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Principios Constitucionales

Tributarios
Artículo 1o. En los Estados Unidos Mexicanos
todas las personas gozarán de los derechos
humanos reconocidos en esta Constitución y en
los tratados internacionales de los que el Estado
Mexicano sea parte, así como de las garantías
para su protección, cuyo ejercicio no podrá
restringirse ni suspenderse, salvo en los casos y
bajo las condiciones que esta Constitución
establece.
Párrafo reformado DOF 10-06-2011
Las normas relativas a los derechos
humanos se interpretarán de conformidad
con esta Constitución y con los tratados
internacionales de la materia favoreciendo
en todo tiempo a las personas la
protección más amplia.
Párrafo adicionado DOF 10-06-2011
Todas las autoridades, en el ámbito de sus
competencias, tienen la obligación de
promover, respetar, proteger y garantizar
los derechos humanos de conformidad con
los principios de universalidad,
interdependencia, indivisibilidad y
progresividad. En consecuencia, el Estado
deberá prevenir, investigar, sancionar y
reparar las violaciones a los derechos
humanos, en los términos que establezca
la ley.
Párrafo adicionado DOF 10-06-2011
DE LA GARZA, S.F. …Ob.cit.

«El poder tributario que ejerce en México tanto la Federación como los Estados, a través del
Congreso General y de las legislaturas locales, según vimos en el capítulo anterior, no es
absoluto, sino que se encuentra sujeto a limitaciones establecidas en la Constitución General de
la República (…). Algunas de esas limitaciones establecidas en la Constitución tienen el carácter
de garantías individuales, o lo que es lo mismo, de derechos subjetivos públicos y constituyen
una parte de las limitaciones al poder del Estado, en sus aspectos legislativo y ejecutivo, que
hacen del Estado Mexicano un Estado de Derecho».

FERNÁNDEZ MARTÍNEZ, R.J. Derecho Fiscal, Mc. Graw Hill, México, 2003.

«Los principios jurídicos Constitucionales de las Contribuciones, se desprenden del contenido de las
normas establecidas en la Constitución Política del país, y siendo ésta la Ley fundamental, a
dichos principios debe sujetarse esencialmente la actividad del Estado.
Los principios jurídico constitucionales de las contribuciones, han sido clasificados por la doctrina en
los siguientes grupos:
• Principios emanados de los preceptos de la Constitución Federal, que garantizan los derechos
fundamentales del individuo, o sea las garantías individuales, los cuales no pueden ser violados,
coartados, ni restringidos por la actividad fiscal del Estado.
• Principios emanados de la organización política de los Estados Unidos Mexicanos.
• Principios referidos a política económica, que por ser básicos fueron elevados a nivel
constitucional.
• Principios referidos a la justicia administrativa.»

MARTIN QUERALT y OTROS. Ob.Cit…

«Los principios constitucionales son elementos básicos del ordenamiento financiero y ejes sobre los
que se asientan los distintos institutos financieros – tributos, ingresos crediticios, patrimoniales y
monopólicos, presupuesto-».
• Época: Décima Época. Registro: 200227. Instancia:
Tribunales Colegiados de Circuito. Tipo de Tesis:
Jurisprudencia. Fuente: Semanario Judicial de la Federación
y su Gaceta. Libro XV, Diciembre de 2012, Tomo 2.
Materia(s): Constitucional. Tesis: VI.1o.A. J/3 (10a.) Página:
1116. RUBRO: CONVENCIÓN AMERICANA SOBRE
DERECHOS HUMANOS, APLICACIÓN DE SU ARTÍCULO
25. EL ORDENAMIENTO JURÍDICO MEXICANO PREVÉ
COMO FIGURAS DE DEFENSA RESPECTO DE LOS
ACTOS DE LAS AUTORIDADES FISCALES EL RECURSO
DE REVOCACIÓN Y EL JUICIO CONTENCIOSO
ADMINISTRATIVO FEDERAL, CUYO OBJETO ES TUTELAR
EL DERECHO HUMANO DE PROTECCIÓN JUDICIAL
RECONOCIDO EN DICHO PRECEPTO.
Según criterio interpretativo de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, al cual los Jueces mexicanos pueden acudir en términos
de lo considerado por el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de
la Nación al resolver el expediente varios 912/2010 (caso Radilla
Pacheco), la obligación a cargo de los Estados miembros derivada
del artículo 25 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, se traduce en prever la existencia de un recurso judicial
accesible y efectivo contra actos que violen derechos
fundamentales, lo que implica que el órgano dirimente previsto por
el respectivo sistema legal decida sobre los derechos de toda
persona que lo interponga y se garantice el cumplimiento, por las
autoridades competentes, de toda decisión en que se haya
estimado procedente el recurso; es decir, el sentido de la protección
otorgada por el artículo en cuestión, consiste en la posibilidad real
de acceder a un recurso judicial para que la autoridad competente y
capaz de emitir una decisión vinculante determine si ha habido o no
una violación a algún derecho que la persona que reclama estima
tener y que, en caso de ser encontrada una violación, el recurso sea
útil para restituir al interesado en el goce de su derecho y repararlo.
En ese contexto, del análisis sistemático de los artículos 116, 117,
120, 125, 131, 132, 133 y 133-A del Código Fiscal de la Federación,
1o., 2o. y 52 de la Ley Federal de Procedimiento Contencioso
Administrativo, y 14 de la Ley Orgánica del Tribunal Federal de
Justicia Fiscal y Administrativa, se desprende que el orden jurídico
mexicano prevé como medios de defensa para impugnar las
resoluciones de las autoridades fiscales, el recurso de revocación,
en sede administrativa, y el juicio contencioso administrativo federal;
ambos reúnen los requisitos de accesibilidad y efectividad, pues las
hipótesis en que son procedentes están expresamente reguladas en
los ordenamientos legales precisados (artículos 117 del Código
Fiscal de la Federación, y 2o. de la Ley Federal de Procedimiento
Contencioso Administrativo, este último en relación con el diverso 14
de la Ley Orgánica del Tribunal Federal de Justicia Fiscal y
Administrativa); tienen el alcance jurídico de lograr la insubsistencia
del acto controvertido (artículos 133, fracciones IV y V, del Código
Fiscal de la Federación, y 52, fracciones II, III, IV y V, de la Ley
Federal de Procedimiento Contencioso Administrativo);
las resoluciones dictadas en ellos son vinculantes para
las autoridades que emitieron el acto combatido
(artículos 133-A, primer párrafo, del Código Fiscal de la
Federación, y 52 de la Ley Federal de Procedimiento
Contencioso Administrativo); y existen disposiciones
tendentes a lograr el cumplimiento de aquéllas (artículos
133-A del Código Fiscal de la Federación, y 52, párrafos
segundo a octavo, de la Ley Federal de Procedimiento
Contencioso Administrativo). Con lo anterior, se constata
que el Estado Mexicano ha implementado los
mecanismos jurídicos necesarios para garantizar el
derecho humano de protección judicial que tutela el
artículo 25 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos.
Principios Constitucionales
Tributarios
• Generalidad
• Igualdad
• Capacidad Contributiva
• Progresividad y no confiscación
• Legalidad
PRINCIPIOS DE GENERALIDAD E
IGUALDAD
CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS
MEXICANOS.
• Artículo 13. Nadie puede ser juzgado por leyes
privativas ni por tribunales especiales.
• Artículo 28. En los Estados Unidos Mexicanos quedan
prohibidos los monopolios, las prácticas
• monopólicas, los estancos y las exenciones de
impuestos en los términos y condiciones que fijan las
leyes. El mismo tratamiento se dará a las prohibiciones
a título de protección a la industria.
• MARTIN QUERALT, J.M. y otros. Ob. Cit
• «El principio constitucional de generalidad constituye un requerimiento
directamente dirigido al legislador para que cumpla con una exigencia:
tipificar como hecho imponible todo acto, hecho o negocio jurídico que sea
indicativo de capacidad económica. El principio de generalidad pugna así
contra la concesión de exenciones y bonificaciones tributarias que carezcan
de razón de ser. Éste constituye uno de los campos en el que mas fecundo
se manifiesta dicho principio. Desde este punto de vista, dos son los
significados que hoy cabe atribuir a dicho principio.
• En primer lugar, el referido principio debe informar, con carácter
general, el ordenamiento tributario, vedando la concesión de exenciones y
bonificaciones tributarias que puedan reputarse como discriminatorias. Ello
ocurrirá cuando se trate de forma distinta situaciones que son idénticas, y
cuando tal desigualdad no encuentre una justificación razonable».
• El Tribunal Supremo en sentencia de 2 junio de 1986(Ar.3316)
• «La generalidad, como principio de la ordenación de los tributos… no
significa que cada figura impositiva haya de afectar a todos los ciudadanos.
Tal generalidad, Característica también del concepto de Ley, es compatible
con la regulación de un sector o de grupos compuestos de personas en
idéntica situación. Sus notas son la abstracción y la impersonalidad: su
opuesto, la alusión intuitu personae, la acepción de personas. La
generalidad, pues, se encuentra más cerca del principio de igualdad y
rachaza en consecuencia cualquier discriminación.»
BARQUERO ESTEVAN, J.M. Programa de la asignatura Derecho De La
Empresa. Licenciatura en Administracion y Direccion de Empresas. Tercer
modulo: Derecho Financiero y Tributario Curso 2003-2004 Universidad
Autónoma de Madrid
«De ahí se deriva por la doctrina la vigencia en el orden constitucional del
principio de generalidad, cuya exigencia fundamental, en realidad, no es
sino una derivación del de igualdad, en relación con el de capacidad
económica: la prohibición de todo privilegio arbitrario, o de ámbitos de
capacidad económica inmunes al pago de los tributos.
En consonancia con esa idea, el mandato de generalidad, que se dirige al
legislador, exige a este básicamente dos cosas:
A) Que, en la medida de lo posible, tipifique como hechos imponibles y
someta a tributación todas las situaciones que sean indicativas de
capacidad económica. Pues sólo de esta manera se cumple la igualdad en
la contribución a los gastos públicos de acuerdo con la capacidad
económica.
B) En directa relación con lo anterior, el principio prohíbe aquellas
exenciones que no gocen de una justificación objetiva, razonable y
proporcionada, esto es, que sean arbitrarias. Toda exención implica un
trato desigual, que sólo es admisible si no es arbitrario. Se advierte así
como este principio de generalidad no es sino derivación del de igualdad».
La SCJN a sostenido en múltiples
sentencias que el principio de Igualdad o
equidad significa, que los contribuyentes
de un mismo impuesto deben guardar una
situación de igualdad frente a la norma
jurídica que lo establece y regula.
Distinciones entre generalidad e
igualdad
Desde un punto de vista doctrinal, la igualdad tributaria sea entendido
como la igualdad a la hora de contribuir al sostenimiento del estado, y así
dicho principio de igualdad se ha formulado en estrecha conexión con el
principio de generalidad, de manera que ambos principios podemos
resumirlos en este enunciado: todos deben soportar en igual forma las
cargas derivadas de los tributos, prohibiéndose por tanto la existencia de
privilegios y tratos diferenciados.
Esta afirmación debe ser matizada. No queremos decir que el sistema
tributario más perfecto es aquel que hace pagar a todos y cada uno de los
miembros de la comunidad una misma cantidad de dinero. Tal sistema será
injusto, puesto que sería injusto que se pagara lo mismo al titular de una
fortuna que al más humilde de los ciudadanos. De ahí que los principios de
igualdad y generalidad han de contemplarse en función de la capacidad
económica, convirtiéndose de este modo la capacidad económica en un
modo de aplicar los principios de generalidad e igualdad siempre bajo la
premisa siguiente:
La igualdad exige un trato igual a los iguales, o sea a los de igual
capacidad económica y un trato desigual a los desiguales, o sea a los de
desigual capacidad económica.
Registro No. 902034
Localización:
Séptima Época
Instancia: Pleno
Fuente: Apéndice 2000
Tomo I, Const., P.R. SCJN
Página: 959
Tesis: 1361
Tesis Aislada
Materia(s): Constitucional
IMPUESTOS, EQUIDAD DE LOS, Y GENERALIDAD Y ABSTRACCIÓN DE LA LEY
QUE LOS PREVÉ. DIFERENCIAS.-
No deben confundirse las garantías de generalidad y abstracción de la ley, con el
atributo de equidad que todo impuesto debe satisfacer. La generalidad y
abstracción de la ley se refiere a lo indeterminado de antemano de los sujetos
de esas normas, en virtud de lo cual sus preceptos sólo pueden aplicarse a los
individuos que desde un principio se encuentran comprendidos en la hipótesis
normativa y a los que posteriormente se coloquen dentro de la misma
situación, mientras que la equidad de los impuestos toma en consideración la
capacidad tributaria del obligado. De allí sólo puede deducirse que los impuestos
deben ser aplicados a todos los individuos que se encuentran en la situación jurídica
abstracta e impersonal que señala la ley, pero no la inequidad de la misma, por lo
que si el quejoso se encuentra comprendido en el supuesto previsto en los preceptos
que impugna, no puede derivarse, de tal situación, la inequidad del impuesto
controvertido.
Amparo en revisión 581/71.-César Flores Herrera.-19 de septiembre de 1972.-
Unanimidad de dieciséis votos.-Ponente: Alberto Jiménez Castro.
Época: Décima Época Registro: 2000310 Instancia: Primera Sala
Tipo de Tesis: Aislada Fuente: Semanario Judicial de la Federación
y su Gaceta Libro VI, Marzo de 2012, Tomo 1 Materia(s): Común
Tesis: 1a. XLVI/2012 (10a.) Página: 269

AMPARO DIRECTO CONTRA NORMAS GENERALES. LA


EXCEPCIÓN A LA REGLA GENERAL PARA SU IMPUGNACIÓN,
CONSISTENTE EN LA EXISTENCIA DE UN ACTO DE
APLICACIÓN CONCRETO DE LA DISPOSICIÓN NORMATIVA
QUE SE TILDA DE INCONSTITUCIONAL, SE ACTUALIZA
CUANDO EN LOS CONCEPTOS DE VIOLACIÓN SE ADUCE LA
CONTRAVENCIÓN AL PRINCIPIO DE IGUALDAD O EQUIDAD
TRIBUTARIA.
De conformidad con lo dispuesto en el artículo 166, fracción IV, párrafo
segundo, de la Ley de Amparo y en la jurisprudencia de la Suprema
Corte, la regla general para la impugnación en amparo directo de
disposiciones normativas generales requiere de un acto de aplicación
concreto. Sin embargo, la excepción a dicha regla general se
actualiza cuando en los conceptos de violación se alega la
transgresión al principio de igualdad o equidad tributaria por parte de
una disposición normativa que no se aplicó y que se estima otorga
un trato preferencial que no se tiene. Ello es así, pues ese solo
hecho -supuesta desigualdad- es suficiente para que se proceda al
análisis constitucional de la disposición que se impugna, en razón de
que ese hipotético trato preferencial o benéfico concedido a un
determinado grupo de sujetos excluyendo a otro, por sí mismo es
susceptible de causar perjuicio a todo el universo de sujetos que no
puedan ser beneficiarios de aquél, lo que implica, por una parte, que
ostentan interés jurídico para combatirlo y, por otra, que en atención
al trato benéfico que se reclama, es jurídicamente factible hacer valer
la violación a los referidos principios (parámetro de medición para
evidenciar posibles tratos desiguales),
pues se impugna precisamente ese trato dispensado, el cual no se
aplica a todos los destinatarios de la norma ni, por ende, se tiene
acceso al mismo, dados los términos de la configuración personal de
quien invoca dicho tratamiento preferencial, aduciendo su exclusión,
toda vez que el análisis que sobre el particular se efectúe resulta
ineludible para el juzgador constitucional, a fin de determinar que el
diseño de la disposición normativa que otorga ese trato no sea el
motivo para insertar una desigualdad que no se encuentre debida,
objetiva y razonablemente justificada. En consecuencia, cuando se
alega la violación a los principios de mérito, no es necesario que se
aplique el precepto legal que se impugna de inconstitucional para
que sea posible combatirlo, dado que la causa de pedir del
argumento propuesto en el concepto de violación conlleva a que
deba analizarse si el trato desigual que se alega se encuentra
justificado o no -claro, una vez propuesto el término de comparación
correspondiente y la argumentación debida-, ya que de otra forma,
se impondría al quejoso la carga de acreditar que previamente al
ejercicio de la acción constitucional de amparo debe situarse en el
supuesto que combate, cuando el punto a debate es justamente
porque no se le aplica ni se le incluye en éste.
De este modo, al surtirse la excepción a la regla general señalada,
se releva al quejoso del acreditamiento del acto de aplicación
concreto de la disposición normativa impugnada, pues lo que se
pretende con su motivo de disenso es que se le otorgue el trato que
aduce no tener y, de exigírsele el acto de aplicación o que se
ubique en sus hipótesis normativas, se le impediría poner en tela de
juicio la justificación o no de ese beneficio. Así, en caso de
estimarse fundado el concepto de violación por el cual se hace valer
la transgresión a los citados principios, el efecto de la sentencia
concesoria que se llegara a dictar, consistiría en hacer extensivo al
impetrante el beneficio previsto en el precepto declarado
inconstitucional, ya que sólo así se le restituiría en el pleno goce del
derecho fundamental violado, de conformidad con lo dispuesto en el
artículo 80 de la Ley de Amparo.
De sostener el criterio contrario al señalado y exigir un acto de
aplicación concreto o que el quejoso se ubique hipotéticamente en
el supuesto normativo que combate, implicaría una falacia
argumentativa, dado que constituye una petición de principio, en
virtud de que inexcusablemente lo que impugna el quejoso es la no
aplicación del precepto combatido y exigir cualquiera de los
requisitos invocados implicaría responder a priori el planteamiento
formulado en el sentido de que no le es aplicable o que no es
posible su aplicación al no situarse en sus hipótesis normativas, lo
cual ineludiblemente revela una circularidad argumentativa.
EXCEPCIONES Y LIMITANTES AL
PRINCIPIO DE GENERALIDAD

• PARAFISCALIDAD

• CAPACIDAD CONTRIBUTIVA

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