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Claude-Nicolas Ledoux (Dormans, 21 de marzo de 1736 — París, 18 de noviembre de 1806),

fue un arquitecto y urbanista francés, uno de los principales representantes de la arquitectura


neoclásica.Fue uno de los arquitectos más activos a finales del Antiguo Régimen, protegido de
Madame du Barry, la amante del rey Luis XV, y autor de dos de las más importantes obras
públicas de la época: la Salina real de Arc-et-Senans (declarada patrimonio de la Humanidad
en 1982) y las «Barrières» de París, el cerco fiscal que la Ferme générale levantó para recaudar
impuestos —entre otros la gabela, el impuesto de la sal—, una cerca de 24 km y 6 m de altura
con 60 barreras o puestos de control que algunos autores consideran una de las causas que
más contribuyó al descontento de la población que culminó en la Revolución francesa en
1789.1Su papel como arquitecto ha suscitado mucha controversia y pasó del reconocimiento al
más absoluto desprestigio en el siglo XIX: todavía en vida, Quatremère de Quincy ya le
acusaba de haber sometido la «arquitectura a géneros de tortura»2 y en 1832, Victor Hugo se
preguntaba: «¿Acaso hemos llegado a un extremo tal de miseria que tengamos que admirar
las barreras de París?».3 Sin embargo, a lo largo del siglo XX su figura ha sido reivindicada: en
1933, Emil Kaufmann, le señalaba como uno de los precursores de la arquitectura moderna;4
en los años 1960 fue considerado como un utopista;5 y, desde finales de los 1980, fue uno de
los referentes de los postmodernos, que encontraron en él un antecedente y una fuente para
sus propuestas. Junto a Étienne-Louis Boullée, Ledoux fue uno de los más destacados
representantes de la arquitectura visionaria.Aunque su carrera apenas duró 25 años —tras la
Revolución apenas volvió a construir—, realizó bastantes obras, pero la mayoría de ellas
fueron destruidas en el siglo XIX.Desde 1973, el pabellón del director de la salina real de Arc-
et-Senans alberga el Institut Claude-Nicolas Ledoux, miembro de la red europea de centros
culturales, donde está el museo Ledoux que presenta numerosas maquetas de las obras
visionarias que no fueron jamás realizadas.
Biografía[editar]Claude-Nicolas Ledoux nació el 21 de marzo de 1736 en Dormans —una
pequeña aldea del Marne, en la región de Champagne—, hijo de Claude Ledoux, un modesto
comerciante, y de Françoise Dominot. Su madre y su abuela, Françoise Piloy, le iniciaron en el
dibujo, como él mismo recordó.6 Muy buen alumno en la escuela parroquial, obtuvo a los trece
años —gracias al abad de la diócesis de Soissons— una beca para estudiar tres años en París, en
el jansenita Collège de Beauvais (1749–1753).Charles Rollin, director del colegio, tenía una gran
reputación en cuanto a la calidad de la enseñanza que impartía, impregnada por igual de
lecciones cristianas y de la antigüedad. Esa educación —que aunaba poesía, literaturas clásicas y
moderna, dibujo, retórica, historia de las ciencias y de las artes—, regida por los principios del
clasicismo y racionalismo, confirió al joven interno Ledoux todas las bondades de una educación
de una persona «bien née». Además, la vía espiritual y las reglas de la vida comunitaria del
internado le permitieron adquirir una fuerza de carácter de la que no dejará de hacer gala a lo
largo de su carrera. Reinvindicará siempre, hasta su muerte, la excelencia de esta formación
fundada sobre la exaltación de las «virtudes cívicas y morales» («vertus civiques et morales») así
como en la «pureza de los sentimientos» («pureté des mœurs».)En la escuela Ledoux destacó
por su destreza en el dibujo, y a partir de 1753, acabada la beca de estudios, decidió, con el fin
de costear sus necesidades, entrar de aprendiz en un taller de grabado, un taller muy conocido
por su dedicación a las escenas militares, en el que estará casi diez años. Su fecunda
imaginación, nutrida en las lecturas de Homero, Virgilio, Ovidio, César, y en los libros de historia,
encontró en esta actividad el medio de expresar y profundizar sus múltiples talentos.
Sin embargo, su voluntad de perfeccionar su conocimiento del dibujo le llevó, paralelamente, a
interesarse por la arquitectura y a frecuentar la célebre «École des Arts» de París, creada por
Jacques-François Blondel, teórico y profesor de arquitectura. Ledoux estudió en dicha escuela
libre durante cuatro años (1753-1758), aprendiendo matemáticas, dibujo, perspectiva,
estereotomía, edificios militares, públicos y privados, y Blondel siempre le tuvo en alta estima.
Profesor de la «Académie Royale d’Architecture», dispensaba una enseñanza que perpetuaba la
promoción de una arquitectura llamada «à la française»: racional y clásica, respetuosa con los
escritos de Vitruvio, y apoyada en el dogma de «los cinco órdenes clásicos» («des cinq ordres
antiques»). Blondel impuso la doctrina de la caracterización del edificio:Todas las diferentes
especies de producciones que dependen de la arquitectura deben de llevar la impronta del
destino particular de cada edificio, todas deben de tener un carácter que determine su forma
general, y que anuncie para que es la construcción. Toutes les différentes espèces de
productions qui dépendent de la architecture devant porter l’empreinte de la destination
particulière de chaque édifice, tous doivent avoir un caractère qui détermine leur forme
générale, et qui annonce le bâtiment pour ce qu’il est.
Jacques-François BlondelSin embargo esta enseñanza —muy teórica, conservadora,
impermeable al nuevo humanismo del «Siècle des Lumières»— encontró muy pronto
numerosos opositores entre sus estudiantes más brillantes: Étienne-Louis Boullée, Charles De
Wailly, Ledoux... Estos jóvenes, futuros arquitectos, eran particularmente sensibles al discurso
de otro teórico del arte: el jesuita Marc-Antoine Laugier, autor del «Essai sur l’architecture»
(1753), que abogaba por una teoría moral de las artes, en la que la arquitectura debía de educar
y ser puesta al servicio del progreso de la sociedad, del bien común.No finalizó la formación
habitual de los arquitectos-artistas, más diestros con el pincel que con el buril, cuya iniciación
pasaba casi siempre por la consabida estancia en la «Académie
de France» en Roma (como De Wailly o Trouard). Ledoux, no se sabe si por elección propia o por
carencia de medios y mecenas, nunca hizo el viaje de estudios a Italia. Sus únicas fuentes de
conocimiento e inspiración de la arquitectura clásica y sus ruinas —griega y romana—,
provenían del estudio de grabados, principalmente de los de Gianbattista Piranesi —que desde
1747, había comenzado a publicar Les Vues de Rome, que tuvieron gran influencia en pintores,
escultores y arquitectos—, los del tratado de su maestro Jacques-François Blondel, Architecture,
aparecido en 4 volúmenes (1752-1756), las láminas de la Encyclopédie —cuya primera serie se
publicó entre 1751–1757— y, más adelante, del Vitrubius Britannicus de Colen Campbell
(1769).Al final de sus estudios, en 1758, Ledoux entró como aprendiz-arquitecto en el despacho
de Pierre Contant d'Ivry, y más adelante trabajó en los de Jean-Michel Chevotet y Louis-François
Trouard, un discípulo de Jacques-Germain Soufflot, que tras su estancia en Roma, se estableció
en París en 1757, y gracias a quien Ledoux descubrió la arquitectura antigua, especialmente los
templos de Paestum, y la obra de Palladio. Las enseñanzas de Soufflot, que basaba el arte de
construir en una simbiosis arquitectónica entre Naturaleza y Antigüedad, dejaron una profunda
huella en Trouard y también en Ledoux, para quién esa lección constituirá una de las bases de las
reflexiones sobre su oficio e influyo en la evolución de su estética.Contant y Chevotet encarnaban
dos de los despachos representantes del estilo Luis XV, la corriente dominante en Francia entre
1730 y 1760, que aunque en trance de pasar de moda, le procuraron relaciones útiles entre sus
ricas clientelas: gracias a Contant d'Ivry, Ledoux entró en contacto con el barón Crozat de Thiers,
que en 1766 le confío el acondicionamiento de un apartamento en su edificio de la plaza
Vendôme; en el despacho de Chevotet, conoció al presidente Hocquart de Montfermeil7 y gracias
a ello entró en su círculo y conoció a su hermana, Madame de Montesquiou.
La madurez[editar]Una vez afirmada su reputación, Ledoux comenzó a construir edificios
mucho más ambiciosos, como el Palacete de Montmorency en la Chaussée d'Antin, que
incluía en la fachada principal un gran pórtico de ocho columnas de orden jónico, sobre
un basamento rústico, con un tejado a la italiana ornado de estatuas de ocho
condestables. Pero, constatando el empobrecimiento relativo de la nobleza, buscaba
acercarse a los círculos financieros, con medios mucho más considerables.Al mismo
tiempo, seguía de cerca las operaciones de las administraciones y pensaba ponerse a su
servicio, no desdeñando trabajos en la frontera entre las competencias del arquitecto y
las del ingeniero. Gracias a la protección de Madame du Barry, Ledoux se convirtió en
comisario de las Salinas del Este (Franco-Condado, Lorena y los Tres Obispados), en las
que la modernización estaba comprometida con la continuación de la construcción del
canal de Borgoña. Fue a continuación promovido en 1771 a inspector de las salinas del
rey para el Franco-Condado y la Lorena («inspecteur des Salines du Roi, pour la Franche-
Comté et la Lorraine»).16
El utopista[editar]Las innovaciones estéticas de la arquitectura de Ledoux se muestran en su
libro L ’Architecture considérée sous le rapport de l’art, des moeurs et de la législation (La
Arquitectura vista desde la relación del arte, de las costumbres y de la legislación,
1804).Vivienda construida según los planos de Claude Nicolas LedouxAlrededor de las Salinas
Reales, Ledoux formalizó sus conceptos innovadores de un urbanismo y de una arquitectura
destinada a buscar una sociedad mejor, de una Ciudad Ideal cargada de símbolos y de
significados. Está considerado, con Étienne-Louis Boullée y sus proyectos de Cenotafio de
Newton o de las basílicas, como uno de los precursores del utopismo. Él fue el precursor del
falansterio de Charles Fourier en el siglo XIX, o del familisterio de Guise de Jean-Baptiste
André Godin.Desde 1775, Ledoux había presentado en Turgot los primeros bocetos de la villa
de Chaux, en la cual la Salina Real debía formar su centro. El proyecto, constantemente
perfeccionado, fue grabado a partir de 1780Para Kaufmann, Ledoux Fue más que un soñador
sin remedio, le consideraba un buen arquitecto. Al igual que sucede con Boullée, nos
enfrentamos a una arquitectura que aspira a la grandeza, introduciendo la geometría y
buscando a la vez nuevas soluciones espaciales y ahí es en donde Ledoux fue un verdadero
precursor del siglo XX, que se adelantó, sin duda, al futuro. Si bien Ledoux no sólo fue
ridiculizado por sus ideas y diseños utópicos, no todo estaba en su contra, ya que tenía
también admiradores.24Utopista radical de la arquitectura, fue profesor de la Real Escuela de
Bellas Artes, creó un singular Orden Arquitectónico: una nueva columna que consiste en
alternar piedras, una cilíndrica y otra cúbica superpuestas para lograr un efecto plástico. Esta
época se caracteriza por una vuelta a lo antiguo, al despojamiento, al gusto por un estilo más
"rústico".
En la llamada época de la Ilustración (desde 1750) se trató de dar a la arquitectura una nueva
identidad en el momento en que las revoluciones tanto social como industrial declaraban la
pérdida de una identidad propia, ya que las nuevas construcciones de su época imitaban los
estilos del pasado. Entonces se trataba de imponer un nuevo tipo de arquitectura ligada a la
tecnología, se decía que «la arquitectura debe regenerarse mediante la geometría» (Fournay).En
ese momento la iglesia y el palacio dejan de ser los temas principales y surgen una serie de
nuevos temas: museos, viviendas, teatros, fábricas, edificios de oficinas, universidades. Cada
uno de estos aportó nuevos significados existenciales que pasaron a ser los principales temas de
desarrollo de la arquitectura que conformaban el entorno humano. En estos nuevos edificios se
empleó el hierro y el vidrio como nuevos medios expresivos en busca de caracteres y principios
“verdaderos”; en este sentido, aparece el arquitecto francés Ledoux quien establece una
conciliación entre la naturaleza y el hombre, dotando de significado los nuevos temas
arquitectónicos tratando de liberarse de los estilos pasados. Hay un replanteamiento sobre los
límites en que se mueve la representación arquitectónica.Voltaire escribió: «no debemos
apoyarnos en simples hipótesis, no debemos comenzar por la invención de principios con los
que luego trataremos de explicar todo, debemos en cambio comenzar por el análisis exacto de
los fenómenos que nos llaman la atención». Con esto se comprueba que el hombre del siglo de
las luces ya no quería aceptar dogmas preestablecidos sino que los nuevos acontecimientos
debían derivar de la experiencia, de la observación y del análisis, es decir, nuevos procesos
conceptuales acordes con los tiempos vividos.En esta época el hombre encontró un equilibrio
existencial, se siente parte integral de la naturaleza al descubrir sus leyes, basadas en el
desarrollo científico y tecnológico.Piranesi demostró que para él la geometría euclidiana no
constituía el único medio de expresión con sus reconstrucciones arquitectónicas del mundo
clásico, que la arquitectura construye hipótesis más que ofrecer soluciones. Ante ello, nadie
podía pretender que las hipótesis quedasen completamente resueltas y con estos pensamientos
descubrimiento de la abstracción se lo eleva como héroe de la modernidad precursor de Le
Corbusier.La capacidad de Ledoux para abstraer la realidad y concebir la arquitectura en
sentido amplio más allá de la construcción del edificio, hizo que contactara con los reformistas
ilustrados.Sus primeras obras en los años 70 son de arquitectura clasicista francesa: sencillez
de líneas, equilibrio, claridad, preocupación por las distribuciones, adaptación al solar,
geometría, soluciones y formas típicamente francesas.En París, construyó varios palacetes
aristocráticos entre los que encontramos el Hôtel d’Hallwyll, palacete de Hallwyll (1766-1767),
el Hôtel d’Uzès (palacete de Uzès) (1768-1769) y el Hôtel de Montmorency (palacete de
Montmorency) (1769-1771).En 1773, Ledoux fue honrado con la consagración de la Academia
Real de Arquitectura y, ese mismo año, fue ascendido a arquitecto de la Ferme Générale
(compañía encargada del cobro de los impuestos indirectos, entre otros), lo que le valió el
proyecto de la salina real de Arc-et-Senans, terminada en 1779.Las innovaciones y diseños
estéticos y morales de la arquitectura son plasmados por Ledoux al final de sus días en el libro
L ’Architecture considérée sous le rapport de l’art, des moeurs et de la législation (La
Arquitectura vista desde la relación del arte, de las costumbres y de la legislación)
(1804).Entre sus obras se destacan: el pabellón de Louveciennes (1771) las cuadras de
Versalles (1773) una parte de los edificios de la ciudad residencial-industrial de las salinas de
Chaux, en Arc et Senans (1775-1779) y el castillo de Bénouville (1777).El Barrière de la Villete
fue un edificio para recaudación de impuestos a la entrada de Paris. Arquitectura funcional,
imagen del Estado: simbolismo.Barrière de la VilleteProyecto para las Salinas Reales de
Chaux. Una explotación que se entiende en sentido amplio: integración en el territorio.
Creación de riqueza y núcleos urbanos como vertebradores del territorio. Para este núcleo
urbano concibe elementos necesarios como el cementerio: esfera (influencia del Panteón),
arcos palladianos, nichos en forma de columbarios (enterramientos romanos), proporciones
enormes.Château de Bénouville
Claude Nicolas Ledoux (1736-1806) Arquitecto, ingeniero y urbanista
francés. Alcanzó el máximo esplendor durante el reinado de Luis XV,
etapa en la que proyectó y edificó algunas de las más importantes
obras públicas de la época, destacando entre ellas la Salina real de
Arc-et-Senans, declarada patrimonio de la Humanidad en 1982 y las
«Barrières» de París, una especie de muralla de 24 km y 6 m de altura
con 60 puestos de control, considerada por muchos autores como
una de las causas que influenció el inicio y posterior desarrollo de la
Revolución francesa. Es considerado uno de los precursores del Nació
en Francia, en Dormans, Champagne, el 21 de marzo de 1736. Desde
joven se destacó por su destreza en el dibujo y su filiación con el
discurso teórico del arte, abogando por una teoría moral de las artes,
en la que la arquitectura debía de educar y ser puesta al servicio del
progreso de la sociedad y del bien común.Al concluir sus estudios, en
1758, Ledoux entró como aprendiz de arquitecto en el estudio de
Pierre Contant y luego en el de Jean-Michel Chevotet y Louis-François
Trouard. A través de este último Ledoux descubrió la arquitectura
antigua y conoció el estilo Luis XV, corriente dominante en Francia
entre 1730 y 1760.
Con la llegada de la Revolución francesa, la carrera y proyectos de Ledoux fueron detenidos,
siendo el mismo arrestado el 29 de noviembre de 1793 por el comité revolucionario del
Faubourg du Nord, acusado de haber trabajado para Madame de Du Barry y de no haber
aplaudido sinceramente en la ejecución de Luis XVI.Vivienda edificada actualmente según un
proyecto de Ledoux.Cuando Ledoux fue liberado, dejó de construir, dedicándose a preparar la
publicación de toda su obra, de la que había comenzado a hacer algunos grabados en 1773 y la
redacción de los textos en prisión.La arquitectura de Ledoux transitó desde una arquitectura
colosal hacia una más detallada, con paredes amplias cada vez más lisas con huecos cada vez
más raros, finalizando en un utopismo innovador, cargado de símbolos y significados que
añoraban una sociedad mejor.Fue profesor de la Real Escuela de Bellas Artes, creó un singular
orden arquitectónico con una nueva columna que se asienta en piedras alternas, una de forma
cilíndrica y otra de forma cúbica superpuestas hasta lograr con ello un efecto simbólico.Claude
Nicolás Ledoux murió en París 18 de noviembre de 1806, cuando contaba setenta años.Su obra
fue revalorizada por las nuevas generaciones de arquitectos quienes lo consideran un visionario
del cubismo, el surrealismo y el postmodernismo, siendo ahora valorado como uno de los
mejores arquitectos de su tiempo.
laude-Nicolas Ledoux fue un arquitecto francés (1736-1806).Después en la llamada época de
la ilustración (1750) se trata de dar a la arquitectura una nueva identidad en el momento en
que las revoluciones tanto social como industrial declararon la perdida de una identidad
propia, ya que las nuevas construcciones de su época imitaban a estilos del pasado. Entonces
se trata de imponer un nuevo tipo de arquitectura ligada a la tecnología, se dice que” la
arquitectura debe regenerarse mediante la geometría” FournayAhora la iglesia y el palacio
dejan de ser los temas principales y surgen una serie de temas: museos, viviendas, teatros,
fábricas, edificios de oficinas, universidades. Cada uno de estos aporta nuevos significados
existenciales que pasan a ser los principales temas de desarrollo en la arquitectura
conformando el entorno humano. En estos nuevos edificios se emplean el hierro y el vidrio
como nuevos medios expresivos en busca de caracteres y principios “verdaderos” en este
sentido encontramos al arquitecto francés Ledoux quien establece una conciliación entre la
naturaleza y el hombre, dotando de significado los nuevos temas arquitectónicos tratando de
liberarse de los estilos pasados. Hay un replanteamiento sobre los límites en que se mueve la
representación arquitectónica.
Claude Ledoux nación en Dormans, Francia en 1736. Fue educado en una escuela privada de
arquitectura en Paris.. Establecida por J. F. Blondel, la escuela enfatizaba a originarios de la
tradición Barroca pero expuso a los estudiantes a la arquitectura Inglesa. Después de
completar sus estudios, Ledoux asumió varias posiciones gubernamentales como ingeniero,
principalmente de diseño de puentes. El estilo dramático de Ledoux le debe mucho al hecho
de que nunca visitó Roma. Sus conceptos de la arquitectura Romana fueron por eso
retorcidos por grabados de Piranesi de donde deribó su conocimiento. Visitó Inglaterra,
donde fue influenciado por la tradición Palladiana con la que ya estaba familiarizado. Aunque
mucha de la arquitectura de Ledoux es práctica y funcional, los aspectos visionarios de su
trabajo son los más conocidos. Sus diseños se convirtieron en símbolos del régimen antiguo y
el exagerado uso de elementos clásicos parecieron anticipar el clasicismo post-modernista. ©
Dennis Sharp

Diremos que Ledoux es considerado el


verdadero y genuino representante de la
arquitectura utópica y revolucionaria francesa
de finales del siglo XVIII. Se vió totalmente
influenciado por el Racionalismo, por los
pensadores ilustrados de su época, entre ellos
y fundamentalmente, por Rousseau y
también por el filósofo Co
Llevó a cabo proyectos que levantaron muchas críticas, entre otras cosas, porque siempre
superaba con creces el coste inicial. Fue atacado, ridiculizado y despreciado por sus
contemporáneos y realmente se adelantó al futuro. De hecho, Kaufmann afirma que " sus
consideraciones podrían servir de introducción a un libro de texto sobre la arquitectura de
nuestro tiempo". (2) Retrato de Ledoux con su hija: artista desconocido, 1782.Se libró por muy
poco de lo que él denominó "l'hache nationale" (3)( la guillotina), pero antes, estando en la
carcel acusado de realista al igual que Boullèe, escribió un tratado de arquitectura
(L'Architecture, 1804) que fue un referente y un libro único en toda la literatura arquitectónica
ya que en él, nuestro autor, se confiesa, da sus puntos de vista convirtiéndolo en su póstumo
legado que, por otro lado, tuvo que editar él mismo, ya que no encontró a nadie interesado en
que el trabajo viera la luz. Dos años después de escribirlo, fallecerá.Llama la atención el hecho
de que no viajase a Italia, ese viaje iniciático necesario para todo artista que se preciase con el
objetivo de empaparse de la obra de los grandes y aprender, pero yo creo que no hizo falta. Su
obra habla por sí sola.
Al igual que Boullèe fue alumno de Jacques- François Blondel, aunque se vió poco influido por él y
aún partiendo de las formas barrocas y convencionales del maestro plasmadas en varias obras
como palacios, prisiones y demás, se aparta rápidamente del clasicismo, al crear el Château de
Maupertius y una de sus composiciones más atrevidas, el albergue para los guardias rurales.
Además de crear teatros, como el de Besançon, palacios y prisiones, bajo el mecenazgo de
la Condesa du Barry, ocupó el cargo de inspector de las Salinas del Estado en el Franco
Condado y construyó los edificios para la explotación de las minas de sal, tales como
oficinas, fábricas y viviendas para los trabajadores.

Además creó las oficinas de portazgo en torno a París. Popularmente se denominaron


Barrières, pero para Ledoux fueron los Propileos. La mayor parte de los planos no
agradaron a sus clientes: fueron considerados raros, extravagantes, caros. Lo cesaron y
posteriormente, durante la revolución, las Barrières fueron dañadas al ser entendidas como
símbolos de un Antiguo Régimen que debía ser superado y aniquilado como el símbolo de la
tiranía fiscal del momento. ( 5). A mediados del siglo XIX fueron destruidas definitivamente
y actualmente subsisten cuatro.

Como se puede observar, cada una de ellas fue


creada de diferente manera, no siguió un
esquema uniforme, y lo que para Ledoux tenía
que haberse convertido en la cima de su
carrera y de sus aspiraciones como arquitecto,
fue, sin embargo, la causa de su desgracia, de
su caída y de su reputación posterior como
"arquitecto maldito".
RTÍCULO SOBRE LA ARQUITECTURA UTÓPICAQuerían que la ciudad fuera un juego y que
otras formas organizasen el espacio. Querían alejarse de la razón europea y estar más cerca
de la imaginación y las estructuras de la poesía. Los arquitectos brasileños Flavio Carvalhoy
Lina Bo Bardi, y la escuela chilena de Valparaíso, influenciados por el suizo Le Corbusier,
intentaron crear una ciudad utópica entre las décadas de los treinta y los setenta del siglo
XX en Brasil y Chile. Hasta que los golpes de estado en estos países pusieron fin a sus
sueños.La muestra Desvíos de la deriva: experiencias, travesías y morfologías, instalada en
la antigua biblioteca del Museo Reina Sofía de Madrid hasta el 23 de agosto, recoge
algunos de los trabajos de estos artistas. Las comisarias Lisette Lagnado, de Brasil, y María
Berríos, de Chile, han reunido más de 400 piezas entre las que hay dibujos, planos y
fotografías de proyectos que nunca se llevaron a cabo, como el Palacio Municipal de São
Paulo, y otros que sí se edificaron, como la casa de Flavio Carvalho en Valinhos (São Paulo),
de 1956, o el pabellón brasileño de la exposición universal de Bruselas en 1958, de Sergio
Bernandes. También se incluyen algunas de las obras de Le Corbusier."La muestra es el
resultado de una reflexión sobre dónde está el progreso ahora que, además, se han
cumplido 50 años de la construcción de Brasilia", explicó la comisaria Lagnado.La
exposición, cuyo excelente montaje se debe a Aurora Herrera, se ha conformado con dos
entradas, lo que posibilita dos recorridos. En una de ellas, el visitante se topa con un
artículo sobre la bomba atómica, símbolo de la huida de Le Corbusier a Latinoamérica y de
cómo las utopías de la modernidad europea fueron malogradas por las guerras.En relación
a los motivos para unir Chile y Brasil, Lagnado apuntó más a las diferencias entre ambos
países que a las semejanzas. "Chile representa la frontera, mientras que Brasil es el
continente. Le Corbusier también tuvo una relación distinta con ellos. Brasil era la
modernidad y Chile siempre se movió más en la ambigüedad", comentó Lagnado. En la
muestra se observan también las referencias a las máscaras y la teatralidad, como el
CLAUDE-NICOLAS LEDOUXClaude Nicolas Ledoux (Dormans, 21 de marzo de 1736 — París, 18
de noviembre de 1806), fue un arquitecto y urbanista francés, uno de los principales
representantes de la arquitectura neoclásica.Fue uno de los arquitectos más activos a finales
del Antiguo Régimen, protegido de Madame du Barry, amante del rey Luis XV, y autor de dos
de las más importantes obras públicas de la época: La Salina real de Arc-et-Senans (declarada
patrimonio de la Humanidad en 1982) y las «Barrières» de París, el cerco fiscal que la Ferme
générale levantó para recaudar impuestos —entre ellos la gabela, el impuesto de la sal—, una
barrera de 24 km y 6 m de altura con 60 barreras o puestos de control que algunos autores
consideran una de las causas que más contribuyó al descontento de la población que culminó
en la Revolución francesa en 1789.Su papel como arquitecto ha suscitado mucha controversia
y pasó del reconocimiento al más absoluto desprestigio en el siglo XIX: todavía en vida
Quatremère de Quincy ya le acusaba de haber sometido la «arquitectura a géneros de
tortura» y en 1832, Victor Hugo se preguntaba: «¿Acaso hemos llegado a un extremo tal de
miseria tal que tengamos que admirar las barreras de París»?. Sin embargo, a lo largo del siglo
XX su figura ha sido reinvidicada: en 1933, Ernest Kaufmann, le señalaba como uno de los
precursores de la arquitectura moderna; en los años 1960 fue considerado como un utopista;
y, desde finales de los 1980, fue uno de los referentes de los postmodernos, que encontraron
en él un antecedente y una fuente para sus propuestas.Aunque su carrera apenas duró 25
años —tras la Revolución apenas volvió a construir—, realizó bastantes obras, pero la mayoría
de ellas fueron destruidas en el siglo XIX.LA UTOPÍA DE CLAUDE-NICOLAS LEDOUXAlrededor
de las Salinas Reales, Ledoux formalizó sus conceptos innovadores de un urbanismo y de una
arquitectura destinada a buscar una sociedad mejor, de una Ciudad Ideal cargada de símbolos
y de significados. Está considerado, con Étienne-Louis Boullée y sus proyectos de Cenotafio de
Newton o de basílicas, como uno de los precursores del utopismo. Él fue el precursor del
Falansterio de Charles Fourier en el siglo XIX, o del Familisterio de Guise de Jean-Baptiste
La arquitectura tratada desde el arte, las costumbres y la legislación (1804) 1.- Admira a los
clásicos, la ciencia, el progreso y la reforma social.
2.- Arquitectura como “arte social”, ligada a las leyes y las tradiciones.
3.- Arquitectura con “carácter”: explica su uso y representa a la sociedad. 4.- Arquitectura de la
simplicidad: construcción, función y geometría.
5.- Arquitectura de la experimentación: ni arqueología ni eclecticismo. (proyecta edificios
utilitarios: cementerios, cárceles, mercados, fábricas). 6.- El carácter aplicado a los usos
domésticos, familiares, utilitarios.
7.- Proyecta casi todos los tipos de edificios que ‘necesita’ la sociedad.

Este momento se conoce como ‘arquitectura revolucionaria’


por su impacto, coincide con el tiempo de la Rev. Francesa y
es proyectada (y realizada) por arquitectos ‘visionarios’.
2.- Traspasan los límites de la ‘Razón’ al proponer arquitecturas
utópicas, difícilmente ejecutables, desde la geometría regular. 3.- Investigan y ensayan formas,
dimensiones y efectos que se
adentran en la estética de ‘lo sublime’ que no es medible.
4.- Todos sus representantes se inspiran en las formas clásicas, si
bien son referencias a reinterpretar desde la experimentación. 5.- Arq. Revolucionaria y arqtos.
visionarios en la Ilustración:
5.1.- Boullée: arq. como arte, el arte de lo sublime, la ciudad, lo parlante, lo monumental, la
rotundidad, lo corpóreo y
la geometría: la arquitectura como símbolo de una idea.
Para Ledoux lo "sublime artificial" de Burke podía convertirse en lo "sublime público". Pero,
ciertamente, sus ideas fueron precisadas en sus edificios, en sus proyectos no construidos y,
sobre todo, en su tratado, en el que su texto parece a veces independizarse de las imágenes que
representan sus proyectos, oscilante entre la razón y la poesía. Vitruvio no servía, como
tampoco la tradición clasicista o académica, para comentar sus proyectos y, por eso, se vio
obligado a inventar un lenguaje que fuera capaz no de describir los edificios, sino de
acompañarlos metafóricamente, exaltando los efectos y los sentimientos que aquellas
figuraciones de lo arquitectónico podían producir, casi una guía para enfrentarse a una
arquitectura contradictoriamente moderna, posiblemente la única oportunidad que el
clasicismo tenía de perpetuar su valor, sustituyendo las reglas y normas por la tensión
compositiva de los volúmenes y de los espacios, a los que se someten las palabras de un
vocabulario conocido, incluidos los órdenes, pero cuyo sonido y significado ya no podían ser los
mismos.Una arquitectura, la de Ledoux, que no es clásica ni participa de las modernas
tendencias que la conducen hacia la geometrización, matematización y reproductibilidad del
proyecto. Al contrario, son los sentimientos los que parecen dar la razón última al carácter
simbólico, elocuente, parlante, de los perfectos volúmenes de sus proyectos, ya se trate de
cubos, esferas, pirámides, cilindros o conos, ya que, para él, lo necesario era saber "leer en el
círculo inmenso de los afectos humanos". Se trataba, por tanto, de hacer y pensar una
arquitectura que hablase y emocionase, casi como la había teorizado Le Camus de Mézieres en
su "Le génie de l'architecture, ou de l'analogie de cet art avec nos sensations", publicado en
París, en 1780. El arquitecto, según Ledoux, debía situar "en el gran libro de las pasiones, la
variedad de sus temas". Temas que ya no eran el sistema de los órdenes, ni los nuevos
descubrimientos arqueológicos, ni las tipologías tradicionales, sino la variedad de los tipos
humanos, de las costumbres y de la legislación, tal como rezaba en el título de su tratado.Los

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