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DIVORCIADOS VUELTOS A

CASAR CIVILMENTE
Situación Canónica y Atención Pastoral
LA SITUACIÓN DE LOS CATÓLICOS
DIVORCIADOS CIVILMENTE
 El Catecismo de la Iglesia Católica en su numeral
2384 nos enseña que el divorcio es una de las
ofensas de la dignidad del matrimonio:
«El divorcio es una ofensa grave a la ley natural.
Pretende romper el contrato, aceptado libremente
por los esposos, de vivir juntos hasta la muerte. El
divorcio atenta contra la Alianza de salvación de
la cual el matrimonio sacramental es un signo. El
hecho de contraer una nueva unión, aunque
reconocida por la ley civil, aumenta la gravedad
de la ruptura: el cónyuge casado de nuevo se
halla entonces en situación de adulterio público y
permanente».
 Esta doctrina está fundamentada en Mc 10, 11-12
(Cfr. Mt 5, 32; 19, 9; Lc 16, 18; 1 Co 7, 10-11) que
manifiesta la indisolubilidad del matrimonio.
 Hay que afirmar que distinta es
la valoración moral de los
católicos que se han divorciado,
ya que unos no han vuelto a
contraer nueva unión, y otros
que sí han accedido a una
nueva unión mediante el
matrimonio civil.
 Ahora bien, el enfoque del tema
está en los católicos divorciados
y casados civilmente.
 Ante todo, hay que señalar que los pastores de la Iglesia
no pueden renunciar a ofrecer la salvación de Cristo
Jesús. Esto significa que deben ofrecer los medios de
salvación a aquellos que viven en situación de
irregularidad comenzando por el cumplimiento de la ley
de Cristo acerca de la indisolubilidad. Por ello, están
obligados a discernir bien cada una de las situaciones.
 Dichas situaciones son diversas por lo que diversas son
los discernimientos. Podríamos encontrar cuatro grandes
grupos:
a. Los que sinceramente se han esforzado por salvar el
primer matrimonio y han sido abandonados del todo
injustamente.
b. Los que por culpa grave han destruido un matrimonio
canónicamente válido.
c. Los que han contraído una segunda unión en vista a la
educación de los hijos.
d. Los que están subjetivamente seguros en conciencia
de que el precedente matrimonio, irreparablemente
destruido, no había sido nunca válido.

(Familiaris Consortio, 84)


 La primera pastoral hacia los
católicos divorciados vueltos a
casar es el de considerarlos como
hermanos necesitados de la
comunidad para participar en la
vida eclesial. En este sentido, jamás
ha de considerárseles separados de
la Iglesia. ¿Cómo participarían?
a. La escucha de la Palabra de Dios.
b. La participación de la Santa Misa.
c. La oración en comunidad.
d. La participación en obras de
caridad y las iniciativas de la
comunidad en favor de la justicia.
e. La educación a los hijos en la fe
cristiana
f. El cultivo del espíritu y de las obras
de penitencia para implorar la
gracia de Dios.
 ¿Esto quiere decir que se les debe admitir
a la comunión eucarística?
«La Iglesia, no obstante, fundándose en la
Sagrada Escritura reafirma su práxis de no
admitir a la comunión eucarística a los
divorciados que se casan otra vez. Son
ellos los que no pueden ser admitidos,
dado que su estado y situación de vida
contradicen objetivamente la unión de
amor entre Cristo y la Iglesia, significada y
actualizada en la Eucaristía. Hay además
otro motivo pastoral: si se admitieran
estas personas a la Eucaristía, los fieles
serían inducidos a error y confusión
acerca de la doctrina de la Iglesia sobre
la indisolubilidad del matrimonio.» (FC, 84)
 ¿Habrá alguna forma de
admitirlos a los sacramentos?
Se admitirá a los divorciados
vueltos a casar civilmente a los
sacramentos si y solo si están
sinceramente dispuestos a
llevar una forma de vida que
no contradiga la indisolubilidad
matrimonial. Cuando no se
pueda efectuar la separación
exigida por la indisolubilidad,
deberán asumir el compromiso
de vivir en plena continencia,
como hermanos.
 Por lo tanto, esta admisión a los
sacramentos no significa una
excepción a la doctrina de la
indisolubilidad, sino que se trata
de una remoción de los
obstáculos que impedían la
recepción de los sacramentos.
 ¿ Cuáles son las condiciones para
admitirlos a los sacramentos?
1. Abrazar una forma de vida que no
esté en contradicción con la
doctrina de la indisolubilidad
2. El compromiso sincero de vivir en
continencia total
3. La imposibilidad de cumplir la
obligación de separarse
4. Que no se dé escándalo, es decir,
que los demás fieles no se sientan
inducidos a pensar que la Iglesia
renuncia, en la práctica, a los
postulados fundamentales de su
fe y de su moral.
LOS DIVORCIADOS EN NUEVA UNIÓN
SEGÚN LA AMORIS LAETITIA
 «Con enfoque de la pedagogía divina, la
Iglesia mira con amor a quienes participan
en su vida de modo imperfecto: pide para
ellos la gracia de la conversión; les infunde
valor para hacer el bien, para hacerse
cargo con amor el uno del otro y para
estar al servicio de la comunidad en la
que viven y trabajan» (n. 78).
 Ahora bien, ante situaciones difíciles o
familias heridas los pastores están
obligados a discernir bien las situaciones,
ya que el grado de responsabilidad no es
igual en todos los casos.
 El camino que sigue la Iglesia es el de la misericordia y de la
integración. Por lo tanto, no se condena a nadie para siempre,
antes al contrario, se le difunde la misericordia de Dios. Se trata
entonces de:
a. Acompañar
b. Discernir
c. Integrar
 La lógica de la integración es la clave del acompañamiento
pastoral. Este acompañamiento consiste en ayudar a los
divorciados vueltos a casar a afianzar en su consciencia de ser
Iglesia y tener una experiencia feliz y fecunda.

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