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Se aprende a leer y a escribir

durante los primeros años de


estudio, a nivel Primaria, pero saber
unir las vocales y las consonantes y
reproducir sonidos o grafías con
ellas, no significa que las habilidades
de la lecto-escritura se hayan
desarrollado. Al contrario, apenas se
ha pisado el resquicio de la puerta
que, de abrirse conduce a ser un
hábil lector y escritor.
El dominio básico de dichas habilidades -leer y
escribir- es lo que abre las posibilidades de seguir
aprendiendo y lograr la destreza para ser un
lector y un redactor de acuerdo a las exigencias
del nivel que se estudia, pues nada hay más
paradójico que un universitario que: a) no tiene
la pericia para leer e interpretar con capacidad lo
que el texto comparte y b) que carece de
práctica para redactar.
Leer y escribir, entonces, son dos habilidades
comunicativas íntimamente ligadas, distintas
pero complementarias. Para ser un buen lector es
necesario leer ejercitando al mismo tiempo, los
distintos procesos mentales. Para ser un buen
redactor, se necesita escribir pero habien­do
capturado y aprendido de los distintos estilos de
redacción de quienes escriben, de ahí la
importancia de saber distinguir los diversos tipos
de textos y, dentro de ellos, las diferentes,
Es un hecho que saber leer sí lo
sabemos; la pregunta es cómo se
lee, para qué se lee, por qué se lee y
qué se lee.
Existe una creencia equivocada con
respecto a la lectura, pues aunque
es indudable que el hábito para leer
y gustar de la lectura se forma desde
los primeros años, también es cierto
que si no se fortalece y se fomenta,
al igual que cualquier otro hábito, se
pierde.
Sabemos su utilidad pero, por qué no
lo hacemos. Un estudio revelo que leer
se considera algo aburrido, cansado,
horroroso, mortal e innecesario, y que
leer causa irritación, molestia, fastidio,
desagrado, miedo, presión, dolor de
cabeza y ojos, cansancio, sueño y
angustia.
Si las creencias generadas en torno a
la lectura son de esta naturaleza, y si
se continúan privilegiando y
dispersando hasta convencer al que
recién descubre que las letras dan vida
a la vida, de que no son la muerte, no
es difícil imaginar por qué somos un
No cabe duda de que el aprendizaje brota de
muchas fuentes, las lecturas son una de ellas;
sin embargo. a diferencia de otras, éstas nos
tornan hábiles críticos. Allende el gusto para
elegir lecturas y saber reconocer qué aportan.
Aún aquellas sobre las cuales se afirma que son
"malas". No es lo mismo que alguien diga
simplemente "no me gustó" a que explique en
qué consiste y cuáles son los elementos que
contiene la obra y que provocan el desagrado.
Hay quienes, además del síndrome anti lectura,
han desarrollado otro síndrome de enten­
dimiento acomodaticio: sólo quieren leer sobre
temas que entienden y que, por lo tanto, les
agradan. No leen nada más sino aquello que
entra en su círculo de confort de
entendimiento, de lo contrario, no lo aceptan y,
en consecuencia, se niegan a leer cualquier
Abre las puertas de la percepción.
Da información distinta, novedosa o quizá
confirma lo que ya se sabe.
Comparte marcos comparativos y elementos para
construir su propio conocimiento.
Ayuda a construir más y mejores argumentos,
juicios críticos y de valor.
Estimula el pensamiento y la reflexión.
Permite ser más flexible en sus juicios, al descubrir
que lo que sabe no lo sabe y que le falta mucho por
descubrir.
Proporciona herramientas para más y mejor
comprensión.
Desconocimiento del lenguaje.
Falta de manejo y construcción
conceptual.
Poca o nula imaginación al momento
de leer.
Pobre o nulo conocimiento sobre el
tema.
Falta de atención y concentración.
Falta de motivación y curiosidad.
Desconocimiento del lenguaje, falta de
manejo y construcción conceptual.
Si no comprende lo que lee, no construye
conceptos, por lo tanto, necesita adquirir el
hábito de convertir en amigo al diccionario,
asegúrese de haber comprendido, puede
complementar los significados de las palabras
con la información que proporcionan las
enciclopedias.
¿Qué son los conceptos y las categorías?
Los conceptos son clasificaciones de objetos,
sucesos o personas que comparten
propiedades entre sí. Al emplear conceptos,
podemos organizar los fenómenos complejos
en categorías cognitivas más simples y, por
consiguiente, más fáciles de usar
Con la ayuda de los conceptos estructuramos
categorías mentales de las cuales nos valemos
Poca o nula imaginación al momento de leer .
En otras palabras, al leer no aparece ninguna
representación visual en su mente. Las imágenes
mentales son aquellas representaciones que se
producen en la mente y que nos permiten visual izar,
imaginar, ver lo que se está leyendo, ir más allá para
crear y construir la comprensión.
Pobre o nulo conocimiento sobre el tema.
Puede ser un obstáculo si el conocimiento que exige su
comprensión está muy por encima de lo que hasta el
momento usted sabe. Pero, si está escrito en un
lenguaje que no le es totalmente desconocido, es
ligero, accesible, le aporta explicaciones para lo nuevo,
entonces, no le será tan difícil internarse en dicho
texto.
Falta de atención y concentración, falta de
motivación y curiosidad.
Si se sufre de falta de atención y de concentración,
antes de buscar justificantes de otra naturaleza, evalúe
si no se debe a la falta de disciplina en el pensamiento
y empiece por practicar el control mental, no deje que
Ausencia de motivación
Si la lectura no se percibe como algo deseado,
interesante, atractiva, como un reto; sino como
algo impuesto por terceros, tenderá a buscar
distractores para retrasar la tarea, aun frente
al libro. Si elige estudiar y parte del estudio
implica leer, debe cambiar su actitud. Sentir la
emoción, ganas, interés, deseo de aprender y,
por ende, de leer.
Ausencia de disciplina y carencia de
hábito.
Sólo se aprende a leer, leyendo, como sólo se
aprende a estudiar, estudiando. Si carece del
hábito, impóngase, a partir de ya, de hoy, la
disciplina de leer las páginas que usted se fije
como meta, y poco a poco vaya elevando el
número hasta que, cuando menos lo piense, la
lectura se torne un hábito y, por consecuencia,
Lectura superficial o de reconocimiento: es
aquella que tiene como fin el
entretenimiento, la diversión o bien
identificar las generalidades de un texto y
enterarse, de forma sucinta, acerca de lo
que versa algún escrito. Este tipo de
lecturas puede ser estímulo para
interesarse sobre algo.
Lectura de comprensión: es la que se
realiza cuando el objetivo es entender lo
que se com­parte a través del texto. Es más
profunda que la anterior, porque no es ya
una lectura rápida, en el sentido de pasar la
Lectura de estudio o analítica: El objetivo principal es
la búsqueda de aprendizaje y del conocimiento. Este
tipo de lectura exige concentración. Antes de abordar
una lectura a nivel profundo conviene que revise las
siguientes orien­taciones:
Defina sus objetivos y sus propósitos.
Familiarícese con el texto a partir de un
reconocimiento general.
Identifique las partes que lo conforman.
Identifique con claridad su estructura y, por ende, su
contenido general.
Se relaciona con una sola temática o aborda varias.
Los antecedentes del autor.
Los comentarios con respecto al contenido del libro,
elaborados por terceros.
La posible actualidad o no del tema.
La posible actualidad del tema en función del año de
su publicación (pero no se debe juzgar el libro por el
Lectura crítica: si bien es cierto que
intenta llegar a la estructura profunda y
trabajar sobre la posible interpretación,
es importante que quien la realiza separe
los elementos de juicio de los subjetivos,
utilizando para ello términos como:
Parece, se infiere, se supone, puede ser;
pero nunca Es, en tanto que las
afirmaciones tajantes sobre lo no dicho
harían tambalear toda su crítica. Para
ejercitar este tipo de lectura debe tener
un aceptable manejo de las palabras, los
conceptos, las categorías, las estructuras
Redactar es como tener un diálogo con
usted mismo(a) a través del cual organiza,
de­tiene, busca, analiza, ordena, limita,
selecciona, corrige el pensamiento y su
consecuente expresión. Cuando se
escribe, se queda la impronta y la
memoria de papel.
Quizá, por eso, muchos se sienten
cómodos cuando simplemente copian los
textos, pero eso no es ético ni profesional.
Lamentablemente éste es un ejercicio
muy utilizado, lo que evi­dencia que se
está no sólo limitando, sino coartando la
posibilidad de desarrollar esa habilidad
Rescate, si las ha olvidado, las nociones
básicas de la gramática, las cuales conviene
revisar de tiempo en tiempo, ya que la Real
Academia de la Lengua Española establece
cambios en función de los dictados del uso
de la lengua. Lectura consciente y analítica
del material escrito. Lea y relea lo que
escribió pero no lo haga pensando en lo que
sabe que quiso decir, sino como si el escrito
no fuera suyo. Tenga claridad de lo que
desea comunicar, para quién y por qué,
pues en esa medida elegirá palabras y
tratamiento. No copie, atrévase a escribir su
Para redactar se requiere tener
respuesta a las siguientes preguntas:

¿Para quién? Receptor


¿Para que? Objetivos del emisor
¿Por qué? Motivos e
intencionalidad
¿Cómo? Estructura y
tratamiento del mensaje
¿Qué? Contenido.
De observación: La función del lenguaje a la que
acuden es la denotativa, pues buscan dar referencia
de lo observado, por lo tanto, evitan la función
connotativa, la cual crea ambigüedad de lo expresado.
Son descriptivos, no explicativos. Los adjetivos no se
utilizan pues no se califica, sino que se explica.
De inferencia: Se pueden formular antes, después,
durante y aún sin observar. Se asume o se da por
hecho algo a partir o no de los hechos observados.
Interpretan, por lo tanto, van más allá de lo observado,
de la información que se tiene.
Juicios de valor: Son interpretaciones valórales, por lo
tanto: Invariablemente reflejan los valores de quien se
expresa (grado de utilidad, interés, deseo, bondad, que
se le confiere a las personas, cosas o hechos). Se
La aprehensión: Refiere la percepción que se
tiene de haber comprendido los hechos, cosas,
personas u objetos, al igual que la medida o
profundidad en que se presume dominar su
conocimiento.
El juicio: Expresa el grado de utilidad de algo,
implica la estima o desestima a través de los
valores implicados en el argumento.
El raciocinio: Equivale a buscar y lograr la
adquisición de nuevos conocimientos, teniendo
como base la experiencia y el conocimiento
previo que se posee. Cabe señalar que existen
razonamientos que se clasifican como
defectuosos, mas esta característica puede o
no ser imputable a quien la expresa, es decir,
Falacias lógicas: Son errores del
pensamiento y suelen ser causadas por:
el inadecua­do y desordenado uso de las
palabras; por las falacias que emplean
enunciados de causa falsa;
generalización o analogía falsa; falacias
propias de la deducción que comprende
igno­rancia de la cuestión, antecedentes
falsos, círculo vicioso o petición de
principio. Creencias y razonamientos
equivocados, al igual que el manejo
disfuncional del lenguaje, provocan estas
falacias.
Falacias Emocionales: A veces obviamos
que la emoción afecta el intelecto,
cuando en realidad las emociones están
Ad hominem: La tendencia a atacar u ofender
al otro se debe a la incapacidad para rechazar
los argumentos contrarios porque se carece de
argumentos.
Ad ignorantiam: Se acepta como verdadero
algo, no se busca comprobar su veracidad
(¿recuerda el conocimiento inocente?).
Ad misericordiam: Se utiliza la función emotiva
para convencer al receptor de que acepte
argumentos y propuestas.
Ad populum: En aras de que un auditorio dé
por cierto las propuestas, también se vale de la
función emotiva.
Ad verecundiam: Una propuesta, argumento o
conclusión se da por cierta dependiendo de la
autoridad que tiene quien la expresa.
Ad baculum: Se acude a la fuerza, a la
amenaza para que los receptores acepten una
Llenas: Son aquellas palabras que tienen la
función de contener los significados. En esta
clasificación están: los verbos, los
sustantivos, los adjetivos, los adverbios y
los pronombres. (aunque las interjecciones
se consideran vacías, suelen incluirse en
esta categoría, en tanto que cumplen una
función emotiva que tiene carga
significativa).
Vacías: En esta clasificación se encuentran
las conjunciones, las preposiciones, los
artículos y las interjecciones. Todas fungen
Hipótesis. Suposición de una cosa posible o
imposible para sacar de ella una conse­cuencia.
Acentos ortográficos: Las palabras, por su
acentuación, se clasifican en:
Agudas: Llevan acento en la última sílaba cuando
terminan en vocal, nos. V.gr.: papá, camión,
compás.
Graves: Tienen acento en la penúltima sílaba.
Llevan tilde si terminan en consonante, excepto
nos. V.gr: trébol, mártir. También llevan tilde
cuando la palabra grave se transforma en aguda
por adición del enclítico: escribió/e.
Esdrújulas: Llevan acento en la antepenúltima
sílaba. Invariablemente llevan tilde: aeródromo,
espíritu, glándula.
Sobresdrújulas: Su acento re cae en la sílaba
anterior a la antepenúltima.
Otras particularidades del acento no llevan tilde
los monosílabos, salvo cuando existan con
Coma (,) Indica breves pausas. Separa los
elementos de una serie. Suple la omisión de un
verbo. Se coloca antes de las conjunciones
adversativas.
Punto y coma (;) Se usa en la separación de
frases que tratan el mismo asunto, pero con
diferentes enfoques. Entre dos expresiones
contradictorias. Si un enunciado contiene
enumeración acompañada de uno o más
complementos.
Punto (.) Existen el punto y aparte y el punto y
seguido. El primero se emplea para finalizar
una idea, indica terminación de párrafo;
mientras que el punto y seguido separa las
oraciones que conforman un párrafo.
Puntos suspensivos ( ... ) Sólo se usan tres
...• nunca más; indican expectación,
suspenso, obviedad. También se suelen
utilizar dentro de una cita textual para
indicar que se eliminaron palabras y si se
colocaran entre paréntesis ( ... ) expresan
que se eliminaron párrafos.
Paréntesis ( ) Se utilizan para incluir datos
complementarios o información adicional
que, de omitirse, el texto no se altera.
Signos de interrogación y admiración (¿? ¡!)
Dan tono y expresión a lo que se expresa.
Pero, por favor, no cometa el error, ya muy
generalizado, de emplear únicamente el
signo que cierra y, por si fuera poco, no
poner uno, sino varios de cierre. Su idea
quedará más claramente expresada si
Guiones (- -) El guión corto sirve para
separar palabras que terminan en el
siguiente renglón, lo que ha caído en
desuso si se escribe en la computadora,
pues estos signos son sustituidos por la
función de justificar del programa.
Asterisco (*) Se usa como un llamado de
atención para el lector, para indicarle que al
pie de página está una nota.
Diagonal (1) En el caso de un poema que se
escribe a renglón seguido, se utilizan para
indicar la separación de renglones.
Paralelas (/1) Se usan para separar las
diferentes acepciones de un término.
Providencia. Prevención encaminada al
logro de un fin./! Disposición que se toma
Al escribir cuide que en su escrito prevalezcan la:
Claridad: La claridad facilita la comprensión y el
entendimiento. Para lograrla se requiere: Saber el
para qué y por qué se hará el escrito. -Objetivos. La
primera claridad empieza en la mente del emisor.
Definir el contenido y jerarquizar los temas. -Ideas
principales y secundarias.
Nunca mezcle temas. -Uno después de otro, es la
regla.
Las ideas deben estar completas, nunca
incompletas.
La puntuación debe ser correcta, lo contrario crea
confusión.
Cuidar la ortografía.
No abusar de las frases incidentales demasiado
largas .
Precisión: La precisión consiste en expresar sólo
lo deseado, sin que exista la posibilidad de una
interpretación errónea. Para ello le sugerimos que:
Evite las anfibologías. Cuide el vocabulario. Evite
deficiencias en el uso del lenguaje. Evite palabras
que, teniendo doble sentido, no sean las
adecuadas. No diga más de lo necesario, ello le
evitará correr riesgos.
Sencillez: En administración se dice que lo
pequeño es más hermoso, en redacción diríamos
que lo sencillo es bello. Para lograr sencillez en sus
escritos: Diga sólo lo que tiene que decir, evite
ideas superfluas e innecesarias. Si una expresión
es gratuita, elimínela. Chopin decía que si se
busca corregir, no se añada, sino que se elimine.
Cohesión: Todo escrito, independientemente de
su longitud, debe tener unidad en su expre­sión.
Las frases incidentales, en ocasiones, provocan
que se pierda la finalidad del escrito, por lo tanto,
cuide que exista coherencia, ilación,

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