LA INTUICIÓN MÍSTICA La esencial explicación del fenómeno cognoscitivo la manera de suprimir el velo, que no depende del

Imam Al-Ghazali está en decir que el corazón humano es por su libre albedrío del hombre, sino es una Gracia que
naturaleza apto para que en él se manifieste la Dios otorga a quien quiere.
esencia de verdad que hay en las cosas todas. Tan
Explicación de la diferencia entre la inspiración y
sólo lo estorba a veces la interposición de las cinco La “Inspiración” (Ilham) no difiere tampoco de la
el estudio, o sea, entre el método de los sufíes para el
causas que anteriormente se mencionaron, las cuales “revelación” (wahy) por ninguno de los motivos
descubrimiento de la verdad y el método de los
son como velos tendidos entre las esencias de estos señalados, sino tan sólo por cuanto que en la
filósofos.
conocimientos que se reflejan desde el espejo de la revelación el sujeto ve al ángel que le inspira el
“Lámina-Lawh mahfud” en el espejo del corazón, conocimiento. Después de esto has de saber que los
Has de saber que los conocimientos que no son de
al modo que la imagen que hay en un espejo se sufíes sienten inclinación preferente hacia los
evidencia inmediata sobrevienen al corazón de
refleja en otro que esté enfrente de aquél. conocimientos inspirados, más que hacia los
maneras diferentes y en diferentes circunstancias:
aprendidos por el estudio.
-Unas veces, asaltan de improviso al corazón, que
El velo tendido entre ambos espejos se descorre,
los encuentra en sí mismo sin saber cómo, otras
unas veces, con la mano y otras por el soplo del Por eso, no tienen deseo alguno de aprender las
veces, los adquiere por medio del razonamiento
viento que lo levanta moviéndolo. Así también, el ciencias humanas, ni de estudiar los libros
discursivo y el estudio.
soplo de la divina gracia levanta a veces los velos publicados, ni de examinar y discutir las opiniones
que cubren los ojos del corazón, y en éste como en recibidas y las pruebas en que éstas se fundan.
El conocimiento que sobreviene sin adquirirlo por
un espejo se refleja entonces algo de lo que en la Antes bien, dicen que el método de alcanzar la
el arte de la demostración, se llama “inspiración”
“Lámina-"Lawh mahfud” del destino está grabado. verdad consiste en preparar el alma con el combate
(Ilham). El que sobreviene por la demostración
Unas veces, esto acaece en el sueño, y el corazón ascético, borrar sus cualidades vituperables y
racional, se llama “instrucción o consideración”
conoce por él lo que ha de suceder en lo futuro, pero negativas, desatar los lazos todos que la sujetan al
(itihar) y “observación” o “examen” (istihsar).
sólo con la muerte se descorre ese velo por completo mundo y avanzar hacia Dios con puro y sincero
y se levanta del todo la cortina. deseo de servirle, porque, una vez logrado esto, ya es
El primero, el que sobreviene al corazón sin arte,
Dios el que se encarga del corazón de su siervo y el
estudio ni esfuerzo del hombre, se subdivide a su
Otras veces, también durante la entregado en la que toma sobre sí el cuidado de iluminarle con las
vez, según que el sujeto ignore cómo y de dónde le ha
Adoración, se descorre el velo por un oculto don de luces de la ciencia.
venido, o que, por el contrario, vea cuál es la causa
Dios, y tras la cortina del misterio aparece de
ocasional que le ha proporcionado aquel
pronto y brilla en los corazones alguno de aquellos Y cuando corre ya de cuenta de Dios la vida del
conocimiento, es decir, el ángel que se lo comunica al
conocimientos maravillosos, bien sea rápido y fugaz corazón, fluye a raudales sobre éste la divina
corazón. El primero de estos dos conocimientos se
como el relámpago, bien persistente y continuo, pero misericordia, brilla en él la luz, se ensancha el pecho,
llama “inspiración” (Ilham) y “soplo” (naft) en el
hasta cierto límite, pues raras veces dura mucho. se le revela el misterio del reino espiritual,
espíritu. El segundo se llama “revelación” (wahy), y
La inspiración, según esto, no difiere de la ciencia desaparecen de su faz los cendales crepusculares, por
es privativo de los profetas, como el otro lo es de los
adquirida por razonamiento, ni en cuanto al acto Gracia de la generosidad de Dios, y centellean en el
allegados y puros de corazón.
mismo de conocer, ni en cuanto a su sujeto, ni en fondo del corazón las esencias de las cosas divinas.
En cambio, el conocimiento que se adquiere por la
cuanto a su causa. La diferencia estriba tan sólo en
demostración es propio de los sabios.
 No tiene, pues, que hacer otra cosa el siervo, sino
prepararse mediante la purificación del corazón,
formando de presente un propósito firme con
voluntad sincera y ardiente sed de cumplirle, y
luego acechar no más con vigilante espera lo que
Dios por su misericordia quiera revelarle.
Así es, pues, como a los profetas y a los allegados
o Amigo de Dios, se les revela la verdad y en sus
pechos se derrama la luz, no mediante el
aprendizaje, estudio y lectura de los libros, sino
mediante el ascetismo (combatiendo las malas
tendencias del ego). Es decir, renunciando al mundo
y desligándose de sus ataduras, vaciando el corazón
de todos sus cuidados y dirigiéndose hacia Dios con
puro y sincero deseo, pues quien se entrega a Dios,
también Dios se entrega a él.
Entonces, cuando la voluntad es sincera y la
intención pura, si el corazón persevera en el bien sin
dejarse arrastrar por las pasiones ni preocuparse con
vanos pensamientos que lo aten al mundo,
comenzarán a brillar en él las vibrantes luces de la
verdad.
Al principio, son como el fugaz relámpago que en
seguida cesa, pero luego vuelven a brillar. Aunque a
veces se retrasa su aparición, y si vuelven, ya
pueden durar más tiempo, aunque otras veces
siguen siendo inestables y fugaces y asimismo,
cuando son estables, duran unas veces mucho y
otras poco, y en ocasiones aparecen seguidas las
luces, sin solución de continuidad y semejantes unas
a otras, aunque distintas, o también de un solo y el
mismo género. Porque los grados de iluminación que
pueden alcanzar los iluminados y amigos de Dios
son incontables, lo mismo que lo son sus grados de
perfección y virtud.
En suma, pues, este método de los sufíes se reduce
sencillamente a esto, de tu parte, primero, a la mera
purificación, limpieza y pulimento del corazón y
luego, a prepararte y esperar sin más. Por lo que
toca a los filósofos que emplean el razonamiento,
no niegan la realidad de este método de los sufíes ni
su posibilidad, ni tampoco niegan que con él se
llegue, aunque raras veces, al término que hemos
dicho, pues reconocen que tal es la naturaleza y
origen de la mayor parte de los conocimientos de los
profetas y santos.
Pero estiman que tal método es arduo y duro, que
se tarda mucho en obtener sus frutos y que es,
además, poco verosímil que se puedan cumplir todos
los requisitos que exige. Pues creen que es poco
menos que imposible desligarse hasta tal extremo el
hombre de las ataduras mundanas, y si por ventura
lo logra en algún momento, es todavía más
inverosímil que dure, ya que basta el más
insignificante y fugaz pensamiento o idea
imprevista para turbar la serenidad del corazón,
pues el mismo Profeta Muhammad ( ) dijo:
-Que el corazón del creyente da más vueltas que el
agua hirviendo en la caldera.
Además — añaden — en medio de las prácticas del
combate ascético, el temperamento se altera, el
cuerpo enferma y el entendimiento se trastorna y
perturba, y si previamente no se le ha disciplinado y
educado con el estudio de las ciencias, nacen y
arraigan en el corazón ideas fantásticas y falsas, en
las que el alma reposa tranquila durante largo
tiempo, y a veces la vida acaba sin disiparlas, antes
de haber llegado a la meta apetecida.
-¡Cuántos sufíes emprendieron este método y luego
vivieron durante veinte años obcecados con una sola
de esas ilusorias fantasías, y si hubiesen, en cambio,
estudiado de antemano y a fondo las ciencias
humanas, habrían advertido al instante a qué
obedecía el error de su ilusión!. Por eso, es más
seguro y más eficaz para el éxito emplear el método
del estudio racional. El que hace lo contrario, dicen
que se parece mucho al hombre que dejase de estudiar
la ciencia del derecho pensando en que si el Profeta (
) llegó a ser jurista por revelación e inspiración
divina, sin necesidad de estudiar y aprender en los
libros esa ciencia, también quizá logrará él igual
resultado con la disciplina ascética asidua y
constante.
El que tal pensara, se engañaría por cierto a sí
mismo y malgastaría el tiempo de su vida entera sin
fruto. Todavía se asemeja más, el que así obra, al
labrador o al comerciante que dejasen de labrar o de
negociar porque tuviesen la esperanza de encontrar
un tesoro escondido, pues aunque tal encuentro
fortuito sea posible, es en extremo inverosímil.
Por eso concluyen que lo primero que ha de hacer
el hombre es aprender lo que los sabios han
descubierto y entenderlo, y después, no hay ya
ningún inconveniente en esperar a que Dios le revele,
mediante el previo combate ascético, lo que a los
sabios no se les descubrió todavía mediante el
método racional.