jimmarcqs@gmail.com LAS GARANTÍAS DE LA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA PENAL PERUANA II PARTE ANÁLISIS Y COMENTARIOS PROCEDENCIA Y REQUISITOS DE LA DETENCIÓN
Art. 2° CPP Toda persona tiene derecho:
24. A la libertad y a la seguridad personales. En consecuencia: f) Nadie puede ser detenido sino por mandamiento escrito y motivado del juez o por las autoridades policiales en caso de flagrante delito. El detenido debe ser puesto a disposición del juzgado correspondiente, dentro de las veinticuatro horas o en el término de la distancia. Estos plazos no se aplican a los casos de terrorismo, espionaje y tráfico ilícito de drogas. En tales casos, las autoridades policiales pueden efectuar la detención preventiva de los presuntos implicados por un término no mayor de quince días naturales. Deben dar cuenta al Ministerio Público y al juez, quien puede asumir jurisdicción antes de vencido dicho término. La resolución judicial que ordena la detención de una persona tiene que ser escrita y debidamente motivada. Con ello se descarta expresamente que la orden de privación de libertad pueda darse oralmente. Esto no solo es respetuoso de la importancia del derecho a la libertad, sino que impone al juez la obligación de identificar plenamente al sujeto cuya detención se ordena. Además, que sea una orden escrita permite tener certeza sobre la fecha y forma de notificación, lo que será necesario para efectos de las impugnaciones que el interesado quiera interponer contra la resolución judicial. La motivación de la orden de detención encuentra también su razón de ser en el respeto a la libertad, y permite que el sujeto y la colectividad se enteren de las razones en virtud de las cuales se decreta la detención. Ello posibilita el posterior control que se quiera hacer de la actividad jurisdiccional, y su confrontación con el artículo 138 de la Carta Política, que establece que la potestad de administrar justicia emana del pueblo y se ejerce por el Poder Judicial a través de sus órganos jerárquicos con arreglo a la Constitución y a las leyes. Con una debida motivación se gana pues en seguridad y se acotan las posibilidades de actuaciones arbitrarias. La resolución judicial de detención habrá de contener una correcta evaluación jurídica de las circunstancias que a criterio del juez ameritan la detención. Ello no significa que se garantice una determinada extensión de la motivación, ni que el juez tenga que pronunciarse expresamente sobre cada uno de los aspectos controvertidos o alegados por la defensa, ni se excluye la posibilidad de recurrir a la motivación por remisión. No obstante, el propio Tribunal Constitucional ha sentado que toda motivación judicial que ordena la detención de una persona tiene que ser suficiente y razonada. Solo de esta manera es posible despejar la ausencia de arbitrariedad en la decisión judicial, a la vez que con ello se permite evaluar si el juez penal ha obrado de conformidad con la naturaleza excepcional, subsidiaria y proporcional de la detención judicial preventiva. Dos son, en ese sentido, las características que debe tener la motivación de la detención judicial preventiva. En primer lugar, tiene que ser suficiente, esto es, debe expresar por sí misma las condiciones de hecho y de derecho que sirven para dictada o mantenerla. En segundo término, debe ser razonada, en el sentido de que en ella se observe la ponderación judicial en torno a la concurrencia de todos los aspectos que justifican la adopción de la medida cautelar, pues de otra forma no podría evaluarse si es arbitraria por injustificada. INTEGRIDAD MORAL, PSÍQUICA Y FÍSICA Artículo 2 C.P.P. Toda persona tiene derecho: 24. A la libertad y a la seguridad personales. En consecuencia: h) Nadie debe ser víctima de violencia moral, psíquica o física, ni sometido a tortura o a tratos inhumanos o humillantes. Cualquiera puede pedir de inmediato el examen médico de la persona agraviada o de aquélla imposibilitada de recurrir por sí misma a la autoridad. Carecen de valor las declaraciones obtenidas por la violencia. Quien la emplea incurre en responsabilidad. INTEGRIDAD PERSONAL: CONCEPTO
Según el Tribunal Constitucional español,
mediante el llamado derecho a la integridad personal se "protege la inviolabilidad de la persona, no solo contra ataques dirigidos a lesionar su cuerpo o espíritu, sino también toda clase de intervención a esos bienes que carezca de consentimiento de su titular“. La defensa de la integridad personal tiene su origen en la protección que otorgamos al derecho a la vida. Sin embargo, dado que el pleno desarrollo de la personalidad es parte integrante de este derecho, podemos afirmar que el respeto a la integridad es tributario del concepto de "vida digna". Es pertinente recordar que los atentados contra el derecho a la vida suelen conllevar en primer orden, vulneraciones a la integridad personal. ELEMENTOS NORMATIVOS 1.- Violencia física: Definida como todo atentado ilícito a la integridad corpórea de un individuo, tomada en cuenta la condición primigenia en que este se encuentre. Si bien se identifica este tipo de violencia con la producción de lesiones o mutilaciones, la deficiente atención que se preste a la salud de una persona, constituye también una forma de violencia, pues es obvio que las enfermedades resultantes menoscaban en igual medida la integridad del ser humano. 2.- Violencia psíquica:
Entendida como toda perturbación
indebida que altera la normal condición de las facultades emotivas, intelectuales o volitivas de una persona. Cabe mencionar que este tipo de agravio puede configurarse tanto por una acción directa grave o por comportamientos de menor intensidad que al reproducirse constantemente persiguen el mismo fin. 3.- Violencia moral:
Podríamos conceptuar este tipo de agresión como el
conjunto de acciones y comportamientos discriminatorios o vejatorios que por su prolongación en el tiempo persiguen provocar humillación, daño e incomodidad en quien lo padece. La violencia moral se expresa frecuentemente en comportamientos o prácticas que por sí mismas resultarían inofensivas, pero que producidas en forma reiterada y sistemática originan situaciones insostenibles. Como ejemplo de tales conductas podemos citar: las calumnias sistemáticas, el maltrato verbal u ofensa personal, las críticas injustificadas, las actitudes hostiles, etc. El acoso sexual en el trabajo representa también una forma grave de violencia moral. 4.- Tortura:
Constituye la más grave afrenta a la integridad
personal, pero a la vez, una práctica común extendida hasta nuestros días. La tortura ha sido utilizada históricamente como medio de disuasión, castigo, intimidación, además de una forma válida para la persecución del delito. Afortunadamente, la lucha contra esta forma de agravio a la integridad personal ha cobrado hoy singular relevancia a nivel internacional, considerándosele un crimen de lesa humanidad. 5.- Tratos inhumanos o humillantes:
La diferencia entre estos conceptos y la
tortura estriba principalmente en la intensidad del daño ocasionado, según lo estima nuestro Tribunal Constitucional de conformidad con el fallo de la Corte Europea de Derechos Humanos. EL DERECHO A NO SER INCOMUNICADO Artículo 2 CPP. : Toda persona tiene derecho: 24. A la libertad y a la seguridad personales. En consecuencia: g) Nadie puede ser incomunicado sino en caso indispensable para el esclarecimiento de un delito, y en la forma y por el tiempo previstos por la ley. La autoridad está obligada bajo responsabilidad a señalar, sin dilación y por escrito, el lugar donde se halla la persona detenida. EL DERECHO A NO SER INCOMUNICADO EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO PERUANO
La incomunicación, en esencia, supone un
régimen de excepción de la detención judicial. "... es una medida coercitiva de naturaleza personal, por la cual se impide a la persona detenida por mandato judicial se comunique, sea por escrito o verbalmente con terceras personas, cuando exista motivo fundado de entorpecimiento de la actividad investigadora del delito" Constituye una medida excepcional, como ya se ha dicho, provisional, orientada a la necesidad de esclarecer adecuadamente la imputación. De acuerdo al principio de proporcionalidad se decretará tratándose de delitos graves, y siempre que sea necesario evitar que el detenido pueda comunicarse con el mundo exterior y perturbe la actividad probatoria. Asimismo, deja establecido que si bien el artículo 2 inciso 24 g) no indica expresamente la autoridad responsable que debe decretar la incomunicación, entiende que ella debe ser efectuada necesariamente por el juez penal, en tanto se trata de una medida limitativa de un derecho fundamental. No obstante esta precisión, como ya se ha dicho, desde 1940 es el juez penal quien la decreta. Sin embargo, lo más importante del fallo es que el Tribunal Constitucional concluye que la incomunicación de un detenido por el delito de terrorismo no afecta el derecho de defensa, si se garantiza la participación del abogado defensor en las investigaciones policiales y la entrevista con su patrocinado, la que no podrá limitarse, aun cuando se hubiera dispuesto la incomunicación del detenido. De este modo cobra vigencia lo dispuesto en el artículo 139 inciso 14 de la Constitución vigente.