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OBJETIVOS
Determinar que agentes patológicos afectan al concreto.
Ver cómo afectan al concreto los agentes que lo dañan.
Determinar cómo se puede proteger el concreto de los factores que lo afectan.
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CONTROL DE LA AGRESIÓN QUÍMICA
La manera más directa consiste en evitar el construir en ambiente agresivo, pero esto no siempre
puede llevarse a cabo, por lo que como regla general se debe procurar alguna barrera que evite el
contacto de los cloruros y sulfatos en solución con el concreto.
Esta protección puede llevarse a cabo con pinturas bituminosa, a base de caucho o pinturas
especialmente diseñadas para este tipo de agresión (normalmente del tipo epóxico), pero que resultan
usualmente soluciones caras.
otra media es crear drenajes adecuados entre el concreto estructural y el suelo agresivo que corten el
flujo de la solución impidiendo el contacto entre ambos. Una medida conveniente en este sentido
consiste en emplear rellenos granulares de Tamaño máximo no menor de 1” de granulometría abierta,
que limitan la posibilidad de flujo por capilaridad entre el concreto y el material de relleno.
Independientemente de lo anterior, lo básico para que se reduzcan las posibilidades de que el concreto
sea deteriorado por agresión química consiste en que el diseño de mezcla considere una relación
agua/cemento baja de modo de reducir su permeabilidad, emplear agregados densos y utilizar
cementos resistentes a los sulfatos como los Tipo II, Tipo V, Tipo IP, Tipo IPM o añadiendo
específicamente Puzolanas que al combinarse con la cal libre del cemento reducen la formación de
yeso.
En la Tabla 1. Se incluyen las recomendaciones que da el ACI con respecto al tipo de cemento a
emplearse para diferentes grados de exposición a Sulfatos , siendo importante tener en cuenta
que den interpretarse a la luz de las condiciones reales de ataque potencial para cada caso
particular.