verdadero y genuino representante de la arquitectura utópica y revolucionaria francesa de finales del siglo XVIII. Se vió totalmente influenciado por el Racionalismo, por los pensadores ilustrados de su época, entre ellos y fundamentalmente, por Rousseau y también por el filósofo Co Llevó a cabo proyectos que levantaron muchas críticas, entre otras cosas, porque siempre superaba con creces el coste inicial. Fue atacado, ridiculizado y despreciado por sus contemporáneos y realmente se adelantó al futuro. De hecho, Kaufmann afirma que " sus consideraciones podrían servir de introducción a un libro de texto sobre la arquitectura de nuestro tiempo". (2) Retrato de Ledoux con su hija: artista desconocido, 1782.Se libró por muy poco de lo que él denominó "l'hache nationale" (3)( la guillotina), pero antes, estando en la carcel acusado de realista al igual que Boullèe, escribió un tratado de arquitectura (L'Architecture, 1804) que fue un referente y un libro único en toda la literatura arquitectónica ya que en él, nuestro autor, se confiesa, da sus puntos de vista convirtiéndolo en su póstumo legado que, por otro lado, tuvo que editar él mismo, ya que no encontró a nadie interesado en que el trabajo viera la luz. Dos años después de escribirlo, fallecerá.Llama la atención el hecho de que no viajase a Italia, ese viaje iniciático necesario para todo artista que se preciase con el objetivo de empaparse de la obra de los grandes y aprender, pero yo creo que no hizo falta. Su obra habla por sí sola. Al igual que Boullèe fue alumno de Jacques- François Blondel, aunque se vió poco influido por él y aún partiendo de las formas barrocas y convencionales del maestro plasmadas en varias obras como palacios, prisiones y demás, se aparta rápidamente del clasicismo, al crear el Château de Maupertius y una de sus composiciones más atrevidas, el albergue para los guardias rurales. Además de crear teatros, como el de Besançon, palacios y prisiones, bajo el mecenazgo de la Condesa du Barry, ocupó el cargo de inspector de las Salinas del Estado en el Franco Condado y construyó los edificios para la explotación de las minas de sal, tales como oficinas, fábricas y viviendas para los trabajadores.
Además creó las oficinas de portazgo en torno a París. Popularmente se denominaron
Barrières, pero para Ledoux fueron los Propileos. La mayor parte de los planos no agradaron a sus clientes: fueron considerados raros, extravagantes, caros. Lo cesaron y posteriormente, durante la revolución, las Barrières fueron dañadas al ser entendidas como símbolos de un Antiguo Régimen que debía ser superado y aniquilado como el símbolo de la tiranía fiscal del momento. ( 5). A mediados del siglo XIX fueron destruidas definitivamente y actualmente subsisten cuatro.
Como se puede observar, cada una de ellas fue
creada de diferente manera, no siguió un esquema uniforme, y lo que para Ledoux tenía que haberse convertido en la cima de su carrera y de sus aspiraciones como arquitecto, fue, sin embargo, la causa de su desgracia, de su caída y de su reputación posterior como "arquitecto maldito". RTÍCULO SOBRE LA ARQUITECTURA UTÓPICAQuerían que la ciudad fuera un juego y que otras formas organizasen el espacio. Querían alejarse de la razón europea y estar más cerca de la imaginación y las estructuras de la poesía. Los arquitectos brasileños Flavio Carvalhoy Lina Bo Bardi, y la escuela chilena de Valparaíso, influenciados por el suizo Le Corbusier, intentaron crear una ciudad utópica entre las décadas de los treinta y los setenta del siglo XX en Brasil y Chile. Hasta que los golpes de estado en estos países pusieron fin a sus sueños.La muestra Desvíos de la deriva: experiencias, travesías y morfologías, instalada en la antigua biblioteca del Museo Reina Sofía de Madrid hasta el 23 de agosto, recoge algunos de los trabajos de estos artistas. Las comisarias Lisette Lagnado, de Brasil, y María Berríos, de Chile, han reunido más de 400 piezas entre las que hay dibujos, planos y fotografías de proyectos que nunca se llevaron a cabo, como el Palacio Municipal de São Paulo, y otros que sí se edificaron, como la casa de Flavio Carvalho en Valinhos (São Paulo), de 1956, o el pabellón brasileño de la exposición universal de Bruselas en 1958, de Sergio Bernandes. También se incluyen algunas de las obras de Le Corbusier."La muestra es el resultado de una reflexión sobre dónde está el progreso ahora que, además, se han cumplido 50 años de la construcción de Brasilia", explicó la comisaria Lagnado.La exposición, cuyo excelente montaje se debe a Aurora Herrera, se ha conformado con dos entradas, lo que posibilita dos recorridos. En una de ellas, el visitante se topa con un artículo sobre la bomba atómica, símbolo de la huida de Le Corbusier a Latinoamérica y de cómo las utopías de la modernidad europea fueron malogradas por las guerras.En relación a los motivos para unir Chile y Brasil, Lagnado apuntó más a las diferencias entre ambos países que a las semejanzas. "Chile representa la frontera, mientras que Brasil es el continente. Le Corbusier también tuvo una relación distinta con ellos. Brasil era la modernidad y Chile siempre se movió más en la ambigüedad", comentó Lagnado. En la muestra se observan también las referencias a las máscaras y la teatralidad, como el CLAUDE-NICOLAS LEDOUXClaude Nicolas Ledoux (Dormans, 21 de marzo de 1736 — París, 18 de noviembre de 1806), fue un arquitecto y urbanista francés, uno de los principales representantes de la arquitectura neoclásica.Fue uno de los arquitectos más activos a finales del Antiguo Régimen, protegido de Madame du Barry, amante del rey Luis XV, y autor de dos de las más importantes obras públicas de la época: La Salina real de Arc-et-Senans (declarada patrimonio de la Humanidad en 1982) y las «Barrières» de París, el cerco fiscal que la Ferme générale levantó para recaudar impuestos —entre ellos la gabela, el impuesto de la sal—, una barrera de 24 km y 6 m de altura con 60 barreras o puestos de control que algunos autores consideran una de las causas que más contribuyó al descontento de la población que culminó en la Revolución francesa en 1789.Su papel como arquitecto ha suscitado mucha controversia y pasó del reconocimiento al más absoluto desprestigio en el siglo XIX: todavía en vida Quatremère de Quincy ya le acusaba de haber sometido la «arquitectura a géneros de tortura» y en 1832, Victor Hugo se preguntaba: «¿Acaso hemos llegado a un extremo tal de miseria tal que tengamos que admirar las barreras de París»?. Sin embargo, a lo largo del siglo XX su figura ha sido reinvidicada: en 1933, Ernest Kaufmann, le señalaba como uno de los precursores de la arquitectura moderna; en los años 1960 fue considerado como un utopista; y, desde finales de los 1980, fue uno de los referentes de los postmodernos, que encontraron en él un antecedente y una fuente para sus propuestas.Aunque su carrera apenas duró 25 años —tras la Revolución apenas volvió a construir—, realizó bastantes obras, pero la mayoría de ellas fueron destruidas en el siglo XIX.LA UTOPÍA DE CLAUDE-NICOLAS LEDOUXAlrededor de las Salinas Reales, Ledoux formalizó sus conceptos innovadores de un urbanismo y de una arquitectura destinada a buscar una sociedad mejor, de una Ciudad Ideal cargada de símbolos y de significados. Está considerado, con Étienne-Louis Boullée y sus proyectos de Cenotafio de Newton o de basílicas, como uno de los precursores del utopismo. Él fue el precursor del Falansterio de Charles Fourier en el siglo XIX, o del Familisterio de Guise de Jean-Baptiste La arquitectura tratada desde el arte, las costumbres y la legislación (1804) 1.- Admira a los clásicos, la ciencia, el progreso y la reforma social. 2.- Arquitectura como “arte social”, ligada a las leyes y las tradiciones. 3.- Arquitectura con “carácter”: explica su uso y representa a la sociedad. 4.- Arquitectura de la simplicidad: construcción, función y geometría. 5.- Arquitectura de la experimentación: ni arqueología ni eclecticismo. (proyecta edificios utilitarios: cementerios, cárceles, mercados, fábricas). 6.- El carácter aplicado a los usos domésticos, familiares, utilitarios. 7.- Proyecta casi todos los tipos de edificios que ‘necesita’ la sociedad.
Este momento se conoce como ‘arquitectura revolucionaria’
por su impacto, coincide con el tiempo de la Rev. Francesa y es proyectada (y realizada) por arquitectos ‘visionarios’. 2.- Traspasan los límites de la ‘Razón’ al proponer arquitecturas utópicas, difícilmente ejecutables, desde la geometría regular. 3.- Investigan y ensayan formas, dimensiones y efectos que se adentran en la estética de ‘lo sublime’ que no es medible. 4.- Todos sus representantes se inspiran en las formas clásicas, si bien son referencias a reinterpretar desde la experimentación. 5.- Arq. Revolucionaria y arqtos. visionarios en la Ilustración: 5.1.- Boullée: arq. como arte, el arte de lo sublime, la ciudad, lo parlante, lo monumental, la rotundidad, lo corpóreo y la geometría: la arquitectura como símbolo de una idea. Para Ledoux lo "sublime artificial" de Burke podía convertirse en lo "sublime público". Pero, ciertamente, sus ideas fueron precisadas en sus edificios, en sus proyectos no construidos y, sobre todo, en su tratado, en el que su texto parece a veces independizarse de las imágenes que representan sus proyectos, oscilante entre la razón y la poesía. Vitruvio no servía, como tampoco la tradición clasicista o académica, para comentar sus proyectos y, por eso, se vio obligado a inventar un lenguaje que fuera capaz no de describir los edificios, sino de acompañarlos metafóricamente, exaltando los efectos y los sentimientos que aquellas figuraciones de lo arquitectónico podían producir, casi una guía para enfrentarse a una arquitectura contradictoriamente moderna, posiblemente la única oportunidad que el clasicismo tenía de perpetuar su valor, sustituyendo las reglas y normas por la tensión compositiva de los volúmenes y de los espacios, a los que se someten las palabras de un vocabulario conocido, incluidos los órdenes, pero cuyo sonido y significado ya no podían ser los mismos.Una arquitectura, la de Ledoux, que no es clásica ni participa de las modernas tendencias que la conducen hacia la geometrización, matematización y reproductibilidad del proyecto. Al contrario, son los sentimientos los que parecen dar la razón última al carácter simbólico, elocuente, parlante, de los perfectos volúmenes de sus proyectos, ya se trate de cubos, esferas, pirámides, cilindros o conos, ya que, para él, lo necesario era saber "leer en el círculo inmenso de los afectos humanos". Se trataba, por tanto, de hacer y pensar una arquitectura que hablase y emocionase, casi como la había teorizado Le Camus de Mézieres en su "Le génie de l'architecture, ou de l'analogie de cet art avec nos sensations", publicado en París, en 1780. El arquitecto, según Ledoux, debía situar "en el gran libro de las pasiones, la variedad de sus temas". Temas que ya no eran el sistema de los órdenes, ni los nuevos descubrimientos arqueológicos, ni las tipologías tradicionales, sino la variedad de los tipos humanos, de las costumbres y de la legislación, tal como rezaba en el título de su tratado.Los