Вы находитесь на странице: 1из 9

Universidad Santo Tomás

Los Ángeles

TRASTORNO DE LA
PERSONALIDAD LIMITE
CAPITULO 14

Integrantes: Roxana Alvear


Cecilia Bascur
Amoris Salas
DE LA NORMALIDAD A LA
PATOLOGÍA
Aunque sus síntomas son graves, se considera que la
personalidad limite, a pesar de ello, se encuentra en un continuo
con la normalidad.
Oldham y Morris (1995) describen el estilo voluble, son
personas que llevan una vida similar a lo que se experimenta al
subir a una montaña rusa.
Normalizando los criterios del DSM-IV se consigue una
variante más normal: personas muy sensibles a todo lo que
pueda afectar a sus relaciones o buscadores de sensaciones que
aumente la riqueza de sus vidas en lugar de destruirlas.
VARIANTES DE LA PERSONALIDAD
LIMITE

El trastorno limite con mucha frecuencia recibe un


diagnostico erróneo ya que en general cualquier patrón de
personalidad que considere a los demás el centro de atención de
su vida tiene el riesgo de desarrollar una personalidad limite.
EL LIMITE DESANIMADO

Presenta características propias de los patrones dependiente y evitador.


Sus principales rasgos son la evitación de la competitividad, la lealtad y la
humildad, pero también una subordinación masoquista y la vinculación
parasitaria.

Para reforzar sus relaciones, se apegan con tenacidad a cualquier persona


que está disponible y anulan su identidad al fusionarla con la de la otra
persona.
Pueden pasar al extremo opuesto y comenzar a hacerse demasiados
reproches a sí mismos, la automutilación y los intentos de suicidio pueden
usarse para controlar su resentimiento o para castigarse por su propia cólera.
EL LIMITE IMPULSIVO
Combina características del patrón histriónico y el antisocial.

Es muy probable que el limite impulsivo haya crecido en el seno de una


familia caótica (Linehan, 1993) o en un entorno melodramático (Benjamín,
1996), que estimulan la exageración, la búsqueda de una gran variedad de
estímulos y la incapacidad de tolerar el aburrimiento.

En general, son muy sensibles a las fuentes externas de recompensa y


funcionan de manera impulsiva y caprichosa pasando de una cosa que les
entusiasma a la siguiente.
EL LIMITE PETULANTE
Combina características propias del trastorno negativista de la
personalidad.
Es una persona más impredecible, inquieta, irritable, impaciente,
quejumbrosa, malhumorada, testaruda, pesimista, resentida y envidiosa de la
felicidad y éxito de los demás.

Estos sujetos están resentidos con las personas de las que dependen y
odian a aquellos a quienes deben suplicar que les amen.
Es probable que siendo niños se sintieran maltratados y defraudados,
atrapado0s en una intensa lucha de poder entre los cuidadores, que utilizaban
al niño como moneda de cambio.
EL LIMITE AUTODESTRUCTIVO

Todos los límites son a veces autodestructivos y llegan incluso a la


automutilación. Estos sujetos son incapaces de encontrar un espacio cómodo
entre los demás, pero no se vuelven más amargados con el paso del tiempo, a
diferencia del petulante.

Debido a sus rasgos masoquistas, se encierran cada vez más en sí mismos


y descargan sus sentimientos autodestructivo contra su propia persona.
Pueden exigir atención y apoyo sin orden ni concierto, o amenazar con el
suicidio para que los demás puedan ahorrar la energía de destruirles
lentamente.
TRAMPAS TERAPÉUTICAS
Uno de los principios terapéuticos fundamentales sostiene que las
patologías interpersonales se vuelven a recuperar en la propia relación
terapéutica.

Para la personalidad límite implica elevadas expectativas de cuidados por


parte del terapeuta seguidas de percepciones distorsionadas de la relación
terapéutica y de periodos de ira intensa y manipulación.

Además de idealizar al terapeuta para luego devaluarlo, los pacientes


profieren también amenazas de suicidio en terapia y algunas veces frecuentes
y repetidas automutilaciones.
Los clínicos que tratan a pacientes limites debe cuidar sus respuestas de
contratransferencia para mantener un grado sano de desvinculación en la
relación terapéutica, teniendo en cuenta la inestabilidad emocional a la que se
ve sometida cada sesión.

Otra trampa común consiste en no mantener las fronteras personales, con


lo que se crea un circulo vicioso en el que cede a las exigencias del límite de
recibir cada vez más atención y cuidados (Benjamín, 1996).

Los sujetos en crisis deben ser evaluados con mucho tacto por si hay
posibilidad de intentos de suicidio y es preciso hospitalizarlos siempre que
sea necesario.

Вам также может понравиться