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La novela es el género más importante en los años 60 y 70 ya que su carácter de

texto extenso le permite reflejar los diferentes ámbitos sociales y mostrar el


contraste de las formas de vida.
La renovación formal provino del influjo de la novela hispanoamericana, pero
también del cansancio del realismo social.
Entre las nuevas técnicas narrativas utilizadas en este período destacan:
 El narrador cambiante. Cuando es omnisciente, se utiliza con un
distanciamiento irónico, al introducir digresiones e intervenciones irónicas.
 El cambio frecuente de perspectivas narrativas. En una misma novela puede
pasarse de la narración en 3ª persona a la 1ª. Aparece el relato en 2ª persona.
 La importancia del monólogo interior. Permite conocer el mundo interior de los
personajes al reproducir los pensamientos que brotan de un modo
incontrolado.
 La ruptura de la secuencia cronológica. Se producen elipsis y saltos en el tiempo
hasta formar un rompecabezas experimental.
 Se juega con la división del relato. Desaparecen los capítulos tradicionales, y los
sustituyen por secuencias separadas por espacios en blanco, o se construye la
novela sin divisiones ni separaciones.
 El argumento deja de tener importancia. Lo que importa es el tratamiento dado a la
anécdota y al enfoque sobre los acontecimientos: unas veces se basa en
simbolismos y referencias a esquemas míticos, otras se articula según la estructura
de géneros menores (novela policíaca, folletinesca, etc.) con un tono paródico.
 Los personajes son seres en conflicto. Viven en conflicto con su entorno y con su
propia personalidad. Están desequilibrados, desorientados y presentan trastornos
sicológicos o de otro tipo.
 La inserción de collages en la narración. Se pueden encontrar dibujos, fragmentos de
guías turísticas, de instancias, de informes policiales, etc.
Nació en Larache (Marruecos). Médico siquiatra formado en Salamanca, Madrid y
Alemania, revolucionó el mundo narrativo español con la aparición de Tiempo de
silencio (1962), una novela experimental que rompía con el estilo realista
predominante en la época.
Sin embargo, esta no fue la única novela publicada por el autor; Tiempos de
destrucción (1975) su otra obra narrativa quedó incompleta por su temprana
muerte en accidente de tráfico.

Mi obra tiene un sentido claramente destructivo.


Frases de Aire
Resolver el pasado es un empeño idiota. ¿No es mejor que
los muertos se acostumbren a estar muertos?

.
Se publicó en 1962. En ella se recogen las experiencias de Pedro, un
investigador científico envuelto en un asunto penal y en una persecución
amorosa. Gracias al personaje, el lector recorrerá los distintos ambientes de
Madrid, la marginalidad de las chabolas, la clase media, el mundo intelectual y
la culta aristocracia.
La ironía y el humor son el medio empleado por el escritor para mostrar los
problemas de la sociedad española, desde las clases sociales (clases
acomodadas, clases medias y el proletariado), hasta las circunstancias
culturales (viejas consideraciones sobre España, el atraso científico, la pobreza
del pensamiento filosófico…). Sin embargo, lo que pretende dejar claro Luis
Martín-Santos es que los condicionamientos sociales no son los únicos
aspectos de la realidad del hombre que determinan su comportamiento y, por
tanto, sus éxitos o fracasos. El tono existencial y la carga simbólica marcan el
contenido de una novela que refleja una sociedad y una existencia vacías.
Argumento
Pedro, un joven médico que investiga sobre el cáncer en un laboratorio
madrileño, necesita ratones para proseguir sus experimentos. Amador, su
ayudante, le pone en contacto con el Muecas, un pariente suyo que vive con su
familia en una chabola. Una noche, el Muecas pide a Pedro que preste atención
a su hija, quien sufría una fuerte hemorragia como consecuencia de un aborto
provocado por su padre, que la había dejado embarazada. Florita muere, y
Pedro es detenido por la policía. Pedro demuestra su inocencia y lo dejan en
libertad, pero es expulsado del laboratorio. Pedro accede a casarse con Dorita,
hija y nieta de las dueñas de la pensión en que vivía. Sin embargo, Dorita va a
ser asesinada por Cartucho. Quien quería vengarse de Pedro por creerlo
culpable de la muerte de Florita, su novia. Desolado, el protagonista vuelve a su
pueblo a ejercer la medicina.
El fracaso vital de Pedro representa la claudicación de todo el país, abocado
a aceptar con resignación el opresivo y mediocre “tiempo de silencio” que
le ha tocado vivir. El subdesarrollo, el encanallamineto moral, el retraso de
la ciencia, la hipocresía y el deseo de medrar de las clases medias
configuran un retrato desolador de la sociedad de la época. La obra recibe
dos influencias fundamentales:
1. La novela del 98. La desorientación existencial de Pedro se relaciona con
la de los grandes protagonistas de la novela de finales del s. XIX (Fernando
Ossorio, Andrés Hurtado); en el retrato de los ambientes marginales hay
ecos de La busca, de Baroja; y la derrota final de Pedro es semejante a la de
Antonio Azorín en La voluntad.
2. La novela experimental europea y norteamericana. La obra se estructura
en más de sesenta secuencias sin numeración al modo de Joyce, Woolf o
Faulkner; el monólogo interior (hasta diez secuencias son, íntegramente,
monólogos interiores de Pedro, de la dueña de la pensión o de Cartucho),,
la inserción de digresiones sobre temas diversos (los toros, Cervantes, Goya,
la historia de España…), las referencias paródicas a la mitología (semejantes
a las del Ulises, de Joyce) o las prolijas descripciones (de Madrid, de las
chabolas, del calabozo donde es recluido el protagonista), a menudo de
carácter irónico o sarcástico.
Personajes
El autor profundiza poco en ellos, excepto en el protagonista: le sirven para
reflejar una serie de realidades sociales.
Frecuentemente el autor se acerca a estos personajes y los define con un
lenguaje irónico y tan desde fuera, que los disminuye y los vuelve pequeños.
Se nos muestran seres grotescos, porque sus voluntades no cuentan para nada
en la sociedad, y a la vez, profundos, porque no pueden evitar los recuerdos y
los deseos
Son personajes en conflicto con su entorno y con su propia personalidad.
Estructura
La obra se desarrolla en unos cuantos días, siguiendo la acción de Pedro. No
hay capítulos, sino fragmentos separados por un pequeño espacio en blanco.
Se alternan la acción y los diálogos. Y la trama narrativa se desenvuelve desde
distintos puntos de vista:
• La tercera persona, el autor interviene directamente en el texto. Con sus
propios comentarios, distanciándose del protagonista
• La primera persona: el narrador se identifica con el protagonista y llega al
máximo grado de subjetivismo con el monólogo interior, caótico e ilógico,
que nos introduce en la vida interna del personaje.
• Desde la segunda persona: expresa el desdoblamiento de la personalidad
de Pedro.
Tratamiento
Los recursos técnicos más importantes son la ironía y el lenguaje.
La ironía nos impide identificarnos con las anécdotas. Al principio el lector
se ríe, pero luego se avergüenza de su risa.
El lenguaje. Para esa ironía, el autor se vale de un lenguaje cultista y
científico, no adecuado a las realidades no cultas que se presentan. Hay,
pues, un enorme contraste. Se burla con dolor, de una sociedad pobre y
atrasada y que muestra el absurdo de la existencia.
De su prosa destacan los siguientes rasgos:
• Se utilizan circunloquios llamativos, como denominar al premio Nobel
“galardón nórdico”.
•Aparecen muchos términos extranjeros, pero sin comillas ni marca
especial.
•Abundan las metáforas y personificaciones, hipérbatos, comparaciones,
construcciones anafóricas, etc.
•Se repiten las enumeraciones para presentar los elementos de la realidad y
al tiempo reforzar una idea o sensación por medio de la reiteración.
•Se puede decir que el sentido último del libro es el fracaso.
Tiempo de silencio
“Con regocijo, con júbilo, con prisa, con excitación verbigerativa, con una
impresión difusa de ser muy inteligentes, se precipitaban los invitados en los
dominios del agilísimo criado y se posaban luego en posturas diversas, ya
sobre los asientos de las butacas gigantescas, ya sobre los brazos y
respaldos de las mismas que eran capaces de dar confortable acomodo a los
pájaros culturales que, encaramados en tales perchas y con un vaso de
alpiste en la mano, lanzaban sus gorgoritos en todas direcciones,
distinguiéndose entre sí las voces más que por su contenido específico, por el
matiz sonoro de los trinos. El "¡Qué fácil se le entiende!" era muy
pronunciado por aves jóvenes de rosado pico apenas alborotadoras y hasta
humildes, incrédulas de su fácil vuelo hasta las ramas más bajas del árbol de
la ciencia.

.
La renovación iniciada por Martín-Santos tuvo sus continuadores:
 Otro planteamiento de análisis crítico se puede encontrar en Últimas
tardes con Teresa (1965) , obra en la que Juan Marsé contrasta el mundo
marginal con el de la burguesía industrial catalana a través de la
aventura amorosa de sus dos protagonistas.
 La tendencia más experimental tiene en Juan Benet su máximo
representante. Volverás a Región (1968) recrea un espacio mítico,
Región, en el que la realidad y la fantasía se mezclan para revelar la
decadencia del ser humano y de la sociedad española. En la obra
aparecen innovaciones formales: ausencia de una trama argumental,
extensos monólogos, superposición de diferentes tiempos y
presentación fragmentaria de datos.
Autores que habían publicado obras con anterioridad se suman a la
renovación de los más jóvenes; entre otros destacan:
 Camilo José Cela, con Oficio de tinieblas 5, una obra que constituye un
puro juego lingüístico.
 Juan Goytisolo, con Señas de identidad, expresión de estados de
consciencia de un sujeto que se dirige a sí mismo en segunda persona.
 Gonzalo Torrente Ballester, quien en La saga fuga de J. B. crea un espacio
mítico a lo largo de mil años.
A mediados de los 70 se produjo un renovado interés por la historia
narrada, pero sin olvidar la preocupación por la originalidad creadora. La
verdad del caso Savolta (1975), de Eduardo Mendoza, iniciará una nueva
etapa en la evolución de la narrativa al incorporar elementos de la novela
negra y de la policíaca.
Es cómodo ser derrotado a los veinticinco años aún sin una sola cana en la cabeza sin una
sola caries en la dentadura sin una sola nube en la conciencia con sólo dos o tres lagunas en
la memoria y mirar el mundo desde el cielo desde el purgatorio desde el infierno desde más
acá de los montes pirineos y la cordillera de los andes con frialdad con indiferencia con
estupor.
Camilo José Cela, Oficio de tinieblas 5.
Para llegar a Región hay que atravesar un elevado desierto y el viajero en un momento u
otro conocerá el desaliento al sentir que cada paso hacia adelante no hace sino alejarlo un
poco más de aquellas desconocidas montañas. Y un día tendrá que abandonar el propósito y
demorar aquella remota decisión de escalar su cima más alta...o bien -tranquilo, sin
desesperación, invadido de una suerte de indiferencia que no deja lugar a los reproches-
dejará transcurrir su último atardecer, tumbado en la arena de cara al crepúsculo,
contemplando cómo en el cielo desnudo esos hermosos, extraños y negros pájaros que han
de acabar con él, evolucionan en altos círculos. “
Juan Benet, Volverás a Región.
Miguel Delibes (1920-2010) nació en Valladolid. Estudio Comercio y
Derecho. Ha sido catedrático y periodista, pero, sobre todo, un gran
novelista que irrumpió con fuerza en la narrativa española al obtener en
1947 el Premio Nadal con su obra La sombra del ciprés es alargada.
Desde entonces, Delibes no ha dejado de cosechar éxitos con obras como El
camino (1950), Mi idolatrado hijo Sisi (1953), Diario de un cazador (1955),
Las ratas (1962), Cinco horas con Mario (1966), Parábola del náufrago
(1969), Los santos inocentes (1982). Algunos de sus títulos han sido llevados
al cine.
En 1993, Miguel Delibes recibió el Premio Cervantes.
Algunos narradores que escribían novelas realistas en los años cincuenta se
incorporaron en los años sesenta a las nuevas tendencias narrativas. Así ocurre con
Miguel Delibes, que publica en 1966, Cinco horas con Mario.
Argumento
En esta novela, una mujer, Carmen, al tiempo que vela el cadáver de su esposo,
Mario, entabla con éste un “diálogo (monólogo) a partir de la lectura de los
subrayados de la Biblia del marido:
Casa y hacienda, herencia son de los padres, pero una mujer prudente es don de
Yavé y en lo que a ti concierne, cariño, supongo que estarás satisfecho, que motivos
no te faltan, que aquí, para inter nos, la vida no te ha tratado tan mal, tú dirás, una
mujer solo para ti, de no mal ver, que con cuatro pesetas ha hecho milagros, no se
encuentra a la vuelta de la esquina, desengáñate. Y ahora que empiezan las
complicaciones, zas, adiós muy buenas, como la primera noche, ¿recuerdas?, te vas
y me dejas sola tirando del carro.
A través de este monólogo, el lector se adentra en lo que ha sido la vida de
ambos, una relación llena de incomprensiones:
No quiero llorar, Mario, pero si echo la vista atrás y reparo en las pocas veces que me has
hecho caso en la vida, no puedo remediarlo. ¿Es que tanto esfuerzo te hubiera costado ganar
para un Seiscientos, di, pedazo de holgazán? […] Los niños se hubieran vuelto locos con un
Seiscientos, Mario, y en lo tocante a mí, imagina, de cambiarme la vida. Pero no, un coche es
un lujo, figúrate a estas alturas, cualquiera que te oiga, lo mismo que la cubertería. Veintitrés
años, Mario, tras los cubiertos de plata, que se dice pronto, veintitrés años esperando
corresponder con los amigos, que cada vez que les invitaba, a ver, una cena fría, todo a base
de canapés, tú dirás, una no puede hacer milagros. ¡Qué vergüenza, santo Dios!
A medida que avanza la novela, se descubren las diferencia de carácter de y
mentalidad de ambos:
Claro en este punto, no es ninguna novedad, los malos ratos para la madre; que los
hombres sois todos unos egoístas, ya se sabe, que ni cortados por el mismo patrón, pero
si hay uno que se lleve la palma a este respecto, ése eres tú, Mario, cariño y perdona mi
franqueza. ¡Hay que ver!, se te metió entre ceja y ceja que las niñas estudiaran y ahí las
tienes, contra viento y marea, la pobre Menchu, y no te hagas el tonto que sabes de
sobra que las niñas que estudian, a la larga, unos marimachos
Las diferencias no son solo de carácter, sino también ideológicas. Carmen se
empeña en demostrar que sus ideas son las que merecen ser tenidas en
cuenta y descalifica continuamente las de los demás:
Que me hacéis gracia con esa campaña de "El Correo", que yo no sé como no lo cierran
de una vez, la verdad, para que todos los chicos, ricos y pobres, puedan ir a la
Universidad, menudo lío, que eso es una sandez, y perdona mi franqueza, algún día me
darás la razón, que el don Nicolás ese, que Dios confunda, os está enredando a todos y,
a la chita callando, está haciendo su juego, porque, por si lo quieres saber, él es de una
extracción humildísima, su madre lavandera o algo peor, imagina.
Cinco horas con Mario
En el siguiente texto, un fragmento del epílogo, Carmen habla con su hijo Mario, en
el diálogo, aparecen signos que sugieren la transformación del mundo en el que
ella ha vivido:
Mario se agarra las rodillas con sus manos morenas, jóvenes y vitales:
– El mundo cambia, mamá, es natural.
– A peor, hijo, siempre a peor.
– ¿Por qué a peor? Sencillamente nos hemos dado cuenta de que lo que uno viene pensando
desde hace siglos, las ideas heredadas, no son necesariamente las mejores. Es más, a veces
no son ni tan siquiera buenas, mamá.
Ella le observa frunciendo el ceño:
– No sé qué quieres decir.
Hablan a media voz. Del tono de Mario transciende un anhelo de aproximación:
– Hay que escuchar a los demás, mamá, eso quiero decir. ¿No te parece significativo, por
ejemplo, que el concepto de lo justo coincidiera siempre sospechosamente con nuestros
intereses?
La mirada de Carmen es, por momentos, más roma y desconcertada.

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