en las manos de Dios. Es lo que he deseado toda mi vida, desde joven. Y eso es también lo único que sigo queriendo ahora. Pero con una diferencia: hoy toda la iniciativa la tiene el Señor. § Les aseguro que saberme y sentirme totalmente en sus manos es una profunda experiencia.” (De su renuncia como General de la Compañía el 3-9-1983) 1907. Nace el 14 de noviembre en Bilbao, en el "Casco Viejo", como se llama hoy a la parte antigua de la villa. Al día siguiente de nacer recibe el bautismo en la basílica de Santiago. 1914. El primero de octubre ingresa en el colegio de los Escolapios de Bilbao, en donde cursará el Bachillerato hasta 1922. 1918. El 29 de marzo ingresa en la Congregación Mariana de S. Estanislao de Kostka, "los Kostkas", dirigida por el P. Basterra el primer jesuita que conoció Arrupe y cuya influencia fue notable en su posterior vocación a la Compañía de Jesús. Pedro Arrupe llegó a ser vicepresidente de los "kostkas". En 1965 fue elegido 28º superior general de los jesuitas, en los tiempos de plena aplicación del concilio Vaticano II, y le tocó a él ser el motor del proceso de renovación de la Compañía, lo que se plasmó, especialmente, en los documentos de la Congregación General XXXII de la Compañía de Jesús (1974-1975) que vinculó inevitablemente la promoción de la Fe con la de la Justicia. Fue el timonel que hábilmente condujo entre escollos a la Compañía en los difíciles años de la crisis postconciliar. 1991 Después de casi diez años de dolorosa inactividad y de ofrenda física y psíquica por la Compañía, la Iglesia y la Humanidad, el 5 de febrero entrega su alma a Dios en la casa generalicia de los jesuitas en Roma. Días antes, ya en agonía, le había visitado Juan Pablo II. EL CANTO DEL CISNE ¡Por favor, sean valientes! Les diré una cosa. No la olviden. ¡Oren, oren mucho! Estos problemas no se resuelven con esfuerzo humano. Estoy diciéndoles cosas que quiero recalcar, un mensaje, quizás mi canto de cisne para la Compañía. Tenemos tantas reuniones y encuentros, pero no oramos bastante. Su carácter, su mística, su carisma, su espiritualidad, su radicalidad evangélicas, etc. lo convirtieron en una de las primeras figuras eclesiales del siglo XX, por lo que su “hacer” y “pensar” han influido dentro y fuera de la Compañía de Jesús. Fue como el buen Papa Juan, la caritativa Madre Teresa y otros cristianos que han supuesto una bocanada de aire fresco para la Iglesia del siglo XX, camino del tercer Milenio. Arrupe murió, pero su pensamiento sigue vigente y su fama de santidad crece. Esperemos que pronto se nos proponga como modelo a imitar y seguir, pues en un mundo de ídolos de barro (del fútbol, la canción y el cine), necesitamos personas a las que seguir, personas que apostaron su vida sinceramente por valores verdaderamente positivos, capaces de dar sentido a la vida y realizarla plenamente. Mientras esto llega, el P. Arrupe presta su nombre a instituciones que orgullosamente lo lucen:
Centro Fe-Cultura Padre Arrupe, Aula
Padre Arrupe, Voluntariado Padre
Arrupe, Fundación Arrupe, etc.
NADA ES MÁS PRÁCTICO Nada es más práctico que encontrar a Dios; que amarlo de un modo absoluto, y hasta el final. Aquello de lo que estés enamorado, y arrebate tu imaginación, lo afectará todo. Determinará lo que te haga levantar por la mañana y lo que hagas con tus atardeceres; cómo pases los fines de semana, lo que leas y a quien conozcas; lo que te rompa el corazón y lo que te llene de asombro con alegría y agradecimiento. Enamórate, permanece enamorado, y eso lo decidirá todo. A LOS JÓVENES Yo os diría que todo se puede resumir en ser amigos de Cristo, pero amigos verdaderos. Él ya nos ha elegido por amigos: “Vosotros sois mis amigos”. Ahora es necesario que nosotros le elijamos a Él como amigo nuestro, pero amigo de verdad, como nuestro mejor amigo. Para convertirnos a Él, para unirnos más íntimamente a Él, para identificarnos con Él, no hay camino más recto que el que pasa por la Eucaristía. Para algunos era demasiado conservador, para otros demasiado progresista, incluso se llegó a decir que “un vasco fundó la Compañía y otro la iba a destruir. A LA ESCUCHA DEL ESPÍRITU Para entrar en una dinámica de oración el silencio es imprescindible. En un mundo lleno de ruidos, en una sociedad cuyas manifestaciones muchas veces son estridentes, es necesario recuperar el valor del silencio. Nos enseñó a mirar el lado bueno del mundo Información tomada de: www.cepal.org www.Pedroarrupe.net