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Profeta Baruc (Baruch)

Leed con atención este documento

Francisco Martínez A.

Julio 2009

Usando como instrumento al profeta Baruc, Dios invita


nuevamente al pueblo de Israel, y también nos invita a
nosotros hoy a dejar el pecado y a seguir lo que le agrada a Él.

Fuente: la Biblia y otros


Rueguen también por nosotros al Señor, nuestro Dios,
porque lo hemos ofendido y hasta el día de hoy el
enojo y la cólera del Señor no se han apartado de
nosotros. Baruc, 1:13.
Le hemos desobedecido, no hemos escuchado su voz ni
hemos caminado de acuerdo con las órdenes que el
Señor nos puso delante. Baruc,1:18.
Desde el día en que el Señor sacó a nuestros padres de
Egipto hasta hoy, hemos sido desobedientes con él y
nos hemos rebelado en vez de escuchar su voz.
Baruc,1:19.
Después de la caída de Jerusalén Baruc
acompañó a Jeremías a Egipto (Jer. 43);
más tarde, en 582, lo encontramos en
Babilonia entre los israelitas cautivos, a
los cuales Baruc leyó las palabras de este
libro en presencia de Jeconías, hijo de
Joaquín, rey de Judá, y delante de todo el
pueblo que acudía a oírlas. (Bar. 1, 3).
Regresó a Jerusalén con una suma de
dinero y vasos destinados para el culto
del Templo.

Jeremías y Baruc
Por eso nos sobrevinieron calamidades y la maldición
que el Señor dijo a su siervo Moisés el día que sacó a
nuestros padres de Egipto para darnos una tierra que
destila leche y miel. Vivimos entre desgracias hasta el
día de hoy. Baruc, 1:20.

No escuchamos la voz del Señor, según lo que decían


los profetas que nos envió; Baruc, 1:21.

y todos nos fuimos, según las inclinaciones de nuestro


perverso corazón, a servir a otros dioses y a hacer lo
que desagrada al Señor. Baruc,1:22.
Señor, mira desde tu santa Morada y piensa en
nosotros, inclina tu oído y escucha. Baruc, 2:16.

Sin embargo, Señor, has obrado con nosotros


según toda tu indulgencia y tu inmensa ternura.
Baruc, 2:27.

y conocerán que yo soy el Señor su Dios. Les


daré un corazón y unos oídos que escuchen.
Baruc, 2:31.
Señor todopoderoso, Dios de Israel, un alma
angustiada, un espíritu turbado es quien te clama.
Baruc, 3:1.

Señor, escucha y apiádate, porque hemos pecado


contra ti. Baruc, 3:2.

Tú reinas para siempre, y nosotros perecemos para


siempre, Señor todopoderoso. Baruc, 3:3.

Sí, tú eres el Señor, nuestro Dios, y nosotros


queremos alabarte, Señor. Baruc: 3:6.
Este es nuestro Dios, ningún otro se puede
comparar a Él. Baruc, 3:36.

Valor, hijos míos, clamé hacia Dios; él los librará de


la violencia de sus enemigos. Baruc, 4:21.

Así como ustedes se alejaron de Dios, vuelvan


ahora a él y búsquenlo con redoblado amor.
Baruc, 4:28.

Pues él, que les envió estas calamidades, les traerá


la salvación y la dicha perpetua. Baruc, 4:29.
Reviste cual un manto la justicia de Dios, ponte
como corona la gloria del Eterno; Baruc, 5:2.

porque Dios mostrará tu grandeza a todo lo que hay


bajo el cielo.
Baruc, 5:3.

Dios te llamará para siempre: «Paz en la justicia y


gloria en el temor de Dios.» Baruc, 5:4.
Ciertamente que el sol, la luna y las estrellas, que
están puestas para alumbrarnos y sernos
provechosos, obedecen a Dios. Baruc, 6:59.

Asimismo, el relámpago se deja ver cuando aparece, y


el viento que sopla por todas las regiones.
Baruc, 6:60.

Igualmente, las nubes, cuando Dios les manda recorrer


todo el mundo, ejecutan lo que se les ha mandado.
Baruc, 6:61.
El capítulo sexto es una carta que se le atribuye al Profeta Jeremías, 6, 1-72
en que éste condena con notable elocuencia la idolatría y el materialismo en el
culto.
Baruc, Era hijo de Nerías (Jer.32:12); Flavio
Josefo afirma que provenía de una familia
eminente. Baruc escribió una
serie de profecías de amenazas que
Jeremías le dictó en el 4º año de Joacim, y
las leyó públicamente al año siguiente
(36:1-20).
Los príncipes informaron del hecho al rey,
quien, una vez que le fue leído el rollo, lo
cortó en pedazos y lo quemó y ordenó que el
profeta y su escriba fueran aprisionados.
Para escapar de la ira del rey, ambos se
escondieron (vs 21-26).
Jeremías dictó de
nuevo las profecías, que Baruc volvió a
escribir, a las que añadió muchas más
(vs 27-32). En relación con la escritura
del rollo, Baruc se desanimó tanto
que el Señor le envió un mensaje
especial de consuelo (45:1-5).
Durante el sitio final de Jerusalén,
Jeremías confió a Baruc la escritura del
campo comprado a su tío en Anatot
(Jer. 32:6-16, 43, 44).
Baruc viajó con Jeremías a Mizpa
después de la caída de Jerusalén; fue
acusado de influir sobre Jeremías para
que disuadiera al pueblo de ir a Egipto
después del asesinato de Gedalías; fue
obligado por los judíos, junto con el
Profeta, a acompañarlo a ese país
(43:1-7); y allí termina la historia de su
vida.
Profeta Menor Oseas

El profeta Oseas, hijo de Beeri (Berí)


de la tribu de Isacar, vivió y predicó
en el reino de Israel en el tiempo
cercano a su destrucción. El
comienzo de su servicio profético
corresponde al final del reinado de
Jeroboam II (782-752),
aproximadamente en el 740 750 a.C.
y continua hasta la caída de
Samaría en 722.
Óseas (Del hebreo Hoshea,
"salvación"), hijo de Beori, habló
durante los reinados de Uzías,
Jotam, Acaz y Ezaquías, reyes de
Judá, y bajo Jeroboam II, rey de
Israel.
La fecha se puede establecer gracias
a la mención de Jeroboam
(Oseas 1:1), esta fecha queda
corroborada por la evidencia interna
de Oseas 1:4 donde s menciona a la
casa de Jehú, de la que formaba parte
Jeroboam II.
Contemporáneo, al parecer de Isaías, Amos,
Miqueas, Óseas, como del 786 al 725 A.C y
antes del cautiverio asirio del Norte (722 a 721
A.C). La historia nos relata un paralelismo
entre la vida privada de Óseas y su relación
con esposa infiel y adultera, Gomer, y la
relación de Israel con Dios.
Eran tiempos de decaimiento espiritual del
pueblo de Israel, de aumento de la idolatría
y de disolución moral. La presión de la
Asiria guerrera provocaba la inestabilidad
política de Israel y frecuentes golpes
palaciegos.
El profeta Oseas acusaba enérgicamente a sus
contemporáneos por sus vicios, y en particular,
por las repelentes costumbres paganas copiadas
de los pueblos vecinos. Oseas profetizaba los
desastres futuros. De su vida personal se sabe
que se casó con Gomer, que le era abiertamente
infiel. El profeta tuvo que divorciarse
formalmente de ella pero continuó amándola y
sentía pena por ella.
Este drama personal le mostró al profeta
cuán pesada era la traición espiritual del
pueblo de Israel a Dios después de los
Mandamientos del monte Sinaí.
Los hebreos quebraron esta Alianza, la
profanaron y cayeron en libertinaje
espiritual.
Por eso el Señor predijo a través de Su
profeta que los hebreos serán rechazados y
los paganos serán llamados al Reino de
Dios:
Me compadeceré de la No-compadecida, y diré
a No Mi pueblo: tú eres Mi pueblo, y él dirá:
"¡Tú eres Mi Dios!" (Os. 2:18-23).
El profeta acusó a los sacerdotes aduciendo
que ellos redujeron la fe en Dios a meras
ceremonias sin sentimientos y que no
instruyeron a la gente sobre la ley de Dios: "Mi
pueblo fue destruido, porque le faltó
conocimiento.
Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te
echaré del sacerdocio; y porque olvidaste la
ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus
hijos.
Conforme a su grandeza, así pecaron contra mí;
también yo cambiaré su honra en afrenta. Del
pecado de mi pueblo comen, y en su maldad
levantan su alma. Y será el pueblo como el
sacerdote; le castigaré por su conducta, y le
pagaré conforme a sus obras" (Os. 4:6-9).
Más adelante el profeta llama a los que todavía
son capaces de atender a su prédica: "Venid y
volvamos al Señor; porque él arrebató, y nos
curará; hirió, y nos vendará. Nos dará vida
después de dos días; en el tercer día nos
resucitará, y viviremos delante de él.
Y conoceremos, y proseguiremos en conocer
al Señor; como el alba está dispuesta su
salida, y vendrá a nosotros como la lluvia,
como la lluvia tardía y temprana a la tierra"
(Os. 6:1-3).

He aquí lo que es valioso para el Señor en los


actos humanos: "Por esta causa los corté por
medio de los profetas, con las palabras de mi
boca los maté; y tus juicios serán como luz
que sale. Porque misericordia quiero, y no
sacrificio, y conocimiento de Dios más que
holocaustos" (Os. 6:5-6).
Ante la proximidad de la destrucción de
Israel el profeta usó todas sus fuerzas para
despertar el sentimiento de
arrepentimiento.
Pero él vio también lo que vendrá después
de los desastres y lo referido al final de los
tiempos, cuando se va a producir la
renovación completa del pueblo de Dios,
cuando todos los desastres y la misma
muerte sean aniquilados: "De la mano del
Seol los redimiré, los libraré de la muerte.
Oh muerte, yo seré tu muerte; y seré tu
destrucción, oh Seol; la compasión será escondida
de mi vista. ¿Dónde está, oh muerte, tu
aguijón?¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?" (Os.
13:14).
Algunas frases de Oseas están citadas a veces en
el N.T.: Os. 11:1, Mt. 2:15; Os. 6:6, Mt. 9:13; Os. 2:23,
1 Pedro 2:10; Os. 13:14, 1Co. 15:55; Os. 10:8, Lc.
23:30; y otros.
(Ver estos versículos en páginas siguientes)
Oseas 11:1 Cuando Israel era niño, yo lo amé, y de
Egipto llamé a mi hijo.

Mateo 2:15 Y estuvo allá hasta la muerte de Herodes;


para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del
Profeta, cuando dijo: “De Egipto llamé a mi hijo.

Oseas 6:6 Porque yo quiero amor y no sacrificios,


conocimiento de Dios más que holocaustos.

Mateo 9:13 Id pues y aprended lo que significa:


Misericordia quiero y no sacrificio. Porque no he venido
a llamar a Justos, sino a pecadores, al arrepentimiento.
Oseas 2:23 Aquel día yo responderé —oráculo
del Señor— responderé a los cielos y ellos
responderán a la tierra;

1 Pedro 2:10 Vosotros que en otro tiempo no


erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de
Dios; que en oro tiempo no habíais alcanzado
misericordia, pero ahora habéis alcanzado
misericordia.
Oseas 13:14 ¿Y yo voy a rescatarlos del
poder del Abismo?
¿Voy a redimirlos de la muerte? ¿Dónde está,
Muerte, tu pestilencia? ¿Dónde están tus
plagas, Abismo? La compasión se oculta a
mis ojos.

1Co. 15:55 ¿Dónde está, oh muerte, tu


agujón? ¿dónde oh sepulcro, tu victoria?
Oseas. 10:8 Los lugares altos de Aven, el pecado
de Israel,
también serán destruidos; espinas y cardos
invadirán sus altares.
Ellos dirán entonces a las montañas:
"Cúbrannos", y a las colinas: "¡Caigan sobres
nosotros!" Castigo por el crimen de Guibeá

Lucas. 23:30 Entonces comenzarán a decir a los


montes: Caed sobre nosotros, y a los collados:
Cubridnos
Sinopsis
Óseas (Del hebreo Hoshea, "salvación"), hijo
de Beori, habló durante los reinados de
Uzías, Jotam, Acaz y Ezaquías, reyes de
Judá, y bajo Jeroboam II, rey de Israel. La
fecha se puede establecer gracias a la
mención de Jeroboam (Oseas 1:1), esta
fecha queda corroborada por la evidencia
interna de Oseas 1:4 donde s menciona a la
casa de Jehú, de la que formaba parte
Jeroboam II.
Contemporáneo, al parecer de
Isaías, Amos, Miqueas, Óseas,
como del 786 al 725 A.C y antes del
cautiverio asirio del Norte (722 a
721 A.C). La historia nos relata un
paralelismo entre la vida privada
de Óseas y su relación con esposa
infiel y adultera, Gomer, y la
relación de Israel con Dios.
fue el primero que escribió sus profecías. Vivió
750 años antes de Cristo y su oficio fue echar
en cara al pueblo sus infidelidades con Dios.
Este profeta estaba casado con una mujer que
le fue infiel, pero por orden de Dios la perdonó
y la volvió a aceptar en su casa, y Dios le dijo:
así me sucede con esta nación: no hacen sino
ser infieles conmigo, pero les perdono y quiero
seguir siendo su amigo siempre. Oseas es el
profeta que recuerda a las gentes el gran amor
que Dios nos tiene a todos, a pesar de lo malos
que somos con Él.
Sus discursos proféticos se dirigen casi
exclusivamente al reino de Israel (Efraím,
Samaria), entonces poderoso y depravado, y
sólo de paso a Judá. Son profecías duras,
cargadas de terribles amenazas contra la
idolatría, la desconfianza en El y la
corrupción de costumbres y alternadas, por
otra parte, con esplendorosas promesas
(cf. 2, 14 ss.) y expresiones del más inefable
amor (cf. 2, 23; 11, 8,) etc.
El estilo es sucinto y lacónico, pero muy
elocuente y patético y a la vez riquísimo en
imágenes y simbolismos.
La primera parte (cap. 1-3) comprende dos
acciones simbólicas que se refieren a la
infidelidad del reino de Israel como
esposa de Yahvé. La segunda (cap. 4-14)
es una colección de cinco vaticinios
(caps. 4, 5, 6, 7-12; 12-14) en que se
anuncian los castigos contra el mismo
reino y luego la purificación de la esposa
adúltera, en la cual se despierta la
esperanza en el Mesías y su glorioso
reinado.
El sepulcro de Oseas se muestra en el
monte Nebi Oscha, no lejos de es-Salt
(Transjordania). El Eclesiástico hace
de Oseas y de los otros Profetas
Menores este significativo elogio:
"Reverdezcan también en el lugar
donde reposan, los huesos de los
doce Profetas; porque ellos consolaron
a Jacob, y lo confortaron con una
esperanza cierta"
(Ecli. 49, 12).

Los santos Profetas, continúa

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