temperatura que adquiere el alimento en el momento de ser cosechado, en relación con la hora de recolección y el tiempo transcurrido en el lugar donde fue recolectado. La eliminación de calor de campo es un paso definitivo para extender la vida útil de los alimentos. Este procedimiento se realiza disminuyendo la temperatura interna del alimento, fruta u hortaliza, que según las características del producto (tipo de cáscara, tamaño, consistencia, cantidad de agua, hora de la cosecha y condiciones ambientales de la zona donde es producida) pueden alcanzar temperaturas por encima de los 30ºC, siendo necesario bajarla lo más rápidamente a una temperatura a la cual se pueda almacenar el producto y que estaría entre el margen de 10°C en alimentos tropicales hasta 1°C en hortalizas de hojas. Preenfriamiento El preenfriamiento también reduce el recimiento de los microorganismos, los cuales son los responsables del deterioro de los productos causando enfermedades a los consumidores. Preenfriamiento con aire forzado Consiste en generar movimiento forzado de aire frío a través de los orificios de las canastillas donde está el producto, remueve el calor de las frutas hacia un extractor ayudado por una superficie que evita que el aire caliente se devuelva al cuarto. Control de la respiración La respiración en los alimentos frescos es un proceso metabólico que tiene como fuente los azúcares, el almidón y los ácidos orgánicos, estos son descompuestos de forma oxidativa, generando compuestos simples como el dióxido de carbono y el agua que las células usan en otros procesos como la liberación de energía. El proceso de respiración se da de dos formas: aeróbica y anaeróbica. Atmosfera controlada con CO2, como método para controlar la respiración En varios estudios se ha determinado la potencialidad de las diferentes combinaciones gaseosas para reducir las tasas respiratorias y minimizar los cambios de color y las características texturales del vegetal. De esta manera, la proporción de oxígeno se elevó hasta un 80%, frente al 20,9%, mientras que el CO2, con una presencia residual, se incrementó hasta el 20%.
El CO2 ejerce un efecto inhibidor sobre el crecimiento bacteriano,
sobre todo aquellos que provocan la pérdida de color y malos olores. La absorción de CO2 depende de la humedad y la grasa de los productos. Además, unas concentraciones elevadas de CO2 pueden provocar la decoloración y desarrollo de sabores ácidos punzantes. El nitrógeno, un gas inerte con baja solubilidad en el agua y en grasas, se utiliza fundamentalmente en atmósfera modificada para desplazar y eliminar la máxima cantidad de oxígeno.