Nuestro cerebro tiene unos límites y una manera de trabajar determinada. Si no hacemos más que darle un libro detrás de otro, lo más probable es que no le de tiempo a reposar la información el tiempo suficiente como para que se quede en nuestra memoria a largo plazo. Se ha probado la retención de memoria entre aquellos que se ven una serie de televisión del tirón y aquellos que la ven semana a semana; los que dilatan el visionado tienen siempre un mejor recuerdo.
Lope Hernán Chacón
Además, nuestra manera de trabajar con la información ha cambiado mucho con la era digital. Hoy en día, con encender el teléfono tenemos acceso a casi cualquier información o dato relevante. No tenemos la necesidad de recordar, sino de aprender a buscar. Eso hace que el cerebro no se esfuerce en memorizar, sino que sentimos un cierto disfrute simplemente al encontrar lo que estábamos buscando.
Lope Hernán Chacón
Sí, tanto la palabra escrita como el acceso digital instantáneo a la información han cambiado la manera que tenemos de procesar la información. Además, no hay que dejar de lado la cantidad de palabras, imágenes y sonidos que intentamos procesar hoy en un día normal. La comparación con alguien de hace un siglo sería abrumadora.
Lope Hernán Chacón
Todo esto tampoco quiere decir que seamos incapaces de recordar lo que hemos leído. Dejando a un lado aquellos libros que nos han marcado, siempre presentes, lo habitual es que el resto se mantenga latente en nuestra memoria, a la espera de algún detonante que los haga aparecer. ¿Por ejemplo? Una conversación con un amigo, una sinopsis… casi toda nuestra memoria funciona por asociaciones, así que solo hay que encontrar las claves para volver a recordar. Lope Hernán Chacón Y es que los libros, las películas y las canciones no se almacenan en nuestra cabeza como en un ordenador. Se mezclan entre ellos y con nuestros sentimientos, con los olores, la luz, una voz amiga. Forman parte de un tapiz complejo, un millar de hilos interconectados. De ahí la complejidad de acceder a ellos con facilidad en un mundo sobrecargado de estímulos y en el que la inmediatez parece más importante que la calidad. Lope Hernán Chacón REFERENCIAS