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Los Once

Miguel Jiménez
José Luis Jiménez
Andrés Cruz
Si el dolor es una represa que opone resistencia a la
corriente de la narrativa, la represa solo podrá ser
perforada cuando la gradiente del río sea lo
suficientemente inclinada, o su cauce tan poderoso
como para arrastrar el agua de la experiencia hacia
el océano del olvido. (…) Con un lenguaje gráfico
nunca antes escogido para narrar el holocausto del
Palacio, Los once contribuye a perforar la represa
del dolor. Amansar la historia con el bálsamo de las
palabras no pretende despojarla del horror, pero sí
sanar a las personas flageladas por hechos como los
del Palacio de Justicia (Martínez, 2014).
Ejes temáticos
• “Estamos orgullosos de haber hecho un tema de ficción sin violencia gráfica, a diferencia de los documentales
que son más explícitos. Aquí la violencia apela mucho a las emociones humanas, la carga psicológica y los
símbolos; y esto para nosotros es un gusto muy genuino” (Miguel Jiménez).

• El holocausto del Palacio.

• La memoria como legado liberador

• La narración como sanación frente al horror


Una doble historia
En blanco
• En tranquilas páginas blancas y con pocos trazos
se encuentra la historia de una abuela ratona y su
nieta, que esperan a que el padre de esta vuelva
del trabajo. Pero, al parecer, esto no ocurrirá, pues
el ratón ausente —uno de los once
desaparecidos— trabaja en el Palacio de Justicia
(en un hueco que hace las veces de cafetería), en
donde fueron desaparecidas buena parte de las
víctimas.
• Esta historia representa un recuerdo revivido en el
presente. Una ratona joven recuerda cómo su
abuela vivió con ella esos días cuando era niña. El
lenguaje usado es el tono maternal de la abuela
que le cuenta a la nieta cómo sobrevivieron. La voz
de la abuela pervive en la nieta, aunque aquella
haya muerto poco tiempo después de los hechos
del Palacio, precisamente cuando su nieta había
dejado de ser una niña.
En negro (Comic noir)

• La narrativa de la segunda historia se encuentra elaborada a manera


de cómic noir o comic negro.

• Este es un género no muy extendido que proviene del film noir, un


género cinematográfico con profundo contenido expresivo y una
característica estilización visual. Su construcción formal está cerca del
expresionismo. Se emplea un lenguaje elíptico y metafórico donde se
describe la escena caracterizado por una iluminación tenebrosa en
claroscuro, escenas nocturnas con humedad en el ambiente, se juega
con el uso de sombras para exaltar la psicología de los personajes
(Wikipedia, 2018).

• De este modo, presenciamos de manera directa la toma y retoma del


Palacio de justicia, en páginas donde predomina el negro, las balas y
los gritos. Las palabras de la abuela abren agujeros blancos (viñetas).
Así, gráficamente, contar trae blancos al negro, abre grises, para
hacer soportable y transmisible la historia personal de la pérdida.

• El lenguaje de esta segunda historia, por el contrario, está hecha con


todas las tecnologías audiovisuales —la radio, la televisión, los
teléfonos— que han formado la memoria de los ciudadanos que
presenciaron el holocausto del Palacio desde las televisiones de sus
casas o desde los radios (censurados) de las tiendas de barrio.
Personajes
• La división en especies animales, una vez rendida en un
contexto de conflicto armado interno, puede generar un relato
de absoluta separación entre amigos y enemigos,
biologizando las diferencias políticas.

• Las víctimas son ratones, las palomas son la Cruz Roja, los
guerrilleros son mirlas y los militares son jabalíes o lobos.

• En el momento más dramático del texto, cuando se hace la


operación “rastrillo” para acabar con los últimos focos de
resistencia de los asaltantes, aparece también, como actor del
conflicto, un monstruoso ratón con alas de mirla e
indumentaria militar. En ese animal, que comparte las
características de las víctimas y de los victimarios, estamos
todos los lectores en tanto ahí se vienen abajo las divisiones
del conflicto político.

• En Los once “La idea fue crear un mundo paralelo a lo que


ocurría afuera, pero desde la mirada de unos animales, como
pasa en películas famosas como Stuart Little y Bernardo y
Bianca” (Miguel y José Luis Jiménez).
Fábula y política

• Los creadores de Los once han definido su texto como “una antifábula”, y han
reconocido en él las influencias de la clásica novela gráfica Maus, de Art
Spiegelman, La colina de Watership de Richard Adams, Rebelión en la granja de
George Orwell y The Rescuers de Margery Sharp. La marca de estos textos es
visible en Los once en el uso de la fábula como correlato de una situación
histórica.

• Narrar es sanar, pero también, y en su proceso, disputarse el significado de las


palabras. El texto comienza y termina con la frase “era miércoles” (el primer día
de la toma), pero son dos tonos diferentes los que el lector usa para leer esa
frase. Uno es de dolor, el otro de dignidad. La aparente circularidad de Los
once propone transmitir la historia, pasarla de boca en boca y de mano en mano
(como esa flor), para crear relaciones entre las víctimas mediadas a través de la
memoria.
Referencias
bibliográficas
• Cine negro. (Sin fecha). En Wikipedia. Recuperado el 11 de mayo de 2018 de
https://es.wikipedia.org/wiki/Cine_negro

• Martínez, P. (13 de abril de 2014). Los once: novela gráfica sobre el Palacio de
Justicia. Razón Pública. Recuperado de:
https://razonpublica.com/index.php/cultura/7548-los-once-novela-
gr%C3%A1fica-sobre-el-palacio-de-justicia.html.

• Páez, P. (26 de abril de 2013). ‘Los Once’: la memoria de Colombia en cómic.


Revista Diners. Recuperado de:
https://revistadiners.com.co/articuloespecial.php%3Fide%3D31%26id%3D328

• Restrepo, C.(30 de mayo 2014). ’Los once', una novela gráfica que rememora
nuestra historia. El tiempo. Recuperado de:
http://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-14056836.

• Torres, J. (7 de noviembre de 2012). Los once del palacio de justicia.


Cerosetenta. Recuperado de: https://cerosetenta.uniandes.edu.co/los-once/.

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