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DISEÑO SISMICO DE

ESTRUCTURAS

Profesor: José Luis Quilodrán Aranda


Ingeniero Civil

UNIVERSIDAD TECNICA FEDERICO SANTA MARIA


CLASE 3
1.6.1.2.- ESCALA M.K.S. – 64. (Monge, 1988)
Una de las correcciones más importantes a la escala de Mercalli Modificada (MM) es la que elaboraron en 1964 los investigadores
MEDVEDEV, SPONHEUR Y KARNIK, de la Unión Soviética, conocida como escala MSK 64, correspondiente a las iníciales de los autores y
al año en que publicaron su investigación. La utilización masiva de esta escala ha sido recomendada por UNESCO.
Esta escala conserva los mismos doce grados de la escala Modificada de Mercalli, pero trata de definir en forma más sistemática y
cuantitativa los fenómenos correspondientes a cada grado. Para ello: clasifica previamente las estructuras no antisísmicas en tres tipos;
establece los fenómenos en términos de porcentaje; y por último, clasifica los daños causados por el terremoto sobre los edificios en
cinco clases, y de la combinación adecuada de estos elementos se llega a una escala que permite clasificar en forma más objetiva la
intensidad sísmica.

ESCALA MSK - 64
1) Clasificaciones.
- Tipo de Estructuras (no incluye a estructuras antisísmicas)
Tipo A: Casas de pirca, construcciones rurales, casas de adobe o barro.
Tipo B: Construcciones de ladrillo sin reforzar, edificios prefabricados y de bloques macizos, tabiquerías pesadas, edificios de piedras
labrada.
Tipo C: Edificios reforzados, estructuras de madera bien diseñadas.

- Definiciones de cantidad.
Algunos (as): Menos de un 5%
pocos (as): Alrededor de un 5%
Muchos (as): Alrededor de un 50%
La mayoría : Alrededor de un 75%

- Clasificación de daños en edificios.


Clase 1 Daños leves: Grietas finas en el estuco, caída de pequeños trozos de estuco.
Clase 2 Daños moderados: Grietas pequeñas en muros, caída de trozos mayores de estuco, corrimiento de tejas, grietas en chimeneas,
caen partes de chimeneas.
Clase 3 Daños severos: Grietas grandes y profundas en muros, caída de chimeneas y tabiques de panderetas.
Clase 4 Daños destructores: Separaciones de muros, partes de los edificios pueden derrumbarse, elementos estructurales separados
pierden su cohesión, derrumbes del relleno de entramados y de muros interiores.
Clase 5 Daño total: Colapso total del edificio.

- Disposición de la Escala.
a Personas y su ambiente.
b Estructuras
c Naturaleza
2) Grados de Intensidad de la escala MSK 64
A continuación se resume la escala MSK, en donde a la izquierda se indica el grado correspondiente y a la derecha
sus características y clasificaciones.

I Imperceptible:
La vibración del terreno está bajo el límite de perceptibilidad humana; el sismo sólo se detecta mediante
sismógrafos.

II Apenas perceptible (muy leve):


La vibración es sentida solo por personas en reposo, especialmente en los pisos superiores de edificios altos.

III Débil, observado solo parcialmente:


Percibido por pocas personas en el interior de los edificios; en el exterior sólo en circunstancias favorables. La
vibración es similar al paso de un camión liviano. Observadores atentos pueden notar una pequeña oscilación de
los objetos colgantes, un poco más notorio en los pisos superiores de los edificios.

IV Observados por muchos:


Percibido por muchas personas en el interior de casas y edificios, por pocas en el exterior de los edificios. Algunas
personas despiertan, pero casi nadie se asusta. La vibración es similar al paso de un camión pesado. Vibración de
puertas, ventanas y vajilla. Crujido de pisos y muros. Los muebles comienzan a balancear. Los objetos colgantes
oscilan débilmente. Los líquidos en envase abierto se agitan levemente. El movimiento es perceptible dentro de
los vehículos detenidos.

V Las personas se despiertan:


Percibido por la mayoría en el interior, por muchas personas en el exterior. Muchas personas despiertan. Pocas
arrancan al exterior. Los animales se inquietan. Los edificios vibran notoriamente. Objetos oscilan notablemente.
Los cuadros chocan contra las paredes o se desvían de posición. Los relojes de péndulo se detienen
ocasionalmente. Objetos inestables pueden volcarse o desplazarse. Puertas y ventanas abiertas se mueven y
golpean. Los líquidos se derraman en pequeña cantidad de envases repletos. La vibración parece análoga a la
producida por un objeto pesado que cayera dentro del edificio.
Pueden producirse daños leves (clase 1) en algunos edificios de tipo A.
A veces se notan cambios en el curso de las vertientes.
VI Las personas se asustan:
Percibido por la mayoría, tanto en el interior como en el exterior. Muchas personas se asustan en los edificios y
arrancan hacia el exterior. Unos pocos pierden el equilibrio, los animales domésticos arrancan de sus establos. En
algunos casos puede quebrarse la vajilla y cristalería, pueden caer libros. Es posible que los muebles pesados se
muevan y puedan sonar campanas pequeñas.
Daños de clase 1 en algunos edificios de tipo B y en muchos de tipo A. Algunos edificios del tipo A sufren daños de
clase 2.
En algunos casos pueden presentarse grietas de hasta l (cm.) de ancho en terrenos húmedos; deslizamientos
ocasionales en regiones montañosas; se observan cambios en el curso de las vertientes y en el nivel de agua de los
pozos.

VII Daños en los edificios:


La mayoría de las personas se asustan y corren hacia el exterior. Muchas encuentran dificultades en sostenerse de
pie. La vibración es sentida por personas manejando vehículos. Suenan incluso campanas grandes.
Se provocan daños de clase 1 en muchos edificios de tipo C; daños de clase 2 en muchos edificios de tipo B; daños
de clase 3 en muchos edificios de tipo A; y de clase 4 en algunos de tipo A.
En casos aislados se producen deslizamientos en terraplenes con gran pendiente; grietas en las carreteras; daños
en las uniones de tuberías; grietas en muros de piedra. Se forman olas en la superficie del agua, y se enturbia
debido al lodo del fondo. Cambio en el curso de las vertientes y en el nivel de agua de los pozos. En algunos casos
las vertientes dejan de correr, o vertientes secas vuelven a emanar. En casos aislados se deslizan partes de riberas
de arena o grava.

VIII Destrucción de edificios:


Susto y pánico; incluso los conductores de vehículos se perturban. Se quiebra una que otra rama y caen de los
árboles. Se mueven incluso los muebles pesados y algunos se vuelcan. Las lámparas colgantes se dañan
parcialmente.
Muchos edificios de tipo C sufren daños de clase 2 y algunos de clase 3; muchos edificios de tipo B sufren daños
de clase 3 y algunos de clase 4; muchos edificios de tipo A sufren daños de clase 4, y algunos de clase 5.
Rotura ocasional de las uniones de tuberías; los monumentos y estatuas se mueven y giran. Las lapidas se vuelcan
y caen. Muros de piedras se derrumban. Derrumbes pequeños en cuevas y terraplenes con pendiente fuerte;
grietas en el terreno hasta varios centímetros de ancho. Las vertientes dejan de correr y otras secas vuelven a
emanar. En muchos casos se producen cambios en el curso y nivel de las aguas.
IX Daños generales en edificios:
Pánico general; daño considerable en los muebles. Los animales se asustan.
Muchos edificios de tipo C sufren daños de clase 3, algunos de clase 4; muchos edificios de tipo B sufren
daños de clase 4, algunos de clase 5; muchos edificios de tipo A sufren daño de clase 5.
Caen columnas y monumentos. Daños considerables en los estanques; las tuberías subterráneas se
rompen parcialmente. En casos aislados se deforman las líneas ferroviarias y se dañan las carreteras.
En terreno plano se observa comúnmente inundaciones de agua, lodo y arena. Grietas en el terreno de
hasta 10 (cm.), y aun mayores en las riberas y pendientes; aparecen gran cantidad de grietas menores en
el terreno; desprendimiento de rocas, numerosos deslizamientos y escurrimientos de suelo; se observan
grandes olas sobre el agua. Las vertientes dejan de correr, y vertientes secas vuelven a emanar.

X Destrucción general de edificios:


Muchos edificios de tipo C sufren daños de clase 4, algunos de clase 5; muchos edificios de tipo B
muestran daños de clase 5; la mayoría de los edificios tipo A sufren destrucción de clase 5.
Los diques y represas sufren daños críticos y se observan daños severos en los puentes. Las líneas
ferroviarias se doblan levemente. Las tuberías subterráneas se quiebran o tuercen. Se observan
ondulaciones en el pavimento de las carreteras.
Se observan grietas en el terreno de hasta decenas de centímetros, a veces hasta de 1 (m.) de ancho. Se
producen grietas anchas a lo largo de las riberas de los cursos de agua. El terreno suelto se desliza a lo
largo de pendientes pronunciadas. Se pueden producir deslizamientos considerables en riberas y costas
abruptas. Se producen cambios del nivel de agua en los pozos, en áreas costaneras desplazamientos de
arena y lodo; el agua de los ríos, lagos, canales, etc. se derrama violentamente sobre el terreno vecino.
Aparecen nuevos llanos.

XI Catástrofe:
Daños severos incluso en edificios bien construidos, puentes, represas y líneas ferroviarias; las carreteras
quedan inservibles, las tuberías subterráneas se destruyen.
Daños considerables en el terreno debido a grandes grietas y fisuras, como también a desplazamientos
horizontales y verticales; numerosos derrumbes y desprendimientos de rocas.
XII Alteraciones en el paisaje:
Graves daños o destrucción de casi todas las estructuras ubicadas sobre o bajo el nivel del suelo.
Cambia radicalmente la superficie del terreno, se observan abundantes grietas en el terreno acompañadas de
extensos desplazamientos verticales y horizontales. Desprendimientos de rocas, deslizamientos de las riberas
sobre grandes extensiones; se producen obstrucciones en los ríos; aparecen cascadas, y los ríos cambian de curso.
Es preciso investigar cuidadosamente los efectos del sismo para determinar su intensidad.

1.6.2- MAGNITUD SÍSMICA. (Sauter, 1989)


La magnitud es una medida cuantitativa e instrumental del tamaño del sismo, relacionada con la energía liberada
durante el proceso de ruptura de la falla. Este es un valor constante, único e independiente del sitio de
observación.
La magnitud se determina midiendo la amplitud de onda registrada en el sismograma, por lo que en la práctica se
tiene distintas escalas de magnitud dependiendo del tipo de onda en que se basó su medición. Estas escalas
responden a una forma general (Sauter, 1989) dada por la expresión (15).

M = Log A – log Ao (1.15)

Donde:

A : es la amplitud de onda para el sismo en estudio, en (mm.)


Ao : es la amplitud de onda para un sismo tomado como patrón, en (mm.).

Richter, en 1935, define una escala de magnitud, la que lleva su nombre, como el logaritmo en base 10 de la
amplitud de onda registrada en un sismógrafo estándar ubicado exactamente a 100 (Km.) del epicentro. La
amplitud de onda esta expresada en milésimas de milímetro (micrones).
Debido a que las estaciones sísmicas pueden estar a una distancia mayor que la estándar (100 Km.), Richter tomo
en consideración la atenuación de las ondas sísmicas con respecto a la distancia epicentral, sin embargo, no
especificó el tipo de onda en que se debía basar la medición de la amplitud.
Para tomar en cuenta el efecto de atenuación de las ondas sísmicas, se realiza una corrección de la magnitud para
distancias epicentrales distintas de 100 (Km.), utilizando el nomograma de la figura (27). Este consta de dos
columnas: la columna izquierda es la escala de distancia epicentral y la columna derecha es la escala de
amplitudes de onda.
Figura 27. Nomograma utilizado en la corrección de la magnitud sísmica en la escala de Richter (Sauter, 1989).
Cabe señalar, que la magnitud sísmica al estar dada en escala logarítmica se pueden encontrar algunas relaciones
prácticas entre la amplitud de onda y magnitud para distintos terremotos, por ejemplo, para una misma distancia
epicentral un sismo de magnitud 6 produce en el sismograma una amplitud de onda diez veces mayor que uno de
magnitud 5, uno de magnitud 7 cien veces mayor y uno de magnitud 8 mil veces mayor.
Sin embargo, la relación logarítmica no rige para la cantidad de energía liberada, ya que por cada incremento en
una unidad de magnitud sísmica corresponde un aumento de energía liberada en un factor de aproximadamente
32 veces y no de 10 como frecuentemente se suele decir, tal como se demuestra en el punto 1.7.
Teóricamente, la magnitud no tiene límite superior, pero es obvio que esta limitada por la resistencia de las rocas
de la corteza terrestre y por la longitud de ruptura de la falla. La máxima magnitud registrada hasta la fecha es de
9.5, considerada actualmente como límite superior.
Al igual que la intensidad sísmica también se realiza una clasificación para el tipo de sismo en función de la
magnitud, esto es: si la magnitud es menor que 5.5 se considera un terremoto pequeño; si la magnitud varia entre
5.5 y 6.5 corresponde a un terremoto moderado; si la magnitud varia entre 6.5 y 8 es un terremoto grande; y con
una magnitud mayor a 8 es un terremoto muy grande. Cabe señalar que, un terremoto debe alcanzar una
magnitud superior a 5.5 para producir daños.
Como referencia, se muestra en la tabla (1.1) la magnitud de los más grandes terremotos ocurridos.

Tabla 1.1. Algunos de los terremotos más grandes ocurridos en el mundo y su correspondiente magnitud.
Como se ha visto, las escalas de magnitud sísmica están referidas al tipo de onda en que se realiza la medición de la
amplitud, por lo que encontramos: la escala de magnitud dado por la amplitud de las ondas de cuerpo, , ver expresión
(1.16); y la escala de magnitud dado por la amplitud de las ondas de superficie, Ms, ver expresión (1.17). Ambas escalas
están basadas en la escala de magnitud de Richter (Sauter, 1989). Bm

Ms = Log A + 1.66 log R +2.2 (1.17)

Donde:
A : es la amplitud de onda, en (micrones).
R : es la distancia epicentral, en (Km.).
T : es el periodo de onda sísmica, en (seg.)

Cabe señalar que, las escalas de magnitud dado por las ondas de cuerpo y superficie, se miden para periodos de onda de 1
(seg.) y 20 (seg.), respectivamente.
Las dos escalas están calibradas para que entreguen un mismo valor cuando el terremoto posea una magnitud de 6.75 en la
escala de Richter. Generalmente, para terremotos grandes la magnitud dado por las ondas de superficie es mayor que la
magnitud dado por las ondas de cuerpo, en cambio, para terremotos moderados sucede todo lo contrario.
La expresión (1.18) muestra una relación aproximada entre ambas escalas de magnitud (Sauter, 1989).

Sin embargo, para que la magnitud sísmica sea una buena estimación del tamaño del sismo, debe cumplirse las siguientes
condiciones:
– El periodo de onda debe ser mayor que la duración del proceso de ruptura a lo largo de la falla.
– La dimensión de la ruptura, a lo largo de la falla, debe de ser menor que la longitud de onda empleada para determinar la
magnitud.
Cuando no se satisfacen estas condiciones se dice que la escala de magnitud sufre una saturación, situación que sucede a
menudo en terremotos grandes, donde la dimensión de la ruptura puede ser de varios centenares de kilómetros, por lo que
excede a la longitud de onda, la que generalmente varia entre 5 (Km.) y 50 (Km.).
Cabe señalar que, las escalas de magnitud dado por las ondas de cuerpo y superficie se saturan alrededor de 6.5 y 7.5
respectivamente, esto significa que la amplitud de onda no aumenta linealmente con la magnitud, y por otro lado, se
produce una perdida de sensibilidad del instrumento ante un aumento de la magnitud, por lo que no se obtiene una
estimación certera acerca de la magnitud real del sismo.
1.7.- ENERGÍA SÍSMICA. (Sauter, 1989)
La liberación de energía sísmica es uno de los aspectos fundamentales de la geofísica. Cuando se produce un
terremoto, gran parte de la energía acumulada en el proceso de deformación es disipada en forma de ondas
sísmicas.
En la práctica, se ha tratado de relacionar la magnitud sísmica con la energía liberada, utilizando la relación
propuesta por Gutenberg y Richter (Sauter, 1989), dada por la expresión (1.19).

Log Es = 11.8 + 1.5 Ms (1.19)

Donde:
Es : es la energía sísmica, en (Ergios).
Ms : es la magnitud dada por las ondas de superficie.

La energía sísmica se obtiene despejando Es de la expresión (1.19), esto es:

Por ejemplo, para un terremoto de magnitud igual a 6, su energía liberada es de 6,3x1020 (Ergios), esto significa
que si la energía liberada por una bomba atómica es de 0,1x1020(Ergios), este terremoto equivale a 63 bombas
atómicas.
Para un terremoto de magnitud igual a 7, su energía liberada es de 1,99x1022 (Ergios), y realizando el cociente
entre esta energía y la energía liberada por un terremoto de magnitud igual a 6, se tiene:

De la expresión (1.21) se desprende que el aumento en una unidad de magnitud corresponde un aumento de
energía liberada en un factor de aproximadamente 31.62 y no de 10 como se dice frecuentemente en forma
errónea.
Cabe señalar que, el 96% de la energía sísmica liberada en el planeta es producto de los terremotos grandes, de
magnitud mayor a 6.5 en la escala de Richter, de modo que los terremotos pequeños contribuyen en un grado
insignificante a la liberación de energía en el planeta.
1.8.- MOMENTO SÍSMICO. (Sauter, 1989)
Hasta el momento, se ha demostrado que el registro instrumental permite comparar en forma cuantitativa el tamaño de los
sismos. Sin embargo, esta magnitud basada empíricamente en la amplitud de ondas sísmicas, no permite definir el tamaño
del sismo en términos del proceso físico de ruptura y de las dimensiones de la zona de falla.
Otra desventaja se presenta para terremotos grandes, en donde ambas escalas de magnitud tienden a saturarse, obteniendo
una estimación poco exacta de la energía liberada por un terremoto.
La introducción del concepto de momento sísmico en la sismología, ha aportado una nueva medida para designar el tamaño
de un sismo en función directa con las propiedades físicas de la roca y de las dimensiones del área de ruptura. El momento
sísmico se obtiene a través de la siguiente relación (Sauter, 1989):

Mo =μ x D x A (1.22)
Donde:
Mo: es el momento sísmico, en (Dinas - cm)
μ: es la rigidez de la roca, en (Dinas / cm2)
A: es el área de la ruptura, en (cm) 2
D: es el desplazamiento promedio de la falla, en (cm)

El momento sísmico es una medida física que refleja de mejor forma la energía liberada por un terremoto, aún cuando es
mucho más difícil de cuantificar que la magnitud.
Según la teoría del rebote elástico, durante un terremoto se produce una disminución progresiva de los esfuerzos en la roca, acumulados
durante el proceso de deformación, ver figura (28).

Figura 28. Disminución progresiva de los esfuerzos en la roca, acumulados durante el proceso de deformación.
Donde:

σΔ : es la disminución de esfuerzos durante la ruptura de la falla, en (Dinas / cm2).


σ1y σ2: son los esfuerzos en la roca antes y después de la falla respectivamente, en (Dinas / cm2).

Bajo el supuesto, que el descenso se produce rápidamente y en forma lineal, la tensión media de la roca, σm, es:

Por lo que, la energía de deformación media antes y después del terremoto (Sauter, 1989), esta dado por:

Donde:
W: es la energía de deformación media, antes y después del terremoto, en (Dinas – cm)
D: es el desplazamiento de la falla, en (cm.)
A: es el área de ruptura, en (cm2)
σm: es la tensión media en la roca, en (Dinas / cm2)

Despejando el producto DxA de la expresión (1.22) y reemplazando en la expresión (1.25), se tiene:

Generalmente, Δσ es relativamente constante y varia entre 2 x 107 (Dinas / cm2) y 6 x 107 (Dinas / cm2), por otro
lado, el valor de μ varia entre un 3 x 1011 (Dinas / cm2) y 6 x 1011 (Dinas / cm2), de modo que la expresión (1.26)
vale aproximadamente:

Considerando que la energía liberada por el terremoto, Es, es igual a la energía de deformación media antes y
después del terremoto, W, se obtiene una expresión para Es que sólo depende de las características físicas de la
roca y de las dimensiones del área de ruptura (Sauter, 1989), es decir:
1.8.1.- ESCALA DE MAGNITUD DE MOMENTO SÍSMICO. (Sauter, 1989)
Hanks y Thelcher (1972) sugirieron establecer una escala de magnitud sísmica basada directamente en la estimación de la energía
liberada, lo que resolvería el problema de saturación de la escala de magnitud en los rangos superiores.
Kanamoni concreto esta posibilidad partiendo de la expresión de la energía liberada, desarrollando una nueva escala de magnitud
basada en el momento sísmico.
La idea es que si la escala de magnitud se satura para rangos superiores, la energía liberada, dada por la expresión (1.19), también se
saturará y no dará valores exactos de ella. Sin embargo, en el punto 1.8 se obtuvo una relación para la energía liberada que solo
depende de las características físicas de la roca y de las dimensiones del área de ruptura, ver expresión (1.28), por lo que es posible
determinar una magnitud que no se satura.
Reemplazando el valor de Es dado por la expresión (1.28) en la expresión (1.19), se obtiene una relación para la magnitud que es válida
para terremotos grandes, de magnitud mayor a 6.5, esto es:

Donde:
Mo: es el momento sísmico, en (Dinas – cm)
Mw: es la magnitud de momento sísmico, en (Dinas – cm)
Despejando el valor de Mw de la expresión (1.29), se tiene:

De la expresión (1.30) se obtiene una idea mucho más realista acerca de la energía liberada por el terremoto. En la tabla (1.2) se
comparan los valores de magnitud dado por las ondas de superficie y la magnitud de momento sísmico, para algunos terremotos.

Tabla 1.2.- Comparación entre los valores de magnitud dado por las ondas de superficie, Ms, el momento sísmico, Mo, y la magnitud de momento
sísmico, Mw, para algunos terremotos (Sauter, 1989).
1.9.- MOVIMIENTOS MÁXIMOS DEL SUELO. (Sauter, 1989)
En el diseño antisísmico es de vital importancia determinar los movimientos máximos del terreno.
En la práctica, se utilizan expresiones que relacionan los movimientos máximos del terreno en
función de la magnitud del terremoto y la distancia focal, conocidas como funciones de atenuación.
Generalmente, estas son del tipo exponencial, debido a las características de la escala logarítmica
de la magnitud. Estas funciones están calibradas para que arrojen los mismos valores que los
entregados por el registro sísmico del lugar, lo que dependerá del número de registros y la
ubicación de las estaciones sísmicas utilizadas en su calibración, generalmente, se consideran entre
500 a 1800 registros sísmicos. Estas funciones se denominan de atenuación por que la experiencia
nos dice que el movimiento del terreno es cada vez menor, más tenue, al aumentar la distancia al
epicentro. Una de las relaciones que más se utilizan es la de Donovan, es decir:

Donde:
E {} : es el valor promedio o esperado.
aHmáx : es la aceleración horizontal máxima del terreno, en (cm / s2)
R : es la distancia focal, en (Km.).
Ms : es la magnitud dado por las ondas de superficie.

La expresión (1.31) tiene en consideración el promedio de 678 registros de aceleración para el


oeste de Estados Unidos.
Cabe señalar que, la magnitud utilizada en las funciones de atenuación es la magnitud dado por las
ondas de superficie, ya que es la más utilizada en Ingeniería antisísmica por su carácter de ondas
destructivas.
Otra función de atenuación es la de Esteva, quien propone las siguientes expresiones para la aceleración y velocidad
horizontal máxima del terreno, respectivamente:

Estas expresiones son válidas para distancias focales mayores a 15 (Km.) y fallas transcurrentes.
Para el caso de Chile, Sarogoni y Araya propusieron la siguiente expresión:

Donde:
aHmáx : es la aceleración horizontal máxima del terreno, en (cm / s2)
R : es la distancia focal, en (Km.)
Ms : es la magnitud dado por las ondas de superficie.
La expresión (1.34) es válida para fallas de subducción y data del año 1980.
En base al terremoto del 3 de Marzo de 1980 se corrigieron estas funciones, de manera que Shaad y Saragoni, en el año
1989, proponen las siguientes funciones de atenuación para Chile:

Donde:
aHmáx : es la aceleración horizontal máxima del terreno, en (cm / s2)
aVmáx : es la aceleración vertical máxima del terreno, en (cm / s2)
vHmáx : es la velocidad horizontal máxima del terreno, en (cm / s)
Por ejemplo, de la expresión (1.35) es posible construir un ábaco de atenuación, ver figura (29)
Figura 29. Ábaco de atenuación dado por la aceleración máxima del terreno en función de la distancia focal, para distintas magnitudes.
1.10.- GEOGRAFÍA SÍSMICA Y RIESGO SÍSMICO. (Sauter, 1989)
En base al conocimiento alcanzado hoy en día, acerca de la distribución de la actividad sísmica en el planeta, es
posible dividir las distintas regiones de la tierra en zonas de alta y baja actividad sísmica, junto con predecir el
riesgo sísmico asociado. El riesgo sísmico se define como la probabilidad que un terremoto exceda un
determinado nivel de magnitud para un cierto numero de años. Este es evaluado a través de la superposición de
las incidencias de todas las fuentes sísmicas del área, ponderadas por un factor de actividad que depende de la
geología local.
Dentro de las zonas de mayor actividad sísmica en el planeta, se encuentran: Japón, Filipinas, Indonesia, Nueva
Zelanda, las cordilleras occidentales de América, los Balcanes, Italia y Asia Menor.
Cabe señalar que, los focos sísmicos más importantes registrados hasta la fecha se han originado entre los bordes
de las placas que conforman la corteza terrestre, ver figura (1.30).

Figura 1.30. Zonas de mayor actividad sísmica en el planeta (Sauter, 1989).


Las zonas de mayor actividad sísmica en el planeta corresponden a los cinturones
sísmicos: Circumpacífico y Mediterráneo.

El cinturón sísmico Circumpacífico bordea el océano Pacífico recorriendo la costa


occidental del continente americano, desde Alaska hasta Chile, Nueva Zelanda, Japón y
parte de la costa oriental de Asia. Es el más activo del planeta, y se le atribuyen más de
un 80% de los terremotos destructivos detectados hasta la fecha. El nivel más alto se
observa en Japón, donde ocurren una gran cantidad de terremotos de magnitudes que
varían entre 7.0 a 7.7 en la escala de Richter, que elevan notablemente el riesgo
sísmico. En cambio, en la zona Andina de
Sudamérica se muestra la mayor liberación de energía, debido a la ocurrencia ocasional
de algunos terremotos de magnitud que varían entre 8.0 a 8.7 en la escala de Richter.

El cinturón sísmico Mediterráneo se extiende desde Birmania hasta las islas Azores,
pasando por Asia Menor y por el mar Mediterráneo. Es mucho menos activo que el
cinturón Circumpacífico y se caracteriza por que los terremotos que ocurren en esta
zona son esencialmente superficiales, con profundidades focales menores a 60 (Km.).
1.10.1.- REGIONALIZACIÓN SÍSMICA. (Sauter, 1989)
La regionalización sísmica consiste en dividir los territorios en zonas de distinto riesgo sísmico, con el objetivo de
establecer criterios de diseño y construcción antisísmica que permitan obtener una seguridad aceptable en zonas
de alto riesgo sísmico y proporcionar diseños más económicos en zonas de bajo riesgo sísmico.
El resultado final, es un mapa de riesgo sísmico que representa una síntesis de todos los datos sísmicos y
geológicos del país. Estos mapas son utilizados en las normas de diseño antisísmico. Evidentemente, cuanto mayor
sea el conocimiento sísmico de la zona en estudio, mejor será el nivel de protección que puede alcanzarse. Puede
afirmarse que, el desarrollo de mapas sísmicos es el verdadero punto de contacto entre la sismología y la
Ingeniería antisísmica.
Cabe señalar que, la regionalización sísmica ha tenido principal atención en: Japón, Nueva Zelanda y la Unión
Soviética.
Dentro de los antecedentes que son recopilados para regionalizar sísmicamente un territorio (Sauter, 1989),
encontramos:

1. Datos sobre las fallas (posición, tipo y superficie de ruptura).


2. Datos sobre el foco (profundidad).
3. Datos sobre los epicentros (localización).
4. Datos acerca de su potencial destructivo (magnitud e intensidad sísmica).
5. Características cinemáticas (registros de desplazamientos, velocidades y aceleraciones del terreno y el periodo
predominante).
6. Datos del terreno (profundidad de la napa subterránea, tipo de suelo, propensión a desplazamientos, etc.).

Los estudios realizados en la obtención de la regionalización sísmica, son los siguientes:


1. Estudios geológicos y geotécnicos: su objetivo es proporcionar mapas geológicos de la zona. Estos estudios
incluyen un análisis de las propiedades dinámicas de las rocas que componen la corteza terrestre y de las capas
del terreno.
2. Estudios sismológicos: su objetivo es identificar todas las fallas de la zona, proporcionar mapas de epicentros,
datos históricos contenidos en los catálogos sísmicos, datos del mecanismo focal, etc.
3. Estudios de Ingeniería: su objetivo es analizar los daños causados sobre las estructuras producto de los
terremotos ocurridos en el pasado.
También es posible realizar regionalizaciones más detalladas, especialmente en áreas de alto interés debido a su
valor científico, económico y habitacional. Esta subdivisión del área se conoce como micro regionalización sísmica.
Dentro de los factores que se consideran en la micro regionalización sísmica, se encuentran: la geología local; el
peligro potencial que presentan los taludes; las fisuras que aparecen cerca de los ríos, lagos y quebradas; etc.
1.11.- LOS TSUNAMIS.
Chile debido a su posición geográfica, en la cuenca del Pacífico suroriental, queda incluido dentro de los
países que con cierta frecuencia reciben los efectos de ondas de tsunamis. Estas ondas se desplazan a gran
velocidad y, según su magnitud, pueden causar enormes daños materiales y pérdidas de vidas al alcanzar
las costas continentales e islas oceánicas (Villavicencio, 2002).
Tsunami es una palabra japonesa que denomina a una gran ola que irrumpe en un puerto.

Existe consenso para designar con la palabra tsunami a aquel fenómeno periódico que ocurre en el mar,
generado por un disturbio externo que impulsa y desplaza verticalmente la columna de agua originando
un tren de ondas largas, con un periodo que va de varios minutos hasta una hora, que se propagan a gran
velocidad en todas direcciones desde la zona de origen, y cuyas olas al aproximarse a las costas alcanzan
alturas de grandes proporciones, descargando su energía con gran poder, ocasionando una vasta
destrucción e inundación.

1.11.1.- MECANISMOS GENERADORES. (Villavicencio, 2002)


Los principales mecanismos generadores de tsunamis son:
1. Dislocaciones en el fondo del mar producidas por un terremoto, de magnitud mayor a 6.5 en la escala
de Richter, provocando súbitos levantamientos o hundimientos de la corteza terrestre con el consiguiente
desplazamiento de la columna de agua, ver figura (1.31). Este mecanismo tectónico ocasiona el 96% de los
tsunamis observados hasta la fecha.

Figura 1.31.- Origen de un tsunami por dislocación del fondo marino (Villavicencio, 2002).
2. Erupciones volcánicas submarinas. Estas son responsables del 3% de ocurrencias de tsunamis.
3. Deslizamientos en el talud continental. Son responsables del 0.8% de ocurrencia de tsunamis.
4. El 0.2% restante se debe a otros mecanismos naturales, entre estos tenemos: el flujo de lava
hacia el mar; el desprendimiento de glaciares, y en forma artificial las explosiones nucleares
detonadas en la superficie o en el fondo del mar. Estos son fenómenos menos comunes, pero de
gran importancia por los efectos locales que producen.
Es poco probable que terremotos de focos poco profundos, menores a 60 (Km.), con magnitudes
inferiores a 6,4 en la escala de Richter generen un tsunami. Mientras que aquellos con magnitudes
superiores a 7,75 pueden originar tsunamis de alto riesgo, ver figura (1.32).

Figura 1.32. Representación gráfica en la generación de un tsunami, según la profundidad focal y la magnitud del terremoto (Villavicencio, 2002).
Cabe señalar que, los terremotos de focos poco profundos constituyen un 75 % del total de la
energía sísmica liberada anualmente, y también presentan la mayor frecuencia de ocurrencia
en el mundo, alcanzando más de un 72%.
Debido a su origen, los tsunamis son muy frecuentes en el océano Pacífico, además en el
período considerado entre 1900 y 1986 se observaron 247 tsunamis en el océano Pacífico, y
el 29% de ellos se generaron cerca de Japón, ver figura (1.33).

Figura 1.33. Ubicación de los principales Tsunamis generados en el mundo, entre los años 1900 y 1986
(Villavicencio, 2002).
1.11.2.- CARACTERÍSTICAS FÍSICAS DE UN TSUNAMI. (Villavicencio, 2002)
Debido a la gran longitud de onda, estas olas empiezan a ser influenciadas por el fondo marino, a medida que se
acercan a la costa la profundidad se ve disminuida y el fondo hace que la ola se deforme aumentando su altura y
disminuyendo la longitud de onda, la parte delantera de la ola se hace muy abrupta, debido al exceso de
deformación, provocando el rompimiento de la ola sobre la costa. Este fenómeno se debe, ya que la profundidad
cerca de la costa es siempre menor que la mitad de la longitud de onda, produciendo sobre ella un efecto orbital,
el que se estudia más adelante. En consecuencia, en todo punto del océano, la velocidad de propagación del
tsunami depende de la profundidad oceánica y puede ser calculado en función de ella, es decir:

Donde:
V : es la velocidad de propagación del tsunami, en (m / s).
g : es la aceleración de gravedad, igual a 9.81 (m / s2)
d : es la profundidad del fondo marino, en (m)

Por ejemplo, para el océano Pacífico la profundidad media es de 4.000 (m) ó 2222 (brasas), lo que da una
velocidad de propagación promedio de 198 (m / s) ó 385 (nudos).
En la tabla (1.3) se muestran valores de velocidad de propagación de tsunamis para distintas profundidades.

Tabla 1.3.- Valores de velocidad de propagación de tsunamis para distintas profundidades (Villavicencio, 2002).
De la expresión (1.38) se puede observar que si la profundidad de las aguas disminuye, la velocidad
de propagación de tsunami decrece, y cuando las profundidades son muy grandes, la onda de
tsunami puede alcanzar grandes velocidades. Por ejemplo, el tsunami del 4 de Noviembre de 1952
originado por un terremoto ocurrido en Petropavlosk, al este de Rusia, demoró 20 horas y 40
minutos en llegar a Valparaíso, en el otro extremo del océano Pacífico, a una distancia de 8348
(millas), avanzando a una velocidad media de 404 (nudos), la altura de la ola al llegar a la costa fue
variable, registrándose olas de: 3.6 (m.) en Talcahuano; 0.30 (m.) en Sitka (Alaska); y 1.0 (m.) en
California.
Como se ha señalado, las olas al aproximarse a la costa se ven influenciadas por el fondo marino, es
decir: aumenta su altura; disminuye su velocidad y longitud de onda; y sufren fenómenos de
refracción, ver figura (1.34). En mares profundos éstas olas pueden pasar inadvertidas, ya que sólo
tienen amplitudes que bordean el metro, sin embargo al llegar a la costa pueden alcanzar
excepcionalmente alturas de hasta 20 (m.).

Figura 1.34. Representación gráfica del proceso de refracción de las olas (Villavicencio, 2002).
La figura (1.34) muestra el proceso de refracción, en donde las líneas dibujadas perpendicularmente a las líneas de
igual presión, tienden a converger en algunas áreas y a divergir en otras, según sea la topografía submarina. En
aguas profundas estas líneas ortogonales están separadas por distancias iguales, separando segmentos de igual
energía. En las proximidades de una saliente, la energía se acumula en los segmentos que se achican y al entrar en
una bahía las ortogonales se alejan unas de otras, los segmentos se agrandan generando la disipación de la
energía acumulada por la ola. De esta forma la energía de la ola se disipa en las bahías y se concentra en las
salientes. La topografía irregular del fondo marino, refracta el oleaje de manera compleja generando variaciones
en la energía y altura de la ola.
Es posible trazar cartas de propagación de tsunamis, como se hace con las cartas de olas; la diferencia es que los
tsunamis son refractados en todas partes por las variaciones de profundidad; mientras que con las olas ocurre
sólo cerca de la costa, ver figura (1.35).

Figura 1.35. Carta de propagación de la onda del tsunami de Papua Nueva Guinea, ocurrido en Julio de 1998. Las isocronas,
curvas de igual altura, se muestran a intervalos de tiempo de 30 minutos de avance del frente de onda (Villavicencio, 2002).

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