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- Durante el Jurásico inferior-medio el proceso de rifting iniciado en el Triásico continúa y genera una serie de

cuencas de tipo rift que son invadidas por una lengua del océano Tetis. De esta forma una nueva cuenca progresa de
este a oeste hasta separar Pangea en dos grandes fragmentos continentales: Laurentia al norte y Gondwana al sur
como resultado de la actividad de la dorsal oceánica.
- En el Jurásico medio-superior se aprecian las primeras fracturas entre África y Sudamérica. Todos estos movimientos
tectónicos permitieron que Gondwana iniciase un movimiento en sentido antihorario migrando hacia el norte y
acercándose con ello a Laurasia por el este, al tiempo que ambos continentes se separan por el oeste. Este conjunto de
movimientos tectónicos tuvieron una consecuencia muy importante, ya que favorecieron el desarrollo de una serie de
fracturas entre África/Sudamérica durante el Jurásico superior.
Después de la separación de Laurasia de Gondwana se generó una nueva anomalía calórica ubicada más al sur
que fragmentó el supercontinente de Gondwana constituyendo, durante el Pliensbaquiano el centro dispersor del
Karoo a partir del cual se inició la separación entre el Gondwana Occidental y el Oriental abriendo el Océano
Índico. Este evento, ocurrido entre los 183 y 179 Ma, tuvo una fuerte impronta en los procesos del margen
pacífico de América del Sur iniciando la subducción. El proceso de fragmentación culminó entre los 132-133 Ma
con la aparición del centro dispersor de Paraná a partir del cual se separó América del Sur y África.
Cinturón orogénico de la Cordillera

El cinturón orogénico de la cordillera es parte del extenso


sistema orogénico Samfrau. Discurre continuamente desde
Alaska a lo largo de la zona occidental de Norteamérica,
incluyendo Centroamérica y el Caribe. Adquiere especial
relevancia en el Mesozoico aunque su historia realmente
comienza en el Paleozoico inferir en Sudamérica.

La región andina (Los Andes) ha sufrido una historia


tectónica compleja e intensa. En buena parte de Perú y
norte Chile, esta gigante cadena montañosa presenta por
debajo un basamento Precámbrico, mientras que mas al
sur descansa sobre un collage de terrenos acrecionados.
Los Andes modernos se formaron durante el Mesozoico y
Cenozoico como una cadena de grandes volcanes
asociados a arcos que emitieron sus productos volcánicos
sobre la superficie levada y erosionada del basamento
Precámbrico y Paleozoico. El vulcanismo comenzó en los
Andes en el Triásico y Jurásico como un arco de margen-
continental que se estableció a lo largo de la costa
occidental de Sudamérica.
El modelo del Geosinclinal Marginal de la Costa Oeste
de Sudamérica estuvo bien establecido en el Período
Jurásico.

La extensión generalizada que afectó a la placa


sudamericana durante el Triásico culminó en el
Jurásico- Cretácico con el desarrollo de cuencas
marinas con secuencias de facies clásticos finos y
facies carbonatadas de gran potencia a lo largo de
toda la región Andina, desde Venezuela hasta Tierra
del Fuego.

La edad de las transgresiones y la naturaleza de las


facies varían notablemente en función del marco
tectónico de cada cuenca.
Se inicia con la terminación de importantes
episodios de rifting y el comienzo de los procesos
de subducción sobre el margen pacífico asociados
temporalmente a la apertura del Mar de Weddell y
el Atlántico Sur en el Jurásico temprano.

La subducción tuvo lugar bajo un régimen


extensional que condujo a la formación de un arco
magmático a lo largo de la Cordillera de la Costa
desde el sur del Perú hasta Chile central y hacia el
este el desarrollo de las cuencas de trasarco
extensionales de Arequipa, Tarapacá y Neuquén.

La ocurrencia de volcanismo está registrada en los


productos volcánicos e intrusivos aflorantes a lo
largo de la Cordillera de la Costa desde el sur del
Perú (Grupo Chocolate) hasta Chile Central y
atraviesa en forma oblicua la actual Cordillera de
los Andes en la región norpatagónica y se prolonga
en el Batolito Subcordillerano.
En los Andes septentrionales se desarrollaron durante el
Jurásico cuencas de rift que fueron rellenadas por
depósitos clásticos continentales asociados localmente
con rocas volcaniclásticas y lavas.
En la Cordillera Oriental de Colombia hay una delgada
intercalación marina (Formación Montebel) del Jurásico
Inferior. En cambio, en el sector venezolano, los
depósitos marinos jurásicos están ausentes.

En la Sierra de Perijá dominan las tobas y aglomerados


volcánicos con intervalos de lutitas tobáceas y
carbonosas que contienen restos de peces,
conchóstracos y plantas. Estos depósitos de rift se
continúan hacia el norte en la Península de la Guajira
donde se intercalan con pelitas y calizas con amonites
depositadas por una ingresión marina del Jurásico
Superior proveniente del Mar proto-Caribe. En los
Andes venezolanos la sedimentación Jurásica está
representada por más de 1000 m de areniscas
entrecruzadas y conglomerados rojos de origen aluvial y
Interpretación geodinámica del margen activo colombiano en el Jurásico y Cretácico. Nótese la obducción
escasos niveles de tobas dacíticas (Formación La Quinta) de complejos ofiolíticos en la Cordillera Occidental a lo largo de las fallas de Cauca y Romeral
Uno de los rasgos esenciales del sistema Jurásico es el desarrollo de
cuencas de trasarco extensionales, rellenas por sedimentitas
marinas y continentales que permanecieron activas, al oriente del
sistema magmático de la Cordillera de la Costa, hasta el Cretácico
temprano (Cuencas de Arequipa, Tarapacá y Neuquén).

Cuenca de Arequipa
Fue una de las mas activas, en la que se acumularon cerca de 5000
m de sedimentos, en el sur del Perú que se prolonga en el norte de
Chile en la cuenca de Tarapacá.

En esta última la transgresión marina se propagó sobre los altos de


basamento a partir de los depocentros triásicos marinos
representando, por lo tanto, facies de subsidencia termal de la
extensión iniciada en el Mesozoico temprano.

Las condiciones marinas, que permitieron una vigorosa


sedimentación de secuencias carbonáticas se mantuvieron en
algunos sectores hasta la base del Cretácico mientras que en otras
se presenta una regresión más temprana.
Durante el Jurásico la paleogeografía de
los Andes centrales fue muy compleja
debido al desarrollo simultáneo de
cuencas de antearco y retroarco, y otras
de tipo transtensional ligadas al
movimiento sinistral de la Falla de
Atacama.

Debido a la proximidad de la zona de


subducción, las rocas volcánicas son
frecuentes en toda la sucesión. En la
cuenca de Tarapacá del norte de Chile,
por ejemplo, el desarrollo del arco
magmático está evidenciado por una
espesa sucesión de dacitas, andesitas,
tufitas y basaltos (Formación La Negra).

Geodinámica del margen continental activo de los Andes centrales a la latitud del norte de Chile
En el Jurásico las transgresiones Posteriormente se produce la Debido a movimientos Epirogenéticos
progresan en donde se logra regresión quedando algunas se produce una emersión , que
unir el mar de Abancay con el áreas sumergidas en el centro. separa la cuenca en 2 partes: La
del suroeste.
noroccidental y la oriental.
La cuenca de Neuquén (más conocida como cuenca
Xeuquina) contiene un registro sedimentario marino
casi continuo del Jurásico y gran parte del Cretácico,
lapso a través del cual experimentó amplias y
complejas variaciones litofaciales (alternan facies
detríticas, carbonáticas y evaporíticas).

En la cuenca Neuquina la transgresión marina progresó


a partir de una serie de depocentros extensionales
controlados por la fábrica del basamento, durante una
etapa de subsidencia térmica cuando se acumularon
secuencias sedimentarias cuya potencia supera los
6.000 m de espesor.

Dentro de ellas se reconocen cuatro ciclos de


sedimentación desde el Triásico superior al
Sinemuriano (ciclo precuyano), Hettangiano al
Caloviano (Gupo Cuyo), Caloviano medio al Oxfordiano
(Grupo Lotena) y del Kimmeridgiano al Barremiano
(Grupo Mendoza). Estos ciclos estuvieron controlados
por variaciones del nivel del mar y se ordenan en
secuencias de transgresión-regresión, que culminan Evolución geodinámica del margen andino a la latitud de la cuenca Neuquina
con evaporitas y depósitos continentales.
La evolución de la cuenca Neuquina puede resumirse en tres
etapas, cada una de las cuales es el resultado de una determinada
configuración geodinámica.

- La etapa de rift se inició a fines del Triásico y comienzos del


Jurásico, en coincidencia con un régimen extensional horizontal
que actuaron sobre zonas de debilidad preexistentes. Como
resultado se produjo un sistema de hemigrábenes que fueron
rellenados por depósitos aluviales, fluviales y lacustres entre los
que se intercalan tobas dacíticas-riodacíticas y basaltos olivínicos
(Formación Lapa).

- La fase de post-rift se inició con el hundimiento térmico de la


cuenca y el ingreso del mar desde el proto-Pacífico a través de
brazos o canales entre los arcos volcánicos. Se produjo entonces el
traslape generalizado de los depósitos marinos en dirección del
antepaís y la formación de un amplio engolfamiento de posición
de retroarco. La extensión cortical prosiguió durante el resto del
Jurásico y el Cretácico Inferior dando lugar a potentes depósitos
marinos que son referidos a los Grupos Cuyo, Lotena, Mendoza y
Rayoso (en parte).
Riqueza minera

El magma generado por la fusión parcial de una placa subducida emerge hacia la superficie y, al enfriarse, cristaliza y
concentra varias menas de minerales. Los depósitos de cobre mas grandes del mundo se formaron durante el
mesozoico y el Cenozoico en un cinturón a lo largo del margen oeste de Sudamérica.

En la franja sedimentaria mesozoica de la cordillera occidental se presentan mantos polimetálicos de exhalación


volcánica distal en las calizas Pucara del Triásico–Jurásico en Morococha, Yauli, Junín.

En la cordillera subandina, la mineralización tipo Mississippi Valley ocurrió en el Jurásico, tal como se muestra en los
yacimientos de San Vicente, Tambo María, etc.

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