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ÉTICA

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VITALISMO
INTEGRANTES:

• CLAUDIA MIRANDA TORRE

• BEHELIZA BARRIENTOS CAYO

• FREDY VILLALBA MUÑOZ

• FABRICIO RIOS ANTONIO


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QUÉ ES?

 El vitalismo es la posición filosófica


caracterizada por postular la existencia de una
fuerza o impulso vital sin el que la vida no podría
ser argumentada.

 Se trataría de una fuerza específica, distinta de


la energía estudiada por la física y otro tipo de
ciencias naturales, que actuando sobre la
materia organizada daría por resultado la vida.

 Esta postura se opone a las explicaciones


mecanicistas que presentan la vida como fruto
de la organización de los sistemas materiales
que le sirven de base.
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HISTORIA

 La historia del vitalismo surge de la mano de una serie de pensadores


quienes tenían como característica principal el guiarse por una especie de
irracionalismo, el cual surgía como una reacción ante los diferentes
movimientos revolucionarios socialistas que surgieron durante la segunda
mitad del siglo XIX.

 Se considera que el vitalismo es tan antiguo como el ser humano y que


las perspectivas primordiales del mundo entero hablan de la existencia de
un poder, fuerza o energía que rodea a la creación y a sus elementos.
Todas estas perspectivas tuvieron diferentes nombres y características
llamándose alma, impulso vital, arjé, physis, cuerpo energético, fuerza
vital, fuerza dominante y entelequia.
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EL VITALISMO EN LA CIENCIA:

 Con el triunfo de las ciencias naturales, a partir de la Edad Moderna,


muchos autores consideraron que los fenómenos vitales podían ser
explicados en términos materiales; el punto de vista mecanicista
dominante sugería que podemos entender a los seres vivos a partir
de la comprensión de los fenómenos físico-químicos y que la vida no
representa un nivel de realidad cualitativamente distinto de la
realidad inorgánica.

 Frente a este punto de vista, algunos biólogos creyeron que existe


una diferencia esencial entre los seres orgánicos y los no orgánicos y
que los primeros no pueden ser reducidos a los segundos.

 Estos científicos postularon la existencia de un principio propio en los


seres vivos, principio responsable de su comportamiento finalista y
de las distintas actividades vitales, por lo que consideraron que los
fenómenos vitales no pueden explicarse mediante las leyes de la
física y la química.
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EL VITALISMO EN LA FILOSOFÍA:

Dentro de esta línea del vitalismo se suelen distinguir también diversas corrientes en función de
su concepto de vida. Es habitual señalar al menos dos formas de entender la vida: la vida en el
sentido biológico y la vida en el sentido biográfico e histórico:

 la vida en el sentido biológico: este concepto subraya el papel del cuerpo, los instintos, lo
irracional, la naturaleza, la fuerza y la lucha por la subsistencia. El vitalismo de Nietzsche se
incluye en este grupo;

 la vida en el sentido biográfico e histórico: pero también podemos referirnos a la vida como
conjunto de experiencias humanas dadas en el tiempo, tanto en su dimensión personal o
biográfico como en su dimensión social o histórica. La filosofía de Ortega y Gasset se
incluye en este grupo. Ortega utilizará las categorías de la vida entendida de este modo
(vivencia, teoría de las generaciones, perspectiva) para el desarrollo de su filosofía.

El vitalismo en filosofía se presenta como una doctrina contraria al racionalismo. Los conceptos
más importantes alrededor de los que gira la filosofía vitalista son: temporalidad, historia,
vivencia, instintos, irracionalidad, corporeidad, subjetividad, perspectiva, valor de lo individual,
cambio, enfermedad, muerte, finitud...
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CARACTERÍSTICAS

Las principales características del vitalismo fueron las


siguientes:

 Entendía la realidad como un proceso.

 Afirmaba que la libertad era la esencia del hombre.

 Abandonaba el concepto tradicional de la razón.

 Tenía dos manifestaciones principales, una era d


carácter científico creada en contra del mecanismo
materialista, la segunda era una manifestación
filosófica o filosofía de vida.
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REPRESENTANTES
Wilhelm Dilthey

 Filósofo alemán que pensaba que la razón ilustrada tenía el carácter de atemporal, general y
abstracta; se basaba en las ciencias naturales, y sólo conocía lo repetitivo y constante. Discrepa
entre naturaleza y cultura, entre génesis y estructura y entre ciencias de la naturaleza y ciencias
del espíritu. No estaba de acuerdo con la oposición entre génesis y estructura.

Friedrich Nietzsche

 Para este filósofo, la vida tiene un sentido biológico-cultural, es un impulso natural y es vivencia.
Su actividad crítica se resume en tres puntos: crítica a la moral, a la metafísica, y a las ciencias
positivas.

Henri Bergson

 Filósofo judío-francés que pensaba que la vida es impulso vital universal que lucha contra la
materia porque aquél quiere progreso y ésta lo retarda. El objetivo principal de la filosofía es
captar la realidad y la vida.

José Ortega y Gasset

 Para el filósofo español la vida se maneja en dos sentidos: en la primera etapa predomina el
sentido biológico, mientras que en la segunda predomina el biográfico-histórico. Habló de siete
categorías para referirse a la vida humana:
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EJEMPLOS

 Algunos ejemplos de vitalismo los podemos observan en los siguientes


aspectos:

 Los sistemas de impulso vital que están formados por componentes que son a
su vez, seres vivos.

 Los sistemas formados como consecuencia de la actividad de grupos de


individuos que tienen un fin en particular.

 Los sistemas que tienen una dinámica propia y que se deriva de cualidades
parciales de los individuos.

 Una empresa, trabajo u objetivo a medio plazo que se marquen los seres varios,
tendrá la misma dinámica evolutiva que los seres vivos.
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CONCLUSIÓN

 Al inicio de este escrito, se planteó el debate en torno a los contenidos de la ética deleuzeana y se propuso explorar su
concepto de prudencia práctica experimental. Según he mostrado, Deleuze esboza una ética basada en una actitud de
experimentación que busca liberar la vida, entendida como vitalidad no orgánica y línea abstracta, de su encierro en los
estratos o articulaciones que a la vez constituyen y sujetan a los hombres. Su propuesta radica en lograr que el proceso del
deseo —adoptando la prudencia imprescindible con el fin de no destruir las condiciones mismas que lo hacen posible—
esquive tanto la reproducción de los mecanismos de sujeción, como el riesgo del fascismo suicida, y logre generar
conexiones, producir novedades, crear.

 Para Deleuze, toda vida está compuesta por diferentes líneas que deben ser objeto de una experimentación que tienda a
maximizar sus potencialidades, al tiempo que conserve la dosis de estratificación requerida para no sucumbir en el proceso.
Asimismo, la empresa de liberación se traduce, en términos de devenir, en tres virtudes que funcionan como contrapunto de
los tres estratos: devenir inorgánico, asignificante e impersonal. En su conjunto, la experimentación vitalista redunda en una
ética de la virtud que implica una ascesis, una propuesta de trabajo sobre sí, una práctica tendiente a la autotransformación.
Su fin es la liberación de la vida, no en el sentido de llegar a un estado final o a un proceso acabado, sino como una
operación que se lleva a cabo cada vez que logramos conectar de modo consistente nuestra subjetividad con seres que la
enriquecen y la empujan hacia caminos novedosos, esto es, la hacen devenir.


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BIBLIOGRAFÍA

 Alliez, Éric (1996), Deleuze. Philosophie virtuelle, París, Synthélabo

 Aubenque, Pierre (1963), La prudence chez Aristote, París, Presses Universitaires de France.

 Badiou, Alain (2009), "Existe-t-il quelque chose comme une politique deleuzienne?", Deleuze Politique,
núm. 40, pp. 15-20.

 Badiou, Alain (1998), "De la vie comme nom de l'Être", en Gilles Deleuze/Immanence et vie, París, Presses
universitaires de France, pp. 27-34

 Badiou, Alain (1997), Deleuze: "La clameur de l'Être", París, Hachette

 Balibar, Etienne (2004), "Je", en Barbara Cassin (ed.), Vocabulaire européen des philosophies, París, Seuil
Le Robert, pp. 645-659

 Balibar, Etienne, Barbara Cassin y Alain de Libera (2004), "Sujet", en Barbara Cassin (ed.), Vocabulaire
européen des philosophies, París, Seuil Le Robert, pp. 1233-1253
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