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La poesía mantuvo un vínculo más fuerte que otros géneros con la tradición

anterior, aunque de los autores del grupo del 27 sólo permanecieron en


España Dámaso Alonso, Vicente Aleixandre y Gerardo Diego.
Años 40: poesía existencial
Se desarrolla en torno a tres revistas: Escorial, Garcilaso y Espadaña.
Escorial
Esta revista reunió a los poetas de la generación del 36, un grupo escindido
entre España y el exilio. Luis Rosales, Leopoldo Panero, Dionisio Ridruejo y
Luis Felipe Vivanco se decantaron por una poesía intimista de temática
tradicional: el amor, la muerte, la tierra y el paisaje. Su lenguaje es sencillo,
cotidiano y cultivaron, sobre todo, el soneto. Destacan obras como: La casa
encendida, de Luis Rosales; Escrito a cada instante, de Leopoldo Panero; y El
descampado, de Luis Felipe Vivanco.
Garcilaso
Se fundo con apoyo oficial para crear una poesía favorable a los intereses
del régimen. El poeta más destacado fue su director, José García Nieto.
Siguen interesándose por los temas religiosos, amorosos y por la
contemplación del paisaje. Despliegan un estilo retórico –a veces
neobarroco- y una admirable dominio de la técnica.
Hijos de la ira, Sombra del Paraíso y Espadaña
La visión positiva del mundo de los poetas de Garcilaso contrastaba con la
desgarrada realidad del española de la época. La reacción contra esta poesía
se concretó en el año 1944, con la publicación de Hijos de la Ira, de Dámaso
Alonso; y de Sombra del Paraíso de Vicente Aleixandre, así como con la
creación de la revista Espadaña.
Se atacó la poesía esteticista y de evasión, el clasicismo y la retórica a favor
de un contenido más humano y existencial. Poetas como Gabriel Celaya,
Blas de Otero, Carlos Bousoño o José Hierro abogaron por un lenguaje
trágico y emocionado y por una poesía social y humana.
Insomnio
Madrid es una ciudad de más de un millón de preguntándole a Dios, preguntándole por qué
cadáveres (según las últimas estadísticas). se pudre lentamente mi alma,
A veces en la noche yo me revuelvo y me por qué se pudren más de un millón de
incorporo en este nicho en el que hace 45 años cadáveres en esta ciudad de Madrid,
que me pudro, por qué mil millones de cadáveres se pudren
y paso largas horas oyendo gemir al huracán, o lentamente en el mundo.
ladrar los perros, o fluir blandamente la luz de Dime, ¿qué huerto quieres abonar con nuestra
la luna. podredumbre?
Y paso largas horas gimiendo como el huracán, ¿Temes que se te sequen los grandes rosales
ladrando como un perro enfurecido, fluyendo del día, las tristes azucenas letales de tus
como la leche de la ubre caliente de una gran noches?
vaca amarilla.
Dámaso Alonso, Hijos de la ira
Años 50: poesía social
El proceso de rehumanización condujo hacia una poesía testimonial y de
compromiso social y político, cuya función consistió en dar cuenta de las injusticias
sociales y en colaborar con los menos favorecidos para transformar la sociedad.
El destinatario de esta poesía será el hombre de la calle, esto explica la “estética de
la pobreza”, con un lenguaje sencillo, incluso prosaico.
Por este hecho, la calidad de la poesía social se resintió, y no hubiera pasado de un
simple documento histórico de no ser por poetas como Blas de Otero o Gabriel
Celaya.
Tendencia intimista de los 50
A mediados de los 50 se hicieron notar otros poetas que, sin renunciar a la actitud
de crítica, no estaban de acuerdo con el prosaísmo propio de la poesía social y
demostraron mayor preocupación por el ser humano. Aunque su obra de madurez
se desarrollará en los sesenta, pertenecen a este grupo: José Manuel Caballero
Bonald (Las adivinaciones, 1952), Claudio Rodríguez (Don de la ebriedad, 1953),
José Agustín Goytisolo (El retorno, 1955), José Ángel Valente (A modo de esperanza,
1955), Ángel González (Áspero Mundo, 1956), Carlos Barral (Metropolitano, 1957) y
Jaime Gil de Biedma (Compañeros de Viaje, 1959)
Nació en Hernani, Guipúzcoa. Su contacto con los poetas del 27 en la Residencia de
Estudiantes le marcó y le animó a escribir. En 1946 fundó la colección Norte de
poesía, en la que recupera a los olvidados poetas del 27 y divulga la poesía
española y europea ignorada en España: Miguel Labordeta, Leopoldo de Luis,
Victoriano Crémer, Rilke, Rimbaud…
Junto a Blas de Otero es el máximo representante de la poesía social. Su obra fue
abundante y variada: surrealista y nerudiana en una primera fase, con obras como
Marea del silencio (1935), La soledad cerrada (1936); existencialista, en una
segunda, con Movimientos elementales (1947), Tranquilamente hablando (1947),
Las cosas como son (1950) que simultanea con una obra de corte social, cuyos
libros fundamentales son Las cartas boca arriba (1951), Paz y concierto (1953),
Cantos Íberos (1955). En una tercera etapa neovanguardista destacan obras como
La linterna roja (1964) y Operaciones poéticas (1971).
Pasa y sigue, Gabriel Celaya
Da miedo ser poeta; da miedo ser un hombre ¡Oh jóvenes poetas!, mirad, estoy llamando,
consciente del lamento que exhala cuanto existe. hundido en ese fondo que aún no ha sido
Da miedo decir alto lo que el mundo silencia. expresado
Mas ¡ay! es necesario, mas ¡ay! soy responsable de los muertos y el muerto que yo sumo al
de todo lo que siento y en mí se hace palabra, fracaso.
gemido articulado, temblor que se pronuncia. Decid lo que no supe, lo que nadie aún ha dicho.
Yo cumplí lo que pude, pero todo fue en vano,
Pensadlo: ser poeta no es decirse a sí mismo. y hoy me siento cansado —perdonadme—,
Es asumir la pena de todo lo existente, cansado.
es hablar por los otros, es cargar con el peso
mortal de lo no dicho, contar años por siglos, No me hagáis preguntas. Cantad cara al mañana
ser cualquiera o ser nadie, ser la voz ambulante lo común de la sangre, lo perpetuo y corriente.
que recorre los limbos procurando poblarlos. […] No, al solo yo atenidos, penséis que vuestra
muerte
es la muerte sin vuelta y el fin de vuestro anhelo.
Mientras haya en la tierra un solo hombre que
cante,
quedará una esperanza para todos nosotros.
Nació en Bilbao. Estudió Derecho y Filosofía
y Letras. Durante algún tiempo se dedicó a
la enseñanza actividad que abandonaría
para entregrarse totalmente a la poesía. Fue
miembro del Partido Comunista de España,
residió varios años en Cuba y viajó por
Europa y Asia.

No. No dejan ver lo que escribo porque


escribo lo que veo.
Si he sufrido la sed, el hambre, todo lo que
era mío y resultó ser nada, si he segado
sombras en silencio, me queda la palabra.
Escribe una poesía sincera, humana, dirigida a la “inmensa mayoría”, con el
propósito de sacudir las conciencias y de compartir con el resto de la
humanidad su “tragedia viva”, que puede residir en la propia existencia o en
la vida en sociedad.
Etapas de su poesía
• Poesía existencial. Blas de Otero publicó sus mejores obras a partir de
1950: Ángel fieramente humano (1950) y Redoble de conciencia (1951),
reunidas con posterioridad en un solo volumen bajo el título de Ancia
(1958), que incluía nuevos poemas.
Toda su obra está centrada en el tema del ser humano. En estos primeros
títulos el enfonque es existencial. Como hombre, se plantea el problema de
Dios y su ausencia; el poeta se siente solo, abandonado. Si Dios no existiera,
la muerte se presentaría con la crudeza de la aniquiliación total. De ahí la
lucha desesperada del hombre por encontrarlo y poder sentido a su
existencia.
Un ejemplo de esta poesía es su poema Hombre.
Etapas de su poesía
• Poesía social. Pido la paz y la palabra (1955) y Que trata de España (1964)
pertenecen a esta segunda etapa. Descubre que su canto ha de ser para los
que, como él, luchan en la carrera de ser hombre frente a Dios:
Definitivamente cantaré para el hombre. En su nombre reclama la paz, la
libertad y la justicia; pero también la palabra, única arma de que el poeta
dispone para transmitir las ideas del pueblo, sus angustias y esperanzas.
Destacan poemas como Me queda la palabra, Pido la paz y la palabra.
Nació en Bilbao. Licenciada en Filosofía y Letras, obtuvo una plaza de catedrática de
instituto. Su obra puede dividirse en varias etapas:
• Etapa intimista de gran sensualidad y erotismo con obras como Mujer de barro
(1948).
• Etapa existencialista, con poemarios como Vencida por el ángel (1950) y Víspera
de la vida (1953)
• Etapa de poesía social con obras como El grito inútil (1952).
También escribió literatura infantil, animada por el nacimiento de su nieta,
con obras como Cuentos tontos para niños listos (1979).
De palabra clara y mensaje directo. Su voz es la voz de una mujer sincera,
consciente de su papel y de su función, que escribe para que la entiendan,
que desea llegar a su lectores. Una mujer ubicada en una auténtica
encrucijada de caminos, vasca en Madrid, generacionalmente vinculada a la
Generación del 27, pero que conecta con los poetas de posguerra,
antifranquista, escritora en un mundo dominado por hombres, madre, una
mujer que siempre quiso construir puentes entre muy diversas
sensibilidades artísticas, culturales y políticas.
Durar Mujer
Yo pasaré y apenas habré sido, ¡Cuán vanamente, cuán ligeramente
-frágil destino de mi pobre arcilla-. me llamaron poetas, flor, perfume…!
Flor, no: florezco. Exhalo sin mudarme.
Hijo, cuando yo no exista, Me entregan la simiente: doy el fruto.
tú serás mi carne, viva. El agua corre en mí: no soy el agua.
Verso, cuando yo no hable, Árboles de la orilla, dulcemente
tú, mi palabra inextinta. los acojo y reflejo: no soy árbol.
Ave que vuela, no: seguro nido.
Cauce propicio, cálido camino
para el fluir eterno de la especie.

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