Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
FUERZAS
MORALES
José Ingenieros
BIOGRAFIA DE JOSÉ INGENIEROS
El hombre mediocre
La locura en la Argentina
La simulación de la locura
La simulación en la lucha por la vida
Las fuerzas morales
INTRODUCCIÓN
Las fuerzas morales son plásticas, proteiformes, como las costumbres y las instituciones. No son tangibles ni
mesurables, pero la humanidad siente su empuje. Imantan los corazones y fecundan los ingenios. Son
tribunal que transmite al provenir lo mejor del presente, lo que embellece y dignifica la vida. Su imperio es
superior a la coacción y la violencia: las temen los poderosos y hacen temblar a los tiranos.
El hombre que atesora esas fuerzas adquiere el valor moral, recto sentimiento del deber que condiciona su
dignidad. Piensa como debe, dice como siente, obra como quiere. No persigue recompensas ni le arrenda
desventura. Solo el valor moral puede llevar al heroísmo, la vida por su patria o doctrina.
Las fuerzas morales no son virtudes de catálogo, sino moralidad viva. Nacen, viven y mueren, en función de
la sociedad. Las cuatro virtudes cardinales son: prudencia, templanza, coraje y justicia. Estos llevan al valor
principal que es la sabiduría. Solo merecen el nombre de virtud aquellas que llevan hacia la perfección.
Para una joven generación, es esencial conocer las fuerzas que obran en la sociedad contemporánea.
Más que enseñarlas o difundirlas, despertarlas en la juventud que la posee. Si los jóvenes de la nueva
generación descubren en sí mismos las fuerzas morales necesarias para desenvolver la justicia social en la
nacionalidad continental.
CAPITULO 1
FUERZAS MORALES
LAS FUERZAS MORALES
Las fuerzas morales se transmutan sin cesar en la humanidadLas fuerzas morales no son
plásticas, dan elocuencia al apóstol cuando predica su credo, aunque pocosle
escuchen y ninguno le siga.Su imperio es superior a la coacción y la violencia, vence
tarde o temprano, a la injusticia y la hidrageneradora de la inmoralidad social.El hombre
que atesora las fuerzas morales adquiere valor moral, piensa como se debe, dice cómo
sesiente y obra como quiere. No persigue recompensa ni le arrendan desventuras, recibe
con serenidadel contraste y con prudencia la victoria, acepta las responsabilidades de
sus propios yerros y rehúsa sucomplicidad a los errores ajenos.Para una joven
generación es esencial conocer las fuerzas morales, pero más que
enseñarlas convienedespertarlas en quien virtualmente lo posee.
CAPITULO 2
JUVENTUD, ENTUSIASMO Y ENERGIA
I.-DE LA JUVENTUD
El autor habla de los jóvenes mencionando que no tienen complicidad con el pasado.
Menciona a Atenea como inspiración, modelo de palabra y sentencia así como ideal y ejemplo de deseo.
Ignoran la esclavitud de la rutina y no soportan la coyunda de la tradición.
Ellos ponen sus esperanzas en los pueblos que anhelan ensanchar la justicia y libertad pensando en una
humanidad mejor libre de dogmatismos, aumentando la parte de felicidad común y la disminución del lote
de sufrimientos.
La juventud es levadura moral de los pueblos; afirma el autor.
”Cada generación abre las alas donde las ha cerrado la anterior, para volar más, lejos, siempre más.”
La juventud aduna el entusiasmo por el estudio y la energía para la acción, que se funden en el gozo de
vivir.
Se asocia la juventud con el ingenio y la voluntad, el saber y la potencia, la inspiración de Apolo y el
heroísmo de Hércules.
Los jóvenes tocan a rebato en toda generación.
II.-DEL ENTUSIASMO
Para ser útiles en la vida y exitosos, es importante tener primero fuerza de voluntad. Esto
implica tener firmeza de conducta, pues no debe existir flexibilidad ni duda después de
decidir lo que uno va a hacer.
En vez de decir “haré”, se debe decir “hago”, los fines que se tienen deben ser bien
pensados para no desistir. Cuando una persona es holgazana y se ve obligada a realizar
algo sin querer hacerlo, nunca se culminará la obra.
Al realizar un proyecto, ya sea personal o colectivo, se realizará con entusiasmo, ganas e
ímpetu. La voluntad debe estar presente a cada instante, ya que el hombre puede caer
si hay vacilación en algún momento.
Además, el ser humano debe confiar en sus capacidades, ejercitar su mente y sus brazos,
sólo así podrá ser capaz de hacer algo para sí mismo y para los demás; pero debe tener
presente que las cosas se obran ahora o nunca, olvidar la palabra “mañana”.
II.-DE LA INICIATIVA
Finalmente, el trabajo es el último paso para obtener lo que se desea con orgullo.
El trabajo se realiza con manos expertas y mente creadora. Todo lo que nos rodea hoy en día es fruto del
esfuerzo del ser humano, lo que nos permitió dominar las fuerzas naturales. Sin embargo, se tiene un
concepto equivocado de la acción de trabajar.
En el presente la gente obra por obligación, obra para beneficio de otros. Pero el trabajo no es eso, es una
obra y un deber social; el capital que se obtiene como resultado le pertenece a todo aquel que trabaja
por los demás. Es por esto que aquellas personas que usurpan el dinero para bienestar propio y no trabajan,
son enemigos de la sociedad, se vuelven egoístas y parásitos. Como dice un dicho, “el que no aporta nada
a la colmena no tiene derecho de probar la miel”. Si no existiera la injusticia social, el trabajo sería bello,
placentero y eficaz, en lugar de una pesada obligación.
Además, el trabajo debe ser dividido según las capacidades, aptitudes y temperamento de las personas,
pues sólo así se obtendrá el beneficio de todos aprovechando la desigualdad de vocaciones. Las obras
comunes implican disciplina, cooperación, cariño y solidaridad. El trabajo será un deleite cuando se sepa
que “mientras uno trabaja para todos, están todos trabajando para uno”.
CAPITULO 4
SIMPATIA, JUSTICIA Y SOLIDARIDAD
I.-DE LA SIMPATIA
Juzgar a los hombres sin comprender sus móviles, sus sentimientos o sus ideales constituye una falta de moralidad.
Es superior todo lo que aumenta el saber, la virtud y la dignidad entre los hombres.
II.-DE LA JUSTICIA
Acatar la ley es un acto de disciplina, pero a veces implica una inmoralidad; respetar la justicia
es un deber del hombre digno.
El mayor obstáculo al progreso de los pueblos es la fosilización de las leyes.
La justicia tiende a orientar la estimación hacia la virtud, el bienestar hacia el trabajo, la honra
hacia el mérito.
Todo privilegio injusto implica una inmoral subversión de los valores sociales.
En las sociedades carcomidas por la injusticia los hombres viven esclavos de fantasmas vanos y
la honra mayor recae en los sujetos de menores méritos.
Es por falta de justicia que los Estados se convierten en confabulaciones de favoritos y de
charlatanes, dispuestos a lucrar de la patria, pero incapaces de honrarla con obras dignas.
La caridad es el reverso de la justicia.
III.-DE LA SOLIDARIDAD
Donde falta justicia no puede haber solidaridad; sembrando la una se cosecha la otra.
Gobernar un pueblo es propender hacia un equilibrio que favorece la unidad funcional, desenvolviendo la
solidaridad entre las partes que son heterogéneas sin ser antagónicas.
Las naciones están civilizadas en cuanto oponen la solidaridad total a los privilegios particulares. La
solidaridad se desarrolla paralelamente a la justicia.
Toda violencia es un efecto de causas; sólo puede suprimirse reparando el, desequilibrio que la engendra.
El egoísmo, la avidez, la avaricia, la usurpación, el robo, nacen de la falta de confianza y provocan la
violencia.
La solidaridad convertirá en derechos todo lo que la caridad otorga como favores, y mucho más que ella
no puede otorgar.
También impondrá a todos la aceptación de los deberes indispensables para que desaparezca el odio
entre los hombres, preparando el advenimiento de nuevos equilibrios sociales, incompatibles con la
violencia y la injusticia.
"Ningún deber sin derechos, ningún derecho sin deberes".
CAPITULO 5
INQUIETUD, REBELDIA Y PERFECCION
I.-DE LA INQUIETUD
Frente al quietismo de los rutinarios la inquietud es vida y esperanza. Los portavoces de la moral quietista,
contemplan el universo como una obra armónica.
La moral meliorista, opone al quietismo abstracto la creencia activa en la perfectibilidad; su optimismo no
significa ya simple satisfacción frente a lo actual, sino confianza en la posibilidad de perfecciones infinitas.
Lo existente no es perfecto en sí, pero marcha hacia un perfeccionamiento. Todo lo humano es susceptible
de mejoramiento.
Su moral optimista no mira hacia atrás, sino hacia adelante. El destino de los pueblos florece en manos de
los jóvenes que saben sentirla inquietud de bienes venideros. La inquietud de saber más, de poder más,
renueva al hombre incesantemente.
Para el perfeccionamiento humano son inútiles los tímidos que viven rumiando tranquilamente, sin
arriesgarse a tentar nuevas experiencias; son los innovadores los únicos eficaces. Los quietistas aconsejan
dejar a otros la función peligrosa de innovar, reservándose el pacífico aprovechamiento de los resultados.
La juventud es, por definición, inquieta y renovadora; la virilidad misma sólo se mide por la capacidad de
renovar las orientaciones ya adquiridas.
II.-DE LA REBELDIA
Rebelarse es afirmar un nuevo ideal. Todo esfuerzo por libertarse de esas coyundas es una
expresión del espíritu de rebeldía. Sin ellos sería inconcebible la evolución de las ideas y de las
costumbres, no existiría posibilidad de progreso. El espíritu de rebeldía emancipa de los
imperativos dogmáticos. Atrincherarse en tradiciones significa renunciar a la vida misma, cuya
continuidad se desenvuelve en constante devenir. Renunciar a ellas, como quiere el
tradicionalismo, es decir ¡alto! a la vida misma; es decir ¡no! a los ideales de la juventud.
El espíritu de rebeldía es la antítesis del dogma desobediencia. La rebeldía intelectual es
eterna y creadora.
No es admisible ninguna limitación al derecho de buscar nuevas fuentes que fertilicen la vida.
Obra de bien hechora rebeldía es descubrirlas, afirmarlas, aprovecharlas para el porvenir,
impregnando la educación, ajustándola ellas la conducta de los hombres.
Cada nueva generación reconoce la existencia de injusticias reparables y afirma con su
rebeldía que no hay arden social preestablecido, sino relaciones humanas destinadas a variar
en el devenir.
III.-DE LA PERFECCIÓN
En todo lo que existe actúan fuerzas de perfección. La perfectibilidad se manifiesta como tendencia a
realizar formas de equilibrio, eternamente relativas e inestables, en función del tiempo y del espacio.
Esa perfectibilidad incesante, engendra creencias aproximativas acerca de la perfección venidera; se
concibe como futuro lo mejor de lo presente. Los ideales son hipótesis de perfectibilidad, simples
anticipaciones del eterno devenir.
La perfectibilidad es privilegio de la juventud. Sólo puede concebir una futura adecuación funcional la
mente plástica y sensible al devenir de la realidad.
La perfectibilidad es educable, como todas las aptitudes. El hábito de la renovación mental, extendiendo
la curiosidad a lo infinito que nos rodea.
En todos los campos de actividad el deseo de perfección impone deberes de lucha y de sacrificio. Amar la
perfección implica vivir en un plano superior al de la realidad inmediata.
No es bueno que el hombre esté solo, pues necesita la simpatía que estimula su acción; pero es temible
que esté mal acompañado, pues las imperfecciones ajenas son su peor enemigo.
Quien tiende hacia la perfección procura armonizar su vida con los ideales.
CAPITULO 6
FIRMEZA, DIGNIDAD Y DEBER
I.-DE LA FIRMEZA
El rango sólo es justo como sanción del mérito. No van siempre juntos, ni guardan armónica proporción. El
rango se recibe, es adventicio y su valor fluctúa con la opinión de los demás, pues necesita la
convergencia de sanciones sociales que le son extrínsecas; el mérito se conquista, vale por sí mismo y nada
puede amenguarlo, porque es una síntesis de virtudes individuales intrínsecas. Cuanto mayor es la
inmoralidad social, más grande es su divorcio; el mérito sigue siendo afirmación de aisladas excelencias; el
rango se convierte en premio a la complicidad en el mal.
El mérito está en ser y no en parecer; en la cosa y no en la sombra. Construir una doctrina, arar un campo,
crear una industria, escribir un poema, son obras cuajadas de mérito, nimban de luz la frente y en ella
encienden una chispa de personalidad: nebulosa, astro, estrella.
La servidumbre moral es precio del rango injusto. En las generaciones sin ideales se advierte una sorda
confabulación de mediocridades contra el mérito. Todos los incapaces de crear su propio destino
conjugan sus impotencias y las condensan en una moral burocrática que infecta a la sociedad entera. Los
hombres aspiran a ser medidos por su rango de funcionarios; el culto cuantitativo de la actitud suplanta el
respeto cualitativo de la aptitud.
Sobresalir es incomodar; las medianías se creen insuperables y no se resignan a celebrar el mérito de quien
las desengaña. Admirar a otros es un suplicio para los que en vano desean ser admirados. Toda
personalidad eminente mortifica la vanidad de sus contemporáneos y los inclina a la venganza.
II.-DEL TIEMPO
Valorizando el tiempo se intensifica la vida. Cada hora, cada minuto, debe ser sabiamente aprovechado
en el trabajo o en el placer. Vivir con intensidad no significa extenuarse en el sacrificio ni refinarse en la
disipación, sino realizar un equilibrio entre el empleo útil de todas las aptitudes y la satisfacción deleitosa de
todas las inclinaciones. La juventud que no sabe trabajar es tan desgraciada como la que no sabe
divertirse.
Todo instante perdido lo está para siempre; el tiempo es lo único irreparable y por el valor que le atribuyen
puede medirse el mérito de los hombres. Los perezosos viven hastiados y se desesperan no hallando
entretenimiento para sus días interminables; los activos no se tedian nunca y saben ingeniarse para
centuplicar los minutos de cada hora. Mientras el holgazán no tiene tiempo para hacer cosa alguna de
provecho, al laborioso le sobra para todo lo que se propone realizar.
El tiempo es el valor de ley más alta, dada la escasa duración de la vida humana. Perderlo es dejar de vivir.
Por eso, cuanto mayor es el mérito de un hombre, más precioso es su tiempo; ningún regalo puede hacer
más generoso que un día, una hora, un minuto. Quitárselo, es robar de su tesoro; gran desdicha es que lo
ignoren los holgazanes.
III.-DEL ESTILO
Hay estilo en toda forma que expresa con lealtad un pensamiento. Las artes son combinaciones de gestos
destinados a objetivar adecuadamente los modos de pensar o de sentir; cuando la forma expresa lo que
debe y nada más que ello, tiene estilo No basta, en arte alguno, poseer concepciones originales; es
necesario encontrar la estructura formal que fielmente las interprete.
Todo ritmo de pensamiento humano que alcanza expresión adecuada crea un estilo. Cada característica
intelectual, de un pueblo o de una época, es sentida con más intensidad por hombres originales que le
dan forma y renuevan la técnica de la expresión; en torno de ellos los imitadores se multiplican y forman
escuela, hasta que la sociedad siente su influencia, adapta a ella su gusto y surge una moda.
Seguir una escuela es la manera infalible de no tener estilo personal; entregarse a una moda es el método
más eficaz para carecer de originalidad. En cualquier arte, sólo puede adquirir estilo propio quien repudia
escuelas y desdeña modas, pues unas, y otras tienden a poner marcos prestados a las inclinaciones
naturales.
Hablar de estilo, en sí, es abstraer de todos los estilos individuales su común carácter de creación,
omitiendo las diferencias que tipifican a cada uno y sin las cuales ninguno existiría El estilo es lo individual, lo
que no se aprende de otros, lo que permite reconocer al autor en la obra sin necesidad de que la firme.
Por eso hay tanto estilo en la expresión de un artista, como carácter en su personalidad; y siendo síntesis de
su mente toda, vibrante en la expresión integral, no puede ser forma sin ser antes pensamiento.
CAPITULO 8
BONDAD, MORAL Y RELIGION
I.-DE LA BONDAD
No hay bondad sin tensión activa hacia la virtud, la bondad activa reacciona sembrando
tantos bienes que al fin los malos se avergüenzan de sí mismos. El bueno es juez de sí mismo, y
se siente mejor cuanto más grande es la hostilidad que le rodea; sabe que cada gesto .suyo es
un reproche a los que no podrían imitarle.
La bondad no es norma, sino acción el que obra bien traza un sendero que muchos pueden
seguir; el que dice bien no puede encaminar a todos si obra mal. El bueno se mejora al serlo,
pues cada acto suyo marca una victoria sobre la tentación del mal; y mejora a los demás,
educando con la inobjetable lógica del ejemplo.
Donde disminuye la injusticia aumenta la bondad, combatir la injusticia es la manera eficaz de
capacitar a los hombres para el bien; ser bueno sería más fácil, y aun menos peligroso,
cuando en todos los corazones vibrase la esperanza de que la bondad será alentada, no
encontrando el mal atmósfera propicia. Pero es necesaria la bondad de todos para que sea
completa la felicidad de cada uno.
II.-DE LA MORAL
La moralidad se renueva como la experiencia social. Una ética nueva no es una serie de
normas originales, sino una nueva actitud frente a los problemas de la vida humana.
El sentimiento de una obligación moral no es categoría lógica ni mandamiento divino; existe
como producto de la convivencia y engendra sanciones efectivas en la conciencia social.
Los dogmas son obstáculos al perfeccionamiento moral.
El arquetipo ideal de conducta se integra a través de experiencias inagotables que
transmutan los juicios de valor, fundando la obligación y la sanción en cimientos adecuados a
la cultura de cada sociedad.
En cada renovación aparecen gérmenes de nueva moralidad, la juventud es, de todas, la
fuerza renovadora más digna de confianza; los hombres maduros son árboles torcidos que
difícilmente se enderezan, y los ancianos no podrían destorcerse sin morir. Los que afirman la
perennidad del orden moral presente conspiran contra su posible perfeccionamiento futuro.
III.-DE LA RELIGION
Las creencias colectivas se idealizan en función de la cultura La honda emoción del hombre
ante los misterios de la Naturaleza dio origen a sentimientos religiosos.
A medida que aumenta la cultura, se plasman y extinguen mitos, nacen y mueren dogmas, se
organizan y disgregan iglesias. En el devenir multisecular los pueblos se han apartado
gradualmente de sus primitivas supersticiones, humanizando sus creencias y adaptándolas a
condiciones sin cesar renovadas de la vida social.
La moralidad está en razón inversa de la superstición Las religiones más supersticiosas son las
menos morales, pues más atienden a la materialidad de las ceremonias que al contenido
ético de la conducta Los pueblos que veneran más dioses no son los que practican más
virtudes.
La fe es pasión de servir un ideal, es eterna y eternamente se renueva. Las que aman
apasionadamente un ideal demuestran fe si lo predican con firmeza o lo defienden con
heroísmo Y cuando un hábito de siglos les haga mirar a lo alto, verán que un águila, el ideal,
tiende sin cesar el ala hacia una estrella, sin alcanzarla nunca: la fe sobrevivirá a todas las
supersticiones, compeliendo al hombre hacia la perfección moral, que es infinita.
CAPITULO 9
I.-DE LA VERDAD
Los ideales éticos son hipótesis de perfección. Cada sociedad humana vive en continuo
devenir para perfeccionar su adaptación a un medio que incesantemente varía;
Los ideales son múltiples y concretos, funcionales y perfectibles, variantes como las
condiciones mismas de la vida humana
La conciencia social formula en cada época ideales propios, que interpretan las nuevas
posibilidades de su experiencia sin cesar renovada.
CAPITULO 10
EDUCACION, ESCUELA Y MAESTRO
I.-DE LA EDUCACION
El autor explica que la educación, es el arte de capacitar al hombre para la vida social, en la
cual existen métodos donde “deben converger al desarrollo de todas las aptitudes
individuales, para formar una personalidad armoniosa y fecunda, intensa en el esfuerzo, serena
en la satisfacción, digna de vivir en una sociedad que tenga por ideal la justicia”.
Explica que es necesario la continua capacitación para obtener el éxito; argumentando que:
Cuanto más aprende el individuo tanto más útil resulta para la sociedad. Hay una base de
conocimientos generales que es indispensable a todo hombre, aparte de las capacidades
especiales que cultive vocacionalmente. Debe enseñarse desde el comienzo todo lo que
puede tener utilidad, sin perjuicio de que la vocación haga profundizar más tarde un género
particular de estudios o de actividades.
Finalmente el autor concluye que la educación no debe pretender nivelar mentalmente a los
hombres, sino aumentar la utilidad social de las diferencias, orientándolas hacia su más
provechosa aplicación.
II.-DE LA ESCUELA
Sobre lo que significa la Escuela para el proceso de cambio social, el autor señala que es un puente entre el hogar
y la sociedad, ya que “la escuela podrá anticipar a los niños lo que éstos devolverán a la sociedad cuando sean
hombres”; al tiempo de explicar que, “la primera función de la escuela es demostrar que la actividad es agradable
cuando se aplica a cosas de provecho”, El niño debe aprender a trabajar jugando, entre caricias y sonrisas, entre
pájaros y flores; cuando la escuela le resulte más divertida que el hogar, mezclando los juegos a la producción de
cosas útiles, amará el trabajo, lo deseará y al fin estará satisfecho viendo salir de sus manos cosas estimadas, como
espontánea retribución de las enseñanzas recibidas.
José Ingenieros dice que el hombre debe hacer cien pequeñas cosas y hacerse cien preguntas de todo orden si
aspira a tener personalidad; y, entre todas las que se practiquen y estudien, cada uno preferirá más tarde las que
mejor se adapten a su temperamento y vocación, con las espontáneas limitaciones implicadas en la desigualdad
de las inteligencias .
El autor propone que los estudios superiores deben ser accesibles a todos los que deseen cultivarlos y tengan
vocación para ello. Aquí es preciso señalar que la política educativa del Ecuador, ha recogido y ha puesto en
vigencia esta propuesta de Ingenieros. Además sustenta que será mejor para la sociedad que muchos puedan
consagrarle el tiempo que ahora derrochan, después de efectuar el trabajo habitual y necesario.
Concluye al señalar que, la universidad, en vez de ser una suma de escuelas profesionales, debe convertirse en
una entidad que ponga al servicio de todos, los resultados más altos de la ciencia, a la vez que coordine los
esfuerzos de la investigación e imprima unidad a los ideales que renuevan la conciencia social.
III.-DEL MAESTRO
Sobre las condiciones que debe tener un buen maestro el autor señala, que todo ser humano puede
enseñar a otros lo que sabe, siempre y cuando tenga como cualidad, el que posea una vocación para ser
maestro de niños que tengan la misma vocación, cuando el aprendizaje haya incluido la propia didáctica.
Dice además que, el que recibe la segunda enseñanza debe estar capacitado para impartir la primera, y
el que se especializa en estudios superiores puede ser maestro de los secundarios; por lo tanto, todo
estudiante secundario debería ser maestro elemental de las disciplinas que prefiere; todo estudiante
universitario debería impartir la segunda enseñanza de las ciencias en que se especializa.
Otro aspecto importante para el autor, es que los intereses educacionales deben ser dirigidos por los
mismos educadores; y que: El "Control" indirecto del Estado debe ser completado por el de las madres y
padres, mientras los educandos son niños; pero a medida que los alumnos avancen en edad y en estudio,
ellos mismos deben intervenir en la organización escolar, tomando una injerencia administrativa y técnica
que vaya en aumento desde los tramos elementales a los superiores.
Finalmente, el autor plantea que el trabajo educacional implica la más grave responsabilidad social; es
decir, “el que acepta la tarea de enseñar y no la desempeña eficazmente, causa un daño irreparable a la
sociedad que le confía su porvenir”; al tiempo que, “los inspectores educativos no tendrán la misión de
abrumarlos con reglamentos ni formularios que entorpezcan su labor, sino la de coordinar las ideas que
todos recojan en la experiencia para aplicarlas en la mayor extensión posible”(Ingenieros, 1925, p. 47).
CAPITULO 11
HISTORIA, PROGRESO Y PORVENIR
I.-DE LA HISTORIA
Como en todos los aspectos la historia es importante ya que podemos a través de ella encontrar
información de una raza, de una religión, del gobiernos e incluso de la creación de ciertos monumentos, la
historia nos informa de victorias y derrotas en las cuales bien puede triunfar la justicia o la injusticia dando
paso a la muerte de personas invaluables. Cobrando las aspiraciones de los mismos.
La historia no siempre habla de sujetos buenos, de la misma manera no siempre nos enseña buenos valores
hay ciertas historias que nos dejan enseñanzas y valores buenos de grandes hazañas hay muchas veces
que nos muestran en diversas historias anti valores y muchas de las veces encontramos estos anti valores en
situaciones difíciles que han tenido que atravesar, los personajes representativos de las diversas historias .
La historia es un medio para dar voz aquellos personajes que ya no están con nosotros, en especial a esos
personajes que fueron tiranos , aquellas personas falsas y desalmadas que nunca se preocuparon por el
bienestar de los demás sin preocuparles si eran seres corruptos, o eran de las personas que explotaban a
otras y sin importarles el maltrato que ejercían sobre las personas que no tenían recursos suficientes para
salir adelante, existen historias o narraciones descriptivas de hombres desalmados y sin escrúpulos.
Dentro de la historia hay que recalcar que el ser honrado da cierto valor y sentido a muchas de las
narraciones ya que puedes alabar a un héroe como puedes alabar a un impostor, a un bastardo. La
historias bien puede ayudar a que una persona que sea bien vista ante los lectores y sea nombrada en
múltiples veces por sus buenas acciones o bien pueden justificar las acciones de una ser malvado y cruel.
II.-DEL PROGRESO
El progreso nunca esta guiado por un grupo de personas conformistas, el progreso consta del
esfuerzo de grupos ilustrados a pesar de que los sentidos y los ideales no siempre serán
compartidos por todos los miembros del grupo al que pertenezcan o no serán sentidos de igual
manera dentro de una sociedad, pero son claros y firmes ante el hecho de ejemplificarlos.
Al presionar la voluntad de los demás suele ser un privilegio de hombre selectos que saben lo
que pasará antes de que llegue todo a su debido tiempo.
Todo los progresos históricos es el resultado de revoluciones que han sido marcadas por
minorías.
Las variaciones provocan ciertos desequilibrios y a su vez los intereses creados provocan un
nuevo estado de equilibrio. Solo podemos nombrar como revolución al cambio que se haya
formado provocando grandes transformaciones de ideas que cambien los intereses que
existen dentro de la sociedad.
El progreso es el resultado de lucha, es el resultado al no rendirse ante nada ni nadie, es
resistirse a morir, oponerse a lo que necesita nacer. El progreso es la sumatoria de las victorias
obtenidas para la inteligencia del hábito.
III.-DEL PORVENIR
Lo que sucede en este momento es el pasado de lo que está por llegar. La estabilidad
discontinua es una ilusión abstracta ya que todo lo que llega a nuestra vid y a nuestra
conciencia es continuo. Todo lo que está ante nuestros ojos sabemos que está bien el
pasado separa el presente de nuestros recuerdos y el presente nos separa de lo que está
por venir en un futuro muy próximo.
CAPITULO 12
TERRUÑO, NACION Y HUMANIDAD
I.-DEL TERRUÑO
Humanidad es sinónimo de porvenir, con el fin de ver una patria sin fronteras, creando
intereses comunes y trascender del terruño a la nación y de la nación a la humanidad.
CONCLUSIONES