El material predilecto fue el adobe combinado con el ladrillo. Con el ladrillo se
hizo más estable las casas, además se usó en la parte baja de los muros y en los derrames (sesgos o cortes oblicuos) del portón y de otros vanos. Debido a los temblores y terremotos, se introdujo, también, las vigas madres que soportaban las viguetas y entablados, que se encontraban en los entrepisos y techos, para dar un mayor refuerzo . Los peligros del adobe en segundo piso se evitaron con el uso de muros de quincha. Se usaron, también, tabiques de madera y ladrillo. La carpintería de los techos era escuadrada, algunas veces, tallada y policromada El balcón es un sello característico de la ciudad de Lima y merece un apartado. Se la relaciona con las ciudades orientales, principalmente con las egipcias, en la ciudad de El Cairo . la carpintería mudéjar y árabe islámico en tierras española son un mejor referente técnico y estilístico, que podemos encontrar, en el devenir del balcón limeño. El uso técnico de tomar piezas pequeñas de madera evitaba la contracción de la madera en climas calurosos y era adecuado para lugares en donde la madera era escaza. Algunos usos como la protección del calor y la reclusión de la mujer, que podían ver hacia fuera sin ser vistas, indican su relación al medio geográfico y social. “Tuvieron fines artísticos donde lo decorativo contrastaba con las sobrias fachadas sin adornos, propias de las casas árabes • En algunas ciudades como Cusco se usó la piedra para derrames y la base de las casas. Cusco Se utilizó, también, el rollizo (tronco sin aserrar), y en las cubiertas de dos aguas, el par y nudillo. Se tapaban el cielo raso con tela ornamental. También fue común el ichu y las tejas de arcilla cocida. Los aleros, tan necesarios en la sierra por las lluvias, y la presencia de balcones esquineros, junto a los elementos anteriores, son lo más resaltante de la estética arquitectónica colonial cusqueña. Si a esto incluimos, la reutilización de los muros incaicos, y la ausencia de una axialidad en las plantas, nos lleva a uso de las líneas arquitectónicas desequilibrantes (tanto incaicos como españoles) y de gran efecto visual, al relacionarlo con el urbanismo, de calles estrechas y torcidas, de pendientes y desniveles, que todavia se aprecian en la ciudad imperial.