AUTOESTIMA EN LOS NIÑOS “Usa los talentos que tienes; los bosques quedarían solitarios si los pájaros no cantaran en ellos”
Henry Van Dyke
No puedes tocarla, pero afecta tus sentimientos. No puedas verla, pero está ahí, cuando te miras al espejo. No puedes oirla, pero está ahí cuando hablas de ti mismo(a). ¿Qué es eso tan importante y misterioso? ¡Es tu autoestima! AUTOESTIMA
La autoestima es un estado emocional y
mental. Es la manera como la persona se siente y lo que piensa respecto de ella misma. Es confianza, valoración y respeto por sí mismo y también por los demás. Significa dignidad, amor propio, sentirse útil y competente. COMO SE CONSTRUYE LA AUTOESTIMA
La autoestima se construye de la calidad
afectiva entre padres e hijos y de lo grato y enriquecedor del ambiente y del hogar. Cuando los hijos se sienten amados y valorados por los adultos que tienen a su alrededor. Quien se quiere a sí mismo es capaz de querer y apreciar a los demás. El dicho popular “Nadie da de lo que no tiene”. La imagen que el niño va adquiriendo de sí mismo (autoimagen) depende, en gran medida, de lo que percibe que los demás piensan de él. La autoestima se aprende también con el buen ejemplo. Las normas adecuadas y la disciplina no bajan la autoestima. Los padres con baja autoestima establecen con sus hijos pocas reglas fijas y sus métodos de control suelen ser rudos y autoritarios. Debemos evitar emplear con los niños el castigo físico verbal ya que los haremos sentir que carecen de valor, que no merecen respeto. POR QUÉ ES IMPORTANTE LA AUTOESTIMA
La autoestima es importante porque te
permite respetarte a ti mismo incluso cuando cometes errores. Te proporciona valor para experimentar cosas nuevas y el poder creer en ti mismo. Te ayuda a desarrollar tus potencialidades. Te hace expresar de manera adecuada lo que piensas, sientes y crees. Te permite controlar de una manera adecuada tus impulsos y emociones. Hace que te valores por lo que eres y no por lo que tienes. Te permite tomar decisiones adecuadas. Hace que veas en los demás todo lo bueno que ves en ti. AFECTIVIDAD Y AUTOESTIMA
El niño es un ser integral y social por
excelencia; sus aspectos motor, intelectual y afectivo están e estrecha interdependencia entre sí y con el medio que le rodea. Las emociones y sentimientos del niño van a ir condicionando sus logros a nivel intelectual y psicomotor. Lo afectivo influye en lo psicomotor. Un niño tímido y retraído tiene dificultad para participar frente al grupo, su desempeño se va a ver mermado por su dificultad de expresar y probar sus potencialidades. Lo afectivo influye en lo intelectual. Una niña muy desenvuelta pregunta y da sus opiniones. De esta manera su vocabulario se enriquece, su pronunciación se perfecciona y se da una mayor fluidez en su lenguaje. Pero también lo afectivo es influenciado por lo intelectual. Un niño que tiene dificultad para diferenciar figuras geométricas, a diferencia del resto de niños, es consciente e ello, siente vergüenza y comienza a comportarse de manera inquieta y hasta agresiva. El aspecto afectivo corre paralelamente y se interrelaciona en forma muy estrecha con las otras áreas de desarrollo del niño. DECALOGO DE ALIENTO A LOS HIJOS
1. Promueva un ambiente familiar positivo y de
soporte, en el que exista límites y reglas razonables y consistentes. 2. Demuestre a sus hijos que los quiere, tanto a través de manifestaciones verbales y actitudinales. 3. Acepte a sus hijos como son, respetando sus características individuales. La aceptación los ayuda a sentirse bien consigo mismo. 4. Genere una relación de confianza con sus hijos donde exista buena comunicación. 5. Respete a sus hijos y enséñeles a respetar a los demás. 6. Demuestre a sus hijos que son únicos. No los compare. 7. Enseñe a sus hijos a aceptar sus limitaciones y a sacar provecho de sus errores. 8. Confíe en la capacidad de sus hijos dándoles responsabilidades. 9. Refuerce las conductas positivas de sus hijos. 10. Enséñeles a tener una actitud positiva frente a las adversidades. Quiéreme así, por favor
NO ME DES TODO LO QUE PIDO. A veces
sólo pido para ver hasta cuánto puedo coger. NO ME GRITES. Te respeto menos cuando lo haces, y me enseñas a gritar a mi también, y yo no quiero hacerlo. NO ME DES SIEMPRE ÓRDENES. Si a veces me pidieras las cosas, yo lo haría más rápido y con más gusto. CUMPLE LAS PROMESAS. Buenas o malas. Si me prometes un premio, dámelo; pero también si es un castigo. NO ME COMPARES CON NADIE. Especialmente de la familia. Si tú me presentas mejor que a los demás, alguien va a sufrir; y si me presentas peor que a los demás, seré yo quien sufra. DÉJAME VALERME POR MÍ MISMO. Si tú haces todo por mí, yo nunca podré aprender. NO DIGAS MENTIRAS. Delante de mí, ni me pidas que las diga por ti aunque sea para sacarte de un apuro. Me haces sentir mal y perder la fe en lo que dices. NO ME EXIJAS QUE TE DIGA EL PORQUE CUANDO HAGO MAL. A veces ni yo mismo lo sé. ADMITE TUS PROPIAS EQUIVOCACIONES. Crecerá la buena opinión que yo tengo de ti y me enseñarás a admitir las mías. NO ME DIGAS QUE HAGA UNA COSA SI TÚ NO LA HACES. Yo aprenderé y haré siempre lo que tú hagas aunque no lo digas; pero nunca haré lo que tú digas y no hagas. NO ME DIGAS “NO TENGO TIEMPO”. Cuando te cuente un problema mío. Trata de comprenderme y ayudarme. Y QUIÉREME Y DÍMELO. A mí me gusta oírtelo decir, aunque tú no creas necesario decírmelo.
Sufrimiento Emocional Perinatal Compartido: Estrés en El Bebé Efectos de Los Mecanismos de Adaptación y Defensa Primarios Vulnerabilidad Psicosomática y Psicopatológica