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El Santo Profeta Samuel

Este santo hombre fue el


que ungió al Rey David,
meditemos su
contenido.

Francisco Martínez A.

Julio 2009

Fuente: Catholic.net la
Biblia y otros
En la Sagrada Biblia
la historia de
Samuel es una de
las más
interesantes y
hermosas.
Está narrada en los
libros que se titulan
1º y 2º de Samuel,
en el Antiguo
Testamento.
Samuel era
fundamentalmente piadoso
a Yahvé, siendo de este
modo juez de Israel (pueblo
elegido por Yahvé cuyo
Testamento fue iniciado por
Abraham, siendo Moisés,
con la milagrosa y divina
ayuda de Yahvé, el artífice
de la huída de Egipto, y
Josué el héroe de la toma
de Jericó).
La historia de la vida de Samuel
esta bellamente adornada con
los beneficios divinos, pues no
solo sirvió a Dios y a su pueblo
como profeta sino también como
juez y sacerdote).

“Y se reunieron en Mizpa, y
sacaron agua, y la derramaron
delante de Yahvé, y ayunaron
aquel día, y dijeron allí: Contra
Yahvé hemos pecado. Y juzgó
Samuel a los hijos de Israel en
Mizpa”.
“Y juzgó Samuel a Israel
todo el tiempo que vivió”.

“Y todos los años iba y


daba vuelta a Bet-el, a
Gilgal y a Mizpa, y juzgaba
a Israel en todos estos
lugares”.

“Después volvía a Ramá,


porque allí estaba su casa,
y allí juzgaba a Israel; y
edificó allí un altar a
Yahvé”.
Samuel, como buen
celoso de Yahvé,
condena la idolatría
Él prepara los
corazones de los
hebreos para que
estos sean fieles a
Yahvé y así puedan
librarse de los
filisteos, eternos
rivales del pueblo
elegido
“Habló Samuel a toda la
casa de Israel, diciendo: Si
de todo vuestro corazón os
volvéis a Jehová, quitad los
dioses ajenos y a Astarot de
entre vosotros, y preparad
vuestro corazón a Yahvé, y
sólo a Él servid, y os librará
de la mano de los filisteos”.

“Entonces los hijos de Israel


quitaron a los baales y a
Astarot, y sirvieron sólo a
Yahvé”.
Samuel,7:3-4
Así fueron sometidos
los filisteos, y no
volvieron más a entrar
en el territorio de Israel;
y la mano de Yahvé
estuvo contra los
filisteos todos los días
de Samuel.
Samuel, 7:13
Samuel,era hijo de
Elcana y Ana, dos
israelitas muy creyentes.
Ana tenía la enfermedad
de la esterilidad que le
impedía tener hijos y por
eso la otra esposa de su
marido la humillaba
continuamente. Ana
lloraba de continuo y ya
no quería ni comer.
Y sucedió que un año
cuando subieron a rezar
en la Casa de oración de
Israel en Silo, Ana se
quedó mucho tiempo
junto al altar rezando con
mucha fe y gran fervor. Y
el sacerdote Helí al verla
mover tanto los labios la
creyó ebria y le dijo:

“Entonces le dijo Elí


¿Hasta cuándo estarás
ebria? Digiere tu vino”.
“Y Ana le respondió
diciendo: No, señor
mío; yo soy una
mujer atribulada de
espíritu; no he
bebido vino ni sidra,
sino que he
derramado mi alma
delante de Yahvé”.
“No tengas a tu sierva
por una mujer impía;
porque por la magnitud
de mis congojas y de mi
aflicción he hablado
hasta ahora”.

“Elí respondió y dijo: Ve


en paz, y el Dios de
Israel te otorgue la
petición que le has
hecho”.
“Y ella dijo: Halle tu sierva
gracia delante de tus ojos. Y
se fue la mujer por su
camino, y comió, y no estuvo
más triste”.

“Y levantándose de mañana,
adoraron delante de Yahvé, y
volvieron y fueron a su casa
en Ramá. Y Elcana se llegó
a Ana su mujer, y Yahvé se
acordó de ella”.
Entonces Ana le hizo a Dios
este voto o promesa: "Si me
concedes un hijo varón, te lo
ofreceré para que se dedique
a servirte a Ti en la Casa de
oración".

“Aconteció que al cumplirse el


tiempo, después de haber
concebido Ana, dio a luz un
hijo, y le puso por nombre
Samuel, diciendo: Por cuanto
lo pedí a Yahvé”.
Samuel,1:14-20
“Y ella dijo: ¡Oh, señor mío!
Vive tu alma, señor mío, yo
soy aquella mujer que estuvo
aquí junto a ti orando a
Yahvé”.

“Por este niño oraba, y Yahvé


me dio lo que le pedí”.

“Yo, pues, lo dedico también


a Jehová; todos los días que
viva, será de Jehová. Y adoró
allí a Yahvé”.
Samuel, 1:26-28
Del canto de Ana dando
gracias a Dios podemos
destacar estas palabras:

"Mi corazón se regocija en


Yahvé”.
“No hay santo como Yahvé,
porque no hay ninguno fuera
de ti, y no hay refugio como
el Dios nuestro”
Samuel, 2:1-2
El Señor hunde en el
abismo y levanta; da
pobreza y riqueza;
humilla y enaltece. Él
levanta del polvo al
desvalido; alza de la
basura al pobre. Él
guarda los pasos de sus
amigos. Él es un Dios
que sabe; Él es quien
pesa todas las
acciones".
Samuel,Juez y Profeta de
Israel
Profeta, quien llamado por
Dios, siendo aún niño, fue
después juez en Israel y, por
mandato divino, ungió a Saúl
como rey de su pueblo, pero
rechazado éste por su falta
de fidelidad, confirió también
la unción real a David, de
cuya descendencia había de
nacer Cristo.
El profeta Samuel de quien
se dice fue el último de los
grandes jueces de Israel,
se estaba haciendo viejo y
la administración de los
asuntos cívicos y religiosos
se había confiado a sus
hijos. Ellos manifestaron
ser infieles a su confianza
y la gente, mostrando
desconfianza solicitaron a
Samuel que seleccionara a
un rey a fin de que
gobernara sobre ellos.
Samuel no
recomendaba la
coronación de un rey
(como era habitual en
las demás naciones),
pues este sería nada
más y nada menos que
un déspota y la verdad
es que no podía ser de
otro modo
Samuel se resintió de esta
petición señalando que
era una ofensa incluso
contra Dios, un rechazo al
régimen teocrático. Sin
embargo instruyó al
profeta a acceder a las
demandas del pueblo.
Samuel les informó acerca
del disgusto de Dios y
predijo que ocurrirían
males que vendrían a
ellos por medio de futuros
reyes exigentes
Samuel consultó a
Dios, y el Señor le
dijo que el rey
sería Saúl, el cual
era el último de la
última familia, de la
más pequeña tribu
de Israel
Inspirado por Dios y
siguiendo los deseo
del pueblo, elige a
Saúl como rey,
formando así en
Israel una nación
(unificación de las
tribus israelitas en la
primera monarquía
hebrea dentro de un
solo reino con
Jerusalén como
capital).
“Y Samuel dijo a todo el
pueblo: ¿Habéis visto al
que ha elegido Jehová,
que no hay semejante a él
en todo el pueblo?
Entonces el pueblo clamó
con alegría, diciendo: ¡Viva
el rey!”

“Samuel recitó luego al


pueblo las leyes del reino,
y las escribió en un libro, el
cual guardó delante de
Yahvé”.
Samuel, 10:24-25
. Samuel lo
llamó y le echó
aceite sagrado
sobre su cabeza
y lo proclamó
rey santo todo el
pueblo.
Más tarde Saúl se
enfrentó en guerra a los
filisteos y ofreció
holocausto debido a la
inexplicable situación
de que Samuel llegara
tarde a la escena. Se le
reprochó esta
usurpación de la
función sacerdotal por
parte del profeta y se
anuncia el fin de su
reino
“Entonces Samuel dijo a Saúl:
Locamente has hecho; no
guardaste el mandamiento de
Yahvé tu Dios que Él te había
ordenado; pues ahora Yavhé
hubiera confirmado tu reino sobre
Israel para siempre”.

“Mas ahora tu reino no será


duradero. Yahvé se ha buscado
un varón conforme a su corazón,
al cual Yahvé ha designado para
que sea príncipe sobre su pueblo,
por cuanto tú no has guardado lo
que Yahvé te mandó”.
“Después les dio Jueces,
hasta el profeta Samuel.
Entonces pidieron un rey
y Dios les dio a Saúl, hijo
de Cis, de la tribu de
Benjamín,”

“Que reinó cuarenta años.


Pero después Dios
rechazó a éste y les dio
por rey a David de quien
dio este Testimonio:
“Encontré a David, hijo de
Jesé, un hombre a mi
gusto, que actuará en
todo según mis planes
Salmo 89:20.”

“Ahora bien,
de la familia de David,
Dios ha hecho salir un
salvador para Israel,
como lo había prometido,
ése es Jesús.
Hechos, 13:21-23
"He retirado mi espíritu
de Saúl y lo he pasado
a David. Irás a Belén y
ungirás a ese joven
como rey".

Samuel se fue a Belén


a buscar a David.
Este era un
joven pastor de
ovejas y estaba
en el campo
cuidando los
animales.
Era el más pequeño y
menos importante de
los 8 hijos de Isaí; ¡y
pastor!, como Moisés
y Jacob, ¡así aprendió
a guiar lo que se le
encomendaba!... era
de buen parecer,
rubio, un músico que
tocaba el arpa.
“Envió, pues, por
él, y le hizo entrar;
y era rubio,
hermoso de ojos, y
de buen parecer.
Entonces Yahvé
dijo: Levántate y
úngelo, porque
éste es”.
“Samuel lo hizo venir y
echando aceite sagrado
sobre su cabeza lo ungió en
medio de sus hermanos, y
desde entonces el espíritu
de Dios vino a David y lo fue
guiando en todas sus
acciones”.
Samuel, 16:12-13
David como Rey! fue
músico, poeta escritor
de los Salmos, un
gran guerrero y Rey ,
que pecó como
pecaron todos los
reyes, pero que se
arrepintió y lloró su
pecado como ningún
otro rey supo hacer…
Las Sagradas Escrituras
nos revelan que a Samuel
le llamaban “el Vidente”.

Y cuando subían por la


cuesta de la ciudad,
hallaron unas doncellas
que salían por agua, a las
cuales dijeron: ¿Está en
este lugar el vidente?
“Acercándose, pues, Saúl a
Samuel en medio de la
puerta, le dijo: Te ruego que
me enseñes dónde está la
casa del vidente”.

“Y Samuel respondió a Saúl,


diciendo: Yo soy el vidente;
sube delante de mí al lugar
alto, y come hoy conmigo, y
por la mañana te
despacharé, y te descubriré
todo lo que está en tu
corazón”.
Samuel, 9:11,18-19
Ya anciano, Samuel reunió
a todo el pueblo y les dijo:
"Durante 40 años los he
guiado espiritualmente.
Ahora les pido que si alguno
tiene alguna queja contra mí
la diga claramente. Y si a
alguno le he quitado algo o
le he hecho algún mal, que
lo diga sin más". Y el pueblo
entero le respondió:
"Ningún mal nos has hecho
y a nadie le has quitado
nada, y nadie tiene la menor
queja contra ti".
Murió Samuel, y
se juntó todo
Israel, y lo
lloraron, y lo
sepultaron en su
casa en Ramá. Y
se levantó David y
se fue al desierto
de Parán.
Samuel, 25:1
Y así terminó
santamente su larga
vida este hombre
que desde muy
pequeñito fue
llevado por su madre
a servir junto al altar
a Dios y que cada
día y cada hora, tuvo
por único fin de su
existencia agradar a
Nuestro Señor.
El Santo profeta
Samuel fue
responsable en el
ministerio de Dios,
como pocos
hombres han
podido sobrellevar
y no hay duda que
de la misma
manera Dios no lo
ha olvidado.
“¿Qué más diré?
Me faltaría tiempo
para hablar de
Gedeón, Barac,
Sanson, Jefté,
David, lo mismo
que de Samuel y
de los profetas”.
Hebreos, 11:32
“Y me dijo Yahvé:
Aunque Moisés y
samuel vinieran en
persona a rogar por este
pueblo, mi corazón no
se compadecería de él.
¡Échalos de mi
presencia, que se vayan
lejos! Y si
preguntan:¿Dónde?
Diles: Así habla Yahvé.
Jeremías, 15:1

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