Вы находитесь на странице: 1из 22

“EL COLLAR”, DE GUY DE MAUPASSANT (1850-1893)

Uno de los más grandes escritores


de cuentos de la literatura
francesa y universal
Desde joven perteneció al grupo
literario que tenía como centro al
reconocido novelista Gustave
Flaubert, quien le brindó su
formación literaria.
En 1880 publicó el cuento
considerado uno de los mejores
en su género: "Bola de Sebo",
incluido en Las veladas de Médan.
En los años que siguieron realizó más
de doscientos cuentos, entre ellos
"Mademoiselle Fifi" de 1882 y "La
Parure" en 1884.
Sus obras están escritas en un estilo
sencillo, en donde se transmite con
realismo lo sórdido y cruel de la
esencia humana. Esto se refleja tanto
en sus relatos como en sus tres
colecciones de recuerdos de viajes, y
en sus seis novelas, entre ellas se
pueden citar: Una vida de 1883; Bel
Amí de 1885; Los dos hermanos de
1888; La mano izquierda de 1889 y
Nuestro corazón de 1890.
“EL COLLAR”, DE MAUPASSANT
 El tema: Las apariencias engañosas “(…) ¡Pero si el collar que
te presté era de piedras falsas! (…)” que llevan al hombre a la
perdición “(…) ¿Cuál sería su fortuna si no hubiese perdido el
collar? (...) ¡Qué mudanzas singulares ofrece la vida! ¡Qué
poco hace falta para perderse o para salvarse! (…)”.
 Cuento realista
 Personajes:
Personajes (importancia)
- Protagonista: Matilde.
- Coprotagonista: su esposo el señor Loisel.
 Personajes secundarios: amiga de Matilde, la señora
Juana de Forestier, participantes de la fiesta en el
Ministerio de Instrucción Pública, cochero.
 Personajes (representatividad)
Arquetipos de los pobres (Matilde y su esposo) versus los
ricos (señora de Forestier, ministros, etcétera).
 Evolución de los personajes
-Matilde (rotundo): del delirio de grandeza “(…) el triunfo de
su belleza (…) dicha formada por todos los homenajes que
recibía (…)” a la miseria absoluta “(…) Habíase
transformado en la mujer fuerte, dura y ruda de las
familias pobres (…)”.
-Su esposo (rotundo): del entusiasmo “(…) volvió a su casa el
marido con expresión triunfante (…)” al agotamiento “(…)
regresó por la noche con el rostro demacrado, pálido (…) “
Acción
- Conflicto central: la sencillez versus la opulencia. La
disconformidad “(…) sólo aquello de lo que carecía le
gustaba (…)”
- Conflicto específico externo: entre el marido (pobre) y
Matilde (delirio de grandeza) “(…) consintió que la casaran
con un modesto empleado (…) pensando en la suma que
podía pedir sin provocar una negativa rotunda del
empleadillo (…)”. Hay también conflicto entre la mujer y su
amiga, la señora Forestier “(…) No quería ir a verla con
frecuencia, porque sufría más al regresar a su casa (…)”
- Conflicto específico interno: deseos de riqueza de Matilde
versus su realidad sencilla y modesta.
- Clímax: extravío del collar de la señora Forestier. Posterior
endeudamiento y caída en desgracia del matrimonio.
- Secuencia narrativa: Deseos de riqueza y opulencia de
Matilde-Invitación a la fiesta en el Ministerio- Pedido del
collar a la señora Forestier- Fiesta en el Ministerio- Pérdida
del collar- Búsqueda y compra de uno nuevo-
Endeudamiento, miseria y desgracia- Encuentro Matilde y
señora Forestier-Revelación.
 Diseño:
Lineal simple. Sucesión cronológica de los
hechos.
Tiempo:
- De la historia: aproximadamente 11 años.
- Del relato: Hay prolepsis “(…) Y vivieron así
diez años (…)” “(…) Al cabo de una semana
(…)” y algunos momentos elididos (por
ejemplo, lo que sucedió entre el préstamo
del collar y el día de la fiesta).
 Espacio:
- Macrocosmos: alguna ciudad de Francia
(posiblemente París)
- Microcosmos: casa de Matilde, casa de su
amiga, hotel del Ministerio, Campos Elíseos,
el Sena, calle de los Mártires….
Grupos humanos: (determinados por niveles socioeconómicos)
Los ricos (señora Forestier y los ministros)
Los pobres (Matilde y su esposo)
 Los recursos literarios
Título: se refiere al objeto de deseo (collar) que, al ser
extraviado, lleva al matrimonio a la miseria y la desgracia.
Narrador omnisciente
Unidad orgánica entre el tema central (apariencias engañosas
que llevan a la perdición), el conflicto central (deseo de vida
opulenta, opuesta a la sencillez y la pobreza) y el personaje
central (Matilde, mujer humilde con delirios de grandeza).
Tono: insatisfacción ante el contraste entre sobriedad y
pobreza “(…) la miseria de las paredes, sus estropeadas
sillas (…)” y opulencia “(…) finos muebles (…) saloncillos
coquetones, perfumados (…)”
ESTEREOTIPOS LITERARIOS
A lo largo de la historia, se le ha dado un valor a la
figura femenina y masculina en la literatura y han
asumido ciertos roles o funciones, que – muchas
veces – están determinadas por su sexo.
En nuestra cultura, la de occidente,
se ha asociado siempre la imagen de
la mujer y del hombre a ciertos
personajes literarios, que han sido
conocidos y heredados de la
tradición clásica, los que tienen
modos de comportamiento que se
asocian a un determinado
estereotipo a causa del contexto y
entorno socio-cultural. Es así que se
tiende a relacionar a la mujer con
una imagen sensible, mucho más
emocional, sobria, recatada,
pudorosa; a veces remitida al tema
de la reproducción y que debe ser
sumisa.
En contraste, el rol del hombre se ha fijado a lo racional, frío
o insensible, inteligente y creativo, sostenedor, cercano al
poder, entre otros. Sin embargo, durante los últimos siglos,
más específicamente desde los siglos XIX y XX (con mayor
auge en el XXI) esto se ha revertido paulatinamente, ya que
la mujer comenzó a tener más y mayor participación social,
su rol se torno activo en el sector público y ya no es vista
como frágil; asimismo, el hombre ha empezado a expresar
más abiertamente sus sentimientos y emociones,
liberándose del estigma que debe responder a un canon
rudo o frío.
A lo largo de la historia de la
literatura han existido
estereotipos ligados a la imagen
masculina, como por ejemplo la
figura del conquistador o el
héroe acompañado de su fiel
mujer, la que espera y obedece
lo que designe su esposo; él es
activo, batallador y buen padre,
ella es buena dueña de casa y
cuida a sus hijos, no posee vida
ni decisiones propias y está al
arbitrio de lo que el hombre
desee.
Con el paso del tiempo la mujer fue cambiando a
una imagen de cortesana, donde tenía una imagen
idealizada – por una parte – y una figura cercana a
lo grotesco, ejecutaban acciones viciosas; para ellas
los hombres eran un objeto de placer y entretención,
tal como ellos las utilizaban a ellas.
La imagen de mujer idealizada aparece
de la mano de la obra Don Juan Tenorio
de José Zorrilla, donde esta figura la
encarna doña Inés, que es una mujer
inmaculada, quien salva a Don Juan del
abismo del libertinaje, gracias al
profundo amor que siente por él. Por
otro lado, en el siglo XV, existe la imagen
de la mala mujer, que comienza con La
Tragicomedia de Calisto y Melibea, que
se hizo famosa con el nombre de La
Celestina de Fernando de Rojas. Esta
imagen se forjó a partir de una figura de
mujer alcahueta, que es una especie de
mensajera, pues lleva y trae mensajes
de amor entre una pareja y utiliza
recursos mágicos para poder enlazarlos;
es astuta y sagaz, pero a medida que se
desarrolla la trama va cayendo presa de
sus propias artimañas, a consecuencia
de su falta de ética y moral.
La idealización de la imagen femenina continúa en la obra de
Miguel de Cervantes y Saavedra: El Ingenioso Hidalgo don
Quijote de la Mancha, donde se hace una exaltación de la
figura de Dulcinea, que responde al prototipo de mujer ideal,
sublime y frágil. En esta obra se hace más evidente esta
idealización, pues Dulcinea se llamaba Aldonza y no
correspondía a la imagen expresada, ya que la mujer real era
todo lo opuesto: brusca y con mucha fuerza. Cervantes utiliza
el componente de la imagen ideal no sólo con Dulcinea, sino
también se hace patente este recurso a lo largo de toda la
novela. Es así que “confunde” a mujeres vulgares y de vida
fácil con doncellas y damas de alta alcurnia.
En el tiempo del Realismo, mitad del
siglo XIX, se buscó la representación
objetiva de la realidad, de lo que
sucedía, es por ello que con esta
corriente emerge un nuevo tipo de
imagen femenina, que fue la mujer
anulada y oprimida por la sociedad. Esta
mujer se rebela contra lo establecido,
cansada de ser incomprendida y
utilizada, se deja llevar por sus pasiones
e impulsos y rompe con los cánones
impuestos por la sociedad tradicional,
que tendía a lo puritano. Es así que en
este tiempo emerge la figura de la mujer
infiel o adúltera, que obedece a sus
deseos íntimos por sobre la razón.
TIPOS DE PERSONAJES EN LA LITERATURA
EL PÍCARO
El pícaro es el protagonista de novelas
autobiográficas en las que aparece como
actor y autor que cuenta su vida. Nace en una
familia pobre, tiene que vivir unas
experiencias duras, casi siempre
desafortunadas, hasta llegar a un final
abierto que deja al lector con ganas de saber
más de sus aventuras.
Se burla de oficios, gentes y formas de ser de
aquellos tiempos -siglos XVI y XVII-, y en sus
sátiras aparecen personajes muy peculiares:
ciegos, clérigos, barberos, hidalgos,
estudiantes, ladronzuelos, etc. Podemos leer
episodios cómicos y divertidos, pero siempre
críticos con la sociedad. El pícaro sufre en sus
carnes los errores y las miserias de su época.
EL AVARO
Un avaro es una persona poco dispuesta a
gastar dinero, e incluso renuncia a tener
comodidades básicas. En la ficción, la
avaricia se suele exagerar hasta el punto de
que el avaro es un personaje adinerado y
codicioso que vive en la miseria con el fin de
ahorrar y tener más dinero. El personaje
Ebenezer Scrooge de Dickens es un ejemplo
evidente.
Una obra de Molière titulada El avaro
(L'Avare) narra la historia de un viejo avaro,
Harpagon, que quiere a su baúl de monedas
más que a nada en el mundo, incluida su
familia. Ésta, frustrada por su actitud, decide
esconder su baúl. Harpagon estaría entonces
dispuesto a cualquier cosa para recuperarlo.
EL SEDUCTOR
Corresponde al personaje conquistador,
lujurioso y de enorme éxito en sus
conquistas.
Don Juan es también el seductor en
esencia pura: romántico, canalla,
irresistible. Capaz de cualquier locura por
conseguir el favor de una mujer, pero una
vez la ha conquistado pierde el interés y
centra su atención en otra. Carece de
cualquier freno o respeto por cualquier
norma, legal o ética. El "burlador" de
Sevilla es capaz de seducir a una mujer
por pura diversión o por una apuesta.
Don Juan fue tratado por Tirso de Molina (EL
burlador de Sevilla, en el siglo XVII) y por
José Zorrilla (Don Juan Tenorio, en el XIX).
LA MADRASTRA
La madrastra en el folklore, en los mitos
y, por extensión, en la literatura, ha
sido siempre vista bajo una luz
desfavorable, como agente de agresión
e incluso como hechicera experta en
venenos. Tan mala era la fama de las
madrastras en la antigüedad que en
latín, en lenguaje militar, novercae
significaba «sitios desfavorables para
la colocación del campamento».
Madrastras de la mitología clásica
como Ino, esposa de Atamante, que
quiso eliminar a sus hijastros para
favorecer a los suyos.

Вам также может понравиться