Que
puede ser el terrorista que mata, aunque para matar sea necesario matarse a sí
mismo. O también puede ser el gobernante de altos vuelos que, para defender la
“justicia infinita”, organiza una guerra de mil demonios en la que ya resulta
imposible contar los muertos. Como es lógico, un tipo de persona, que es capaz
de hacer semejantes barbaridades con la conciencia del deber cumplido, no se
hace de la noche a la mañana. Hacer un terrorista lleva su tiempo, mucho tiempo.
Porque el fanático íntegro necesita años de formación sólida, dura, firme y sin
fisuras. Por eso, para hacer un fanático, lo más eficaz es empezar pronto. Y lo
mejor, sin duda, es si la “educación” fanática se inicia desde el niño que empieza
a sentir y a pensar. Para ello, lo primero es inocular al niño sentimientos
relacionados con lo absoluto, como si se tratara de algo sagrado, algo de lo que
jamás se duda ni se discute (una religión laica). Lo segundo es vincular estos
sentimientos, no necesariamente con Dios y con la religión, sino con la raza, con
la nación, con la patria, tres palabras que se sacralizan y, por tanto, se
absolutizan. Lo tercero es anatematizar toda duda, toda debilidad, toda concesión.
Lo último y definitivo es anteponer todo eso a cualquier otra cosa, incluso a la
vida y, por supuesto, a los presuntos derechos o dignidad de todos cuantos no
coinciden exactamente con el ideario fanático. Con frecuencia, en una persona
hecha según ese esquema y ese patrón, brotarán sentimientos de rechazo visceral,
de intolerancia absoluta, de venganza o, al menos, resentimientos inconfesables.
El paso siguiente e inevitable es el odio. Y lo peor del caso es que todo eso se
reviste y, por tanto, se vive como una mística, que motiva, que impulsa, que da
fuerzas para el heroísmo hasta en circunstancias extremas y que, por eso mismo,
centra y concentra todas las energías de la persona en el logro de su ideario
convertido en ideal. Cuando se alcanza este punto de “perfección”, ya tenemos el
terrorista cabal. La obra está terminada. Y a partir de entonces, comienza la
masacre, si es posible o cuando es posible.
Sería apasionante analizar este proceso en sus niveles más rebajados, más ligth,
más cotidianos. El fanatismo que surge por todas partes, con modales más
silenciosos, más civilizados. El fanatismo que está presente en nuestro círculo de
amigos, en nuestra comunidad, en nosotros mismos. Hoy me limito a terminar
con esta consideración: Es necesario que los cuerpos y fuerzas de seguridad del
Estado luchen contra el terrorismo más fanático y violento. Pero con eso no
basta. Más importante que eso es vigilar la “formación” terrorista que se imparte
en familias, grupos y escuelas. Un Estado, que no vigila la educación que reciben
los ciudadanos desde niños, no toma en serio la responsabilidad de acabar con el
fanatismo, incluido el fanatismo que todos llevamos dentro. Porque ahí es donde
se gesta el terrorismo.

LAS RELIGIONES A DEBATE


El derecho a no creer

MIGUEL BAYÓN
¿No había muerto? En las librerías, Dios ha vuelto. Tema inagotable para
polemistas como el teólogo católico José María Castillo (que acaba de dimitir de
la Compañía de Jesús), autor de Espiritualidad para insatisfechos (Trotta) y el
filósofo no creyente Fernando Savater, que publica La vida eterna (Ariel).
PREGUNTA. Si oyen hablar de Dios, ¿qué primera imagen les viene?
FERNANDO SAVATER. Que es una institución cultural, y en ese sentido existe
igual que por ejemplo el Banco Español de Crédito. Y que, más ontológicamente,
no me lo imagino; la idea de un ser que a la vez tiene los atributos humanos y
además es infinito, eterno, al margen de los avatares… Nietzsche decía que había
conceptos que tenían definición y otros historia. Dios me parece que es un
concepto que puede tener historia pero no definición.
JOSÉ MARÍA CASTILLO. A mí me provoca a botepronto respeto, porque soy
creyente, y peligro. Peligro porque en su nombre se cometen las barbaridades
más grandes. Esa misteriosa relación entre religión y violencia. Una relación que
en el cristianismo se agrava, porque profesa su fe en un Dios que necesita el
sacrificio, y por lo tanto la muerte y la sangre de su hijo, para que la gente se
pueda acercar a él. Nietzsche hablaba del Dios vampiro. En lo metafísico, el
concepto de Dios no tiene salida, porque se trata de armonizar la suma bondad
con el sumo poder, o la infinita bondad con el infinito poder, con este mundo que
tenemos, y eso es estrictamente contradictorio. No es evidente la existencia de
Dios, ni puede serlo nunca, pero sí la utilidad: lo vemos ahora en España. La
Iglesia y la derecha utilizan a Dios, pero desde mi punto de vista es una actitud
intolerable. En España se está usando el nombre de Dios constantemente para lo
que se traduce en pelotazos urbanísticos, para todo lo que se quiera.
P. ¿Sigue sirviendo Dios como consuelo ante la muerte?
F. S. Las funciones de vertebración social que cumplen las constituciones u otras
leyes laicas, las cumplían antaño las religiones. Pero a partir del XVII la religión
ha ido pasando a un plano más íntimo, más privado, con el cual también tuvo que
ver desde el principio, y eso, más que el miedo a la muerte, es el rechazo a la idea
de perdición, que es el gran enigma y la gran espina de la condición humana:
sabernos mortales es lo que nos lleva a pensar. La idea de la muerte es
inasimilable, ya decía La Rochefoucauld que: “Ni al sol ni a la muerte se les
puede mirar de frente”. Pues uno de los cristales ahumados para mirar a la muerte
es la idea de Dios y de salvación, de alguien que se ocupará de nosotros, aunque
sea castigándonos; que no estaremos perdidos del todo. Eso sigue funcionando de
un modo o de otro, porque negociar nuestra relación con la muerte nunca ha sido
fácil.
J. M. C. Ante el sufrimiento la religión sigue cumpliendo un papel positivo para
mucha gente, para hacerle más soportable la enfermedad, la vejez, la pérdida de
un ser querido. Ahora bien, ofrecer una evidencia y una seguridad, no puede,
porque no hay evidencia ninguna. Y esta esperanza en la otra vida que a algunas
gentes les ayuda, en otras puede ser un verdadero peligro: el terrorista que se
inmola pensando en…
F. S. En las huríes.
J. M. C. Claro, en ese caso la esperanza en la otra vida es un auténtico peligro. O
eso otro tan terrible, la resignación, el aguante y el silencio ante injusticias que no
se deberían de tolerar. Siempre recuerdo la afirmación del gran defensor de los
derechos humanos de los negros en Estados Unidos, Martin Luther King:
“Cuando se recuerden las grandes atrocidades que han ocurrido en el siglo XX,
se verá que lo peor no han sido las fechorías de los malvados, sino el silencio de
las buenas personas”. Y eso es terrible. Y a eso está llevando de hecho la religión.
F. S. Bueno, la idea de Marx de la religión como el opio del pueblo, como un
adormecedor… Hoy la religión puede ser efectivamente el opio para algunos,
porque les da resignación y les hace que soporten los males naturales y el poder
establecido como si fueran parte de la voluntad divina; pero en otros casos no
funciona como el opio, sino como la cocaína, porque para el terrorista más bien
la religión para él es un terrible excitante. Aquello que decía don Pío Baroja de
que el requeté era un animal que, una vez confesado y comulgado, atacaba al
hombre. La religión no funciona como el opio, todo lo contrario.
J. M. C. Los casos actuales de terrorismo están ahí, pero recordemos que por
ejemplo San Bernardo, en el siglo XII, escribió un tratado, Exhortatio ad milites
Templi, para los cruzados, y empieza: “Donde se demuestra que matar al infiel no
es pecado”.
F. S. Lo curioso es que es una exclusiva del monoteísmo. El Antiguo Testamento
es una recomendación al genocidio cada cuatro páginas. El Corán, se lea como se
lea, está lleno de incitaciones al exterminio del infiel y a extender una tierra
dominada por los creyentes y tal. E incluso la figura de Cristo, que es el más
manso de los profetas: también dijo que venía a traer la espada y la división.
P. Ha habido o hay otras religiones no monoteístas. ¿Qué se ganó y se perdió
con la victoria del monoteísmo sobre el paganismo? Y ahí está el budismo,
sin Dios.
F. S. De hecho, la propia expresión de religión no existe en todas partes: hay
muchos pueblos que tienen culto, pero no saben que ellos tienen una religión. En
el paganismo las tradiciones religiosas estaban ligadas a cosas, instituciones,
lugares, árboles, fuentes, a la familia… a cosas concretas que tenían como una
dimensión simbólica. La religión, por ejemplo, de los romanos, que era de tipo
cívico, un refuerzo espiritual de las instituciones. Los emperadores que
perseguían el cristianismo lo hacían escandalizados porque los cristianos, en vez
de limitarse a tener un Dios como todo el mundo, y a no dar la lata, negaban los
dioses de los demás, y sobre todo los aspectos divinos de las instituciones, y eso
era lo intolerable. El gran mérito, por decirlo así, del cristianismo fue separar
definitivamente el mundo de lo objetivo, de lo cívico, del mundo de lo espiritual
y lo religioso. De ahí que uno no entienda muy bien cuando hoy en la UE hay
algunos que en la Constitución quieren mencionar las raíces cristianas de
Europa… Es que precisamente las raíces cristianas de Europa son la desaparición
de la religión del espacio público: ése fue el mérito del cristianismo. Reintroducir
la religión como justificación del espacio público sería paganizar el cristianismo.
J. M. C. Lo que pasa es que el cristianismo nació con esa originalidad
sorprendente, hasta el punto de que la gran acusación contra los cristianos en el
siglo II y III es que eran ateos. Porque no se atenían a lo que se consideraba como
creencia en Dios o religión. Si adoraban a un crucificado, era la blasfemia más
fuerte.
F. S. Y descartaban a todos los demás dioses. Eran ateos de todos los demás
dioses menos de uno, el suyo propio.
J. M. C. Lo más peligroso que tienen los monoteísmos es que creen en dioses
excluyentes: mi Dios es el único, y por tanto los demás están fuera de la
legalidad, de la verdad, y del camino de salvación. Porque ya es una violencia
decirle a alguien que está en un error, o que está en camino de perdición. Eso ya
es una forma de humillarle
… Y también quiero añadir, por intentar ser muy honesto desde mis creencias,
que la mayor aportación del cristianismo fue presentar un Dios encarnado. El
Evangelio de Juan dice que Dios se ha hecho carne, Logos sarx egeneto, la
Palabra se hizo carne, y eso en aquella cultura era debilidad, el trastorno más
fabuloso en la historia de las tradiciones religiosas. El cristianismo nació con esa
originalidad, que duró hasta el siglo IV. A partir del invento de que Constantino
vio la cruz y se dijo: “Con este signo vencerás”, se hizo la peor perversión de la
cruz. Y a partir del edicto de Teodosio, en el 381, cuando declaró al cristianismo
como la única religión verdadera, todas las demás pasaron a la clandestinidad. Y
eso explica que el continente más cristiano, Europa, sea el más violento.
F. S. Amamos lo perecedero precisamente porque va a perecer; no amamos lo
eterno, lo invulnerable, nadie ama el universo, todos sabemos que el universo se
pasa muy bien sin nuestros cariños. Amamos a aquellas personas que
quisiéramos perpetuar y no podemos; es su fragilidad lo que suscita nuestro
amor. Y claro, Dios es lo contrario: la idea de amor a Dios, por ejemplo en el
planteamiento tan hermoso de Spinoza, en su Ética, él habla del amor a Dios, que
sólo puede ser un amor intelectual, no podemos esperar que Dios nos ame. Esa
vinculación afectiva que introduce el cristianismo necesitaba que Dios hiciera
una concesión a la carne, a la muerte, a la fragilidad, al temor, al abandono… Esa
idea del Dios hecho hombre es una aportación de la religión cristiana, pero
también un paso hacia la salida de la religión, porque en cuanto divinizamos la
figura frágil, doliente, del hombre, estamos acercándonos a empezar a divinizar
sencillamente al hombre, sin necesidad de lo sobrenatural. De ahí que algunos
expertos como Marcel Gauchet hablen del cristianismo como de la religión para
salir de la religión. Así que, para que la figura de Cristo adquiera toda su
capacidad de identificación con nosotros, suprimámosle esa otra dimensión
mágica que le aleja aún de nosotros.
J. M. C. Teniendo en cuenta, además, que Jesús fue enormemente conflictivo.
Pero resulta que su conflicto fue con los dirigentes de la religión y de algún modo
con la religión. No hay contradicción entre el cristianismo, y por lo tanto la
Iglesia, y la laicidad, sino que la Iglesia tendría que ser, y el cristianismo tendría
que ser la religión que fomentara la laicidad. Porque a fin de cuentas Jesús fue un
laico, un laico que entró en conflicto con el poder.
F. S. Cuando se habla de cómo los países europeos han logrado escapar, en la
medida que han logrado escapar, que tampoco es del todo cierto, de la tentación
teocrática que vemos en países musulmanes, que ésos sí que no han logrado
separar las instituciones civiles de las religiones, ahí está la aportación del
cristianismo: gracias a él se sentaron las bases; incluso cuando la Iglesia
constituyó un poder terrenal, lo hizo separado de otro poder que era el civil,
mientras que eso no ocurrió en países musulmanes, y eso lo lamentamos ahora
todos.
P. ¿Cómo ven el estado de las relaciones entre ciencia y religión?
F. S. No hay contradicción más que si la religión pretende dar lecciones
científicas. Hombre, para cualquier ser racional, la idea de que los
acontecimientos naturales tienen una explicación sobrenatural es incomprensible;
se pretende explicar una cosa que no entendemos con algo que entenderíamos
mucho menos todavía. Einstein decía: “Yo sólo creo en el Dios de Spinoza”.
Quería decir que si hay un Dios es lo que llamamos el conjunto de las causas
naturales. Pero ése no es el Dios de las religiones, de la salvación. Pero creo que
en Europa no hay mucho enfrentamiento normalmente entre religión y ciencia,
eso queda un poco para Estados Unidos.
J. M. C. El problema entre ciencia y religión se ha introducido falsamente desde
el momento en que la religión ha querido meterse donde no tenía que meterse.
Por otra parte, la moral de la religión se ve muchas veces amenazada por los
avances científicos. En el XIX el papa Gregorio XVI prohibió las vacunas, por
aquello de una ley natural: hay una ley natural y según ese principio yo me
debería de quitar las gafas y tirarlas porque esto contradice la ley natural, porque
lo natural es que yo tenga la vista cansada.
F. S. Y el islamismo prohibió la imprenta. En buena medida el retraso en la
aparición del pensamiento crítico en el mundo musulmán se debe a que hasta
muy avanzado el XVIII no autorizó la impresión de ningún libro. He tratado de
proponer en mi libro que, lejos de ser la religión la que funda la ética, más bien
parece que son las éticas las que justifican las religiones. Si hoy elegimos entre
una religión y otra, y nos parece que la Madre Teresa de Calcuta es preferible a
Osama Bin Laden, es por razones éticas.
J. M. C. Hablando de religión y violencia, hay una violencia que a mí me parece
de lo más peligroso, la violencia del silencio. El silencio es de los factores más
terribles que ha habido en el siglo XX. Si quienes debieron hablar hubieran dicho
lo que sabían por ejemplo de los campos de concentración nazi, o en España de
las atrocidades cometidas no sólo en la guerra, sino en años inmediatamente
posteriores…
F. S. Y en el País Vasco, también se ha guardado silencio por parte de la Iglesia.
J. M. C. Sería muy importante una campaña para que la gente que, sabiendo lo
que pasa, se lo calla, comprendiese que comete violencia.
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Hambre: Los alimentos como Negocio
Leonardo Boff
El mundo se está alarmando con la subida del precio de los alimentos y con las
previsiones de aumento del hambre en el mundo. El hambre es un problema
ético, denunciado por Gandhi: «el hambre es un insulto, humilla, deshumaniza y
destruye el cuerpo y el espíritu; es la forma más asesina que existe». Pero
también es resultado de una política económica. El alimento se transformó en
ocasión de lucro y el proceso agroalimentario en un negocio rentable. Cambió la
visión básica que predominaba hasta la llegada de la industrialización moderna,
la visión en la que la Tierra era vista como la Gran Madre. Entre la Tierra y el ser
humano se articulaban entonces relaciones de respeto y de mutua colaboración.
El proceso de producción industrialista considera la Tierra solamente como baúl
de recursos a ser explotados hasta que se agoten.
La agricultura más que un arte y una técnica de producción y de medios de vida
se ha transformado en una empresa para lucrar. Mediante la mecanización y la
alta tecnología se puede producir mucho con menos tierras. La «revolución
verde», introducida a partir de los años 70 del siglo XX y difundida por todo el
mundo, quimicalizó casi toda la producción. Los efectos son ahora perceptibles:
empobrecimiento de los suelos, erosión devastadora, deforestación y pérdida de
millares de variedades naturales de semillas que son reserva frente a crisis
futuras.
La cría de animales se ha modificado profundamente debido a los estimulantes de
crecimiento, las prácticas intensivas, vacunas, antibióticos, inseminación
artificial y clonación.
Los agricultores clásicos han sido sustituidos por los empresarios del campo.
Todo este cuadro se ha visto agravado por la urbanización acelerada del mundo,
con el consiguiente vaciamiento de los campos. La ciudad demanda alimentos
que ella no produce y que dependen del campo.
Existe una verdadera guerra comercial alrededor de los alimentos. Los países
ricos subsidian cosechas enteras, o la producción de carnes, para colocarlas a
mejor precio en el mercado mundial, perjudicando a los países pobres, cuya
principal riqueza consiste en la producción y exportación de productos agrícolas
y carnes. Muchas veces, para ser viables económicamente, se obligan a exportar
granos y cereales que van a alimentar el ganado de los países industrializados,
cuando en el mercado interno podrían servir de alimento para sus poblaciones.
Por el afán de garantizarse lucros, hay una tendencia mundial, en el marco del
modo de producción capitalista, de privatizar todo, especialmente las semillas.
Menos de una decena de empresas transnacionales controla el mercado de
semillas en todo el mundo. Han introducido las semillas transgénicas, que no se
reproducen en las cosechas, y que necesitan ser compradas cada vez, con grandes
beneficios para las empresas. La compra de las semillas es parte de un paquete
mayor que incluye la tecnología, los pesticidas, la maquinaria y la financiación
bancaria, atando a los productores a los intereses agroalimentarios de las
empresas multinacionales.
En el fondo, lo que más interesa es garantizar ganancias para los negocios, y lo
que menos, alimentar personas. Si no se produce una inversión de este orden de
cosas, por ejemplo, una economía sometida a la política, una política orientada
por la ética y una ética inspirada por una sensibilidad humanitaria mínima, no
habrá solución para el hambre y la desnutrición mundial. Continuaremos en la
barbarie que estigmatiza al actual proceso de globalización. Los gritos
desgarradores de millones de hambrientos suben continuamente al cielo sin que
les vengan respuestas eficaces de alguna parte que hagan callar este clamor. Es la
hora de la compasión humanitaria, traducida en políticas globales de combate
sistemático al hambre.
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El Vaticano y la Homosexualidad
José Arregi
Queridos amigos y amigas: ¡que tengáis la paz de Dios!
Muchas cosas nos hacen perder la paz, y sentimos cuán frágiles somos, tan
frágiles como ese petirrojo desamparado que busca una miga y un poco de calor
en este Arantzazu cubierto de nieve.
Cuando perdemos la paz, es como si perdiéramos a Dios, aunque Dios nunca nos
pierde. Y siempre debiéramos tener muy cerca la presencia y la palabra de
alguien que nos diga al corazón: “¡Dios está contigo! Dios nunca te condena.
Dios te acoge como eres. Acoge tu ser frágil como Dios lo acoge”. ¿Y qué otra
cosa debiera ser la Iglesia de Jesús sino esa palabra entrañable, esa presencia que
encarne la paz de Dios en toda circunstancia?
Es bien triste que tantas veces no lo sea. Por ejemplo, la semana pasada, el
Vaticano se pronunció contra la petición de despenalización de la
homosexualidad, y volvió a dejarnos perplejos y apenados. Ha sido con ocasión
de que Francia, en nombre de la Unión Europea, se dispone a presentar dicha
petición ante la ONU. Parece increíble que, a estas alturas -60 años después de la
Declaración de los Derechos Humanos- haya que reclamar a tantos países -más
de noventa- que cesen de imponer la cárcel u otros castigos a los homosexuales
activos (¡la pena de muerte todavía en una docena de países!). Más increíble
parece todavía que la Iglesia de Jesús se haya pronunciado en contra de esa
reclamación. Pues así es.
Pero hay que matizar, para ser justos. El portavoz del Vaticano ha querido aclarar
que la Iglesia católica está en contra de “todas las legislaciones penales violentas
o discriminatorias respecto a los homosexuales”. Es decir, la Iglesia de Roma se
declara en contra de la penalización y de la discriminación, pero también en
contra de pedir que se acabe con toda penalización y discriminación. ¿Pues quién
lo entiende? El portavoz vaticano ha intentado explicar la contradicción
afirmando que, detrás de la petición europea, se oculta una intención política: la
de dar alas al reconocimiento legal de las uniones homosexuales como
“matrimonio”. Pero esta explicación deja adivinar seguramente otra razón más
verdadera: es la fobia secular contra la homosexualidad, en particular masculina,
percibida ésta como una ofensa humillante contra la noble virilidad del varón…
¿No será esa misma la razón por la que, muy recientemente, el papa Benedicto
XVI ha ordenado a los obispos que no admitan al sacerdocio a ningún varón con
prácticas homosexuales o con tendencia homosexual “arraigada”, y a ningún
defensor de la cultura gay? Los sacerdotes han de ser muy célibes, pero muy
viriles.
La Iglesia justifica su postura apelando a la “ley natural”, y sostiene que la
homosexualidad es un grave desorden contra la naturaleza. Pero ¿quién puede
decir que la homosexualidad no es para los homosexuales tan “natural” como la
heterosexualidad para los heterosexuales? A menos que no sean “naturales” las
hormonas y los genes y las relaciones parentales de la infancia y tantas razones
desconocidas que, desde los primeros años de vida, sientan las bases de la futura
orientación sexual. La Iglesia apela también a dos textos bíblicos: uno del
Levítico (Lv 18,22: No te acostarás con varón como con mujer; es abominación)
y otro de Pablo (Rm 1,26-27: Sus mujeres han cambiado las relaciones naturales
del sexo por usos antinaturales; e igualmente los hombres, dejando la relación
natural con la mujer, se han abrasado en deseos de unos por otros). El
argumento bíblico es siempre resbaladizo y nunca definitivo. Por ejemplo, en
este caso: ¿por qué el texto citado del Levítico tendría más valor que aquel otro
en que prohíbe comer carne de camello, conejo, liebre y cerdo(Levítico 11,4-8)?
¿Y por qué el texto de Pablo tendría más valor que aquel otro en que prohíbe que
el varón ore o predique con la cabeza cubierta (los obispos predican con la mitra
puesta…) y manda, por el contrario, que la mujer ore o predique (sí, que
predique…) con la cabeza cubierta (1 Corintios 11,2-16)?
¡Que la jerarquía católica -siguiendo a tantas iglesias protestantes, a tantos
movimientos y redes cristianas católicas- se convierta a Jesús, aquél que declaró:
“El sábado está hecho para la persona, no la persona para el sábado”! ¡Que
reconozca por fin que toda relación sexual es siempre santa si dos personas se
quieren y no hacen daño a otra tercera, y punto! ¡Que humildemente pida perdón
a gays y lesbianas por haberles causado durante siglos y siglos tanto dolor físico,
psíquico, espiritual, por haber herido gravemente su dignidad y autoestima, por
haber cargado sobre ellos el estigma de la perversión, del pecado mortal y del
miedo al infierno! ¡Que declare solemnemente el sagrado derecho y el santo
deber que tienen los gays y las lesbianas de ser y quererse como son, sentir como
sienten y amar como aman! ¡Que se ponga al frente de la ONU y grite más alto
que Isaías, tan alto como Jesús, en nombre de Dios: que han de acabar para todos
-homosexuales y heterosexuales, aunque fueran delincuentes- todas las penas,
todos los castigos, e incluso todas las cárceles! ¡Que la Iglesia de Jesús crea más
en el poder de la bondad que en el poder de las penas!
¡Que tengáis la paz de Dios!
José Arregi
Para orar
Jesús, luz de nuestros corazones,
quisiéramos permanecer junto a ti,
y no abandonarte nunca en el borde de nuestro camino.
Y cuando aparecen nuestras debilidades,
surgen en nosotros recursos desconocidos.
¿Cómo podríamos rechazar un impulso interior que viene de ti?
Que la paz de Dios que supera toda comprensión
guarde nuestro corazón y nuestro pensamiento en Cristo Jesús.
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Todos en Guerra contra Gaia
Leonardo Boff
El cataclismo económico-financiero, fruto de avidez y de mentiras, esconde un
vía crucis de sufrimiento para millones de personas que perdieron sus economías,
sus casas y sus puestos de trabajo. ¿Quién habla de ellos? Los verdaderos
culpables se reúnen más para salvaguardar o corregir el sistema que les garantiza
hegemonía sobre los demás actores que para encontrar caminos con
características de racionalidad, cooperación y compasión hacia las víctimas y con
toda la humanidad.
Esta crisis evidencia otras crisis que, cual espadas de Damocles, penden sobre la
cabeza de todos: la climática, la energética, la alimentaria y otras más. Todas
ellas remiten a la crisis del paradigma dominante. La situación de caos
generalizado suscita preguntas metafísicas sobre el sentido del ser humano en el
conjunto de los seres en evolución. En este momento callan los posmodernos con
su every thing goes. Quieran ellos o no, hay cosas que tienen que valer, hay
sentidos que deben ser preservados, en caso contrario nos hundimos en el mas
burdo cinismo, expresión de profundo desprecio por la vida.
Ya hace tiempo que pensadores como Teilhard de Chardin o René Girard
notaron cierto exceso de maldad en el camino de la evolución consciente. Cito un
pensamiento de Girard, estudioso de la violencia, cuando estuvo entre nosotros
en 1990 dialogando con teólogos de la liberación: «Todo parece probar que las
fuerzas generadoras de la violencia en este mundo, por razones misteriosas que
intento comprender, a cierto nivel son más poderosas que la armonía y la unidad.
Este es el aspecto siempre presente del pecado original, en cuanto que, más allá
de cualquier concepción mítica, representa un nombre para la violencia en la
historia». No hay por qué rechazar este sombrío veredicto. Solamente el
pensamiento de la esperanza contra toda esperanza, de la compasión y de la
utopía nos ofrece un poco de luz.
Incluso hay que convivir con la sombra de que somos seres con una inmensa
capacidad de autodestrucción, hasta el último hombre. Hace años una
investigación alemana sobre las guerras en la historia de la humanidad, citada por
Michel Serres en su último libro Guerre mondiale (2008), llegaba a los
siguientes datos: desde tres mil años antes de nuestra era hasta el momento
presente habrían sido asesinados tres mil ochocientos millones de seres humanos,
muchos de ellos en guerras de exterminio total. Sólo en el siglo XX fueron
muertas doscientos millones de personas. ¿Cómo no cuestionarse, honestamente,
sobre la naturaleza de este ser complejo, contradictorio, ángel bueno y Satán de
la Tierra que es el ser humano?
Hoy vivimos una situación absolutamente inédita. Es la guerra colectiva contra
Gaia. Hasta la introducción de la guerra total por Hitler (totaler Krieg), las
guerras tenían su ritual: eran entre ejércitos. Después pasaron a ser entre naciones
y entre pueblos: era la guerra de todos contra todos. Hoy se ha radicalizado: es la
guerra de todos contra el mundo, contra el planeta Gaia (bellum omnium contra
Terram). Eso es lo que está implicado en nuestro paradigma civilizacional que se
ha propuesto explotar y obtener, con violencia tecnológica, la totalidad de los
recursos del planeta Tierra. En efecto, atacamos la Tierra en todos sus frentes, en
los suelos, en los subsuelos, en los aires, en las selvas, en las aguas, en los
océanos, en el espacio exterior. ¿Cuál es el rincón de la Tierra que no está siendo
objeto de dominación y de conquista por el ser humano?
Por todas partes hay heridas de nuestra madre Tierra, que sufre y gime en los
terremotos, los tsunamis, los ciclones, las crecidas devastadoras del Estado de
Santa Catarina y las sequías pavorosas del Nordeste. Son señales que nos está
enviando. Cabe interpretarlas y cambiar nuestra conducta. Esta guerra no la
ganaremos nosotros. Gaia es paciente y con una inmensa capacidad de aguante.
Como ha hecho con tantas otras especies en el pasado, ojala no decida librarse de
la nuestra en las próximas generaciones.
No nos basta el sueño del filósofo Kant de la paz perpetua entre todos los
pueblos. Necesitamos con urgencia hacer un pacto de paz perenne de todos con
la Tierra. Ya la hemos atormentado demasiado. Hay que curarle las heridas y
cuidar de su salud. Sólo entonces Tierra y Humanidad tendremos un destino
mínimamente garantizado.
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Resucitar también a Marx
Honorio Cadarso
Se había anunciado el fin de la historia, el capitalismo era proclamado como
forma definitiva de organización social, y con ello la victoria definitiva de la
derecha.
Pero de repente, en 2008, Daily Telegraph anuncia que “el capitalismo inglés ha
fracasado”. Y las pancartas frente a Wall Street pregonan: “Marx tenía razón”.

Hace 150 años, Marx describía con trazos sorprendentemente exactos lo que hoy
nos pasa: “Por el hecho de que la aristocracia financiera hacía las leyes, dirigía el
Estado, disponía de todos los poderes públicos constituidos y dominaba la
opinión pública, en los hechos y por medio de la prensa, se reproducían en todos
los planos, desde la Corte suprema hasta el café de barrio, el mismo engaño
vergonzoso, la misma sed de enriquecerse, no mediante la producción, sino
escamoteando las riquezas del otro”.
Se intenta explicar que la crisis viene de la volatilidad de productos financieros
sofisticados, de la incapacidad del mercado financiero para autorregularse, de la
escasa moralidad de los hombres de negocios. En resumen del desinfle del único
sistema vigente, la pretendida “economía virtual”. Como si no se pudiese medir
hasta qué punto esa economía es cruelmente “real”.
Porque es muy real la incapacidad de los hogares americanos para hacer frente a
sus deudas. Es real esa burbuja especulativa que se ha inflado, bajo la cual se
esconde el acaparamiento por el capital de la riqueza creada por el trabajo, y bajo
éste, la distorsión que ha empequeñecido en diez puntos la parte de los salarios,
tras un cuarto de siglo de austeridad soportado por los trabajadores en nombre del
dogma neoliberal.
¿Falta de regulación, falta de moralidad? Desde luego, pero algo mucho más
hondo, la raíz del mal está en la ley de acumulación capitalista: en un sistema de
propiedad privada de los medios de producción, el capitalista tiene los medios
para dominar y explotar al productor. “la acumulación de la riqueza en un polo
conlleva la acumulación de la miseria en el polo opuesto” dice Marx “y genera a
largo plazo las premisas de crisis comerciales y bancarias violentas” (El Capital).
Está claro que aquí se habla de lo que está pasando hoy.
La crisis se ha manifestado en el sector del crédito, pero se ha originado en el
sector productivo. Ni el sindicalismo de escasos vuelos, ni mucho menos una
izquierda socialdemócrata que renegó de Marx como de un perro reventado, han
podido frenar este desastre.
¿Moralizar el capitalismo? Suena a humor de lo más negro, a publicidad barata!
¿Cómo se podría conciliar el dogma sacrosanto de la libre concurrencia con el de
la moralidad? Siempre prevalecerá la eficacia… No hay moralidad posible
cuando se da por supuesto que la actividad humana es pura mercancía, es decir,
no es un fin en sí misma, sino un medio.
Esto nos sitúa en el plano de la alienación marxista. Al producir riqueza para
otro, el obrero está produciendo para sí mismo despojo material y moral: ese
despojo que se traduce en patologías laborales, inseguridad en el empleo y
despidos, bajos salarios…
Dejado a su antojo, el mercado camina inexorablemente a la anarquía, a la crisis
financiera, la crisis ecológica. la crisis antropológica. El hombre no controla la
historia, la historia destruye poco a poco al hombre. Nadie queríamos estas crisis,
pero todos las estamos padeciendo.
La salida está en devolver al hombre al dominio sobre sus instrumentos de
producción. No se trata de volver al sistema nada comunista del socialismo
soviético, estalinista-brezneviano o de las copias que han salido de él. Ninguna
de ellas tiene nada que ver con la propuesta marxista. La superación del
capitalismo se plantea hoy bajo unas coordenadas diametralmente opuestas a las
anteriores. Se trata de devolver al trabajador el poder de decisión sobre los
procesos productivos, y al estado el control de los mecanismos comerciales y
financieros, y a ese mismo estado una democracia verdadera, arrancándolo de las
cadenas de los poderes fácticos.
¿Que todo esto es pura utopía? ¿Que chocamos de frente con la naturaleza
humana? El ideario liberal pretende definir al ser humano como un “homo
oeconomicus” un frío calculador motivado exclusivamente por el interés
individual, que solo es capaz de aceptar una sociedad de propietarios privados en
competencia rabiosa entre ellos.
Justamente aquí se descubre una faceta bastante desconocida del marxismo.
Marx, frente a esta concepción individualista, propone su definición abierta: la
esencia humana no es una abstracción inherente del individuo considerado
aisladamente. En su dimensión real, el hombre es la suma de sus relaciones
sociales: “El hombre históricamente desarrollado es el mundo del hombre”. De
ahí surge el lenguaje, de ahí nuestras funciones síquicas superiores, como lo ha
demostrado espléndidamente Liv Vygotski, un sicólogo marxista del siglo XX.
Hoy, la biología se aleja de un “todo genético” simplista; las simplezas de la
naturaleza humana saltan a los ojos. ¿Dónde están los genes anunciados a bombo
y platillo de la inteligencia, de la fidelidad, de la homosexualidad? ¿Qué espíritu
cultivado podría creer que la pedofilia es congénita?
Desde el punto de vista ético, llevamos dos siglos bombardeados por una
ideología que nos presenta al individuo como un ser competitivo hasta límites
como el asesinato, por una pedagogía deshumanizante, que pretende
sistemáticamente liquidar todo sentimiento de solidaridad. Vivimos en una
descivilización rabiosa por la locura del dinero fácil…Como para tragarnos ahora
lo de la moralización del capitalismo…
No tiene ningún sentido apelar a la ética personal para igualar a las personas y
remediar la pobreza extrema y seguir manteniendo como “de raíces cristianas” un
sistema ideológico –el liberalismo– que nos dibuja como un homo oeconomicus
producto de la naturaleza lo que no es sino un ser sin entrañas fabricado por la
ideología capitalista…
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La obediencia como crimen


Hace 50 años un psicólogo norteamericano llamado Stanley Milgram hizo un
experimento destinado, en suma, a demostrar que el ser humano es un borrego
peligroso.
El experimento consistió en lograr que unos voluntarios aplicaran supuestas
descargas eléctricas a otros supuestos voluntarios (que en realidad eran actores
cómplices del experimento).
Milgram quería saber si los “picaneadores” obedecerían a su autoridad de médico
hasta el punto de causar daño a sus víctimas.
El asunto empezaba con 150 voltios –lo que ya era una teórica barbaridad-.
Milgram, que enseñaba en Yale y sabía qué cosa era ser cruel exigiendo notas y
plazos, se quedó estupefacto.
Con 150 voltios simulados, el actor que fingía ser sujeto pasivo del experimento
se retorcía de dolor y gritaba como un animal desesperado. Entonces el verdugo
miraba a Milgram buscando su asentimiento. Milgram decía que sí con la cabeza
y luego ordenaba:
-Doscientos voltios.
El 82,5% de los voluntarios que oficiaban de torturadores prefirió obedecer antes
que actuar según el mandato de su conciencia. Y siguió administrando su
obediencia debida hasta los 200, los 250, los 300, los 350, los 400 y los 450
voltios (a este último rango de sadismo llegó exactamente el 79% de los sujetos
de la experimentación).
Milgram estaba horrorizado.
Había ideado esta prueba a raíz del asunto Adolf Eichmann, un nazi
particularmente asesino que juraba ante la corte de Jerusalén que lo condenó a la
horca que él sólo había cumplido órdenes y que no había tenido alternativa.
Milgram quería saber hasta qué punto el ser humano promedio podía ser un
instrumento dócil de la autoridad –de cualquier autoridad- en “condiciones
ideales y con la impunidad garantizada”.
Pues bien, comprobó empíricamente que el primate superior de la escala puede
torturar a otro primate si recibe órdenes de la persona adecuada y si esas órdenes
parecen estar respaldadas por un bien superior.
En el caso del Experimento de Milgram –que así llegó a llamarse en los anales de
la psicología- ese bien superior era, aparentemente, comprobar el umbral del
dolor y la posibilidad de rastrear sus verdaderos efectos en los sujetos pasivos del
test.
Todos los voluntarios que obedecieron a pesar de su evidente disgusto parecieron
tener una inteligencia promedio. No hubo datos de esa naturaleza sobre el 17,5%
de voluntarios que decidió desobedecer y largarse, en ocasiones a gritos, de tan
sombrío “laboratorio”.
Pero aquí no acaba el asunto. Lo más interesante es que el experimento de
Milgram acaba de ser repetido, bajo condiciones menos duras y con menor dosis
de manipulación quizá, por el psicológo Jerry Burger, de la Santa Clara
University. Y los resultados, según publica la revista American Psychological
Association, son apenas dos puntos porcentuales menos que los que Milgram
obtuvo en 1961.
O sea que cuando se mata en Gaza a mujeres, niños y viejos; cuando se mata en
Islamabad cuantiosamente; cuando se barre del mapa una pequeña aldea en las
afueras de Kabul; cuando, en fin, el primate mayor de este planeta convierte al
odio en causa y a la muerte en lección y a Dios (a cualquier Dios) en Gran
Secuaz, debemos pensar no sólo en la triste infantería que aprieta el gatillo sino
en los peces gordos que dan la orden.
El Experimento de Milgram y su reciente repetición son una prueba: la
humanidad que produjo a Beethoven y a Joyce también es una inmensa manada
de homicidas anuentes, miríadas de corderos dirigidos por lobos.
La obediencia puede ser el peor de los crímenes.

P U B L I C A D O P O R C É S A R H I L D E B R A N D T.

COLOCAR VIDEOS DE YOUTUBE……………………….

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Alemania autoriza a la policía espiar “Online” desde el
2009
EFE
La ley excluye a diputados, religiosos y abogados defensores, pero incluye a
periodistas, médicos y resto de juristas, si se cree que pueden descubrirse a
fuentes sospechosas de atentar contra la seguridad del país
Alemania estrenará con el Año Nuevo la ley que autoriza el espionaje online en
ordenadores privados a la Policía de Investigación Criminal (BKA), que asumirá
competencias en la lucha preventiva contra el terrorismo y podrá realizar
escuchas en domicilios de sospechosos.
El presidente del país, Horst Köhler, firmó hoy la normativa, a tiempo para que
entre en vigor el primero de enero una ley que ha desatado las críticas de la
oposición y de los principales medios de comunicación, puesto que abre la puerta
a que se vigile también a los periodistas.
Por primera vez en la historia, el BKA, un cuerpo integrado por 5.000 agentes,
estará autorizado para espiar en domicilios y también en los ordenadores
privados de sospechosos de actividades terroristas.

El proyecto, uno de los objetivos centrales para la actual legislatura del ministro
del Interior, Wolfgang Schäuble, fue aprobado por el Bundestag (cámara baja)
con los votos de la gran coalición, formada por cristianodemócratas y
socialdemócratas, el pasado noviembre.
Las tres formaciones de la oposición -Verdes, Partido Liberal (FDP) y La
Izquierda- la rechazaron en bloque y los estados federados de cuyos gobiernos
forman parte estas fuerzas anunciaron que la rechazarían en el Bundesrat (cámara
alta).
Comisión de arbitraje
A este bloqueo se unieron posteriormente varios länder gobernados por el Partido
Socialdemócrata (SPD), lo que obligó a recurrir a una comisión de arbitraje para
asegurarse la ratificación en la cámara de representación territorial.
Tras un duro tira y afloja, se llegó a una solución de compromiso por la que se
suprimía de la normativa uno de sus aspectos más controvertidos, el que permitía,
en casos de urgencia, realizar espionaje online sin autorización judicial.
El texto definitivo exime de la posibilidad de ser espiados a diputados, religiosos
y abogados defensores.
Sí abre la puerta, en cambio, a la vigilancia de periodistas, médicos y resto de
juristas, de modo limitado y si se considera que con ello se puede descubrir a
fuentes sospechosas de atentar contra la seguridad del país.
Esta medida ha sido duramente criticada por once grandes medios, encabezados
por el semanario Der Spiegel y el diario Süddeutsche Zeitung, que consideran
que vulnera el derecho a la información y restringe el periodismo de
investigación, puesto que pone en peligro la confidencialidad de sus fuentes.
Competencia de los servicios de espionaje
Hasta ahora, este tipo de escuchas eran competencia exclusiva de los servicios de
espionaje, lo que ya en su momento desató una ola de indignación.
Schäuble, de la Unión Cristianodemócrata (CDU) de Angela Merkel, había
convertido este proyecto en caballo de batalla de su departamento y argumentado
que los procedimientos de investigación del BKA deben adaptarse a las
posibilidades técnicas actuales.
La oposición acusó a Schäuble de querer dotar a la BKA de métodos propios de
la Stasi -la policía secreta de la extinta República Democrática Alemana (RDA)-,
reforzados gracias a las nuevas tecnologías.
El ministro rechazó tales acusaciones y afirmó que las operaciones se realizarán
en casos muy concretos, no de manera general, y de acuerdo con las leyes de
protección de datos personales y con la consiguiente autorización judicial.

Cuando la poli puede fisgar en tu disco duro sin que te


enteres
• Una ley en Alemania permitirá espiar los ordenadores de
sospechosos de terrorismo
• En España también es posible acceder a los PCs personales
con orden judicial
Por MARGARITA LÁZARO (SOITU.ES)
Actualizado 29-12-2008 22:43 CET
Los internautas alemanes han puesto el grito en el cielo. A partir del próximo
1 de enero una ley permitirá que la policía de investigación criminal (BKA)
espíe, vía online y con control judicial, en los ordenadores privados de
sospechosos de actividades terroristas. Se habla de violación del derecho a la
intimidad, de la victoria de la seguridad frente a la libertad. Pero no es
necesario irse tan lejos para plantear el debate. En España, con una orden
judicial también se puede acceder a nuestros PCs personales.
Antes de seguir leyendo debemos mantener la calma y no echarnos las manos a la
cabeza. Lo más probable es que el contenido de nuestro disco duro esté a salvo
de espías. Según el artículo 18.4 de la Constitución, “la ley limita el uso de la
informática para garantizar el honor y la intimidad personal y familiar de los
ciudadanos y el pleno ejercicio de sus derechos”. Pero como dice el refrán
“siempre hay una excepción que confirma la regla”. Según explica la abogada
Ofelia Tejerina, “con una orden judicial” la Policía puede acceder al contenido
de nuestro ordenador. Sería en casos de grave amenaza al Estado y “en materia
de terrorismo hay excepciones claras”.
Visto así, parece que la situación en España no es muy distinta a la de Alemania.
Nosotros también estamos expuestos al ‘gran hermano’ policial. Sin embargo hay
una gran diferencia: aquí no hay ninguna ley que lo regule. De ahí que Tejerina
crea que sería interesante trasladar la tan polémica normativa germana —
aprobada en el Parlamento con 35 votos a favor y 34 en contra— al terreno
español. Ahora mismo, el registro de un ordenador “es algo bastante subjetivo
ya que está en manos de un juez”. “La ley de enjuiciamiento criminal debería
prever en qué supuestos se puede entrar en un ordenador y bajo qué
condiciones”, explica. De esta forma, se supone que habría menos ambigüedad.
“Si hay una ley orgánica que lo regule, una orden judicial que lo controle y un fin
que lo justifique, en este caso la lucha antiterrorista, legalmente sería factible”,
explica. Otra cosa es que dependa de la libre interpretación de un juez..
Tráfico de comunicaciones
Claro que según Tejerina a este nivel hay cosas mucho más preocupantes en
nuestro país. “Ahora mismo tal y como están las cosas los agentes facultados o la
Policía pueden acceder a los datos de tráfico de nuestras comunicaciones sin
una orden judicial que lo avale”, explica. Esto significa que pueden ir a una
compañía telefónica y pedir el listado de llamadas o mensajes enviados por un
usuario en un periodo de fechas determinado. El contenido quedaría a salvo ya
que esto vulneraría el derecho a la intimidad.
Pero… ¿no deberían ser los datos de tráfico información privada? Para el
Tribunal Supremo, la respuesta es no. De ahí que en 2005 rechazase la denuncia
interpuesta por la Asociación de internautas en este sentido. La Ley 25/2007 de
conservación de datos relativos a las comunicaciones electrónicas y a las redes
públicas de comunicaciones opina lo mismo. Ésta no es más que la reforma del
artículo 33 de la Ley 32/2003 que venía a decir que “deberá facilitarse para
cualquier comunicación” sin ningún tipo de condiciones.
Esta denuncia está ahora en manos del Tribunal Constitucional. Ofelia
Tejerina cree que este acceso debería estar regulado por una ley orgánica ya que
la legislación actual vulnera no uno ni dos, sino tres derechos fundamentales.
“El secreto de las comunicaciones, la intimidad y la protección de datos
personales”, aclara.
Polémica en Alemania
La moralidad de estas acciones es otra cosa y eso es lo que preocupa en
Alemania. Para los internautas la nueva ley, que permite a la Policía federal
instalar programas espía, a través de troyanos, en los ordenadores personales de
sospechosos de terrorismo o de crímenes serios, supone un control abusivo.
Vence la seguridad y la libertad se convierte en la clara víctima de este siglo. La
imagen más clara de esta lucha se produjo el 30 de diciembre de 2007 cuando
miles de manifestantes se concentraron en Hamburgo portando un ataúd cuyo
lema rezaba: “en duelo por la pérdida de la esfera privada de las alemanas y
alemanes”.
El ministro del Interior, Wolfgang Schäuble, no está de acuerdo con tales
acusaciones y defiende la medida explicando que las operaciones se realizarán
en casos muy concretos, no de manera general, y de acuerdo con las leyes de
protección de datos personales y con la consiguiente autorización judicial.
Pero hay más. El texto definitivo exime de la posibilidad de ser espiados a
diputados, religiosos y abogados defensores. Sin embargo, no dice nada de
médicos, resto de juristas y periodistas. Estos últimos ya han puesto en marcha
una crítica conjunta. Los once grandes medios alemanes, encabezados por el
semanario “Der Spiegel” y el diario “Süddeutsche Zeitung”, consideran que
vulnera el derecho a la información y restringe el periodismo de
investigación, puesto que pone en peligro la confidencialidad de sus fuentes.

Los 10 descubrimientos y avances


científicos más importantes de 2008
Por Eduardo Arcos en: Ciencia
La revista TIME hace una lista de los 10 avances y experimentos
científicos más importantes durante 2008, que son:

1. Gran colisionador de hadrones (LHC)

2. El polo norte de Marte

3. Creación de genoma artificial a partir de una bacteria

4. China en el espacio

5. Crecimiento en el número poblacional de Gorilas del Congo

6. Descubrimiento de exoplanetas

7. El poder de la invisibilidad

8. Secuencian del genoma de un mamut

9. Los estadounidenses se volvieron más idiotas

10. La primera familia

Por cierto que TIME ha hecho una serie de listas de toda clase de
temas, desde los 10 momentos más importantes en las noticias,
pasando por los 10 mejores gadgets, los 10 mejores videojuegos
hasta las 10 peores escándalos.
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